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A días del paro general, es clave que los trabajadores saquemos conclusiones políticas de este hecho y de las perspectivas abiertas, y también de las trampas que nos preparan los burócratas sindicales. El paro del 10/4 ha puesto a la clase obrera en el centro de la escena política nacional; pero no por lo que hicieron sus representantes gremiales, sino por la predisposición de los trabajadores a tomar el paro en sus propias manos (bajo distintas formas), demostrando que la situación de flagelos y padecimientos inauditos, que aplica este gobierno a cuenta de las transnacionales y los banqueros de Wall Street, no se aguantan más. ¿El paro podría haber sido más fuerte en su golpe político al gobierno y la burguesía? Sí, pero para ello había que convocar a asambleas en todos los lugares de trabajo, poner en pie los piquetes, los Comités de Fábricas, las coordinadoras zonales y conquistar un programa que unifique a todas las capas del movimiento obrero. Se trataba de que el paro se transforme en una verdadera huelga general, elevando la lucha de clases por encima de todas los conflictos y demandas parciales; suprimiendo las fronteras existentes entre las profesiones, los sindicatos y los partidos de la clase obrera, borrando la diferencia entre lo legal y lo ilegal, y movilizando a la mayoría del proletariado en oposición a la burguesía y su Estado. Al decir de Trotsky: “No tenemos en vista una simple manifestación ni una huelga simbólica de una hora o incluso de 24 horas, sino una operación de combate, con el objetivo de obligar al adversario a ceder”. (¿A dónde va Francia? – 1935). No se pudo lograr este objetivo, ni tampoco uno solo de los reclamos por lo que se salió al paro. No por ausencia de predisposición a la lucha, sino por la política colaboracionista de los dirigentes que llamaron al paro, que lo han usado para negociar su lugar de preferencia (y pertenencia) en el régimen burgués argentino. Los burócratas saben que la burguesía, que ayer los escondía bajo la alfombra, luego de haberlos usado como sus pistoleros durante el periodo del “pacto social” (entre ellos, al asesino Pedraza que mató al joven revolucionario Mariano Ferreyra), los necesita para controlar al movimiento obrero, pues con sus jueces y tribunales videlistas no les alcanzará para contener una embestida revolucionaria de los trabajadores contra el gobierno y su ataque. La burocracia, gracias a la política del FIT y de la izquierda reformista que continua respetando su existencia cuando ésta no representa a nadie y esta “colgada de un pincel”, impidió que el paro se transforme en una verdadera acción independiente de masas que le pegara al plexo al plan esclavista del gobierno y la patronal y abriera una situación pre-revolucionaria en el país. Sin embargo, por disposición a la lucha de la base obrera, el paro impuso un “cruce de caminos” en la escenario político donde: o bien, a esta acción la capitaliza la moribunda y odiada burocracia sindical, y estrangula al movimiento obrero; o bien, las fuerzas desatadas ponen de pie a los explotados conquistando organismos de democracia directa para derrotar a la burocracia sindical en las calles y abrir el camino a nuevas luchas revolucionarias como las del 19 y 20 de diciembre de 2001. Estas dos opciones están en ciernes. La burocracia de Moyano, Micheli y Barrionuevo lo reconocen bien, por eso no quieren saber nada con volver a convocar a una medida, hasta que no tengan garantía de que la medida podrá ser realmente pasiva, sin desacatos, ni lucha. Una respuesta obrera al ataque del gobierno y las condiciones de penurias infernales impuestas por los banqueros de Wall Street La clase obrera no aguanta más el calvario al que la vienen sometiendo los Kirchner y todos los empresarios. El látigo del capital le sigue pegando sin piedad. No vino más “democracia”, ni “parlamentarismo caliente”, como afirmaban los