Volver al índice DO 43 Grecia la V Internacional centraliza fuerzas para frustrar el combate de las masas griegas

 

Grecia

La clase obrera se pone nuevamente de pie enfrentando el ataque de los explotadores
Con los trabajadores inmigrantes y los contratados a la cabeza
Con tres huelgas generales y decenas de huelgas por sector
a pesar y en contra de la burocracia sindical

El proletariado responde al ataque generalizado de los capitalistas
Grecia marca el camino para toda la clase obrera europea
desde la Inglaterra y la España monárquicas, pasando por la Alemania de Merkel y la V República de Sarkozy, hasta las estepas rusas

 

La clase obrera griega retoma el camino iniciado en diciembre de 2008

El jueves 5 de marzo el gobierno socialdemócrata y el parlamento anunciaron el brutal plan de ajuste contra la clase obrera y las masas griegas. Bajo la enorme presión de la base, la burocracia sindical tuvo que llamar a una nueva huelga general para el jueves 11 de marzo, sin embargo el mismo viernes 6 el proletariado había tomado en sus propias manos la lucha, movilizándose por decenas de miles en todas las ciudades de Grecia y saldando cuentas con la burocracia sindical que terminó apedreada por las bases.
Después de que se hicieran públicos los multimillonarios negociados del gobierno y la burguesía griega con sus socios de la Unión Europea y con los bancos norteamericanos e ingleses, que han llevado a Grecia a la bancarrota con una deuda de un billón y medio de dólares, el proletariado griego vuelve a ponerse en pié de lucha contra el brutal ajuste que los parásitos imperialistas quieren descargar sobre el conjunto de las masas con despidos, privatizaciones, reducción salarial, etc..
Los sectores más explotados de la clase obrera griega estuvieron a la vanguardia de este proceso. Por un lado, (al igual que sus hermanos de clase, los inmigrantes africanos en Italia, que el 8 de enero protagonizaron una revuelta contra las bandas fascistas dirigidas por la mafia del Vaticano, la Fiat y la Olivetti en Rosarno), los inmigrantes egipcios de la pesca de Nea Machinoia, quienes pusieron en pie su “sindicato” para llevar adelante una huelga de más de 20 días por aumento de salarios. Al mismo tiempo, los trabajadores contratados se coordinan a través de una “Red Sindical” que desde noviembre ha convocado a paros y movilizaciones cada semana en Atenas y en otras ciudades de Grecia.
Son ellos los que junto a los obreros de las siderúrgicas de Tonghua y Lingzou en China (que ejercieron la justicia de clase linchando a los patrones privatizadores que llegaban con amenazas de decenas de miles de despidos) marcan el camino para toda la clase obrera europea y mundial.
En enero de 2009, desde la hoy FLTI, cuando las masas sobrepasaban a las direcciones sindicales conciliadoras tomándose los sindicatos, decíamos que estaba a la orden del día poner en pie organismos soviéticos armados de obreros, campesinos y soldados rasos para derrocar al gobierno, derrotar a la policía y a la casta asesina de oficiales del ejército y no dejar piedra sobre piedra de las instituciones del estado burgués, luchando por el poder para instaurar una dictadura del proletariado como un episodio de la revolución europea.
Socialdemócratas y Stalinistas salían a defender abiertamente al régimen bipartidista griego (la alternancia entre los partidos burgueses, el socialdemócrata PASOK y el conservador Nueva Democracia), mientras que los anarquistas, con su cretinismo sindicalista llevaron la lucha al callejón sin salida de la acción directa y a la presión extrema al gobierno desde las sedes sindicales y los edificios públicos ocupados por la clase obrera y la juventud, convertidos en “centros culturales” para cerrar el camino a un Congreso Nacional de la clase obrera y los explotados y derrotar a la burocracia sindical stalinista y socialdemócrata; y mientras los renegados del trotskismo, desde los anticapitalistas hasta el EEK, planteaban que “no había condiciones” para plantear la lucha por el poder. Todos ellos, actuaron en un verdadero frente único para desviar la contraofensiva de masas y ponerla a los pies de las instituciones del régimen, a través de las elecciones.
Bajo los golpes de la cuarta ronda de la crisis económica mundial y tan sólo seis meses después de que asumiera el nuevo gobierno del Pasok (partido socialdemócrata griego) el presidente Papandreau (el nuevo administrador de los negocios de JP Morgan, Goldman Sachs y la burguesía griega), con el apoyo del parlamento, descarga un ataque contra las masas mil veces superior al de los conservadores de Karamanlis.
El proletariado y las masas griegas enfrentan el ataque de la burguesía, oponiéndose por el vértice a la política de conciliación de clases de sus direcciones, imponiéndoles la convocatoria a la huelga general, y superando los límites que esas direcciones buscan imponerles mientras tratan de reubicarse ante la creciente presión de la base obrera. Tanto hoy, como a comienzos de 2009, las condiciones están más que maduras para poner en pie los organismos armados de autodeterminación del proletariado y todos los sectores en lucha para preparar una segundo embate de masas que eche por tierra con el gobierno, el régimen y todas las instituciones del estado burgués griego en el camino de la lucha por la toma del poder por el proletariado.
Los obreros y las masas griegas están sacando las conclusiones de su experiencia con las direcciones que están al frente de sus organizaciones y que hace un año los llevaron el callejón sin salida de las luchas de presión y las elecciones burguesas. Ha quedado demostrado que ninguna de sus demandas podrá ser satisfecha si la clase obrera, acaudillando al conjunto de las masas explotadas no se hace del poder. No habrá pan, trabajo, vivienda y salarios dignos para los explotados de Grecia, sin que la clase obrera ponga en pié organismos soviéticos armados. Por eso la tarea inmediata para el proletariado griego es preparar la huelga general revolucionaria para derrocar el Gobierno de los administradores de los negocios de Goldman Sachs y los parásitos griegos
La huelga general que hoy se desarrolla en Grecia, más allá de las convocatorias de la burocracia sindical y los partidos reformistas, plantea la cuestión del poder, pero no puede resolverla. Una vez más la cuestión griega divide aguas entre reforma y revolución. La vida misma ha demostrado en tan sólo unos meses que el reclutamiento de las direcciones reformistas (socialdemócratas, stalinistas, anarquistas –agrupados en la V Internacional de Castro, Chávez, los mandarines rojos chinos y el Partido Comunista griego– apoyados por izquierda por los renegados del trotskismo) por parte de la burguesía para desviar el primer embate revolucionario de masas sólo ha significado mayores padecimientos para los explotados.
Los explotados griegos, ya empiezan a romper el corset de sus direcciones y lo que está planteado es avanzar en el camino de desarrollar, extender y centralizar los organismos de lucha y armarse para derrocar al gobierno de Papandreu, atacando la propiedad y el estado de los capitalistas, como la avanzada de una contraofensiva política de masas del conjunto de los explotados de la Europa imperialista, configurando así el combate por una única revolución como respuesta a la bancarrota imperialista. De no ser así la burguesía prepara una feroz contraofensiva contrarrevolucionaria haciéndole vivir al proletariado padecimientos inauditos, inclusive llevándolo al abismo de nuevas guerras..
En los actuales combates del proletariado griego comienzan a madurar las condiciones para que la vanguardia internacional de la clase obrera conquiste un estado mayor revolucionario, que derrote a las direcciones reformistas pagas por el capital, y unifique al proletariado rompiendo las fronteras en una única revolución socialista. Este es el camino que la FLTI levanta como moción ante la clase obrera griega, europea y mundial.

