Ucrania - 05 de agosto de 2020
Brutal ataque a los trabajadores del Donbass: salarios miserables, meses sin cobrar, precarización laboral, 50 % de los mineros despedidos y prohibición del derecho a huelga...
Lo que el gobierno fascista de Kiev no pudo imponer en el Donbass, con la invasión y las bayonetas, lo hace la oligarquía pro-rusa socia de Putin, apoyada por el stalinismo
Con paros y ocupaciones, los mineros vuelven al combate contra los oligarcas del Donbass y Moscú
¡ABAJO EL PACTO CONTRARREVOLUCIONARIO DE MINSK
de Trump y Putin que parten Ucrania y saquean la nación!
Del Donbass a Kiev, ¡una misma clase, un mismo enemigo!
¡Ucrania soviética, unida, libre e independiente
sin oligarcas, sin burgueses ni el stalinismo que los sostiene!
En 2014 la clase obrera y las masas explotadas unificaron su lucha en toda Ucrania, del Donbass a Kiev, para sacarse de encima a Yanukovich, lacayo FMI sostenido por EEUU y por las bayonetas de Putin. Un régimen feroz de un oligarca multimillonario odiado por las masas.
Esta enorme lucha, fue expropiada y desviada en Kiev, la capital de Ucrania, por el imperialismo. La trampa burguesa se apoyaba en la demagogia que le prometía mejores condiciones de vida a los explotados. Un tercio de la población estaba desocupada y otro tercio ya había migrado a la Europa imperialista como “obreros de segunda”. El salario de los trabajadores en Ucrania no superaba los 150 euros… Apoyados en las clases medias y en el odio de las masas contra la dictadura de Yanukovich, la burguesía desvió la lucha, la manipuló, engañó a las masas y luego, a fuerza de cachiporras y a los tiros, las disciplinó.
En el este de Ucrania, en la zona del Donbass, ni un solo trabajador salió en apoyo del supermillonario y corrupto Yanukovich, a quien Putin intentaba mostrar como “aliado del pueblo”, ya que este era odiado por las masas tanto en el Oriente como en el Occidente ucraniano. Era un gobierno de “unidad nacional” que garantizaba con manu-militari aplicar el latrocinio del FMI.
El imperialismo y sus agentes del partido Solidaridad Europea de Poroshenko, que asumió el gobierno de Ucrania en 2014 a la caída de Yanukovich, desviaron la lucha con falsas promesas “democratizantes” y de “ingreso a la Unión Europea” para, luego de controlar a las masas, aplastar a la clase obrera sublevada.
Los trabajadores de Kiev buscaban salir de las garras de explotación de Yanukovich y Putin. Veían que el ingreso de Ucrania a la Unión Europea podría significar la posibilidad de progreso para ellos. Eso fue un nuevo engaño. Inclusive, ya miles de trabajadores migrantes ucranianos se encontraban junto a obreros negros, latinos, africanos y de Medio Oriente haciendo los peores trabajos en la Europa imperialista para salir del infierno de su nación.
La burguesía manipuló la justa aspiración de las masas ucranianas de tener trabajo y “salarios europeos”. Al igual que en el ´89 con la restauración capitalista, como ya dijimos, hoy le volvía a prometer las góndolas llenas de Europa, pero allí solo encontraron nuevamente hambre, miseria y explotación. En la Ucrania de hoy, los trabajadores ya ni siquiera cobran su miserable salario.
Mientras tanto, también en 2014, la gran burguesía y los oligarcas de Donetsk y Lugansk, dueños y propietarios asociados a Rusia, desde sus fronteras, donde están las grandes minas de la región, ocupaban el Donbass. Allí los obreros mineros se atalonaron e iniciaron una durísima lucha primero ante el intento del FMI y de Yanukovich, y luego del gobierno de Kiev, que buscaban imponer la privatización de las minas y miles de despidos. Este combate dejó en crisis a todo el régimen de dominio en la región, incluso a esa burguesía pro-rusa que sostenía al odiado gobierno de Yanukovich. Ucrania quedó así en guerra. Por un lado, en el Donbass con las masas controladas por una política de colaboración de clases del stalinismo con las oligarquías locales pro-Moscú; del otro lado, con las fuerzas fascistas de Kiev que amenazaba con dejar al Donbass como tierra arrasada. La clase obrera ucraniana quedó dividida entre los “cantos de sirena” del frente popular, que desorganizó y desarmó a las masas revolucionarias del Donbass, y el fascismo de Kiev que buscaba asentarse en todo el territorio.
