Fábricas Recuperadas: Escribe Miguel, obrero de Brukman
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“Las mejores condiciones se conquistan preparando una gran lucha”
Por un Movimiento Nacional de Organizaciones Obreras por la Nacionalización sin pago y bajo control obrero de todas las petroleras, las transnacionales y de toda fábrica o empresa que cierre, suspenda o despida
A principios de marzo hubo un plenario de cooperativistas de más de 20 emprendimientos, junto a cinco fábricas recuperadas, entre otras la Cooperativa 19 de Diciembre (Brukman) y Chamical. El objetivo de la reunión era coordinarse para pelear porque el estado siga pagando la “Línea Uno”, un subsidio a las cooperativas tipo REPRO (reconversión productiva) y discutir qué salida tienen las cooperativas.
Ahí plantee que en nuestra fábrica todavía se mantiene la conquista de la democracia directa, donde todo se decide en asambleas, y que hay tres posiciones, tres tendencias políticas marcadas. Una es la de Caro (abogado kirchnerista y presidente del Movimiento de fábricas Recuperadas) que dice “trabajá que te comprás la fábrica, sos dueño y podés explotar mano de obra”. Otra es la de las corrientes de la izquierda reformista que plantean que “primero hay que pelear por subsidios, para después pelear por la expropiación”. Y está también la posición que defendemos los trotskistas principistas que es la “estatización sin pago y bajo control obrero de todas las fábricas recuperadas”.
Se trata de una lucha política contra el gobierno, su estado y la burocracia, que quieren llevar a las cooperativas y fábricas recuperadas a pelear por convertirse en patrones que exploten obreros, o sino dejar que vayan a la quiebra. Así intentan liquidar las conquistas que aún quedan en pié del 2001: las fábricas que fueron arrancadas a los capitalistas con la revolución. Ante esto la demanda del conjunto de las cooperativas debe ser “todos bajo convenio” según su rama de producción: textiles, gráficos, metalúrgicos, y que el estado se haga cargo de pagar los salarios, las asignaciones familiares, aguinaldos, vacaciones, etc.
La izquierda plantea que hay que pelear por subsidios y luego la expropiación, pero dejándonos bajo las mismas condiciones actuales: no hay garantía de salarios ni convenio. Lo que proponen es que el estado “expropie” la fábrica y nos entregue la administración en forma de cooperativa a los trabajadores, para que la autogestionemos. Quieren que quedemos endeudados hasta la médula y nos explotemos a nosotros mismos para pagar la deuda del antiguo patrón. Con su política, la conquista de las fábricas recuperadas que podría servir para ir por más, se transforma en una rueda de molino en el cuello de los trabajadores. No es más que una variante de lo que plantea el burgués Caro.
La izquierda reformista en el 2002-03 planteaba que se conquistaba “la estatización bajo control obrero” por la vía de las leyes en las legislaturas patronales, y nos llevaban a los parlamentos, gobernaciones, tribunales, es decir, a las instituciones que estaban en crisis para presionarlas por nuestras demandas, y así se legitimaban y se recomponían. Eran verdaderos actos impotentes que desgastaban nuestra lucha y nos impedían pelear por el verdadero “control obrero”, que no puede darse en una fábrica aislada sino en toda la rama de producción. Así el reformismo separa la lucha por el “control obrero” del combate por la toma del poder: se oponen en un ángulo de 180° a que los obreros avancemos a la expropiación de la burguesía y a la revolución socialista.
Desde entonces vienen repitiendo que “no hay condiciones” para derrotar a los patrones y a sus perros guardianes de la burocracia carnera. Y reafirmamos que fue por crisis de dirección, porque no hubo un partido revolucionario que dirija a la clase obrera a la toma del poder, pero si hubo muchas direcciones reformistas que pelearon por impedirlo, y hoy tenemos que luchar en las peores condiciones. ¡Si hoy estamos mal es porque los obreros no tomamos el poder! Por eso, la única salida es conquistar el partido revolucionario que la claseobrera necesita para triunfar, por eso hay que refundar la IV Internacional de 1938.
Entonces hoy, ante el ataque patronal en curso contra todas las capas de la clase obrera, ahora más que nunca ¡hay que unir las filas obreras! Vemos que se cierran fábricas, muchas autopartistas como Prestolite/Indiel, Bosch, Paraná Metal, etc., o frigoríficos como Swift y Runfo, etc., porque las transnacionales concentran su producción. Y los obreros que aún tienen trabajo deben producir en las peores condiciones de esclavitud, porque liquidan sus convenios como en metalúrgicos y la carne. Hoy la pelea por la “nacionalización sin pago y bajo control obrero” de toda fábrica que cierre, suspenda o despida, incluso con administración obrera directa como ayer estuvo planteado en Zanón y Brukman, está a la orden del día.
Mientras que a los trabajadores del “Plan Argentina Trabaja” son utilizados como obreros esclavos en los municipios o empresas, constituyendo un verdadero subsidio a los patrones. ¡Basta de planes miserables! ¡Todos bajo convenio y a planta permanente ya! ¡6 hs para todos como conquistó el Subte, luchando junto a los trabajadores desocupados! ¡Salario mínimo, vital y móvil de $7.500 para todos!
Así vemos que en las paritarias truchas de la burocracia carnera de la CGT y CTA no hay salario ni trabajo digno. Es que sólo vamos a conseguir nuestras demandas enfrentando abiertamente a las transnacionales, a los capitalistas y a su gobierno. Por eso la demanda de “control obrero” no es solamente para las fábricas que están en crisis, para defender la fuente de trabajo, sino que es también una política para las fábricas que dan ganancia. ¡Hay que expropiar las fábricas, las tierras y los bancos de las burguesías tanto “nativas” como a las trasnacionales. Es decir, tanto a Cirigliano (TBA), como a las petroleras Repsol, Shell, Exxon; las mineras y demás monopolios imperialistas, todos parásitos chupasangre!
¡Es por eso que hay que conquistar las mejores condiciones, preparando una gran lucha, porque se trata no solo de pararle la mano a los Kirchner sino también de preparar una contraofensiva de las masas explotadas! Entonces necesitamos que la clase obrera vuelva a pesar en la vida política nacional. Para la izquierda reformista nunca hay condiciones porque ellos nunca las preparan, y son los que impiden que surjan esas condiciones. Eso es una tragedia que paga caro la clase obrera. Porque Prestolite/Indiel, la Bosch, Paraná Metal, Zanón, Brukman y más de 200 fábricas recuperadas, siguen todas peleando de forma aislada. Por eso es necesario preparar las condiciones para una gran lucha y ante esto llamamos a que los ferroviarios del Sarmiento que levantan la lucha por la nacionalización bajo control obrero del ferrocarril, junto a Zanón y el SOECN, Brukman, los delegados de la 60, encabecemos esa lucha y pongamos en pie un gran Movimiento Nacional de Organizaciones Obreras por la Nacionalización sin pago y bajo control obrero de toda fábrica o empresa que cierre, suspenda o despida, del transporte, de todas las petroleras, y de las transnacionales.
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