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24 de octubre de 2020

Homenaje en el 4to aniversario de la muerte de Abu Al Baraa

 

Intervención de Carlos Munzer

Le rendimos homenaje a Abu al Baraa y no vamos a cambiar el rumbo porque opinamos que la civilización no tiene salida si las masas no lo vuelven a intentar con nuevas revoluciones socialistas triunfantes… no hay más salida en este sistema imperialista putrefacto que no sea la revolución…

 

Desde la FLTI, queremos hacerle llegar nuestro cariño al compañero Khero, hermano de Abu Al Baraa, queremos hacerles llegar nuestro saludo y un beso enorme para Samiah y Nour, las hijas de Abu al Baraa, y para toda la familia, que la consideramos como propia, de todos nosotros.
Estamos saludando y haciendo un homenaje a cuatro años de la caída del compañero y, desde la FLTI, en este día queremos decir: “No cambiamos el rumbo”.

Varios compañeros nos preguntan: “¿Por qué estamos llamando a un Congreso diciendo ‘No cambiamos el rumbo’?”. El homenaje a Abu al Baraa es un hecho político subjetivo de nuestra corriente, pero también es parte de un fenómeno político de la vanguardia en la revolución. Abu al Baraa fue un elemento perspicaz de la vanguardia. Él y un núcleo de compañeros se elevaron a comprender de qué se trataba, en última instancia, la victoria de la revolución siria y de qué se trataba el camino a su derrota.
Juntos éramos parte de un equipo. Cuando se entera la prensa burguesa que hay una brigada de extranjeros combatiendo en Siria se preguntan quiénes son. Rápidamente, agentes de “izquierda” del Estado burgués, salen a decir que “la Brigada León Sedov no existe, es un invento de un tal Carlos Munzer, que lo creó en su imaginación”.
Siempre hacen esto cuando quieren dejar aislados a los que luchan. Porque decir que “no existe la Brigada León Sedov…”, era dejarles las manos libres a los opresores para que asesinen a todos los compañeros.

En primer lugar, nosotros no hicimos nada que no fuera nuestra obligación. Como dijo correctamente el compañero Abu Muad “¿Por qué fuimos solamente nosotros y no fueron centenares de destacamentos de la clase obrera mundial?”. Porque, el “atraso en la conciencia” de los trabajadores sirios, después de 10 años de genocidio, no es ni la fortaleza de la religión, ni de las ideologías que reinan en las grandes masas oprimidas, sino que, el atraso más grande en la conciencia de las masas de Siria y de Medio Oriente, es la traición de las direcciones.

Hace años que decimos en los Congresos de la CSP-Conlutas de Brasil: “Organicemos delegaciones de obreros de cien, quinientos, mil sindicatos, llevando alimentos, ayuda y solidaridad, en nombre de los sindicatos y las organizaciones obreras del mundo a los campos de refugiados; que centenares de obreros marchen a luchar con la clase obrera siria…”. Así, los obreros sirios hubieran entendido que su más grande aliado eran la clase obrera mundial y los socialistas.

Sin embargo, la clase obrera siria sufrió con una tragedia, que fue la tragedia de toda la clase obrera mundial. Que fue que los “socialistas” y los que hablan en nombre de la “revolución y de la clase obrera” estaban con sus asesinos, con sus verdugos. Estos mismos “socialistas” que después lloran sobre el “atraso en la conciencia de los obreros sirios”. Pero, el “atraso” es esa traición, que los empujó cada vez más a las manos de esa burguesía sunnita que, de forma cruel entregó esa revolución desde adentro ciudad por ciudad.

Conocimos a Abu al Baraa y luchamos junto a él, éramos parte del mismo equipo. El camarada era miembro de la dirección de la FLTI, un joven revolucionario, con el cual seguimos durante los últimos años una de las grandes revoluciones que conmovió al mundo, la revolución siria, hoy aplastada y derrotada.

