Japón - 28 de Julio de 2023
Las condiciones de la lucha de clases internacional
Crack y crisis de dominio imperialista
Guerras y feroces combates de masas
Carta a la 61° Asamblea Internacional Antiguerra
Compañeros de la JRCL-RMF
Compañeros Zengakuren
Compañeros del Comité Juvenil Antiguerra
Desde el Colectivo por la Refundación de la IV Internacional – FLTI queremos hacerle llegar un saludo revolucionario internacionalista.
Camaradas,
Vuestra asamblea se realiza cuando transcurre casi un año y medio de la invasión contrarrevolucionaria de Putin y la “Gran Rusia” sobre Ucrania, para someterla y sojuzgarla. Esta ofensiva de Moscú ha costado decenas de miles de muertos, millones de refugiados y una nación partida y ocupada.
Hemos presenciado la rebelión de Prigozhin, el jefe de la brigada Wagner, una guardia pretoriana de Putin, de mercenarios fascistas, y que asimismo guerrean al servicio del mejor postor. Esto abrió una crisis en el frente militar y en Moscú.
Prigozhin llegó a tan solo 200 km de la capital de Rusia, con la “neutralidad” de amplios sectores del ejército y su casta de oficiales. Su raid terminó en una gran negociación, como no podía ser de otra manera entre socios.
Prigozhin se refugió en Bielorrusia y sigue vendiendo sus servicios, que no son otros que el de vender armas del aparato militar de Moscú y ofrecerse como guardián de las transnacionales imperialistas instaladas en el mundo semicolonial. Esto hace Wagner; en Libia cuida las empresas imperialistas con Heftar (un agente de la CIA); o en Malí, Níger y Burkina Faso entre otros, se vende como mercenarios para cuidar los negocios de todas las empresas imperialistas que saquean el uranio para su energía nuclear, y de Francia en particular. Es un representante comercial de la venta de armas de Moscú, que también abastece a Angola, Argelia, Egipto, Sudán…
Y el stalinismo y sus secuaces quieren hacer pasar como “antiimperialista” a Putin y a sus mercenarios.
Camaradas,
La ofensiva rusa está empantanada en Ucrania. Se ha transformado en una guerra de trincheras, donde con sangre se están fijando las nuevas fronteras de la Ucrania ocupada y partida.
200 mil soldados rusos ya han muerto. Eso explica que los centros de reclutamientos del ejército ruso sean incendiados cotidianamente. El descontento de la tropa, tanto en el frente como en la retaguardia ya es evidente. Los obreros no quieren morir por los negocios de Putin y su pandilla de oligarcas. La oficialidad de las fuerzas armadas amenaza con dividirse. Una crisis política está en ciernes.
Mientras esto sucede, en la última cumbre de la OTAN y el G7, luego de arrastrarse y que le dieran palmadas en la espalda, a Zelensky lo devolvieron a Ucrania con las manos vacías. Este era el momento de mayor crisis de Moscú en esta guerra y los yanquis impulsaron a Ucrania a una “contraofensiva” farsesca, con suministros de guerra, tanques y artillería de la segunda guerra mundial y de los ’70, sin aviación y sin misiles de largo alcance.
EEUU busca un equilibrio militar que estratégicamente le permita lograr su objetivo político, que es, luego de que Ucrania quede partida por Putin, termine siendo su colonia, por un lado, y por el otro debilitar a Moscú, pero evitando una caída y un estallido del régimen ruso a manos de las masas, lo que significaría un Vietnam contra el dispositivo contrarrevolucionario del imperialismo en la “Gran Rusia” y en todas las ex repúblicas soviéticas.
Con esta guerra de trincheras, lo que busca EEUU es que surja una casta de oficiales y de los oligarcas de Moscú que sea “yeltsinista”, es decir, que se transformen en socios y agentes directos de Wall Street, como lo hiciera Yeltsin, el jefe de la restauración capitalista en la ex URSS, en los ’90. Este ex presidente de Rusia fue un hombre directo de Reagan, Thatcher y el Citibank, con los que organizó los negocios fundamentales a la caída de la URSS.
