Volver al índice del suple | ¡FUERA DEL LÍBANO LAS NUEVAS TROPAS IMPERIALISTAS DE OCUPACIÓN DE LA ONU! |
El ejército sionista genocida de Olmert y Bush se rompió los dientes contra la heroica guerra civil nacional de resistencia de los explotados palestinos y las masas del sur del Líbano
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¡FUERA DEL LÍBANO LAS NUEVAS TROPAS IMPERIALISTAS DE OCUPACIÓN DE LA ONU!
¡TODAS LAS ARMAS A LA RESISTENCIA!
¡POR EL DESARME DEL EJÉRCITO DE SINIORA Y DEMÁS SIRVIENTES DEL IMPERIALISMO DEL LÍBANO Y MEDIO ORIENTE!
¡Por un gobierno obrero y campesino para que el Líbano sea un bastión del combate por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel y por un Estado Palestino laico, democrático y no racista!
¡Por la derrota militar del imperialismo angloyanqui en Irak!
Después de 34 días de bombardeos sistemáticos contra los barrios obreros de Beirut y el sur del Líbano, dejando miles de muertos y heridos civiles y destruyendo casas, puentes, pueblos, etc., el ejército sionista de Israel –el sexto más poderoso del planeta- bajo el comando de Olmert y Bush no logró ocupar en forma estable ni siquiera un kilómetro del sur del Líbano: se rompió los dientes contra la heroica resistencia que, al precio de miles de vidas de obreros y explotados, protagonizaron las masas palestinas y del sur del Líbano.
Frente a ello, el estado de Israel tuvo que acordar un cese del fuego, que entró en vigencia el lunes 14 de agosto a las 8 de la mañana, y ha comenzado a retirar sus desmoralizadas tropas del sur del Líbano. Este armisticio provisorio prevé –con el acuerdo del Hizbollah- que a partir del 17 de agosto se desplacen al sur del río Litani 15.000 soldados del ejército libanés, junto con los 2000 soldados franceses que ya están en el Líbano, a los que se irían sumando más “tropas de interposición” de la ONU hasta completar 15.000. El objetivo de esta resolución infame de la ONU es desarmar a las masas palestinas y del sur del Líbano. Es decir, imponer lo que el imperialismo y su gendarme sionista no pudieron lograr con más de un mes de guerra de exterminio.
Está por verse si podrán lograrlo: es que las masas palestinas y los explotados del sur del Líbano –y de todo Medio Oriente-, que resistieron heroicamente contra un ejército armado hasta los dientes, se sienten victoriosos. Tan es así, que más de un millón de trabajadores, campesinos y sus familias –palestinos y libaneses del sur-, que se habían refugiado al norte del río Litani, comenzaron a volver en masa a sus tierras y casas en el sur a las 8 de la mañana del lunes 14, es decir, al mismo momento que comenzaba el cese del fuego, diciendo que hay que “hacer un homenaje a la Resistencia. Por eso hay que volver: ellos han muerto peleando por nosotros y por el Líbano. La mejor forma de combatir a Israel es vencer el miedo y ocupar nuestras casas. Eso solo los intimida. Nunca pensaron que volveríamos y que perderían la guerra” (Clarín, 15/08/06). En Bint Jbeil, un pastor que regresó a esa ciudad donde se libraron los más aguerridos combates, exclama: “Alabado sea Dios, ganamos esta guerra. Conservamos nuestra tierra y derrotamos al ejército israelí pese a toda su alta tecnología” (Libération, Francia, 17/08/06).
Los objetivos iniciales de Bush y el estado sionista en esta nueva “guerra del petróleo”: imponer la “solución final” contra el pueblo palestino, y transformar al Líbano en un nuevo protectorado para saquear, a través del Mediterráneo, las riquezas petrolíferas del Cáucaso
Al lanzar la ofensiva contra el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania a fines de junio, y al extenderla al Líbano a mediados de julio, Bush y su gendarme sionista tenían un objetivo preciso y ambicioso: imponer la “solución final” contra el pueblo palestino –al estilo de la que impusieran contra el pueblo bosnio en los Balcanes en la década del ’90-provocando un grado de derrota tal contra las masas palestinas de Gaza y Cisjordania –a las que ya tienen confinadas en verdaderos campos de concentración- que le permitiera al sionismo expulsarlas inclusive de esos territorios, provocando una nueva diáspora. Se trataba también de liquidar el último vestigio de la heroica revolución que las masas palestinas comenzaron en el 2000, aplastando a los obreros y explotados palestinos y árabes armados en el sur del Líbano, que ejercen de hecho un semi-doble poder, y conquistar un Líbano transformado en un nuevo protectorado yanqui.
Ese era el objetivo de semejante guerra de exterminio: que nunca más haya un pueblo que le reclame y le cuestione el territorio que ocupa el estado de Israel. Esa es la “solución final” que buscaban: aplastar definitivamente a ese pueblo y garantizar su confinamiento en ghettos y su esclavización tanto en la Palestina histórica, como en Líbano y Jordania.
