Presentación del Capítulo VI:
De la Plaza Maidán al Pacto de Minsk y el cerco al levantamiento revolucionario de los obreros del Donbass
“Novorossia”: una estafa política de Putin y el stalinismo para partir y desgarrar a la clase obrera ucraniana
Como vimos hasta aquí, la expropiación del combate de la Plaza Maidán, que permitió la usurpación por parte de la burguesía pro-Unión Europea de Kiev del combate de las masas a la caída de Yanukovich, le siguió una contraofensiva contrarrevolucionaria contra los mineros del Donbass a fin de partir y derrotar a la clase obrera ucraniana.
En el capítulo anterior se desarrolla y se profundiza sobre lo que fue el Pacto de Minsk de los yanquis, la Unión Europea y Putin.
En este capítulo afirmamos que no fueron Poroshenko ni el ejército fascista de Kiev los que aplastaron los heroicos levantamientos de las masas del Donbass. Sus ejércitos se desgranaban por la base que no estaba dispuesta a ir a combatir contra sus hermanos del Donbass.
Como demostraremos en este capítulo, la clase obrera del Este pudo ser doblegada por el siniestro accionar de la quintacolumna desde adentro y por el infame Pacto de Minsk que volvieron a someter a los trabajadores y al pueblo sublevado del Donbass a sus verdugos pro-rusos.
El Pacto de Minsk solo se podía imponer si se aplastaba a las masas del Este de Ucrania que tendían permanentemente a unirse a la clase obrera del resto de la nación.
Al Pacto de Minsk le siguió como el alma al cuerpo una brutal falacia e invento de las fuerzas contrarrevolucionarias stalinistas de la "Gran" Rusia y de Ucrania, de la Iglesia fascista ortodoxa rusa y de la alta oligarquía del Lugansk y Donetsk: la autoproclamada “república de Novorossia”.
Esta fue una parodia de nación ficticia que se aprovechó del odio de las masas del Donbass contra la opresión, el aplastamiento y el ataque sistemático de las bandas burguesas de Kiev sobre esa región, ligadas tanto por cuestiones de producción como de idioma, al viejo aparato industrial de la ex URSS, como ya dijimos.
Bastaba con que la clase obrera ucraniana se unificara en su lucha contra el imperialismo, la oligarquía y el asesino Putin, para que desapareciera rápidamente toda cuestión de opresión y persecución a los pueblos de Donetsk y Lugansk. Se trataba de unificar los reclamos de la clase obrera para romper con el FMI, expropiar a los oligarcas y desconocer la deuda externa de Ucrania. Así se podría lograr una fabulosa renta nacional para reinvertir en las minas de toda Ucrania, en la riqueza de sus tierras y en la tecnificación con máquinas-herramientas en toda la industria siderúrgica y metalmecánica.
Solamente la clase obrera que es una clase oprimida, es la única que podía garantizar todos los derechos democráticos, inclusive de autodeterminación, a los trabajadores doblemente explotados y perseguidos del Donbass.
Ayer, fueron los gobiernos pro-rusos post 89 y el de Yanukovich en particular y su brutal política de superexplotación y ataque a las conquistas de las masas impuesta por el FMI y sostenida por Putin y la "Gran" Rusia, los que empujaron más y más a las masas hacia la Unión Europea. Por esa vía se fue fortaleciendo una burguesía pro-Maastricht en Kiev, la capital de las finanzas y del tránsito del gas de Ucrania.
El ataque de Poroshenko a los trabajadores y el pueblo del Donbass fue preparado cínicamente. Esto empujó a las masas de la región a querer ser “protegidas” por la "Gran" Rusia, que las estaba esperando para estrangular, con sus agentes allí, el doble poder de la clase obrera y los explotados. Desde “Novorossia” se aplicaron, con los oligarcas pro-rusos, los mismos o peores planes de hambre, entrega y despidos dictados por el FMI que imponía Poroshenko, ya antes intentados por Yanukovich, sostenido por Putin.
“Novorossia” no fue más que una ficción y un engaño como el postulado de “frente antifascista” que impulsaron las corrientes stalinistas de toda Europa que con la excusa de parar al fascismo de Kiev, impusieron un pacto infame con los oligarcas de Moscú. Ellos fueron los que en última instancia salvaron al gobierno de Poroshenko, cuando este ya había sido derrotado por las masas en su ofensiva sobre el Donbass.
Los stalinistas y sus brigadas de quintacolumna pusieron en pie el “frente antifascista” nada más ni nada menos que con Putin, que tiene una política abiertamente fascista y de contrarrevolución directa cuando se trata de defender los intereses del imperialismo en las ex repúblicas soviéticas.
Por ello en este sexto capítulo publicamos el artículo que desarrolla las traiciones y puñaladas por la espalda que sufrió el proletariado ucraniano durante aquellos duros años y el estrangulamiento de la enorme potencialidad de un levantamiento revolucionario de masas que no logró ponerse de pie de forma sincronizada en toda Ucrania. De allí también su debilidad y sus límites. Justamente sobre eso es donde golpeó y pegó la contrarrevolución. Las masas no tenían a su frente la dirección que se merecían.