Bajo los golpes de la crisis y el crac mundial, la ofensiva del estado imperialista griego en bancarrota agudiza a grado extremo la lucha de clases

Bajo los golpes de la cuarta ronda de la crisis económica mundial, caracterizada por la bancarrota de los estados, la única salida que puede dar la burguesía griega es descargar todo el peso de la crisis sobre los hombros de la clase obrera y los explotados con inflación, despidos masivos, impuestazos, rebaja salarial, una salvaje represión policial y ataques de bandas fascistas contra las organizaciones obreras y los inmigrantes.
Los golpes del látigo del capital empujan a la unidad obrera que ya empezó a resistir el ataque con centenares de huelgas por sector que paralizan el país, e imponiendo a la burocracia sindical cuatro huelgas generales en dos meses.
Hace un año, las burocracias sindicales socialdemócrata y stalinista se opusieron abiertamente a las acciones de lucha política de masas, mientras que el anarquismo (que había ganado autoridad entre las masas sublevadas) junto a los renegados del trotskismo como el EEK, las llamaban a presionar a la burocracia sindical para que convocara a una nueva “huelga general”, a más “acción directa”, a la “resistencia”, cuando su combate se encontraba en un estado superior donde la revuelta generalizada subsumió a la huelga general.
El proletariado industrial y de los servicios, quedaron prisioneros de la burocracia sindical rompehuelgas de la GSEE (Confederación General de los Trabajadores Griegos) y ADEDY (Administración Superior de Asociaciones de Funcionarios Públicos) y del frente sindical stalinista PAME. Los sectores más explotados de la clase obrera, particularmente los inmigrantes, quedaron aislados, siendo víctimas de los ataques recurrentes de la policía y de las bandas fascistas. Por su parte la juventud cesante fue llevada a múltiples acciones de lucha aislada, valientes pero completamente impotentes, disolviendo la alianza obrero-estudiantil conquistada con la lucha en las calles.
Pero esta cadena de traiciones no hubiera sido efectiva sin el accionar centralizado de las direcciones reformistas del proletariado a nivel mundial, que desde el Nuevo Partido Anticapitalista sostuvo a la V Republica imperialista francesa contra las rebeliones en las colonias como en Guadalupe y Martinica, haciendo retroceder los combates del proletariado francés; que en África desde el FSM sostuvieron a las burguesías nativas que cercaron a la revolución Malgache; que en Latinoamérica y Medio Oriente sostuvieron los pactos contrarrevolucionarios de las burguesías nativas con el imperialismo permitiendo que éste descargue golpes contrarrevolucionarios como en Honduras, Colombia, Afganistán; y que en los países centrales impusieron la “escala móvil de suspensiones, despidos y rebajas salariales”. Fue como parte de este dispositivo que las direcciones traidoras actuaron en Grecia.
Pero el proletariado griego, que en el combate dio todo de si, no fue derrotado: fue puesto en una encrucijada momentánea por sus direcciones. Cuando ni la revolución proletaria ni la contrarrevolución burguesa lograron imponerse, los golpes del crac llevaron a la burguesía a redoblar el ataque sobre el proletariado, que al poner en cuestión sus más elementales intereses como el pan, el trabajo, la integridad de sus organizaciones, etc., lo impulsan a unir sus filas con una respuesta que de inmediato planteó la posibilidad de una nueva contraofensiva. Así definía Trotsky este tipo de situaciones “… es un hecho evidente que la lucha de clases del proletariado no cesa en este periodo de preparación de la revolución. Los conflictos entre la clase obrera y la patronal, la burguesía o el estado, surgirán y se desarrollaran sin cesar por iniciativa de uno u otro bando. En estos conflictos, las masas obreras sienten la necesidad de la unidad de acción, la unidad en la defensa contra el capital, tanto si están en juego los intereses vitales de toda la clase obrera, de su mayoría o de un sector cualquiera de esta clase.
Hoy, ante el crac griego, asistimos a una nueva irrupción de la clase obrera, retomando el camino iniciado en Diciembre del 2008 y poniendo en cuestión la relativa estabilidad conquistada por la burguesía luego del desvío del primer embate de masas.
Para que los actuales combates se centralicen y desarrollen, la vanguardia del proletariado debe derrotar a las direcciones reformistas y avanzar en conquistar los organismos de democracia directa de las masas en lucha, centralizándolos en un verdadero Congreso de las organizaciones obreras, los campesinos pobres, los estudiantes combativos y los soldados rasos para abrir el camino de la lucha por derrotar al gobierno y demoler la maquinaria estatal, única forma de darle una salida obrera a la crisis.