El imperialismo angloyanqui y su gendarme sionista necesitaban cumplir estos objetivos para poder garantizarse las rutas del petróleo de las ex repúblicas soviéticas de Kazajstán y Azerbaiján. Es que, con la British Petroleum como socia mayoritaria, están construyendo un oleoducto desde Bakú hasta el puerto de Ceyhan sobre el Mediterráneo en Turquía, y tienen el proyecto de construir desde allí hasta Israel, debajo del mar, un oleoducto, un gasoducto y un acueducto que le permita a Israel revender los hidrocarburos y sacarlos hacia China vía el Mar Rojo, y sobre todo, abastecerse de agua potable. Pero para ello, necesitan tener el control de la costa del Mediterráneo y del sur del Líbano. Este es el trasfondo de esta ofensiva masacradora del ejército de Olmert y Bush: una más de las “guerras del petróleo” por las cuales mandaron a Afganistán a la Edad Media y ocuparon Irak a sangre y fuego.
Al mismo tiempo, el imperialismo yanqui buscaba con esta nueva ofensiva contrarrevolucionaria dar un escarmiento a las masas y a los pueblos oprimidos del mundo, y en primer lugar, a la heroica resistencia iraquí que empantanó a sus tropas y provocó una crisis en el gobierno de Bush. Apostaba, conquistando un nuevo triunfo contrarrevolucionario, a asentar el protectorado iraquí para poder comenzar a retirar sus tropas de allí; a solucionar la crisis de su gobierno, y a fortalecerse para ir a nuevas aventuras militares, por qué no, contra Irán.
Estos objetivos son los que explican que los bombardeos contra el Líbano fueron de una precisión quirúrgica: destruyeron los barrios obreros y los campamentos palestinos y las poblaciones del sur –para derrotar y aplastar a la clase obrera y los explotados, y en particular a las masas palestinas-; destruyeron los puentes y puertos que no necesitaban para su plan de moldear al Líbano como territorio de paso de los oleoductos y acueductos, y dejaron absolutamente intactos los barrios de la burguesía, sus hoteles de lujos, sus casas de veraneo y centros turísticos exclusivos –a grado tal que los burgueses se refrescaban en sus piscinas mientras miles morían bombardeados en Beirut-, la moderna “city” de Beirut, las propiedades de la burguesía en el norte del país, y sobre todo, los cuarteles del ejército libanés.
Apostaban a que las clases medias libanesas “culparan” a Hizbollah por la guerra, y a conquistar así base social para fortalecer y darles autoridad al gobierno de Siniora y al ejército del Líbano -cipayos, pro-yanquis y sirvientes del sionismo-, para que fueran, apoyados por tropas de la OTAN y la ONU, los encargados de terminar de aplastar y desarmar a las masas obreras y campesinas del sur. Pero después de más de un mes, queda claro que Bush y el estado sionista no lograron cumplir sus objetivos en su guerra de exterminio: lo impidieron las masas armadas con su heroica resistencia.
Las masas armadas, con una heroica guerra civil nacional de resistencia, le pusieron un límite a uno de los ejércitos más poderosos del planeta
Mientras retira a sus alicaídas tropas del sur del Líbano, el estado mayor sionista y su jefe Bush, se quejan ridículamente de que el problema sería que Hizbollah no es un ejército regular y no acata las normas de la guerra, sino que se trata de “terroristas sin escrúpulos” que usan a la “población civil” como “escudos humanos”. ¡Qué cinismo sin límites el de los carniceros imperialistas y el de las tropas sionistas de ocupación! ¡Ellos, los imperialistas yanquis, son los verdaderos terroristas, los que no tienen ningún escrúpulo de usar a las masas y a los pueblos del mundo como blancos “civiles”! ¡Ellos son los que masacraron a cientos de miles de explotados en Irak! ¡Son los sionistas los “terroristas” que vienen de reducir a escombros la mitad del Líbano, escombros bajo los cuales hay miles de cadáveres de obreros, de campesinos, mujeres, niños, ancianos! ¡Terrorista y fascista es el estado sionista, un estado racista, donde la tortura es legal! Es el estado que hace medio siglo que masacra sistemáticamente al pueblo palestino, y que con la Mossad realiza abiertamente “asesinatos selectivos”, con francotiradores que asesinan a dirigentes de las organizaciones de la resistencia palestina a plena luz del día. Un estado fascista, sí, porque el fascismo –la peor lacra del capitalismo en decadencia en su época imperialista- es el que encierra a la clase obrera en campos de concentración, como lo hace el sionismo con las masas palestinas a las que tiene rodeadas con muros, alambradas, soldados, colonos fascistas, como hiciera el nazismo contra el propio pueblo judío en Europa durante la segunda guerra mundial.
