Elecciones presidenciales 2012 en EE.UU.
Tras el triunfo electoral de Obama:
Se relegitima y fortalece el estado mayor de
los imperialistas yanquis
El día martes 6/11 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en EE.UU. Como resultado de las mismas, salió triunfador, por segunda vez, ese “Bush tiznado” de Obama que logró obtener 303 electores, contra los 206 conseguidos por Romney del Partido Republicano, y así alzarse como vencedor en dichas elecciones, profundamente antidemocráticas.
Estas elecciones y su resultado configuran un triunfo superestructural provisorio del imperialismo que tendrá que terminar de asentarlo y de imponerlo en la lucha de clases en EE.UU. y a nivel mundial.
El conjunto de la burguesía imperialista yanqui aplaude y festeja este triunfo electoral de Obama. Es que con esta reelección no sólo se fortaleció el gobierno yanqui, sino que con millones de votos lograron legitimar a ese régimen imperialista de dominio, totalmente bonapartista, que es el de los “Republicratas” (el régimen de los Republicanos y Demócratas actuando como partido único). Se ha relegitimado el régimen bonapartista yanqui de dominio del planeta, basado en sus cinco comandos militares regados en todos los continentes.
Este triunfo electoral de Obama también es celebrado por el resto de las potencias imperialistas y toda la burguesía mundial. Es que el hecho de que se haya fortalecido y relegitimado el gobierno de EE.UU. y el régimen de los “Republicratas” ayuda al imperialismo mundial en su necesidad de estabilizar las instituciones de dominio del conjunto de los explotadores, en medio de la brutal crisis económica mundial que azota al planeta y los cada vez más agudos choques entre las clases.
Los piratas imperialistas ovacionan este resultado electoral ya que saben muy bien que Obama será el que mejor aplicará contra las masas de EE.UU. y el mundo entero, no el programa de Romney, sino el de la derecha ultra-conservadora de los Republicanos, el “Tea Party” para continuar descargando sobre la espalda de los explotados todos los costos de la crisis que provocaron los parásitos imperialistas.
Obama y Romney son lo mismo: dos candidatos del “1 %”, de esa oligarquía financiera de Wall Street, esos parásitos que comandan los peores genocidios, masacres, súper-explotación y saqueo contra la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo. Por ello, apenas se definía el triunfo de Obama, éste llamó tanto a Demócratas como a Republicanos a “gobernar en pro de la patria”, conformando un gabinete único.
A no dudarlo que, si la clase obrera no le impide, lo que vendrá de la mano de Obama no será más “democracia” para los explotados de EE.UU., sino un mayor infierno para la clase obrera norteamericana, a quien deben imponerle las condiciones de esclavitud que tienen hoy los obreros de México, toda América Latina y la China esclavizada.
Obama ya aplicó la política del Tea Party cuando lejos de aumentarles los impuestos a los grandes capitalistas, disminuyó los presupuestos sociales, eliminó los subsidios y despidió a miles de trabajadores estatales, para así reducir el déficit del estado yanqui, que venía de salvar a los súper-bancos de Wall Street que estaban en quiebra, a costa de los huesos y músculos de los trabajadores. Hoy ya son más de 40 millones de explotados viviendo tan sólo con 3 dólares diarios, mientras hay un 8 % de obreros desocupados y los trabajadores inmigrantes son perseguidos y padecen terribles condiciones.
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La verdadera cara del 1 % de los parásitos de la oligarquía financiera que dominan el mundo
En su combate, los jóvenes y trabajadores de “Occupy Wall Street” han identificado con claridad a los mayores enemigos del proletariado mundial: a los parásitos de esa súper-oligarquía financiera que domina el mundo. ¡Qué certero instinto de clase el de los obreros y estudiantes norteamericanos y su lucha contra “el 1%” de los parásitos de Wall Street!
Ese “1%” no son más que ¡147 corporaciones!, manejadas por apenas ¡660 individuos!, que son los que controlan la economía mundial. Este puñado de parásitos es el que define el destino de los explotados de todo el planeta. Estamos ante la presencia de verdaderos cartels que, junto a dos o tres empresas más del capital financiero, controlan ramas enteras de producción. Todas ellas se ponen de acuerdo y fijan los precios en el mercado, arrodillan a su competencia –que muchas veces implica su fundición y quiebra-, saquean naciones enteras y súper-explotan a la clase obrera, obteniendo millonarias superganancias en medio de LA crisis económica mundial que no hace más que profundizarse.
