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¿“Economía pujante”? ¡Las pelotas!

Los Kirchner nos hablan de “economía pujante” y de una “Argentina blindada” frente a la crisis de la economía mundial capitalista, pero ni bien cayó dos puntos la producción de Brasil, ni bien se desacelera la economía en China e India, la economía argentina puede entrar en recesión (cuestiones todas que delatan la tendencia general a la caída de la tasa de ganancia). Ante esto, el gobierno de los Kirchner larga este verdadero tarifazo, comienzan las suspensiones en el parque automotriz cordobés, como las impuestas en la fábrica Renault y Volkswagen y atacan las conquistas de los trabajadores estatales en varias provincias.
Están gestando una ofensiva superior a la del 2008, cuando bajo el chantaje de que la “economía se paralizaba” cientos de miles de trabajadores fueron echados como perros a la calle; entre ellos más de 11.000 obreros de la carne que ya no encuentran lugar en la producción y emigran, como trabajadores golondrinas, de frigorífico en frigorífico según la necesidad del patrón. Luego de este ataque, la economía argentina no se desaceleró, sino que la crisis “rebotó”. Pero la patronal, lejos de volver a contratar trabajadores, mantuvo el nivel de producción superexplotando a los empleados que mantuvieron su fuente laboral. Los hizo producir el doble de lo que producían antes, haciendo el trabajo de sus compañeros que ya no estaban en las fábricas.

Como afirma el marxismo revolucionario, el capitalismo además de “producción” también es “mercado”.
El hundimiento económico de Europa está golpeando muy duro a los países que exportan hacia ese continente. Al reducirse aquel mercado, la disputa entre las transnacionales imperialistas (instaladas en la misma Europa o en países del mundo semicolonial como Latinoamérica o China) que depositan allí sus mercancías se ha vuelto cada vez más descarnada. Es por eso que el plan imperialista para sus maquiladoras es dar una vuelta de tuerca a sus economías, atacando sin piedad a su clase obrera para abaratar costos de producción y ser más competitivos frente a sus adversarios.
Por eso no es casualidad el salto en la ofensiva patronal en países como China, México y Argentina. 
En China, las transnacionales que operan en la zona sur del país, están presentado la quiebra. Es que como allí los salarios promedios alcanzan los 800 dólares por mes, ante la caída de la tasa de ganancias, buscan mudar sus fábricas al centro del país donde pueden explotar trabajadores (ex campesinos despojados de sus tierras) por salarios inferiores a los cien dólares. Pero los obreros de la zona sur de China resisten para no quedar en la calle, siguiendo las tradiciones de Tonghua y Ling Zou, han comenzado revueltas y amotinamientos, con los obreros de Nike, Adidas y New Balance a la cabeza del combate.
En México, la ocupación militar del imperialismo yanqui –con la excusa del “narcotráfico”-, más las bandas paramilitares como los “Zetas” y las “Maras” centroamericanas, masacrando más de 50.000 trabajadores el último año, no solo eliminan fuerza de trabajo, sino que además aterrorizan a las masas para que no se rebelen contra las condiciones infrahumanas de trabajo al sur del Río Bravo.
Argentina, que desde el MERCOSUR exporta al mercado mundial, no escapa a esta contradicción. Por eso la burguesía, para mantener su “ciclo de crecimiento” rastrero, necesita reventar aún más a la clase obrera. Ahora quitaran los subsidios a los servicios, lo cual las empresas trasladaran en un brutal tarifazo contra los trabajadores. Asimismo, para mantener el salario bajo, seguirán  las “asignaciones universales”. Esto no es más que un subsidio encubierto y muy beneficioso para la patronal esclavista. Esto es así, ya que pagando $200 ó $300 por hijo a las familias de los trabajadores, el gobierno financia una parte del salario obrero que las patronales se ahorran a la vez que le permite continuar empleando mano de obra cada vez más esclava y trabajadores en negro.

 

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