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¡Basta de impunidad kirchnerista!
Con encarcelar a Etchecolatz y algunos genocidas no alcanza
¡Tribunales Obreros y Populares para juzgar y castigar a todos los genocidas de ayer y represores de hoy!
Escribe Paula Medrano
Hija de desaparecidos
Soy Paula Medrano, mi papá Hugo José Medrano y mi mamá Elba Nidia Videla son desaparecidos. Mi papá era delegado de Obras Sanitarias de La Plata y mi mamá estudiante de arquitectura. El 24 de noviembre de 1976 los milicos entraron en mi casa rompiendo la puerta y se los llevaron a los dos; yo tenía solo nueve meses y me dejaron en lo de una vecina.
Mis padres estuvieron detenidos y fueron torturados en la Comisaría 5ta. de La Plata. Nada más se sabe de mi mamá, pero mi papá estuvo en el Centro Clandestino de Detención conocido como “La Cacha” y según el testimonio Nº 03861, que consta en la Cámara Federal de La Plata sala 3ª, luego de haber sido torturado fue asesinado y enterrado en la estancia “La Armonía” de Arana, donde actualmente se asienta el regimiento 7 de Infantería.
En esa misma estancia estuvo detenido y fue torturado Julio López, el principal testigo en el juicio a Etchecolatz, que hoy lleva más de un mes de desaparecido.
Hoy me llena de indignación y de odio escuchar a los abogados de la izquierda, a organismos de Derechos Humanos y a algunos que se dicen revolucionarios, decir que hemos logrado un gran paso con el fallo contra Etchecolatz, porque él y algunos otros están presos. Pero… ¿y todos los demás genocidas? ¡Siguen libres!
Hoy festejan que la palabra “genocidio” fue incorporada en el fallo del juicio. Pero le falta una parte; a la palabra “genocidio” hay que agregarle “de clase”. Porque el genocidio fue contra la clase obrera por parte de un Estado burgués dirigido por su pilar, las FFAA, y el imperialismo yanqui. Mis viejos eran parte de esa clase obrera y de su lucha por liberarse de la explotación, y por eso fueron detenidos, torturados y desaparecidos junto a miles de compañeros.
¡Y hoy Kirchner y todos los que repiten como cacatúas que la condena a Etchecolatz es un “fallo histórico”, me quieren hacer creer y les quieren hacer creer a los trabajadores que metiendo preso a un genocida ya próximo a la tumba se hace justicia! ¡Pero si eso ya lo intentó Alfonsín con su CONADEP! Hicieron el Juicio a las Juntas Militares, donde condenaron a Videla y a algunos comandantes, pero dejaron a todos los genocidas libres con la Obediencia Debida, el Punto Final y luego con los indultos de Menem.
¡Quieren imponernos que aceptemos la cabeza de un solo represor como Etchecolatz –mientras miles de genocidas y asesinos de obreros siguen libres y en las calles-, a cambio de que ellos manden a pudrirse años en la cárcel a nuestros compañeros de Las Heras y a los luchadores de la Legislatura! ¡No lo vamos a aceptar! ¡No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos, porque la sangre obrera derramada no será negociada! ¡A los asesinos, la cárcel ya; y a los compañeros, la libertad!
Kirchner, después de haber apoyado los indultos de Menem, tiene hoy un nuevo plan de salvataje de las Fuerzas Armadas genocidas
Hoy Kirchner dice defender los derechos humanos y castigar a los genocidas, cuando apoyó los indultos de Menem. ¡Es un canalla hipócrita! Yo estuve en Las Heras junto a los trabajadores de Indus y a las mujeres, donde lo que se vivía era tal cual la dictadura militar: la burocracia marcaba a los activistas, autos sin patentes estacionaban frente a las casas de los compañeros, a las que entraban tirando la puerta a patadas. Golpeaban a los trabajadores delante de sus hijos y se los llevaban detenidos. En cada esquina adonde uno miraba había diez gendarmes, grupos de la GOE, etc. ¡Todo esto ordenado por el “defensor de los DDHH” Néstor Kirchner y la patronal imperialista de Repsol!
La represión en Las Heras me hizo recordar la de General Mosconi en el 2001, cuando la gendarmería comandada por el ex genocida Miranda invadía el pueblo como un verdadero ejército de ocupación contra los piqueteros del norte de Salta que luchaban por trabajo digno para todos. ¿Y dónde estaban todas las corrientes de la izquierda reformista, sus abogados y sus organismos de DDHH en ese momento? ¡Haciendo una conferencia de prensa en el “Salón de los Pasos Perdidos” del Congreso, aclarando que ellos no tenían nada que ver con los piqueteros salteños, y pidiendo a gritos junto al burócrata De Gennaro que hubiera elecciones en Mosconi y que se reimpusiera el “estado de derecho”!
