31 de octubre de 2024
Se realizó el “III Evento Internacional León Trotsky” en Buenos Aires de ex trotskistas, pseudo-socialistas y stalinistas:
Una alquimia reformista que busca liquidar la continuidad de la IV Internacional y el combate por la revolución socialista
Nuevamente en el siglo XXI:
Reforma versus Revolución
Entre el 23 y el 26 de octubre, sesionó en Buenos Aires el autodenominado “III Evento Internacional León Trotsky”. Del mismo participaron las corrientes que conforman el FIT-U de Argentina (PTS, PO, MST e Izquierda Socialista/UIT-CI), Política Obrera (la Tendencia del PO de Altamira) y el NMAS.
Desde Londres, arribó Callinicos, dirigente del SWP inglés y su corriente internacional ISO. También viajó Savas Matsas, dirigente del EEK de Grecia.
Además de distintos pseudo-intelectuales académicos y sectores espartaquistas abiertamente pro-stalinistas, en el encuentro también intervino Osvaldo Coggiola, ex militante del PO, y hasta un stalinista abiertamente pro-sionista como Daniel Lazare, que rompió con el Partido Comunista de Gran Bretaña porque ellos reivindicaron la acción de autodefensa de la resistencia palestina del 7 de octubre.
Desde Kenia, se conectó Ezra Otieno, ex miembro del PC y hoy militante de la LIS de Bodart, que levanta las banderas del “panafricanismo” a los pies de las burguesías negras de África, agentes del imperialismo.
En este encuentro tampoco podía faltar el mandelismo a través de Eric Toussaint del “Secretariado Unificado” y la LIT-CI, que participó con un militante desde Chile.
Este evento en Buenos Aires fue continuidad de los distintos “encuentros sobre Trotsky” que se vienen realizando todos los años a partir de 2019. En aquella oportunidad, todas las corrientes de los renegados del trotskismo se reunieron en La Habana con sectores del stalinismo cubano para cubrirlos como “trotskistas”.
Dicho encuentro en Cuba fue organizado por Frank García Hernández, quien proclamaba ser un “orgulloso militante del Partido Comunista”. García Hernández, que ahora es “crítico” del gobierno de Díaz Canel en la isla, también fue el gran coordinador del evento que acaba de terminar en Argentina.
Este stalinista cubano viene usurpando la figura revolucionaria de Trotsky, mientras reivindica furiosamente a Fidel Castro, ¡que recibió con honores a Mercader, el asesino del camarada Trotsky!
Así, bajo la dirección del castrista García Hernández, los dirigentes de los grupos renegados del trotskismo se reunieron en lo que fue un verdadero Congreso Internacional de ese partido único de liquidadores de la IV Internacional y el stalinismo que, como demostraremos, buscan que no quede ni vestigios de la IV Internacional y su programa y utilizan a Trotsky para hacer pasar como “trotskista” la política del stalinismo.
La impostura del castrista García Hernández que usurpa las banderas del “trotskismo” para encubrir a la nueva burguesía del PC cubano y al régimen de los generales millonarios en la isla
En 2019, Frank García Hernández llamó a “rehabilitar a Trotsky” en Cuba para utilizar el legado del trotskismo para encubrir la restauración capitalista que impusieron los nuevos ricos del PC, deviniendo ellos en una nueva burguesía y enriqueciéndose como socios menores de las transnacionales imperialistas.
Hoy, cuando ya no se puede ocultar cómo el régimen del PC viene matando de hambre a las masas cubanas y reprimiéndolas violentamente cuando se sublevan, como ocurrió el 11J de 2021, García Hernández con su grupo “Comunistas Cuba” se ha ubicado como la “oposición a su majestad”, los nuevos ricos cubanos y el gobierno contrarrevolucionario de Díaz Canel. Ellos son hijos políticos del partido de Fidel Castro que luego de estrangular cientos de embates de la revolución latinoamericana y combates de la clase obrera norteamericana, proclamó que el “socialismo no va más ni siquiera en Cuba” para imponer la restauración capitalista en la isla que ya se ha consumado.
Ocultando los negocios de la nueva burguesía del PC, García Hernández ahora afirma que recién ha comenzado ese proceso de restauración capitalista en Cuba y se llena la boca hablando de que hay que hacer una “revolución política” como planteaba Trotsky contra la burocracia stalinista en la URSS en los ’30, pero no llama a derrotar al régimen de los generales del PC, esos “nuevos gusanos” que son socios menores del imperialismo en los negocios claves de la isla.
