El PTS estudiando Clauswitz
Una escuela de falsificadores del marxismo para engañar a la vanguardia obrera
Desde hace algunos meses, a poco de iniciar su campaña electoral con el “Frente de Izquierda”, la dirección del PTS de Argentina ha anunciado desde su prensa la realización de escuelas y charlas para sus militantes sobre la guerra y Clausewitz, un general prusiano del siglo XIX, famoso por su obra “De la guerra” donde sistematizó distintas técnicas del arte militar.
En estas páginas demostraremos que los dirigentes del PTS utilizan a Clausewitz como una verdadera cortina de humo con la cual falsifican al marxismo revolucionario, como parte de una nueva oleada de revisionismo. Es que los reformistas tienen que hablar de la guerra ya que, a pesar y en contra de ellos, en medio del crac de la economía mundial capitalista, ha empezado la guerra de los explotados contra los explotadores como en el Norte de África y Medio Oriente.
Una nueva revisión del marxismo revolucionario por parte del PTS
El PTS plantea que han comenzado a estudiar a Clausewitz para incluirlo “en nuestro bagaje político e ideológico, así como lo hicieron Lenin y Trotsky” (LVO 431, 16/06/11) Así siguen el ejemplo, según ellos, de “la apropiación teórica que hicieron de Clausewitz Lenin y Trotsky (…) incorporando muchas de las lúcidas observaciones del oficial prusiano para la intervención política revolucionaria en los más diversos planos de la lucha de clases que libra la clase obrera contra la burguesía.” (LVO 430, 09/06/11, negritas nuestras)
Estas tesis son la máxima demostración de las malas pasadas que les hace jugar la historia a las corrientes pacifistas que no entienden nada de la guerra.
Jamás el marxismo revolucionario incorporó en su “bagaje teórico y político” los postulados de Clausewitz, simplemente porque éste no hizo ningún aporte teórico ni científico. Es que la guerra no es una ciencia, no tiene leyes, sino procedimientos. La guerra es una institución y una técnica que persigue el único objetivo, como planteaba el propio Clausewitz, de utilizar y combinar todos los recursos propios para lograr vencer la voluntad del enemigo. Es decir, definir en cada momento si se utiliza el recurso de la guerra de posiciones, de maniobras, o de hostigamiento; si se emplea la caballería, la infantería o la aviación.
Todas estas son distintas técnicas militares que no se pueden aplicar al marxismo que sí es una ciencia, la ciencia del proletariado para su liberación con la toma del poder.
La ciencia marxista se apoyó en distintas disciplinas y las utilizó como a la antropología, la sociología o inclusive los postulados de Clausewitz. Pero esto es muy distinto a afirmar lo que plantea el PTS que quiere hacerle creer a la clase obrera que en realidad Clausewitz es decisivo para intervenir en la lucha de clases… es decir que ¡un general del ejército de la antigua Prusia es clave para formar un partido revolucionario de la vanguardia del proletariado! El dicho popular afirma que del ridículo nunca se vuelve.
Pareciera ser que los dirigentes del PTS, y sus “intelectuales” no leen ni siquiera los libros que ellos mismos editan recopilando distintas obras de Trotsky. Hace algunos años el PTS editó un libro llamado “Cómo se armó la revolución. Escritos militares de León Trotsky (selección)” -que le recomendamos estudiar a toda su dirección. En él publicaron el discurso de Trotsky “Informes y comentarios finales ante la Conferencia de delegados militares al XI Congreso del Partido Comunista ruso” del 1 de abril de 1922, donde el jefe del Ejército Rojo afirmaba: “No hay y nunca ha habido “ciencia” militar(…) la guerra en sí misma no es una ciencia, es un arte práctico, una destreza. (…) La guerra no debe ser transformada en una ciencia por su propia naturaleza, así como no podría transformarse a la arquitectura, al comercio o al trabajo de un cirujano veterinario, en ciencias. Lo que la gente llama la teoría de la guerra, o la ciencia militar, no es la totalidad de las leyes que explican los fenómenos objetivos, sino la totalidad de los procedimientos prácticos, de los métodos de adaptación y de las habilidades que corresponden a una tarea específica: la de aplastar al enemigo.” (negritas nuestras)
Pero como si esto fuera poco, el PTS plantea que es necesario estudiar a Clausewitz porque “la clase obrera necesitará derrocar el dominio burgués con el arte de la insurrección. Conocer la teoría de la guerra es fundamental en este plano de preparación” (LVO 431). Así ponen un signo igual entre la insurrección como arte y una guerra convencional entre ejércitos.
