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A propósito del affaire de los “Panamá papers” de Macri, de Cristina, Carrió, de Lázaro…

Mientras los bandidos de Wall Street se roban la mayor parte de las riquezas del país y un 1% de parásitos roba y saquea a la civilización entera quedándose con el 50% de sus riquezas con guerras y masacres,

En Argentina los políticos patronales se disputan con los jueces corruptos, su parte del botín del saqueo al pueblo

Lo que está podrido y corrupto y no va más
es el sistema capitalista en bancarrota

La clase obrera debe poner orden en la vida política nacional

Durante los últimos 40 años, el imperialismo y las clases dominantes nativas se robaron con la fraudulenta deuda externa las riquezas creadas por el trabajo humano de ya dos generaciones. Una verdadera estafa impuesta con la más feroz dictadura militar que conozca la historia del país.
Todos los jueces y fiscales “de la nación”, como les gusta ser llamados, fueron secretarios y oficiales de juzgados o directamente jueces en la época de la dictadura militar, como eran oficiales de la represión y del genocidio todos los actuales generales de las FFAA.
Ningún juez o fiscal “de la nación” mandó a juicio ni detuvo a ninguno de los banqueros y capitalistas que le endilgaron al pueblo y a la nación la deuda que ellos mismos contrajeron con el exterior.
Hoy quieren aparecer esos jueces y fiscales, los más grandes cómplices del genocidio videlista, los más grandes corruptos agentes de Wall Street y la embajada yanqui, como las “manos santas” que vienen a “reconstituir” la “salud pública y la moral” de la Argentina. ¡FARSANTES!
Nadie sabe cuánto ganan los jueces, cuánto roban, quién les paga viajes al exterior, sus casas… Ellos no declaran nada. Desde la archirreaccionaria Suprema Corte de justicia manejan no sólo a la SIDE y la policía asesina, sino una de las cajas de mayor presupuesto del estado de Argentina, que lo reparten a su antojo.
Un ejemplo de esto es que cuando murió el fiscal Nisman, aparecieron sus cajas de seguridad con millones de dólares, sus cuentas en el exterior… Esa es la caja del Partido Judicial. Una banda de corruptos y ladrones pagados por la patronal y el imperialismo para que le defiendan la propiedad privada, siempre listos para atacar, perseguir, encarcelar y reprimir con la policía asesina a los obreros.

 

Lo de Macri, los vueltos de la Kirchner, de la Carrió, es parte normal del funcionamiento de este sistema capitalista y de los patrones.

Ver a las cacatúas de la burguesía hablar de la “lucha contra la corrupción”, ya da vergüenza ajena. Pero a ellos no se les cae la cara de vergüenza.
La oligarquía argentina, las grandes empresas asociadas al imperialismo y los banqueros, todos, absolutamente todos, amasaron sus grandes fortunas asociados al estado burgués semicolonial que se las garantizó reprimiendo y matando de hambre al pueblo.
El estado le garantizó al FMI y a los banqueros imperialistas el saqueo de la deuda externa, con hiperinflaciones, ataques a mansalva a los trabajadores, golpes militares… Son unos cínicos.
La oligarquía y la gran burguesía agraria vieron enriquecer sus tierras ligadas al estado, llevándose electricidad, rutas, ferrocarriles y transporte pagados por el pueblo para valorizar sus tierras.
Las mineras están vaciando la Cordillera de los Andes, sin pagarle un peso al estado.
La Repsol, que saqueó el petróleo de YPF y la Argentina durante 30 años, fue indemnizada con 6.000 millones de dólares.
La Chevron hace un contrato secreto con el estado, donde se queda con la mayor reserva de gas y petróleo de la Argentina de su historia.
Los Lázaro Báez, los Cristóbal López, los Angelici, los Caputo, son apenas expresiones de una burguesía nativa contratista rastrera, que se queda con los saldos del despojo, saqueo y robo de la nación por parte del imperialismo.

