La gira del carnicero Bush por América Latina, y la simultánea visita de Chávez a Argentina

LA FARSA DE LA “UNIDAD LATINOAMERICANA” DE CHÁVEZ, LULA, Kirchner, CORREA

Y EL FORO SOCIAL MUNDIAL

 

UNA CORTINA DE HUMO PARA ENGAÑAR A LOS EXPLOTADOS Y OCULTAR LAS FEROCES DISPUTAS ENTRE LAS BURGUESÍAS NATIVAS

 

POR LOS NEGOCIOS, COMO SOCIAS DE LAS TRANSNACIONALES IMPERIALISTAS

 

El día 8 de marzo Bush comenzaba su gira por varios países de Latinoamérica, entre los que se contaron Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Al mismo tiempo, Chávez viajaba a la Argentina –como primer paso de una visita que luego lo llevó a Bolivia, Nicaragua y Haití- y el 9 de marzo realizaba, con el visto bueno de sus amigos Kirchner y señora, un acto en el estadio de Ferro en Buenos Aires, en el que no se cansó de despotricar “contra Bush” y de parlotear sobre la “unidad latinoamericana”.

La prensa burguesa, las organizaciones de la izquierda reformista, las direcciones sindicales burocráticas del continente y demás direcciones agrupadas en el Foro Social Mundial, intentaron presentar un escenario en el que Chávez estaba haciendo una “contra-gira bolivariana”, de “izquierda”, “de unidad latinoamericana”, en contra de la “gira imperialista” de Bush.

No existió tal cosa. La supuesta “contra-gira” de Chávez no fue más que una enorme estafa a la clase obrera latinoamericana y a su enorme y justo odio antiimperialista. Toda la demagogia y charlatanería barata “antiimperialista” y sobre la “unidad latinoamericana” que Chávez desparramó, no fueron más que fuegos de artificio, una verdadera cortina de humo para tratar de ocultar ante las masas explotadas del continente que lejos de la “unidad latinoamericana”, hoy las distintas burguesías nativas están compitiendo ferozmente entre sí por los negocios, en una carrera para ver cómo se asocian a las transnacionales imperialistas y realizan jugosas ganancias -en desmedro de la burguesía del país vecino si es necesario- para ligarse al ciclo de crecimiento de la economía mundial como proveedoras de materias primas y de mano de obra esclava.

“Unidad latinoamericana”… ¡las pelotas!, cuando es el momento en que los cipayos Lula en Brasil y Tabaré Vázquez en Uruguay firman acuerdos de negocios con Bush y los yanquis y sin que se les mueva un pelo, tiran a la basura inclusive el Mercosur –ese tratado de libre comercio de los monopolios imperialistas y las burguesías nativas de Brasil y Argentina- que hasta hace poco era presentado como el ejemplo de “integración latinoamericana”. ¡Los Alfonsín, Sarney, Cardoso, Batlle y demás “prohombres” de la burguesía que gestaron el Mercosur, parecen verdaderos cruzados de la “integración latinoamericana” al lado de los Lula, Tabaré y Kirchner que hoy se matan entre ellos por los negocios!

Así, Vázquez de Uruguay viene de firmar con Bush  un acuerdo de libre comercio, casi un TLC que transforma al Uruguay en una colonia norteamericana más. Por su parte, Lula y la burguesía brasileña acuerdan con Bush un plan de producción de biodiésel y etanol, es decir, de enorme producción de caña de azúcar y maíz no para alimentar a millones y millones de explotados que en Brasil no tienen qué comer, sino para usarlo como materia prima para la producción de ese combustible al servicio de las necesidades del amo yanqui.

Los supuestos “bolivarianos” Chávez y Correa del Ecuador se abrazan y pronuncian encendidos discursos “antiimperialistas” para engañar a las masas explotadas, pero al mismo tiempo compiten ferozmente en una carrera por quién les vende más petróleo a los yanquis. Evo Morales también se abraza con Chávez en El Alto, pero no quiere ni oír hablar del cacareado “Gasoducto del sur” (que traería gas desde Venezuela a Brasil y Argentina), puesto que afectaría a las transnacionales instaladas en Bolivia y a su socia menor, la burguesía nativa, que hoy tienen el jugoso negocio de proveer de gas a Brasil, Argentina y, por su intermedio, a Chile.

Chile, ya transformado casi en una nueva estrella de la bandera yanqui por la imposición del TLC con Estados Unidos, lejos de “unirse” e “integrarse” con sus congéneres de América Latina, viene de firmar un nuevo TLC… esta vez con el Japón imperialista. Y Kirchner, con la excusa del bajo nivel de inversiones de Repsol, amaga con una compra por parte del estado argentino de una parte de las acciones de Repsol Argentina, aunque eso afecte los intereses y negocios de su amigo Chávez, socio menor de esa petrolera imperialista.