El proletariado no pudo concentrar sus fuerzas allí, la burguesía y la reacción, de forma perspicaz, se dio cuenta de qué se trataba esa revolución y lo que peligraba con ella.
En la crisis del 2008, el capitalismo estallaba en mil pedazos y, en 2011-2012, ante devaluaciones, aumento del precio del petróleo y el encarecimiento de los alimentos, millones de explotados entraban al combate en todo el Magreb y Medio Oriente.
La revolución siria fue la que más lejos llegó en ese momento, como en Europa fue la revolución ucraniana poniendo en cuestión el orden burgués y la ruta de los oleoductos y gasoductos con los cuales la Europa imperialista succiona la riqueza de las estepas rusas.
La revolución ucraniana y la revolución siria fueron dos enormes focos revolucionarios, donde el imperialismo, con una estrategia cínica y cruelmente preparada, concentró todas sus fuerzas para frenar la lucha de las masas a nivel internacional y dar un gran escarmiento al proletariado mundial.
Contra la revolución ucraniana se concentraron todas las fuerzas de la OTAN y del carnicero Putin en la retaguardia, para partir Ucrania y estrangular la revolución. En Siria, con una perspicacia absoluta, jugaron con todos sus agentes. Había que parar no una revolución, sino todas las revolucione del Magreb y Medio Oriente, que amenazaban con cruzar el Mediterráneo y unirse, como luego lo hicieran desde Grecia, con toda la clase obrera europea.

A Abu al Baraa lo matan en el 2016, la burguesía y el imperialismo en la región recibieron un golpe durísimo, donde las “Siete Hermanas” (las petroleras imperialistas, NdeR) controlan el oro negro del planeta y donde se extraen el gas y el petróleo que alimentan al 80% de la producción mundial.
¿Cómo van a ser “naciones bárbaras y atrasadas” las zonas del planeta que producen el 80% de las energías con las cuales funcionan todas las fábricas y generan electricidad del planeta? El 80% de la energía mundial funciona con el oro negro que sale de estas zonas – las más ricas del planeta – que se encontraban en estado de revuelta y de revolución.
Por eso tanta masacre, porque hay muchas riquezas para seguir extrayendo y las “Siete Hermanas” organizaron, con los Estados Mayores del imperialismo, un plan y una estrategia concentrando todas sus fuerzas en Siria para aplastar la revolución.

¿Qué hicieron? ¿Cuál fue el plan de la contrarrevolución? Primero reclutaron a sus agentes en 2013 y 2015.
En el 2013, en París es atacada en un “atentado” montado la revista Charly Hebdo, que se burlaba y hacía diatribas contra las masas musulmanas con caricaturas de Mahoma. Francia, con la excusa del “atentado”, como ya lo había hecho Bush con las Torres Gemelas en el 2001 para justificar la invasión a Afganistán e Irak, lanzó el grito de guerra de hacer un “frente antiterrorista mundial”.
Estados Unidos había mandado al ISIS a Siria desde Irak para controlar a la resistencia allí donde las masas sirias no habían sido derrotadas por Al Assad y aplastaron a los explotados en Raka y Deir Ez Zor, mientras Francia organizaba un “gran frente antiterrorista”.
La consigna de “frente antiterrorista” unificó a la gran burguesía, al imperialismo y a todas las organizaciones traidoras de la clase obrera, planteando que el enemigo en Siria era “el terrorismo” y por eso había que hacer un “frente antiterrorista”.
Se concentraron todas las fuerzas y, en el 2013 y 2015 en un Congreso Internacional del Foro Social Mundial (FSM) en Túnez. Primero en 2013, todas las burguesías “bolivarianas”, todos los partidos socialimperialistas de Europa, llegan a Túnez, hacen una conferencia y resuelven: “el enemigo es el ISIS”, “el enemigo son los terroristas”.
Al otro día, las fuerzas de Bashar al Assad con Irán, bombardean el campamento de refugiados palestinos de Yarmouk, que está a pocos kilómetros de Damasco e inician una guerra de asedio y de hambre para aislar y separar a las masas palestinas de los campamentos de refugiados al interior de Siria de las masas sirias.
En el año 2015 se repite de nuevo el operativo. Se juntan todas las corrientes reformistas del mundo, va el PT de Brasil, el Partido Socialista francés, van las centrales sindicales de todo Europa, todas las burguesías “bolivarianas” a decir de nuevo “el enemigo es el ISIS”, “el enemigo es el terrorismo”, “todos con Assad, todos con Putin”.