García Hernández no plantea que hay que poner en pie consejos de obreros y soldados, ni sindicatos independientes ni un partido revolucionario. No llama a derrotar a la casta de oficiales… ni siquiera a hacer una “nueva Sierra Maestra”.
¿De qué “revolución política” habla entonces? Para los trotskistas, la “revolución política” significaba derrocar a la burocracia stalinista de la URSS con métodos de la guerra civil, para restaurar el poder de los soviets y volver a transformar al estado obrero en un bastión de la revolución mundial: “La cuestión es cómo deshacerse de la burocracia soviética que oprime y explota a los obreros y campesinos, liquida las conquistas de Octubre y es el principal obstáculo para la revolución internacional. Hace ya tiempo que llegamos a la conclusión de que esto sólo se puede realizar mediante el derrocamiento violento de la burocracia, es decir, mediante una nueva revolución política.” (Trotsky, “Hay que expulsar a la burocracia y a la aristocracia obrera de los soviets”, 1938, negritas nuestras).
García Hernández se escuda en una supuesta “revolución política” que no quiere hacer, para defender al Partido Comunista burgués cubano que restableció el derecho de herencia y la propiedad privada. Se asociaron con el imperialismo en los negocios de la industria del turismo, la minería del níquel, etc. Construyeron en Puerto Mariel una zona franca libre de impuestos para que las transnacionales instalen sus maquilas con obreros esclavos. Los nuevos ricos del PC no sufren el bloqueo yanqui. Ellos fugan su plata a las Bahamas, viven en countries como El Laguito y tienen yates de lujo, como el hijo de Fidel Castro en Baradero, mientras los obreros se mueren de hambre… ¡y García Hernández no quiere que tengan derecho siquiera a poner sindicatos independientes!
Y encima hay que soportar que ahora hable de “formar un movimiento piquetero” de los trabajadores desocupados en la Cuba capitalista, en lugar de pelear por comités de fábrica, por comités de desocupados y comités de soldados para hacer una nueva revolución para hacer volar por los aires al régimen castrista, expropiar a las transnacionales y los “empresarios rojos” del PC y restaurar la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias, en alianza a los obreros y campesinos latinoamericanos y la clase obrera de EEUU.
Un “movimiento piquetero” enchalecado es lo único que García Hernández dice que se puede hacer en Cuba debido a la represión que se vive allí. Él viene afirmando que no es posible militar en la isla porque “hoy mismo te paras en una fábrica a repartir un volante (…) y vas a ser arrestado por la seguridad del Estado. (…) Es muy difícil la construcción de cualquier agrupación comunista de oposición en Cuba. (…) Por repartir propaganda comunista, propaganda opositora, te pueden dar de cuatro a seis años de cárcel. Así dice en el Código Penal.” (Entrevista al NMAS, “Cuba, ayer y hoy”, 26/05/24)
Es un verdadero farsante. Siguiendo su lógica, ni Lenin hubiera podido combatir al zarismo desde la completa clandestinidad, ni los trotskistas al stalinismo, que fueron perseguidos, encarcelados y asesinados por pelear por el programa que García Hernández falsifica.
Las masas cubanas ganan las calles chocando con el PC y han dejado miles de presos en las mazmorras del régimen, mientras García Hernández desde Buenos Aires, bien lejos de la isla, les dice que “no se puede hacer nada”.
García Hernández es un impostor que solo puede hablar de “Trotsky” gracias a los liquidadores de la IV Internacional que lo legitiman. ¡Fuera las manos de León Trotsky y su legado de este agente stalinista!
Los participantes del encuentro: tan distintos pero tan iguales…
Como vimos, las corrientes que se dieron cita en Buenos Aires se han disciplinado al castrista García Hernández, borrando el río de sangre que existe entre trotskismo y stalinismo. Este abanico de grupos, que en algunos puntos tienen matices entre ellos, en otros, tienen enormes diferencias a tal punto que se ubican directamente en trincheras opuestas, como en Ucrania, donde unos están con la OTAN y otros con Putin. En Palestina unos están con Hamas y otros dándole “condolencias” al sionismo por el 7 de octubre. En Cuba unos afirman que nunca hubo un estado obrero, otros que sigue habiendo y otros que ya se consumó la restauración capitalista en los ‘90.
Estos grupos se muestran como distintos, pero en realidad son iguales, porque, en primer lugar, los une un gran acuerdo: todos ellos piensan que la revolución socialista no es una tarea inmediata; esto en momentos en que la catástrofe capitalista, las guerras y los padecimientos inauditos de las masas no hacen más que agudizarse (cuestión que ellos mismos no pudieron negar). Es más, estos dirigentes se llenaron la boca hablando de las “crisis y guerras”, pero escondieron bajo siete llaves el programa de la revolución.
