Los objetivos de la gira de Bush por el “patio trasero” latinoamericano

 

Cuáles fueron los objetivos de la gira de Bush por Brasil, Uruguay y demás países de América Latina? En primer lugar, reafirmar y dejar bien claro que él –es decir, el imperialismo yanqui- sigue siendo el amo de todos los gobiernos y regímenes burgueses del subcontinente. Dejar claro que todos esos gobiernos, tanto Lula, Tabaré y Uribe con los que se entrevistó, como Kirchner, Evo Morales y Correa del Ecuador que no se reunieron con él, e inclusive los que como Chávez, hicieron actos “anti-Bush”, trabajan para el amo imperialista y son sus socios menores. Porque la Venezuela de Chávez y el Ecuador de Correa son proveedores de petróleo a Estados Unidos, petróleo que va a alimentar la maquinaria de guerra imperialista que masacra en Irak, que arma hasta los dientes al estado sionista de Israel ocupante de la nación palestina, y que hoy llena de buques de guerra las costas de Irán. Porque la Argentina de Kirchner le pagó U$S 10.000 millones cash al FMI, y los monopolios yanquis están haciendo jugosos negocios en ese país. Porque el Uruguay de Vázquez y el PC en el gobierno se está transformando en una colonia yanqui, mientras el Brasil de Lula –que hoy con su viaje a Estados Unidos le está retribuyendo a Bush su visita- se prepara para ser el primer proveedor de caña de azúcar y maíz para la producción de biodiésel. La gira de Bush dejó en claro que todas las burguesías nativas de América Latina son agentes distintos de las mismas transnacionales imperialistas.

El segundo objetivo de la gira de Bush, el objetivo concreto e inmediato, fue el de avanzar en un acuerdo con Lula en Brasil, Tabaré en Uruguay y Calderón en México para que esos países le vendan al imperialismo yanqui la caña de azúcar y maíz necesarios para producir etanol y cubrir con ese combustible el 20% del mercado mundial de energía. De esta manera, el imperialismo dominante busca bajar el precio del petróleo y, por esa vía, el de los insumos y bienes intermedios, y así contener la tendencia a la caída de la tasa de ganancia del capital financiero instalado en China, tendencia que se expresó en los últimos días en el “efecto arroz”, es decir, en el derrumbe de la Bolsa de Shangai y las caídas en Wall Street y las principales bolsas del mundo que le sucedieron, y que sigue causando sacudones bursátiles ante el menor rumor sobre la posibilidad de una recesión en Estados Unidos.

Pero el objetivo más importante, estratégico, de la gira de Bush y del simultáneo viaje de Chávez y su cortina de humo, fue sin duda garantizar la estabilidad del patio trasero latinoamericano -que fuera sacudido por la revolución durante los primeros años del siglo XXI-, el fortalecimiento de los regímenes y gobiernos de las burguesías nativas y la subordinación de la clase obrera a las mismas. Esto es clave para el imperialismo dominante que hoy necesita poner todas sus energías en salir del pantano iraquí.

El imperialismo yanqui necesita tener tranquilo su “patio trasero” para consumar su plan de aplastar a la resistencia iraquí y garantizar una retirada ordenada de sus tropas. Es que la heroica resistencia iraquí -sumada a la derrota que las masas palestinas le infligieron al ejército israelí en el sur del Líbano- empantanó a las tropas yanquis en Irak, provocaron una crisis en el gobierno de Bush, y amenazó con abrir un escenario similar al de Vietnam, es decir, de que una derrota militar de las tropas yanquis en Irak confluyera con el despertar de la clase obrera norteamericana que había comenzado y se transformara en el comienzo de la revolución al interior mismo de los Estados Unidos.

Para evitarlo, el estado mayor del imperialismo yanqui dio un golpe de timón y cambió de política. Impulsó así, con la colaboración de las direcciones reformistas del Foro Social Mundial, una oleada pacifista en los Estados Unidos, para expropiar el despertar de la clase obrera norteamericana, llevándolo a los pies del Partido Demócrata y lograr que éstos ganaran las elecciones, fortaleciendo así el régimen imperialista de los “Republicratas”. Ese régimen, una vez fortalecido, encomendó a una comisión bipartidista conducida por el conocido republicano James Baker III en consulta constante con Bush padre, un cambio de política para salir del pantano iraquí, abandonando la fracasada política de la “guerra contra el terror”. Esta nueva política se base en acordar con las burguesías siria e iraní –es decir, con el antiguo “eje del mal”- que sean ellas las que garanticen el aplastamiento de la resistencia iraquí, para así, sobre la base de una nueva masacre de las masas de esa nación, poder retirar en forma ordenada las tropas yanquis. Este plan del régimen imperialista de los “Republicratas” cuenta con la anuencia de los imperialismos europeos a los que tampoco les conviene un escenario mundial como el de Vietnam, pero que, al mismo tiempo que acuerdan en aplastar a las masas que resisten, tratan de sacar tajada y ventaja del empantamiento yanqui en Irak.

Por eso no es casual que Bush haya visitado América Latina al mismo tiempo que en Irak se realizaba la “Conferencia Internacional por la paz y la seguridad” en esa nación, donde se puso en marcha este siniestro plan contra las heroicas masas iraquíes. La cortina de humo de la visita de Chávez –socio y aliado de la burguesía iraní a la que hoy el imperialismo le encomienda la tarea de aplastar a la resistencia iraquí-, es parte indispensable de la política de garantizar la estabilidad del patio trasero yanqui, para permitirle al imperialismo salir airoso de su catastrófica aventura militar en Irak.