Un ejemplo de esto es la corporación Freeport-McMoRan que es la mayor minera extractora de cobre y oro del planeta, teniendo sus principales inversiones en Indonesia, Norte y Sudamérica y África. ¿Cómo hacen los parásitos de la Freeport para mantener sus superganancias de casi 19.000 mil millones de dólares por año en base a la súper-explotación obrera y un saqueo infernal del mundo semicolonial? En el caso de Indonesia, donde emplea a 23.000 trabajadores que ganan ¡3 dólares la hora!, fueron las fuerzas de seguridad que son financiadas directamente por la Freeport las encargadas de reprimir salvajemente y asesinar a varios obreros mineros que salieron a la huelga, defendiendo a los tiros los intereses y negocios de estos parásitos imperialistas, como sucedió en septiembre del año pasado.
Los heroicos trabajadores y jóvenes del movimiento de los “Indignados” de EE.UU. al enterarse de esto, marcharon sobre la filial de Freeport en Phoenix en apoyo a sus hermanos de clase de Indonesia, marcándole así el camino de cómo pelear a los trabajadores de todas las potencias imperialistas, en una sola lucha unificada con la clase obrera del mundo semicolonial que es salvajemente explotada por su propia burguesía imperialista que no conoce fronteras para oprimir a los trabajadores del mundo en pos de sus superganancias.
¡Para que la clase obrera viva, el imperialismo debe morir! ¡Hay que expropiar a ese 1% de puñados de la oligarquía financiera mundial! |
Con su estado mayor fortalecido, los piratas yanquis intentan avanzar en nuevas ofensivas contrarrevolucionarias
Obama y el régimen de los “Republicratas” festejan ya que en medio del crac de la economía mundial y la total bancarrota del sistema capitalista, los piratas yanquis están en mejores condiciones para avanzar a nuevas y superiores ofensivas contrarrevolucionarias contra las masas y los pueblos oprimidos del mundo, y también contra sus competidores imperialistas, para continuar descargando sobre ellos todo el peso de su crisis.
Por ello ni bien terminaron de contar los votos en EE.UU., Obama, apoyado en el genocidio perpetrado por su agente Al-Assad en Siria, de inmediato largaba mediante el estado de Israel un brutal operativo militar de exterminio contra las masas palestinas de Gaza, con el objetivo de poner un freno a la cadena revolucionaria del Norte de África y Medio Oriente, avanzar en recomponer los dispositivos contrarrevolucionarios del imperialismo en la región y estabilizar los gobiernos y regímenes maltrechos. ¡Esta es la verdadera cara del “democrático” Obama, ese carnicero de las masas y los pueblos oprimidos del mundo!
Se trató de una reedición de la “Operación Plomo Fundido” que en el 2008 comandaran Bush y el entonces recién electo Obama, con el estado de Israel aplastando a miles de obreros palestinos de Gaza. Así buscan terminar de someter a las masas palestinas para imponer definitivamente la política contrarrevolucionaria de “dos estados”, donde se mantiene el estado fascista de Israel y se reconoce como “estado palestino” a esos campos de concentración a cielo abierto que son Gaza y Cisjordania. Por supuesto, este Plomo Fundido II del imperialismo yanqui comenzó mucho antes, con la brutal masacre que el chacal Bashar Al Assad, a cuenta del imperialismo, viene perpetrando contra las masas revolucionarias en Siria desde hace ya más de un año para intentar consolidar la ofensiva contrarrevolucionaria que el imperialismo largó contra la cadena revolucionaria del Norte de África y Medio Oriente.
Esto sucede mientras en Qatar las burguesías regionales ya se han sentado a negociar un gobierno de la “Coalición Nacional” para estabilizar Siria, sobre la base de la sangre derramada por miles de obreros.
Pero a su vez, estos piratas miden milimétricamente cada paso que dan contra las masas del planeta. En Gaza fueron 9 días de intensos bombardeos que le costaron la vida a más de 160 nuevos mártires palestinos. Pero por la heroica resistencia de las masas palestinas, la clase obrera de Egipto ganando las calles contra el gobierno de Mursi y su quite de subsidios a los servicios básicos y sus medidas bonapartistas, los explotados palestinos de Jordania profundizando más y más sus combates contra la dinastía del rey Abdullah II (que decretó un brutal tarifazo con la quita de subsidios a los combustibles), hoy se ha impuesto un “alto al fuego” firmado por el sionismo y la burguesía de Hamas, bajo la mediación del gobierno de la Hermandad Musulmana de Egipto. Este “alto al fuego” será utilizado por el imperialismo para crear las condiciones para avanzar en todos sus planes contrarrevolucionarios. Sin embargo, la realidad demuestra que los explotados de la región continúan presentando batalla y resistiendo heroicamente, mientras que son sus direcciones las que intentan imponerles la rendición.