 

Los “Panamá papers” y las empresas off shore… allí la burguesía y las pandillas imperialistas llevan su contabilidad en negro y esconden el robo y el saqueo a los trabajadores y los pueblos

¿Las Bahamas? Son la “Isla de las Tortugas” de los piratas de Wall Street

¿Los “Panamá papers”? … ¿De qué hablan? En esos paraísos fiscales, muy bien creados por el sistema capitalista mundial, se lleva la cuenta en negro que tienen todas las empresas. Sí, todas las empresas tienen una contabilidad en blanco y una contabilidad en negro, que es la real, para evadir impuestos (y esto todo el mundo lo sabe). ¿Dónde va ese dinero en negro? A gastos suntuarios, a lavarlo con leyes que los propios Parlamentos imponen para que cada tanto se limpien y conseguir dólares o son fugados directamente al exterior por los bancos.
¿Se horrorizan por los vueltos de la Rosadita? Si el HSBC tocó una tecla “enter” de una computadora y limpió 12.000 millones de dólares de todo el dinero en negro de 2.000 parásitos de la City de Londres, Nueva York y Alemania en un día. El HSBC los blanqueó en sus cuentas. ¿Qué declaró la justicia norteamericana frente a esto? Que no se puede hacer nada, porque si no se caerían todos los bancos. Porque todos los grandes bancos son lavadores de dinero, estafadores profesionales… Están llenos de bonos basura sin valor, de hipotecas, de valores a futuro, de seguros de los seguros… Son una banda de delincuentes a quienes las empresas off shore le llevan su contabilidad en negro.

Hay 225.000 millones de dólares de argentinos en el exterior. Están haciendo una cortina de humo para que no se vea que todos robaron y fugaron plata y divisas de la Argentina. No sólo con el robo de la deuda. Lo hicieron, como lo hacen desde hace años –y eso la burguesía lo sabe muy bien porque lo hace- con el comercio exterior.
Demos un ejemplo: los sojeros, las aceiteras, las industrias automotrices, las mineras y un largo etcétera, exportan. Por sus exportaciones reciben dólares. ¿Qué hacen? Sub-facturan a sus compradores en el exterior, que en la mayoría de las veces son ellos mismos, las transnacionales, que se venden a sí mismas en el mercado mundial. Exportan por U$S1.000 y sub-facturan por U$S500. La Aduana firma los despachos. Entonces pagan impuestos por la mitad de las exportaciones. ¡Todos los exportadores roban así!
Es como si los obreros hicieran figurar y falsificaran su recibo de sueldo por la mitad del mismo para pagar la mitad del impuesto a las ganancias. Esto es lo que hacen toda la burguesía exportadora y las transnacionales.
¿Los otros U$S500 cómo los recuperan? Si es una transnacional como la Volkswagen, la Ford o la Cargill lo dejan en sus casas centrales. Y si no, sus compradores en el exterior se los depositan en sus cuentas en Las Bahamas. No hay que saber mucho de esto para darse cuenta que por eso Macri y millones de empresarios tienen cuentas en empresas off shore de paraísos fiscales.

Los importadores roban de dos maneras. La más burda de ellas la hace el que trae un pequeño contenedor de baratijas al puerto, declara un valor que muchas veces es el 50% o el 70% más barato de lo que trae. Roba un 50% o un 30% del pago de impuestos por la mercadería que entra al país. ¿La Aduana? Mira para arriba, abre los bolsillos y entra la comisión que se reparte entre todos los políticos. ¡Esa es la caja de los políticos! ¡Ladrones!
Se calcula que en la Aduana, por año, se roban con despachos de importaciones por debajo del valor real, 6.000 millones de dólares, es decir, 90.000 millones de pesos argentinos. Visto desde aquí, la mesa de dinero de la Rosadita es la contabilidad en negro de un día de una empresa.
Otras veces, las transnacionales comercian a nivel mundial entre ellas con sus sucursales. Por ejemplo, la General Motors importa productos para su planta de Argentina desde, supongamos, EEUU. Es que quiere sacar divisas del país. Entonces, ¿qué hace? Sobre-factura. Si importa por U$S500, sobre-factura por U$S1.000 y manda U$S1.000 a su casa central. U$S500 es fuga de capital. ¡Así se la llevan en pala!