Primero fue entonces la fuerza fascista de Kiev la encargada de marchar a aplastar a las masas del Donbass, mientras la oligarquía de esa región buscaba montarse sobre la acción de masas para intentar manipular y desviar ese enorme levantamiento. Desde Kiev, la burguesía y el imperialismo se ensañaron, con feroces bombardeos, con las masas, los locales sindicales y las organizaciones obreras (tal cual lo hacen hoy los que hasta ayer se presentaban como “aliados de las masas del Donbass”). Pero no pudieron. Como dijimos, una feroz resistencia de masas, que pusieron en pie sus milicias de obreros y soldados, conmovió a la región porque se luchaba en defensa del trabajo y contra el plan de privatizaciones que continuaba exigiendo el imperialismo. Es más, los obreros y soldados rasos de Kiev se negaban a ir a reprimir a sus hermanos mineros del Donbass.
Las masas imponían su impronta. La oligarquía del Donetsk, mientras tanto, conspiraba desesperadamente con Putin y el imperialismo para controlar el ascenso de la lucha de los mineros en la frontera con Rusia.
Putin y sus fuerzas contrarrevolucionarias aliadas a todas las pandillas de la oligarquía ucraniana, una alta burguesía proveniente de la nomenclatura del viejo PC, amenazó con la “madre de todas las batallas” y terminó huyendo fuera de las fronteras de Ucrania con sus 120 mil hombres. Es que los soldados rasos de Rusia amenazaban con pasarse del lado de sus hermanos del Donbass para combatir. Putin recibió de manos del imperialismo yanqui, que le arrebató el control de Ucrania, la península de Crimea, por los servicios prestados y los que debe prestar como verdugo de las masas en Siria, Ucrania y en toda Eurasia.
Y para asegurarse que esto sea así, Wall Street y el imperialismo yanqui les embargaban todas las cuentas de los magnates y oligarcas rusos en el extranjero. Mientras tanto, las empresas norteamericanas se quedaron con la empresa de gas más importante de Ucrania, por donde transita el gas desde las estepas rusas hasta Alemania.
El pacto de Minsk: el plan contrarrevolucionario de EEUU y Putin para desviar y aplastar el heroico levantamiento de masas de 2014
Ucrania fue partida. Putin junto a la oligarquía pro-rusa del Don desarrollaron de forma ficticia una nación llamada “Novorossia” que quebró la unidad de la clase obrera ucraniana. Centenares de militantes de los PC de Europa y de Rusia fueron a sostener a sangre y fuego, tal cual una V columna, esa nación inventada que es “Novorossia” y la pérfida política de someter a la clase obrera a sus verdugos de Moscú y a los grandes propietarios de las minas del Donbass. Así se dividió a la clase obrera ucraniana y se partió la nación oprimida.
En el Donbass esta política siniestra de someter a la clase obrera sublevada a la burguesía llegó muy lejos. Bajo la cobertura del “internacionalismo” y de la “lucha antifascista”, centenares de cuadros stalinistas fueron enviados por Moscú y por los Partidos Comunistas de Europa Occidental al Donbass, como ya dijimos. Ellos tomaron el control militar de la defensa obrera ante los ataques del fascismo de Kiev, descabezaron todas las brigadas de soldados rasos y de mineros y asesinaron a cuanto dirigente se oponía a su política de colaboración de clases en la región.
Lo que no pudo hacer el ejército de Kiev lo hizo el stalinismo, bajo el mando de la gran burguesía y la oligarquía del Donbass y de Moscú, recordando las peores épocas de su política contrarrevolucionaria en la guerra civil española en los ‘30.
Esta política termino de debilitar y dividir a la clase obrera del conjunto de Ucrania. Fue lo que permitió el asentamiento del fascismo en Kiev y que los yanquis se quedaran con las empresas de gas de toda Ucrania, como lo hizo el hijo de Biden, y la gran burguesía rusa con el carbón para su aparato militar. Muy lejos estaban Putin y la alta burguesía ucraniana del este y el oeste de romper con el imperialismo, del que son sus socios menores.
Muy mal le fue a la clase obrera del oeste de Kiev que quedó bajo la bota del fascismo y muy lejos de ganar los “salarios europeos” que añoraba conseguir con su levantamiento en 2014. Y muy mal le fue a la clase obrera del Donbass como lo demuestran los padecimientos que hoy sufren los mineros bajo el gobierno de colaboración de clases de la oligarquía de Lugansk y Donetsk y sus amigos del stalinismo. Es que hoy las minas están siendo todas privatizadas como exigía ya en el 2014 el FMI y decenas de miles de mineros son despedidos. El salario no supera los 150 euros y hay una inflación galopante. Es más, hace meses que esta infame oligarquía no les paga el salario a los trabajadores de “Novorossia”, al igual que hace Putin en Rusia.
