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EDITORIAL: Manifiesto de Democracia Obrera a los trabajadores y estudiantes en lucha
Con los traidores y pistoleros de la burocracia sindical de la CGT y la CTA; y con las direcciones de la izquierda reformista del Foro Social Mundial, la clase obrera ya no puede pelear ni triunfar
¡Viva la rebelión obrera contra el régimen del pacto social de la patronal esclavista, Kirchner y la burocracia sindical que entrega nuestras conquistas!
Hay que poner en pie una nueva dirección revolucionaria de la clase obrera argentina
En Chubut, los metalúrgicos de ALUAR, con paros y piquetes se rebelaron contra la paritaria de la burocracia de la UOM y la patronal esclavista, reclamando un 45% de aumento salarial. Siguieron así el camino de sus hermanos de decenas de fábricas metalúrgicas, de FATE, Terrabusi, de Santa Cruz y Neuquén, que vienen de levantarse contra las paritarias y el salario de hambre y contra la burocracia sindical traidora. A los obreros de ALUAR, la patronal les respondió con 100 despidos, y los obreros redoblaron la lucha: en asamblea, rechazaron la conciliación obligatoria y los 1000 trabajadores de la planta continúan el paro.
Los trabajadores del Casino Buenos Aires enfrentaron el lock-out patronal con cortes de calle, piquetes, movilizaciones y enfrentamientos con la policía. Cuando volvieron a trabajar, tuvieron que enfrentar también el ataque de la burocracia sindical del SOMU que quiere que los trabajadores que están bajo el convenio de ALEARA, pasen a su sindicato. Esa burocracia mandó a sus matones, a los “Madonna” y los “Tuta” Muhamad, a los pistoleros de San Vicente, a apalear a los trabajadores del Casino, como ayer en el Hospital Francés. Los trabajadores respondieron a este ataque tomando el Casino y planteando que sólo ellos podían garantizar su funcionamiento y su fuente de trabajo. El mismo burócrata del SOMU que mandó a esos matones contra los trabajadores del Casino, formó parte, junto con la Cristina Kirchner, de la delegación argentina a la reunión de esa cueva de burócratas traidores que es la OIT. ¡Este es el “Frente para la Victoria” de Kirchner y la Cristina apoyado por los castristas, un “frente” para aplastar y someter a la clase obrera argentina con la podrida burocracia sindical peronista!
Los petroleros patagónicos vienen de hacer una masiva asamblea en la ruta 3, cortándola con piquetes durante varias horas, rechazando la paritaria de hambre, por aumento de salario y una vez más, contra el impuesto al salario cuya suspensión provisoria termina en los próximos días. Al mismo tiempo, los telefónicos de Capital y el Gran Buenos Aires, de Santa Fe, Chaco y Tucumán realizaron un paro de 48 horas por aumento de salarios. A ellos se suman los estudiantes secundarios que, junto a sus docentes y padres, ocupan los colegios y cortan las calles porque las escuelas se caen a pedazos y se congelan por la falta de gas y electricidad.
Estos nuevos batallones de la clase obrera entran al combate luchando por un salario mínimo al nivel de la canasta familiar y contra el impuesto al salario. Continúan así y toman la posta de la heroica pelea de sus hermanos docentes y trabajadores de Santa Cruz y Neuquén y también la de los heroicos petroleros de Las Heras, seis de los cuales hoy siguen presos. Continúan y toman la posta de la rebelión de los trabajadores en la estación Constitución, hartos de viajar como ganado mientras patrones como Taselli –el asesino de los mineros del Turbio- se llenan los bolsillos, rebelión que volvió a poner a la orden del día la lucha por la renacionalización sin pago y bajo control obrero de los ferrocarriles, el Subte y todas las privatizadas. Continúan la lucha de los trabajadores del Subte que se levantaron contra la burocracia de la UTA que firmó un aumento del 10% y la “paz social”.
Los trabajadores que hoy salen a pelear en este nuevo embate contra el pacto social, continúan la lucha de los obreros de FATE, que expulsaron a Pedro Wasiejko y la burocracia del sindicato nacional del neumático (SUTNA), afiliado a la CTA, rechazando la paritaria miserable que habían firmado. Los obreros de FATE pararon la planta, cortaron la Panamericana junto a obreros de la alimenticia Terrabusi, y enfrentaron el lock-out que impuso la patronal. Con sus asambleas y con democracia directa, resistieron, echaron a las patotas mandadas por los burócratas entregadores del salario obrero, marcharon al sindicato y expulsaron a la burocracia nacional. Pero al no lograr imponer un Comité de lucha basado en la democracia de la asamblea que tomara en sus manos el control del sindicato, la burocracia volvió, impuso en FATE un plebiscito fraudulento para que se apruebe su paritaria de hambre, levantando y entregando así la lucha de los obreros.
El “nuevo” MAS, que dirige FATE, fue tras los pasos del viejo MAS de los ’80 y los ’90, y tuvo su “canto del cisne”. Así, cuando la patronal declaró el lock-out, lejos de llamar a los obreros a tomar la fábrica y a ponerla a producir –única forma de enfrentar y derrotar ese chantaje- los llamó a “seguir con los paros escalonados”… ¡en una fábrica paralizada por el lock-out de la patronal! Luego, cuando los obreros con total justicia tiraron abajo a la burocracia traidora del SUTNA, el “nuevo” MAS, en lugar de decirles que pusieran en pie ese Comité de lucha que se hiciera cargo del sindicato, llamaron a los trabajadores a respetar la “legalidad”, los estatutos y cuerpos orgánicos corruptos de la burocracia y de los sindicatos estatizados hasta los tuétanos. Mientras rodaban las cabezas de los burócratas, los delegados del MAS pedían a gritos un escribano para que levantara acta de la renuncia de la directiva y legitimara la intervención al sindicato por parte de Yasky y la traidora burocracia del CTA. ¡Qué vergüenza!