Así funciona el sistema capitalista: son el pirata Morgan y Barba Roja. Son una manga de delincuentes que saquean los países semicoloniales y súper-explotan y roban en todo el mundo con los banqueros imperialistas que no son más que el 1% de parásitos que se quedó con el 50% de las riquezas del mundo. Eso sí lo hicieron a los tiros.
Lázaro Báez, como parte de la “patria contratista” del estado argentino, es un kiosquito… mejor dicho, un vendedor ambulante comparado con la Westinhouse, la Phillips, la General Motors, la Catterpieller y las grandes empresas de alta tecnología de EE.UU., a los que el estado norteamericano les da miles de millones de dólares para la investigación y la producción de armas de última tecnología. Ese es el súper-déficit de 15 billones de dólares de EEUU: el dinero otorgado a las transnacionales de la industria militar y de subvencion de todos los bancos que quebraron en 2008 en Wall Street.

¡Son todos unos parásitos pagados con los impuestos y la plata del pueblo en el mundo y en Argentina!

¡La única clase social honesta, que todo el mundo sabe que no roba, es la clase obrera! Los que vivimos de un salario. Del mismo tenemos que pagar el IVA por todo lo que consumimos. Esto constituye el 80% de los ingresos del estado argentino, mientras que con nuestras jubilaciones se financia a tasas baratas a los bancos y las transnacionales, sin ningún control de los trabajadores. Y cuando nuestro salario apenas alcanza para comer, nos meten el impuesto a las ganancias.
El salario de los obreros es público. Todo el mundo sabe cuánto gana un trabajador. Se discute en paritarias públicas.

Lo que nadie sabe y está oculto es cuánto ganan los capitalistas y cuánto roban

Los trabajadores, la única clase que puede demostrar que no le roba a nadie sino que es despojada de su trabajo, es la única que puede imponer orden y parar el saqueo y el robo a la nación y al pueblo.
Los trabajadores pueden imponer medidas sencillas para terminar con la corrupción inmediatamente. La primera de ellas es destituir a la casta de jueces e investigarlos a todos. ¡Nadie sabe de dónde salieron las grandes fortunas que amasaron todos ellos!

Los trabajadores tenemos la solución rápida e inmediata:

¡Apertura de los libros de contabilidad de las transnacionales, los bancos, las empresas y la Aduana!

¡Abajo el secreto comercial!

No es casual que la ley burguesa garantice el secreto comercial. Justamente, esta ley está para ocultar las ganancias y el robo de la burguesía. Terminar con el secreto comercial es la tarea inmediata para terminar con la corrupción.
La apertura de los libros de contabilidad le permitiría a los obreros de cada fábrica y de todas las ramas de la industria, saber rápidamente qué hacen figurar las empresas en su contabilidad y qué realmente es lo que producen, porque los obreros son los que realmente sacan la producción y saben.
Con los trabajadores bancarios y las organizaciones sindicales y la colaboración de todas las universidades públicas, podríamos hacer rápidamente una contabilidad sencilla de los bancos, de los valores que tienen, de los bonos basura que acumulan.
La nacionalización del comercio exterior bajo control de los trabajadores pararía inmediatamente la fuga de divisas del país y así duplicaría de forma inmediata todo el presupuesto de ingresos del estado argentino.
La nacionalización sin pago de la banca, como reparación de todo lo robado al pueblo, permitiría terminar con el lavado de dinero, las empresas off shore y la fuga de divisas.

Los trabajadores que constituimos 13 millones de habitantes y con nuestras familias somos la amplia mayoría de la nación, tenemos en nuestras manos, destruyendo el secreto comercial y conquistando el control obrero sobre la industria y los bancos, la posibilidad de terminar el robo y latrocinio de la nación.

