volver al índice de Democracia Obrera Nº 58 General Mosconi, Salta Sobre un mar de petróleo los trabajadores y el pueblo pobre viven en las peores condiciones ¡BASTA DE ESCLAVITUD PARA LA JUVENTUD OBRERA! El día 17/5 por la mañana la plaza central de la ciudad de General Mosconi presentaba una imagen diferente a la de todos los días, cuando es recorrida por las trabajadoras, que cumplen tareas para la Municipalidad por un mísero plan trabajar, realizan los trabajos de barrido y limpieza de las calles de la ciudad. En esta oportunidad fueron de la partida, 300 jóvenes, la misma situación se repite en la mayoría de las localidades del Departamento San Martín, como Aguaray, Pocitos, Vespucio, entre otros. En el caso de la ciudad de General Mosconi, este es el tercer grupo de trabajadores que emigran en lo que va del año 2012, en total suman 900 trabajadores. Desde el año 2010 esta situación se repite en forma casi permanente cada tres meses, que es el tiempo que dura el contrato de trabajo; luego de cumplido este plazo, los obreros “pueden regresar” por quince días y volver a partir hacia otra cosecha. Su destino serán las provincias de Mendoza, Neuquén, Buenos Aires. Allí volverán a trabajar en la recolección de cosechas de frutas, aceitunas, papas, tomates, etcétera, bajo las mismas condiciones de trabajo de súper explotación, con jornadas de sol a sol y tan solo medio día de franco por semana. La empresa provee el “alojamiento”, unos terroríficos galpones que parecen nichos, donde dormir y no morir de frío es una odisea. Todo por un salario de entre $1.500 y $2.000 por mes, el cual envían para el mantenimiento de sus familias. Los trabajadores prefieren peregrinar para ser explotados en otros lugares, ya que este miserable salario supera las migajas de los “planes sociales” que entrega el Estado y los “sueldos” que se pagan en las cooperativas manejadas por los punteros de la burocracia piquetera. Esta situación desnuda las terribles condiciones en las que viven hoy los hijos de los piqueteros del Norte de Salta, quienes con sus piquetes a fines de las década del ´90 y a comienzos del siglo XXI en la “Argentina del 2001” y del “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, volvieron loca a la burguesía, luchando y muriendo por la demanda de “trabajo digno para todos” (como lo manifestaban en su “Programa de los 21 Puntos”) enfrentándose al estado, la patronal y el imperialismo y a sus bandas de hombres armados de la policía y la gendarmería. Lucha revolucionaria que fue entregada por la burocracia piquetera a cambio de la administración de los “planes sociales”, los “bolsones de comidas” y las cooperativas de trabajo esclavo. Estos jóvenes trabajadores, son parte del sector más explotado de la clase obrera, al igual que los obreros inmigrantes, que trabajan y viven hacinados en los talleres de cama caliente o en las obras de construcción. Son los obreros golondrinas que viven bajo condiciones de extrema esclavitud. Son los obreros tratados como parias que la burocracia sindical (CGT - CTA) y piquetera entrega a la patronal como mano de obra descartable; trabajadores que las corrientes reformistas, que viven en el jolgorio de las elecciones parlamentarias y sindicales, entierran en el olvido y en el más estruendoso silencio. Este no es más que uno de los ejemplos de cómo vive el 80% de la clase obrera, esa mayoría que está por fuera de los sindicatos y de todo convenio. Que no tiene vivienda, salud, educación, ni trabajo digno. Que padece todas las atrocidades de este sistema capitalista putrefacto. Al respecto, las palabras del “Programa de Transición” trotskista, del congreso de fundación de 1938 de la IV Internacional, mantienen una vigencia absoluta: “Todas las organizaciones oportunistas, por su propia naturaleza, concentran su interés en las capas superiores de la clase obrera y, en consecuencia, ignoran tanto a la juventud como a las mujeres trabajadores. Ahora bien, la época de la declinación del capitalismo asesta a la mujer sus más duros golpes tanto en su condición de trabajadora como de ama de casa. Las secciones de la IV Internacional deben buscar apoyo en los sectores más oprimidos de la clase trabajadora, y por lo tanto, entre las mujeres que trabajan. En ellas encontrarán fuentes inagotables de devoción, abnegación y espíritu de sacrificio. ¡Abajo el burocratismo y el arribismo! ¡Paso a la juventud! ¡Paso a la mujer trabajadora! Tales son las consignas inscriptas en las banderas de la IV Internacional”.
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