Con una deuda de un billón y medio de dólares, el estado griego ha quedado en completa bancarrota y sólo le queda atacar a las masas
La burguesía imperialista griega, un verdadero imperialismo secundario, ligado al capital financiero yanqui en ramas de producción, fundamentalmente los astilleros, con el que ha quedado terriblemente endeudado, y al capital financiero alemán en el comercio, ha quedado por fuera de los negocios en los nichos que como China, la India y Pakistán, sirven de tendencia contrarrestante a la caída de la tasa de ganancias a nivel mundial.
Grecia, devenida en el eslabón más débil de la cadena de dominio imperialista, cruje bajo las condiciones del crac con una deuda “en blanco” de 300.000 millones de Euros y una deuda “en negro” estimada en más de un billón de dólares.. Por lo menos, desde el año 2001, para ocultar su verdadero déficit fiscal, el estado griego hacía pasar los préstamos de los bancos yanquis JP Morgan Chase y el célebre Goldman Sachs como intercambios de moneda (“currency swaps”), a valores superiores al cambio “oficial” en beneficio del prestamista y pagaderos a futuro (que es lo que realmente ocultaban). De ese modo estos créditos no aparecían como deuda en los balances presentados por el estado griego al contralor del Banco Europeo. Una verdadera burbuja, con la cual JP Morgan y Goldman Sachs (a cambio de jugosos negocios en Grecia, como los impuestos de importación y exportación de los puertos griegos, las tasas de los aeropuertos y las utilidades de la lotería) y la propia burguesía griega llenaron sus arcas de euros y dólares a espaldas de sus socios imperialistas europeos.
Es bajo estas condiciones que, defendiendo sus propios intereses y presionados por sus “socios” y acreedores de la Unión Europea y del capital financiero norteamericano, la burguesía lanza un ataque brutal contra la clase obrera y las masas, para que sean éstas las que con sus huesos, sus músculos y su sangre paguen los costos de la bancarrota de Grecia.
Es por eso que ante el crac, la alternativa es: o que sean las masas quienes paguen bajo un régimen que aplaste al movimiento obrero para extraer hasta la última gota de sangre de la clase; o que sea ésta la que tome en sus manos la resolución de la crisis, derrocando al gobierno, luchando por el poder y expropiando a la burguesía, sus empresas y sus bancos, desconociendo la deuda con los parásitos acreedores y poniendo la riqueza del estado griego al servicio de la satisfacción de las necesidades más inmediatas de los explotados.

Bajo los golpes de la cuarta ronda de la crisis económica mundial, Grecia es tan sólo la punta de un iceberg. España, Portugal, Italia e Irlanda se encuentran al borde del default, haciendo entrar en crisis a la utopía reaccionaria de la Unión Europea capitalista
Comienza a generalizarse la cuarta ronda de la crisis económica mundial, caracterizada por la estanflación en Europa (recesión con inflación) y fundamentalmente por la bancarrota de los estados que salieron a salvar al capital financiero parasitario que habían invertido en la burbuja inmobiliaria de EEUU. Esta cuarta ronda ya ha golpeado de lleno en el Estado imperialista secundario griego, al cual le siguen de cerca Irlanda, como así también los estados imperialistas secundarios de Europa, como España, Portugal e Italia.
La utópica Unión Europea capitalista, basada en la idea reaccionaria de que las potencias imperialistas podrían convivir y sobrevivir a las crisis en armonía, sin disputarse a dentelladas sus zonas de influencia, ha entrado en una profunda crisis. Alemania que surgió como la potencia europea más poderosa después de la restauración capitalista y la reunificación de 1989, está limitada por EEUU que hace prevalecer su carácter de potencia dominante penetrando en Europa por todos los poros. Así es que el capital financiero norteamericano se asentó a través del FMI en los ex-estados obreros del este de Europa, es decir en el “patio trasero” de Alemania, tanto como en el corazón de la economía de sus socios menores Europeos, como Grecia, España, Portugal e Italia.
Mientras Inglaterra está asociada al imperialismo norteamericano de manera estratégica; Francia se asocia al mismo de manera coyuntural, consciente de que en el momento de mayor ofensiva del imperialismo yanqui sobre su patio trasero, está lejos de poder resistir a esta ofensiva.
Francia, buscando conservar su lugar en la Unión Europea, ha encabezado la propuesta del “rescate” de la Grecia “en bancarrota”. Fue el presidente Sarkozy quien invitó a la premier alemana Merkel a París, donde se acordó un rescate. Pero en cuestión de horas el capital financiero alemán salió con los tapones de punta no sólo contra Sarkozy sino también contra la propia Merkel, que ahora ofrece “apoyo político” a la burguesía griega, pero ni un solo centavo de ayuda económica. Es que con Grecia endeudada hasta los tuétanos, cada euro puesto por Alemania, iría a parar nada menos que a las arcas de sus competidores, los parásitos de la JP Morgan Chase y de Goldman Sachs.
Es que para las potencias europeas la salida a la crisis está determinada por cuál de ellas queda en pie y cuáles son las que se hunden quedando como subsidiarias de las que resulten vencedoras. Ante la bancarrota del imperialismo griego, quienes capitanean la Unión Europea, como Alemania, lo dejan a la deriva, como se preparan para hacer también con Irlanda, España, Portugal, e Italia, amenazando con hacer estallar por los aires todos los acuerdos de Maastricht y de la zona euro. Pues Alemania como potencia que compite con EE.UU necesita a Europa como su propio mercado y zona de influencia, por ello es que deja correr el crac griego como una perspectiva de negocios para su pandilla, que exacerba las disputas interimperialistas.
Ninguna potencia imperialista saldrá hoy al rescate de otra si no es a cambio arrodillarla y someterla como a cualquier republiqueta semicolonial o colonial. La crisis económica mundial y el crac han llevado las disputas políticas y económicas a un punto sin retorno, puesto que en última instancia estas terribles contradicciones entre las potencias imperialistas encontrarán una solución burguesa sólo con nuevas guerras donde revalorizar su capital y conquistar nuevas zonas de influencia.
Es ante esta catástrofe que amenaza al proletariado mundial y a la humanidad toda, que para que el grito de “chispa en Atenas incendio en Paris, es la insurrección que viene” se haga realidad la clase obrera debe oponerle a la catástrofe capitalista el combate revolucionario por los Estados Unidos Socialistas de Europa.