Y, cuando el 24 de marzo pasado, desde Las Heras y junto a las mujeres de los compañeros presos, llamábamos a que vinieran delegaciones obreras y estudiantiles para poner en pie un comité de lucha nacional para enfrentar los métodos videlistas de Kirchner y luchar por la libertad de los compañeros… ¿dónde estaba la izquierda y sus abogados? ¡En Plaza de Mayo entregándole las banderas de la lucha contra el genocidio a Kirchner! ¡Marchando en un “frente democrático” contra la impunidad junto con los mismos partidos patronales que apoyaron el golpe y la burocracia sindical que le dio matones a la Triple A! ¡Así convalidaron por izquierda la política de Kirchner de imponer la reconciliación y consagrar la impunidad salvando a las FFAA genocidas!
Hoy, ante la desaparición de Julio López, la izquierda reformista insiste en que se puede luchar por su aparición con vida haciendo marchas junto a los organismos de DDHH y a las organizaciones que apoyan abiertamente al gobierno represor de Kirchner, como lo hicieron el 6 de octubre repitiendo la política de frente democrático del 24 de marzo.
Insisten, como lo volvieron a hacer en el acto del 18 de octubre, en plantear que “terminar con la impunidad de los genocidas es responsabilidad del Estado”. ¡Les siguen diciendo a los trabajadores que presionando y exigiendo al gobierno, a la justicia y al parlamento, es decir, a las instituciones del estado burgués se puede terminar con la impunidad, como si este estado genocida pudiera castigarse a sí mismo! Le exigen a la justicia patronal que expulse a los jueces y fiscales de la dictadura. ¡Pretender que la casta de jueces videlistas, peronistas y radicales se expulse a sí misma es una utopía propia de sirvientes del régimen!
¡No a la reconciliación!
¡Que todos los genocidas de ayer y represores de hoy se pudran en la cárcel!
Contra la “reconciliación” con los milicos genocidas que quiere imponer Kirchner encarcelando a Ethecolatz y algunos perros rabiosos para dejar libre al conjunto de los genocidas, yo digo: ¡NO NOS RECONCILIAMOS! Quiero juicio y castigo pero no de unos pocos; ¡quiero que todos los genocidas se pudran en la cárcel!
Porque hoy Kirchner y la justicia patronal condenan a Etchecolatz para salvar a todos los genocidas de la Policía Bonaerense. Etchecolatz no hizo todo el trabajo sucio él solo. Por eso ¡tienen que ir presos todos: el que dio las órdenes de secuestrar a mis viejos, la burocracia cómplice que se los marcó, el grupo de tareas de la bonaerense que los secuestró, todos los policías de la 5ta de La Plata, desde el que manejaba el auto hasta el que servía café mientras a mis viejos los picaneaban! ¡Exijo el juicio y castigo de TODOS los policías y militares que prestaron servicio durante la dictadura militar genocida! ¡Y también de Alfonsín, Menem, Duhalde, De la Rúa, Kirchner y todos los políticos patronales que apoyaron la dictadura, que le dieron miles de funcionarios, que después salvaron a los genocidas y que luego asesinaron a decenas de obreros en los últimos 23 años! ¡Hay que aplicarles la reversión de la carga de la prueba: que vayan todos a la cárcel hasta que demuestren su inocencia!
Por supuesto que nada de esto lo va a hacer esta justicia patronal. Para juzgarlos y castigarlos a todos: ¡hay que imponer Tribunales Obreros y Populares, integrados por familiares de los desaparecidos y por las organizaciones obreras combativas, donde sean los milicos genocidas los que tengan que demostrar que ellos no secuestraron, no torturaron ni asesinaron a mis viejos y a los 30.000 desaparecidos! ¡Solo así terminaremos con la impunidad!
Para imponer esta salida hay que romper con la subordinación al gobierno y la patronal que imponen la burocracia sindical y la izquierda reformista sirviente del régimen, y retomar el camino revolucionario de diciembre del 2001: ¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo! Porque solo la clase obrera, poniendo en pie sus organismos de autodeterminación, demoliendo este régimen infame de partidos patronales de la Constitución de 1853-1994 y tomando el poder en sus manos, expropiando a los expropiadores, podrá garantizar íntegra y efectivamente el castigo a los genocidas de ayer y represores de hoy.