Esa es la “unidad latinoamericana” de Chávez, Morales, Lula, Correa, Kirchner y demás gobiernos patronales, y esa cueva de direcciones traidoras que es el Foro Social Mundial: la más feroz disputa entre las burguesías nativas por los negocios, como socias menores del imperialismo, para que todos hagan jugosas ganancias sobre la base de la más brutal superexplotación de la clase obrera y del saqueo redoblado de las riquezas naturales de nuestras naciones.

Es una farsa, una cortina de humo para ocultar esto, para engañar a las masas y garantizar que, en cada país del subcontinente, la clase obrera esté subordinada a su propia burguesía y gobierno: porque Chávez –apoyado por el castrismo, el stalinismo, las burocracias sindicales y también los ex trotskistas- le dice a la clase obrera que hay que apoyar a Kirchner, Lula, Morales, etc., porque de su mano se puede lograr la “unidad latinoamericana”.

Por eso, la visita de Chávez y su acto en Buenos Aires al mismo tiempo que se realizaba la gira de Bush, les sirvió a todos los gobiernos cipayos –a Lula, a Tabaré, a Kirchner, Morales, Correa, etc.- para engañar a los explotados y tenerlos subordinados a la burguesía. Justamente porque esa cueva de traidores del Foro Social Mundial sometió a la clase obrera a la burguesía, es que la llegada a América Latina del genocida Bush, el representante del régimen imperialista yanqui de Republicanos y Demócratas cuyas tropas masacran al pueblo iraquí, no pudo ser enfrentada por los trabajadores y explotados del continente con una verdadera respuesta de masas unificada, con la huelga general.

Así, la “cortina de humo” que levantó Chávez les sirvió a todos los gobiernos cipayos. Pero no es en absoluto casual que éste haya realizado su acto en la Argentina, con la anuencia de Kirchner y señora. No sólo porque, por el momento, Venezuela y Argentina son economías complementarias desde el punto de vista de los negocios, sino sobre todo porque fue en Argentina donde Fidel Castro y Chávez jugaron un rol crucial en el estrangulamiento de la revolución que las masas iniciaran en diciembre de 2001. Por esa razón, hoy hay una gran franja de la clase obrera argentina cuyo control está en manos no ya de la vieja burocracia sindical peronista, sino de los seguidores de Chávez y el Foro Social Mundial: es decir, de un amplio espectro de direcciones burocráticas y reformistas que va desde la burocracia de la CTA, pasando por las burocracias piqueteras como la FTV de D´Elía, los castristas de Barrios de Pie, por el stalinismo en su variante clásicas (PC y su movimiento de desocupados el MTL) y maoísta (PCR), y los ex trotskistas devenidos en neostalinistas.

Por eso, es en la Argentina donde Chávez puede garantizar realizar un acto de masas, para que, en momentos en que Bush pisaba suelo latinoamericano, su cháchara de “unidad latinoamericana” y “antiimperialista” fuera una efectiva cortina de humo para engañar a la clase obrera; ponerla, en cada país a los pies de su propia burguesía y ocultar las encarnizadas disputas entre los explotadores de los distintos países por los negocios.

Eso fue, en síntesis, la supuesta “contra-gira” de Chávez: una nueva y descomunal estafa contra los trabajadores y los explotados de América Latina, organizada por las burguesías nativas y sus servidores, las direcciones traidoras del Foro Social Mundial.

 

DE LA “CUMBRE” Y LA “CONTRACUMBRE”

DE 2005 HASTA HOY

La prensa burguesa y las direcciones reformistas quisieron presentar la gira de Bush y la simultánea visita de Chávez a Argentina como una repetición del escenario de la “Cumbre” de presidentes y la “Contracumbre” realizadas en noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina. Es parte del engaño para echar tierra a los ojos de las masas trabajadoras e impedirles ver con claridad.

En aquella “Cumbre de las Américas”, cuando  todos los presidentes de los países americanos (incluido Chávez, aunque no Fidel Castro) se reunieron con Bush, su objetivo central era frenar la revolución que había vuelto a irrumpir con enormes energías en Bolivia, donde los obreros y campesinos venían de derrocar a Mesa; y también era estrangular toda lucha antiimperialista y revolucionaria de las masas del continente. Y para eso se realizó un acto al que se bautizó como “Contracumbre” donde se encontraron representantes del Foro Social Mundial de toda Latinoamérica, encabezados por una enorme delegación enviada por la burocracia castrista, Chávez, las corrientes stalinistas en todas sus variantes, el PSOL de Brasil, y hasta Maradona.

