Desde la cárcel
de Villa Las Rosas de esta ciudad de Salta, presos de este sistema que nos excluye,
margina y encarcela, queremos hacer llegar nuestro mensaje para el acto del
1ª de Mayo de este 2003.
La historia nos muestra que la clase trabajadora está destinada a conseguir
el respeto de sus derechos con lucha y con su sangre. Como en 1886, nos demostraron
los trabajadores con las huelgas de 25 mil obreros aquel 1ª de Mayo en
que conquistaron la jornada de 8 horas respondiendo la clase dominante con el
fusilamiento de trabajadores frente a la fábrica Mac Cormink y después
con el juicio y ejecución de los recordados como los Mártires
de Chicago: August Spies, Albert Parsons, Adolph Fischer, George Engel, Louis
Lingg, Michael Schah, Samuel Fielden y Oscar Neebe.
Esa lucha no ha terminado ya que sigue en cada rincón de la tierra donde
se explota al trabajador y se expulsa a miles de hombres y mujeres a la calle
abandonados a su suerte. Esa lucha sigue porque sólo el trabajo hace
digno al hombre y los hombres y mujeres no resignamos nuestra dignidad.
Muchos ejemplos de dignidad tenemos en esta América Morena, y en nuestra
amada Argentina hay luchas que merecen y deben ser tenidas como ejemplos: las
obreras de Brukman, las que nos mostraron que patrón, juez y policía
está cortados por la misma tijera, demostraron que sólo necesitan
una aguja de coser y toneladas de coraje y dignidad para defender la fábrica
que los patrones no supieron ni quisieron tener.
Los obreros de la fábrica de Zanón, los de Sasetru, las mujeres
de Pepsico, los campesinos del Mocase, los hermanos mapuches, los movimientos
piqueteros de todo el país, las vidas de Aníbal Verón,
Gómez, Justiniano, Carlos Santillán, Omar Barrios, Víctor
Choque, Teresa Rodríguez, Darío Santillán, Maxi Kosteki,
los muertos del 20 de diciembre, todos son un ejemplo de la lucha que tenemos
que dar contra el sistema para no resignar nuestra dignidad.
Por eso mismo estamos escribiendo desde aquí, desde la cárcel
de Salta, por ser consecuentes en la defensa de nuestros derechos y por hacer
lo mismo que están haciendo ustedes en defensa de las fuentes de trabajo,
que les decimos a los gobernantes vende patria, a los jueces que nos reprimen,
encarcelan y mandan matar, a las multinacionales que saquean el patrimonio nacional:
¿ustedes creen que encarcelándonos o matándonos, la lucha
por la dignidad se habrá acabado? ¿Creen que la lucha social se
acabará mostrándonos presos? ¡¡No, señores!!
Podrán juzgarnos, procesarnos, condenarnos o ejecutarnos, pero sobre
su veredicto se levantarán miles de luchadores, para demostrarles las
injusticias sociales que nos llevan a la cárcel o a la muerte. Ustedes
son los que tendrán que rendir cuentas a la historia frente al veredicto
popular para decir que la lucha social, que la lucha de los excluidos no termina
ni con sus jueces obsecuentes, ni con las multinacionales y los funcionarios
corruptos de turno, ni encarcelándolos, ni construyendo una cárcel
más grande que todo el país para encarcelar a los luchadores.
Porque por cada uno de nosotros que sea encarcelado, miles de trabajadores ocupados
y desocupados, estudiantes, jubilados y ciudadanos que conservan intacta su
dignidad, se levantarán a reclamar sus derechos, en cada escuela, en
cada plaza, en cada ruta, en cada fábrica hasta que tengan que construir
una cárcel tan grande como todo el bendito país en que vivimos.
¡Hasta la victoria, compañeros!