Es decir, la burguesía y sus agentes, logran convencer y neutralizar a la mayoría de la clase obrera mundial con que “el enemigo era el terrorismo”, que el enemigo era “el ISIS”, cuando eran las masas las que luchaban, nada más y nada menos que por el pan y la libertad.

Esa fue la mayor concentración de fuerzas. Ese fue el “ejército” que puso en pie la contrarrevolución. Nada hubiera podido hacer Al Assad, nada hubieran hecho luego el ingreso de los asesinos del ejército ruso, sin que antes, los traidores de la clase obrera, echaran este manto de oscuridad sobre la revolución siria.
Ni un solo dedo se movió en el planeta en cuanto avanzaba la masacre. La oscuridad cercó Siria porque le hicieron creer a los explotados del mundo que “había justicia en los ataques de Al Assad”. Una tragedia, una de las más grandes traiciones a la revolución donde se hizo pasar a los aliados de la clase obrera mundial como sus enemigos y a sus enemigos como aliados.
Al Assad con su primo Makhlouf, dirigen la banca por el cual, el HSBC y todas las petroleras lavan el dinero en negro del saqueo del petróleo de Medio Oriente. Había sido el gran privatizador de todas las empresas del Estado de Siria, que le defiende al sionismo las alturas del Golán.
Hicieron pasar al más grande agente del imperialismo como un “aliado de los pueblos” y, con el “frente antiterrorista”, hicieron creer a la clase obrera mundial que los “terroristas” eran los explotados que peleaban en Siria contra Al Assad.

Otros delincuentes al interior de la clase obrera, hicieron creer que la burguesía kurda, que sometió al pueblo kurdo a un pacto con los yanquis y con Al Assad en 2012, serían los que liberarían a Siria y que eran los únicos que tenían derecho a luchar por la autodeterminación.

Así, la revolución siria quedó aislada, con las masas del mundo con los ojos vendados por las direcciones traidoras y, en la oscuridad de la noche negra de la traición, llegó Putin con las tropas contrarrevolucionarias más poderosas de Eurasia y, junto al perro Bashar, largaron una ofensiva contrarrevolucionaria a sangre y fuego, solamente comparable con la ofensiva nazi sobre Stalingrado en la Segunda Guerra Mundial, porque fue una política de demolición urbana, que demolió todas las ciudades sirias con bombas y misiles, y jamás ni Turquía, ni Estados Unidos le tocaron un solo pelo a ningún avión, ni a ningún soldado ruso o de Al Assad.
Todas las bombas cayeron sobre las masas. La política del imperialismo fue: Tierra arrasada. Hace esto cuando las masas son indomables y no se las puede terminar de derrotar. Fue una política de ocupación, saqueo y destrucción. Esto se pudo hacer porque hubo una noche negra que llevó a que en el 2015 entre Putin a Siria y se completara la concentración de fuerzas para aplastar la revolución.

También durante el año 2015 las masas sirias realizaban una nueva contraofensiva. En la provincia de Idlib atacó la aviación rusa con un bombardeo que mató a tres mil personas en un campamento de cien mil. Hubo un levantamiento espontáneo que hizo que centenares de miles marchen a los cuarteles para conquistar las armas y retomar Aleppo. Esta fue la respuesta heroica de las masas.

Contra tantos frentes contrarrevolucionarios, la política de las masas fue “retomar Aleppo”. Ahí estuvimos nosotros, los revolucionarios, en ese intento de parar la contrarrevolución. En primer lugar lo hicimos a nivel internacional, combatiendo a brazo partido la más grande traición al proletariado mundial.

Como dije, fuimos al Congreso de la CSP-Conlutas a plantear que había que realizar una colecta de un dólar por obrero de los 3 millones de afiliados de esta central sindical que tiene una dirección que se dice “socialista”, que, si no querían ir a combatir, por lo menos lleváramos la solidaridad a los campamentos de refugiados de Grecia, de Turquía o del Líbano, donde habían millones de sirios hacinados en carpas muriendo en el desierto; para que a cada campamento acudieran delegaciones de los sindicatos para organizar a la resistencia y la solidaridad internacional como se merecían esos millones de esclavos sirios. Planteamos que eso crearía las mejores condiciones para que, desde los campamentos de refugiados, entren por miles nuevamente a combatir, como lo pedían las masas que querían retomar Aleppo, porque sabían que si caía Aleppo caía luego caía Damasco, donde, como decía el camarada Abu al Baraa, “está la cabeza de la serpiente”.