¿Qué tiene que ver las técnicas militares de Clausewitz, con la preparación de una insurrección de masas como la que organizó el Partido Bolchevique en Rusia para hacerse del poder, sacando las lecciones de la Comuna de París de 1871? Nada. La insurrección no es más que el punto más álgido de la guerra civil, la cual constituye una etapa determinada de la lucha de clases donde se rompe la paz social entre los explotados y los explotadores, y que, además de la insurrección, las huelgas revolucionarias, etc., también incluye la defensa del estado obrero contra la agresión de ejércitos enemigos.
Justamente, Lenin, Trotsky y la III Internacional utilizaron a Clausewitz cuando tuvieron que formar el Ejército Rojo en 1918 para defender a la URSS que había sido invadida por 14 ejércitos imperialistas, más aún cuando el estado obrero quedó aislado luego de la derrota de la revolución alemana en 1918-19. Es más, el marxismo siempre afirmó, como planteaba Clausewitz, que la guerra es la continuidad de la política por otros medios, es decir que incluso en la guerra, más allá de todos los procedimientos militares, rigen las leyes de la lucha de clases. Jamás los bolcheviques confundieron las distintas técnicas militares con la teoría y el programa revolucionarios para la guerra civil. Por eso subsumieron los postulados de Clausewitz para la intervención militar y la autodefensa del proletariado, pero siempre manteniendo el método del marxismo científico.
Pero el PTS, muy acostumbrado a militar en la legalidad del régimen burgués y a codearse con la “charca” de la universidad burguesa, no entiende nada de esto. Sus “intelectuales” tienen tan bajo nivel marxista que ni siquiera pueden comprender la diferencia entre Clausewitz y el marxismo, al que se dedican a falsificar.
A propósito de la escuela sobre la guerra de la dirección del PTS: estudian a Clausewitz para terminar a los pies del estalinismo
¿Cómo se aplican para el PTS los postulados de Clausewitz? Su dirigente Castillo responde sin ponerse colorado: “la relación que mencionábamos entre intervenciones tácticas, es decir, el arte de conducir operaciones aisladas, como serían una huelga o una campaña electoral, con el objetivo estratégico, el arte de vencer, en nuestro caso la conquista del poder por parte del proletariado en base a sus organismos de democracia directa y su propio poder armado.” (LVO 430)
El PTS traslada estos reglamentos de la guerra a su intervención en la lucha de clases, afirmando: “la táctica es preparar y conducir los encuentros que son actos aislados y la estrategia es la combinación de los encuentros en función del objetivo.” (LVO 431)
¿De qué se trata entonces la política del PTS? Muy simple: todos los días hacer luchas aisladas, sector por sector, y elecciones, para algún día “combinar” todo eso en la estrategia y avanzar hacia la toma del poder.
Pero eso no es todo. Castillo, candidato a vicepresidente de Altamira por el “Frente de Izquierda”, continúa: “si ellos (la burguesía, sus partidos y la burocracia sindical, N. de R) cuentan con medios de todo tipo para mantener a raya a la clase obrera, de los millonarios fondos estatales y el control de los medios de comunicación hasta el aparato judicial y las fuerzas armadas y de seguridad, siguiendo a Clausewitz también podemos decir que nuestras filas cuentan con algo que ellos no tienen y que es central para entender la relación de fuerzas entre dos contendientes, que es la fuerza moral.”
El cinismo de la dirección del PTS no tiene límites: o sea que la burguesía tiene todo el aparato represivo del estado, todas las instituciones del régimen para usarlas contra el proletariado, y ante esto afirman que la clase obrera no puede poner en pie sus propias instituciones, sus organismos de autodeterminación y democracia directa como los comités de fábrica, de autodefensa, sus coordinadoras, etc. Para ellos lo único que puede hacer el proletarido es resistir en luchas aisladas con su “fuerza moral” e ir a votar al “FIT” en las elecciones.
El PTS define cómo la burguesía concentra todas sus fuerzas en un punto para derrotar a la clase obrera sector y por sector… y le dice al proletariado que se “defienda” con “alta moral”. O sea que son concientes de que en luchas sector por sector, la clase obrera sólo obtiene derrotas. Entonces, están reconociendo que sus “tácticas”, es decir, las operaciones aisladas del proletariado significan terribles derrotas para la clase obrera… y siguen insistiendo en que en un futuro cuando sus “tácticas” –derrotas- se “combinen” estaremos más cerca de la toma del poder. ¡Le quieren hacer creer a los obreros que cuantas mayores derrotas sufran mejor porque así aprenden y pueden avanzar hacia el socialismo!
Por eso cuando fue derrotada la heroica lucha del Casino a principios de 2008, el PTS llegó a afirmar que había sido una “victoria” porque muchos trabajadores habían “aprendido” qué era la burocracia sindical, el Ministerio de Trabajo, el gobierno de los Kirchner y la justicia burguesa. ¿Cómo va a ser un triunfo, si esa enorme huelga terminó con cientos de trabajadores despedidos, con la burocracia del SOMU recuperando el Cuerpo de Delegados y con la patronal de Cristóbal López imponiéndoles a los que quedaron trabajando las peores de las condiciones laborales?
