Comienza el año en la ciudad de Hebrón (Cisjordania-Palestina), con el sionismo fascista entregando a 17 de los cuerpos asesinados. La noticia se esparce rápidamente y hasta en las redes sociales suben mensajes anunciando que estos cuerpos estaban tan congelados que sus padres, hermanos y amigos de cada uno de los 17 palestinos asesinados deberían de esperar un tortuoso día más para hacer el funeral y despedirlos como verdaderos luchadores contra el ocupante sionista.
A pesar de que era sábado, día laborable para los musulmanes, el 2-01 se llevó adelante en los hechos un paro generalizado donde hasta los negocios de la ciudad estaban cerrados.
Todos querían despedir a sus mártires: Bassel Bassam Sidr, Fadel Abdallah Al-Qawasmeh,  Hamza Musa Al-Amlah, Saad Mohammed Al-Atrash, Shadi Nabil Al-Qudsi, Ezz Ed-Din Nadi Abu Shakhidm, Hamam Adnan As-Said, Aslam Rafiq Abidu, Mahdi Mohammed Al-Mohtaseb, Faruq Abdel-Qader Sidr, Fadi Hassan Al-Farukh, Malek Talal Al-Sharif, Mustafa Fadel Fanoun, Eihab Fathi Masouda, Omar Issa Az-Zaqeeq, Taher Fanoun y
Abdel-Rahman Masouda. La mayoría de estos 17 palestinos eran jóvenes, que como muchos de ellos, se ponen de pie contra la ocupación porque las condiciones de vida que se les impone son insoportables.

Hebrón se reagrupó por completo a las afueras de la ciudad, cerca del estadio de football, donde se encuentra una de las mezquitas. Mucho de los familiares que aún esperan la devolución de los cuerpos de sus seres queridos abrazaban a los familiares de los que iban a recibir el cuerpo, de alguna manera era una bocanada de aire y esperanza de que en unos días, quizás, puedan ellos también despedir a sus hijos, hermanos y amigos.
Se realizó una sola movilización para despedir a los 17 jóvenes asesinados. Esta terminó en el otro lado de la ciudad, donde también hay una mezquita.
No faltaba nadie en esta movilización. Sus padres, madres, esposas, hermanos, amigos cargaban a los mártires y otros familiares como el resto de la ciudad los acompañaban. Todos querían desahogar su rabia y odio, todos querían expresar de alguna manera la injusticia que se estaba viviendo. Todos sabían que cualquiera podría haber sido alguno de esos 17 mártires.
Los cantos de la marcha eran claros: “Palestina libre!”, “La capital de Palestina es Jerusalén!”, “La mezquita Al Aqsa es para los musulmanes!” y “Venguemos a la ocupación!”.
Luego, terminó la marcha con  centenares de jóvenes enfrentándose a las fuerzas de ocupación en el centro de la ciudad. Buscaban vengarse, por cada asesinado, por cada pedazo de tierra y vivienda usurpada y por las condiciones de vida de verdaderos guettos que sufren los palestinos en su propia tierra.

Viendo las fotos y videos, hablando con quienes fueron parte del funeral, hay un mensaje claro: vengar a quienes lucharon y derramaron su sangre por oponerse a la ocupación. Eso es lo que más desean, es lo que ansían y es por lo que los jóvenes palestinos apoyados en las familias que sufren a diario represión y tortura, como así también cuyos seres queridos han sido asesinados o están en las mazmorras del sionismo pelean.

En el funeral del 02-01 Hebrón se paralizó, ansiando que no haya más asesinatos, no haya más violaciones por parte de los colonos fascistas o por parte de las fuerzas de ocupación. A pesar de su deseo, sólo con la intifada triunfante, destruyendo al estado sionista fascistas de Israel, y conquistando una palestina libre, laica democrática y no-racista desde el mar al rio sus deseos se podrán hacer realidad.

Pamela Parson
Corresponsal de la Editorial Socialista Rudolph Klement