La “estrella” de esa Contracumbre fue Evo Morales, que se postulaba entonces a la presidencia de Bolivia. Es que el objetivo central de esa “contra-cumbre” fue garantizar el cerco económico, político y militar contra la revolución boliviana –incluida la preparación de un ataque militar contra esa nación, por si se hacía necesario para aplastarla- y por otro lado, la salida electoral con el triunfo de Evo Morales para expropiar la revolución.  Al mismo tiempo, el Foro Social Mundial se volcaba decisivamente a neutralizar el llamado a la huelga general del 1° de diciembre en Estados Unidos, desviándolo hacia una jornada de conmemoración de la lucha por los derechos civiles, como primer paso de poner el despertar de la clase obrera norteamericana a los pies del Partido Demócrata, y aislar la resistencia iraquí permitiendo que la burguesía y el imperialismo llevaran a las masas a una guerra fratricida.

Hoy, casi un año y medio después, muchos de estos objetivos contra las masas se consiguieron. En primer lugar, se impuso el cerco económico, político y militar y la expropiación de la revolución obrera y campesina en Bolivia a manos del gobierno de Morales –representante de la burguesía nativa-, y su pacto con la Rosca, es decir, las transnacionales y la burguesía fascista de Santa Cruz. Así, gracias a la política de colaboración de clases de las direcciones de la clase obrera que sostienen a Morales, lograron controlar el último de los procesos revolucionarios abiertos en el continente.

En Ecuador, lograron desviar hacia las elecciones la nueva irrupción revolucionaria de las masas que habían derrocado a Gutiérrez –el que fuera el niño mimado del FSM- en marzo de 2005, y hoy, con la asunción del “bolivariano” Correa y la trampa de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, buscan restablecer y legitimar al régimen burgués, que quedara totalmente descalabrado y deslegitimado por tres levantamientos revolucionarios de las masas que en 1997, 2000 y 2005, barrieron con tres presidentes.

En Argentina, sobre la base del ataque videlista contra los trabajadores y el pueblo de Las Heras -que inauguró una serie de duras derrotas parciales propinadas a la clase obrera-, y de consolidar la esclavitud obrera con las paritarias del hambre, el régimen del pacto social logró parir el kirchnerato. En Brasil, significó un fortalecimiento del gobierno cipayo y proimperialista de Lula-Alencar que conquistó un segundo mandato, mientras que Uruguay, de la mano del gobierno de Tabaré Vázquez y el PC, avanzó como nunca a transformarse en una estrella más de la bandera yanqui.

Se terminó así de consumar la expropiación de la lucha revolucionaria y antiimperialista de las masas del continente, y la imposición de esa fantochada burguesa y antirrevolucionaria que es la “revolución bolivariana”: jugosos negocios para las transnacionales, una mayor tajada de los mismos para las burguesías nativas, y para los explotados, superxplotación, miseria y represión, y el más descarado saqueo de nuestras naciones. Y como no podía ser de otra manera, eso significó un nuevo salto de la burocracia castrista en su plan de restaurar el capitalismo en Cuba y reciclarse a sí misma en burguesía.

 

EN MEXICO Y CHILE, LAS MASAS GOLPEARON PRIMERO Y TRANSFORMARON A ESOS PAÍSES EN DOS ESLABONES DEBILES DE LA CADENA DE DOMINIO IMPERIALISTA EN AMÉRICA LATINA

Sin embargo, esta cadena de dominio imperialista en el continente, fortalecida gracias a este accionar de las direcciones traidoras, tiene dos eslabones débiles: México y Chile, precisamente dos de las naciones que fueron sometidas con dobles cadenas al imperialismo con la imposición de los TLC. Es que la crisis del gobierno de Bush por el empantanamiento de las tropas yanquis en Irak, dejó a los cipayos y pro-imperialistas regímenes burgueses de Chile y México deslegitimados ante las masas, que por esas brechas, comenzaron a irrumpir.

En dichos países, el ascenso de las masas choca directamente contra dos regímenes totalmente bonapartistas como son el régimen fraudulento del TLC en México y el régimen cívico-militar chileno. Los intentos del imperialismo y las burguesías cipayas de hacer reformas cosméticas en ambos regímenes odiados por las masas, para presentarlos como “parlamentarios” y de esa forma legitimarlos ante ellas –en Chile, con la asunción al gobierno de la “socialista” Bachelet y hoy impulsando el sistema electoral binominal; y en México,  presentando al régimen basado en tres partidos como son el PRI, el PAN y el PRD, como la quintaesencia de la “democracia”, después de décadas de Priato- llegaron tarde, y se les escaparon las masas, que irrumpieron y golpearon primero.