De las filas de ese frente de stalinistas y oligarcas ha surgido un gobierno en el Donbass tan contrarrevolucionario y antiobrero como el de Kiev. En última instancia la Ucrania partida fue un rodeo para imponer los planes de saqueo imperialista allí.
La siniestra política de colaboración de clases del stalinismo que debilitó a la clase obrera ucraniana de conjunto y la sacó de escena en Kiev, permitió que hoy sea la oligarquía pro-rusa la que aplique el plan de hambre, miseria y despidos del FMI, con la bayoneta de Putin. En Lugansk, los mineros murieron enfrentando a las fuerzas fascistas organizadas por la OTAN, para luego padecer, de la mano del gobierno de la ficticia “República de Novorossia”, los planes de hambre y saqueo que estos querían imponer.
Esta política fue dibujada y monitoreada y se impuso con los pactos contrarrevolucionarios de Minsk de los yanquis y Putin. Allí se estableció que Moscú debía encargarse de aplastar a las masas de la así llamada “República de Novorossia”, mientras el imperialismo asentaba un gobierno semifascista en Kiev, como su agente directo. Se instauraba así un régimen infame de partición y colonización de Ucrania con gobiernos gemelos que en el este y el oeste aplicaban los planes de saqueo del imperialismo y un brutal ataque contra las masas, con salarios de hambre (que ni siquiera son pagados), despidos, persecución, cárcel y muerte.
El imperialismo yanqui tuvo una política ofensiva y agresiva en Ucrania. Pisó esa nación. Puso tropas de la OTAN en la frontera con Rusia. Instauró a su gobierno títere de Poroshenko en Kiev. Se adueñó de la riquísima empresa de gas ucraniano, mientras le dejó a Putin que aplicara el plan de “reconversión” de las minas del Donbass con hambre, despidos y cierre de las más improductivas. Con la colaboración de las tropas blancas y sus mercenarios, dejó cercado al movimiento minero en una ficticia “República de Novorossia”.
Pero para imponer este plan había que derrotar al movimiento obrero sublevado en el este de Ucrania. Había que separarlo del resto de la clase obrera ucraniana. Había que desarmarlo. Había que sacarle de su cabeza su más grande aspiración, que la gritaba en las calles: “¡Que vuelva la URSS!”. Fue a partir de ese mismo anhelo que el stalinismo jugó todo su rol, no para “que vuelva la URSS”, sino para derrotar ese foco rebelde de la clase obrera ucraniana.
Estos pactos contrarrevolucionarios como el de Minsk se habían comenzado a escribir en la mesa de las Conferencias de Ginebra. Se escribieron con la letra M de muerte y la S de sangre de los explotados sublevados. En el pacto de Ginebra bajo el mando imperialista, se enviaba a Putin y sus tropas asesinas a sostener al fascista Al Assad y a masacrar la revolución siria. Un pacto siniestro de partición de esa nación, donde el perro Bashar hizo el “trabajo sucio” junto a Moscú de masacrar a las masas, a cuenta de todas las potencias imperialistas.
Al igual que Ucrania, hoy Siria está partida, con Al Assad y las bayonetas de Putin en Damasco y con Turquía controlando el norte y a las masas rebeldes de Idlib, mientras EEUU bombea todo el petróleo sirio desde Raqa y Deir Ez Zor, con sus empresas petroleras realizando un descarado latrocinio de la nación que inclusive haría ruborizar a los viejos piratas del Caribe por semejante latrocinio. Nada distinto hacen desde Kiev los sinvergüenzas de la familia de Biden, el candidato presidencial del Partido Demócrata, que se adueñaron a punta de pistola del más suculento negocio de Ucrania: de su empresa de gas.
Esta siniestra política fue diseñada en el Pentágono, luego de que EEUU tuviera que salir de Irak porque ya el pueblo norteamericano no acompañaba ninguna aventura militar de intervención directa de los piratas de Wall Street. Putin jugó el rol de sicario en la retaguardia en Ucrania y en la ofensiva en Siria, sosteniendo al perro Bashar.
Pactos contrarrevolucionarios, fascismo, engaños, traiciones y política de colaboración de clases, son las herramientas que utilizó el imperialismo para concentrar sus fuerzas y aplastar los dos focos revolucionarios más avanzados que dio la respuesta de masas al crac de 2008: Siria y Ucrania.