La clase obrera griega empieza a responder golpe por golpe el ataque de su burguesía imperialista
La burguesía apoyada por la burocracia sindical socialdemócrata y stalinista, sostenida por el anarquismo y los renegados del trotskismo, descargó los costos del crac sobre las espaldas del proletariado. Sin embargo las masas ya han entrado en escena nuevamente tomándose las calles; las fracciones burguesas han comenzado a demostrar fisuras alrededor de cómo enfrentar y derrotar a las masas; las clases medias comienzan a polarizarse entre el fascismo por un lado y por el proletariado que retoma su contraofensiva, por otro.
La burguesía griega, con el gobierno del PASOK, intenta fortalecer el aparato de coerción de la burguesía con una bonapartización del régimen, apoyándose por un lado en el aparato policial y en el accionar de las bandas fascistas; y por otro lado en el reclutamiento de las direcciones traidoras de la burocracia sindical oficialista y stalinista (sostenida por izquierda por el maoísmo, el anarquismo y los renegados del trotskismo) que ayer actuaba con sus cachiporras como rompehuelgas al servicio de mantener a raya al movimiento obrero, y que hoy, por la creciente presión de la base, debe tratar de reubicarse poniéndose a la cabeza de la lucha. Pero esa nueva ubicación de la burocracia es para intentar reducir una vez más la irrupción de las masas a luchas económicas de presión.
El fortalecimiento de las bandas fascistas es resultado directo de la crisis y decadencia del sistema capitalista imperialista, del cual Grecia hoy no es más que su avanzada. Es que cuando la burguesía necesita redoblar la verdadera guerra de clases que ya ha lanzado contra el proletariado, cuando el inicio de la crisis abrió la época de las contrarreformas económica y políticas, donde se quita a los explotados lo poco y nada que éste había conquistado en el periodo anterior, a las clases dominantes les es imposible mantener el orden burgués mediante formas democrático-parlamentarias.
Pero estamos ante un régimen transitorio, puesto que éste media entre una eventual guerra civil entre dos campos irreconciliables: la burguesía y el proletariado. Es decir: entre la revolución socialista y la contrarrevolución burguesa, que no está descartado adquiera la forma del fascismo. La situación del gobierno tienen un carácter provisorio, no es más que el reflejo de que el PASOK, como el partido de las reformas parlamentarias, está dejando de cumplir su papel, mientras que ni la clase obrera ni la burguesía han logrado conquistar las condiciones para dar una salida definitiva, ya sea con la revolución o la contrarrevolución respectivamente.
Para reestablecer una relativa, precaria y provisoria estabilidad, y como un anticipo de lo que espera generalizar, el estado y el gobierno socialdemócrata responde a las luchas de la clase obrera y las masas explotadas cada vez con mayor dureza de la represión y los ataques de las bandas fascistas.