Las rebeliones de la juventud estudiantil y de los trabajadores mineros y portuarios, mostraron en Chile la apertura de una situación pre-revolucionaria, que demuestra no sólo que el recambio de la Bachelet, para impedir justamente esa irrupción, llegó tarde, sino, al mismo tiempo, que la clase obrera, al grito de “Fuera los pacos rojos” está haciendo una verdadera “revolución política” contra el Partido Comunista que sostiene al régimen cívico-militar pinochetista del TLC y al gobierno de Bachelet. Mientras una oleada de luchas obreras y populares sacude a Chile –como la gran huelga de 2.000 trabajadores forestales en el sur del país, la lucha de los pescadores artesanales, entre otras-, los trabajadores y las masas explotadas de Santiago están en un latente estado pre-insurreccional, sublevadas con el plan de transporte implementado por Bachelet, llamado “Transantiago”, que ha transformado en un infierno la vida de las masas. Este plan dejó prácticamente sin buses a las poblaciones de la capital, haciendo que un trabajador necesite horas de viaje, debiendo cambiar dos o tres veces de medio de transporte para llegar al trabajo, pagando varios boletos. Esto ha provocado un brutal hacinamiento en el metro, que ya se cobró la vida por asfixia de cuatro trabajadores. Las masas hierven de odio,  las poblaciones se pueblan en las noches de barricadas y combates contra este nuevo ataque de Bachelet y el régimen del TLC contra los explotados, y los días 28 y 30 de marzo la lucha callejera, con la juventud nuevamente como vanguardia, sacudió al país de punta a punta.

En México, la maniobra de López Obrador, manteniendo dividida la lucha obrera de la pelea que surgía de la puja electoral y controlando esta última, no pudo evitar la irrupción de la comuna de Oaxaca y la formación de su APPO, que aunque finalmente derrotada, dejó encendida la llama de una nueva situación que ya se expresa en la multitudinaria marcha obrera y campesina contra el alza del precio de la tortilla de maíz, la base de la alimentación de las masas, producto de la disparada del precio del mismo en el mercado mundial luego del anuncio por parte de Bush de que Estados Unidos se pone el objetivo de reemplazar en los próximos años el 20% del consumo mundial de petróleo por etanol, esto es, biocombustibles cuya materia prima son el maíz y la caña de azúcar.

TRES BOTONES DE MUESTRA DE LA ESTAFA DE LA “REVOLUCIÓN BOLIVARIANA”

El viaje  de Chávez y su acto en Ferro fueron, como dijimos, una cortina de humo para ocultar tras la cháchara de la “revolución bolivariana”, el “socialismo del siglo XXI” y la “integración latinoamericana”, las feroces disputas y la competencia entre las burguesías nativas del continente para asociarse en los negocios con las transnacionales imperialistas; la subordinación de la clase obrera a sus propias burguesías para que paguen con sus huesos y su sangre las superganancias de los capitalistas; una redoblada dominación y succión imperialista sobre toda América Latina, y la preparación de la restauración capitalista en Cuba. 

Veamos algunos botones de muestra de su “revolución bolivariana”. Primer botón de muestra: el caso de Techint, propietaria en Venezuela de la siderúrgica SIDOR, cuyo dueño, Paolo Rocca, es presentado por Chávez como el modelo de “empresario bolivariano”. El origen de esa empresa –que no es de “capitales argentinos”, sino del capital financiero imperialista del Vaticano- está directamente ligado a los negocios de la sanguinaria dictadura militar de Videla y compañía, que masacró a una generación entera de la vanguardia obrera y estudiantil revolucionaria de Argentina. Es que Martínez de Hoz –ministro de economía de Videla, nacionalizó a mediados de los ’70 la vieja empresa metalúrgica en quiebra SIAT, salvando así a esos capitalistas de la ruina, con el estado haciéndose cargo de sus malos negocios. Luego, el estado invirtió 24 millones de dólares para reconvertir la vieja SIAT en una moderna empresa siderúrgica, con la última tecnología. Y una vez que la empresa estuvo lista para comenzar a funcionar, con maquinaria nueva y sin deudas... la vendió por apenas 6 millones de dólares a Techint del grupo Rocca, para producir tubos sin costura para la industria petrolera .  Esos son los “empresarios bolivarianos” a los que Chávez pone como ejemplo: los que hicieron fortunas gracias a la dictadura militar y Martínez de Hoz, mientras 30.000 luchadores eran secuestrados, torturados, asesinados, sus hijos robados; mientras la clase obrera era sometida al terror y la superexplotación, y la nación entregada al imperialismo.