Dentro de Siria, esto se expresó en una enorme concentración de fuerzas, de la más importante que hicieron los compañeros allí. Antes de entrar a romper el cerco a Aleppo, los compañeros revolucionarios, la fracción de izquierda, socialista y revolucionaria de las brigadas del Levante, plantearon una votación: si se entraba por campo traviesa, por los suburbios o se entraba barriendo y haciendo justicia contra la alta burguesía de los barrios privados de los millonarios de la burguesía alauita. Cientos de voluntarios se alistaron en la Brigada León Sedov para entrar a combatir y atacar directamente los intereses de la burguesía y avanzar en retomar Aleppo. Allí se expropió la fábrica textil más importante de la región, por ejemplo.

El bombardeo fue brutal ante esa ofensiva de las masas en Aleppo. contra el ala izquierda de los milicianos y los partisanos. Fue el momento donde, por primera vez, atacaron con drones comandados directamente por Estados Unidos que atacaron a nuestros compañeros que intentaban entrar por ese flanco a retomar Aleppo. Mientras, los generales del ESL, entregaban las armas que las masas habían capturado en el cuartel de Aleppo y las escondían.
Durante esa gran contraofensiva de masas, toda la dirección burguesa se dedicó a esconder las armas. Por eso, cuando dicen que esas revoluciones “las impulsa la burguesía, el imperialismo”, etc., es una cruel mentira. Jamás el imperialismo y la burguesía armaron a las masas, porque ningún patrón quiere ver a los obreros armados dentro de sus fábricas.
Dicen esto hoy, que “el imperialismo y la burguesía está armando a las masas de Bielorrusia que entran a la lucha”, como lo dicen también en Ucrania o en Indonesia, donde hay grandes levantamientos. Dicen que “son dirigidos por el imperialismo”, es una gran mentira, una infamia. No hay un solo burgués en el mundo que quiera ver en sus fábricas a un obrero trabajando portando un kalashnikov, porque saben que no podría mandar con los obreros armados.
Toda lucha y movilización que se dirija al armamento de las masas, la burguesía está para desarmarlas. Y así lo hizo, los desarmó en Aleppo, los desarmó en la resistencia, escondió las armas y el imperialismo atacó, doblegó a la revolución y los sitió en Idlib donde hoy aún se resiste.

Actuó una enorme concentración de fuerzas contrarrevolucionarias sobre la revolución siria, como sobre la revolución ucraniana, y, así, el imperialismo pudo tener un respiro. Siendo en esas dos grandes revoluciones donde se quebró el ascenso revolucionario que surgió a nivel mundial en 2008.
El imperialismo concentró sus fuerzas y la clase obrera mundial no lo pudo hacer. El viejo Foro Social Mundial (FSM) se retiraba de la historia entregando y matando de hambre a los trabajadores en Venezuela, entregando la revolución de Honduras y Nicaragua, entregándole Cuba al imperialismo, entregando con Morales como niño mimado de Wall Steeet los recursos de Bolivia y pagando la deuda externa fraudulenta.

Y, vaya casualidad, cuando en el año 2015-16 el camarada Abu al Baráa decide venir a América Latina y trabajar juntos para dar esta batalla internacional, la burguesía brasilera y la argentina, le niegan el visado con Dilma-Lula del PT de Brasil y la canalla de Cristina Kirchner en Argentina. Ellos estaban con Al Assad, estaban con Putin, estaban con los yanquis masacrando la revolución siria.

