Sudán - 15 de mayo 2019
Una enorme sublevación de masas contra el régimen del hambre y el FMI que ya lleva más de 5 meses
Con acciones revolucionarias, los explotados derriban a Omar al Bashir y dan los primeros pasos para tirar abajo a toda la dictadura militar
El Frente de partidos burgueses opositores con el PC busca pactar una transición a 3 años que salva a los militares asesinos
y entregadores de la nación
¡Ningún pacto con los enemigos del pueblo!
¡Fuera Abdel Fatah Burhan! ¡Abajo el consejo militar de transición!
¡Basta de dictadura lacaya del imperialismo!
Desde Sudán del sur, la Khartoum sublevada y el Darfour masacrado,
¡Huelga general revolucionaria hasta que caiga todo el régimen,
expulsar al FMI y conquistar el pan y la independencia nacional!
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo!
¡Por consejos armados de trabajadores, campesinos pobres y soldados!
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Como parte de la cadena de sublevaciones que vuelve a recorrer el Magreb y Medio Oriente, desde diciembre pasado, las masas sudanesas con sus heroicos combates ganaron las calles por el pan y contra la dictadura militar. Es una sublevación en uno de los países más pobres del planeta, donde las masas sufren una descomunal hambruna y condiciones de vida catastróficas. Hartos de tanta miseria y hambre, hace mas de 5 meses los esclavos combaten al grito de “El pueblo quiere la caída del régimen”, el mismo que recorriera toda la región en 2011, como sucede también hoy en Argelia, Túnez, etc. Las masas identificaron claramente a su enemigo. Saben que para terminar con el hambre deben derribar al gobierno y al régimen.
Este es un levantamiento contra un régimen opresor que aplica los peores planes del imperialismo. El FMI en diciembre pasado ordenó a su lacayo Omar al Bashir (que gobernó Sudán desde 1989) que quite todos los subsidios al trigo. Así lo hizo y esto llevó a triplicar el precio del pan, la inflación alcanzó el 70% y provocó un aumento desmedido de la carestía de la vida en tan solo días, agravando las ya terribles condiciones de vida de las masas a causa del saqueo imperialista.
El ahogo del imperialismo a Sudán con la deuda externa es brutal. En 2017 su deuda pública fue de 49.344 millones de euros, que representa el 163.21% de su PBI y se ubica entre los países con más deuda respecto al PBI del mundo. A su vez, la transnacional imperialista Coca Cola se queda con la producción más importante que tiene el país en el campo, que es la goma arábiga, insumo indispensable para esta bebida. Las minas de oro son saqueadas por las transnacionales principalmente francesas, que están en la zona de Darfur. Y en 2011, el imperialismo yanqui consumó el robo del petróleo que se producía en el sur del país, impulsando un referéndum que tuvo como resultado la secesión de Sudán del Sur, lo que le permitió apropiarse de todo el carburante, cuyos yacimientos y reservas se encuentran en esa zona. Esta división que llevó adelante el imperialismo yanqui, profundizó la crisis económica en la que ya estaba sumida Sudán, pues el Norte dejaba de percibir las regalías del petróleo que, antes de la partición del país, entraban a las arcas de la nación unificada. Perdía así el 75% de las reservas de petróleo que se encuentran en el sur del país.
Por eso este levantamiento de los explotados es un gran combate antiimperialista, que enfrenta directamente al saqueo y la opresión de los piratas de Wall Street y de Maastricht.
Las masas derrocan a Al Bashir
y no dejan las calles hasta que
caiga el régimen asesino
La sublevación que comenzó en diciembre pasado fue generalizándose desde la ciudad de Atbara a todo el país, golpeando fuertemente en la capital, Khartoum. Las masas fueron profundizando su lucha. Luego de 4 meses, el 6 y 7 de abril, centenas de miles de trabajadores y explotados sudaneses se apostaron en una plaza frente al Cuartel General del ejército en Khartoum. Las fuerzas de seguridad de Bashir, conocidas por su brutalidad, intentaron disolver esta concentración. Ante esto, algunos soldados salieron en apoyo de los manifestantes, tirando tiros al aire y desplegando tropas en las calles rodeando a los manifestantes; mientras otros, entonando cánticos contra el gobierno, les distribuían agua. Temiendo una ruptura del ejército, el generalato decidió intervenir y el jueves 11/4 tuvo que destituir a Bashir, encarcelándolo.
