Las masas del mundo han demostrado una vez más su predisposición al combate revolucionario. En los últimos años vimos combates de masas en Grecia, Francia, Bélgica, España. Revoluciones como en Madagascar y Kirguistán, heroicas resistencias nacionales contra el imperialismo como en Irak y Afganistán. El proletariado de los ex estados obreros nuevamente ha salido al combate. Vimos la heroica resistencia al golpe militar de Obama en Honduras, los fabriles de La Paz en Bolivia encabezan el combate para romper con el gobierno de Evo Morales y retomar la revolución expropiada. En el sur de África la clase obrera irrumpe junto a los soldados rasos y así un sin fin de ejemplos de la heroicidad de las masas explotadas. Sin embargo la sobreabundancia de direcciones reformistas, a las cuales el Capital ha centralizado para sostener su dominio, han cercado, traicionado y estrangulado cada uno de los combates revolucionarios de la clase obrera. Este accionar de los reformistas no fue país por país, sino como una corriente reformista internacional centralizada por el Foro Social Mundial, la V Internacional y los renegados del trotskismo como su ala izquierda.

Estas corrientes impidieron la unidad revolucionaria internacional del proletariado para someter a la clase obrera a su burguesía país por país, han destruido permanentemente lo que las masas con su lucha pusieron en pie como organismos de democracia obrera, milicias, barricadas, huelgas y revoluciones. Este es el factor determinante por el cual la burguesía ha recobrado confianza en sus fuerzas y redoblado su ataque contra las masas.
Sin embargo, el proletariado mundial tiene mucho que decir. Por delante no vienen tiempos de paz sino de guerras y revoluciones. El programa de la IV Internacional ha demostrado ser el único a la altura de la revolución, de la autoorganización de las masas en lucha, del programa para imponer el doble poder armado y avanzar con la insurrección triunfante de las masas; cuenta con el programa para transformar las demandas motoras que empujan a las masas al combate en un sistema de demandas transicionales para pelear por el poder, única manera de arrancar tal o cual conquista al capitalismo , conquistas que solo se pueden mantener imponiendo la dictadura del proletariado como eslabón de la revolución socialista mundial.
¡El programa de la IV Internacional de 1938 tiene la llave del triunfo! ¡Los trotskistas de la FLTI que luchamos por su refundación tenemos el programa de las condiciones de la victoria que las masas necesitan! Estas se conquistan en primer lugar enfrentando y derrotando ante la vanguardia proletaria internacional a las direcciones reformistas que hacen pasar derrotas por triunfos y a los enemigos del proletariado como sus aliados.
La FLTI es un punto de apoyo para que lo más avanzado del proletariado internacional reagrupe sus fuerzas y prepare los próximos combates para llevarlos al triunfo. El combate por la refundación de la IV Internacional se ha vuelto una tarea inmediata para la clase obrera. Los trotskistas estamos presentando batalla en el mundo para unir al proletariado para golpear como un solo puño, encabezamos desde África, Latinoamérica y Japón el combate para que las organizaciones obreras del mundo pongan en pie brigadas internacionales para derribar el muro de Rafah que desde la frontera de Egipto cerca a Palestina, como parte del combate por la destrucción del estado sionista fascista de Israel; estamos combatiendo junto a los fabriles y mineros de Bolivia contra las direcciones colaboracionistas de todo el continente para romper con la burguesía bolivariana y retomar la revolución expropiada; combatimos en Sudáfrica junto a los trabajadores y soldados por la huelga general revolucionaria y le hemos declarado la guerra a los renegados del trotskismo agrupados en las “Contracumbre de Madrid”, ”Socialismo 2010” en EE.UU. y el CONCLAT de Santos Brasil, encuentros para cercar la revolución, imponer la colaboración de clases y cubrirle las espaldas a la restauración capitalista en Cuba.
“La Cuarta Internacional goza ya desde ahora del justo odio de los stalinistas, de los social-demócratas, de las liberales burgueses y de los fascistas. No tiene ni puede tener lugar alguno en ningún frente popular. Combate irreductiblemente a todos los grupos políticos ligados a la burguesía. Su misión consiste en aniquilar la dominación del capital, su objetivo es el socialismo. Su método, la revolución proletaria. Sin democracia interna no hay educación revolucionaria. Sin disciplina no hay acción revolucionaria. El régimen interior de la Cuarta Internacional se rige conforme a los principios del centralismo democrático: completa libertad en la discusión, absoluta unidad en la acción.
La crisis actual de la civilización humana es la crisis de la dirección proletaria. Los obreros revolucionarios agrupados en torno a la Cuarta Internacional señalan a su clase el camino para salir de la crisis. Le proponen un programa basado en la experiencia internacional del proletariado y de todos los oprimidos en general, le proponen una bandera sin mácula.” Programa de Transición de la IV Internacional.
Varias generaciones dieron su vida bajo las banderas de la IV Internacional. Sus liquidacionistas llevaron esas fuerzas al fracaso, la desmoralización y la derrota. Los militantes de la IV Internacional en Argentina agrupados en la LOI(CI)-Democracia Obrera integrantes de la FLTI llamamos a todas las fuerzas de la vanguardia obrera y juvenil, a las anteriores generaciones que lucharon por la IV Internacional y fueron traicionados, a combatir por refundar el trotskismo internacionalista en Argentina, el partido de Mateo Fossa, el único que puede llevarnos al triunfo. Pongamos en pie ¡Comités en defensa del legado de la IV Internacional de 1938! Para enfrentar a los usurpadores y liquidadores del trotskismo que envenenan la conciencia de miles de obreros y jóvenes que quieren entrar al combate y preparar los próximos triunfos bajo las banderas de la IV Internacional.