La burocracia volvió, y traicionó a los obreros. Queda claro que el MAS, de “nuevo” no tiene nada, y sí tiene todas las mañas y los vicios reformistas del viejo MAS y de su política capituladora que tantas derrotas y frustraciones le impusiera a la clase obrera argentina.
Lo peor es que, al traicionar la burocracia y levantar la lucha de FATE, quedaron peleando solos y aislados tanto los obreros de Terrabusi -que habían cortado la ruta junto con los de FATE- que días después, salieron al paro contra la paritaria de hambre de Daer y la burocracia de la alimentación, como los obreros de Fargo que tiraron abajo a la interna vendida y eligieron sus delegados. La patronal respondió despidiendo y mandando la policía adentro de la fábrica a apalear y encarcelar a los obreros. Los trabajadores, inmediatamente, fueron a buscar a los obreros de FATE –que venían de cortar la Panamericana junto a los de Terrabusi- para coordinar con ellos: se puso al alcance de la mano poner en pie una coordinadora de fábricas en lucha de la Zona norte, como fueran las grandiosas Coordinadoras de los ’70.
Fue el accionar de la izquierda reformista la que impidió que esa Coordinadora se conquistara. Primero, negándose a poner todas sus fuerzas al servicio de que fueran los 2000 obreros de FATE y los 4000 de Terrabusi los que juntos cortaran la Panamericana: sabían que si eso sucedía, se abría la posibilidad de avanzar por el camino de la coordinadora de Zona Norte que fue la que en 1975, con los obreros de Ford, Wobron, Del Carlo marchando por la Panamericana hasta la CGT y rodeándola, junto con los de la Zona Oeste, empezaron el llamado “Rodrigazo”, es decir, le impusieron a la burocracia el llamado a un paro general de 48 horas contra el gobierno de Isabel Perón, López Rega y las Tres A. Los responsables de que no se abriera esta posibilidad nuevamente, fueron el PO que ahogó la lucha de Fargo; el PTS, como siempre subordinándose al PCR-PTP, ahogó la de Terrabusi, y el MAS abrió el camino para que la burocracia impusiera la traición en FATE
Pero este primer embate obrero contra el pacto social, dejó claro que la magnífica la espontaneidad de los trabajadores es mil veces más perspicaz y efectiva que la cobardía política y la impotencia de los estados mayores de la izquierda reformista. Los obreros de FATE, Terrabusi y Fargo mostraron el camino para poner en pie las coordinadoras, de la misma manera que la espontaneidad desatada de los trabajadores y los jóvenes sublevados en Constitución, mostraron el camino para echar a Sobisch que venía de asesinar a Fuentealba: ¡porque lo que se merecía Sobisch era una “Constitución”, es decir, una sublevación de los trabajadores de toda la provincia de Neuquén que lo tirara abajo y pusiera en pie, en oposición al poder de los explotadores, los organismos de democracia directa y de poder de los obreros y los explotados en lucha, como lo hicieran ayer los heroicos docentes y trabajadores de Oaxaca, en México!
¡La rebelión obrera contra el pacto social del gobierno, la patronal esclavista y la burocracia sindical, sigue en pie!
Pero ni la traición abierta de la burocracia sindical, ni el asesinato de Carlos Fuentealba, la represión, la militarización como en Santa Cruz, el accionar de las patotas, las conciliaciones obligatorias, ni el circo electoral de los partidos patronales enemigos del pueblo, logran parar la embestida obrera. A pesar inclusive de la negativa constante y sistemática de las corrientes de la izquierda reformista a coordinar y centralizar a los que luchan, cuestión que el 9 de abril estuvo al alcance de la mano; a pesar del cretinismo electoralista de esas corrientes que se sumaron al circo electoral con campañas en las que ni una palabra decían de la huelga general, de derrotar a la burocracia sindical, de coordinar a los que están peleando, ni de “Que se vayan todos” ¡la rebelión de la clase obrera contra el pacto social sigue en pie!
Los trabajadores entran al combate –aunque desincronizados por la dirección que tienen al frente- motorizados por la terrible carestía de la vida que día a día se come los ya miserables salarios. Porque cualquier trabajador que va hacer las compras para alimentar a su familia sabe que los precios de la carne y la verdura se fueron a las nubes, y sienten como un cachetada y un insulto las mentiras de Kirchner y el INDEC que dicen que la inflación en mayo fue del… ¡0,4%! Entran al combate motorizados por feroz superexplotación y la esclavitud a los que son sometidos, y que todos los días se cobran vidas obreras. Salen a pelear empujados por las penurias inauditas que impone el saqueo imperialista de la nación, con la destrucción de la salud y la educación, con escuelas que se caen a pedazos, con transportes que son potenciales “Cromañón”, etc., mientras las transnacionales y la patronal esclavista se llenan los bolsillos con jugosas superganancias a costa del sudor y la sangre obrera.¡Abajo el pacto social de la patronal esclavista, el gobierno cipayo, represor y antiobrero de Kirchner, los Sobisch y los Macri, y la burocracia sindical traidora de la CGT y la CTA! ¡Abajo sus paritarias de hambre y su techo salarial miserable del 16,5%, que además dejan afuera al 60% de la clase obrera que está en negro, contratada, tercerizada o directamente desocupada!