Ayer Castro, Chávez y demás farsantes de la “Revolución Bolivariana” hablaban del “socialismo del siglo XXI”, una estafa antimarxista contra las masas, mientras entregaban Cuba al imperialismo y hambreaban a la clase obrera. Hoy, estas corrientes pregonan que la lucha es por un “futuro comunista”, como proclama un manifiesto del PTS de Argentina... es decir: “comunismo para las calendas griegas” y que “hoy siga la dictadura del capital”.
Es que la tesis que todos tienen en común es que la clase obrera puede mejorar su nivel de vida en los actuales marcos del sistema capitalista en bancarrota, falsificando el carácter de la época imperialista. Así embellecen al capitalismo en su fase imperialista, presentándolo como un “sistema vigoroso” y ocultando que estamos en una época de total decadencia de las fuerzas productivas y de un capitalismo en completa descomposición. En medio del brutal crac económico que sacude al planeta desde 2008, el capitalismo, lejos de brindarle “prosperidad” a los explotados, solo impone hambrunas, guerras, genocidios, masacres, contrarrevolución y las peores condiciones para los explotados, y si la revolución proletaria no lo impide, una nueva carnicería mundial interimperialista azotará a la civilización humana.
En este encuentro donde no existió la lucha por la revolución, por supuesto que tampoco se mencionó siquiera la necesidad de combatir contra los frentes de colaboración de clases que montan el imperialismo y la burguesía para desviar los procesos revolucionarios, como vimos en los últimos años en América Latina, EEUU, Europa, Medio Oriente, etc. Se dedicaron a discutir contra las “ultraderechas”, silenciando que son esos frentes de colaboración de clases los que adormecen y desorganizan a las masas para abrirles las puertas al bonapartismo, la contrarrevolución y el fascismo.
Esto no es de extrañar. Es que la absoluta mayoría de estas corrientes viene siendo parte de esos frentes con la burguesía. Justamente, el otro punto que los une a todos es que reeditan la vieja política stalinista de colaboración de clases y de “revolución por etapas”, para someter a la clase obrera a los sectores de las burguesías que ellos llaman “progresistas” o “democráticas”.
Por eso en el encuentro hablaban a “calzón quitado” de que es “táctico votar a partidos burgueses en las elecciones”, cuestión que siempre planteó el stalinismo para liquidar toda política de independencia de clase y subordinar a los trabajadores a un sector de sus verdugos.
Esta es la política que las direcciones de estas organizaciones vienen aplicando en la vida real, como en América Latina, donde los vimos a los pies de todos los gobiernos de colaboración de clases que expropiaron los procesos revolucionarios, como Boric en Chile, Castillo en Perú, Petro en Colombia. En Brasil, el mandelismo desde el PSOL ha entrado abiertamente al gobierno de Lula, como también lo hizo la LIT ingresando desde la dirección de la central sindical Conlutas a su “mesa de diálogo permanente” junto a toda la burocracia pelega. Mientras tanto, en la Francia imperialista apoyaron al “Nuevo Frente Popular” de Mélenchon que pactó con el gobierno antiobrero de Macron que le arrebató todas las conquistas a los trabajadores.
Con la excusa de “enfrentar a Trump”, todas estas corrientes llamaron a apoyar a Sanders y los “Socialistas Democráticos de América” (DSA), la “izquierda” de los carniceros del Partido Demócrata imperialista yanqui de Biden, que hoy comanda el genocidio sionista en Gaza. El máximo dirigente de esta política estuvo presente en Buenos Aires: la ISO de EEUU de Callinicos, directamente se disolvió dentro del DSA, mientras que en Inglaterra, entraron al Partido Laborista sirviente de la Corona, sosteniendo a sus hombros a su ex dirigente Corbyn. Ni hablar de su rol en el África negra, donde la ISO no se cansó de apoyar a sectores burgueses como el ex MDC en Zimbabwe o el CNA con el stalinismo en Sudáfrica.
En Argentina, vimos al NMAS y a Izquierda Socialista el año pasado votar abiertamente al gorila de Massa “contra Milei”, mientras el FIT-U le votó decenas de leyes al gobierno peronista y hoy sostiene un bloque político parlamentario con el kirchnerismo y toda la “oposición” patronal a Milei.
