volver al índice del Democracia Obrera Nº 45
La lucha de los despedidos contra la burocracia carnera de Gdansky en el portón de SABÓ
El lunes 5/7, luego de finalizada la asamblea la comisión interna y la burocracia de la UOM salieron al portón a informar al cuerpo de delegados de la seccional “La Matanza”. Ahí los compañeros despedidos exigieron que el informe se lo dieran a ellos, por quienes los obreros estaban parando. Antes de que los carneros pudieran terminar el informe, los compañeros de SABÓ, más otros trabajadores metalúrgicos despedidos de otras fábricas, comenzaron a increpar a los burócratas, haciéndolos responsables de los despidos.
La burocracia entregadora le echaba la culpa a la base: “a nosotros nos duelen los despidos, pero los compañeros quieren volver a trabajar”; cuando fueron ellos quienes defendieron los intereses del patrón a capa y espada, con un apriete generalizado a los obreros de base.
La respuesta de los despedidos y de los presentes no se hizo esperar: “¡Entregadores, ustedes no nos defendieron! ¡De que solidaridad hablan, si ustedes son de la empresa!, ¡Ustedes son los dueños de las agencias, caraduras! ¡Somos miles y miles los despedidos de agencia todos los días y ustedes lo permiten! ¡Porque no llamaron al paro hijos de mil puta! ¡No quisieron hacer la asamblea en el portón para que no hablemos, los despedidos, ¿de qué democracia hablan?! ¡Vos no te quedaste afuera y tus hijos no se van a morir de hambre! ¡Gato y Darío fue la ocupación de la planta y la lucha la que los puso como delegados en el 2005, y hoy son ustedes los que defienden a la patronal!”.
Los burócratas querían hablar, pero eran callados. De los 50 delegados de la UOM presentes, algunos daban pasos al costado con rostros desencajados, mientras los matones para amedrentar rodeaban a los delegados de la interna de SABÓ. “¡No nos peleemos entre nosotros!” repetían, lo que era respondido con más y más insultos por los obreros. Luego de una hora de discusiones los burócratas les decían a los despedidos: “¡Acérquense al gremio para que los ayudemos y los asesoremos!”, mientras se iban retirando lentamente, quedando solo un grupo de sicarios con la tarea de proteger a los delegados hasta que volvieran a ingresar a la planta. ¡Tenían un cagazo bárbaro a que los despedidos salden cuentas con estos traidores!