El primer embate de esta verdadera rebelión obrera, protagonizado por los docentes y trabajadores de Neuquén y Santa Cruz, por la rebelión de los metalúrgicos contra la paritaria, por los obreros de FATE, etc., puso el 9 de abril, en las calles, la moción de preparar la huelga general. Así de lejos llegó. Estuvo planteado unificar la heroica lucha de los docentes y trabajadores de Neuquén, la de ADOSAC de Santa Cruz, la de los maestros salteños que se enfrentaban con el represor y asesino Romero, en una sola y misma lucha nacional por un mismo reclamo, y una misma y única negociación.
Pero los dirigentes de estas organizaciones y los de la izquierda reformista que dirigen decenas de sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados, que estuvieron en el palco de la movilización del 9 de abril en Neuquén cuando todavía no se secaba la sangre de Carlos en la ruta de Arroyito, se negaron a hacerlo. Estas direcciones son las responsables de que, luego del 9, una vez más, cada una de estas luchas quedara aislada, sus fuerzas debilitadas, y sujetas al terror de la gendarmería en Neuquén, de la policía brava de Salta, y al sometimiento a la negociación fraudulenta con Sobisch, el asesino de Fuentealba. Así, las enormes fuerzas y la combatividad de la clase obrera fueron dispersadas por la cobardía y el servilismo para con el régimen burgués de esta izquierda reformista, tanto en sus variantes stalinistas como de los renegados del trotskismo.
Pero hoy, los nuevos batallones que entran al combate pueden dar un paso adelante Hay una nueva oportunidad, y no se la puede dejar pasar, como nos impusieron el 9 de abril. Los trabajadores del Subte, los del Hospital Francés, los de ALUAR, los del Casino, los petroleros y telefónicos tienen la autoridad y la posibilidad en sus manos de poner en pie ya un Comité de lucha nacional, para unificar todos los reclamos, para que no queden aislados los que están peleando, para coordinarlos y centralizarlos, para impedir que nos impongan nuevas derrotas como en Neuquén y que éstas se paguen con más sangre obrera. ¡Basta de que nos impongan seguir peleando divididos!
Poner en pie ya este Comité de lucha permitiría además convocar a un congreso obrero nacional, una verdadera asamblea de delegados de base de trabajadores ocupados y desocupados, para que vuelvan a la pelea los heroicos trabajadores de ADOSAC que impusieron un armisticio provisorio en su lucha; los docentes de Neuquén que mastican la bronca de la derrota que les impusieron sus dirigentes y que quieren vengar a Fuentealba castigando a su asesino Sobisch; para que vuelvan a levantarse los obreros en las fábricas contra las paritarias de hambre, como ayer en FATE, Terrabusi y en decenas de metalúrgicas; para que los que fueron llevados por la izquierda reformista a conciliaciones obligatorias y presión a las legislaturas y sólo consiguieron… el 16,5% puedan volver a la lucha; para que los millones de obreros en negro y contratados, sin voz, esclavizados y sometidos, y los millones de desocupados, puedan sumarse a la pelea. Ese es el camino para saldar cuentas con la traidora burocracia sindical, para derrotar las paritarias de hambre y su 16,5% miserable, para imponer el castigo a los asesinos del compañero Fuentealba y liberar a nuestros presos, para imponer la triplicación de los presupuestos de salud y educación y abrir el camino a la huelga general para derrotar al régimen infame del pacto social y al gobierno de Kirchner. ¡Esa es la tarea del momento, para que la clase obrera argentina se ponga de pie con un programa y una estrategia para triunfar!
La patronal y el gobierno concentran sus fuerzas contra la rebelión obrera, pagándole con millones de dólares de las obras sociales y las cuotas compulsivas a la burocracia de los sindicatos estatizados para que disperse las fuerzas de la clase obrera.
Cuando la base obrera supera su control, la burocracia manda a sus matones armados, o le abre la puerta a la represión de la gendarmería y la policía asesinas.
Es que frente a estos nuevos combates de clase, a esta verdadera rebelión obrera que continúa, la patronal, el gobierno y el régimen infame actúan concentrando sus fuerzas, al tiempo que utilizan a sus agentes pagos, los traidores de la burocracia sindical de la CGT y la CTA, para que dispersen las fuerzas de la clase obrera.
Esos empleados de los patrones, pagados con millones de dólares de las obras sociales y de las cuotas sindicales descontadas compulsivamente a los trabajadores, son los encargados de mantener oprimida a la clase obrera, como una verdadera policía interna. Estos traidores, junto con Tomada y el ministerio de trabajo –un verdadero ministerio de la esclavitud- salen a hacer campañas y pegar afiches contra el trabajo en negro al que está sometida casi la mitad de la clase obrera argentina. ¡Cínicos, canallas!: Moyano, Yasky y todos los burócratas –como así también todos los patrones, ministros y jueces de este país- saben perfectamente en qué fábricas, empresas, establecimientos, dependencias estatales, están esos millones de trabajadores en negro, y no hacen nada, como tampoco les importan los millones de compañeros que siguen desocupados, y entran y salen del proceso de producción según las necesidades de los patrones. Es que son ellos, los burócratas sindicales, los encargados de garantizarles a las trasnacionales y a los patrones –que son los que les pagan- mano de obra esclava y barata para explotar y que mantengan sus superganancias, y así colaborar decisivamente, al mismo tiempo a presionar a la baja y a hundir el salario de las franjas sindicalizadas y en blanco de la clase obrera. Es más, allí donde el salario obrero se aproxima al costo de la canasta básica -$ 3.100- le imponen… el “Impuesto a las ganancias” de la AFIP, para que no alcance ese nivel.
