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Con el acto de Blumberg en Plaza de Mayo
Se puso en pie el ala videlista del “kirchnerato”
Ante unas 40 mil personas, en su gran mayoría de clase media, Juan Carlos Blumberg habló en su acto en Plaza de Mayo para reclamar que se archive la reforma al Código Penal, se baje la edad de imputabilidad de los menores, se “urbanicen” las villas y se le otorguen mayores poderes a la policía, es decir, más mano dura “contra la inseguridad”.
La “seguridad” que pide Blumberg es para los patrones como él, para que puedan seguir súperexplotando a los trabajadores en las fábricas y poder reprimir y encarcelar a todo aquel que se rebele. Por eso recibe el apoyo de los políticos patronales como Macri, López Murphy (que le ofrecieron a Blumberg ser candidato a gobernador de Buenos Aires), reconocidos menemistas como Neustadt y Juan Bautista Yofre, y defensores del genocidio videlista como Cecilia Pando. No hay que sorprenderse. El abogado de Blumberg es Roberto Durrieu, subsecretario de justicia de Videla entre 1978 y 1981. Otro de sus laderos es Marcelo Bragagnolo (padre de Matías, muerto tras una pelea en Palermo), vinculado al masserismo y cuyo hermano montó A&B, una empresa que servía de pantalla para blanquear el dinero y las propiedades que Massera y Jorge “Tigre” Acosta les robaban a los compañeros detenidos en los campos de concentración de la dictadura militar.
Blumberg: el ala videlista del “kirchnerato”
“Con toda legitimidad y sin vueltas se expresó un sector de la oposición política” escribió un columnista de Clarín tras el acto en Plaza de Mayo. Es que al grito de “la fuerza del voto nos va a salvar” Blumberg se postuló para encabezar -junto a Macri, López Murphy y Sobisch, el gobernador de Neuquén- al ala de ultraderecha del “kirchnerato”.
Si en el acto de Kirchner el 25 de mayo se presentó en sociedad el frente kirchnerista que va desde el PJ hasta los castristas de Barrios de Pie; en el acto de Blumberg del 31 de agosto se presentó en sociedad el ala de ultraderecha del “kirchnerato”. Es que el régimen del pacto social –un régimen donde todo lo deciden los monopolios y los grandes patrones del “frente exportador”, apoyados en una estatización de las organizaciones sindicales como nunca antes se ha visto en Argentina- fortalecido tras la derrota a los trabajadores en Las Heras y la imposición de las paritarias truchas del 19% de la burocracia sindical, ha parido un verdadero “kirchnerato”: un gobierno fuerte donde Kirchner, como representante directo de los monopolios que hoy concentran los principales negocios del país, es el que hace de “árbitro” entre las distintas facciones burguesas, y sobre todo, es el que comanda el ataque contra los trabajadores y sus conquistas para garantizarles a todos sus fabulosas ganancias en base a la esclavitud de los trabajadores y el saqueo de la nación.
Se configura así un régimen que -salvando las distancias de toda analogía- se parece en sus formas al régimen cívico militar chileno. Allí gobierna desde 1990 la “Concertación” –alianza formada por el Partido Socialista y la Democracia Cristiana- sostenida desde afuera por el PC, y bajo su comando se ha impuesto el Tratado de Libre Comercio (TLC) con el imperialismo yanqui y se ha esclavizado a la clase obrera mientras se reprime salvajemente toda lucha obrera y popular. Pero a la vez, este régimen cívico-militar basado en la Constitución pinochetista de 1980, cuenta con fuerzas más a la derecha aún, como los partidos pinochetistas UDI y Renovación Nacional, que proponen una política aun más dura contra las masas que la llevada adelante por la Concertación.
En Argentina, el frente kirchnerista jugaría el rol de la “Concertación” (ya vimos al “campeón de los derechos humanos” Kirchner reprimir los trabajadores que salen a luchar, encarcelando a los luchadores obreros e implantando un terror al mejor estilo videlista en Las Heras, de la misma manera que en Chile la “socialista” Bachelet reprimió a sangre y fuego a los estudiantes que se rebelaron contra la LOCE y a los trabajadores que salen a luchar por sus derechos). Por su parte, el videlista Blumberg y sus socios se preparan para ser esas fuerzas aún más a la derecha, al estilo de la UDI y RN chilenas. Cada una de estas alas burguesas cuenta con su “movimiento piquetero”. Castells es el encargado de llevar a los trabajadores detrás del carro del videlista Blumberg, mientras D´Elía y los castristas de Barrios de Pie, junto con la burocracia sindical, son los encargados de poner a otro sector de la clase obrera a los pies de Kirchner.
Un párrafo aparte merece la “contramarcha” convocada D’Elía y los castristas de Barrios de Pie y realizada en el Obelisco con escasas 3000 personas. Estos kirchneristas son raros “opositores” a Blumberg que votaron sus leyes en el parlamento en el 2004. Contra lo que vaticinaban algunos medios de prensa, no hubo ningún tipo de enfrentamiento con lo seguidores de Blumberg. Es lógico, ya que Kirchner no utiliza a D’ Élía y Barrios de Pie para combatir a los videlistas como Blumberg, sino para apalear a los trabajadores que salen a pelear como ya lo hicieron en Tucumán y Rosario.
Marcelo Miranda