Omar al Bashir cayó por acción de las masas, por su lucha revolucionaria. El 11/4 tiraron abajo al dictador, a pesar de que sienten sobre sus espaldas el peso del genocidio de sus hermanos de clase en Siria, que impuso un gran escarmiento contra las masas del mundo y en particular con las de la región. Ese mismo 11/4, en las calles de Khartoum se podía ver la bandera de la Siria revolucionaria y escuchar el grito de “Bashir cayó, Bashar caerá”.
Si el ejército decidió su salida y encarcelamiento, es porque se vio obligado a hacerlo por las enormes acciones revolucionarias de las masas, que sienten que triunfaron y esto es lo que les da impulso para mantener su combate por el pan y por derribar a esa sangrienta dictadura militar.
Un pacto entre la casta de oficiales y un frente de partidos burgueses opositores y el Partido Comunista para que las masas no terminen de derrotar al régimen y se salve el poder de la burguesía
Ante la caída de Bashir, el ejército rápidamente nombró un gobierno de una junta militar con figuras y generales del viejo régimen. Las masas lo identificaron como continuidad de Bashir y siguieron luchando, haciendo que sus principales referentes tengan que renunciar a los pocos días de asumir.
Por ello, hoy han nombrado un nuevo gobierno, aunque interino, compuesto por un Consejo Militar de Transición de 10 oficiales, con Abdel Fatah Burhan a la cabeza. Ni bien asumió este Consejo, en un intento de apaciguar a las masas en lucha, liberó algunos presos políticos, destituyó a oficiales de los servicios de inteligencia que las masas los identificaban con Bashir, eliminó el toque de queda que imperaba en Sudán hasta ese momento y prometió elecciones futuras. Pero nada de esto funcionó para sacar a las masas de las calles. Ellas saben que, por más figuras nuevas que ponga el gobierno militar al frente, se trata del mismo generalato que gobernó con Omar al Bashir por más de 30 años
Por ello, este Consejo tuvo que hacer un pacto con quienes se han montado por sobre el levantamiento de las masas, un Frente de partidos burgueses opositores a Bashir y el Partido Comunista Sudanés, llamado “Frente de las Fuerzas por la Libertad y el Cambio”. Así, el Consejo Militar de Transición y el mencionado frente anunciaron que juntos conformarían un “gobierno civil”. Es decir, han acordado hacer juntos una transición, en la cual asumiría el gobierno que van a conformar, llamando a elecciones dentro de 3 años, aunque todavía se encuentran discutiendo cuántos miembros civiles y cuántos militares tendrá el antedicho gobierno y qué tanto usarán el Corán como fuente de las nuevas leyes con las que este gobierno se regirá.
Aún cuando todavía les falta ponerse de acuerdo en estos puntos, el pacto está hecho. Así, este Frente le dice a las masas que no hay que tirar al gobierno militar y los generales de Bashir, sino pactar con ellos y hacer juntos una transición. Por ello estamos ante un pacto y transición para que las masas, que aún se mantienen en las calles, no avancen a derrotar la casta de oficiales y así salvar al poder de la burguesía.
Este Frente de las Fuerzas por la Libertad y el Cambio juega un rol fundamental en frenar el combate de masas, para que su enorme sublevación termine en una nueva junta de gobierno, con elecciones dentro de unos años con una nueva constitución, pero con el mismo viejo ejército y con los mismos planes de hambre y miseria. Así buscan salvar a los generales de la dictadura de Bashir, responsables de un genocidio de 300.000 sudaneses en Darfur y tantos otros crímenes contra las masas, como también de la hambruna y de las terribles condiciones de vida en las que viven los explotados de Sudán.
Asimismo este frente es una garantía de que si las masas derrotaran a la casta de oficiales, asumirían ellos como gobierno para salvaguardar el poder burgués.
Es un frente de colaboración de clases, cuyo rol es engañar, adormecer y desorganizar a la clase obrera y las masas explotadas con ilusiones “democráticas” de un “gobierno civil” paralizando la voluntad política del movimiento obrero, permitiendo de esta manera que la reacción y la contrarrevolución levanten cabeza. Y es justamente el PCS, que dirige amplias capas del movimiento obrero y estudiantil, el que se encarga de someter a la clase obrera a los partidos burgueses que están en el antedicho Frente.