Un segundo botón de muestra de su cacareada “revolución bolivariana”, es sin duda el proceso de restauración capitalista en Cuba, impulsado por la burocracia castrista y Fidel, el amigo inseparable de Chávez. “Revolución bolivariana” significa que la burocracia castrista (asociándose en “empresas mixtas” con los monopolios imperialistas europeos –y ahora, como viene de anunciarlo, proponiéndole negocios comunes a los propios monopolios yanquis- a los que les ha entregado los negocios más rentables de la isla como el turismo y el níquel y las ramas de producción más rentables de la isla, asociándose con los monopolios en “empresas mixtas”) está preparándose para consumar la restauración capitalista en Cuba y reciclarse a sí misma en burguesía.  La burocracia, al igual que una pequeña minoría de aristocracia obrera y nueva clase media ligadas a los sectores de la economía abiertos a la inversión extranjera, manejan “chavitos”, la nueva moneda convertible uno a uno con el euro –es decir, más cara aún que el dólar!-mientras la amplia mayoría de los obreros y los campesinos de Cuba pasan enormes penurias y ganan salarios de miseria pagados en el viejo y depreciado peso cubano que tiene un valor más de 30 veces inferior a un dólar.

Un tercer botón de muestra de lo que significa la “revolución bolivariana” es sin duda la expropiación de la heroica revolución obrera y campesina que comenzara en Bolivia, por parte del gobierno de frente popular de Evo Morales como representante de la burguesía nativa, apoyado en primer lugar por la burocracia castrista, y por todo el Foro Social Mundial. “Revolución bolivariana”  significa lo que, con total claridad, le dijo Fidel Castro a Morales cuándo éste lo visitó en su lecho de enfermo durante su último viaje a Cuba: “No repitan mi error; no expropien a la burguesía, no hagan de Bolivia una nueva Cuba: hagan revoluciones democráticas”. Las transnacionales imperialistas con sus propiedades intactas, saqueando los hidrocarburos y los minerales y haciendo fabulosas superganancias; la burguesía nativa aumentando la tajada que se apropia de ese saqueo, como socia menor del imperialismo; la oligarquía terrateniente llenándose los bolsillos exportando al mercado mundial; los asesinos y masacradores del pueblo en Octubre de 2003 libres e impunes mientras en la cárcel se pudren los presos de Ayo Ayo, las bandas fascistas reclutan y actúan abiertamente; y para los explotados, la más abyecta miseria, represión, ataques de las bandas fascistas y el saqueo de la nación: ¡esa es la “revolución democrática”, la “revolución bolivariana” que pregonan Fidel Castro y todas las cacatúas del Foro Social Mundial!

Para garantizar que ese mandato de “no hacer de Bolivia una nueva Cuba” se cumpla, no sólo están las direcciones colaboracionistas de la COB, las COD y demás organizaciones de masas de Bolivia; no sólo están el POR de Lora y demás corrientes ex trotskistas que les cubren el flanco izquierdo, sino que la burocracia castrista ha enviado directamente a 15.000 cuadros del PC Cubano, bajo la cobertura de ONGs y de aportar asistencia médica y alfabetización. Esos cuadros no están en Bolivia para luchar por el triunfo de la revolución obrera y socialista, por hacer como en Cuba y expropiar a la burguesía, sino para sostener al gobierno de Morales y oficiar como cuadros políticos de su partido, el MAS; están allí para sostener los negocios de las transnacionales, de la burguesía nativa, de la oligarquía cruceña; están allí para garantizar que la clase obrera boliviana no se haga del poder, porque saben que eso sería como un choque eléctrico para las masas obreras y campesinas de Cuba que quieren defender las conquistas de la revolución y odian al imperialismo, pero cada vez soportan menos los lujos y privilegios de la burocracia y las nuevas clases medias ricas, y las miserias y padecimientos a los que son sometidas.

Hoy, esos miles de cuadros enviados por la burocracia castrista, están lejos de ir tras los pasos del Che Guevara que, más allá de lo equivocado de sus métodos y su política, fue a Bolivia a mediados de los ’60 al grito de “Por uno, dos, tres, Vietnam”, a luchar por el triunfo de la revolución socialista, es decir, por que Bolivia fuera una nueva Cuba, y dio su vida por ello; ellos van en realidad tras los pasos del Partido Comunista de Bolivia (PCB) bajo la dirección de Monjes que de hecho, delató ante la dictadura de Barrientos la presencia del Che en Bolivia, y abrió el camino a su asesinato y el de sus compañeros.

Hoy esos miles de cuadros castristas volcados a Bolivia –al igual que todos los stalinistas y los ex trotskistas devenidos en reformistas- tienen la desvergüenza de usar el rostro del Che en estandartes y remeras para impulsar una política contraria al triunfo de la revolución socialista, una política de apoyo al gobierno burgués, de colaboración de clases de Morales, a sus ministros “obreros” puestos para engañar a las masas y subordinar a las organizaciones obreras.