políticos del FIT luego de las últimas elecciones. La patronal y su gobierno avanzaron en blindar su régimen, y con la Kirchner a la cabeza –comandando a los jueces videlistas y sus tribunales- redoblaron su apuesta, declarándole abiertamente la guerra a los explotados. Se condenó a cadena perpetua a los obreros petroleros de Las Heras que en el 2006 luchaban contra el impuesto al salario y por “igual trabajo, igual salario” para todos. Se mantiene el procesamiento de 7.000 luchadores obreros y populares. Se mantiene como presos políticos a los luchadores de Corral de Bustos. Se encarceló (ya en el 2014, en la misma Patagonia) a obreros petroleros por “el delito” de repartir un volante que contenía el reclamo de mejores condiciones de trabajo. Vinieron más tarifazos, más devaluación de la moneda (que pulverizaba el salario obrero y el poder adquisitivo de las grandes masas), más entrega de los recursos naturales de la nación al imperialismo, más pagos a los banqueros de Wall Street, más flexibilización laboral, más represión cárcel y muerte… Este furibundo ataque de los capitalistas contra el pueblo pobre, aportó más odio al ya existente entre los trabajadores. La lucha docente en 19 provincias (con Buenos Aires a la cabeza), más decenas de conflictos duros en fábricas y establecimientos, la generalización a todo el movimiento obrero de la pelea por la libertad de los compañeros de Las Heras, fueron respuestas a la ofensiva del gobierno y la patronal… que la burocracia sindical de todas las CGT y CTA se encargaron muy bien de carnerear. La bronca de los de abajo siguió creciendo. El gobierno y sus ministerios, junto a la patronal y las transnacionales, acordaron un valor del salario que les permite arrancarle una mayor masa de plusvalía al movimiento obrero, para aumentar sus ganancias. Decenas de gremios acordaron sus paritarias de hambre. Sin embargo, a pesar de las “intenciones” de la burocracia de hacer un “paro dominguero”, pasivo, controlado y a los pies de políticos patronales: la jornada del 10 de abril se transformó en un paro político de la clase obrera para golpear al gobierno de Cristina y debilitarlo en el camino de conquistar sus demandas. Es que bajo la “legitimidad” que daba el llamado al paro por tres centrales sindicales, la mayoría de los trabajadores que no tienen ningún derecho ni representación gremial -al igual que los sindicalizados- pararon por salario, paritarias libres, en contra de la inflación, los tarifazos, la persecución y la represión. Ningún obrero de base creyó que con Moyano y Barrionuevo iba a triunfar, pero vieron en el paro una oportunidad para presentar sus banderas de lucha y el repudio a la clase enemiga. El paro en el transporte fue total. Importantes sectores del proletariado industrial desacataron a la burocracia oficialista carnera de la CGT de Caló y de la CTA de Yaski. En contra de la burocracia de la UOM, miles de obreros pararon talleres y las fábricas y acerías más importantes como Acindar y Siderar. También se paraban muchas automotrices, donde la base obrera repudió a la burocracia sindical del SMATA como en Mercedes Benz y Gestamp. En otras automotrices como la WV de Pacheco el paro fue parcial; y en otras como la Toyota los obreros no fueron a trabajar. La patronal de la Ford (Buenos Aires) y de la Renault (Córdoba) dictaba asueto para preservar a la burocracia sindical del odio de la base. En el Astillero Río Santiago se paró en contra de la burocracia kirchnerista. Lo mismo sucedió en importantes fábricas de la alimentación, como Kraft y Pepsico, donde se desacató al carnero de Daer y a la burocracia del STIA. Salieron al paro los obreros de la carne, paralizando a la planta de Paty (de la transnacional Quickfood) y el frigorífico Rioplatense, entre otros lugares. Los gráficos ganaron las calles, con su avanzada en Donneley y AGR/Clarín. Los docentes, que vienen de protagonizar una gran lucha, se plegaron al paro masivamente