Así, el PCS es un eslabón fundamental del sostén del poder de las fuerzas armadas. No es de extrañar, ya que desde 1996 fue un partido legal dentro del régimen dictatorial de Bashir, al cual legitimaba, incluso participando y avalando sus elecciones fraudulentas como lo ha hecho en el año 2010.
Además, el PC de Sudán como los PC sirios, sostuvieron y sostienen abiertamente el genocidio de Al Assad y Putin contra las masas revolucionarias de Siria. Es decir, en Siria el PCS se ubica en la trinchera de Bashar y Putin, los masacradores del pueblo sirio, la trinchera opuesta a la de las masas sudanesas, que enfrentan al dictador Bashir y todo el régimen levantando como bandera a la revolución siria.
¡Huelga general revolucionaria hasta que caigan todos los generales de Bashir!
¡Ningún pacto ni transición
con los militares asesinos!
¡Gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Las masas ya derrotaron a Bashir en las calles. Pero aún el régimen de la dictadura no ha caído. Y es esto es así no por la falta de heroicidad de los explotados, que protagonizan enormes combates desde hace más de 5 meses, sino por la traición de la dirección que tienen a su frente. Es que el Frente de las Fuerzas por la Libertad y el Cambio lleva este combate a los pies de la burguesía y a un pacto con los militares de Bashir. No viene a traer más democracia, sino a preservar a la oficialidad que gobierna hace 30 años junto con Bashir y salvaguardar el poder burgués.
Los explotados sudaneses tienen que hacerle sentir a la burguesía, a la junta militar, cuál es la fuerza de la clase obrera, demostrando quiénes extraen, producen y son los verdaderos dueños de las riquezas de Sudán. La clase obrera es la única que, acaudillando al conjunto de los explotados, podrá derribar al régimen para poder resolver todas sus penurias. Para poder comer, para tener trabajo, una vida digna y derrotar a la dictadura es necesaria una acción independiente y decisiva que pegue al corazón del régimen y de la burguesía. ¡Hay que imponer ya una Huelga General Revolucionaria insurreccional, que haga estallar por los aires al conjunto del régimen, para que no quede ni uno solo de los militares asesinos!
Una huelga general revolucionaria que paralice toda la economía del país… las fábricas, las petroleras, las minas de oro, las escuelas y universidades, la actividad agrícola, el transporte, cerrar los oleoductos… ¡Que no salga ni un gramo de goma arábiga para los saqueadores imperialistas de Coca Cola! ¡Ni una gota de petróleo para las siete hermanas! ¡Ni una onza de oro para las mineras imperialistas!
¡Los sindicatos y organizaciones obreras, cuya dirección está en el mencionado Frente con partidos burgueses en un pacto con los militares, deben romper con la burguesía y convocar a esta huelga general ya! ¡Ningún pacto ni transición con los militares asesinos!
¡Hay que ponerle el pie en el pecho a la burguesía y a las fuerzas armadas! ¡Hay que atacarlos donde más les duele, en su propiedad, paralizando los medios de producción! Así le daremos un golpe decisivo a la dictadura militar.
Para ello, la clase obrera tiene que poner en pie comités de huelga en cada fábrica, establecimiento, escuela y universidad… con comités de autodefensa armados para defender su lucha, su huelga y sus movilizaciones de los ataques de las bandas fascistas paramilitares, que volvieron a asesinar el pasado 13/5 a dos manifestantes que se encontraban en la plaza del Cuartel General rodeando los cuarteles.
¡Abajo el Consejo militar de Transición, continuador de la dictadura de Bashir! ¡Hay que disolver la casta de oficiales del ejército y de jueces! ¡Juicio y castigo a los generales genocidas de 300.000 sudaneses!
¡Hay que desarmar a las fuerzas armadas asesinas del pueblo! ¡Disolución de las bandas paramilitares, la policía antimotín y todas las fuerzas de represión del estado!
Hay que poner en pie las instituciones de la clase obrera, independientes de la burguesía, comités de trabajadores, campesinos, de los sectores arruinados del campo y de la ciudad, de estudiantes combativos, que voten con democracia directa, coordinados a nivel local y nacional, para que los explotados tomen en sus manos la resolución de sus demandas y problemas acuciantes.