Así, diciendo que “no hay que hacer de Bolivia una nueva Cuba”, hoy la burocracia repite una vez más su papel de estranguladora de la revolución latinoamericana, como lo hiciera ya Fidel Castro en los ’70 viajando a Chile en medio de la gloriosa revolución de los “cordones industriales” a pregonar una “vía pacífica al socialismo”, a llamar a los trabajadores a confiar en el gobierno nacionalista burgués de Allende y en los militares “patriotas”; abriendo así el camino al sanguinario golpe militar y a una derrota histórica de la clase obrera chilena. Lo mismo hizo en Centroamérica en los ’80 frente a las revoluciones nicaragüense, salvadoreña y centroamericana, llamando a “No hacer de Nicaragua una nueva Cuba”, y luego entregando esas revoluciones, junto a los “comandantes” sandinistas y del FMLN salvadoreño, en los pactos contrarrevolucionarios de Esquipulas y Contadora. El resultado: hoy, tanto Chile como Nicaragua, El Salvador y las naciones centroamericanas están atadas con dobles cadenas al imperialismo mediante los tratados de libre comercio, y sus clases obreras son las más superexplotadas de América Latina.

¡Esto es la “revolución bolivariana”, el “socialismo del siglo XXI” y la fantochada de “integración latinoamericana” de Chávez, Fidel Castro,  Kirchner, Tabaré y Evo Morales, y sus sostenedores del Foro Social Mundial!

Los ex trotskistas devenidos en neostalinistas que matices más, matices menos, se han puesto a los pies de Chávez; los que se han puesto a los pies de Evo Morales; los que  se subordinan a Fidel Castro que llama a “No hay que hacer de Bolivia una nueva Cuba” y han abandonado la lucha por la revolución política en Cuba, han renegado definitivamente del combate por el triunfo de la revolución obrera y socialista, por la dictadura del proletariado; y con ello, de la única y verdadera “unidad latinoamericana” posible: los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica. Esas banderas y ese programa de los fundadores de la IV Internacional ha quedado definitivamente en manos de los trotskistas internacionalistas.

 

CONTRA LA FARSA BURGUESA DE LA “REVOLUCIÓN BOLIVARIANA” Y DE LA “INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA” DE CHAVEZ, CASTRO Y EL FORO SOCIAL MUNDIAL

¡POR EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN OBRERA Y SOCIALISTA, UNICO CAMINO PARA ROMPER CON EL IMPERIALISMO!

¡POR LOS ESTADOS UNIDOS SOCIALISTAS DE SUD Y CENTROAMÉRICA!

 

De la mano de las burguesías nativas, de la burocracia castrista restauracionista y de las direcciones traidoras agrupadas en el Foro Social Mundial, no habrá jamás “unidad latinoamericana”. Es que no puede haber “integración latinoamericana” sin terminar con el yugo imperialista. Y esta tarea de independencia nacional jamás podrán llevarla adelante las burguesías nativas, puesto que, por más demagogia “antiimperialista” que hagan, como clases propietarias, son socias menores del imperialismo; están indisolublemente atadas a él por miles de lazos económicos. Sólo la clase obrera, la única clase verdaderamente nacional, que no tiene nada que la ate al imperialismo, que sólo tiene cadenas que romper, puede llevar hasta el final la lucha contra el yugo imperialista y por una “unidad latinoamericana” verdaderamente favorable a las masas explotadas.

La vía para ello no es la fantochada burguesa de “revolución bolivariana” que pregonan Morales, Chávez, Castro, Kirchner, y todos los corifeos reformistas del Foro Social Mundial, sino el triunfo de la revolución obrera y socialista, hoy en Bolivia en primer lugar, y en todas las naciones del continente; es decir, la clase obrera, acaudillando a los campesinos pobres y al conjunto de la nación oprimida, derrocando a los regímenes y gobiernos burgueses con una insurrección triunfante, destruyendo los estados burgueses e imponiendo gobiernos obreros y campesinos que liberen a nuestras naciones del sojuzgamiento al imperialismo, expropien a la burguesía, den solución a las necesidades de las amplias masas explotadas, y unifiquen a la clase obrera como clase dominante en todo el subcontinente, conquistando los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica.