Por otra parte, el imperialismo yanqui, con la relegitimación del régimen de los “Republicratas”, al mismo tiempo que fortalece el dominio de la burguesía imperialista mundial de conjunto en el planeta –al ser Estados Unidos la potencia dominante-, buscará redoblar su ofensiva, no sólo para imponerles un “Tratado de Versalles” y arrodillar a las potencias europeas en bancarrota, sino para poder garantizarse el cobro de las deudas que mantienen Grecia, España, Portugal, etc., con una nueva ronda de ataques de los gobiernos y regímenes imperialistas contra las conquistas de la clase obrera europea, El proletariado europeo ha intentado dar mil y un combates a la altura de la guerra de clases que le declararon sus propias burguesías imperialistas. Pero fueron sus direcciones de las burocracias sindicales, aristocracias obreras y partidos social-imperialistas los que lo sometieron a los pies del Maastricht de los carniceros imperialistas.
Así está el campo de batalla a nivel mundial. La burguesía sabe muy bien que aún no ha derrotado definitivamente ni sacado de escena a la clase obrera, ni de EE.UU. ni del resto del planeta, que durante todo el 2011 con su ofensiva revolucionaria conmovió al mundo.
Gracias al accionar de las direcciones traidoras del proletariado que contuvieron, desincronizaron y desviaron las grandiosas luchas que protagonizaban las masas desde el Norte de África y Medio Oriente hasta las calles de Europa y EE.UU. contra el ataque de los capitalistas, el imperialismo pudo desatar su contraofensiva contra la clase obrera. Pero el estado mayor imperialista es muy consciente que las masas no se han rendido y que nuevos batallones del proletariado entran al combate, como en Sudáfrica, India, China y demás focos donde se han concentrado las grandes transnacionales. Allí la clase obrera, padeciendo miserias inauditas, terribles condiciones de superexplotación, presenta batalla, allí donde no controlan ni las aristocracias obreras ni las burocracias sindicales, que han dejado a la deriva a los sectores peores pagados del proletariado de todo el mundo. La clase obrera, como queda claro, no se ha rendido. Son las direcciones del proletariado las que se postraron, arrodillaron y entregaron los combates de los explotados.
El estado mayor yanqui se fortalece con la reelección de Obama, gracias al apoyo incondicional que le brindaron Chávez, Castro y demás “bolivarianos” de América Latina
Los “bolivarianos”, sellando pactos contrarrevolucionarios con Obama, le garantizan al imperialismo yanqui someter a la clase obrera de EE.UU. y el más férreo control de su “patio trasero” latinoamericano
La “estrategia electoral” de Obama buscó “conquistar” los votos del sector más explotado de la clase obrera norteamericana: los obreros latinos, chicanos, negros y demás trabajadores inmigrantes que comenzaban a desilusionarse y romper con él, como expresaban los miles de jóvenes que, cercando Wall Street, llamaban a luchar contra ese 1% de parásitos imperialistas.Por ello, en su campaña Obama buscó “ganarse” a los obreros inmigrantes indocumentados, por ejemplo, “perdonando” a casi dos millones de estudiantes universitarios sin papeles que no fueron deportados, mientras Romney desplegaba toda su verborragia anti-inmigrantes.
Pero no fue gracias a ningún discurso ni mérito propio que Obama obtuvo la mayoría de votos de los obreros latinos y negros, cuestión decisiva para definir su triunfo. Es que la mejor campaña electoral realizada a su favor entre los trabajadores inmigrantes fue la que hicieron sus lacayos “bolivarianos” de América Latina, como Castro, Chávez, Morales, etc. Tan es así, que el mismo Chávez a través de los medios de prensa burguesa sostuvo: “¡si yo viviera en EE.UU., votaría a Obama, como Obama votaría por mí si viviera en Venezuela!”.
Este rol jugado por los “bolivarianos”, esas burguesías nativas socias menores del imperialismo, era de vida o muerte, no sólo para los piratas yanquis, sino para toda la burguesía mundial: si Obama no volvía a controlar al proletariado inmigrante, éste podría unificarse con la vanguardia de la clase obrera y la juventud norteamericana que lo enfrentaba desde el Movimiento Occupy Wall Street, los portuarios de Oakland y su lucha antiguerra, los trabajadores de Wisconsin que ganaban las calles al grito de “hay que pelear como en Egipto”, etc. Esto hubiera comenzado a gestar las condiciones para que se levantara el conjunto del proletariado y los explotados de EE.UU., combatiendo con la revolución socialista al interior de la bestia imperialista.
Este terrible escenario para la burguesía fue el que Chávez, Castro y compañía –sostenidos por las burocracias sindicales y direcciones reformistas del continente- impidieron que se desarrollara, por ahora, volviendo a subordinar a los millones de obreros inmigrantes a los pies del carnicero Obama.