Este trabajo sobre la estafa que significó “Novorossia” fue escrito en momentos en que aún ardía el combate de la clase obrera de Francia y sus huelgas generales en defensa de la semana laboral de 35 horas y contra la flexibilización laboral, y cuando todavía se mantenía el fuego de lucha de los trabajadores de Grecia, la vanguardia del levantamiento en la Europa occidental con más de 32 huelgas generales luego traicionadas por el stalinismo y el reformismo que con Syriza en el poder sometió a la clase obrera a sus verdugos “democráticos” de la Europa de Maastricht.
Asimismo este artículo se escribió en momentos en que Putin, los yanquis, Turquía y Al Assad firmaban los pactos de Ginebra para partir Siria, luego de masacrar a esa nación, dejando 600 mil muertos, miles y miles de presos y desaparecidos y 15 millones de refugiados. Este es el mismo destino que le espera a Ucrania si se impone el plan de partición y destrucción de Putin y la OTAN.
Indudablemente la política del imperialismo fue concentrar sus fuerzas en Siria y Ucrania, utilizando a su perro guardián Putin, para contener y derrotar dos focos claves de la lucha revolucionaria de masas contra el crac capitalista de 2008 que llevó a los trabajadores y pueblos oprimidos a las peores de sus catástrofes.
Presentamos entonces el artículo de abril de 2016:
“Ucrania: nuevamente una revolución traicionada”
Este trabajo incluye una nota sobre el nefasto rol de los ex trotskistas que como en la revolución siria, estuvieron en el fango del reformismo junto al stalinismo o sometiendo a la clase obrera a los verdugos “democráticos” de Kiev. En este sentido, el llamamiento que realizaba nuestra corriente era a poner en pie una estrategia soviética independiente para la victoria de la revolución ucraniana.
Asimismo acompaña esta trabajo un manifiesto programático del Colectivo por la Refundación de la IV Internacional / FLTI ante la imposición del Pacto de Minsk y la traición de las direcciones reformistas a la clase obrera ucraniana.
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No fue fácil para la burguesía y el imperialismo controlar a las indomables masas de Ucrania. Todo marxista serio debe comprender que la caracterización de los fenómenos de la lucha de clases no se definen por la ideología ni por los partidos obreros reformistas o burgueses que dirigen o manipulan a las masas para sacarlas del camino revolucionario.
Comprender en cada momento los combates de la clase obrera y el rol de las direcciones traidoras que llenan de derrotas y traiciones el campo de batalla se vuelve decisivo para colaborar con las masas para encontrar un camino revolucionario y lograr su liberación.
Ver la infamia de hoy que intenta ocultar el rol contrarrevolucionario de Moscú, que es el que realmente logró derrotar desde adentro a las indomables fuerzas de los obreros del Donbass, asociado a la quintacolumna stalinista, no puede contar con menos que todo nuestro desprecio y repudio.
La burguesía debía consolidar los Pactos de Minsk y con ello el robo de la Península de Crimea por parte de la "Gran" Rusia. Putin ya tenía una parte del botín en sus bolsillos. La quintacolumna atacó entonces con el asesinato de dirigentes y combatientes del ex ejército ucraniano que peleaban junto a los comités de obreros de las minas que organizaban la resistencia.
La reconstitución de una fuerza militar centralizada en el Donbass bajo el mando de la burguesía “gran” rusa y de la oligarquía del Donetsk, fue la garantía del restablecimiento del poder burgués en la región y un anuncio de que se imponía el Pacto de Minsk.
Insistimos, “Novorossia” entonces fue una nación ficticia compuesta por una porción de dos provincias, bajo el paraguas protector de Moscú, para que se rindieran las masas. Una maniobra de Putin y el stalinismo para conspirar contra los obreros ucranianos. El rol de la quintacolumna fue decisivo. Por ello publicamos dos notas que consideramos claves, donde nuestra corriente denunció abierta e internacionalmente el rol de asesinos y criminales que jugaron las “brigadas antifascistas” impulsadas desde Moscú y el conjunto de Europa.
Presentamos entonces:
“Asesinatos, desapariciones, cárcel y tortura en el Donbass del Pacto de Minsk”
“El asesinato del comandante Alexey Mozgovoi: un tiro por la espalda de la burguesía del Donbass para imponer el desarme de las masas”
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El resultado de una revolución estrangulada, con una clase obrera dividida, no pudo ser otro que el agudizamiento de las penurias de las masas y el ataque a todas sus conquistas. Así quedó la clase obrera en una nación atada con dobles cadenas en el Pacto de Minsk.
Por eso junto a estas declaraciones publicamos a modo de conclusión de este capítulo la nota:
“Las consecuencias para las masas del Pacto contrarrevolucionario de Minsk” |