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Argentina - 26 de diciembre de 2021

Después de la movilización del 11-12 a Plaza de Mayo convocada por el FIT-U contra el FMI…

Dos caminos para enfrentar al gobierno y al imperialismo

Movimiento “democrático” de presión sobre el parlamento o con el método de la lucha de clases y la revolución socialista

Argentina, estrangulada por la deuda externa y el imperialismo, ante dos políticas burguesas para pasar el ataque contra la clase obrera 

El gobierno de los Fernández avanza en la entrega de la nación en una América Latina que se desangra bajo el yugo de la deuda externa y el saqueo imperialista, agudizado por las condiciones del crac mundial.
Pasaron 20 años del estallido revolucionario de 2001. Los gobiernos del PJ y el PRO no han hecho más que perpetuar el sometimiento y el pillaje de la nación, hundiendo a la clase obrera en un infierno de hambre, explotación y miseria como no se veía desde 2001.
Pero el FIT-U redujo su denuncia a la deuda que tomó Macri, sin hablar de los US$ 340 mil millones tomados por los militares a sangre y fuego y por los sucesivos gobiernos de la UCR, el PJ y el PRO. No le planteó a la clase obrera cómo se enfrenta la ofensiva del imperialismo y a sus socios nativos: con el método de la lucha revolucionaria de la clase obrera y el pueblo pobre, con el que echamos a De la Rúa y 4 presidentes. Por el contrario, intenta mostrar como progresiva a la pandilla del PJ en el gobierno frente a Juntos por el Cambio, lo que es una verdadera estafa.
Es que estamos ante dos políticas burguesas, la de pasar el ataque a los trabajadores de cuajo o en cuotas, para garantizar el pago de la deuda en condiciones de crisis, hambre y miseria, que son las mismas que llevaron a los levantamientos revolucionarios en Chile, Colombia, Ecuador y Perú y que motorizaron el levantamiento de Chubut.

El gobierno de los Fernández, que de progresivo no tiene nada, se presenta como el mejor garante del pago de la deuda. Advierte sobre el peligro de un nuevo levantamiento de masas como en 2001 y por ello busca fortalecer el control férreo de la clase obrera vía la burocracia de los sindicatos estatizados y millones de planes sociales en manos de la burocracia piquetera del Vaticano. Unificó a la CGT y endurece las redes de contención de los punteros municipales, Grabois y los “Cayetanos”. Y para los sectores que escapen a este control, están los pistoleros fascistas de la CGT y los más de 600 mil efectivos de las fuerzas represivas que llevan a cabo una masacre silenciosa a la juventud obrera en las barriadas.
Ese fue el objetivo de las “tres plazas” que hicieron: la de la juventud camporista y la CTA el 17/10, la de los carneros de la CGT unificada el 18/10 y la del 10/12 con los “bolivarianos” seniles de Lula y “Pepe” Mujica, probados sirvientes del imperialismo, con la que buscaron crear ilusiones en las masas en que se puede negociar con el FMI sin más hambre y miseria.
El imperialismo usa a los Fernández para que le hagan el trabajo sucio de pasar el ataque a las masas, los exprime como un limón hasta sacarle todo el jugo… y si se tiene que hundir, ¡que se hunda!
La oposición gorila está para garantizar que se aplique a rajatabla este plan: “no es suficiente”, le dice a Fernández, “pegá más duro, devaluá más el peso, recortá planes sociales, jubilaciones y salarios, aumentá más las tarifas”.

Por más que patalee para no terminar como un “limón exprimido”, la pandilla burguesa del gobierno sabe que no tiene alternativa. No romperá jamás con el imperialismo, al que la unen mil lazos económicos y políticos. Lo único que puede hacer es medir hasta dónde atacar sin que irrumpa el movimiento de masas.

 

Ante la ofensiva imperialista, dos caminos para la clase obrera

La movilización contra el FMI, que reunió importantes fuerzas, podría haber sido el primer paso de un reagrupamiento antiimperialista de la vanguardia obrera. Pero el FIT-U, que se ubica como “tercera fuerza” con un millón 400 mil votos obreros, lamentablemente planteó otra política, la de hacerle frente al imperialismo con un movimiento amplio, como la “marea verde” contra el aborto, de todos los sectores que estén contra el FMI: los trabajadores, las mujeres, la juventud, los sectores populares, el movimiento ambientalista e inclusive la izquierda burguesa kirchnerista.
El contenido de esta política es hacer un gran movimiento “democrático” de presión sobre el parlamento, como la “marea verde”, que decante un frente de los diputados del FIT-U con diputados patronales “progresistas” para rechazar el acuerdo con el FMI, en una política de abierta colaboración de clases con el kirchnerismo.
En la última campaña electoral, Del Caño y Bregman plantearon esta política de presión parlamentaria: “como nos dejó de conclusión la ‘marea verde’: se discute, se vota en el Congreso pero se conquista en las calles” (09/09/2021 en C5N).