Asimismo, con la guerra de Ucrania, EEUU buscó hacer prevalecer su rol de vencedor en la segunda guerra mundial. Maastricht se sometió a regañadientes a la OTAN. Destruyó el gasoducto Nordstream 2 y todo el espacio vital de Europa que el eje franco-alemán había construido en las últimas décadas desde Portugal a Rusia. Los yanquis quedaron ahora en primera fila para apoderarse ellos de los beneficios que dejan los minerales, el gas, los hidrocarburos y los commoditties de la “Gran Rusia”. Asimismo, ya están preparando 720 empresas que se harán cargo de los negocios millonarios de la reconstrucción de Ucrania.
Camaradas,
Este desenlace no podemos permitirlo. Es la clase obrera ucraniana la que combate y muere en el frente. En sus manos está dirigir la lucha por la liberación nacional. Es la juventud trabajadora de Rusia la que deja su sangre en la carnicería humana de las trincheras a cuenta de los oligarcas contrarrevolucionarios de Moscú.
Lo que está claro es que con Zelensky y la dirección de los lacayos del imperialismo en Kiev, no se puede derrotar al invasor.
El camino no es otro que poner en pie una dirección proletaria de la guerra en Ucrania, que desconozca al FMI y el saqueo de su nación, que expropie a las transnacionales y a las grandes propiedades de tierras y empresas de la burguesía ucraniana y ponga toda la economía al servicio de ganar la guerra contra la tiranía de Putin. Esto unificaría rápidamente a la clase obrera ucraniana, de Kiev al Donbass. Sería un golpe mortal a la retaguardia de Putin.
El camino para que Ucrania gane esta guerra también está en el levantamiento de las masas rusas. Ellas tienen en sus manos la posibilidad de paralizar y derrotar desde adentro la máquina de guerra del fascista de Moscú, lo que abriría un levantamiento revolucionario al interior de Rusia.
La irrupción de la clase obrera europea en solidaridad con la nación oprimida ucraniana, invadida por Putin, es un factor decisivo. Los trabajadores del viejo continente tienen en sus manos la tarea de derrotar al Maastricht imperialista y la OTAN. Estos y sus gobiernos les descargan toda su crisis y van por todas las conquistas obreras.
Camaradas,
El sistema capitalista-imperialista mundial se encuentra en una crisis agónica, que desde su estallido en 2008 no encuentra una salida que no sea el ataque a la clase obrera mundial y guerras. En sucesivas crisis, se ha roto la división mundial del trabajo.
Las potencias imperialistas salen a disputarse el mundo. Alemania, por ahora, se ha sometido al eje anglo-yanqui, mientras Francia, que grita “no querer ser cipaya de EEUU”, se encuentra duramente golpeada por su aislamiento y sus colonias, como en el África subsahariana (Mali, Chad, Niger, Senegal) se encuentran sometidas a una enorme crisis. Para Paris, estas colonias le significan su obtención del uranio a precio vil, con lo que alimenta todo su sistema eléctrico y poderío nuclear. Golpeada por la lucha persistente de su clase obrera y las crisis en sus colonias, Francia se ha transformado en uno de los eslabones débiles de la cadena de dominio imperialista.
Las naciones del África subsahariana se han llenado de bases militares de todos los países imperialistas. En el mismo Níger, Francia tiene 1500 hombres y bases militares. EEUU tiene una base militar con más de 1000 hombres y pertrechos. Los yanquis han entrado a una disputa abierta por ellas. Con los golpes de estados que están en curso, las burguesías nacionales buscan anticiparse al levantamiento revolucionario de las masas, como el de Kenia, y desde allí buscan renegociar sus dividendos como socios menores de las transnacionales.
Sobran potencias imperialistas. La lucha por las fuentes de materias primas y los minerales indispensables para las nuevas ramas de producción de alta tecnología amenaza con nuevas guerras y masacres. A la disputa y a la ofensiva por el litio, el coltan, cobalto, uranio, gas, etc. se encuentran las empresas anglo-canadienses, yanquis, japonesas, alemanas, francesas...
China busca estos minerales en las zonas más difíciles de extraer en distintas regiones de África, construyendo ellos mismos los puertos, las rutas, haciendo acuerdos con su moneda. La burguesía china ha devenido en una gran burguesía comercial a nivel internacional (como la inglesa del siglo XIX), que no solo exporta (cada vez menos), sino que es compradora de materias primas para que funcione su poderoso mercado interno. Pero, a diferencia de las grandes potencias imperialistas, no puede poner bases militares que custodien su comercio.
