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San Lorenzo – Aceitera Vicentín Planta Ricardone
Una nueva muerte obrera a manos de la patronal asesina, la burocracia cómplice y el gobierno de Kirchner
El día jueves 15/11 en la aceitera Vicentín, murió aplastado por toneladas de cereal el obrero Ramiro Burgueño, de 23 años de edad, mientras realizaba trabajos de limpieza en las celdas almacenadoras del cereal. Junto a Burgueño, se encontraban 3 obreros más uno de los cuales resultó gravemente herido.
Esta muerte obrera desnuda una vez más las condiciones en las que se sostiene el “crecimiento” del que tanto hablan los patrones y el gobierno y con el que amasan las enormes fortunas los amigos de Kirchner. En realidad, los negocios se garantizan sobre la base de la más salvaje explotación a la que someten a los trabajadores, con la más espantosa esclavitud y flexibilización laboral, con ritmos infernales de producción y condiciones de seguridad prácticamente inexistentes. Están consumando una verdadera masacre, en la que centenares de trabajadores caen accidentados, mutilados o muertos.
La patronal de Vicentín habla de “accidente laboral”, y cuenta con la complicidad de la burocracia sindical de aceiteros, UOCRA, Químicos y la CGT Regional que sólo se limitó a pedir “comisiones mixtas de seguridad”, ocultando así lo que verdaderamente sucedió: un nuevo asesinato de un obrero a manos de la patronal. Por eso ocultaron la muerte de Burgueño por más de 4 horas para evitar un paro violento de sus compañeros, y luego levantaron los piquetes con cortes de ruta que los obreros, con justo odio, habían puesto en pie. Así, la burocracia de aceiteros les ató las manos a los obreros impidiendo que dieran una respuesta contundente contra la patronal que asesinó a uno de sus compañeros. Esta burocracia traidora garantizó que no se produjeran grandes pérdidas en las ganancias de la aceitera, permitiendo que siguiera funcionando normalmente la planta de biodiésel.
La izquierda del régimen y su postración frente a los patrones “buenos”
Las corrientes de izquierda que hablan en nombre de los trabajadores y de la “revolución socialista” (PO, MST, PTS, PRT, etc.) –la mayoría de las cuales se dedicaron a hacer campaña electoral pegando miles de afiches en las inmediaciones de la planta- hasta el día de hoy han guardado absoluto silencio sobre la muerte de Ramiro Burgueño. Esta es la izquierda dirigida por Fidel Castro y Chávez que pregonan la “redistribución de la riqueza”, y que les dice a los trabajadores que hay que apoyar a los patrones “buenos”. Esta es la izquierda del régimen que subordina a los trabajadores al estado patronal y sus instituciones y todo el tiempo oculta que lo único que “reparten” los patrones -como los dueños de Vicentín y sus socios imperialistas de Glencore- es mayor esclavitud, salarios de hambre, muertes obreras y mutilaciones, y que si los obreros osan rebelarse en defensa de su vida, lo que les espera son los palos de los matones de los burócratas sindicales, la represión de la gendarmería y la policía, la cárcel y la muerte, como lo demuestra el reciente asesinato del delegado opositor filetero en Puerto Madryn, la represión y desalojo del SOIP de los fileteros de Mar del Plata, la represión a los compañeros de COTO de Rosario, la prisión domiciliaria de los trabajadores de Las Heras, los 1500 despidos de los trabajadores del Casino de Buenos Aires, etc.
¡Basta de muertes obreras!
Por eso es necesario organizarse para enfrentar esta verdadera masacre de trabajadores basada en jornadas de 12 y 14 horas de trabajo, en millones de obreros esclavos en negro y en salarios de miseria, mientras los monopolios imperialistas y la patronal esclavista amasan fortunas y acumulan fabulosas superganancias. Para eso es necesario reagruparse para enfrentar a esos cómplices de la patronal y guardiacárceles del movimiento obrero que son los burócratas sindicales. Son ellos o nosotros: con esta dirección no podemos pelear. ¡Abajo la burocracia sindical, cómplice de las muertes obreras y matones a sueldo de la patronal!
La primera medida de seguridad, es dejar de trabajar 10, 12 y hasta 14 horas, e imponer las 8 horas de trabajo, para poder dormir, descansar y estar con nuestras familias. La primera medida de seguridad es estar bien alimentados y no pasar hambre, imponiendo un salario mínimo, vital y móvil de $ 3.500 pesos que es el costo de la canasta familiar según la inflación medida en dólares.
Los patrones llenan las fábricas y empresas de vigilantes y seguridad privada para cuidar su propiedad y sus ganancias. Pero nada les importa de la seguridad y la vida de sus esclavos, los obreros, como tampoco les importa a los burócratas sindicales. ¡BASTA! No podemos tolerarlo más: ¡Control obrero de la producción y Comités de vigilancia de la seguridad laboral con plenos poderes, bajo control de las asambleas! ¡Recuperar los cuerpos de delegados y las comisiones internas para que impongan, como primera medida de seguridad, el fin del trabajo en negro, todos a planta permanente y todos los trabajadores de una misma empresa -hagan el trabajo que hagan- bajo el mismo convenio! ¡Fuera el ministerio de trabajo, cómplice y encubridor del asesinato de obreros! ¡Abajo Tomada! Los únicos que pueden garantizar la seguridad son los propios trabajadores que saben muy bien los riesgos y peligros que enfrentan día tras día.
Para castigar a los asesinos de Ramiro Burgueño y de todos los compañeros asesinados, no hay otro camino que la lucha, los paros, los piquetes, tirar a la burocracia sindical, coordinando todas las fábricas con los sectores que están luchando.
Corresponsal