El reformismo y la guerra…
Otro gran punto que tienen en común los participantes del encuentro es su tesis de que durante la guerra se suspende la lucha de clases, cuando esta no hace más que agudizarse. Por eso, más allá de sus posiciones, todas estas corrientes no velan por los intereses de la clase obrera durante la guerra, sino que se dedican a poner al proletariado en el lugar equivocado de la trinchera para someterla a su enemigo de clase.
Así lo hicieron en Siria, donde la mayoría de estas direcciones entraron al “frente antiterrorista” del imperialismo. Apoyaron al fascista Al Assad y el asesino Putin, que fueron comandados por los yanquis en su genocidio a las masas revolucionarias sirias, mientras otros se sometían a los generales burgueses del ESL y Turquía que entregaron la revolución desde adentro. Como no podía ser de otra manera, la denuncia a esta brutal masacre, que permitió la actual ofensiva contrarrevolucionaria del sionismo contra el pueblo palestino, “brilló por su ausencia” en las decenas de ponencias que se realizaron durante todo el encuentro.
En Palestina, están las corrientes que condenaron los “métodos terroristas” de Hamas y le dieron “condolencias” al sionismo, como hizo el PTS, y las que someten a la heroica resistencia palestina y la enorme solidaridad internacional contra el genocidio de Netanyahu y Biden, a los pies de la teocracia iraní que ha cercado Gaza y busca imponer la rendición del heroico pueblo palestino.
La guerra en Ucrania fue el punto que cruzó todo el encuentro. Por un lado, estuvieron las corrientes “pro-OTAN”, como la UIT-CI, la LIT y la LIS de Bodart, que afirman que sin romper con el gobierno pro-imperialista de Zelensky, la OTAN y el Maastricht imperialista, Ucrania puede ganar la guerra. Estos grupos se dedican a “exigirle armas a la OTAN”, pintando al imperialismo como una “fuerza de liberación de las naciones oprimidas”.
Por otro lado, están las corrientes que apoyan de forma más abierta o más solapada a Putin. Entre los más descarados se encuentra Savas Matsas de Grecia que mantiene un bloque político común con la stalinista Darya Mitina, una verdadera “ministra sin cartera” de Putin, dirigente del Partido Comunista Unificado ruso, apéndice del PC oficial, que apoya la criminal invasión de Rusia a Ucrania (y obviamente, su masacre en Siria). Ellos llegan al extremo de pintar a Putin como “antiimperialista”, cuando es un sicario siempre listo para masacrar a los pueblos sublevados a cuenta de las distintas potencias imperialistas, y es el gendarme de los negocios del imperialismo y los capitalistas en todas las ex repúblicas soviéticas de Eurasia, donde Rusia mantiene decenas de bases militares para mantener el orden y que no escapen del control del imperialismo.
La posición mayoritaria que se planteó sobre Ucrania durante este encuentro, fue la de los corrientes como el PO, Política Obrera, el PTS, el SWP y el castrista García Hernández. Ellos afirman que en Ucrania hay una “guerra entre la OTAN y Rusia”. ¿De qué hablan? La que hace dos años y medio está siendo invadida a manos de las tropas de Putin es la nación ucraniana. Los obreros ucranianos son los que han dejado miles de muertos y 10 millones de refugiados.
La OTAN no combate en Ucrania. Solo le da a Ucrania algo de armamento para que Rusia no avance más allá del Donbass y Crimea, que son las fronteras ya estipuladas en la guerra. Esto es en definitiva lo que todos ocultan: luego de dos años y medio de invasión, Ucrania ya ha quedado partida y ocupada en un 20% de su territorio por la “gran Rusia”, que se ha robado todas las empresas de las zonas que controla. Las filas de la clase obrera ucraniana están desgarradas, entre los obreros de Kiev y los que están en las zonas ocupadas por Moscú. Todo esto, mientras Ucrania sigue siendo sojuzgada por el FMI, y el gobierno pro-imperialista de Zelensky ha entregado el gas y todas las riquezas a EEUU y las transnacionales imperialistas.
Más allá de sus diferencias y sus distintas ubicaciones en las trincheras, todos los participantes de este encuentro tienen pleno acuerdo en silenciar que lo único que puede resolver la cuestión de la guerra es la victoria de la revolución.