¿Desde cuándo los obreros “aprenden” cuando son derrotados? Cuando una huelga no triunfa, justamente el obrero se desmoraliza, lo gana la impotencia, la burocracia se fortalece en la fábrica, los patrones aprovechan para avanzar sobre las conquistas de los obreros, y muchas veces los trabajadores terminan sacando la conclusión de que no sirve pelear, porque termina ganando la patronal.
Se nota que el PTS es una corriente pequeño-burguesa que no entiende nada del movimiento obrero. Si algún trabajador tiene paciencia puede explicarle a esta gente que los obreros aprendemos cuando luchamos, cuando enfrentamos a la burocracia y a la patronal, cuando ponemos en pie nuestros organismos de autodeterminación y democracia directa, cuando tiramos gobiernos y regímenes y nos armamos como en Libia, o cuando amenazamos la propiedad del imperialismo como en Chile. ¡Así se templa la voluntad y el ánimo de vencer del proletariado!
Los dirigentes del PTS son unos falsificadores que quieren hacerle pasar al proletariado sus derrotas por triunfos, y sus triunfos por derrotas.
Ha quedado demostrado que tanta palabrería sobre Clausewitz y la guerra no es más que para encubrir su política de colaboración de clases con la que llevaron a la derrota y a la desmoralización a la vanguardia obrera, impidiendo la unidad de los que estaban peleando, para terminar sometiendo a cada sector a los pies de las instituciones del régimen burgués infame. Son fieles continuadores de la socialdemocracia que todos los días aplican su programa “mínimo” y “táctico”, para hablar de su programa “máximo” de “socialismo” los días de fiesta.
Por eso la política del PTS es una suma de tácticas aisladas; en cambio para el trotskismo las tácticas se desprenden de la estrategia de la toma del poder, y siempre toda táctica revolucionaria está orientada a unir las filas obreras –como en el caso del Frente Único Obrero-, no para dividirlas en “actos aislados”.
El apotegma del PTS es el mismo que defendía el estalinismo en los ´30, tal cual lo definía Trotsky: “’Combatiendo cada día para aliviar a las masas laboriosas de las miserias que les impone el régimen capitalista, los comunistas subrayan que la liberación definitiva no puede ser lograda más que por la abolición del régimen capitalista y la instauración de la dictadura del proletariado’.” Contra esto, el mismo Trotsky continuaba afirmando: “La fórmula política marxista, en realidad, debe ser la siguiente: ‘explicando todos los días a las masas que el capitalismo burgués en putrefacción no deja lugar, no ya para el mejoramiento de su situación, sino incluso para el mantenimiento del nivel de miseria habitual; planteando abiertamente ante las masas la tarea de la revolución socialista como la tarea inmediata de nuestros días; movilizando a los obreros para la toma del poder; defendiendo a las organizaciones obreras por medio de las milicias, los comunistas (o socialistas) no pierden, al mismo tiempo, ni una sola ocasión de arrancar al enemigo, tal o cual concesión parcial o por lo menos impedirle rebajar aún más el nivel de vida de los obreros’. (…) De un lado, el estalinismo; del otro, el leninismo. Entre ellos, un abismo.” (Trotsky, ¿A dónde va Francia?)
Raros expertos en Clausewitz, que no hablan de la guerra y de la técnica militar en su programa “para intervenir en la lucha de clases”
Ahora bien. La dirección del PTS se jacta de ser experta en la cuestión de la guerra y en su estudio sobre Clausewitz. Incluso han iniciado cursos de formación para todos sus militantes. Pero nosotros nos preguntamos: ¿para qué parte del mundo se aplica Clausewitz según el PTS?
En Argentina el gobierno de Kirchner junto a la “oposición” gorila, bajo el mando de las transnacionales imperialistas, han impuesto su trampa electoral ejerciendo el terror blanco en Las Heras (Santa Cruz) donde encarceló a dos delegados petroleros, y hoy a delegados y activistas ferroviarios, masacrando a tres obreros que peleaban por tierras en Ledesma, Jujuy, como ayer en el Parque Indoamericano, mientras mantiene a 100.000 pistoleros pagos de la burocracia que asesinaron a Mariano Ferreyra, les rompieron la cabeza a los docentes de Santa Cruz y luego intentaron amedrentar a los trabajadores de la línea 60, mientras la policía del “gatillo fácil” asesina jóvenes todos los días en los barrios obreros.
Ante esto, al PTS jamás se le ha ocurrido siquiera llamar a poner en pie un comité de autodefensa único de todas las organizaciones obreras para que la clase obrera ejerza su legítimo derecho a defenderse de los esbirros de la patronal. Tampoco ha utilizado la tribuna electoral del “FIT” para hablar de la guerra, ni de Clausewitz. Es que si empiezan a plantear que lo que necesita la clase obrera es tomar el poder ejerciendo su “violencia revolucionaria” y “organizando una insurrección triunfante”, es muy probable que la burguesía les saque la legalidad.