Al mismo tiempo, la burocracia de Yasky, la CTERA y la CTA, después de traicionar la lucha de los docentes de Neuquén y Santa Cruz, hoy llama cínicamente a juntar firmas en un petitorio para que se castigue a los asesinos de Fuentealba. ¡Canallas! Fue el aislamiento que ellos impusieron lo que envalentonó a Sobisch para asesinar a Carlos, y a Kirchner para militarizar Santa Cruz con la gendarmería. Y ahora, después de negociar con la sangre derramada, quieren hacerles creer a los trabajadores que presionando al gobierno de Kirchner y las instituciones del régimen infame con petitorios, se hará justicia y que van a ir presos Sobisch y todos los asesinos de Carlos. ¡Canallas, mil veces canallas!: si el gobierno de Kirchner es tan represor y asesino de obreros como el de Sobisch; si fue el propio Kirchner y sus diputados en Neuquén los que sostuvieron a Sobisch contra la justa furia de los trabajadores que querían tirarlo, al tiempo que le ofrecía la Gendarmería para reprimir salvajemente a los obreros que ardían de odio ante el asesinato de Carlos; si fueron Kirchner y su Frente para la Victoria los primeros que ahora salieron a felicitar al MPN y a Sapag por su triunfo en las elecciones provinciales. Es Kirchner el que mantiene Santa Cruz militarizada con las tropas de Gendarmería y a los compañeros presos de Las Heras como rehenes; es el que mandó a la patota del Frente para la Victoria al mando de Rudy Ulloa a amedrentar a los docentes y municipales de Santa Cruz, de la misma manera que mandó a sus matones a reventar a palos a los trabajadores del Francés en lucha. Es Kirchner el responsable político de que Julio López lleve casi 9 meses desaparecido. Es el gobierno de Kirchner el que con su ministro de trabajo Tomada dicta las conciliaciones obligatorias, para engañar a los trabajadores y luego reventarlos con la represión, como lo hizo con los trabajadores de Casino de Buenos Aires.
Así, los sindicatos estatizados hasta los tuétanos, en manos de esta burocracia sindical traidora, lejos de ser un instrumento para la lucha de los trabajadores por sus demandas, se han transformado en su contrario: en verdaderos órganos de opresión de la amplia mayoría de la clase obrera por parte de los patrones y su estado, en la base sobre la cual se apoya la esclavitud obrera y la feroz dictadura del capital. Por ello, cuando la base obrera esclavizada se rebela y supera el control de la burocracia…les mandan las patotas de matones, o directamente la represión de la gendarmería o las policías asesinas.
¡Abajo la burocracia sindical traidora de la CGT y la CTA! ¡Fuera las manos de la patronal y su estado de las organizaciones obreras!, es el primer grito de lucha que puede unificar y centralizar la rebelión obrera
Son estos burócratas los que traicionan y entregan las luchas de los trabajadores apelando a los estatutos y los “cuerpos orgánicos” de los sindicatos estatizados. En Neuquén, la burocracia de ATEN entregó la lucha mediante asambleas amañadas, donde los dirigentes le impusieron un chantaje a la base docente: o se aceptaba el acuerdo firmado, o bien los docentes tenían que seguir luchando sin la “legalidad” del sindicato. Es más, la dirigencia de ATEN negoció un salario miserable con Sobisch, el asesino que tiene sus manos manchadas con la sangre de Carlos, negándose a impulsar una lucha nacional para derrotarlo e imponerle cárcel y castigo, como lo habían planteado como moción en las calles los trabajadores de Neuquén con su heroico combate. En FATE, como ya dijimos, los mismos burócratas que los obreros con justicia expulsaron, volvieron de la mano de la “legalidad” a la fábrica, impusieron un plebiscito donde fue a votar el 30% de los obreros, y así levantaron la lucha. A los heroicos municipales de Santa Cruz, la burocracia del SOEM juntó firmas de afiliados –engañándolos, diciendo que eran para otra cosa- y acaba de levantar y entregar así la lucha de los obreros.
Sólo mediante el fraude, el terror, apoyándose en el estado y en la patronal, logran los traidores de la burocracia sindical disolver momentáneamente las asambleas de base, los comités de huelga y los piquetes que los trabajadores pusieron en pie, en las calles y en la lucha, en esta magnífica embestida obrera por el salario y por la dignidad. Sólo así logran momentáneamente disolver la democracia obrera, la democracia de los que luchan, esa que aterroriza a las burocracias de todo pelaje que ven peligrar sus sillones, sus privilegios, su control. Pero lo que permite que lo hagan son las fuerzas de la izquierda reformista que están empeñadas en descentralizar y dispersar las filas obreras, al igual que lo hacen Moyano y Yasky. Son así, entonces, la cuarta pata de la mesa del régimen infame del pacto social que los exprime, como a limones, hasta la última gota, para impedir una nueva irrupción revolucionaria del proletariado argentino.