La negativa de visado para el compañero Abu al Baráa fue la respuesta del FSM a la corriente que se había sublevado en la clase obrera mundial para decir que el enemigo era Al Assad y los carniceros de las tropas gurkas de Irán, junto a Putin y el imperialismo.
Por eso le negaron la visa a nuestro compañero. Ellos sabían lo mismo que sabíamos los revolucionarios, que ninguna revolución triunfa si no se subleva la clase obrera mundial. Por eso nosotros combatimos por conquistar una corriente internacional. Es decir, los revolucionarios sabemos de qué se trata, que hay que construir una corriente internacional, no por un problema declamativo, sino porque a una revolución en un país, el imperialismo la va a atacar internacionalmente.
Por ello es clave que el proletariado tenga fuertes organizaciones internacionalistas en todo el mundo para que subleve a la clase obrera mundial y pare la máquina de guerra. No hay un solo revolucionario, que realmente quiera hacer una revolución, que no luche por unir las filas internacionales de la clase obrera, porque sabe perfectamente que si su revolución triunfa en un país o en “su” país, necesita a la clase obrera mundial para parar la máquina de guerra que la aplastará.

El problema es que para la “izquierda” del siglo XXI hay un espectro, un fantasma que no sólo conmueve al mundo, los conmueve a ellos: el fantasma de la revolución. Por eso al concepto de “revolución” y de “tomar el poder” los hicieron desaparecer. Para ellos, a la clase obrera sólo le queda luchar por “más democracia”, por “ampliar la democracia y las libertades”, en momentos en que el capitalismo está en plena decadencia y en un franco proceso de putrefacción, de una enorme crisis mundial.
Las derrotas de la revolución siria y ucraniana en la primera oleada revolucionaria se pagó, la estamos pagando, no sólo velando a nuestros mártires, sino también con los explotados sufriendo nuevos saltos en sus calamidades históricas. La barbarie ya está acá, nuevas guerras sacuden al planeta.

Hoy parece que “no sucede nada”, pero mañana tenemos una bomba cayendo en la puerta de nuestra casa. El capitalismo se desbarranca, está en crisis, despoja a las masas hasta del derecho a vivir, a comer. Las revoluciones no inventamos los revolucionarios, son un hecho de la realidad. Los obreros tienen que luchar, o mueren de hambre o mueren peleando, porque no hay salida, esa es la única salida que le deja este podrido sistema capitalista en bancarrota.

“Nosotros no cambiamos nuestro rumbo” significa que luchamos por combatir a brazo partido por poner en pie una corriente que diga lo que dijo y por lo que luchó el marxismo revolucionario del Siglo XX: “tenemos que volver a intentarlo porque, sin el triunfo de la revolución socialista no hay ninguna posibilidad de victoria”.
Porque la revolución siria triunfaba como revolución socialista, si expropiábamos a los capitalistas en cada zona liberada, si expropiábamos sus bancos, con esos fondos conseguíamos las armas; la revolución siria triunfaba si, cuando se liberó y derrotó al régimen en el 70% del territorio, no sólo tomábamos las armas, sino que también le dábamos la tierra al campesino, le dábamos al obrero el control de las fábricas; la revolución siria triunfaba como revolución socialista si ganábamos a todas las masas y a millones de hambrientos para decirles que los fondos para vivir dignamente estaban en el banco del primo de Al Assad, ese sanguinario de Makhlouf que se encarga del lavado del dinero en negro de las petroleras imperialistas, y demostrábamos que en Siria sobran fondos y riquezas para comer, vivir en paz y tener dignidad.
A la revolución siria le faltó un programa revolucionario de liberación social de la clase obrera, para volver su lucha invencible; a la revolución siria le faltó una dirección internacional capaz de derrotar, ante la clase obrera del mundo a la traición pérfida del stalinismo y de los renegados del trotskismo que se pasaron de bando para apoyar un genocidio contra la clase obrera. Lo que le faltó a la revolución siria fue una dirección revolucionaria. ¡No cambiamos nuestro rumbo!
Por eso este homenaje y por eso fue grande Abu Al Baraa, porque fue fundador de un núcleo revolucionario, no en Siria, sino que fue el fundador de esta nueva etapa de la FLTI, porque antes de dar su en Aleppo, la dio para que triunfe y surja una corriente internacional que rompiera el cerco a su revolución.
Le rendimos homenaje a Abu al Baraa y no vamos a cambiar el rumbo porque opinamos que la civilización no tiene salida si las masas no lo vuelven a intentar con nuevas revoluciones socialistas triunfantes. Ya no hay más salida en este sistema imperialista putrefacto que no sea la revolución.