La crisis de dirección de la clase obrera, es decir, la sobreabundancia de direcciones traidoras es lo que le ha permitido y le permite al imperialismo, a su sicario Putin imponer estos pactos contrarrevolucionarios con mentiras, engaños y a sangre y fuego. Pero aún la clase obrera ucraniana no se ha rendido y como en Siria, resiste en las últimas trincheras y en este caso, en los socavones de las minas.
Una heroica lucha de los mineros del Donbass, ayer contra los planes fondomonetaristas de Yanukovich, y hoy contra la oligarquía ucraniana aliada a Putin
Contra el hambre y los despidos, se levanta la clase obrera de Lugansk
Los mineros de Antratsit en la autodenominada “República Popular de Lugansk” (bajo control de la oligarquía pro-rusa del este de Ucrania y el stalinismo), ocuparon bajo tierra la mina el 5 de junio de 2020 y el 11 de junio se declararon en huelga de hambre en protesta por los salarios impagos de diciembre a abril. La mina Komsomolskaya fue bloqueada por la policía y militares. La burguesía cortó la señal de teléfonos, la luz, el agua y la ventilación de la mina y hasta declararon una “cuarentena médica” con la excusa del coronavirus, imponiendo el toque de queda para dejar aislados a los 123 mineros que sostenían la huelga y ocupación.
La enorme solidaridad que despertaba esta lucha hizo temblar a la burguesía porque planteaba la posibilidad de que volvieran a unirse las filas obreras de Ucrania abriendo la revolución y amenazando como en 2014, con incendiar Rusia y Europa. Por ello, para aterrorizar a los explotados, decenas de familiares y activistas que les llevaban comida a los obreros en huelga y organizaban protestas y ocupaciones en otras minas, fueron detenidos y muchos de ellos todavía son rehenes en las cárceles del régimen. EvgenyMikhailichenko, Igor y VitalyYefanov (dirigentes de la huelga), están aún detenidos en Lugansk, acusados de "violación reiterada del orden establecido, organización o realización de asambleas, reuniones, manifestaciones, marchas o piquetes", y pueden recibir penas de hasta cinco años de prisión. ¡En estas “repúblicas independientes” los obreros no pueden siquiera hacer una huelga sin ser presos en las mazmorras de la oligarquía! ¡Libertad inmediata e incondicional a los mineros, familiares y activistas detenidos en Lugansk!
Es la misma política de Putin en Rusia, donde ya comienzan a levantarse los obreros que pasan meses sin cobrar mientras una alta burguesía se llena los bolsillos con los negocios centralizados por el estado burgués.
La bancarrota de la economía mundial y la caída del precio del petróleo comienzan a aproximar a Rusia, como a toda Europa, a la recesión y a una abierta crisis capitalista. El carnicero Putin ya plebiscitó reformas constitucionales que lo mantendrán en el poder hasta el 2034, nombrándose un cuasi-Zar vitalicio.
Hay que volver a unir a la clase obrera ucraniana como un eslabón decisivo para unir al proletariado de la Europa Oriental y Occidental
Salarios miserables, meses sin cobrar, una precarización laboral brutal con más del 50 % (60 mil) mineros despedidos y una persecución en toda la línea a los trabajadores con la prohibición del derecho a huelga. ¡Ellos se llenan los bolsillos con el sudor de los mineros, porque se quedaron con las minas más ricas (incorporadas a una empresa de los servicios de seguridad rusos) y garantizan los negocios del imperialismo!
Mientras, en la zona controlada por el gobierno de Kiev ahora con Zelenski a la cabeza, se profundiza el ataque contra los trabajadores dictado por el FMI: despidos, tarifazos, devaluación, salarios de miseria y una flexibilización laboral brutal con una “ley de esclavitud”, como denuncian los trabajadores ucranianos. Incluso en las primeras semanas de julio una caravana de mineros de las zonas controladas por Kiev llegó hasta la sede del parlamento para reclamar el pago de salarios adeudados y protestar por el cierre de minas. Por eso, la actual lucha de los mineros del este de Ucrania es vista con simpatía por la clase obrera de toda Ucrania, porque tanto en el este como en el oeste de Ucrania, los trabajadores sufren las mismas terribles condiciones de explotación y enfrentan al mismo enemigo: la oligarquía ucraniana y rusa, y el imperialismo. Como queda demostrado solo la clase obrera uniendo sus filas de Donbass a Kiev puede salvar de la barbarie a la nación ucraniana: ¡una sola clase, una misma lucha contra el mismo enemigo!