Contra la izquierda reformista que siempre dice que hay que respetar la “legalidad” y los estatutos sindicales, queda claro que sin tirar abajo a la burocracia sindical, sin romper toda subordinación de las organizaciones obreras al estado, a sus leyes e instituciones, y sin imponer la democracia obrera, la democracia de los que luchan, los trabajadores ya no podemos pelear, ni menos que menos, pensar en triunfar.
¡Abajo la burocracia sindical traidora de la CGT y la CTA! Esta es la primera demanda que puede unificar y centralizar la magnífica rebelión obrera que está en curso, porque es la burocracia sindical, desde los sindicatos estatizados, la que sostiene la esclavitud obrera y el infame régimen del pacto social.
No hay ninguna ley que reglamente cómo tienen que organizarse los patrones de la UIA, ni los de la Sociedad Rural, ni los de la Asociación de Bancos privados, ni las transnacionales que saquean la nación, para defender sus interses, propiedades y negocios. Pero los patrones sí reglamentan, con leyes como la de Asociaciones profesionales, hasta el más mínimo detalle de cómo tienen que organizarse los trabajadores: reglamentan los estatutos de los sindicatos y sus elecciones –con lo cual, llegar a secretario general de un gremio es más difícil que llegar a presidente de la nación-, imponen el descuento compulsivo de las cuotas sindicales, le entregan a la burocracia el control de las obras sociales, etc.
¡Basta! ¡Fuera las manos del estado y sus instituciones de las organizaciones obreras! ¡Abajo la ley de Asociaciones Profesionales! ¡Los trabajadores nos organizamos como nosotros queremos! En esta rebelión contra el pacto social, los obreros apuntan directamente contra la burocracia sindical, e irrumpen desconociendo las conciliaciones obligatorias, poniendo en pie sus asambleas, sus comités de huelga, sus comités de convencimiento contra los carneros organizados por la burocracia, y también sus piquetes para defenderse de los “Madonna”, los “Tuta” y los pistoleros de San Vicente que manda la burocracia, y de las fuerzas de represión. ¡Viva la democracia obrera! Basta de dirigentes sindicales vitalicios y millonarios de obreros miserables: ¡por dirigentes y delegados electos en asambleas, revocables en cualquier momento, que cobren el salario medio de los obreros que dicen representar, y que cuando terminen sus mandatos o sean revocados, vuelvan a laburar!
¡Abajo el descuento compulsivo de las cuotas sindicales!: que los dirigentes y delegados vayan todos los meses a las fábricas y establecimientos a cobrarlas en mano de cada uno de los trabajadores. ¡Basta de negociaciones secretas de los burócratas en los pasillos de los ministerios, los juzgados y los despachos de los patrones!: negociaciones públicas, para que la base obrera pueda controlar y decidir, comisiones negociadoras de delegados rotativos y revocables, electos en asambleas, para que la patronal no pueda comprarlos.
¡Fuera de las organizaciones obreras la burocracia de todo tipo, color y pelaje! ¡Viva la democracia obrera, la democracia de los que luchan!
Contra la rebelión obrera, los patrones defienden sus superganancias con todo lo que tienen: con la burocracia, las conciliaciones obligatorias, a los tiros y con el engaño del circo electoral
La patronal concentra sus fuerzas contra la rebelión obrera, para derrotarla, porque no puede dar nada. Es que el actual ciclo de negocios con el que están haciendo enormes superganancias exportando al mercado mundial, está basado en la más feroz superexplotación y la esclavitud de la clase obrera que cobra un salario miserable en pesos devaluados, carcomido por la inflación, mientras que los patrones cobran en dólares –mantenido por el gobierno en $ 3.10 por dólar- lo que exportan, y venden a precio dólar en el mercado interno. Por eso, para mantener el ciclo y sus superganancias, las transnacionales y la patronal esclavista tienen que impedir, a como dé lugar, que la clase obrera haga estallar el techo salarial del 16.5% pactados en las paritarias de hambre.
Los patrones defienden sus ganancias atacando a la clase obrera con todo lo que tienen: a los tiros como en Neuquén, militarizando con las tropas de ocupación de la gendarmería, como en Santa Cruz, con los matones de la burocracia sindical de los sindicatos estatizados hasta los tuétanos, con el Ministerio de trabajo y las trampas de sus conciliaciones obligatorias, y también con el engaño del circo electoral con el que hoy intentan legitimar los partidos políticos y las demás instituciones del régimen patronal que quedaron en crisis y desprestigiadas después de que los trabajadores, levantándose al grito de “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo” tiraron abajo a De la Rúa y las hicieron estallar por los aires (ver recuadro).
En lugar de decir esto, que es la verdad, la izquierda reformista les dice a los obreros que si el patrón gana más, entonces presionándolo, se puede lograr que reparta más –repitiendo la misma mentira de Fidel Castro, que vino a decir que había que apoyar a Kirchner para que hubiera crecimiento y que después se iba a “repartir la riqueza”. ¡Es un engaño conciente contra la clase obrera! Porque las transnacionales y los patrones esclavistas, que en los últimos años reinvirtieron el 26% de sus ganancias, no van a repartir nada de nada: quieren recuperar la inversión y sacar superganancias rápidamente. ¡Cuanto más gana el patrón, más defiende esas ganancias contra la clase obrera! Y más aún, sabiendo como saben que los sacudones de las bolsas de Shangai y Wall Street en los últimos meses son los primeros pre-infartos que anuncian la próxima crisis de este sistema capitalista imperialista putrefacto.