Sólo la clase obrera en el poder podrá resolver íntegra y efectivamente los fines de la independencia nacional y la revolución agraria que en esta época imperialista, ya la burguesía es incapaz de resolver. Sólo la clase obrera en el poder podrá romper todos los pactos que atan nuestras naciones al imperialismo y a las multinacionales; tanto los pactos militares como el TIAR, terminando con las bases militares imperialistas como Manta y Malvinas, como los pactos económicos y tratados de libre comercio como los ALCA, TLC, CAFTA, etc.; pero también los MERCOSUR y ALBA, que son eslabones de la misma cadena de las multinacionales y la patronal esclavista para estrangular y superexplotar a las masas obreras. Podrá expropiar a los terratenientes y darle la tierra al campesino pobre y desposeído, y expropiar a los banqueros, nacionalizando la banca bajo control de los trabajadores, para darles créditos baratos a los pequeños productores del campo y la ciudad. Sólo la clase obrera en el poder podrá expropiar a las transnacionales saqueadoras de las riquezas naturales de nuestras naciones, nacionalizando sin pago y bajo el control obrero los hidrocarburos y minerales bolivianos, el cobre chileno, el petróleo venezolano y argentino, etc., y a las burguesías nativas que son sus socias menores, y garantizar así pan, trabajo y salarios dignos para todos.

El triunfo de la revolución obrera y socialista es el camino para conquistar los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica, a única “unidad latinoamericana” favorable a los explotados, porque permitiría, sobre la base de la expropiación de los expropiadores, conquistar un plan racional de explotación de los recursos de nuestras naciones, democráticamente decidido por los trabajadores y las masas, para abastecer de energía a todo el subcontinente con el gas de Bolivia y con el petróleo venezolano que hoy, en manos de Chávez, va a alimentar la maquinaria de guerra yanqui. Permitiría garantizar la mejor calidad de alimentación para los obreros y los campesinos bolivianos y de todo el continente, con los granos, la leche y la carne de Argentina y Brasil; permitiría integrar el hierro boliviano y venezolano; el cobre chileno, etc. en un mismo plan con la industria brasileña; terminaría con el drama de naciones encerradas como Bolivia, poniendo a disposición de las necesidades de los obreros y los campesinos de ese país, los litorales marítimos del Pacífico y el Atlántico desde Honduras hasta Río Gallegos, desde Guatemala hasta Chiloé.

En la lucha por los Estados Unidos Socialistas de Sud y Centroamérica, es hoy una tarea de primer orden la defensa de las conquistas de la revolución cubana, cuestión que hoy significa no sólo enfrentar toda agresión del imperialismo, sino y sobre todo, el combate por derrotar la política restauracionista de la burocracia castrista con una revolución política que ponga en pie en la isla el verdadero poder del proletariado: el de la democracia obrera de los consejos armados de obreros, campesinos y soldados rojos, que termine con todas las medidas restauracionistas, reinstaure la propiedad nacionalizada, el monopolio del comercio exterior y una economía democráticamente planificada, y ponga a Cuba como un bastión de la lucha por la revolución latinoamericana y norteamericana.

En este combate, el mejor aliado de la clase obrera boliviana y latinoamericana es sin duda el proletariado de los Estados Unidos –nutrido de millones de obreros negros y de origen latino, superexplotados y tratados como parias- que puede golpear al interior mismo de la bestia imperialista. Terminar con la farsa de la “revolución bolivariana” cuyos personeros pregonan en Estados Unidos el apoyo al Partido Demócrata, es una tarea decisiva para ayudar a nuestros hermanos de clase norteamericanos que hoy han sido engañados y llevados a subordinarse a los imperialistas supuestamente “democráticos” de ese partido con el cuento de que así se enfrenta al “fascista” Bush al que éstos sostienen.

 

CONTRA LA “UNIÓN SAGRADA” DE LAS BURGUESÍAS NATIVAS, LA BUROCRACIA CASTRISTA, LAS DIRECCIONES REFORMISTAS, INCLUIDOS LOS EX TROTSKISTAS, EN EL FORO SOCIAL MUNDIAL: ¡POR UNA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE LOS TROTKSISTAS PRINCIPISTAS Y LAS ORGANIZACIONES OBRERAS REVOLUCIONARIAS!

 

El  enemigo de clase y las direcciones reformistas de todo pelaje que están a su servicio, han puesto en pie, con el Foro Social Mundial, un estado mayor altamente centralizado que actúa coordinadamente en América Latina y en el mundo, para contener a las masas y estrangular y expropiar su lucha revolucionaria y antiimperialista.

Pero el stalinismo que viene de entregar los estados obreros y reciclarse en burguesía, la burocracia castrista que se apresta a hacer lo mismo en Cuba, las burocracias sindicales del continente odiadas por las masas, no podían, por sí mismos, controlar a las masas y garantizar semejante entrega. Para legitimar al Foro Social Mundial, fue necesario el ingreso al mismo de los partidos de los liquidadores de la IV Internacional que, usurpando las banderas del trotskismo, las pusieran al servicio de ese objetivo.