Las huelgas generales del 24 de febrero y del 11 de marzo, las aspiraciones de las masas y la política reformista de sus direcciones
Al calor del ataque de la burguesía, la clase obrera y en particular sus sectores más explotados, los inmigrantes y los contratados, espontáneamente comenzaron a romper el chaleco de fuerza de las direcciones reformistas, para unificar sus filas, poniendo en pie organismos independientes de los aparatos, como la “Red Sindical” de trabajadores contratados, que coordina la lucha de este sector en toda Grecia, o el “sindicato” (un verdadero comité de huelga) de pescadores egipcios. Se ha puesto a la orden del día que estos organismos se extiendan y se centralicen.
La enorme huelga general del 24 de febrero y las jornadas de huelgas y movilizaciones que comenzaron el 5 de marzo fueron el subproducto de la gran predisposición al combate del proletariado. Decenas de huelgas por sector no dejaron de sucederse y se multiplicaron cuando el Parlamento griego pasó el nuevo plan de ajustes, con privatizaciones, despidos y reducción salarial. Miles de trabajadores salieron a las calles en todas las ciudades griegas, paralizando al país y enfrentándose a la burocracia sindical, cuyo máximo dirigente Yannis Panagopoulos, presidente del GSEE, fue apedreado cuando pretendía reubicarse ante los trabajadores que se movilizaban en Atenas. Con estas acciones de masas, la clase obrera logró unificar sus filas por encima de los sindicatos y los oficios. Se ha puesto a la orden del día preparar la huelga general política para derrocar al gobierno y demoler el régimen y todas las instituciones del estado burgués poniendo en pie organismos soviéticos armados de la clase obrera y todos los sectores en lucha.
Las direcciones reformistas oficialistas y “opositoras”, hacen todo lo posible para que las fuerzas de las masas no se coordinen y centralicen para golpear como un solo puño. Se mantiene la división de tareas entre las direcciones cretinistas parlamentarias como el stalinismo (hoy “oposición” moderada del PASOK), el maoísmo y un sector de los renegados del trotskismo, y los cretinistas sindicalistas como el anarquismo y otro sector de las corrientes ex trotskistas. Los primeros desde su frente PAME se han visto en la obligación de llamar a movilizaciones para descomprimir el odio que está acumulando la base obrera, llamando a presionar al parlamento y exigiendo que el PASOK cumpla con las promesas electorales. Los segundos aseguran ante la juventud obrera y estudiantil de vanguardia, que con su “acción directa” se “acumula poder popular”, se avanza en la “hegemonía del pueblo”, etc., como han salido a proclamarlo después de las movilizaciones por la conmemoración de un año del asesinato de Alexandro, después de los ataques fascistas a sus casas ocupas, y luego de haber participado en movilizaciones contra las acciones de los fascistas contra los inmigrantes, planteando que al fascismo se lo puede derrotar sin llamar a poner en pie comités de autodefensa de las organizaciones de la clase obrera. Por su parte, debido a la enorme presión de la base, la propia dirección socialdemócrata de los sindicatos GSEE y ADEDY se vio obligada a convocar también a huelgas generales, el 10 y el 27 de febrero y ahora, del 11 de marzo, pero buscando en todo momento dividir las filas obreras.
Las políticas cretinista parlamentaria y sindicalista-antiparlamentaria tienen una misma base reformista: ambas parten de que presionando al régimen y al estado con luchas por sector, ocupando espacios con “acción directa”, es posible frenar los ataques del gran capital, conseguir mejoras en las condiciones de vida de las masas y establecer una relación de fuerzas a su favor. Si bien es completamente válida la lucha contra los ataques del gobierno anti obrero del PASOK y su sanguinaria represión, las demandas por el trabajo, el salario, la educación, la salud, en manos del stalinismo y las direcciones anarquistas, terminan dividiendo, desorganizando y desviando la lucha por su íntegro y efectivo cumplimiento, ya que buscan imprimirle a las mismas un carácter parcial, económico y defensivo.
Por esa razón, el anarquismo y el populismo griego (al igual que el chileno o mexicano), se oponen a llevar a la práctica una política que permita que la clase obrera derrote a la burocracia sindical oficialista de la GSEE y de ADEDY que maniatan y dividen al proletariado. Pues como vimos su política no sigue el camino de una lucha política de masas, para demoler al estado burgués y expropiar a los expropiadores, sino por el de la reforma, aunque con métodos más o menos “radicales”, “autónomos” y “antiparlamentarios”.
En la política y el programa de estos reformistas del sistema capitalista y del régimen griego, radica el hecho de que sean enemigos declarados de poner en pie los organismos armados de autodeterminación del proletariado y del control obrero de la producción, tal como lo confirma su política de intentar aislar al sindicato de pescadores inmigrantes y a la Red Sindical de trabajadores contratados, que son todo un ejemplo no sólo para el proletariado y las masas de Grecia, sino para todo el proletariado mundial.
Opuesta por el vértice a la política de sus direcciones y enfrentándose a ellas, la unidad de las filas obreras que el proletariado, principalmente sus sectores de vanguardia, pugna por imponer, confirma ser mil veces más contundente en la lucha contra el enemigo de clase.
Como ya lo demuestra la experiencia de la clase obrera griega se trata de que el proletariado y los explotados enfrenten al régimen burgués en su conjunto, que avancen en su combate en una lucha política de masas oponiéndose como clase a la burguesía, a su gobierno y a su régimen, única manera de satisfacer todas las demandas económica de las masas. Contra las afirmaciones de los enfermeros del capital se levanta una verdad inobjetable: sólo se puede arrancar una concesión la burguesía, si ésta se ve ante el peligro de perderlo todo: su propiedad y dominio.

Por un programa de acción para hacer realidad el grito de “chispa en Atenas, incendio en París, es la insurrección que viene
Desde la “Red Sindical”, desde los comités obreros de inmigrantes y desde todas las organizaciones obreras en lucha:
¡Hay que organizar un congreso nacional de obreros, campesinos pobres, estudiantes combativos y soldados rasos para preparar y organizar una huelga general insurreccional para derrotar al gobierno, al régimen y al estado!

Para frenar los ataques de la burguesía, conquistar hasta la más mínima de las demandas de las masas, y llevar el embate revolucionario de masas por el camino de derrota del gobierno y al régimen antiobreros, hay que poner en pie un poderoso Congreso Nacional de las organizaciones obreras en lucha  y la juventud combativa con sus comités de autodefensa. Este le permitirá al proletariado liberarse de la influencia de la burguesía que le imponen las direcciones reformistas; unirá firmemente sus filas en lucha por resolver sus problemas más acuciantes de forma revolucionaria, socavando al poder burgués, expropiando a los capitalistas, escarmentando a las bandas fascistas y la represión estatal, reuniendo las condiciones para preparar la lucha por el poder. Así la clase obrera, mostrándose como la única clase capaz de dar una salida a la asfixiante situación, se ganará la confianza en las clases medias y las acaudillará en aras del triunfo de la revolución proletaria.
Los inmigrantes y los trabajadores contratados (que no tienen cabida en las organizaciones tradicionales que sólo abarcan a sus capas más calificadas y mejor pagas), han entrado en acción poniendo en pie sus organismos de lucha por fuera del control de los aparatos burocráticos. Ellos se han ganado toda la autoridad en el combate para encabezar la lucha por un Congreso de delegados obreros, campesinos pobres y soldados rasos. Como vanguardia de la clase obrera griega deben tomar en sus manos la pelea para que su ejemplo de autodeterminación y democracia obrera se extienda al conjunto del proletariado y los explotados y se centralice en ese Congreso.
Pues, tal como planteaba Trotsky en el Programa de Transición: ”No obstante, estos nuevos organismos y centros sentirán pronto su falta de cohesión y su insuficiencia. Ninguna de las reivindicaciones transitorias puede ser completamente realizada con el mantenimiento del régimen burgués. Además, la agudización de la crisis social aumentara no solamente el sufrimiento de las masas sino que también su impaciencia, su firmeza y su espíritu de ofensiva. Capas siempre nuevas de oprimidos levantaran la cabeza y lanzaran sus reivindicaciones. Millones de necesitados en los que los jefes reformistas nunca pensaron, comenzaran a golpear en las puertas de las organizaciones obreras.  Los desocupados entrarán en movimiento. Los obreros agrícolas, los campesinos arruinados o semi arruinados, las capas proletarizadas de la intelectualidad, todos buscaran un reagrupamiento y una dirección. ¿Cómo armonizar las diversas reivindicaciones y formas de lucha aunque solo sea en los limites de una ciudad? La historia ya ha respondido a este problema: por medio de todos los grupos en lucha. Nadie ha propuesto hasta ahora ninguna otra forma de organización y es dudoso que se pueda inventar otra. Los soviets no están ligados por ningún programa “a priori”. Abren sus puertas a todos los explotados. Por esta puerta pasan los representantes de las capas que son arrastradas por el torrente general de la lucha. (…) Los soviets no pueden nacer sino donde el movimiento de masas entra en una etapa abiertamente revolucionaria. En tanto que eje alrededor del cual se unifican decenas de millones de trabajadores, los soviets, desde el momento de su aparición se constituyen en rivales adversarios de las autoridades locales y en seguida del mismo gobierno central.“
Las direcciones anarquistas y las organizaciones que hablan en nombre del trotskismo dicen querer derrotar los planes de los explotadores y luchar por el triunfo de las demandas de los trabajadores. Para demostrarlo, deben romper con su programa de presión sobre el régimen burgués, y de sostener a la burocracia sindical, y poner todas las fuerzas de las organizaciones obreras y estudiantiles que dirigen o influencian al servicio de que la clase obrera coordine y centralice sus luchas. Esas organizaciones lo mínimo que pueden hacer, si es que realmente quieren detener y enfrentar el ataque de la burguesía, es ponerse a la cabeza de la convocatoria a un Congreso Nacional de obreros, campesinos pobres, soldados rasos y estudiantes combativos.
Es en ese Congreso Obrero Nacional, con democracia obrera, con los mejores elementos combativos de la vanguardia, que el programa revolucionario se fortalecerá, y un pequeño núcleo internacionalista puede ser un engranaje que fusionándose con la vanguardia combativa, derrote a las direcciones reformistas y conquiste una dirección revolucionaria de las masas que guíe al proletariado al camino de la conquista del poder.