Este es el gran servicio prestado por los “bolivarianos” a sus amos imperialistas yanquis, mediante el pacto contrarrevolucionario que han sellado con Obama a nivel continental.
Este pacto se asienta sobre las masacres impuestas a la clase obrera del sub-continente (como a los campesinos pobres en Colombia) y significa que son los “bolivarianos” los encargados de estabilizar América Latina al servicio de los imperialistas norteamericanos, preparando así las condiciones para asestarles nuevos golpes contrarrevolucionarios a los explotados de la región.
Esto es lo que están preparando con las “negociaciones” entre la dirección de las FARC y el gobierno de Santos de Colombia, garantizadas por Chávez y Castro, para sellar un pacto de rendición y entrega de la resistencia colombiana, y así estabilizar el dominio yanqui con sus bases militares de ese país.
Mientras tanto, aceleran la imposición de un “nuevo ‘89” en el continente, restaurando definitivamente el capitalismo en Cuba. Este es el golpe certero que prepara el imperialismo yanqui de la mano de Castro y todos los “bolivarianos” contra la clase obrera de todo el continente.
En Venezuela, este pacto se expresó en el resultado de las últimas elecciones presidenciales, donde el verdadero vencedor fue Obama, con la instauración de un régimen bipartidista (con el surgimiento de una oposición burguesa más fuerte) y con el triunfo de Chávez, que significó un fortalecimiento del conjunto de los gobiernos y los regímenes “bolivarianos” de toda la región.
Estos son los “bolivarianos” que impusieron este pacto contrarrevolucionario continental, que significa que ellos fueron y son los garantes de que hoy en América Latina se esté aplicando el viejo plan de Bush, de atarla y sojuzgarla con dobles y triples cadenas de opresión, saqueo, súper-explotación, esclavitud, masacres contrarrevolucionarias y regando su “patio trasero” de bases militares yanquis. Son los pro-hombres de la “Revolución Bolivariana” los que han garantizado un verdadero “Tratado de Libre Comercio” con EE.UU., luego de que estrangularan y expropiaran el ascenso revolucionario de los trabajadores latinoamericanos en Bolivia, Argentina, Ecuador, México, Venezuela, etc. durante el primer lustro del Siglo XXI.
Con masacres, asesinatos, salarios de hambre y las peores condiciones de esclavitud obrera, los jefes de la “Revolución Bolivariana” han transformado a América Latina en una gran maquila de obreros esclavos al servicio de las transnacionales imperialistas.
Esto queda demostrado también en Argentina, donde el régimen de la “bolivariana” Cristina Kirchner está sometida a las leyes de las cortes de Nueva York, desde donde se les obliga a pagarles millonarias cifras a los “fondos buitres”, redoblando el ya profundo sometimiento de esa nación al imperialismo.
Los “bolivarianos” demostraron ser los que mejor aplican las recetas y planes contrarrevolucionarios de Obama y Wall Street, pero no sólo en el continente americano sino también a nivel mundial. Por eso fueron los mejores defensores del perro Khadafy de Libia, cuando la clase obrera y los explotados lo acorralaron con sus milicias revolucionarias, para finalmente ajusticiarlo. Son los mayores sostenedores del genocida Al-Assad que masacra sin piedad a las masas sirias, mientras sostienen a Obama que comanda la masacre del estado de Israel en Gaza. Son los que les enviaron sus condolencias a su amo imperialista ante el ajusticiamiento de su embajador y sus funcionarios de la CIA en Libia, a manos de los explotados revolucionarios
¡Abajo la farsa de la “Revolución Bolivariana”! ¡Abajo el pacto contrarrevolucionario de Obama y los “bolivarianos” contra las masas del continente americano!
El Foro Social Mundial, una vez más, relegitimó al régimen imperialista de los “Republicratas” en Estados Unidos. ¡Todos los reformistas son la izquierda de Obama!
El enorme paso adelante que dio el imperialismo en su plan de relegitimar al estado mayor yanqui y fortalecer un segundo gobierno de Obama se lo debe también a la traidora burocracia de la AFL-CIO, que llamó a la clase obrera a votar por Obama e inclusive puso plata para solventar la campaña electoral. Un botón de muestra más del servilismo de la burocracia social-imperialista de la AFL-CIO, agente directo de su propia burguesía.