Por ello, todos reniegan de la teoría-programa de la Revolución Permanente del trotskismo, que en Ucrania significa que solo la clase obrera junto a los soldados rasos, tomando la dirección de la guerra, podrán derrotar la invasión rusa y liberar a la nación oprimida. La unidad de la clase obrera ucraniana del Donbass a Kiev, tomando el control político, económico y militar de la guerra para derrotar la invasión de Putin, terminando con Zelensky, expropiando sin pago a los oligarcas, las transnacionales y banqueros y rompiendo con el FMI, para que el pueblo coma y tenga los mejores pertrechos y armamento, es el único camino para ganar la guerra. Es que solo una Ucrania soviética e independiente podrá conseguir su liberación nacional, expulsar a las tropas invasoras y romper con el imperialismo, apoyada en la unidad del proletariado ucraniano con los trabajadores rusos y de toda Europa para enfrentar a la OTAN y al Maastricht imperialista, para poner a Ucrania como bastión de la revolución socialista europea y como un eslabón fundamental por restaurar la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en todo el territorio de la ex URSS.
Todo lo demás, es marchar sobre los tanques de Putin o estar colgados a los faldones de la OTAN, de espaldas al combate por que vuelva la URSS revolucionaria de Lenin y Trotsky.
En Buenos Aires sesionó una nueva reunión del partido único de stalinistas y ex trotskistas para no dejar ni rastros de la IV Internacional
Este “III evento” tuvo como particularidad de que además de ser un “encuentro sobre Trotsky”, también fue convocado “en homenaje a 100 años de la muerte de Lenin”. Este es el otro gran acuerdo político que une a todas estas corrientes: en un congreso sobre Trotsky y Lenin ocultaron a la IV Internacional, como continuidad del combate de Lenin y el bolchevismo en la resistencia y su pelea a muerte contra el stalinismo y el imperialismo.
Los liquidadores de la IV Internacional escondieron esto bajo la alfombra para abrazarse al castrista García Hernández, transformando a Lenin y Trotsky en “entidades” inofensivas, revisando y falsificado todo su legado. Estos dirigentes no reivindicaron a Trotsky como dirigente de la Oposición de Izquierda y luego fundador de la IV Internacional, sino que hablaron de “su” Trotsky como una “figura revolucionaria más del movimiento marxista” y utilizaron retazos de sus posiciones para posar de “trotskistas” y hacer pasar el programa del stalinismo que vienen levantando, como si fuese el del trotskismo.
Ayer el stalinismo falsificó a Lenin, castrándole todo su contenido revolucionario. Hoy son los ex trotskistas lo que hacen lo mismo con el camarada Trotsky para no quede piedra sobre piedra de la IV Internacional y su programa, a la que estas corrientes liquidaron llevando sus limpias banderas al fango de la colaboración de clases para marchar a partidos únicos con el stalinismo, como quedó claro en Buenos Aires, borrando el río de sangre que separa al trotskismo con la lacra stalinista de todo pelaje.
Prueba de esto es que en este encuentro se presentaron a las distintas corrientes como “los trotskismos” como si fuera posible que haya una “pluralidad de voces que hacen su propia interpretación de Trotsky”… ¡Mentira! El verdadero trotskismo estaba agrupado bajo las banderas de la IV Internacional como una fuerza compacta centralizada bajo una estrategia, una teoría y un programa común. Hablar de los “trotskismos” y ocultar la IV Internacional, que al decir del propio Trotsky, fundarla fue la obra más importante de su vida para darle continuidad al marxismo revolucionario, solo persigue el objetivo de sepultar su legado.
Esta fue una nueva reunión de los “partidos obreros” de la llamada “Internacional Progresista”, un nuevo escollo contra la clase obrera mundial que han montado liquidadores de la IV Internacional, stalinistas y burguesías agentes directas del imperialismo, como continuidad del stalinismo que entregó los estados obreros en el ’89 y de la estafa de la “Revolución Bolivariana” y el viejo Foro Social Mundial.
Pero las masas no se han rendido y nunca faltaron a la cita en decenas de procesos revolucionarios. Son estas direcciones las que les atan las manos para que no abran el camino a la revolución socialista.
Los trotskistas no participamos de este encuentro de stalinistas y ex trotskistas que todos los años realizan congresos comunes para centralizar sus fuerzas y contener los combates de la clase obrera mundial, como el que vimos en Buenos Aires, que no le sirvió de nada al proletariado en su lucha contra los explotadores.
Contra estas direcciones, peleamos por refundar la IV Internacional bajo el programa de 1938, el Partido Mundial de la Revolución Socialista, para devolverle a la clase obrera la dirección que necesita y se merece para triunfar.
¡Fuera las manos de stalinismo y sus continuadores ex trotskistas de Trotsky y Lenin!
¡Hoy más que nunca hay que refundar la IV Internacional, recuperándola de las manos de los que la han llevado al fango de la colaboración de clases y a los pies del stalinismo!
Martin Guerrero y Florencia Cerrillos |