Assad: el discípulo del sionismo en el plan fascista de ocupación de Siria
Van más de 6 años y medio de revolución y contrarrevolución en Siria, que supo ser el escenario de centenares y centenares de miles de trabajadores movilizándose en las calles al grito de “el pueblo quiere la caía del régimen” del dictador Bashar Al Assad. Sin embargo, al día de la fecha, la concentración de las potencias imperialistas junto con sus lacayos en la región orquestando la contrarrevolución en Siria han dejado como saldo más de 600.000 masacrados, más de 15 millones de desplazados, cientos de miles padeciendo cerco por hambruna, y como ya veníamos siendo testigos. Un plan sistemático de vaciamiento de las ciudades que el régimen y sus aliados no controlan. Todo esto demuestra que el régimen de Bashar no tiene base social y que la mera existencia del mismo en el poder lleva a las masas sirias a seguir marchando por su caída.
La paradoja es que si el imperialismo decidiese sacar a Bashar las masas podrían verlo como un triunfo propio y, al volver por lo suyo, pusiesen inclusive en cuestión la propiedad de la burguesía de conjunto. Por ello lo sostiene para que siga masacrando a las masas.
La pregunta entonces es, teniendo en cuenta que el 60% de la población siria está desplazada de sus hogares, ¿quién puebla las ciudades que han retomado el perro Bashar y sus aliados?
Para responderla, es necesario entender cómo está compuesto hoy el ejército de Bashar. Son mercenarios de Afganistán, libaneses de Hezbollah, de Irak, Irán y otras partes de Asia, a quienes se les promete una parcela de tierra y una casa, siempre a costa de masacrar a una familia siria o en su defecto ultrajarla hasta expulsarla. Ellos son los que ocupan las casas cada vez que las ciudades rebeldes son evacuadas con los autobuses verdes. Convirtiendo a estos mercenarios en verdaderos colonos fascistas al mejor estilo del estado gendarme sionista de Israel, el cual, con sus colonos, viene robándole sistemáticamente la tierra y sus casas al pueblo palestino, confinándolos a Ghettos y a la diáspora.
Los refugiados sirios hoy también viven en la diáspora y en campos de refugiados, que son verdaderos campos de concentración. Al Assad ya declaró que no dejará volver a aquellos que no hayan sido fieles al régimen. Es que, para tener estabilidad, sus ciudades solo pueden estar pobladas por personas adictas a él… de ninguna manera puede permitir que vuelva el pueblo sirio, pues empezarían nuevamente a ganar las calles por la caída del régimen. Esto ya lo aprendió de Homs en 2014, donde luego de tomar la ciudad permitió que volvieran los refugiados y desplazados internos y éstos comenzaron nuevos levantamientos contra el régimen.
Al Assad se convierte así en un gran discípulo del sionismo… aplicando su mismo plan fascista de ocupación y usurpación de tierra del pueblo explotado de Medio Oriente.