Pero este triunfo electoral de Obama hubiera sido imposible de lograr de no haber sido por el rol de la izquierda reformista que tras la pérfida política de “frente democrático” de “todos contra la derecha y el Tea Party”, llamaron a apoyar a Obama con la excusa del “mal menor”. Cínicamente, engendraron ilusiones en las masas de que Obama es “diferente” a Romney, cuando ambos no son más que distintos representantes de la oligarquía financiera de Wall Street y del aparato industrial militar yanqui, y las discusiones entre ellos versan acerca de la mejor forma de marchar a nuevas y superiores ofensivas imperialistas para mantener y profundizar su dominio en el mundo.
Mientras tanto, sectores de los renegados del trotskismo como el SWP (Socialist Workers Party) de Estados Unidos, presentaron candidatos propios en dichas elecciones, pero apoyando abiertamente a Chávez y Castro. Le decían a la clase obrera que Obama era “malo”, “no votes por Obama”, “vota por nuestros candidatos…que estamos con Chávez y Castro”. ¡Pero ocultaron que Chávez llamó a votar públicamente por Obama! Es decir, el SWP y compañía, en realidad, estaban haciendo campaña “encubierta” por Obama. ¡Canallas!
Pero esto no fue una excepcionalidad norteamericana. Desde todo el planeta, la izquierda reformista se subordinó, de una u otra forma, al carnicero Obama. Desde la LIT hasta sectas nacionales como el PTS de Argentina, por ejemplo, declararon que en EE.UU. había una fuerte polarización y que subsistía un “enfrentamiento ideológico” entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata, intentando hacerle creer a la vanguardia combativa que supuestamente existen “ideologías” distintas entre Obama y Romney. ¡Sinvergüenzas! ¡La única “ideología” de estos parásitos imperialistas es la de robar, saquear, aplastar y oprimir a las pueblos del mundo y arrodillar a su propia clase obrera para dominar el planeta!
Todas estas corrientes reeditan la política que aplicaron en las elecciones en EE.UU. en 2006, cuando plantearon que lo que debía hacer la clase obrera era “apoyar a todos menos a Bush”, en un claro llamado a apoyar al Partido Demócrata; para luego en las elecciones presidenciales de 2008, afirmar que el entonces triunfo de Obama era “¡la expresión distorsionada de la lucha de la clase obrera en Norteamérica!”, mientras corrientes mandelistas “saludaban al pueblo norteamericano” porque, según ellos, le provocaron una “derrota estrepitosa a Bush y al Partido Republicano”, cuando en realidad el triunfo de Obama no era más que la expresión de la contrarrevolución y de la expropiación del despertar de la clase obrera norteamericana que se había sublevado contra Bush ante la guerra de Irak y en defensa de los trabajadores inmigrantes, como parte de la lucha de los trabajadores de todo el continente.
Son estas mismas corrientes las que luego, en 2011, realizaron una enorme movilización frente al Capitolio para “defender” al “democrático” Obama frente a los “fascistas” del Tea Party, encabezando nuevamente un “frente democrático” para fortalecer el sometimiento del proletariado norteamericano al carnicero Obama, con el verso de un supuesto enfrentamiento “entre fascismo y democracia”.
Por ello, estas corrientes jugaron todo su rol para destruir todo lo que las masas construyeron en su lucha. Estas direcciones de burocracias sindicales y corrientes reformistas, fueron las que impidieron, por el momento, que se profundizara el combate de los obreros y jóvenes que cercaron los edificios de Wall Street, el de los trabajadores de Wisconsin, el de los portuarios de Oakland, el de los trabajadores que comenzaban a romper con Obama y el régimen de los “Republicratas”. ¡Son todos la izquierda de Obama!
Ante la relegitimación del estado mayor del imperialismo yanqui…
La clase obrera norteamericana debe romper la subordinación al carnicero Obama
La clase obrera norteamericana está pagando muy caro la traición de las direcciones reformistas que, una vez más, le ataron las manos y pusieron sus combates a los pies del carnicero Obama. Ahí está el castrismo, mediante sus agentes en Estados Unidos, intentando cooptar al movimiento de los “Indignados”, tanto en Nueva York como en Oakland, organizando viajes a La Habana.
Sin embargo, los combates del proletariado norteamericano, como parte de la ofensiva de la clase obrera mundial en el 2011, dejaron huellas y jalones de programa revolucionarios, que deben ser urgentemente retomados por la clase obrera.
Por eso, la clase obrera y la juventud norteamericana tienen dos alternativas: o a los pies del castrismo, los “bolivarianos” y todos sus sostenedores por izquierda, que someten la lucha de los trabajadores al gobierno de Obama y al régimen de los “Republicratas”, o retomar los jalones de lucha conquistados al calor del combate contra la oligarquía financiera de Wall Street.