Desde las movilizaciones que ya rodean los cuarteles del ejército hay que llamar a los soldados rasos a que desconozcan a sus oficiales y formen sus comités de soldados, para que funcionen con estos comités de trabajadores, que combatan junto al pueblo contra esta dictadura genocida.
¡Hay que poner en pie el poder de los de abajo! ¡Consejos de trabajadores, campesinos y soldados!
¡Por comités de autodefensa de las masas para defenderse de la represión del ejército, la policía y sus bandas paramilitares y los servicios de inteligencia!
El levantamiento comenzó y es por el pan. Este no vendrá de la mano de ninguna transición con los partidos que cuidan la ganancia de los patrones a costa del hambre del pueblo, que defienden los intereses del imperialismo y salvaguardan a sus socios menores locales de la dictadura militar. Para poner fin al hambre y las condiciones de miseria en las que están la amplia mayoría de los explotados, ¡Hay que expropiar a los expropiadores, a todas las transnacionales que saquean y regaron a todo Sudán con la sangre de los explotados! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todas las propiedades de la dictadura y sus socios! ¡Expropiación de toda la banca imperialista! ¡Allí están los fondos para ponerle fin al hambre!
¡Hay que terminar con el saqueo imperialista! Las masas en lucha deben imponer la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda externa, y garantizar el reparto de la tierra para todos los que la trabajen.
¡Por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, apoyado en los consejos de obreros y soldados armados!
Este gobierno será el único que puede llevar adelante estas tareas. Será un gobierno verdaderamente democrático, con los generales de la dictadura desarmados y el pueblo armado. Solo este gobierno puede inclusive garantizar una asamblea nacional sudanesa, libre y soberana, con un representante electo cada 10.000 habitantes, que pueda ser revocable en cualquier momento por sus electores y que no gane más que el salario de un obrero medio. Esta asamblea debe funcionar como cámara única, concentrando en ella los tres poderes: ejecutivo, legislativo y también judicial.
Solamente un gobierno así, de las masas armadas y basado en sus propios organismos, conquistando el pan y terminando con el saqueo imperialista, podrá unificar a todos los explotados de Sudán del Norte y del Sur… sean de Darfur, del Sur, del Nilo Blanco, etc. y terminar con las “guerras civiles”. Es el único gobierno que permitirá que los millones de refugiados que tuvieron que abandonar su país, regresen a sus casas. Así se terminará con las distintas pandillas burguesas locales que, con sus brazos armados, llevando a las masas a un baño de sangre matándose entre sí, buscan quedarse con un poco más de comisión por los distintos negocios de las riquezas naturales de cada región. Todos los explotados tienen una misma demanda y enfrentan a un mismo enemigo. ¡Por una Federación Sudanesa obrera y socialista de los explotados, del Norte, del Sur, de Darfur y de todas las regiones!
Las masas se sublevan por el pan y para terminar con los gobiernos dictatoriales asesinos que entregan las riquezas al imperialismo… tanto en Sudán como en todo Medio Oriente. Precisamente hoy, Sudán es la avanzada de este combate, como lo es también Argelia. De Khartoum a Idlib, de Argel a Gaza, de Túnez a Beirut... ¡una misma intifada! ¡Por los Estados Unidos Socialistas del Magreb y Medio Oriente!
En los países imperialistas, la clase obrera francesa, inglesa, alemana y la estadounidense tiene en sus manos luchar por la liberación de sus hermanos de clase del África expoliada al grito de: “el enemigo está en casa”. Son las transnacionales imperialistas las que saquean estos pueblos e imponen gobiernos y regímenes lacayos como el de Sudán. Detrás, van los ejércitos imperialistas con sus “tropas de despliegue rápido” y bases militares.
¡Fuera las tropas y bases francesas, yanquis, inglesas de toda África!
Miles de sudaneses marchando por las calles de Londres, Paris, Berlín y miles de argelinos marchando en París, escenario de la lucha de los chalecos amarillos, son el camino a seguir. ¡Ganemos las calles del mundo en apoyo a los levantamientos de Sudán, Argelia, de la resistencia siria, la lucha de las masas palestinas en Gaza y de todos los explotados de Magreb y Medio Oriente!
Ana Negri