Periódicos Democracia Obrera
El Organizador Obrero Internacional

VISITE TAMBIÉN
LA PÁGINA DE LA FLTI

WWW.FLTI-CI.ORG

volantes
Suplementos DO
English
Portugués



14 de octubre de 2023

Se realizó la jornada internacionalista del Organizador Obrero Internacional, vocero de la FLTI

Presentación


A propósito de las condiciones internacionales que se refractan en Argentina, Palestina y los focos calientes del planeta, y el rol de la izquierda en este nuevo momento histórico

Extractos de la Intervención del compañero Carlos Munzer

 

Para comenzar quería comentarles que estábamos preparando esta conferencia sobre la trampa electoral, el feroz ataque de los capitalistas y la brutal crisis económica, política y social que transcurre en Argentina. Y mientras estábamos en esta preparación, nos encontramos, de repente, frente a una acción de la resistencia palestina de una enorme magnitud, que golpeó a los colonos que, armados hasta los dientes, le expropiaron y robaron al pueblo palestino las tierras que rodean Gaza. Como respuesta, hoy estamos presenciando una contraofensiva sionista que amenaza con barrer Gaza, un campo de concentración a cielo abierto en donde están encerrados más de dos millones y medio de palestinos.


La dirección burguesa de Hamas venía respondiendo a los ataques de las fuerzas de ocupación sionistas con acciones militares, que le permitían luego negociar un status quo donde Gaza quedaba siempre en un verdadero gueto, nada distinto a los bantustanes del Apartheid.

Pero esta vez, nada de esto funcionó. Es que la respuesta sionista es el inicio de una verdadera contraofensiva de los yanquis, que busca colocar al Estado de Israel como su punta de lanza militar en Medio Oriente, para que este pueda volver a utilizar su poder de fuego y sea el que mantenga el orden en la región. Está a la vista que las fuerzas contrarrevolucionarias del Estado de Israel no pudieron utilizar su poder de fuego a cuenta del imperialismo en años de levantamientos revolucionarios de masas de todo Medio Oriente que comenzaran allá por el año 2011.

Luego de su derrota en Irak en 2008 y de su empantanamiento en Afganistán, con un pueblo norteamericano sublevado contra la guerra imperialista, EEUU se cuidó muy bien de que no sea el sionismo su fuerza de choque en las sublevaciones de Túnez, Egipto, Siria, Bahréin, Irak, Argelia, Yemen, etc... Esto hubiera significado que se unieran todos esos levantamientos para aplastar al Estado de Israel. Era echar nafta al fuego de los procesos revolucionarios que estaban en curso.

El imperialismo entonces le dejó ese rol a las cobardes y asesinas burguesías árabes, tanto sunnitas como chiitas, para que masacren, engañen y dividan el levantamiento de las masas árabes y musulmanas. No escatimó en esfuerzos para llevar al asesino Putin a masacrar la revolución siria, junto al carnicero Al Assad, antes de que esta llegara desde Túnez, pasando por Damasco, a Jerusalén. Turquía pasó a jugar un rol central colaborando con Al Assad, Putin y los yanquis en la partición de Siria, o interviniendo directamente en la Libia en guerra permanente.

El imperialismo está entonces preparando una nueva contraofensiva contra la clase obrera mundial, y el ataque que está en curso en Palestina, a manos del sionismo, es parte de ello.


Para comprender los acontecimientos que comienzan a acelerarse en Argentina, todo obrero consciente debe conquistar una visión estratégica del actual accionar del imperialismo a nivel mundial. Estamos en un país en bancarrota, con hiperinflación contenida, endeudado hasta los tuétanos, con un 60% de pobres y millones de esclavos flexibilizados por los capitalistas. Se ha abierto una verdadera crisis del régimen de dominio y bancarrota de los partidos y de todas las instituciones de la burguesía, donde la clase obrera ha quedado maniatada y dividida por el pérfido rol de los traidores de la burocracia sindical.


Estas condiciones internacionales nos permitirán echar luz sobre cómo actúan las élites dominantes y sus partidos en Argentina que, en sus distintas variantes, hoy intervienen en la trampa electoral orquestada por la Embajada norteamericana.

Aquí también el imperialismo se prepara para dar un golpe estratégico que cambie la relación de fuerzas histórica que impuso la clase obrera con los procesos revolucionarios del 2001. Insistimos, una respuesta contrarrevolucionaria estratégica es lo que preparan el régimen y el imperialismo.

Como vimos en las últimas elecciones primarias (las PASO), el descreimiento de las masas en el régimen es descomunal. Esto se notó en una abstención y voto en blanco masivos, y la emergencia del “fenómeno Milei” por derecha, que arrastra a amplias capas de las masas desposeídas desesperadas y de la alta clase media. Esta vez es la burguesía la que busca dar una respuesta estratégica a la crisis del régimen de conjunto, que no es más que la expresión del fin de un modo de acumulación capitalista basado en el endeudamiento, el saqueo, la fuga de divisas y de las rentas nacionales, como la agraria, la petrolera, etc.

