volver al índice del Suplemento Especial de Siria - (14/06/2012) De Estados Unidos a Egipto y de Egipto a Estados Unidos los explotados luchan por unir su combate ¡VIVA EL INTERNACIONALISMO! Publicación de Occupy Wall Street ¡No a las elecciones bajo el régimen militar! ¡Solidaridad con la Revolución Egipcia! Hace un tiempo nos llegó al movimiento “Ocupemos”, una carta de solidaridad enviada por los revolucionarios egipcios llamándose a sí mismos “Camaradas desde el Cairo”. Nos ha llegado otra nueva carta con la misma firma, esta vez atacando la fraudulenta y reaccionaria práctica de las elecciones. ¡Abajo todas las elecciones! Solidaridad con todos los que luchan contra los estados capitalistas cuyo método preferido de (actuar como) agencia de ladrones es la “libertad de elección” en las elecciones. Agregaríamos: ¡Solidaridad significa “ataquemos”! Carta de los “Camaradas desde el Cairo” A ustedes, a cuyo lado nosotros luchamos: Desde el comienzo de la Revolución Egipcia, los poderes existentes han lanzado una pérfida contrarrevolución para contener nuestra lucha y subsumirla ahogando la voz del pueblo en un proceso de insignificantes reformas políticas por entregas. Este proceso tenía el objetivo de desviar el camino de la revolución y las demandas del pueblo egipcio por “pan, libertad y justicia social”. Tan solo 18 días después de comenzar nuestra revolución, y desde que derribamos a Mubarak del poder, el discurso de las clases políticas y la infraestructura de las elites, incluyendo tanto a los medios estatales como privados, continúan privilegiando las discusiones sobre Ministerios rotativos, cambios de gabinete, referendums, comisiones, constituciones y lo que es más alevoso, elecciones parlamentarias y ahora presidenciales. Nuestra opción desde el propio comienzo fue rechazar en su totalidad los intentos del régimen de arrastrar la revolución del pueblo hacia un diálogo fantoche con la contrarrevolución disfrazada de un discurso sobre el “proceso democrático” que ni promueve las demandas de la revolución ni representa ninguna democracia real y substancial. Por eso, nuestra revolución continúa y tiene necesariamente que continuar. Los egipcios nos encontramos ahora en un momento vulnerable. El discurso político oficial le haría creer al mundo que las tecnologías de la democracia actualmente plantean una elección entre “dos males”. A saber: Ahmed Shafiq, que garantiza la consolidación del régimen depuesto y su retorno en forma de revancha, permitiendo abiertamente un ataque criminal sobre la revolución bajo los espectros fascistas de “seguridad” y “estabilidad”, y la falsa promesa de protección para las minorías religiosas (contra las cuales el régimen sistemáticamente monta ataques y aislamiento como parte de sus campañas de intimidación de la población); y por otro lado Mohamed Morsi, el candidato de la Hermandad Musulmana de quien se supone nosotros imaginaremos nos podría “salvar” del “antiguo régimen” a través de los mitos del “renacimiento cultural” –todo esto mientras consolida su bastión financiero y la hegemonía capitalista regional que apadrina y que depende de la misma para tener un clima de explotación rampante del pueblo Egipcio y sus recursos. Esta consolidación, estamos absolutamente seguros, vendrá acompañada por el subsiguiente fortalecimiento y reordenamiento del aparato militar para proteger a la revigorizada (y ahora más audaz) clase dominante de la Hermandad Musulmana del odio y la rebelión de sus víctimas: las multitudes a las cuales los líderes de la organización han atacado históricamente condenando y poniendo fuera de la ley nuestras luchas por el pan, las condiciones dignas de vida, y la igualdad. De acuerdo con los funcionarios electorales, la propia mayoría de los votantes (75%) no han elegido ni a Shafiq ni a Morsi en la primera vuelta. Nos rehusamos a elegir entre “el menor de dos males” cuando esos males enmascaran en igual medida el mismo régimen. Creemos que existe otra opción. Y en momentos en que el sentido común está lo más alejado posible de la verdad, nos vemos en la necesidad de salir a expresarnos en alta voz y protestar una vez más. Percibimos el asunto de las elecciones presidenciales en Egipto como un intento de la todavía dominante junta militar y sus fuerzas contrarrevolucionarias por obtener una legitimidad internacional para cementar el régimen existente y asestarle golpes aún más letales a la Revolución Egipcia. Les pedimos a