Hoy, los ex trotskistas, devenidos en los nuevos stalinistas que pregonan el apoyo a los burgueses “progresistas” y los militares “patriotas”; los frentes con los imperialistas “democráticos” contra los “fascistas; no solo apoyan y sostienen desde la “oposición” estos gobiernos burgueses, sino que al igual que sus maestros stalinistas, ya están suministrándoles a los gobiernos burgueses ministros y funcionarios, como hacen en Brasil y Venezuela, para aplicar los peores planes contra las masas o levantando políticas de “oposición” donde toda acción obrera termina a los pies de los parlamentos, la justicia, etc., pero siempre a los pies de alguna variante burguesa.

Con la transformación de los ex trotskistas en una nueva hornada de menchevismo, en neostalinismo, la crisis de dirección revolucionaria del proletariado no ha hecho más que profundizarse, en momentos en que los pre-infartos sucesivos de las bolsas de Shangai, Wall Street y el mundo marcan el inicio de una nueva crisis de la economía mundial capitalista, cuestión que sin duda alguna, provocará nuevos acontecimientos agudos de la lucha de clases mundial, nuevos ataques contra las masas, nuevas guerras, nuevos combates del proletariado y los explotados.

El accionar de los ex trotskistas durante todo el primer lustro del siglo XXI, no será impune. Es que han sido utilizados, hasta la última gota, como limones exprimidos, por los regímenes burgueses, para legitimar al Foro Social Mundial y contribuir así, decisivamente, al estrangulamiento de la lucha de las masas. Esas corrientes no pasarán la prueba de los nuevos y convulsivos acontecimientos que se preparan y se cocinan a fuego lento en la crisis que se está abriendo y que, a no dudarlo, las arrojarán al basurero de la historia y no dejarán rastros de ellas.

Frente a ello, los trotskistas internacionalistas de la FLT que reivindicamos la teoría, el programa y el legado de la IV Internacional de su congreso de fundación en 1938, impulsamos la lucha por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias, es decir, de aquéllos que pasemos la prueba de los agudos acontecimientos de Irak; de los combates decisivos de la revolución boliviana donde comunismo y fascismo ya se ven la cara; de la traición del Foro Social Mundial que expropió la lucha antiimperialista de la clase obrera norteamericana y la puso a los pies del Partido Demócrata; de la lucha contra la estafa burguesa y antisocialista que es la “revolución bolivariana”; de los combates de Chile y Oaxaca; de la durísima y heroica resistencia de la clase obrera argentina contra el kirchnerato, etc. Una conferencia que sea un nuevo “Zimmerwald y Kienthal” del siglo XXI, un paso decisivo en el camino de volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista, en lucha sin cuartel contra esa internacional contrarrevolucionaria que es el Foro Social Mundial, cuyo accionar legitiman los renegados del trotskismo destructores de la IV Internacional.

Como parte de ese combate, en el continente americano, se trata de oponerle a la centralización del enemigo de clase y sus agentes -es decir, de las burguesías nativas, la burocracia castrista restauracionista y todas las direcciones reformistas, incluidos los ex trotskistas- la lucha por completar la tarea que, en los ’30, definiera la IV Internacional, y que quedara inconclusa: “…el proletariado de la América Latina no ha podido, no puede, no podrá luchar eficazmente por sus intereses de clase, sino en concurso del proletariado de los países imperialistas. Así pues para los bolcheviques leninistas, no hay ninguna tarea más importante que la de establecer la conexión y más tarde la unificación entre las diferentes partes de la organización proletaria del continente, creando un organismo tan bien construido que cualquier vibración revolucionaria de él acaecida en Patagonia, repercuta inmediatamente como transmitida por un sistema nervioso perfecto, en las organizaciones proletarias revolucionarias de los Estados Unidos. Mientras tal cosa no se realice la tarea de los bolcheviques leninistas en el Continente Americano, no se habrá llevado a cabo. (…) no podemos admitir sino una sola solución a los problemas de las masas trabajadoras de América Latina, ya que las tareas revolucionarias que podría haber cumplido la burguesía por no ser sino una sub-burguesía, es y será incapaz de cumplirlas, el establecimiento de los Estados Unidos Socialistas de la América Latina por medio de la toma del poder por el proletariado. Para esta toma del poder es indispensable el desarrollo rápido del proletariado latinoamericano, el que puede ser ayudado y acelerado más todavía por el Partido Revolucionario Obrero Bolchevique Leninista, que dentro de una nueva internacional, la IV Internacional, realizará la unificación proletaria continental”. (Revista Clave, N° 4, 1933, negritas nuestras).Esta es la tarea que tenemos por delante los trotskistas internacionalistas en el continente americano.Desde la Fracción Leninista Trotskista, asumimos este combate y lo ponemos sobre nuestros hombros.

 

Secretariado de Coordinación y Acción Internacional

de la Fracción Leninista Trotskista