Pero lo que intentan ocultar Bush y Olmert es que el ejército sionista fracasó porque tuvo que vérselas en el sur del Líbano no con “terroristas”, sino con un pueblo en armas que con su vida, defendió su tierra, sus casas y sus familias contra un ejército de ocupación. Tuvo que enfrentarse con una heroica guerra civil nacional de resistencia de las masas armadas, en la que cada casa y cada palmo de terreno, fueron una trinchera y cada “civil” un combatiente. Porque a los que el imperialismo y el sionismo llaman “terroristas” y “escudos humanos”, eran trabajadores y campesinos palestinos y libaneses del sur que, desde los techos de sus propias casas, disparaban Katiushas contra el enemigo; que combatieron casa a casa, cuerpo a cuerpo. Así dice un maestro de escuela de Aïta al-Chaab, un pueblo a apenas metros de la frontera con el estado de Israel: « Peleamos no por amor a la guerra, sino para proteger nuestras vidas, nuestras mujeres, nuestros niños (...) Somos gente común. El que destruyó ese tanque de guerra israelí que está allí, es el médico del pueblo » (Libération, Francia, 17/08/06) ¡Fue esta heroica resistencia de las masas la que le impidió al sexto ejército del mundo en más de un mes de ofensiva genocida, tomar en forma estable ni siquiera un kilómetro de territorio al sur del río Litani!
Los más poderosos ejércitos de ocupación tienen un problema cuando atacan a masas armadas: porque a una guerra convencional llevada adelante por el ejército sionista asesino de Olmert y Bush, se le opuso una enorme resistencia nacional de las masas en armas. Se enfrentó al ejército convencional sionista con una verdadera guerra civil, -que pasará a la historia junto a la heroica resistencia de los “maquis” franceses y los partisanos italianos contra la ocupación nazi durante la segunda guerra mundial-, es decir, la milicia obrera y campesina combatiendo a invasor en su propio territorio.
Pero además, en apoyo de la resistencia de las masas palestinas y del sur del Líbano comenzaron a levantarse de los trabajadores y los explotados de todo Medio Oriente, en Siria, Jordania, Egipto, Irán y en Irak. Esto puso en riesgo a los regímenes y gobiernos de las burguesías cipayas de la región. Sobre todo en Irak, donde las enormes movilizaciones de cientos de miles de explotados chiítas amenazaban con transformarse en un levantamiento de masas contra el gobierno del protectorado, amenazando a su principal sostén que es precisamente esa burguesía chiíta de Irak y de Irán. La lucha antiimperialista de las masas de Medio Oriente contra el imperialismo y el estado sionista-fascista de Israel amenazaba con incendiar la región, mientras al interior de los propios países imperialistas –en Estados Unidos, Inglaterra y demás potencias europeas- comenzaban a desarrollarse movilizaciones de la vanguardia obrera y juvenil, sobre todo a partir de la masacre llevada adelante por el sionismo en el poblado de Qana.
Contra esta heroica resistencia de las masas palestinas y del sur del Líbano, junto al movimiento de masas que en su apoyo se puso en pie en Medio Oriente y que comenzaba a extenderse al corazón mismo de las potencias imperialistas, se rompieron los dientes Bush, Olmert y su ejército asesino y no pudieron cumplir su objetivo de transformar al sur del Líbano y a los campamentos y ciudades palestinas de Gaza y Cisjordania en una nueva Bosnia masacrada.
Al mismo tiempo, a medida que pasaban los días, que caían toneladas de bombas en el Líbano, lejos de “culpar” a Hizbollah por la guerra –como era el objetivo del imperialismo y el sionismo-, cada vez más amplias masas sumaban su apoyo activo a la resistencia, al grito de “Todos somos Hizbollah” y “Bombardeen Tel Aviv”. Así, si el ejército sionista seguía avanzando sobre el territorio del Líbano, más y más se enfrentaba a la amenaza de un levantamiento revolucionario de las masas que irrumpiera, sobrepasando a la dirección burguesa de Hizbollah, desarmando al cipayo y pro-sionista ejército del Líbano y armándose, y que provocara así la caída del gobierno pro-imperialista de Siniora. Se ponía así a la orden del día la posibilidad de que las masas palestinas y del sur del Líbano transformaran su heroica resistencia y guerra civil defensiva en el inicio de una contraofensiva que derrocara al gobierno cipayo de Siniora, desarmara al ejército libanés pro-imperialista, extendiera el doble poder a todo el Líbano, y pusiera a la orden del día la imposición de un gobierno obrero y campesino de las masas armadas. Esto habría permitido hacer realidad el grito de las masas de “Bombardeen Tel Aviv”, atacando al corazón del gendarme sionista y permitiéndoles pasar también a la ofensiva a las martirizadas masas palestinas de Gaza y Cisjordania en la lucha por destruir al estado sionista-fascista de Israel.