Uds., que se nos unan en resistir la lógica de este proceso que busca fortificar aún más a la contrarrevolución. Nuestra lucha no existe aislada de la de Uds. ¿Qué es la revolución sino el inmediato e incondicional rechazo del status quo: del poder militarizado, de la explotación, de la existencia de clases sociales, y de la incesante violencia policial… sólo por nombrar algunos pocos de los más básicos rasgos de la sociedad actual? Estas realidades estructurales no son sólo de Egipto o de la revolución egipcia. Tanto en el Norte como en el Sur las comunidades resisten lo que se supone debemos aceptar sin cuestionamientos, insurreccionándose contra las estrechas perspectivas realistas que nos dicen que la democracia consiste simplemente en elegir el “menor de dos males”, y que la elección de alguno de ellos representa una opción entre dos gobiernos, y no lo que realmente es: una afirmación del único gobierno que existe… el de las relaciones capitalistas desatadas, represivas e inhumanas. Nos ponemos de pie en solidaridad con las masas de los pueblos empobrecidos y en peligro que han elegido defender sus vidas de un sistema global agresivo que está en crisis, por cierto, un sistema que apenas respira, y que en su hora crepuscular, adopta niveles sin precedentes de espionaje, militarización y violencia para aplastar nuestras insurrecciones. Más aún, categóricamente rechazamos en principio las elecciones mismas, por las siguientes razones:
Aún por los estándares de sistemas de representación perimidos e irrelevantes que alguna vez existieron en el Norte Global, ninguna “elección justa y libre” puede tener lugar bajo la supervisión de una junta militar sedienta de poder, que lucha incesantemente por la dominación política continuada y la protección de un vasto imperio económico, tan incesantemente, por cierto, que ninguna constitución existe para definir los poderes de ninguna presidencia. ¿Cómo podemos tolerar la supervisión de una dictadura militar sobre cualquier proceso político cuando miles de egipcios continúan languideciendo en las mazmorras de las prisiones militares luego de sufrir arrestos arbitrarios, campañas de tortura sistemática y tribunales militares “de excepción”?
El insulto a la ley en favor de los juegos de poder de los generales del ejército que hoy nos gobiernan: en pos de dejar que corra como candidato el preferido por la junta, el ex primer ministro Ahmed Shafiq, el Consejo Supremo Electoral de las Elecciones Presidenciales ha dejado de lado simple y burdamente la ley de exclusión política recientemente aprobada para prohibir la candidatura de cualquier miembro del régimen de Mubarak que quisiera participar de las elecciones presidenciales.
Lo absurdo del poder ilimitado concentrado en las manos de una comisión electoral compuesta por figuras centrales de la era Mubarak, quienes se supone van a supervisar un proceso “democrático”.
Los vagos programas ofrecidos en venta por los candidatos más respaldados son una burla a los valores y objetivos de la revolución, la única razón por la cual incluso estamos teniendo estas elecciones hoy, y la causa por la cual más de mil mártires dieron su vida: “pan, libertad y justicia social”. Nosotros seguimos en nuestro camino revolucionario comprometidos a resistir el dominio militar y a poner fin a los tribunales militares para civiles y liberar todos los detenidos de las prisiones militares. Continuamos luchando en nuestros lugares de trabajo y universidades con comités populares en nuestros barrios. Pero nuestra lucha es también contra los gobiernos y sistemas que apoyan al régimen que nos reprime. Estamos determinados a revisar los acuerdos de créditos que se firmaron y continúan firmándose entre instituciones financieras internacionales o gobiernos extranjeros con un régimen que dice representarnos mientras vive de explotarnos y reprimirnos. Los llamamos a Uds., a juntarse con nosotros en nuestra lucha contra el reforzamiento de la contrarrevolución. ¿Cómo pueden demostrar su solidaridad con nosotros? Si nosotros estamos bajo ataque, Uds., también están sufriendo ese ataque, porque nuestra batalla es una batalla global contra las fuerzas que buscan nuestra obediencia y nuestra represión. Nosotros estamos de pie con la revolución que no ha cesado, una revolución que solo se realizará y culminará gracias a la fuerza, la lucha común y la persistencia del pueblo, no a través de venenosos referéndums por la dominación militar. |