El secreto comercial es un complot de las transnacionales y los banqueros imperialistas contra la sociedad. Así los patrones pueden ocultarle sus superganancias al pueblo. El control obrero en la comercialización de los productos, garantizaría junto con la liquidación del IVA, una reducción inmediata de un 70% del precio de los alimentos que consume todo el pueblo puesto que plantearía la inmediata anulación de todos los intermediarios en la cadena de comercialización que encarecen en un 800% o 1.000% los precios.
El control obrero consiste en aclarar cuáles son las ganancias y gastos de la sociedad en su conjunto. Permitiría desenmascarar el robo de los capitalistas y a su vez demostrarle a la sociedad el derroche espantoso del trabajo humano, que no se emplea en la producción porque un puñado de parásitos se la pasa robándole al pueblo.

Lo que está podrido y corrupto y no va más es este sistema capitalista en bancarrota

Cada lucha, por más mínima, que entablan los explotados por salario, por su trabajo, choca contra este sistema pestilente y en decadencia que sólo se sobrevive saqueando al pueblo y a las naciones y súper-explotando más y más a la clase obrera
Hay que decirles la verdad a los trabajadores. La izquierda reformista les dice que en este sistema, la clase obrera puede mejorar su nivel de vida, con proyectos de leyes y luchas de presión. Esto no es así. Cada conquista que conseguimos, nos la arrebatan inmediatamente como sucede con las paritarias que se las devora la inflación y los despidos con los que se hace producir el doble a los que quedan trabajando.
Lo que aquí está demostrado no es que hemos conseguido más conquistas, sino que hemos perdido la mayoría de ellas. Ahí está el impuesto al salario, el robo de la caja de las jubilaciones, el 60% de los obreros en negro, flexibilizados y esclavos. ¡Basta de mentirles a los trabajadores! ¡Lo que está podrido es el sistema capitalista!
En cada lucha por la demanda más mínima que saque a los explotados al combate, hay que decirles la verdad: que hay que luchar todos los días por una revolución socialista victoriosa. Hay que explicarles a los trabajadores que solamente luchando por todo, conseguiremos lo más mínimo, y que lo perderemos si no terminamos de arrinconar a este sistema capitalista, a sus gobiernos y regímenes, preparando las condiciones para su derrocamiento.

Visto desde aquí, se observa mejor a la izquierda reformista, hoy agrupada en el FIT. Ellos nos quieren decir que la clase obrera puede mejorar su nivel de vida en este sistema capitalista en bancarrota. Por ello se comprende que el FIT se hayan integrado a la “labor parlamentaria” junto a los diputados burgueses. Es que esperan allí imponerle una “agenda obrera” a esa cueva de bandido del Parlamento burgués. Los revolucionarios vamos al Parlamento sólo para usarlo como tribuna de la lucha por la revolución socialista, para desenmascarar ante las masas las ignominias y el saqueo de los explotadores al pueblo. No vamos a hacerles creer que con proyectos de leyes firmados con los partidos burgueses, sacaremos a la clase obrera de su miseria.
Ellos, la izquierda reformista, hace rato abandonaron la consigna de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” de la revolución del 2001. Ellos saben que ese es el primer paso de ruptura con la burguesía, como sucedió en 2001, y de creación de las condiciones para su derrocamiento. Ellos están conformes de que se queden todos y tal como la “nueva izquierda” de Syriza y el PODEMOS que le administran los negocios a los parásitos imperialistas desde sus instituciones de dominio, afirman que el socialismo no es una tarea inmediata para sacar de la catástrofe a la civilización humana y a la clase obrera, sino que como dijo su jefe Fidel Castro, el “socialismo no va más, ni siquiera en Cuba”.
Esta gente plantea esto en momentos de una crisis y decadencia total del sistema capitalista imperialista que sólo prepara, para sobrevivirse, fascismo y guerra. El reformismo cada día ve segarse el piso sobre el que está parado. Su rol es efímero. Más y más se pudre este sistema capitalista y menos el reformismo será útil para sostenerlo.
La clase obrera desde sus luchas actuales debe prepararse para esta perspectiva. El reformismo sólo le tira tierra a los ojos. La tarea de los revolucionarios es decirle la verdad a las masas, por más cruel o “inentendible” que hoy parezca. Las masas necesitan la verdad ante tanto engaño y mentira del este sistema que las explota y oprime.