A esta perspectiva, mucho más que al ejército sionista invasor, le temía la dirección burguesa de la guerra, porque es totalmente consciente de que un levantamiento generalizado de las masas armadas no sólo pondría en riesgo la propiedad y los intereses del imperialismo, sino su propiedad y su dominio. Por esa razón, Hizbollah también entró al acuerdo con la ONU.
Fue también el terror a que la guerra civil nacional de resistencia de las masas armadas se transformara en contraofensiva, que impusiera un gobierno revolucionario en el Líbano que fuera un bastión en la lucha por destruir al estado de Israel, y en guerra revolucionaria en todo Medio Oriente que impusiera el derrocamiento del gobierno del protectorado angloyanqui en Irak, lo que empujó al imperialismo y al sionismo al cese del fuego y al armisticio provisorio actual.
La cobardía de las burguesías nativas de Medio Oriente.
Las masas palestinas y los explotados del sur del Líbano demuestran que la clase obrera es la única clase que defiende a la nación contra el imperialismo, acaudillando a los campesinos pobres y a todos los explotados
No fue falta de heroísmo ni de voluntad de combate lo que les impidió a las masas avanzar en esta perspectiva: fue el accionar de las burguesías nacionales de Medio Oriente, que como toda burguesía nativa de un país semicolonial o colonial, pueden llegar a regatear con el imperialismo por su tajada de los negocios pero que inmediatamente se alinean con él contra las masas si éstas, en su lucha antiimperialista, amenazan con iniciar la revolución obrera y campesina, es decir, amenazan los intereses, la propiedad y el dominio de los monopolios imperialistas y de las propias burguesías nativas.
Las burguesías de Egipto, Jordania y Arabia Saudita, se alinearon desde el principio y directamente con los yanquis y el estado sionista –al igual que la burguesía drusa y maronita del propio Líbano, y el gobierno cipayo de Siniora-, exigiendo el “desarme de Hizbollah” y reprimiendo brutalmente las manifestaciones de los explotados en apoyo a sus hermanos palestinos y del sur del Líbano, en sus respectivos países.
La burguesía siria e iraní, que se la pasan amenazando con “la madre de todas las batallas contra el imperialismo y el sionismo”, se ubicaron como “neutrales” y no movieron un dedo en apoyo a la resistencia de masas en el Líbano y en la Palestina histórica, cuando decenas de miles de obreros y explotados sirios e iraníes pugnaban por entrar al combate contra los carniceros imperialistas y sionistas. Así, las enormes fuerzas militares de Siria y de Irán, que habrían sido decisivas para enfrentar al sexto ejército del mundo, no estuvieron al servicio hasta el final de la heroica resistencia de las masas, cuestión que éstas pagaron con miles muertos, decenas de miles de heridos y con la transformación del sur del Líbano en tierra arrasada. Porque en última instancia, para derrotar al ejército sionista y al estado de Israel, era necesario el triunfo de la revolución obrera y campesina, y el levantamiento generalizado de las masas en todo Medio Oriente.
Por el contrario, la burguesía siria se ofreció como “mediadora” para negociar el intercambio de prisioneros y prometió a cambio ayuda a los yanquis en su “guerra contra el terrorismo”. Y la burguesía chiíta de los ayatollahs iraníes a su vez, le garantiza al imperialismo, desde el gobierno colaboracionista en Irak, la estabilidad del protectorado a los yanquis y comanda con el ejército y la policía “iraquíes” la masacre de los combatientes de la resistencia.
Lamentablemente para las masas palestinas y del sur del Líbano, la dirección de Hizbollah –una organización que responde a la burguesía chiíta y a los ayatollahs iraníes- es incapaz de llevar la guerra nacional contra el invasor hasta el final. Por esa razón, durante la guerra, no rompió con el gobierno cipayo de Siniora ni llamó a tirarlo abajo; no llamó a las masas a marchar sobre los cuarteles del ejército libanés sirviente del sionismo para desarmarlo y poner en pie milicias obreras y campesinas; se negó llamar a que Siria e Irán pusieran todos sus medios militares al servicio de ganar la guerra contra el sionismo, y de llamar a las masas chiítas de Irak a levantarse contra el gobierno del protectorado.
Se negó a hacer realidad el grito y la demanda de las masas palestinas, del sur del Líbano y de todo Medio Oriente de “¡Bombardeen Tel Aviv!”. Por el contrario, midió el alcance de cada misil que tiró, diciendo abiertamente que sólo atacaría Tel Aviv si Israel bombardeaba el centro de Beirut –es decir, el centro financiero y de los negocios-, a pesar de que éste había arrasado con todos los barrios obreros y los propios locales de Hizbollah.
