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 “Por nuestra  parte daríamos nuestra sangre y hasta nuestros ojos por una revolución triunfante en Siria, como así también en Libia, Túnez y en toda la región” (extracto carta de los portuarios de Trípoli 1° de mayo de 2012).

A la clase obrera mundial le va la vida en impedir que continúen las masacres en Siria
y derroten la revolución en Libia

Por Juan "Pico" Muzzio
Miembro Fundador de la LOI-CI

El capitalismo imperialista al decir de Marx surgió chorreando sangre y lodo, para sobrevivir necesita vampirizar su economía. Pero el terror de los imperialistas y los gobiernos lacayos es que se vieron reflejados en Khadafi. Para no convertirse en él necesitan derrotar las revoluciones en curso. Por eso sostienen a Al Assad en Siria y al CNT khadafista en Libia.

No pueden permitir obreros en armas que les toquen lo más preciado: la propiedad privada, el petróleo y sus intereses. No pueden permitir obreros en armas que les hagan sentir el peligro de ser ajusticiados. La burguesía sabe que enfrenta a la revolución.
Justamente revoluciones como las de Libia es lo que necesita la clase obrera de España, Grecia, Francia para enfrentar los planes de ajuste, esto es lo que se juegan a impedir con la masacre en Siria. Eso también es lo que necesita la clase obrera en Argentina para enfrentar la maquila de los Kirchner, la oligarquía del campo y las transnacionales.

En el 2001, al grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” de los políticos patronales, sus partidos y los burócratas traidores, protagonizamos una revolución que luego fue abortada por la burocracia castrista y la burguesía bolivariana con Chávez a la cabeza.
De aquella experiencia, los obreros de las fábricas recuperadas que pusieron a funcionar la producción cuando los patrones huían como ratas, tienen mucho que decir. En el 2003 por las calles de Buenos Aires ellos marchaban junto a  los obreros bolivianos que se ponían en pie al grito de “¡Fusil, metralla, Bolivia no se calla!”. Los obreros de las fábricas recuperadas cumplían con sus obligaciones internacionalistas porque sabían que eran parte de una misma lucha contra la esclavitud a la que someten a millones de trabajadores de los talleres textiles clandestinos en toda la región. Hay que volver a retomar este camino. ¿Dónde está escrito que no puedan los trabajadores de las fábricas recuperadas transmitir su experiencia a los obreros libios de cómo se organizaban para poner en marcha la producción? ¿Por qué los patrones pueden hacer sus encuentros, foros, comisiones, videos para mostrar ejemplos de cómo explotar obreros y nosotros no de cómo los enfrentábamos?

Los trabajadores en Siria y Libia han puesto milicias, hacen revoluciones, ejecutan burgueses, toman las fábricas. Vuelven a ganar las calles en Egipto, Túnez, Bolivia y Chile. Dejan la vida de miles de mártires, combatientes, mujeres y niños; mientras la izquierda reformista mundial, que ha escrito ríos de tinta sobre “revoluciones”, cuando ven milicias  obreras y populares se asusta y busca justificaciones para no ir a combatir.
La clase obrera pone montañas de muertos… pero ¿qué harán quienes hablan en su nombre? Desde sus puestos parlamentarios y sindicales la izquierda reformista mundial se ha sometido a las instituciones de la burguesía. El capital imperialista en crisis no expande más democracia; viene fascismo, crisis, crack, revoluciones, nadie va a poder vivir en paz en sus cómodos sillones parlamentarios y sindicales. Basta. Que pongan sus comisiones internas, cuerpos de delegados, bancas parlamentarias y todo lo que disponen sus organizaciones para poner en pie comités para frenar la masacre en Siria.
Hay que parar la masacre y apoyar activamente a la resistencia que combate y se organiza en la región. De Túnez, Turquía y Libia, los explotados mandan sus brigadas. En Argentina nos movilizamos a la embajada, en Alemania hay trabajadores juntando plata que envían a la resistencia. Esta es la obligación de toda organización que se diga antiimperialista, anticapitalista, anti-burocrática, anti-patronal y ni hablar de las que se dicen a sí mismas “revolucionarias y socialistas”. Hay que llevar a cada rincón del continente la moción de los portuarios de Trípoli. Es una moción a la clase obrera mundial contra los verdugos que esclavizan a todos los explotados. Este es el combate que tenemos planteado los explotados. Nos va la vida en llevarlo adelante.-

 

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