en las mayorías de las escuelas y colegios de país, desoyendo a la burocracia carnera de la CTERA. En el paro hubo una rebelión en la base de los obreros precarizados Los medios de comunicación “opositores” proclamaron “Moyano paralizó el país”, intentando tirarle tierra en los ojos a los trabajadores para que no sean conscientes del golpe que le propinaron al gobierno y al conjunto de la patronal. El paro fue “convocado” luego de levantar la lucha docente, con la burocracia impidiendo una lucha unificada por el 61% de aumento salarial para todo el movimiento obrero Tampoco lo llamaron cuando peleaban los docentes… La burocracia oficialista de la CGT de Caló y CTA de Yasky (al igual que Moyano, Barrionuevo y Micheli) carnerearon abiertamente la lucha y el paro de los trabajadores de la educación. Sosteniendo a la burocracia de CTERA, se negaron a llamar al paro nacional por el 61% de aumento salarial que reclamaban los maestros, haciendo de este reclamo una sola demanda de todo el movimiento obrero. La huelga se levantó. Y sin el aliento de esta lucha, con la UOM de Caló y la UOCRA de Martínez al frente, la burocracia iba firmando y cerrando la mayoría de las paritarias de hambre del 27% en cuotas. Una vez pasado todo este mar de traición, recién ahí Moyano, Barrionuevo y Micheli, convocaron al paro, en un acuerdo de cúpula y sin hacer una sola asamblea. Así la podrida y traidora burocracia sindical, odiada por la base del movimiento de masas, se encargaba de crear las peores condiciones de lucha para los trabajadores. ¿Y el FIT y la izquierda? Lamentablemente fueron funcionales a esta política de la burocracia. ¿Por qué? Porque al FIT lo han votado 1.200.000 trabajadores y jóvenes en las últimas elecciones (un “recuento globular de fuerza”, que demuestra el apoyo de más de un 25 o 30% de la clase obrera), que expresaron un voto de independencia de clase y de odio contra la burocracia sindical, a la que no votó nadie. Pero el FIT, sabiendo que la burocracia entró en una crisis histórica y perdió toda legitimidad, se negó una y mil veces a tener un programa para organizar esas enormes fuerzas y, coordinando a los que luchan, poniendo en pie las asambleas, las coordinadoras y los piquetes de autodefensa, derrotar en las calles a la podrida burocracia sindical traidora. Esto se vio con toda claridad en la lucha docente en Buenos Aires, donde la izquierda que dirige 9 seccionales opositoras dejó la dirección de la lucha en manos de la odiada burocracia de Baradel. El FIT se negó a poner en pie un Comité Nacional de Lucha. Impidió que la lucha docente se transformarse en un polo de atracción y de centralización para todos los combates dispersos de nuestra clase; conquistando un organismo de autodeterminación y democracia directa al cual se sometan los burócratas de los sindicatos. El FIT lo hizo todo al revés al no dejar ni por un segundo de ajustarse a los cuerpos orgánicos y podridos estatutos de los sindicatos estatizados. Así, desgraciadamente, el FIT está poniendo todo su prestigio al servicio de que la burocracia, ¡que no representa a nadie!, vuelva a tener la posibilidad de volver a controlar y oprimir a los trabajadores. Esperemos que la vanguardia obrera, impida esta tragedia. Dos alternativas en el movimiento obrero: o autoorganización de los trabajadores y coordinación de los que luchan para derrotar a la burocracia y el ataque de Cristina y Wall Street; o sometimiento a los cuerpos orgánicos y los estatutos de la podrida burocracia sindical A la hora del paro, el FIT y la izquierda se limitaron a organizar los cortes de rutas de propaganda, en algunas carreteras y puentes, para distinguirse del “paro dominguero de la burocracia”. Pero, desgraciadamente, el día del paro se negó a llamar y coordinar una gran acción política de todas las organizaciones combativas, como una movilización a Plaza de Mayo, que se transforme en una verdadera asamblea obrera de los sectores