Pero la clase obrera y los campesinos pobres palestinos y del sur del Líbano, con su heroica guerra nacional de resistencia contra las tropas sionistas de ocupación, y la heroica y sorda resistencia de las masas palestinas en Gaza y Cisjordania, mostraron una vez más que ni Hizbollah, ni Hamas, ni ninguna fracción de las burguesías nativas pueden defender, hasta el final, a la nación del imperialismo, ni llevar al triunfo la lucha contra las tropas sionistas de ocupación y por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel. Demostraron que en Líbano, en la Palestina histórica –como en todo país oprimido por el imperialismo-, la clase obrera, como caudillo de los campesinos pobres y todos los explotados, es la única clase verdaderamente nacional, la única interesada efectivamente en defender, aún al precio de su vida, a la nación contra el imperialismo.
Un pacto entre la ONU, el sionismo, Siniora y Hizbollah que busca imponerles a las masas lo que no lograron el imperialismo y el sionismo con la guerra: el desarme y la rendición.
¡Fuera del Líbano las nuevas tropas de ocupación de los carniceros imperialistas de la ONU!
Pese a ello, por la heroica resistencia de las masas, el imperialismo y el estado sionista no lograron cumplir su objetivo de imponer la “solución final” contra el pueblo palestino. Como en Irak, hoy en el Líbano las masas lograron atalonar su resistencia y ponerle un nuevo límite a la ofensiva imperialista. Esta segunda trinchera donde se atalona la resistencia de las masas, es sin duda alguna, una conquista para el proletariado mundial.
Pero por el accionar de la dirección burguesa –Hizbollah- de la guerra no pudieron transformar su heroica guerra civil nacional de resistencia en el inicio de la revolución obrera y campesina en Líbano y Palestina y extenderla a todo Medio Oriente, que era y es el único camino para derrotar al ejército sionista, destruir al Estado de Israel y hundir en las arenas del desierto a las tropas angloyanquis que ocupan Irak.
Por esta razón, el resultado provisorio de la guerra es el de un cese del fuego que impone, por el momento, un status quo provisorio basado en un pacto entre la cueva de bandidos de la ONU, el estado sionista-fascista de Israel, el gobierno cipayo y pro-imperialista del Líbano y el Hizbollah. Este pacto tiene el objetivo preciso de imponerles a las masas palestinas y del sur del Líbano, lo que Bush y el ejército sionista no lograron conquistar en el terreno de batalla durante un mes de guerra de masacre: el desarme de las masas en el sur del Líbano, para terminar de imponerle el apartheid y la esclavitud al pueblo palestino en la Palestina histórica, en Líbano y Jordania.
Para lograrlo, el plan –que cuenta con el acuerdo de Hizbollah- es que se vayan retirando las tropas sionistas y que el territorio al sur del río Litani sea ocupado por 15.000 soldados del cipayo ejército libanés –que no tiró ni un tiro para defender la nación contra los asesinos sionistas-, y 15.000 “cascos azules” de la ONU, y que éstos sean los encargados de desarmar a las masas y de encerrar en campos de concentración al pueblo palestino en el sur del Líbano. El cinismo de esa cueva de bandidos de la ONU no tiene límites: la resolución que impone el cese del fuego y este plan, no condena ni siguiera formalmente al estado sionista-fascista de Israel que lanzó una guerra de agresión, que dejó a la mitad del Líbano en ruinas e invadió su territorio, que masacró a miles de trabajadores y explotados. ¡Y ahora quieren hacerles creer a los explotados que estos asesinos y genocidas de la ONU –los que bendijeron y apoyaron la masacre en los Balcanes, la primera guerra contra Irak, la ocupación de Afganistán, y la propia creación del estado de Israel en 1948 sobre la base de la masacre del pueblo palestino- vienen a garantizar la “paz” en el sur del Líbano!
El jueves 17 de agosto llegaron al sur del río Litani las tropas del ejército libanés, con mandato de requisar todas las armas que encuentren, y de meter preso a todo obrero, campesino pobre o combatiente de la resistencia que esté armado. ¡Cipayos! Es ese ejército sirviente del imperialismo y el sionismo, que se rindió sin pelear y no tiró un solo tiro, el que debe ser desarmado: ¡hay que poner en pie comités de soldados que detengan, destituyan y desarmen a todos los oficiales, y todas las armas deben ser entregadas a la resistencia!
En una guerra contra un ejército de ocupación, muchas veces, las fuerzas que dirigen la resistencia pueden verse obligadas, por la relación de fuerzas, a firmar treguas, armisticios, etc. Hizbollah y las fuerzas de la resistencia que dirigen la guerra contra las tropas de ocupación del estado de Israel, tienen todo el derecho a firmar los ceses de fuego y los armisticios que consideren necesarios. Pero el problema es que presentan ese armisticio y ese pacto como una “victoria”, cuando el objetivo del despliegue del ejército libanés y las tropas de la ONU es desarmar a las masas del sur del Líbano, cuestión para la que han dado su acuerdo.