En las grandes concentraciones obreras la clase obrera presenta batalla a las transnacionales imperialistas que castigan con hambre, muerte y miseria al proletariado
Lo de Bangladesh no es sino continuidad de los grandes combates que el último tiempo viene protagonizando la clase obrera en los focos de expansión capitalista y concentración de las grandes transnacionales, en los nichos producción y saqueo de los monopolios imperialistas. Es que allí se han concentrado enormes batallones del proletariado, que intentan ponerse de pie y presentar batalla allí donde las transnacionales amasan enormes ganancias, en medio de la histórica crisis que sacude al capitalismo.
En lugares como China, India, Brasil, África, etc., los obreros son víctimas de una brutal superexplotación, viviendo con tres dólares por día, muriendo como perros al interior de las minas, con los pulmones contaminados. ¡Así sufre la clase obrera la “primavera” de las superganancias capitalistas!
En países como Brasil enormes batallones proletarios intentan entrar al combate. Decenas de miles de obreros han protagonizado importantes huelgas en el sector petroquímico, hidroeléctrico y, sobre todo, de la construcción, puesto que en ese país las empresas constructoras están haciendo jugosos negocios con el Mundial de Fútbol y las Olimpiadas que están próximas a realizarse allí.
Ya hemos visto como heroicos obreros de la Suzuki en India siguen siendo perseguidos, incluso con algunos obreros amenazados con la pena de muerte, por haber tenido la osadía de levantarse contra las transnacionales imperialistas japonesas. Asimismo, la clase obrera de Sudáfrica, ha tenido en los mineros de Lonmin, en Marikana, el ejemplo a seguir por todo el proletariado mundial, luchando al grito de “¡Si no nos dan aumento de salario, matamos al gerente!” Esto demuestra, y comprueba, que el proletariado tiene peso por su rol en el proceso productivo y no tan sólo por su número, como afirma el revisionismo del marxismo.
En todos esos lugares la clase obrera ha sido “olvidada” por las burocracias y aristocracias obreras, impidiendo así el control de estas luchas, y el proletariado, con su espontaneidad, ha forjado enormes jalones de lucha revolucionaria, jalones que deben ser tomados hoy por todo el proletariado mundial como el camino a seguir para enfrentar a la crisis que los parásitos capitalistas descargan sobre los hombros de la clase obrera.
Sin embargo, la tragedia es que el reformismo ha logrado dividir, por ahora, la lucha del proletariado del mundo semicolonial donde se concentran los focos de inversión capitalista, con los batallones del proletariado de los países imperialistas. Se trata de una guerra de clases en todo el planeta, del proletariado mundial contra la burguesía imperialista.
¡Viva la lucha revolucionaria de la clase obrera en China, India, Brasil, Bangladesh y Sudáfrica! ¡Hay que unir al proletariado por encimas de las fronteras! ¡Una sola clase, una sola lucha a nivel mundial! |
Esta es la única forma de pelear por conquistar las demandas de la clase obrera norteamericana, que está padeciendo una verdadera catástrofe. Por ello, para conquistar el pan, salarios dignos, trabajo, vivienda, salud y educación gratuitas, y todos los reclamos de los trabajadores norteamericanos, hay que volver a lanzar el grito de ¡”Ustedes son el 1% de los parásitos imperialistas!”
La clase obrera debe volver a ponerse de pie rompiendo con el carnicero Obama y las direcciones reformistas que la someten a él. ¡Abajo la burocracia sindical de la AFL-CIO y de todas las organizaciones obreras!
¡La clase obrera no tiene por qué pagar la crisis de los capitalistas! ¡Que la paguen los que la provocaron: ese 1 % de parásitos imperialistas! La clase obrera norteamericana debe ponerse de pie para pelear por: ¡Escala móvil de salarios y horas de trabajo! ¡Ni un desocupado más! ¡Reducción de la jornada laboral y reparto de las horas de trabajo entre todos los brazos disponibles! ¡Basta de trabajadores de primera y de segunda! ¡A igual trabajo, igual salario! ¡Salud y educación gratuita para todos los explotados y sus hijos! ¡Por un plan de obras públicas controlado por las organizaciones obreras y financiado por la patronal y el estado para garantizar vivienda y toda la infraestructura necesaria al servicio de la clase obrera y las masas!
Para ello, ¡hay que expropiar sin pago a ese 1% de parásitos que se roban las riquezas que produce el 99% de explotados! ¡Hay que expropiar sin pago y bajo control obrero todos los bancos, fábricas, tierras, empresas y propiedades de toda la burguesía imperialista!