Contra estos engaños de los reformistas, la vida misma ya demostró que la clase obrera sólo con luchas heroicas, luchando por todo, puede arrancarle a la patronal, bajo estas condiciones, la más mínima y elemental de sus demandas. Para lograr algo tan mínimo como que un tren salga a horario… ¡los trabajadores tuvieron que sublevarse y casi incendiar la estación Constitución! Para poder luchar por un salario digno, los obreros de FATE tuvieron que expulsar a la burocracia sindical; para lograr un salario básico de miserables $ 500 pesos, los docentes de Santa Cruz tuvieron que tirar abajo al gobernador Sancho, tomar las calles, rodear la casa de Kirchner al grito de “Que se vayan todos”. En Neuquén, la clase obrera tuvo que dejar un nuevo mártir obrero, asesinado en la ruta por pelear por algo tan elemental como un salario decente para poder darle de comer a la familia trabajadora.
Por esa razón, les guste o no a los señores dirigentes de la izquierda reformista, la lucha económica de la clase obrera por sus más elementales demandas, por el pan, por el salario digno, contra la inflación, para viajar como seres humanos, para que sus hijos no se mueran de frío o por los derrumbes en las escuelas “Cromañón”, deviene en lucha política de masas contra el régimen infame y el gobierno, y contra la feroz guerra política que los explotadores, para defender sus beneficios, desatan contra los explotados.
Por el contrario, los reformistas les quieren hacer creer a los obreros que yendo “de a poco” y presionando se puede lograr que, por ejemplo, las petroleras imperialistas que con Bush ocuparon naciones enteras como Irak y Afganistán con sus ejércitos y están perpetrando genocidios contra esos pueblos; esos monopolios que ya masacraron a más de 650.000 iraquíes, “repartan la riqueza”. Quieren hacerles creer que las transnacionales imperialistas que organizan el moderno tráfico de esclavos, desplazando a decenas de millones de trabajadores inmigrantes en todo el mundo para explotarlos como mano de obra esclava en los Estados Unidos, en Francia, en España, en sus maquiladoras de América Latina; esos monopolios textiles que vienen de trasladar su producción a Pakistán donde superexplotan hasta que mueren a millones de niños para aprovechar que sus pequeñas manitas son ideales para manejar los telares; que las trasnacionales que se instalaron en China gracias a que la burocracia stalinista restauró el capitalismo, para explotar a cientos de millones de obreros que trabajan 18 horas diarias en fábricas-cárceles, son la expresión de un sistema capitalista pujante y en ascenso, de que los capitalistas son buenos, de que pueden “repartir”, de que de a poquito se van a ir consiguiendo las demandas obreras.
Presentan al putrefacto sistema capitalista a los ojos de los obreros como si fuera una asociación de filántropos, de gente buena a la que le preocupa el bienestar de los trabajadores. Son los que le dicen a la clase obrera que hay patrones “progresistas” y milicos “patriotas” a los que apoyar; imperialistas y patrones “democráticos” con los que hay que unirse para enfrentar a los imperialistas y los patrones “fascistas”. ¡Sinvergüenzas! ¡Se acabó la época de las reformas, señores reformistas estafadores de los trabajadores!
Hoy, con sus piquetes para defenderse de los matones y la represión, con sus asambleas, sus comités de huelga, sus piquetes de convencimiento; con su magnífica rebelión contra el pacto social infame, la clase obrera se pone a la altura de la guerra política que le declararon los explotadores, y de sus tareas históricas. Los únicos que no están a la altura son los estados mayores de la izquierda reformista, que son una verdadera “pata izquierda” del régimen burgués y del gobierno de Kirchner y su “Frente para la Victoria” de cipayos, represores y antiobreros.
Porque no sólo toda conquista, aún la más mínima, se consigue con luchas heroicas, sino que, más temprano que tarde esas conquistas se pierden, si la clase obrera no avanza en el camino de la lucha por el poder. Por eso, los trotskistas de Democracia Obrera afirmamos que, luchando todos los días en la perspectiva de la toma del poder por el proletariado, planteándoles abiertamente a los obreros que el capitalismo en putrefacción no deja lugar a que mejoren su situación, sino que la empeora todos los días, no perdemos oportunidad, en el camino de la lucha, de arrancarle a la burguesía tal o cual conquista parcial que ayude al proletariado a fortalecer su lucha por la revolución y la toma del poder.
Hay que conquistar ya un Comité de lucha nacional para coordinar y centralizar a los que están peleando y que sus luchas triunfen e imponer un reclamo único de todo el movimiento obrero:
¡Abajo las paritarias de hambre y su techo salarial de 16,5%!
¡Salario mínimo, vital y móvil de $ 3.100 y trabajo decente para todo el movimiento obrero!
¡Triplicación inmediata del presupuesto de salud y educación de acuerdo a la inflación medida en dólares!
Los trabajadores no podemos seguir peleando aislados y divididos unos de otros: así ya no se puede luchar, ni menos que menos, triunfar. No hay forma de que los trabajadores del Subte puedan volver a luchar sin levantar la demanda que puso a la orden del día la rebelión de Constitución, de renacionalización sin pago y bajo control obrero del ferrocarril y el Subte, boleto gratuito para los obreros y los estudiantes, y sin levantar la pelea porque todos los trabajadores del transporte –los tercerizados del Subte en primer lugar, los chóferes de la UTA, los ferroviarios- trabajen 6 horas y ganen un salario mínimo vital y móvil de $ 2.800, conquistas que se impusieron en el Subte con luchas heroicas.