Estas disputas por las fuentes de materias primas están abriendo una enorme inestabilidad en la economía mundial, a la que se suma el aumento de los precios de los alimentos. Están en curso nuevas crisis políticas, golpes de estado y también enormes combates de clases en África y en América Latina esencialmente, donde se encuentran las grandes fuentes y reservas de estos minerales. No olvidemos que por el coltan el imperialismo partió al Congo y provocó guerras fratricidas que costaron un genocidio de 4 millones de congoleses.
En años y décadas pasadas hemos visto las “guerras del petróleo” que llenaron de sangre y genocidio a todo Medio Oriente, pero también enormes y gigantescas revoluciones obreras y campesinas que conmovieron al mundo entero, no solo en Palestina sino en toda la región, como lo vimos a partir de 2011.
Este es el proceso que está en curso en el mundo semicolonial. Le va la vida al proletariado de los países centrales parar a la bestia imperialista desde sus entrañas. Es que, ante la bancarrota de sus gobiernos y regímenes, van por todas sus conquistas.
Camaradas,
El mercado mundial se ha achicado. Han quedado ya más de 700 millones de hambrientos en el planeta, según informa la misma ONU. El Mediterráneo y la frontera con EEUU se han transformado en una tumba de trabajadores inmigrantes que buscan una nueva oportunidad para sobrevivir.
El imperialismo angloyanqui, aliado a Japón, y por ahora seguido por Alemania, no solo va por las fuentes de materias primas, sino también necesitan ese poderoso mercado interno chino, al cual ha penetrado con sus bancos, sus empresas.
Los yanquis vienen por todo para mantener su hegemonía. En plena guerra de Ucrania se han quedado con el 75% del mercado mundial de armas, sacándole gran parte de la cartera de clientes a Moscú.
El imperialismo anglo-yanqui, aliado a Japón, han construido una verdadera “OTAN” en el Pacífico. Han localizado bases militares en toda la región, como en Chile y fundamentalmente en Perú.
Los capitalistas se han gastado y parasitado beneficios que el trabajo humano aún no ha producido. La oligarquía financiera mundial se cubrió sus quiebras y déficit vaciando los tesoros de los estados, y busca hacerle pagar su crisis a la clase obrera mundial. Todas las deudas de las naciones, los bancos y las empresas crecieron a la brutal cifra de 188 billones de dólares, lo que equivale a un 230% del PBI mundial.
Camaradas,
La clase obrera internacional presenta batalla. Lo demostró en Irak y en Sri Lanka tomándose la ciudadela del poder. En los grandes combates de la clase obrera de EEUU ayer, con el movimiento negro a su cabeza.
América Latina, estrangulada por el FMI, es terreno de sublevación de obreros y campesinos, mientras la clase obrera de África se encuentra dando duros combates, como lo vimos en Sudáfrica con las huelgas generales que derrotaron gobiernos como el de Zuma, o la sublevación de Kenia contra el aumento de impuestos.
En Europa, la clase obrera de Maastricht se niega a ser ella la que pague la crisis. En Francia está su destacamento de avanzada.
La clase obrera de las ex repúblicas soviéticas, como lo vimos en Kazajistán, Bielorrusia, Georgia, con la crisis que amenaza en Moscú ante una derrota militar en Ucrania y la sublevación que ha comenzado en su juventud, son indicios de que luego del ’89, el ex proletariado soviéticos busca sacarse de encima a los odiados regímenes y gobiernos de la restauración capitalista e integrarse, como lo viene haciendo con los duros combates de la resistencia en China, al torrente de la lucha de clases a nivel mundial.
En América Latina, Perú es hoy la avanzada de la lucha revolucionaria de las masas de ese continente, como ayer lo fuera Chile, Colombia, Ecuador, combates mil veces traicionados por el stalinismo y el reformismo.
Camaradas,
La verdadera crisis de la clase obrera, es la falta de una dirección revolucionaria internacionalista, que coordine y centralice su combate por la revolución en todas las regiones y zonas del planeta, como lo hace el imperialismo y la burguesía con sus estados, ejércitos, cañoneras y transnacionales, y las direcciones traidoras a las que compra para traicionar la lucha de las masas.
El stalinismo, luego del ’89, de entregar los ex estados obreros, ha sido rescatado por la burguesía para jugar nuevamente en este siglo todo su rol contrarrevolucionario.
