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IRAK - 5 de enero de 2020

A propósito del ataque terrorista de EEUU que mató al jefe de la “Guardia Revolucionaria Iraní” en Irak

La bestia imperialista yanqui busca poner orden en su protectorado iraquí, maltrecho y en crisis por el levantamiento revolucionario de las masas hambrientas

Con los levantamientos de masas que sacuden Irak, Argelia, Sudán y Líbano, en el Magreb y Medio Oriente está en curso una segunda oleada revolucionaria. Esta ha desorganizado y desestabilizado todos los regímenes y dispositivos contrarrevolucionarios con los que el imperialismo mantuvo el control de la región luego del ascenso revolucionario del 2011-2012 y los aplastamientos de la revolución siria, libia, egipcia, etc.
La conferencia de Ginebra-Astana, donde se centralizaron todos los agentes contrarrevolucionarios bajo el comando del imperialismo para contener, entregar y aplastar los procesos revolucionarios de 2011 como Siria, ya quedó como una manta muy pequeña para cubrir los enormes alzamientos de masas que hoy se vuelven a desarrollar en la región. Además, el imperialismo yanqui, como veremos luego, no ha conquistado aún las condiciones para poder intervenir directamente como ayer lo hiciera en Irak y el sionismo no posee poder de fuego.
Ante esta crisis imperialista, las fuerzas contrarrevolucionarias que masacraron en Siria de forma directa, como Turquía, Rusia o Irán, quieren tomar vuelo como gendarmes de la región. Así, Turquía se prepara para intervenir en Libia, buscando el guiño de la UE, de forma particular de Italia y Francia, y atacar a Heftar para asegurar Trípoli. Por su parte, Irán, que pretende jugar un rol central para hacerle el “trabajo sucio” a todas las potencias imperialistas en Irak, estaba preparando, con el jefe de la Guardia Revolucionaria Iraní, Qasem Soleimani, una solución a la crisis de gobierno que significó la caída del Primer Ministro en Bagdad producto de la revolución iraquí.
EEUU no puede permitir que una burguesía sicaria y rastrera como la iraní, a la que tiene cercada y embargada para que aplaste a su propia clase obrera sublevada y custodie a Al Assad en Damasco, sea la que se quede con Irak, es decir, con todas las reservas de petróleo de la Mesopotamia.

Con la acción terrorista de atacar con sus drones y asesinar a Qasem Soleimani, entre otros altos mandos de la Guardia Iraní, el imperialismo yanqui le pone un límite a su lacayo fascista, mientras le “recuerda” a las masas que tiene un ejército poderosísimo. Esto es decirle a todos los explotados de Medio Oriente que EEUU puede no solo mandar a la ruina a la guardia iraní, sino volver a mandar a la Edad Media a Irak, el cual aún hoy sigue destrozado por las dos invasiones imperialistas que masacraron a más de un millón de explotados.
El ataque de Trump anuncia que, si no se disciplinan todos sus agentes, está dispuesto a aplastar con su ejército -el más poderoso del mundo- a todos los pueblos coloniales y semicoloniales que oprime y saquea. Su política y estrategia es hacer “tierra arrasada”. Hacia allí va la bestia imperialista, ya sea a través de sus agentes o bien con sus propias tropas directamente, cuando la situación se lo permita.

 

En el Magreb y Medio Oriente, las dos clases fundamentales que se enfrentan son la clase obrera y el imperialismo

La burguesía iraní fue y es, en última instancia, la guardia pretoriana que está aplastando y masacrando en Irak, a cuenta del imperialismo. Pretende jugar el mismo rol que jugó en Siria contra la revolución.
Pero la burguesía chiita se demuestra cada vez menos capaz de frenar la revolución. Las masas iraquíes incendiaron el Consulado iraní en el sur de Irak y entraron al Palacio de Gobierno de esa región. En Bagdad, los explotados rodean la Zona Verde (una zona cerrada, altamente fortificada, donde se encuentran los edificios de gobierno, las embajadas, etc.). En el Líbano, los explotados luchan por derrocar a Hezbollah, socio de la teocracia iraní. Es decir, ni siquiera donde gobierna esta burguesía garantiza el orden burgués ni la seguridad a las empresas imperialistas de la región.
Esta vez, esta oleada revolucionaria les pegó al plexo a estos asesinos a cuenta del imperialismo, que junto a Putin y Al Assad han perpetrado el genocidio más grande del siglo XXI en Siria.
Lo mismo sucede con la burguesía sunnita, como la de Arabia Saudita, que desde hace casi 5 años invade Yemen con 9 ejércitos gurkas de los yanquis, pero no puede terminar de aplastar y derrotar la heroica revolución yemení.