Es más, Hizbollah está poniendo todo el prestigio y apoyo que tiene entre las masas por haber combatido contra el ejército sionista, al servicio de convencerlas de aceptar el despliegue del ejército cipayo de Siniora y de las tropas de la ONU y de entregar sus armas. Llaman a las masas a confiar en estas nuevas tropas de ocupación, y las convocan a que salgan a las calles de los pueblos y ciudades a recibirlas con flores, como si fueran tropas de liberación, cuando son las que vienen a imponer el desarme de las masas que no lograron el imperialismo y el sionismo con más de un mes de masacre.
Pero está por verse si podrán lograrlo. Cada casa del sur del Líbano fue una trinchera de la resistencia, cada familia tiene muertos que vengar; las masas se sienten victoriosas y están regresando masivamente a sus tierras y casas en el sur donde todavía están las tropas sionistas y donde pocos kilómetros los separan de las fronteras del estado de Israel.
Si no logran convencer a las masas de que entreguen las armas lo que preparan es lo que ya hicieron en los Balcanes contra el pueblo bosnio: entraron las “tropas de interposición” de la ONU, rodearon las ciudades bosnias como Sebrenica y Gorazde donde el pueblo resistía armado, lo desarmaron y lo aislaron, y después, con el argumento de que tienen “prohibido entrar en combate”, permitieron que entraran las tropas serbias de Milosevic a hacer su “limpieza étnica”, masacrando al pueblo bosnio. ¡Esto es lo que se preparan para hacer con el pacto contrarrevolucionario entre la ONU, Siniora, su ejército y el estado de Israel!
El papel de los carniceros imperialistas franceses
Los que pusieron a votación este plan en el Consejo de seguridad de la ONU, los que ya tienen 2000 soldados imperialistas en el Líbano –a los que llevaron a mediados de julio con el pretexto de “evacuar a sus ciudadanos”- son los carniceros imperialistas franceses. Esto no es para nada casual.
El imperialismo francés está en una feroz competencia interimperialista con los yanquis disputándoles palmo a palmo los mercados, las zonas de influencia y las rutas del petróleo. Es el imperialismo del que son socias menores y agentes la burguesía siria y la burguesía iraní del Bazar (chiíta), como lo era también Saddam Hussein en Irak, hasta que la invasión angloyanqui dejó a Francia por fuera del negocio del petróleo de esa nación. Es Irán el que provee de petróleo a Francia y también lo es la Rusia restaurada del carnicero Putin que saca el petróleo y el gas de esa nación y de las ex repúblicas soviéticas por el Mar del Norte.
Por esa razón, ante el fracaso de los yanquis y el estado sionista en sus objetivos en la guerra, el imperialismo francés, ni lerdo ni perezoso, ha hecho valer su peso en la región: fue el que propuso la resolución en la ONU, y será sin duda el que lleve la batuta del despliegue de los “cascos azules” de los cuales casi la mitad serían franceses.
Chirac y los voraces monopolios franceses ya se frotan las manos: es que ahora, el imperialismo angloyanqui y su gendarme sionista, que pensaban quedarse con todo el gas y el petróleo de Azerbaiján y Kazajstán sacándolo a través de Turquía y el Mediterráneo, tendrán que compartir ese jugoso negocio con sus competidores franceses, a los que han tenido que recurrir para que le saquen las papas del fuego en Medio Oriente.
Para ello, estos carniceros imperialistas no tendrán ningún escrúpulo a la hora de aplastar a sangre y fuego si fuera necesario a las masas palestinas y del sur del Líbano, como lo hicieron en los Balcanes con las tropas francesas bajo el paraguas de la ONU permitiendo que el ejército serbio masacrara a las masas bosnias; como lo hacen sus fuerzas armadas asesinas contra el pueblo de Costa de Marfil en el África desangrada; como lo hicieron en su momento contra el pueblo argelino que luchaba por sacudirse el yugo colonial francés. ¡Estos son los sanguinarios carniceros imperialistas franceses a los que las direcciones traidoras agrupadas en el Foro Social Mundial pintan ante los trabajadores y los explotados del mundo como “democráticos” y “pacifistas”! ¡Fuera las manos del imperialismo francés del Líbano, de Palestina y de todo Medio Oriente!
Un pacto para encubrir la esclavización, la masacre y el apartheid de la clase obrera y el pueblo palestino en Gaza y Cisjordania
Los voceros del imperialismo, de la ONU, los medios de prensa y también las burguesías de Medio Oriente, se encargaron muy bien de ocultar que durante el mes que duró la guerra antes del cese de fuego y todavía hoy, el estado sionista-fascista de Israel sigue masacrando y hundiendo en la barbarie al pueblo palestino en Gaza y Cisjordania.