Frente al crac: un programa obrero de emergencia

Sólo con un programa que ataque las bases del capitalismo griego, su propiedad y su dominio, puede enfrentarse a la precarización de las condiciones de vida de las masas y dar garantías de que sean satisfechas todas sus demandas.
Solamente un programa que plantee esas tareas podrá unir las filas obreras, representando los intereses del conjunto de los explotados y mostrando una perspectiva de triunfo, con lo cual sus fuerzas se cohesionarán arrastrando a más y más sectores al torrente general de lucha.
La burguesía sólo ofrece como salida más crisis social, miseria, represión y en general el hundimiento de la sociedad. La clase obrera es la única que puede dar una salida librando una lucha por expropiar a los expropiadores, una lucha por el poder.
Los recursos para acabar con el flagelo de la desocupación, la carestía de la vida, la inusitada explotación, están en manos de los explotadores de la clase obrera y el pueblo pobre, los monopolios imperialistas y sus bancos: ¡Por la expropiación sin indemnización y bajo control obrero de todas las ramas de industria que dan ganancia! ¡Administración obrera directa de toda empresa que cierre o despida!
Contra los capitalistas que argumentan su crisis para atacar al proletariado: ¡rompamos el secreto comercial del conjunto de la banca y la industria, abramos sus libros de contabilidad para que quede al descubierto el robo al proletariado y el pueblo, sus estafas como las de Goldman Sachs y el estado griego! ¡Nacionalización de la banca, sin pago, bajo control de los trabajadores para extender créditos baratos a los campesinos pobres y las clases medias arruinadas! ¡Desconocimiento de todas las deudas contraídas por la burguesía griega con los organismos internacionales y con los bancos yanquis! ¡Hay que expropiar a quienes financian a las bandas fascistas!
Para unir las filas de los desocupados, los inmigrantes y la juventud desocupada con los obreros ocupados es preciso pelear por: ¡La escala móvil de los salarios, con un salario mínimo nivelado según el costo de la vida y por la escala móvil de horas de trabajo para repartir el trabajo existente entre todas las manos disponibles para producir!
Tanto en Francia, España, Italia, como en la misma Grecia, el conjunto de la clase obrera debe verse al espejo de los trabajadores inmigrantes, que dejados a su suerte por la aristocracia y la burocracia obreras, padecen los más duros ataques de la patronal imperialista.
En Grecia, son ellos, junto a los trabajadores contratados, los que se pusieron a la cabeza de la organización independiente de la burocracia sindical. La clase obrera griega debe hacer suya la demanda de: ¡Todos somos inmigrantes! ¡Por iguales derechos para todos los trabajadores, nativos e inmigrantes (egipcios, albaneses, rumanos, afganos, iraquíes, paquistaníes, africanos y latinoamericanos) de Grecia, y de toda Europa! ¡Por igual trabajo igual salario para todos! ¡Para que los hijos de los obreros nativos e inmigrantes puedan estudiar, 4 horas de estudio y 4 horas de trabajo pagados por la patronal y el estado! ¡Una misma clase, una misma lucha: todos a planta permanente!
¡Por la disolución de la policía! ¡Por la libertad inmediata e incondicional de todos los luchadores obreros y populares! ¡Por tribunales obreros y populares para juzgar a los asesinos de Alexis, a los responsables de la represión policial y de los ataques fascistas, y a la casta de oficiales asesina del ejército griego!

Los revolucionarios internacionalistas sostenemos que sólo desarrollando los organismos de autodeterminación que las masas han comenzado a poner en pié y centralizándolos en un Congreso obrero se podrá preparar la huelga general que derrote al gobierno, pulverice al régimen burgués y abra las puertas para la toma del poder y la imposición de un Gobierno Obrero y Popular de las masas griegas armadas, autoorganizadas y autodeterminadas, con el cual se conquistarán todos las medidas de un plan obrero que dé salida a la crisis.

Todas las organizaciones obreras, la GSEE, ADEDY, PAME, la Red Sindical de trabajadores contratados, las organizaciones de trabajadores inmigrantes y todas las organizaciones obreras que fueron atacadas como el EEK, tienen que tomar en sus manos la tarea de poner en pie Comités de autodefensa para enfrentar los ataques de la policía y de las bandas fascistas contra las organizaciones y las filas obreras, para defender los locales y la prensa de las organizaciones de clase, los barrios de los trabajadores inmigrantes y las casas de los dirigentes y activistas. Desde esos organismos la clase obrera, los campesinos pobres, la juventud combativa, pueden llamar a los soldados que en diciembre de 2008 se negaban a reprimir a sus hermanos de clase, a romper con la casta de oficiales asesina y pasarse con sus armas para la defensa de la clase en poderosos comités de soldados ¡Nada impide que las organizaciones obreras griegas atacadas por el estado y por las bandas fascistas hagan ya este llamado!