La revolución está nuevamente de pie en Medio Oriente. Los gobiernos y regímenes de las “7 hermanas”, las petroleras imperialistas, están en crisis. Aquí, como en todos los países semicoloniales, las dos clases que se enfrentan, cara a cara, son la clase obrera y el imperialismo. Las burguesías nativas huyen o pactan, como sicarios y cobardes, porque temen más a la acción de masas -que atacaría también su propiedad- que al imperialismo, que por momentos les pega un latigazo para disciplinarlos o bien, para sacarlos y poner a sus agentes directos. Basta ver hoy a Morales huyendo de Bolivia, oculto en la noche, ante un putsch fascista, para comprender lo que aquí planteamos. O lo que sucedió con el propio Saddam Hussein en 2003, que ante la invasión de los yanquis, huyó como rata y se escondió debajo de la tierra sin tirar un solo tiro, mientras las masas iraquíes daban su vida y resistían heroicamente contra el imperialismo, como en Fallujah.

Los trotskistas declaramos que el imperialismo yanqui y demás potencias imperialistas son los más grandes enemigos de los pueblos del Magreb, Medio Oriente y del mundo entero.
En estas condiciones, EEUU ya no puede permanecer como jefe de la contrarrevolución sin intervenir en el terreno mismo. Alertamos a las masas iraníes, en estado de revuelta contra la teocracia, y a las masas iraquíes y sirias que EEUU, en sus próximas invasiones y ataques directos, las va a tratar aún peor que los asesinos de Teherán y Moscú. Ahí están las ciudades sirias de Raqqa y Deir ez Zor, destrozadas por los yanquis y sus gurkas, que se quedaron directamente con todos los pozos de petróleo del norte de Siria, luego de utilizar al ISIS como los perros guardianes de sus intereses contra las masas sirias.

 

¡Hay que derrotar al imperialismo y sus lacayos! ¡Por el triunfo de la revolución!

La derrota del imperialismo está en manos de las masas. Ellas conforman un “ejército” poderoso que amenaza con barrer con todos los dispositivos contrarrevolucionarios de las potencias extranjeras en la región. Ellas tienen el misil más potente: la posibilidad de expropiar sin pago todas las petroleras imperialistas, como la Exxon, Chevron, BP, Shell, ENI, Total. Ese es el camino para aplastar al imperialismo. Ese poder lo tiene el puño de la clase obrera del Magreb Medio Oriente y sus más grandes aliados, el proletariado de los países imperialistas que, como en EEUU, ya sale a las calles al grito de “¡el enemigo está en casa!”.
La clase obrera norteamericana fue la que, junto a las masas iraquíes, impuso la retirada de 150 mil hombres de las potencias imperialistas en 2008. Son las masas las que paralizaron el poder de fuego del sionismo en todo Medio Oriente. Es que el imperialismo sabe que si ataca desde su portaaviones terrestre, que es el estado sionista-fascista de Israel, a los pueblos sublevados, todos estos se unirían para aplastar a la bestia sionista.

Los trotskistas afirmamos que el ejército más poderoso del imperialismo son las direcciones traidoras que sostienen y apoyan a gobiernos burgueses, asesinos y lacayos al servicio del imperialismo. Son los que impiden, junto a las burguesías nativas, que se coordine y se centralice una intifada generalizada en todo Medio Oriente que golpee en Paris, en Nueva York, en Atenas y en todas las metrópolis imperialistas, junto a sus aliados, la clase obrera de los países centrales.

Llamamos a las masas revolucionarias del Magreb y Medio Oriente a no detener ni por un segundo su revolución para aplastar a todos sus gobiernos y regímenes y tropas invasoras, que no son más que guardianes, algunos en servicio y otros en desgracia, de las petroleras imperialistas.
Llamamos a las masas iraníes a profundizar su grito de guerra contra la teocracia de burgueses millonarios, de que sus tropas fascistas se vayan de Irak y Siria. Es que más y más esa cobarde burguesía aplasta y masacra en Medio Oriente y más y más quedará expuesta la nación iraní a una invasión imperialista, como ayer sucedió con Irak.

Llamamos a las masas iraquíes a no ceder un instante su combate por destruir y derrocar al régimen del protectorado yanqui, a su parlamento fantoche, sostenido por la burguesía sunnita, chiita y kurda. Los llamamos a tomarse la Zona Verde de Bagdad, a no ceder un instante en su lucha contra las bandas de la teocracia iraní, que ya han masacrado a más de 400 explotados sublevados en las zonas chiita, sunnita y kurda de Irak.
Los llamamos a tomarse los pozos de petróleo y los bancos imperialistas. Llamamos a todas aquellas fuerzas y milicias que quieran realmente aplastar al imperialismo en Irak a entregar incondicionalmente sus armas al pueblo revolucionario iraquí.
La conquista de una asamblea nacional iraquí, plenamente democrática, revolucionaria y soberana, solo podrá ser garantizada expulsando a todas las tropas imperialistas de Irak y la región, con el pueblo armado, y con un gobierno provisional revolucionario de las masas obreras y campesinas sublevadas.

