Presentación del Capítulo IV:
Diciembre de 2014 - Enero de 2015: Choques decisivos entre revolución y contrarrevolución
El imperialismo con su gobierno de Poroshenko pisa Ucrania.
Surge el doble poder de obreros y soldados en el Donbass. Comienza la guerra civil
El brutal ensañamiento contra el Donbass por parte del ejército de Kiev era ni más menos que el ensañamiento de las clases poseedoras y el imperialismo contra los obreros sublevados, a quienes había que terminar de aplastar o volver a controlar.
Las gobernaciones y municipalidades del Donbass, sobre todo en Donetsk y Lugansk habían quedado suspendidas en el aire, sin ningún poder. Contra ellos se desarrollaban los comités de obreros mineros, que comenzaban a armarse para la guerra civil ante el ataque de las tropas de Kiev, los comités de soldados e inclusive, surgían alas de la baja oficialidad y suboficialidad del ejército, en proceso de disolución, que pugnaban por mantener la unidad de Ucrania, derrotando al fascismo de Kiev. Una acción independiente de masas estaba en curso.
Presentamos aquí un artículo al respecto titulado:
“El gobierno de Kiev y Putin imponen un cerco para derrotar a la heroica resistencia obrera y de masas en el Donbass”
Como ya vimos, el Donbass quedó cercado y la clase obrera, momentáneamente, dislocada y partida. Ese fue el objetivo de la guerra civil contrarrevolucionaria impulsada por el imperialismo.
El ejército oficial ucraniano, bajo el mando de Poroshenko, llamó a reclutar miles de soldados entre 18 y 25 años para ir combatir al Donbass. Masivamente, los hijos de la clase obrera y el pueblo pobre de Ucrania se negaron a alistarse para ir a combatir con el ejército de Kiev. Surgió el comité de madres y familiares contra la guerra de Poroshenko. Más de 7.500 soldados enfrentaron cargos criminales por negarse a enrolarse en el ejército.
Fue entonces, no por la resistencia del ejército ruso, ni por las fuerzas contrarrevolucionarias del stalinismo mundial ni por la valentía de los lacayos del FMI del generalato del ejército de Kiev, sino por el heroico combate de los mineros del Donbass y de los trabajadores de toda Ucrania, que Poroshenko no pudo entrar a esa región durante 8 años.
El Donbass fue cercado, la vanguardia obrera asesinada y Kiev quedaba sin carbón. ¿Quién se lo vendía al gobierno de la OTAN? El “antiimperialista” Putin, quien lo hizo desde Rusia y Kazajistán. “Negocios son negocios” que desenmascaran el carácter hostil de Putin como verdugo de la clase obrera ucraniana y del Donbass en particular.
Si las tropas de Poroshenko bajo el mando de la OTAN no podían derrotar al Donbass, había que enviar un “Caballo de Troya”, es decir, una quintacolumna contrarrevolucionaria para derrotarlo desde adentro y restaurar un poder burgués en el Donbass y un férreo control de las masas sublevadas.
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Ante la gravedad de ese proceso histórico que amenazaba con transformar Ucrania en una de las capitales de la revolución europea y mundial, reproducimos un llamamiento del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI de enero de 2015, titulada:
“Por la refundación del partido bolchevique-leninista en Ucrania"
Al igual que en la guerra civil siria sosteniendo a Al Assad, Putin o al imperialismo desde la Conferencia de Astaná y Ginebra, en Ucrania los renegados del trotskismo, aliados al stalinismo, jugaron un rol pérfido y siniestro como ala izquierda del Foro Social Mundial. Reunidos en Minsk, dirigentes del SWP inglés y del NPA francés y de los Partidos Comunistas stalinistas de Rusia y Ucrania, sacaron una declaración llamando a la “paz” y a “desmantelar a los grupos armados”, mientras las fuerzas fascistas bajo el mando de la OTAN no dejaban de masacrar a los obreros del Donbass.
La LIT-CI, que veía una “victoria” en la expropiación y el aborto del levantamiento de la Plaza Maidán en Kiev, planteaba “defender la unidad de la clase obrera ucraniana” llamando a “derrotar al movimiento separatista de los mineros ucranianos”, como si se pudieran unir las filas del proletariado ucraniano sin que los mineros del Donbass, junto a los trabajadores de Kiev y de toda Ucrania, aplasten al ejército de Poroshenko, la OTAN y el FMI. Esto solo podía ser posible si los obreros del Donbass se desprendían de la manipulación del stalinismo y del gendarme bonapartista de Moscú.
Fue miserable la intervención de los ex trotskistas en estos acontecimientos de la revolución y contrarrevolución en la guerra civil ucraniana. Llegaron tan lejos, como veremos luego, que sostuvieron el vuelco de “brigadas internacionales” stalinistas que con la excusa de apoyar a los mineros del Donbass, fueron a actuar como verdugos de sus organizaciones independientes y organizaron el asesinato de sus mejores dirigentes, asociados a mercenarios pagos de Putin.
De esto se trata la crisis de los levantamientos y estallidos revolucionarios de las masas de Ucrania: una exacerbada crisis de dirección, que no es más que la sobreabundancia de direcciones traidoras que las separaron de la clase obrera europea y rusa, llamando a someterlas ya sea a la Europa imperialista de Maastricht o bien, como ya dijimos, al “aceite hirviendo” de su verdugo Putin.
En estos acontecimientos, el desvío “democrático” del combate contra Yanukovich, devino en el aborto del proceso revolucionario y en un gobierno totalmente proto-fascista que buscó atacar con métodos de guerra civil a uno de los corazones del proletariado ucraniano, como fue en el Donbass. Mientras tanto, en esta región donde el movimiento obrero acaudillaba un levantamiento revolucionario contra el gobierno de Poroshenko, actuó abiertamente una política de colaboración de clases para liquidar el doble poder con tiros por la espalda por la quintacolumna. Fue la misma política que impulsó el stalinismo en los años 30 con el así llamado “Frente Popular”, a partir del cual los Partidos Comunistas traicionaron la Guerra Civil Española y el proceso revolucionario de Francia para luego sellar un pacto con los carniceros de las potencias imperialistas del bando de los “Aliados” en la Segunda Guerra Mundial.
Esta cuestión clave está desarrollada en el artículo de enero de 2015:
“La izquierda reformista somete a los explotados a sus verdugos” |