Es que el PTS comparte la política de su candidato Altamira del Partido Obrero, otro ferviente socialdemócrata, de que aquí de lo que se trata es de meter diputados “socialistas” en el Parlamento para “cambiar la relación de fuerzas” a favor de los explotados… Sin palabras.
¿Acaso utilizan a Clausewirz en Chile, donde la clase obrera y la juventud han iniciado un enorme proceso revolucionario por la renacionaliación del cobre contra el gobierno de Piñera y el régimen cívico-militar? Tampoco. Allí afirman que el “punto mínimo de la negociación con el gobierno debe ser la educación gratuita”, mientras llaman a la clase obrera a “seguir el ejemplo de la ley de ‘expropiación’ de Zanón” -que significa que los obreros deben seguir auto-explotándose para pagarle $23 millones a los acreedores de la patronal- y desde el primer día su programa fue el de una “Asamblea Constituyente”, planteando así la “vía pacífica” para conquistar la educación gratuita, renacionalizar el cobre y reformar el régimen de los generales de Pinochet.
Y lo mismo plantean para Túnez y Egipto, luego de que las masas con sus luchas revolucionarias derrocaran a Ben Alí y Mubarak, hablando de “primavera de los pueblos” y “Asambleas Constituyentes”. Y en Libia, donde los explotados han partido el ejército, conquistando el armamento generalizado, y han tumbado al odiado gobierno y régimen del cipayo Khadafy, se ubican en la trinchera opuesta de las masas insurrectas afirmando que éstas son “tropas terrestres de la OTAN”.
Está terminada la discusión. El PTS usa a Clausewitz y habla de guerra para plantear que no hay que hacer la guerra, sino para someter al proletariado a la burguesía, sus parlamentos y jueces.
La última conclusión que resta sacar es que si no utilizan a Clausewitz en su programa, y es solamente para “consumo interno” de sus militantes, en realidad todo esto es una gran cortina de humo de la dirección del PTS para intentar diferenciarse y pintarse más de “rojo” que el PO de Altamira, quien se ha quedado con la candidatura a presidente del “Frente de Izquierda”, que es la figura principal de toda fórmula electoral.
La dirección del PTS necesita diferenciarse del PO contra toda ilusión de sus militantes de que haya alguna posibilidad de que marchen a un partido único (aunque ambos compartan el mismo programa de colaboración de clases). Es que ese frente electoral formado por arriba, en un acuerdo de las cúpulas de los aparatos, y tal como le venimos advirtiendo a toda la vanguardia obrera, se partirá cuando terminen de contar el último voto en las elecciones de octubre.
Con su pseudo-teoría de Clausewitz, el PTS avanza en fundar un nuevo partido estalinista
Semejante falsificación del marxismo por parte del PTS es una verdadera confesión de partes de que han devenido abiertamente en un partido estalinista. Los planteos del PTS de hoy no hacen más que repetir las peores ignominias contra el proletariado salidas de las cloacas de la historia donde fue a parar la lacra estalinista.
Es que justamente, fue el estalinismo quien aplicó en toda la regla los procedimientos militares al marxismo, incluso haciendo “partidos-ejércitos” como el de Mao Tse Tung en China.
El PTS dice, hablando de la “construcción de una organización revolucionaria”, que hay que hacer un “ejército de obreros revolucionarios concientes”, que es una necesidad “tener nuestro propio ‘ejército’, organizado, con alta moral combativa, que se vaya templando en la lucha de clases, en las escuelas de guerra”. (LVO 431) Será que ellos utilizan los métodos militares adentro del partido, donde lejos de regir el centralismo-democrático leninista, rige la cadena de mando propia de todo ejército, o sea, que ningún militante puede desacatar las órdenes de la dirección del PTS.
¡No tienen nada que ver con el partido de Lenin y Trotsky! Son el nuevo partido comunista argentino, que en los ´30 era dirigido por Victorio Codovilla, tras las huellas de Stalin, Gramsci y la III Internacional contrarrevolucionaria.
Contra ellos, los trotskistas debemos marcar a fuego una alternativa de hierro ante la vanguardia de la clase obrera y los sectores más aguerridos de la juventud combativa: o con el PTS a refundar el nuevo partido comunista de Codovilla y Stalin, bajo la batuta de Gramsci y Clausewitz, con su programa de colaboración de clases para someter al proletariado a la burguesía; o con los trotskistas de la FLTI, que peleamos por refundar la IV Internacional de 1938 bajo el programa, la teoría y la estrategia de sus fundadores para que el proletariado tome del poder.•
Florencia Barcaz y Julián Juárez