Como veremos luego, el imperialismo viene por las fuentes de materias primas del país. Ha decidido que se ha acabado la época de coqueteo con el pueblo y ya ha sacado a blandir el látigo de movimientos protofascistas como el de Milei, de gendarmes como Juntos por el Cambio o el del peronismo con el pacto social de la burocracia sindical, una verdadera policía al interior de las organizaciones obreras.

La gran burguesía ve que ya tiene a un 60% de la fuerza laboral flexibilizada, con los traidores de la burocracia sindical atándole las manos al proletariado y entregando cada una de sus luchas estos años, con una izquierda parlamentaria que desorganizó y se negó a reagrupar al ala izquierda de la clase obrera que encabezó mil y una batallas. Las clases dominantes ya han tomado nota de que hay millones de desocupados, cuentapropistas, obreros subocupados sin ningún tipo de convenio colectivo que son masas desesperadas que no tienen qué comer al otro día; un enorme ejército industrial de reserva que los capitalistas pueden volver a colocar por dos monedas en el proceso productivo, ya flexibilizados.

Desde la Embajada norteamericana y los grandes grupos económicos ya salió la orden: hay que derrotar estratégicamente al proletariado argentino, sacarle sus conquistas y terminar de saquear la nación. Este ataque decisivo es y será un eslabón de una contraofensiva imperialista estratégica sobre América Latina, su “patio trasero”, donde se desarrollaron enormes combates de masas desde 2019 y a la salida de la pandemia.

Aquí nadie se puede dejar engañar. La enorme emisión monetaria, la fuga de divisas y el pago al imperialismo solo lo puede resolver la burguesía si le saca a la clase obrera de conjunto una nueva masa de plusvalía. Lo que discuten es cuál es la mejor forma de hacerlo. Algunos opinan que la burocracia sindical es la mejor para entregar los convenios colectivos; otros opinan que es mejor liquidar los sindicatos.


Como vemos, Argentina y Medio Oriente son la muestra de cómo el imperialismo reacciona ante la crisis mundial que desde el 2008 impactara en EEUU, y frente a un ascenso y luchas revolucionarias que han recorrido distintos sectores del planeta, aunque de forma descincronizada.

Solo desde aquí se pueden entender las guerras regionales que se desarrollan hoy, como en Ucrania, o las que están en flamante estallido, como en Armenia y Azerbaiyán en el Cáucaso.


EEUU ha entrado en crisis en su control de la economía y la política mundial, que es disputado a cada paso por potencias competidoras, ya sean imperialistas o grandes burguesías comerciales como la china o rusa, que le renegocian sus condiciones en el mercado mundial. Esto y su propia crisis ponen en cuestión su hegemonía. El equilibrio político, económico y militar del planeta se ha roto y no logra recomponerse. Los ciclos cortos de crecimiento capitalista son tan solo pequeños respiros.

El imperialismo yanqui debe romper este impasse si no quiere entrar en una fase abierta de decadencia. Y nuevamente vuelve sobre el planeta con ofensivas contrarrevolucionarias y guerras para retomar el control del mercado mundial, sus fuentes de materias primas y ramas de producción y, como venimos insistiendo desde la FLTI, quedarse definitivamente y de forma directa con el mercado interno chino y las fuentes de materias primas de la “Gran Rusia”…


El imperialismo yanqui entonces responde a esta situación concentrando sus fuerzas en focos de revolución, contrarrevolución y guerras en sectores claves del planeta, donde pretende ejercer una acción ejemplificadora y disciplinar a sus competidores. Ya hemos visto esto en Europa. En las últimas décadas, la Unión Europea, organizada alrededor del eje franco-alemán, había reconstituido su “espacio vital” desde Portugal a las estepas rusas. Esto se realizó bajo la égida de Alemania, cuando había sido esa potencia imperialista la que perdió la Segunda Guerra Mundial. Una verdadera anomalía.

Como ya vimos sobre la cuestión ucraniana, EEUU tiró a Ucrania como un peón para que Putin la parta, la agote y la empuje más y más a su colonización, pero desgastándose a sí mismo y a la “Gran Rusia” en el intento… Los yanquis hicieron valer todo el peso de la OTAN para someter al eje franco-alemán. Es decir, el imperialismo dio un golpe estratégico en Ucrania, que lo coloca directamente en las fronteras de Rusia, no solo las de Europa sino también las de Asia. Para ello contó y utilizó las apetencias de opresión y bandidaje del carnicero Putin para que invada, parta y desangre a una castigada y saqueada nación oprimida como Ucrania, inclusive con la pandilla de Moscú robándose una parte de la misma como Crimea y el Donbass.