Ahí están los trabajadores telefónicos, a los que la burocracia de FOETRA –encabezada en Capital por Marín del MIC- les impuso 50 días de conciliación obligatoria. Y ahora que salen nuevamente a pelear, les quieren hacer creer que solos van a lograr algo más que el 16,5% de techo salarial de las paritarias de hambre. Lo mismo les pasará a los obreros de ALUAR, a los petroleros de la Patagonia, etc.
Para pelear y poder triunfar, hay que terminar con la dispersión y división de los que luchan y de las filas obreras. Las condiciones para ello existen, y están más que maduras. Conquistar la unidad de los que luchan y un reclamo unificado, estuvo al alcance la mano el 9 de abril, cuando millones de obreros y explotados expresaron su justo odio frente al asesinato de Carlos Fuentealba: ¡quién puede negar que cientos de miles de docentes y trabajadores de todo el país habrían elegido sus delegados y los habrían mandado a Neuquén para poner en pie una asamblea obrera nacional, si ese día ATEN, ADOSAC y demás organizaciones en lucha hubieran hecho ese llamamiento! Lo único que lo impidió fue la negativa de los dirigentes de ATEN y ADOSAC y de los dirigentes de la izquierda reformista que el 9 de abril estuvieron en los palcos de los actos en Neuquén y en la Capital Federal.
Hoy, los nuevos batallones de la clase obrera que entran al combate, dan una nueva oportunidad. ¡No se la puede dejar pasar, no podemos permitir que nos la roben como hicieron el 9 de abril! Los trabajadores del Subte, los del Hospital Francés, los de ALUAR, los del Casino, los petroleros y telefónicos en lucha, tienen toda la autoridad para constituir ya un Comité de lucha nacional para coordinar y centralizar a los que están peleando y que sus luchas triunfen, para impedir que se impongan contra los obreros de ALUAR, petroleros, telefónicos, Subte, Casino, etc., nuevas derrotas como en Neuquén, para impedir que los que luchan queden aislados, a merced de los ataques de los matones de la burocracia sindical y de la represión de las policías y gendarmería del estado patronal.
En la rebelión obrera en curso, la clase obrera impuso, para pelear, las asambleas, los comités de huelga, los piquetes de “convencimiento” y de autodefensa contra la represión, y tendió a buscar la coordinación a nivel local y regional para agrupar a todos los trabajadores en lucha, superando los límites de las profesiones, los oficios y los distintos sindicatos. ¡Desde esas asambleas, desde esos comités de huelga, desde esos piquetes, tenemos que conquistar la puesta en pie de este Comité de Lucha nacional! Así, la clase obrera argentina concentraría inmediatamente sus fuerzas, contra las fuerzas concentradas de la patronal, su gobierno y su régimen infame sostenido en la estatización de los sindicatos y en la burocracia traidora.
Hace apenas minutos, mientras cerrábamos este Manifiesto, la burocracia traidora de la UOM en Puerto Madryn, junto con la interna de ALUAR, organizaron una asamblea minoritaria de un solo turno de la fábrica, para imponer el levantamiento de la lucha. ¡No se puede perder un minuto más!: todo aquel que hable en nombre del combate de la clase obrera argentina y se niegue a coordinar y centralizar la lucha contra la burocracia sindical que, junto al gobierno, centraliza todas sus fuerzas para aplastar y traicionar a centenares de luchas dispersas, será responsable –como lo fueron en Neuquén- de las derrotas parciales que se le impongan a la clase obrera argentina. Como demuestra esta rebelión obrera que ha comenzado, las viejas direcciones de los sindicatos, corrompidas hasta los tuétanos, y los representantes de la izquierda reformista del Foro Social Mundial en Argentina, son el obstáculo más importante que tiene la clase obrera para terminar de ponerse de pie e iniciar una contraofensiva retomando el camino revolucionario del 2001. La única crisis de la clase obrera argentina, su único “atraso”, es la cobardía y la impotencia y la sumisión al estado burgués de las direcciones que tiene a su frente.
Hoy, unificar y centralizar a los que están peleando es el único camino para economizarles esfuerzos y luchas heroicas a los trabajadores y para imponer un reclamo único de todo el movimiento obrero:
¡Abajo las paritarias de hambre del 16,5% del gobierno, la patronal esclavista y la burocracia de la CGT y la CTA! Contra las mentiras del INDEC, la patronal, el gobierno y la burocracia sindical, el valor del dólar a $ 3.10 es el que marca la verdadera inflación que saquea los bolsillos de los trabajadores: ¡$3.100 de salario mínimo, vital y móvil y trabajo decente para todos, repartiendo las horas de trabajo entre todas las manos disponibles!
¡Basta de escuelas y hospitales públicos que son “Cromañón” en potencia! En las arcas del banco central, Kirchner tiene guardados 40.000 millones de dólares que son la garantía de las ganancias de los capitalistas y un seguro de cambio para mantener el dólar a $ 3.10, y que así se llene los bolsillos la gran patronal exportadora. A los trabajadores no nos importan los bolsillos ni las ganancias de Techint, de la Repsol, de General Deheza, de Cargill: ¡Hay que poner esos 40.000 millones de dólares al servicio de triplicar ya los presupuestos de salud y educación de acuerdo a la inflación medida en dólares! ¡Por una Coordinadora nacional de todos los estudiantes en lucha que resisten la intervención kirchnerista de las universidades y colegios y la destrucción de la educación pública!