Ya vimos en Rusia en el año 1905 hubo una gran derrota en un gran experimento y ensayo general de la revolución. Hubo masacres, pogromos, etc., porque las masas habían hecho una gran revolución. Y lo hicieron en Rusia en 1905 con una conciencia más atrasada que la de Medio Oriente. La revolución rusa de 1905 comenzó con la Iglesia Ortodoxa y el cura Gapón dirigiendo una movilización con crucifijos e incienso pidiéndole al “padrecito Zar” que les diera pan a los pobres y terminaron con el incienso y el crucifijo corriendo por las calles de San Petersburgo y con la clase obrera insurreccionada, con los marineros dándose vuelta contra sus oficiales.
El problema que define a una revolución no es la ideología, sino es el hambre y el estómago vacío de las masas que entran al combate producto de sus padecimientos inauditos. Mientras los escolásticos “socialistas” creen que las masas van a hacer revoluciones pasando por las “universidades socialistas”, cuestión que no existe. Por eso se necesita una dirección revolucionaria para llevarla a la victoria.
Los mencheviques, los reformistas en Rusia, ya habían sacado la conclusión de que en 1905 “se había llegado muy lejos”, lo mismo que dicen hoy todos: “Siria fue derrotada porque llegó muy lejos… tan lejos llegó que los mataron a todos”.
Nosotros opinamos al revés, que no llegó muy lejos, que le faltó casi el 80% de la obra. Nos faltó expropiar a los capitalistas en cada territorio donde estábamos; nos faltó sublevarnos en París, en Grecia, en Estados Unidos; nos faltó unir esa revolución al Magreb y Medio Oriente y al resto del mundo. “¡Qué poco que hicimos!” decimos nosotros.
Esa es nuestra conclusión: ajusticiamos pocos burgueses, fueron pocos los explotadores con los que hicimos justicia ante tantos años de muerte y masacre, fueron pocos los traidores que derrotamos a nivel mundial. Esa es la tarea que nos queda pendiente y ese es nuestro compromiso de honor con Abu al Baraa.

Pero una nueva crisis mundial sacude al planeta, nuevas revoluciones van a parir nuevos revolucionarios, nuevas guerras y nuevas barbaries también van a parir nuevos revolucionarios de la calidad de nuestro querido camarada Abu al Baraa, el compañero de la dirección de la FLTI, con el cual compartimos ese equipo de dirección y que cotidianamente discutíamos la elaboración de los libros de “Siria bajo fuego”. Estos no fueron escritos por personajes raros encerrados en bibliotecas de universidades, sino que fueron escritos por compañeros que estaban interviniendo en el campo de batalla mismo y fueron parte orgullosa de nuestro equipo en la FLTI, de su dirección, que lucha denodadamente por reagrupar las filas para recuperar la IV Internacional.
La última reflexión que queremos hacer es que en Siria, los liquidacionistas del trotskismo y de nuestro partido mundial, la IV Internacional, se pusieron a prueba y le demostraron a los enemigos de la clase obrera que eran útiles y que servían para aplastar revoluciones, que eran aptos, y pasaron la prueba. Por eso el capital los cooptó, están todos cooptados para sostener a los regímenes burgueses.