combativos que vote un Comité de Lucha Nacional de delegados de base. Este organismo, con un programa de independencia de clase, tenía toda la autoridad ante el conjunto del movimiento obrero de presentarse como una alternativa de dirección y derrotar a la burocracia en la lucha misma. Hoy la pregunta que se hacen cientos de miles de trabajadores es ¿y después del paro del 10 de abril qué? Pues la burocracia sindical avanza en la firma de paritarias truchas, el gobierno no detiene ni por un instante su ataque y el imperialismo profundiza el saqueo de la nación… Desgraciadamente, el PO se ha ubicado como la “oposición en la CTA-Micheli”, lo cual parece una burla, puesto que el FIT es una fuerza política mucho más fuerte que la decadente burocracia michelista. Pareciera ser que para el FIT las experiencias del “clasismo de los ´70”, de las “coordinadoras fabriles”, del SITRAC-SITRAM, es decir lo mejor que dió el proletariado argentino, son utopías caducas hoy ante el “parlamentarismo caliente”, las “leyes del FIT” y la “era de los sindicatos”. Pues estas experiencias “sindicales” al basarse en la democracia de los trabajadores, rompían con la estatización de las organizaciones obreras y con el control que ejercían sobre ellas las instituciones del Estado burgués. El FIT en su intervención sindical, se sitúa incluso a la derecha del siniestro Facundo Moyano que, reconociendo la profunda crisis en la cual se encuentra la burocracia sindical, “impulsa” una reforma cosmética a los estatutos que garantizan dirigentes vitalicios, pues ya es de público conocimiento que es más fácil der presidente de la nación que secretario general de una central sindical. En última instancia…, al adaptarse a la “era” de los sindicatos estatizados y, por no plantear un programa de ruptura con los cuerpos orgánicos y estatutos regimentados por el Ministerio de Trabajo, para el FIT “los parlamentarios son socialistas” y los sindicatos… de “Perón”. El cretinismo sindicalista del FIT desarma a los trabajadores frente al imperialismo que no escatima esfuerzos a la hora de su ataque. El FIT es enemigo de los soviets, es decir, de los organismos de autodeterminación, armamento y democracia directa para que las masas puedan pelear por el derrocamiento revolucionario del gobierno y la expropiación de todos los parásitos imperialistas y patrones locales. Nuevamente dos políticas y estrategias dividen al movimiento obrero: o en la época de dominio imperialista los sindicatos devienen, en manos de la burocracia sindical y los reformistas de todo pelaje, en instrumentos secundarios del capitalismo imperialista para subordinar a los obreros y obstaculizar la revolución. O los sindicatos se convierten en un instrumento del movimiento revolucionario del proletariado, si tienen a su frente a una dirección revolucionaria que lucha por convertirlos en organismos de coordinación y centralización de las masas en lucha. El FIT ya ha elegido su lugar y los trotskistas el nuestro… Contra el ataque del gobierno kirchnerista y Wall Street: ¡HAY QUE DERROTAR A LA BUROCRACIA, CONQUISTAR UN PLAN DE LUCHA ¡Congreso Obrero Nacional de ocupados y desocupados con delegado con mandato de base! ¿Y después del paro del 10/4 qué? La clase obrera, a pesar de todas las trabas que le ponen sus direcciones, ha quedado en posición de contraofensiva para enfrentar al gobierno de Cristina y Wall Street para pelear por sus demandas. El problema es que no se ha podido dotar –por responsabilidad del FIT y la izquierda reformista- de organismos que le disputen la dirección del movimiento obrero a la burocracia. Se ha puesto a la orden del día llamar a un Congreso Obrero Nacional de ocupados y desocupados con delegados mandatados por asambleas de base; allí podrá organizarse un verdadero Plan de Lucha que abra el camino a la Huelga General. ¡Hay que desatar y sublevar a todas las energías de la clase obrera! ¡Nuestra lucha no puede estar sujeta a