Una vez más Grecia marca el camino. Para que la clase obrera triunfe, hay que hacer realidad el grito de: “Chispa en Atenas, incendio en París, es la insurrección que viene”.

La lucha del proletariado griego marca el camino para que la clase obrera y las masas explotadas entren en guerra de clases generalizando a toda la Europa capitalista los métodos de lucha de Tonghua y Lingzou. Solamente derrotando a la clase enemiga a nivel internacional, podrá la clase obrera liberarse de la explotación capitalista.
La clase obrera griega se ubica a la vanguardia del proletariado europeo que ha comenzado a movilizarse en España, Alemania, Inglaterra y Francia en repuesta a los ataques que los gobiernos y regímenes imperialistas lanzan en su contra.
Los obreros inmigrantes en Grecia, junto a los inmigrantes africanos de Italia con sus organismos de lucha, tienen la autoridad para impulsar la lucha de los inmigrantes de la Europa Imperialista llamando a unificar el combate de la clase obrera en las potencias imperialistas con la de los trabajadores del mundo colonial y semicolonial saqueado y desangrado por los parásitos imperialistas. El proletariado de los ex Estados obreros del Este y de Rusia tendrán un lugar destacado para enfrentar a los regímenes restauracionistas peleando por la restauración de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias; para reabrir el camino a la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Europa, echando por tierra el tratado de Maastrich y la reaccionaria Unión Europea.

¡Ningún pueblo que oprime a otro podrá liberarse a sí mismo! ¡La clase obrera y la juventud griega deben inscribir en sus banderas de lucha las tareas internacionalistas de la clase obrera en los países centrales!
¡Por la derrota militar de las tropas imperialistas de la OTAN en Medio Oriente! ¡Viva la resistencia Afgana!
¡Fuera las tropas imperialistas de Haití!
¡Viva la lucha de nuestros hermanos de clase de Tonghua, Caibratoire, México, Perú y Guadalupe!
¡Un solo combate por la revolución socialista en Grecia, España, Francia, Alemania, Inglaterra y de toda Europa y el mundo!

08 de marzo de 2010

Proyecto de Resolución para ser debatido en el Segundo Congreso de la FLTI

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Ante el crack y la bancarrota del estado griego:
o la burguesía aplasta al proletariado; o se impone la revolución socialista triunfante

El surgimiento de las bandas fascistas y el protagonismo de LAOS –partido fascista– son el fiel reflejo de que el gran capital no apela a una resolución pacífica de los acontecimientos. La pseudo democracia parlamentaria griega ha demostrado ser incapaz de conciliar las contradicciones de clase. La burguesía necesita descargar, sin oposición alguna, toda la crisis sobre las espaldas de los explotados e ir a nuevas guerras comerciales, choques por zonas de influencia y aventuras militares para sortear a su favor las disputas con sus competidores imperialistas. En suma necesita aplastar al proletariado con métodos de guerra civil para sacarlo de escena por todo un periodo histórico.
En efecto, en la Francia pre revolucionaria de 1934, Trotsky, enfrentando la política socialdemocrata y stalinista que, envenenando la conciencia del proletariado, afirmaba que el fascismo era un producto de la burguesía “reaccionaria”, “monárquica” y “conservadora”, y no un fenómeno propio de la decrepitud del capitalismo y su sociedad, explicaba correctamente al proletariado el por qué de su surgimiento, que ya se había asentado en Italia y Alemania y avanzaba en varios países de Europa. Así decía: “La burguesía ha conducido a su sociedad a la bancarrota completa. No es capaz de asegurar ni el pan ni la paz. Es precisamente por ello que no puede soportar el orden democrático por mucho tiempo más. Está constreñida a aplastar a los obreros con la ayuda de la violencia física. Pero no puede terminar con el descontento de los obreros mediante la policía únicamente. Enviar al ejército se hace pronto imposible: comienza a descomponerse y termina con gran parte de los soldados al lado del pueblo. Por ello el gran capital está obligado a crear las bandas armadas particulares, especialmente entrenadas para atacar a los obreros, como ciertas razas de perros son entrenadas para atacar a la presa. La función histórica del fascismo es la de aplastar a la clase obrera, destruir sus organizaciones, ahogar la libertad política, cuando los capitalistas ya se sienten incapaces de dirigir y de dominar con la ayuda de la maquinaria democrática. ” (“¿A dónde va Francia?”).
El surgimiento del fascismo, más allá de que en Grecia todavía se encuentra en una primera etapa de su desarrollo, no es sino una confirmación de que la clase obrera ha tardado demasiado en las tareas de la revolución socialista contra la declinación del sistema capitalista. Cuanto más se retrase la puesta en pié de los organismos armados de autodeterminación de las masas para la toma del poder enfrentando al estado burgués imperialista griego y sus bandas fascistas, más cerca estará un nuevo golpe del crac y superiores intentonas bonapartistas y ataques fascistas sobre las filas obreras.
Se ha vuelto una cuestión de vida o muerte que el proletariado ponga en pie comités de autodefensa de las organizaciones obreras para enfrentar y derrotar al fascismo; organismos de autodeterminación armados de los obreros y la juventud en lucha, con los consejos de soldados rasos, acaudillando a las clases medias arruinadas, en el camino por expropiar a los capitalistas, derrocar a la burguesía y tomar el poder con una insurrección triunfante.
No hay otra alternativa para el proletariado griego, puesto que al igual que en la lucha por el salario, el trabajo y por mejorar sus paupérrimas condiciones de vida, la lucha por derrotar al fascismo concentra toda la decadencia y la crisis del imperialismo secundario griego, como parte de la bancarrota del sistema capitalista-imperialista mundial. Si el proletariado no lleva hasta el final la lucha por derrotar al régimen burgués e imponer una Grecia revolucionaria, el proletariado estará condenado a ser victima del bonapartismo y el fascismo. Los revolucionarios internacionalistas luchamos denodadamente porque las masas sigan el primer camino.