 

Mayor entrega de la nación, mayor esclavitud, mayor represión

Cada avance en la entrega de la nación al imperialismo, cada salto en la profundización de la precarización y esclavitud laboral, es impuesto a sangre y fuego, con cárcel, persecución y represión.

Estamos en un momento en que no queda trabajador en el país que no esté sintiendo sobre el lomo los latigazos del gobierno de Macri y su gabinete de CEOs de las transnacionales y la patronal esclavista.
Con Macri y los gobernadores del FPV, el PJ y la UCR, se está profundizando la guerra de capitalistas –que emprendió Cristina- contra los explotados. La ofensiva con despidos, suspensiones, tartifazos, inflación, carestía de la vida y mayor entrega de la nación al imperialismo, se sostiene reprimiendo a los sectores que salen a luchar por sus legítimas demandas. Es por eso ni bien asumió, el gobierno de Macri reprimió a los estatales de La Plata, condenó a cárcel a trabajadores docentes y camioneros en Tierra del Fuego, y el 22/12 con la Gendarmería sacó a  balazos de la ruta a los obreros de Cresta Roja que luchaban en defensa de 5000 puestos de trabajo.

En enero de 2016 dictó el “Estado de Emergencia Nacional” (que en una de sus cláusulas plantea que las Fuerzas Armadas pueden ser utilizadas para patrullar los barrios, con la excusa de “combatir al narcotráfico”) y la Policía, Gendarmería y Prefectura recibía un aumento en sus remuneraciones. Mientras en Jujuy, con el gobernador Morales de la UCR, detuvieron a Milagro Sala –sin siquiera respetarse los mecanismo formales de cualquier proceso judicial- cuando se encontraba frente a la gobernación provincial como parte del acampe de la Tupác Amaru, que exigía la renovación de los contratos del gobierno para con las cooperativas de su organización que aglutinan a más de 7.000 trabajadores.
La Policía con sus topadoras y fuerza de infantería desalojó a 1500 familias obreras que en la localidad bonaerense de Merlo ocupaban un predio vacío para construir sus viviendas.
La Bullrich decretaba desde el Ministerio de Seguridad el “protocolo de seguridad” contra los piquetes (que incluye la posibilidad de ir preso 2 años por cortar una ruta). Dándole continuidad al kirchnerismo y su “Ley anti terrorista”. Por eso vimos la aplicación del protocolo –bajo el mismo modus operandi del kirchnerista Berni contra los trabajadores de la 60 en 2015 y Lear en 2014- con la represión a los docentes de Santiago del Estero y a los estatales en La Plata.
Desde Santa Cruz, en la provincia donde Cristina y sus jueces al servicio de las petroleras condenaron a cadena perpetua a obreros que lucharon contra el impuesto al salario y la precarización laboral, la gobernadora Alicia Kirchner pedía a Macri el envío de más gendarmes para sofocar los cortes de ruta de los trabajadores estatales, los petroleros y los obreros de la construcción.

Hace pocos días la policía porteña asesinaba a Massar Ba, un inmigrante senegalés, que había participado en manifestaciones que denunciaban la política racista y xenófoba del estado burgués argentino para con los explotados negros. Ahora en Salta, en la provincia que gobierna el kirchnerista Urtubey, es asesinado en una comisaria Pablo Moreno, un trabajador desocupado que por luchar por trabajo fue mantenido encarcelado desde septiembre de 2015. Ayer con Cristina, hoy con Macri, bajo la misma casta de jueces, todos de carrera durante la dictadura militar, los que pagan y mueren siempre son los explotados.
¡Absolución de los petroleros de Las Heras y de los trabajadores de Tierra del Fuego! ¡Libertad a Milagro Sala! ¡Desprocesamiento de los 7000 luchadores perseguidos! ¡Juicio y castigo a todos los asesinos de los mártires del pueblo! ¡Por tribunales obreros y populares! ¡Abajo el “protocolo” represivo y la Ley Antiterrorista! ¡Por un COMITÉ DE AUTODEFENSA UNICO DE TODAS LAS ORGANZACIONES OBRERAS!

 


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