Lo que necesita la burguesía imperialista yanqui es imponerle a la clase obrera de Estados Unidos las mismas condiciones que padece el proletariado del mundo colonial y semicolonial. Los obreros norteamericanos deben mirarse hoy en el espejo de sus hermanos de clase de la China esclavizada, del África saqueada y la América Latina expoliada. Por eso, si la clase obrera norteamericana no ata su suerte a la de sus hermanos de clase oprimidos por su propia burguesía imperialista, lo que le espera es más miseria, hambre y represión. ¡Basta de persecución a los obreros inmigrantes! ¡Libertad inmediata e incondicional a todos los luchadores obreros y populares presos y perseguidos por el estado imperialista! ¡Libertad a todos los combatientes antiimperialistas presos en Guantánamo y todas las cárceles secretas de la CIA en el mundo! |
¡Un pueblo que oprime a otro no puede liberarse a sí mismo! La clase obrera norteamericana no podrá jamás liberarse si no es, antes que todo, sosteniendo incondicionalmente las luchas de los pueblos que su propia burguesía imperialista oprime.
En Cuba el castrismo, verdaderos empresarios rojos, han condenado a la heroica clase obrera cubana a vivir con tres dólares por día, y han convertido a Cuba nuevamente en un prostíbulo y centro de vacaciones para la burguesía mundial, tal como en los tiempos de Batista. Son los obreros norteamericanos y sus sectores más explotados, los negros, chicanos y latinos, los que tienen en sus manos la llave para impedir que se imponga la restauración capitalista en Cuba, luchando por abrir la revolución socialista en Estados Unidos, única forma de enfrentar la catástrofe que amenaza al proletariado.
Son los obreros norteamericanos, como ayer lo hicieran en Vietnam, con el grito de guerra que retumbaba en las calles de Nueva York y Washington: “¡Yanquis Go Home!”, quienes pueden acabar con el genocidio que le han impuesto a las heroicas masas palestinas y sirias, y combatir por el triunfo de la revolución en todo el Norte de África y Medio Oriente. ¡El enemigo está en casa! ¡Hay que paralizar la maquinaria de guerra imperialista! ¡Los trabajadores de Oakland deben volver a paralizar todos los puertos! ¡Hay que volver a poner en pie el poderoso movimiento contra la guerra! Mientras las burguesías bolivarianas quieren “América para los norteamericanos”, nosotros gritamos: “¡Yanquis Go Home!”
Los mejores aliados del proletariado norteamericano son los obreros que en todo el mundo se sublevan peleando contra las transnacionales yanquis. Desde Marikana en Sudáfrica, la Suzuki de la India y la Foxconn en China; desde las milicias revolucionarias de Libia que ajusticiaron al embajador yanqui, los obreros de Egipto que vuelven al combate, las heroicas masas de Siria que continúan luchando contra el genocida Al-Assad y los martirizados explotados palestinos que resisten la ofensiva del sionismo; hasta los trabajadores de EE.UU.: ¡una sola lucha por el pan contra el 1 % de los parásitos imperialistas! Hay que coordinar y centralizar las filas del proletariado mundial contra la ofensiva imperialista.
Solamente expropiando a los banqueros de Wall Street, demoliendo ese régimen de los “Republicratas”, y atando su suerte al triunfo de la revolución proletaria mundial, podrá la clase obrera norteamericana conquistar sus demandas, salir de la miseria y derrotar al 1% de parásitos capitalistas, tal como lo planteaban la clase obrera y la juventud que cercaba Wall Street. |
Este artículo fue publicado en el Democracia Obrera N°32 el 11 de Noviembre de 2008
La “democracia” cesarista del régimen esclavista imperialista norteamericano
Los medos de comunicación y los apologetas del capitalismo no cesan de elogiar a la “gran democracia norteamericana”, de destacar cuán maravillosamente “democrático” es este país donde un negro puede ser electo presidente cuando la mayoría de la población es blanca, y así interminablemente.
Es una total y completa mentira: no hay nada más antidemocrático que el régimen imperialista norteamericano, que poco tiene que envidiarle a la “democracia” cesarista del viejo imperio romano, es decir, la democracia para un puñado de esclavistas viviendo como parásitos sobre el cuerpo de cientos de miles de esclavos. Veamos.
En primer lugar, en los Estados Unidos el voto no es obligatorio. Hay que inscribirse para votar. Pero para ello... ¡hay que pagar! Así que todo aquel que no tenga los dólares suficientes para inscribirse, no vota. Además, por supuesto, no votan tampoco millones de trabajadores y explotados inmigrantes que hace años y años que viven en Estados Unidos pero que, como no son “ciudadanos norteamericanos”, tampoco pueden votar. Ni hablar de los 12 millones de inmigrantes ilegales.