El otro camino es el que mostró el levantamiento obrero y popular en Chubut, el de la lucha de clases y la lucha revolucionaria dirigida por la clase obrera, que marcó un ángulo de 180º con la política del FIT-U.
Efectivamente. La clase obrera y las masas explotadas de Chubut derrotaron la ley de Arcioni y las mineras. No lo hicieron con proyectos de ley ni movilizaciones de presión sobre la Legislatura, sino con acciones directas en las calles, huelgas, movilizaciones masivas, piquetes, asambleas populares e incendiando la Casa de Gobierno, el Supremo Tribunal de Justicia y la Legislatura al grito de “que se vayan todos”.
Es decir, para defender el derecho elemental de tener agua potable, las masas tuvieron que chocar abiertamente con las transnacionales, su gobierno y todas las instituciones del Estado.

La vida ha dado su veredicto. La lucha “antiimperialista” del FIT-U por vía parlamentaria resultó ser un bluff. Después de amenazar con la “madre de las batallas” contra el FMI el 11 de diciembre, Del Caño y Bregman terminaron el año apoyando el aumento del impuesto a los Bienes Personales que pidió Fernández… para pagarle la deuda al propio FMI.

La lucha es clase contra clase. Para romper con el imperialismo y expulsar al FMI hay que derrotar al gobierno, los políticos patronales y el régimen infame de la oligarquía y los capitalistas.
Hay que crear las condiciones para una contraofensiva obrera, uniendo a los trabajadores autoconvocados, los piqueteros y al sindicalismo combativo con los sindicatos y las asambleas populares de Chubut, en una Asamblea Nacional de trabajadores ocupados y desocupados para enfrentar a los Fernández y a la oposición gorila, gerentes de Wall Street, que encabezan el ataque del imperialismo sobre la nación. La clase obrera debe reagrupar sus filas y generalizar el camino de lucha de Chubut en todo el país.
Esta Asamblea reuniría las fuerzas para derrotar en las calles a la burocracia sindical y el pacto social que ata a los trabajadores al gobierno y los partidos patronales. La clase obrera solo podrá encabezar la lucha contra el imperialismo si rompe con ellos abiertamente al grito de “que se vayan todos”.

En Jujuy, el FIT-U con Vilca tienen el apoyo de la mayoría de la clase obrera jujeña. No se puede demorar más un llamamiento a autoconvocarse en asambleas y en un gran congreso provincial, no solo para levantar allí un bastión de lucha de los trabajadores sino para soldar la unidad con los trabajadores de Chubut. Ellos no pueden quedar solos cuando la policía de Arcioni y Sastre comenzó una cacería para encarcelarlos por luchar. El sindicalismo combativo debe poner todas sus fuerzas y encabezar la lucha por su liberación. 

La política de “marea verde” contra el FMI, que el FIT-U despliega, quiere hacerle creer a la clase obrera que las concesiones democráticas “formales”, parciales (como el derecho al aborto y el matrimonio igualitario), arrancadas al Parlamento burgués, equivalen a poder arrancarle también medidas que lleven a la ruptura con el imperialismo o la expropiación de la oligarquía, cuando estas son tareas centrales de los países coloniales y semicoloniales que solo pueden resolverse con la imposición de la dictadura proletaria.
El FIT-U con su programa “antiimperialista” vuelve tras los pasos del stalinismo y su política de colaboración de clases, que planteaba enfrentar al imperialismo con las burguesías “progresistas”. Contra semejante estafa, los trotskistas reafirmamos el programa de la revolución permanente: solo la clase obrera, acaudillando a las masas explotadas, podrá liberar a la nación del yugo de Wall Street con el triunfo de la revolución socialista.

A 20 años de la gesta revolucionaria del 2001, la tarea de preparar un nuevo Argentinazo está más vigente que nunca. Hay que echar a este gobierno antiobrero y conquistar, sobre las ruinas de este régimen infame, un gobierno obrero y popular de las masas autoorganizadas y armadas. Solo ese gobierno, en unidad con la clase obrera de todo el continente, terminará con el hambre de millones, porque desconocerá no solo los US$ 44 mil millones de “deuda de Macri” sino los US$ 340 mil millones a Wall Street, expropiando a las transnacionales, los bancos, la oligarquía y a la UIA que se robaron US$ 400 millones. Es decir, rompiendo la sumisión de la nación al imperialismo y la FMI sin lo cual no habrá jamás pan ni liberación nacional.

Argentina y América Latina serán socialistas o colonia de Wall Street

Nicolas Crámer

 

 


11 de diciembre. Acto del FIT-U

 

 

 

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