lo que decidan 5 burócratas en una oficina! El Encuentro Sindical Combativo, la Coordinadora Sindical Clasista, los Sutebas opositores, ATEN, ADOSAC, SUTEF, el SEOM, la UF-Haedo, Kraft, Paty, Donnelley, todas las seccionales, cuerpos de delegados y comisiones internas arrancados a la burocracia tienen que poner el peso de estas organizaciones para convocar ya mismo a este Congreso. Hay que derrotar a la burocracia sindical y poner a la clase obrera de pie en lucha política de masas para imponer un Programa Obrero de Emergencia para terminar con la inflación, la carestía de la vida, el robo al salario, el saqueo imperialista y la represión. El gobierno y la patronal nos declararon la guerra; los trabajadores debemos responder a la altura de su ataque. Porque no habrá salida para la clase obrera si esta no ataca la propiedad de los capitalistas y no lucha por la libertad de sus compañeros condenados, encarcelados y procesados. Esta es una lucha política de masas, que ningún dirigente sindical de la burocracia y del reformismo podrá “comprender” jamás, pues se trata de enfrentar el conjunto del plan del gobierno y Wall Street que nos quieren de rodillas y sumisos ante sus planes esclavistas y de robo de todas nuestras riquezas. Se trata no ya de un reclamo salarial en sí mismo, o de una simple mejoría en las condiciones de vida de las masas, sino que para conquistar cualquier mínima y elemental demanda, hay que luchar por derrotar al gobierno de los capitalistas, las petroleras y los banqueros imperialistas. Esto es lo que todos los reformistas quieren callar cuando hablan de “lucha contra el ajuste”. Niegan la tesis marxista general de que “las reformas sociales no son más que los subproductos de la lucha revolucionaria, en la época de la declinación capitalista tiene la importancia más candente e inmediata. Los capitalistas no pueden ceder algo a los obreros, más que cuando están amenazados por el peligro de perder todo”. (León Trotsky – 1935). El paro demuestra que hay fuerzas enormes y de masas de la clase obrera para entrar a este combate; solo hay que tener la valentía de llamarlas a pelear, de llenarlas de confianza en sus propias fuerzas y de marcarle con claridad cuáles son sus aliados y cuáles sus enemigos, para que tengan las manos libres y desatadas para golpear al plexo del gobierno y del régimen infame y liberar a una nación atada con veinte cadenas al dominio imperialista. ¡Son ellos, o nosotros! ¡Por un Plan Obrero de emergencia de salida a la crisis! ¡Basta! ¡Libertad a los petroleros de Las Heras, los presos de Corral de Bustos, los luchadores de los levantamientos por el hambre y de todos los presos políticos! ¡Desprocesamiento de los 7000 trabajadores perseguidos por la justicia patronal! ¡Ni un desocupado, ni despedido más! ¡Trabajo digno y bajo convenio para todos! ¡Basta de salarios miserables! ¡Abajo las paritarias truchas! ¡61% de aumento de salario YA! ¡Salario mínimo, vital y móvil de $12.000, indexado mes a mes según la inflación! ¡Estatización sin pago y bajo control obrero de toda fábrica y establecimiento que cierre, suspenda o despida! ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de todos los bancos, fábricas, tierras y propiedades en manos de las transnacionales! ¡Basta de robo al salario! ¡Por un impuesto a las grandes fortunas! ¡Abajo el IVA, ese impuesto al consumo de las grandes masas! ¡Aplastemos las transnacionales! ¡Ni un solo peso al FMI y a los parásitos de Wall Street! ¡Hay que volver tras las huellas del Cordobazo y el clasismo de los ´70! ¡Hay que volver a poner de pie a los comités de fábrica como en el SITRAC-SITRAM! ¡Que vuelva el movimiento piquetero a ponerse de pie como en Mosconi y Cutral-Co! ¡Que vuelvan las asambleas, los piquetes y las ocupaciones de fábrica como en la revolución del 2001 del “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”!
Comité Redactor
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