Los trotskistas llamamos a la clase obrera turca a levantarse para frenar la invasión de Erdogan a Libia, donde ha vuelto la burguesía qadafista, sostenida por la UE en Trípoli o los yanquis en Benghazi, que hace más de 40 años son los encargados del tráfico de esclavos negros a la Europa imperialista de Maastricht.
Llamamos a los trabajadores turcos a enfrentar al gobierno asesino y expansionista de Erdogan, el verdugo del pueblo kurdo al interior de Turquía y el que ha creado una casta de oficiales burgueses a su mando en Siria, como el generalato del ESL. Ellos han entregado una a una las ciudades rebeldes a Al Assad, con quien han formado un ejército común, que es el que hoy ataca en Idlib.

Los trotskistas llamamos a la más amplia solidaridad con las masas revolucionarias de Idlib y toda Siria, hoy partida y destruida por los yanquis, Turquía y Rusia, asentados en las tropas fascistas mercenarias de Al Assad y la guardia iraní.
Las masas de todo el Magreb y Medio Oriente deben verse en el espejo de la Siria ensangrentada y ocupada. Como ya dijimos, la política del imperialismo yanqui es hacer “tierra arrasada” para mantener su dominio y saqueo. Junto a esto ya ha largado una feroz ofensiva sobre su “patio trasero” en América Latina. Los piratas imperialistas de Wall Street, al igual que los de la Europa imperialista de Maastricht, le están haciendo pagar su bancarrota a su propia clase obrera y a los pueblos oprimidos del mundo. Esto demuestra que la verdadera “guerra comercial” entre las potencias imperialistas es en primer lugar y fundamentalmente una guerra contra las masas.

Como dijimos, las cobardes burguesías nativas son valientes para masacrar a sus pueblos pero se ponen de rodillas ante los amos imperialistas del planeta cuando estos se endurecen y con sus cañoneras defienden sus negocios. Ahí está la "valiente" burguesía china, a la que toda la izquierda reformista le rinde pleitesía, que acaba de plantearle a EEUU que “no se extralimite” en sus golpes contrarrevolucionarios en Magreb y Medio Oriente. Son consejeros de los yanquis, a los que les acaban de entregan todo el sistema bancario chino.
A su vez, el carnicero Putin, a quien también la izquierda reformista reverencia, ha dicho que apoya a Irán para seguir con ellos masacrando a la revolución en Magreb y Medio Oriente. Defiende su puesto de sicario de las masas. Ellos jamás -ni por error- le han lanzado un solo ataque a las tropas imperialistas que controlan toda la región e incluso su frontera en Ucrania con la OTAN. Todos sostienen al estado sionista-fascista de Israel que bombardea Gaza, que martiriza a la nación palestina tal cual lo hacen con las masas de Siria en Idlib hoy.

¡Los trabajadores y pueblos del mundo no pueden permitir un día más de masacre y exterminio en Gaza y en Idlib! ¡No pueden permitir que Macron y la burguesía imperialista francesa ataquen y despojen de sus conquistas a la clase obrera de su país! ¡Deben enfrentar al imperialismo yanqui que comandó el putsch fascista en Bolivia, amenazando con llenar de sangre a toda América Latina!
Para combatir al imperialismo, sus guerras y sus golpes contrarrevolucionarios, la clase obrera y sus aliados, los sectores populares empobrecidos, deben romper toda atadura a las burguesías que se llaman a sí mismas “democráticas” o “progresistas” y que posan de antiimperialistas. La clase obrera debe conquistar la unidad internacional de sus combates, aplastar a la bestia imperialista que se prepara con sus socios nativos a dar nuevos zarpazos contrarrevolucionarios como en Hong Kong y demás focos revolucionarios del planeta.
Nuestro gran aliado, la clase obrera norteamericana y europea, no permitirá -como lo impidió ayer en Vietnam o luego en Irak- nuevas ofensivas contrarrevolucionarias de su propio imperialismo. ¡El enemigo está en casa! ¡Fuera el imperialismo de Magreb y Medio Oriente!