¡Por un Comité de lucha unificado de los trabajadores de toda Ucrania para que la revolución se ponga de pie y triunfe del Donbass a Kiev, barriendo con la oligarquía ucraniana del este y el oeste, y rompiendo con el imperialismo! ¡Hay que volver a poner de pie las milicias obreras de los trabajadores mineros, unificándose con los soldados rasos de Kiev que en 2014/2015 se negaban a ir a una guerra fratricida y pugnaban por pasarse a combatir junto a sus hermanos de las regiones de Lugansk y Donetsk!
¡Queremos ganar como los obreros mejor pagos de la Europa imperialista! ¡2000 euros de salario para todos, y reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial, para que puedan volver los miles de trabajadores forzados a emigrar del hambre y la miseria, buscado una vida digna!
¡Abajo el pacto de Minsk de partición de la nación ucraniana de Putin, Alemania y Francia, que se digitó con Obama tras bambalinas! ¡Fuera Trump, Merkel, Putin, Francia, la UE, la ONU y la OTAN de Ucrania! ¡Crimea, hoy bajo la bota del lacayo Putin y la burguesía rusa como botín de corsario por los servicios prestados, también es Ucrania! ¡Fuera la base militar rusa de Crimea!
¡Fuera el FMI! ¡No al pago de la deuda externa que contrajeron los oligarcas y las pandillas de la vieja burocracia estalinista! ¡Incautación inmediata de los bienes de la parásita oligarquía ucraniana, jefes de la camarilla stalinista del Partido Comunista en el '89, que se robaron los bienes y las riquezas del pueblo y entregaron los estados obreros a Reagan, la Thatcher y el Citibank!
¡De Oriente a Occidente enfrentamos al mismo enemigo y tenemos las mismas demandas: salario digno, trabajo y pan! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de los gasoductos que pasando por Ucrania, llevan el gas ruso a precio regalado a Europa, de las minas, acerías y fábricas de Ucrania! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las tierras productivas que se quedaron por monedas la Cargill y Monsanto! ¡Renacionalización sin pago y bajo control obrero de Gazprom! ¡Expropiación sin pago de los bancos y banca estatal única bajo control de los trabajadores!
¡Por un plan obrero de emergencia! ¡Plan de inversión para modernizar la industria minera y poner a producir las minas cerradas o devastadas por los bombardeos! ¡Plan de obras públicas YA para reconstruir las viviendas, escuelas y hospitales, los caminos y la infraestructura de agua y energía!
¡Una sola clase, una sola lucha contra los banqueros, los yanquis y el Maastricht imperialista! Solo así podrá hacerse realidad el grito de guerra de los mineros: ¡Queremos que vuelva la URSS!, la de los consejos de obreros, campesinos y soldados; esta vez sin los traidores del stalinismo, entregadores de la revolución de octubre de 1917 y de la revolución socialista internacional!Y solo así los trabajadores ucranianos podrán conquistar sus demandas y erigirse nuevamente como un bastión de la revolución europea, desde Portugal a las estepas rusas. ¡Ucrania será soviética unida, libre e independiente y un bastión de la revolución europea y mundial…o será como hoy, una colonia tutelada del imperialismo, desgarrada y saqueada por el FMI y la UE!
Los verdaderos aliados de la clase obrera ucraniana
La lucha de la clase obrera ucraniana, tiene sus grandes aliados en los jóvenes y explotados que en EEUU se levantan y hacen temblar al régimen en el corazón de la bestia imperialista. Como en la revolución en 2014, hoy en la resistencia, esta lucha de los mineros del Donbass se pone de pie en momentos en que la clase obrera europea vuelve a levantarse contra el Maastricht imperialista: su lucha es hermana de la lucha de los chalecos negros en Francia, de los trabajadores españoles, de los trabajadores ingleses.
Hoy los trabajadores rusos, aplastados bajo la bota del régimen de terror de Putin, el asesino de la ex KGB al que el stalinismo y sus falderos ex trotskistas quieren hacer pasar como un “amigo” de los explotados del mundo, y que no es sino un gendarme y asesino a sueldo del imperialismo, como se demostró antes en el Cáucaso y ahora en Ucrania y Siria que a punta de pistola custodia los negocios de las trasnacionales en la región. Los obreros rusos deben volver a ponerse de pie y, junto a sus hermanos de Ucrania y toda Europa del este pelear por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en la ex URSS y el este europeo. De Portugal a las estepas rusas, una sola clase obrera, una misma revolución ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Europa!
Nadia Briante
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