Las elecciones son siempre el primer martes de noviembre. Martes, es decir, día laborable, con lo cual decenas de miles de trabajadores no pueden ir a votar –si quisieran hacerlo- porque tienen que trabajar, a riesgo que el patrón los despida o les descuente el día.
Encima, las elecciones a presidente y vice son indirectas. Esto es, no son elegidos por voto directo sino que se eligen electores por estado, los que luego, entre las cuatro paredes del parlamento y comprando y vendiendo votos al mejor postor, deciden quién es el presidente. Así, para dar un ejemplo, en las elecciones de 2000, a pesar de que fue el más votado en todo el país fue Gore –Demócrata y vice de Clinton-, el presidente terminó siendo Bush después de realizar un escandaloso fraude en Florida.
Los representantes a la cámara de diputados son elegidos por voto directo, en proporción a la cantidad de población de un distrito. No así los senadores, que son siempre 2 por estado, así se trate de California –el más poblado- o de Alaska que tiene apenas unos millones de habitantes.
Tan sólo llegar a presentar un candidato a presidente con presencia nacional es casi una utopía para cualquier partido –no sólo obrero, inclusive burgués o pequeño-burgués- que no sea el Demócrata o el Republicano, por las miles de restricciones legales y, sobre todo, por la enorme cantidad de dinero que se necesita.
Tan “democrático” es el régimen yanqui que en él... es legar hacer “lobby”. Es decir que los distintos monopolios y empresas tienen el “derecho” de pagarles a los diputados y senadores y a las distintas comisiones parlamentarias para que aprueben tal ley que les es favorable, o bloqueen otras que les es desfavorable. Demás está decir que ¡siempre gana el monopolio que más plata pone!
Pero aún todo esto son cuestiones menores. El corazón, la verdadera esencia de la “democracia” cesarista del régimen imperialista yanqui, está en lo que se da en llamar el “establishment”. Es decir, en el aparato burocrático del estado cuyos funcionarios no son electos, sino que son funcionarios de carrera. En ese aparato burocrático cada monopolio pone, desde jóvenes, a sus empleados que devienen así en funcionarios del aparato burocrático, y que son prácticamente inamovibles: aunque pasen y se sucedan gobiernos Demócratas o Republicanos, ellos siempre quedan. Es entonces desde allí donde los monopolios imperialistas yanquis se garantizan el control del estado norteamericano y que sus intereses siempre estén resguardados, haya un gobierno Demócrata o Republicano, haya mayoría de uno u otro partido en el congreso, haya crisis política como la del gobierno de Bush, o haya una oleada pacifista como la que ha traído a Obama en su cresta.
Esta es la “gran democracia” americana: la “democracia” cesarista de un régimen esclavista imperialista, asentado hoy, a diferencia del viejo imperio romano, no sobre unos cientos de miles de esclavos, sino sobre miles de millones de esclavos coloniales y semicoloniales. |
¡Abajo el carnicero Obama y el régimen de los “Republicratas”! ¡Hay que expropiar a ese 1% de parásitos que saquea el mundo y condena a la miseria a millones de obreros norteamericanos!
¡Basta ya de masacres del imperialismo yanqui contra los pueblos oprimidos del mundo!
¡La clase obrera norteamericana debe acudir, ya mismo, en auxilio en sus hermanos palestinos y sirios, luchando por la destrucción del estado sionista-fascista de Israel y el triunfo de la revolución socialista!
¡La clase obrera de Estados Unidos, rompiendo con el carnicero Obama, debe derrotar la restauración capitalista de la burocracia castrista y Obama en Cuba, dando inicio a la Revolución Socialista en Estados Unidos! ¡Que vuelva la revolución en Centro y Sur América! ¡Por los Estados Unidos Socialistas de Norte, Centro y Sudamérica!
La clase obrera norteamericana ha identificado con certeza a los principales enemigos del proletariado mundial: ese 1% de parásitos imperialistas. Pero si su combate no ha logrado alcanzar la victoria, es producto del siniestro rol jugado por las burocracias y aristocracias obreras, los partidos social-imperialistas, y los renegados del trotskismo, que sostienen a ese 1%. Para conquistar las condiciones de la victoria, se vuelve urgente que el proletariado estadounidense se desembarace de estas direcciones que le atan las manos para pelear. Para ello, la dirección que necesita y se merece la clase obrera debe surgir a partir del reagrupamiento de las fuerzas de los revolucionarios, que luchen por unir las filas del proletariado en todo el mundo, sobre la base de la derrota del reformismo. Pongamos en pie ya mismo un bloque internacional de organizaciones obreras revolucionarias y del trotskismo principista, para convocar a una Conferencia Internacional por la Refundación de la IV Internacional revolucionaria, bajo las lecciones y el programa de 1938 •
Comité Redactor
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