Nosotros no cambiamos el rumbo. Hemos tenido desertores, compañeros que se desmoralizaron, otros que creían que con la sangre derramada por otros iban a dirigir revoluciones y hacer partidos. Acá nos quedamos los que decimos que esa sangre es nuestra y es para la victoria de la clase obrera. Aquí nos quedamos los que luchamos por eso, mientras también se incorporan fuerzas de lo más valioso de la vanguardia de la clase obrera mundial.
El trotskismo tiene futuro porque es el futuro de la revolución. Por delante no hay otra cosa que revolución y contrarrevolución en este planeta y en este podrido sistema capitalista.
Nosotros queremos rendirle homenaje a nuestro querido camarada Abu al Baráa, pero sobre todo, porque el reformismo tiene que explicar, porque hay una nueva generación de obreros y de jóvenes rebeldes, a los que les tienen que explicar por qué hicieron un “frente antiterrorista” con Macron, con la burguesía imperialista francesa y Trump, para aplastar a la revolución siria. Tienen que explicar a una nueva generación de jóvenes y obreros, por qué sostuvieron al carnicero Putin que en Rusia prohíbe hasta hacer huelgas y marchas y quien lo hace son castigadas con prisión y torturados en sus mazmorras. Tienen que explicar por qué sostuvieron y apoyaron al fascista Al Assad que torturó a más de cien mil sirios peor que los nazis en los campos de concentración.
Ellos tienen que explicar por qué hay semejante derrota. Nosotros lo único que podemos hacer es denunciarlos ante la nueva generación del proletariado que esa “Nueva Izquierda” es una cueva de bandidos, de traidores y lo más atrasado que tiene el proletariado mundial: una dirección corrupta, pagada por el capital para cuando vienen las revoluciones salvarles sus negocios.
Queremos hacerle un homenaje a Abu al Baraa y, con él, a todos los militantes y luchadores de la revolución siria. Nosotros pusimos nuestro grano de arena, un punto de apoyo para la revolución. Pero sabemos que en esa revolución surgieron muchísimos “Abu al Baraa”, que no se merecían una derrota, se merecían la victoria.
En el homenaje a nuestro camarada, queremos hacerles un homenaje a todos los combatientes caídos de la revolución siria, porque son nuestros compañeros, por ellos luchamos y damos la vida, como lo hacemos por la clase obrera mundial.
La lucha por justicia y por vengar el asesinato de Abu al Baraa, la estamos dando en las calles de Nueva York, estamos peleando con el movimiento obrero negro que se ha insurreccionado, con las masas de Indonesia que entran al combate. ¡A Putin le llegará la hora! los obreros del Donbass de Ucrania han vuelto a sublevarse, en Bielorrusa hay acciones de masas contra el gobierno de Lukashenko y su feroz dictadura, en Kirguistán también la revolución ha comenzado, las masas comienzan a cercar la Rusia Blanca de Putin.
Allí se crean y se juntan las fuerzas para hacer justicia por la revolución siria y parar la máquina de guerra de Putin. La clase obrera norteamericana se ha levantado. El imperialismo yanqui comienza a tener las manos atadas para hacer una ofensiva directa. Las masas de Medio Oriente pelean.

Nos acabamos de enterar que, en el día de ayer, Sudán ha reconocido al estado de Israel. El gobierno de Sudán es un gobierno con el Partido Comunista, cuestión que todo el mundo quiere ocultar. El gobierno de Sudán es el quinto país árabe que reconoce al Estado sionista de Israel y al plan de Trump para Medio Oriente. Está allí el Partido Comunista que sostuvo a Al Assad, el que hoy, en el gobierno con la burguesía en Sudán que reconoce al sionismo y se ha puesto abiertamente en el bloque con el imperialismo yanqui.

Queremos entonces plantear que, en el siglo XXI, nuevamente, entre trotskismo y stalinismo hay un río de sangre.
Alguna vez llegará la hora en que sea el enemigo el que padezca tantas ignominias y atropellos como ellos le han impuesto al proletariado mundial.
Saludamos a todos los compañeros de nuestra corriente internacional. Reafirmamos que no cambiamos el rumbo, que está en la revolución.

Sabemos que, por delante, están la revolución y la contrarrevolución y que las épocas de paz son apenas coyunturales. Basta con ver la situación de cualquier país, en un mundo que está a la deriva. La crisis de dominio del imperialismo no deja de profundizarse. Aquí y allá, las hambrunas y padecimientos de las masas se tornan insoportables. La clase obrera necesita de muchos Abu al Baraa y muchos de ellos están en nuestras filas. Somos la carne del compañero Abu al Baraa y ese es nuestro orgullo.

Le hacemos llegar desde aquí un saludo a todos los compañeros en Siria, a la familia de Al Baraa, a sus hijas que son nuestras hijas y a nuestras compañeras que vengarán en el futuro la sangre de nuestros mártires.
Les agradecemos a todos los compañeros por haber estado en este homenaje. Sabemos que Abu al Baraa y su bandera no van a quedar en el olvido. Un abrazo fraternal a todos los compañeros en este homenaje a uno de los dirigentes de la FLTI, que cayó donde tenía que caer, en la guerra civil de clases.

 

 

 

 

 

 

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