Casi 200 trabajadores, campesinos, mujeres y niños palestinos fueron asesinados desde el 28 de junio; los 10.000 prisioneros políticos palestinos son vejados y torturados en las cárceles sionistas, y Gaza y Cisjordania –encerradas por muros, rodeadas por el ejército israelí, con todas sus rutas, puentes y pasos fronterizos cerrados, aisladas del mundo- se han transformado en dos grandes ghettos, dos campos de concentración donde imperan el hambre, la sed, las enfermedades y la desesperación. No hay comida, no hay medicinas, no hay agua, no hay trabajo, no se puede salir ni entrar: ¡allí se está aplicando y se está imponiendo la “solución final”, el genocidio y la barbarie contra el pueblo palestino!
Encubrir y ocultar lo que está sucediendo en Gaza y Cisjordania es parte de los objetivos del pacto del cese de fuego en el Líbano para hacerles creer a las masas de Medio Oriente que la guerra ha terminado, cuando siguen masacrando a sus hermanos palestinos en el territorio de la Palestina histórica, y se aprestan a desarmar a las masas palestinas y explotadas del sur del Líbano; cuando las tropas del ejército sionista genocida sigue apostado en la frontera y armado hasta los dientes por las potencias imperialistas
¡Fuera del Líbano las nuevas tropas imperialistas de ocupación de la ONU!
¡Abajo el gobierno pro-imperialista de Siniora! ¡Por el desarme de su ejército cipayo!
¡Hay que transformar la guerra civil nacional en el inicio de la revolución obrera y campesina en Líbano y en todo Medio Oriente, para que sea la tumba del estado sionista-fascista de Israel y de las tropas imperialistas que masacran en Irak!
Hizbollah y la dirección de la resistencia tienen el derecho a firmar las treguas y armisticios que consideren necesarias. Pero no puede ser ese el programa del proletariado. Por el contrario, es necesario impedir que a las heroicas masas palestinas y del sur del Líbano les impongan con este pacto, en el armisticio actual, lo que el imperialismo y el ejército sionista –cuyas tropas se retiran totalmente desmoralizadas y en desbandada del sur del Líbano- no pudieron lograr con la guerra y la masacre. ¡Fuera del Líbano las nuevas tropas imperialistas de ocupación de la ONU!
El ejército libanés se negó a combatir y a defender a la nación del ataque genocida del ejército sionista. Hay que disolver y desarmar a ese ejército “gurka” del imperialismo que no tiró un tiro contra el invasor sionista y que ahora se dispone a desarmar al pueblo que lo hizo morder el polvo: ¡por comités de soldados que destituyan y desarmen a la casta de oficiales cobardes que se rindieron sin pelear, y que se pongan con sus armas a disposición de la resistencia! ¡Hay que poner en pie una misma milicia obrera y campesina desde el norte del Líbano hasta Gaza y Cisjordania, y una misma y única guerra nacional revolucionaria para destruir al estado sionista-fascista de Israel!
Las masas palestinas y los explotados del Líbano que defendieron su tierra y combatieron, han perdido todo a manos de los bombardeos sionistas: sus barrios, sus casas, sus cultivos. Un millón de explotados y sus familias -un cuarto de la población total del Líbano- están volviendo a sus ciudades, pueblos y aldeas al sur del río Litani, que están convertidas en tierra arrasada, donde no hay comida, ni agua, ni medicamentos, ni hospitales, ni siquiera un techo bajo el que resguardarse. Mientras tanto, la burguesía y las clases medias ricas del norte que no pelearon, que no defendieron el país y que no sufrieron la guerra, tienen sus propiedades y lujosas casas intactas y no pasan hambre, sed ni frío, y se asolean tranquilamente en sus piscinas. ¡Hay que imponer un plan económico obrero y popular de emergencia que garantice las mejores condiciones para los trabajadores y los campesinos que defendieron la nación, para sus familias y sus hijos! ¡Expropiación inmediata sin pago y bajo control obrero de todas las mansiones, hoteles, centros turísticos, casas de veraneo, etc. de las cobardes burguesías del Líbano y de todo Medio Oriente, para garantizar techo, comida, agua, medicinas, abrigo, a las masas palestinas y a los explotados del sur del Líbano!
El gobierno cipayo de unidad nacional de Siniora y compañía, sirviente del imperialismo y el sionismo, y su gabinete de ministros tiene que caer ya. Las masas que resistieron heroicamente y le hicieron morder el polvo al invasor, son el único gobierno verdaderamente nacional y legítimo del Líbano: ¡hay que imponer un gobierno obrero y campesino de las masas armadas! Un Líbano obrero y campesino, liberado del yugo imperialista, sería un baluarte para las martirizadas masas palestinas y un bastión en su lucha histórica por destruir al estado sionista y recuperar su nación usurpada y ocupada.
Se trata de transformar la heroica guerra civil de resistencia contra el imperialismo y su gendarme sionista en una contraofensiva y en el inicio de la revolución obrera y campesina en el Líbano y en la Palestina histórica, el único camino para destruir al estado sionista-fascista de Israel y conquistar un estado palestino laico, democrático y no racista, que sólo puede ser garantizado por un gobierno obrero y campesino de las masas palestinas armadas.