¡Abajo el impuesto al salario! ¡Basta de trabajo en negro y esclavitud! ¡Basta de morir en las fábricas y talleres “Cromañón”! ¡Todos a planta permanente, todos bajo convenio!
¡Abajo la burocracia sindical traidora! ¡Fuera las manos del estado y su ministerio de trabajo de las organizaciones obreras! ¡Abajo las conciliaciones obligatorias! ¡Abajo la ley de asociaciones profesionales!
¡Libertad a los compañeros presos de Las Heras y a todos los presos políticos!
Contra la anarquía que imponen los monopolios y las pandillas capitalistas saqueadoras de la nación, para que haya luz, gas, agua, combustibles, transporte de calidad para los trabajadores y el pueblo: ¡Renacionalización sin pago y bajo control obrero de la Repsol, del Subte, los ferrocarriles, Aerolíneas, y de todas las empresas privatizadas!
¡Desprocesamiento de los más de 4500 luchadores perseguidos por la justicia patronal!
¡Aparición con vida de Julio López!
¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a todos los asesinos de Fuentealba, a los milicos genocidas, y también a Taselli y todos los empresarios asesinos; a los Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde, Kirchner y todos los políticos patronales que apoyaron a la dictadura, salvaron a los genocidas y que tienen sus manos manchadas con la sangre de Víctor Choque, Teresa Rodríguez, Aníbal Verón, Kosteki, Santillán, los mineros del Turbio y los mártires del 20 de diciembre de 2001!
¡Fuera la gendarmería de Santa Cruz! ¡Disolución de la policía, la gendarmería y los servicios de inteligencia! ¡Por comités de autodefensa de las organizaciones obreras y populares para enfrentar la represión del estado burgués y de los matones de la burocracia sindical!
Un Comité de lucha nacional que lance el llamamiento a un Congreso Nacional de delegados de base de trabajadores ocupados y desocupados y estudiantes en lucha, para que la clase obrera se ponga de pie con un programa y una estrategia para triunfar
Poner en pie ya ese Comité de lucha nacional, significa poner en pie un organismo obrero que tendría una enorme autoridad ante los explotados, como para convocar un congreso obrero nacional, una verdadera asamblea obrera de trabajadores ocupados, desocupados y estudiantes en lucha, bajo este reclamo unificado, para derrotar a la burocracia sindical y unir las filas obreras que la patronal y la burocracia sindical dividen.
Porque no hay duda de que un llamamiento así permitiría que los docentes de ADOSAC y los municipales de Santa Cruz rompan el aislamiento que les impusieron, y retomen el combate; que los docentes y trabajadores de Neuquén derroten el acta de la traición de la burocracia de ATEN y vuelvan al camino de la lucha para vengar la sangre de Fuentealba. Permitiría darle una voz centralizada y una expresión a los cientos de rebeliones obreras por fábrica contra las paritarias y contra las internas y cuerpos de delegados vendidos a la patronal, que ya ponen a la orden del día la lucha por recuperar las Comisiones internas y los cuerpos de delegados, echando a los traidores y conquistando verdaderos comités de fábrica que unifiquen a todos los obreros, efectivos, en negro, contratados, sindicalizados o no.
Un llamamiento así lanzado por los trabajadores del Subte, el Francés, Aluar, telefónicos, coordinados en un Comité de lucha nacional, despertaría el entusiasmo de millones de trabajadores que están en negro en fábricas y talleres, abandonados por la burocracia sindical, trabajando como esclavos bajo patrones y capataces que los amedrentan a punta de pistola, que podrían elegir sus delegados y enviarlos a ese congreso. Se podría de pie nuevamente el verdadero movimiento piquetero, enviando sus delegados, permitiendo así que vuelvan a expresarse y organizarse millones de trabajadores desocupados que han sido transformados en mendigos por la burocracia piquetera y a los que el gobierno hoy intenta ocultar tras los índices truchos del INDEC. Permitiría que se pongan de pie los cientos de miles de obreros inmigrantes bolivianos esclavizados en los talleres de “cama caliente”, eligiendo sus delegados y mandándolos a esa asamblea obrera nacional. Mandarían también sus delegados los estudiantes que han salido a la lucha contra la destrucción de la educación pública que los obliga a estudiar en escuelas cuyos techos se derrumban, sin luz, sin gas, etc.
Este es el único camino para unir las filas obreras, para organizar el combate para derrotar a la burocracia sindical de la CGT y la CTA, para imponer la huelga general para derrotar al régimen infame del pacto social y al gobierno antiobrero de Kirchner. Hay que poner en pie a la clase obrera argentina con un programa y una estrategia para triunfar, porque todos los explotadores, el gobierno de Kirchner y el régimen infame del pacto social se merecen la misma suerte que De la Rúa: contra la trampa y el fraude de las elecciones; para derrotar las paritarias de hambre y su techo salarial del 16,5%; para castigar a Sobisch y a todos los asesinos de Fuentealba y demás mártires obreros; para liberar a los presos de Las Heras y todos los presos políticos; para arrancar a Julio López de las garras de sus secuestradores, para imponer trabajo para todos y todas las demandas obreras la única solución es ¡QUE SE VAYAN TODOS, QUE NO QUEDE NI UNO SOLO!, y retomar el camino de la lucha revolucionaria de 2001.