Este golpe del imperialismo angloyanqui en Ucrania será también una lección que va a por todas las ex repúblicas soviéticas. De ello se trata el ataque de Azerbaiyán expulsando a la población armenia de Nagorno Karabaj, y preparando una guerra también de exterminio del pueblo armenio, para controlar con la BP y con Turquía como socia menor, las rutas del petróleo del Cáucaso.


Insistimos el imperialismo yanqui busca dar golpes estratégicos para recomponer su hegemonía en la política y la economía mundial. Esto hizo ayer con los pactos de Ginebra. Dio un golpe contrarrevolucionario en Siria, donde Al Assad le hizo “el trabajo sucio” de aplastar una revolución con el genocidio más grande del siglo XXI. Contó con la colaboración inestimable de Putin y de los ayatollahs iraníes, con los cuales nunca rompió relaciones políticas y económicas. Siria quedó partida, con los yanquis quedándose con todo el petróleo, y en su derrota fueron contenidos los procesos revolucionarios iniciados en Túnez en 2011. Ello le cerró el paso a toda la marea revolucionaria que amenazaba con llegar a Jerusalén.

El stalinismo, junto a las burguesías árabes y la misma burguesía palestina, mantuvieron “neutral” a la clase obrera mundial y en particular al pueblo palestino ante la masacre al pueblo sirio. Y ahora, el pueblo palestino sufre la misma destrucción de sus casas, ciudades y aldeas que ayer las masas sirias.


El imperialismo mundial está en crisis y bancarrota. El crac de Wall Street de 2008, los estallidos bursátiles del 2017 y 2019, la quiebra de los bancos comerciales de este año, son la expresión de que el capitalismo acumula valores y reparte utilidades que el trabajo humano aún no ha producido.

Sobran potencias imperialistas. Una o varias de estas tienen que pagar la crisis. La potencia imperialista que se quede con las fuentes de materias primas de Moscú, el mercado interno chino, el control de las rutas del petróleo del Magreb y Medio Oriente, el uranio, el coltán, el cobre, los diamantes y el oro del África martirizada, y las grandes extensiones de litio de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, serán las potencias vencedoras, que tendrán a su disposición materias primas baratas y nuevos mercados, sobre la ruina de los demás. Si lo logran, habrán derrotado al proletariado internacional, cuestión que aún están lejos, muy lejos, de lograr.

Hoy el imperialismo pisa Medio Oriente con el sionismo y es la primera vez desde la guerra de Irak que interviene con ese escudo protector en esa región. Y lo tiene que hacer. Irak está en una situación revolucionaria abierta, con un estado en fase de disgregación, con las masas entrando y saliendo de la casa de gobierno. Las masas yemeníes no se han rendido. El régimen asesino de los ayatollahs está jaqueado por un gran ascenso del proletariado y los explotados que amenaza con dejarlo en crisis. Hay una situación de ascenso de masas en Líbano que tiene en crisis al control de Hezbollah. Los trabajadores de Egipto se disponen a volver al combate. Es decir, las masas amenazan con volver por su revolución. Por eso, para el imperialismo “es ahora o nunca” y ese es el grito de guerra de Netanyahu y Biden.

Es ahora o nunca”, grita también la burguesía argentina para darle un golpe estratégico al movimiento obrero argentino y saquear el litio, los hidrocarburos, minerales, alimentos, etc.

Es ahora o nunca”, gritan la BP y Turquía para conquistar las rutas del petróleo en el Cáucaso.


En Palestina no estamos entonces frente a un choque táctico entre Hamas y el Estado fascista de Israel. Insistimos, EEUU va por todo en la región. La revista del Departamento de Estado norteamericano, Foreign Affairs, advierte que no podrán imponer esta ofensiva que pretenden, aún con la colaboración que recibirán de la Autoridad Palestina en Cisjordania y del mismo Irán para contener a los palestinos del Líbano. Esta revista saca una alerta diciendo que EEUU no puede acompañar al sionismo al cementerio, puesto que no solo despertará a todas las masas palestinas, sino también a las del Líbano, Jordania, Egipto, de todo el Magreb y Medio Oriente e inclusive de Europa y el mismo EEUU.

Biden y el partido de los Demócratas “progresistas” (como lo vestía el stalinismo) ha demostrado ser el más belicista. Ya tienen una flota de mar en el estado sionista y están enviando otra flota de guerra a las costas del Mediterráneo. Es que la burguesía también es una fuerza social que busca cambiar la relación de fuerzas a su favor, porque sabe que o lo hace o pierde. En el caso del imperialismo yanqui, puede perder su control de la economía mundo e iniciar su decadencia. Si eso sucede no podrá contener las energías revolucionarias que aún conservan las masas a pesar y en contra de las direcciones traidoras como los desechos del stalinismo y las corrientes liquidadoras de la IV Internacional.