Hay que llamar las masas explotadas de todo el mundo a que rechacen este armisticio provisorio –que le ha sido impuesto a las masas palestinas y explotadas del sur del Líbano-, y lo combatan con todas sus fuerzas. ¡Hay que llamar a las masas explotadas de Irak a pasar de la resistencia a una contraofensiva abierta contra el gobierno títere del protectorado, luchando por su derrocamiento y por expulsar a las tropas invasoras, para que tengan que retirarse humilladas y derrotadas a manos de las masas insurrectas! Hay que llamar a la clase obrera y los explotados de Egipto, de Jordania y todo Medio Oriente a romper toda sumisión a sus propias burguesías y a redoblar el combate contra sus gobiernos que permitieron que fuera masacrado el pueblo palestino y las masas libanesas, y que regatean y discuten sus negocios utilizando su sangre como moneda de cambio. Porque sólo en este camino podrán la clase obrera y los explotados de la región avanzar hacia una Federación de Repúblicas Obrero-campesinas de Medio Oriente, la única vía para conquistar la paz en la región, terminando con la opresión, la superexplotación, el saqueo, las guerras y masacres que imponen el dominio del imperialismo y sus socios menores de las burguesías nativas en la región.
Para que el pueblo palestino y las masas de Medio Oriente vivan, el estado sionista-fascista de Israel debe ser destruido y el imperialismo enterrado en las arenas del desierto: ¡esa tiene que ser la demanda y la bandera de combate del proletariado mundial!
Una vez más, la heroica resistencia de las masas palestinas y de los explotados del Líbano y Medio Oriente le ha puesto un límite a la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo, y ha conquistado así una trinchera al servicio de la clase obrera y los explotados de todo el mundo. ¡Quién puede dudar que ha ido en ayuda del proletariado norteamericano e inglés, contribuyendo a darle un golpe suplementario al debilitado gobierno de Bush, y también al gobierno de Tony Blair, ese fiel súbdito de la Corona británica! ¡Quién puede dudar que esta heroica resistencia le insufla fuerzas a la juventud obrera de las “Cités” y a los trabajadores inmigrantes que en están siendo perseguidos y deportados por la sanguinaria burguesía francesa y su régimen imperialista de la V República!
Por esa razón, la clase obrera de todo el mundo, y en primer lugar, la de los países imperialistas, tiene un deber de honor: levantar como su primer demanda y como su bandera de combate que para que sus hermanos de clase de Palestina, del sur del Líbano, de Irak y de todo Medio Oriente vivan, el estado sionista-fascista de Israel debe morir, y deben ser enterradas en el desierto las tropas angloyanquis que masacran en Irak.
Para ello la primera tarea es enfrentar el pacto contrarrevolucionario entre la ONU, los yanquis, Francia, el estado sionista y el gobierno cipayo del Líbano, con el que quieren desarmar a las masas, y redoblar el combate contra la ocupación de Irak, luchando por la victoria de la resistencia iraquí y por la derrota militar de las tropas angloyanquis. ¡Fuera del Líbano las nuevas tropas de ocupación de la ONU! ¡Por la derrota de las tropas angloyanquis en Irak y por la victoria de las masas iraquíes! ¡Fuera todas las tropas imperialistas de Afganistán y de todo Medio Oriente!
La clase obrera francesa tiene una gran responsabilidad en sus manos, cuando su burguesía imperialista se prepara para tomar el mando de las tropas de la ONU, y comandar el “operativo Balcanes” contra las masas palestinas y libanesas: ¡es necesario que vuelva a levantarse la juventud obrera, al grito de “Fuera las manos del imperialismo francés de Palestina, de Líbano y de Medio Oriente”! ¡Retiro inmediato de los 2000 soldados franceses que ya están en Líbano, o una vez más, París y cada ciudad de Francia serán todas las noches, “una Bagdad”!
Para ello es necesario derrotar a las burocracias y aristocracias obreras y a las direcciones del Foro Social Mundial que a cada paso subordinan a la clase obrera a la burguesía y que una vez más –como hicieran ayer cuando se preparaba la guerra contra Irak- la llamarán a “luchar por la paz” de la mano de la ONU y de los carniceros imperialistas franceses, pintándolos de “democráticos” y “pacifistas”. ¡Ese es el camino para que la clase obrera de los países imperialistas, de América Latina y del mundo, pueda ponerse a la altura de la heroica resistencia de las masas palestinas, del Líbano y Medio Oriente, inscribiendo en sus banderas de combate que para que el pueblo palestino y las masas explotadas de Medio Oriente vivan, el estado sionista-fascista de Israel y el imperialismo, deben morir!
Secretariado de Coordinación Internacional de la Fracción Leninista Trotskista
18 de agosto de 2006.-