Los socialistas revolucionarios, que combatimos inclusive en la última trinchera de la revolución siria, estamos dispuestos a hacer unidad de acción con todo aquel que levante un fusil para disparar contra el imperialismo. Pero llamamos a no bajarlo y a combatir ferozmente contra todas las pandillas burguesas de Medio Oriente, que se sostienen en pactos con el imperialismo y masacrando a sus propios pueblos. ¡La hora de la revolución socialista ha llegado!
¡Hay que parar la máquina de guerra del imperialismo en sus entrañas y expropiar todos sus bancos y empresas petroleras con los que saquea Medio Oriente!
¡Los pueblos quieren que caigan los regímenes de los capitalistas y los parásitos!
¡Para que la clase obrera viva, el imperialismo debe morir!
¡Por los Estados Unidos Socialistas del Magreb y Medio Oriente!

 

Secretariado Internacional del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI

Comité redactor del periódico “La Verdad de los Oprimidos”, vocero de los socialistas de Siria y todo Medio Oriente

Liga Obrera Internacional (WIL), de Zimbabwe
Liga Socialista de los Trabajadores Internacionalistas (LSTI), de Bolivia
Partido Obrero Internacionalista – Cuarta Internacional (POI-CI), de Chile
Liga Obrera Internacionalista – Cuarta Internacional (LOI-CI) – Democracia Obrera, de Argentina
Comité Revolucionario Obrero y Juvenil por la Autoorganización (CROJA), de Brasil
Liga Socialista de los Trabajadores Internacionalistas (LSTI), de Perú
Núcleo Revolucionario Internacionalista (NRI), de Colombia
Democracia Obrera del Estado Español

 

Desde la resistencia siria

Desde la Brigada León Sedov hacemos nuestra la declaración del periódico La Verdad de los Oprimidos y de la FLTI frente al asesinato del cerdo Qassem Soleimani a manos de los buitres del imperialismo norteamericano, con algunas modificaciones que hemos introducido al republicarla. Aunque la muerte de un tirano asqueroso siempre genera cierto sentimiento de satisfacción en los corazones de quienes sufrimos los peores tormentos y penurias bajo su mano, nosotros tenemos plena conciencia que la muerte del perro Soleimani en manos de los asesinos más grandes y sanguinarios del planeta como lo son los burgueses imperialistas de Estados Unidos jamás traerá ningún beneficio para quienes fuimos azotados por Soleimani y su accionar bajo las órdenes de los Ayatolas iraníes (lacayos de los yanquis). Por el contrario, solo servirá para que Soleimani sea reemplazado por un cerdo igual o peor, que seguirá perpetrando más y más masacres y penurias a quienes luchamos por una vida digna, sea en Siria, Irak, Líbano, o dentro del mismísimo Irán.

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En el campo de batalla se enfrentan nuevamente dos teorías, dos programas y dos estrategias:
trotskismo versus stalinismo

Cuando terminamos de escribir esta declaración, el Partido Demócrata de los carniceros yanquis, en el medio de la campaña electoral en EEUU, critica a Trump por querer utilizar el ataque a Irán electoralmente. Por supuesto que lo hará para mantener su base social reaccionaria. Pero ello no agrega nada nuevo a la cuestión. El frente de los bandoleros imperialistas yanquis se alinea monolíticamente a la hora de aplastar a las masas.
La izquierda reformista mundial, si bien se ha alineado militarmente contra el ataque imperialista en Irak, también lo ha hecho políticamente con los clérigos millonarios iraníes. Esto no es casual. Estas corrientes están sometidas a la burguesía iraní. Se han ubicado junto a ella en la misma trinchera contra la revolución siria. De la misma manera, sostienen a las burguesías “bolivarianas” de América Latina, esos cobardes y entreguistas que hace rato están de rodillas ante los yanquis. Para ellos, para el stalinismo, la lucha es de bloques con los burgueses "progresistas" para derrotar al imperialismo.
Para los trotskistas, el combate es clase contra clase. Estamos dispuestos a dar un paso en unidad de acción militar con todo aquel que ataque al imperialismo y sus intereses. Pero llamamos a la clase obrera a marchar separados, puesto que solo la clase obrera y sus aliados, los campesinos pobres y las clases medias arruinadas podrán resolver las tareas de liberación nacional y conquistar la tierra. Para ello deben expropiar a los capitalistas y avanzar en la revolución socialista.
Nuevamente en el campo de batalla se enfrentan dos teorías, dos programas y dos estrategias. Por un lado la del trotskismo, el marxismo revolucionario en nuestra época, y por el otro la del stalinismo, hoy también sostenida, por los entregadores y liquidadores de la IV internacional.
La clase obrera de Irán, Irak, Siria, Líbano y Argelia necesitan una dirección revolucionaria, la IV internacional de 1938, para poder llevar las revoluciones que comenzaron a la victoria. Y los trabajadores del mundo entero necesitamos recuperar el internacionalismo militante para terminar con la bestia imperialista y salvar a la civilización de la barbarie.

 

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