Estas últimas disolvieron nuestro partido mundial e impusieron partidos y frentes únicos con el stalinismo. En muchos países ingresaron abiertamente a los frentes de colaboración de clases o llamaron a apoyarlos políticamente. Está claro que la burguesía y sus regímenes, para desviar y contener los procesos revolucionarios, han recurrido a la vieja política de colaboración de clases, que ata a las organizaciones obreras a las burguesías que posan de “progresistas”, pero que tan solo tiran agua a la pólvora y, con frases dulzonas, buscan sacar a las masas del camino revolucionario.

Esto hizo también la izquierda norteamericana apoyando a Sanders y luego a Biden “contra Trump” y a los gobiernos que desviaron los procesos revolucionarios de los últimos años en América Latina, como ya vimos.

En otros puntos del planeta, con golpes preventivos nacionalistas, las castas de oficiales de los ejércitos se anticiparon a la irrupción revolucionaria antiimperialista de las masas para controlarla. Esto sucede en toda el África sud-occidental.

Las burocracias sindicales en Europa, como las stalinistas en Francia, Grecia o el Estado Español, o las socialdemócratas en Inglaterra, contienen la lucha de la clase obrera, que a cada paso resiste enormes ataques en los países centrales.

En África, los renegados del trotskismo entraron a los partidos stalinistas directamente como fracciones de ellos, como en Sudáfrica, Congo, Nigeria, etc.

Ellos vinieron a continuar con el trabajo del ya decadente Foro Social Mundial, que fue el encargado, con el castrismo, las burguesías nativas y el stalinismo a la cabeza, de contener los procesos revolucionarios del proletariado mundial de principios del siglo XXI. Todos prometían el “socialismo del siglo XXI”, como el chavismo con su estafa de la “Revolución Bolivariana”. También pregonaban el “socialismo de mercado”, mientras sostenían al régimen de esclavitud y apartheid de la burguesía stalinista china. Terminaron de entregar Cuba al imperialismo y a una voraz restauración capitalista. Y lo que es más grave, pusieron en pie el llamado “frente antiterrorista” que le permitió a Al Assad y Putin masacrar a mansalva la revolución siria.

Este frente de stalinistas reciclados necesitaba de la IV Internacional disuelta para que lo legitimara.


Más temprano que tarde en Palestina intentarán poner en pie el “frente antiterrorista”. Ya lo están tratando de hacer. Pero el problema que tienen es que las masas palestinas han sido adoptadas por la clase obrera mundial. Y los millones que hoy se manifiestan en apoyo al pueblo palestino ya han dejado atrás los límites y barreras que estas nuevas direcciones reformistas imponían para impedir el combate internacional de masas.


Millones ganan las calles del mundo en todo Medio Oriente, Europa y en los cinco continentes. El imperialismo busca atalonarse con el sionismo. Pero los trabajadores del mundo, a pesar y en contra de sus direcciones, se levantan junto a las masas palestinas.

La guerra de clases no ha cesado. Solo se profundiza. Las direcciones traidoras y reformistas adormecen a las masas. Deshacen lo que estas conquistan en su combate. Desincronizan sus luchas país a país.


Pero con la cuestión palestina ya no se puede jugar a las escondidas. Los explotados del mundo identifican a su enemigo: el sionismo y el imperialismo que lo sostiene. Se cae el velo del genocida Al Assad y su socio Putin… las masas sirias de las zonas liberadas se sublevan contra el sionismo, mientras Al Assad, Putin y los yanquis impiden estas marchas en las zonas que controlan de la Siria partida.


La hora de una lucha internacional de las masas explotadas ha llegado. Hoy es por Palestina, y mañana deberá ser para unir y coordinar el combate de la clase obrera contra sus verdugos: el imperialismo, los capitalistas y sus regímenes.

La hora del internacionalismo militante ha llegado como una necesidad de vida o muerte para la clase obrera mundial. El único partido que luchó y lucha por ello fue y es la IV Internacional y todas las corrientes que nos mantenemos firmes bajo sus banderas. El proletariado necesita de la IV Internacional para estar a la altura de este período de crisis, guerras y revoluciones que no hace más que profundizarse.

 

 

 


Gaza demolida por el sionismo

 


Bombardeo sionista sobre Gaza

 


Masas palestinas toman tanques del sionismo

 


Biden y Netanyahu

 


Portaaviones yanqui enviado a apoyar al sionismo

 


Nueva York: Israel bombardea hospitales, Biden lo financia

 


Marcha en Egipto en apoyo a las masas palestinas

 


Londres, Inglaterra, marcha en apoyo a las masas palestinas

 


Bagdad, Irak, multitudinaria marcha en apoyo a las masas palestinas

 


Bombardeo en siria a manos de Al Assad y Putin

 

 

contactenos