Los partidos que se decían socialistas y revolucionarios, como los que han renegado y destruido nuestra IV Internacional, están actuando hoy como un apéndice de este y han disuelto totalmente nuestro partido mundial. Retoman del stalinismo su política de apoyar los frentes de colaboración de clases. Llaman a votar a políticos burgueses que ellos llaman “progresistas”, que son verdugos del pueblo. Se proclaman “anticapitalistas”, pero como vemos en Francia, junto al stalinismo, han levantado una verdadera pared para que las masas no terminen de derrotar al gobierno de Macron y a la V República.
La gran traición del reformismo del siglo XXI, en plena crisis y bancarrota del sistema capitalista mundial, es envenenar a la clase obrera, su conciencia y sus combates planteando que la lucha por el socialismo y la revolución no es una tarea inmediata, y que la clase obrera y las masas explotadas pueden mejorar su nivel de vida y existencia dentro de este sistema en bancarrota y crisis terminal. Esto es una mentira y una infamia.
Todos ellos han ensuciado y entregado al socialismo y cometido los peores crímenes en su nombre.
Pese a ellos, la alternativa socialismo o barbarie está más vigente que nunca.
En cada lucha, millares de obreros de vanguardia se radicalizan e inician un proceso de ruptura con las direcciones traidoras. Pasan por encima de ellas. Allí están las fuerzas para poner en pie un poderoso movimiento revolucionario internacionalista.
Pero estos procesos de radicalización, si no encuentran un polo revolucionario que los ayude a distinguir quiénes son sus aliados, quiénes son sus enemigos y hacia dónde debe marchar su lucha, se disgregan y disuelven por el pérfido accionar de las direcciones traidoras, y no lo podemos permitir.
¡Hay que profundizar el combate que damos en común! La lucha de clases así lo impone.
Desde la FLTI, ustedes saben que combatimos por refundar la IV Internacional, sin entregadores del marxismo ni apéndices del stalinismo. Ese es nuestro aporte para poner en pie, en este siglo XXI, un nuevo Kienthal y Zimmerwald que reagrupe internacionalmente las filas del marxismo revolucionario, como lo hiciera el ala izquierda y revolucionaria de la II Internacional en 1914 al inicio de la primera guerra mundial. No hay tiempo que perder.
Camaradas,
Para terminar este saludo, les hacemos un llamado de emergencia. En estos días desembarcaron en Perú mil marines y destacamentos del ejército imperialista japonés. Allí se ha instalado una base del Pacífico, que es la que impuso la dictadura de Dina y el Fujimorismo en ese país. Los llamamos a intervenir en común en esta durísima lucha que ha empezado, que las masas no pueden perder, a riesgo de que una nueva noche negra vuelva a llenar de sangre toda América Latina.
Los llamamos a unir fuerzas para profundizar la lucha por la liberación de los presos políticos de Perú hoy y del mundo. Hoy en Perú se libra una batalla decisiva de la clase obrera contra el imperialismo. Este país del Pacífico, a no dudarlo que es un eslabón del control imperialista de toda esa región, pero también, hoy es un punto de avanzada de la revolución latinoamericana y de todos los obreros del Pacífico.
La lucha por expulsar a las bases y tropas militares yanquis y japoneses en Perú es la misma por expulsar a las bases yanquis de Japón y derrotar a su régimen militarista.
Camaradas,
Las masas entran al combate por sus padecimientos inauditos, luchando por trabajo digno, contra la carestía de la vida, enfrentando las más feroces de las represiones de los estados, defendiendo sus conquistas, combatiendo por la tierra y contra el saqueo imperialista.
Como lo ha planteado toda la experiencia histórica, y se vuelve decisivo en este momento: si la clase obrera no toma el poder, sus combates son llevados a un callejón sin salida. Es tarea de los revolucionarios poner el combate por la revolución como primer punto del orden del día de la clase obrera mundial. Son el reformismo y los traidores los que la han sacado de las masas.
Y si esto no se logra, se abrirá el camino a graves derrotas y a la guerra. La clase obrera no tiene la dirección que se merece.
Es hora de agrupar las filas de los socialistas revolucionarios para que vuelva la revolución socialista como una fuerza social viva y eche luz en este mundo oscuro del siglo XXI. Son las masas lo que lo necesitan.
¡Luchemos juntos!
James Sakala por la Liga Obrera Internacional (WIL) de Zimbabwe
Giovanni Alberotanza por Avanzada Proletaria de Italia
Milenka Lopez, Abu Muad, Claudia P., Alejandro Flores y Carlos Munzer
Por el Colectivo por la Refundación de la IV Internacional - FLTI |