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La V Internacional y su ala izquierda de los renegados del trotskismo centraliza sus fuerzas para frustrar un segundo embate revolucionario de las masas griegas.
La “Cuestión griega” sigue siendo un test ácido que divide aguas entre reforma y revolución

Las direcciones reformistas, la burocracia sindical socialdemócrata y stalinista, la aristocracia y burocracia obrera europea, las direcciones anarquistas, se organizan bajo la égida de la V Internacional, encabezada por las burguesías bolivarianas, el castrismo y los “nuevos mandarines” del PC chino y el KKE (Partido Comunista Griego) sostenidos por izquierda por los renegados del trotskismo. Ésta se ha puesto en pie para represtigiar y centralizar a esas direcciones, toda vez que vienen de jugar el rol de enfermeros del capitalismo en el período anterior quedando al desnudo ante las masas, lo que ya les significara que escaparan de su control las rebeliones obreras y campesinas en China, las grandiosas huelgas de los obreros industriales en la India, los levantamientos obreros de México y Perú.
Su papel es poner al proletariado a los pies de la burguesía e impedir que los actuales focos de radicalización de masas se generalicen y centralicen con el combate de la clase obrera de los países imperialistas; es decir, impedir que el grito del proletariado griego de “chispa en Atenas, incendio en París, es la insurrección que viene” vuelva a tronar para hacerse realidad, puesto que saben que cuando la crisis golpea a Grecia, España, Portugal, Irlanda, Italia, el proletariado de toda Europa es pasto seco y una chispa puede encender toda la pradera. Son los que levantan un cerco a cada uno de los procesos revolucionarios que se abren aquí y allá, para impedir que estos se extiendan y se centralicen, impidiendo así que se abra una ofensiva generalizada de masas a nivel mundial como en 1968-74.
Con su respuesta al ataque de la burguesía imperialista, el proletariado y las masas griegas han vuelto a ocupar el centro de la escena de la lucha de clases mundial y todos los partidos y organizaciones de la aristocracia-burocracia obreras de Europa y el mundo concentran sus fuerzas en Grecia. Saben que el segundo capítulo de la ofensiva de masas volverá a marcar la ruta de la revolución europea en las potencia imperialista, pugnando por extenderse a Francia, Alemania, Inglaterra, España, Italia, Bélgica y también a la patria de la revolución de octubre, Rusia.
Simultáneamente, nuevos avances de la lucha proletaria en el viejo continente generarán más crisis y más estallidos en los aparatos reformistas que hablan en nombre del trotskismo y la IV Internacional. Serán puestos ante el tamiz de las convulsiones históricas, de agudos choques entre las clases, esto es, de la revolución (que tanto aborrecen esas direcciones acostumbradas a los cómodos despachos de la aristocracia obrera) donde la vanguardia obrera y juvenil podrá ver la contradicción entre sus palabras y sus actos.
La burguesía imperialista ha reclutado y centralizado a todas las direcciones traidoras reformistas a nivel mundial. Por ese motivo los trotskistas internacionalistas peleamos por derrotar a las direcciones traidoras de las masas, a esos estados mayores contrarrevolucionarios que centralizan sus fuerzas internacionalmente, no país por país, sino a nivel mundial.
Como parte de esa pelea, batallamos por reagrupar las filas de los revolucionarios internacionalistas del mundo en una Conferencia Internacional por la refundación de la IV Internacional, en nombre del programa y la teoría que pasaron la prueba de la historia.
Pero no lo hacemos bajo llamamientos generales que no le crean a nadie ningún tipo de obligaciones internacionalistas y revolucionarias, sino alrededor de las conclusiones prácticas que se derivan de las condiciones revolucionarias, o sea, de las lecciones y el programa revolucionario ante los test ácidos de la lucha de clases que identifican con claridad quién es un reformista y quién un revolucionario internacionalista. En dicha Conferencia las lecciones, orientación y programa permitirán seleccionar a las organizaciones que el día de mañana no traicionarán al proletariado en la hora de la tormenta, como diría Trotsky. Por eso la cuestión griega jamás será eludida en dicha Conferencia y ocupará un lugar central, en cuanto continúa siendo un test ácido de la lucha de clases, donde las organizaciones que se reclaman revolucionarias y trotskistas tienen que dar una respuesta al crac, a las traiciones de la V Internacional, el fascismo, la estrategia soviética, el armamento del proletariado, la insurrección como arte y la lucha por una dirección internacionalista de la clase obrera.
Desde la FLTI ya hemos aportado el programa y las lecciones frente al primer embate revolucionario de las masas griegas de diciembre de 2008, que creemos mantienen plena vigencia, constituyendo una base que divide aguas entre reforma y revolución. Los trotskistas luchamos para que la clase obrera griega ponga en pie los organismos de doble poder para que sea la vanguardia en derrotar a las direcciones reformistas de la V Internacional, a la aristocracia-burocracia obrera que en Europa se encarga de mojar el pasto seco; y peleamos para que la chispa encendida en China, La India, México, Perú, Guadalupe o la propia Grecia, incendie la pradera con la llama de la revolución socialista en las metrópolis. Es que ello sentaría un precedente para todo el proletariado europeo y mundial y crearía las condiciones para que al interior de esos organismos de poder de la clase obrera y los explotados madure la dirección revolucionaria e internacionalista capaz de preparar la insurrección y la toma del poder, llevando a esa heroica clase obrera a la victoria.
Sin librar esa batalla no podrá volver a ponerse en pie el partido mundial de la revolución socialista, que por la plena vigencia de sus principios, teoría, programa y método revolucionarios, no es otro que la IV Internacional refundada sobre la base de su Congreso de 1938.