Volver al índice DO 17 1940 * 20 de Agosto * 2006

 

LA JUSTICIA PATRONAL DE KIRCHNER
Y DEL RÉGIMEN DEL PACTO SOCIAL

Derrotando y ocupando Las Heras, metiendo presos a los trabajadores, e imponiendo junto con un puñado de patrones y burócratas sindicales de sindicatos completamente estatizados y convertidos en apéndices del ministerio de trabajo, las paritarias del hambre con su techo de aumento salarial del 19%, el gobierno de Kirchner, sirviente del imperialismo y la gran patronal exportadora, le propinaron dos duras derrotas a la clase obrera. Sobre esa base, el régimen del pacto social ha parido un “kirchnerato”, es decir, un gobierno “fuerte” en el que Kirchner –como representante de la Repsol, Cargill, Techint y demás monopolios y patrones del “frente exportador” que es el que tiene hoy la manija de los negocios en Argentina- actúa de árbitro entre los distintos sectores burgueses, y comanda con mano férrea el redoblado ataque contra los trabajadores y los explotados a los que necesita propinarles más y más duras derrotas.
En este ataque contra la clase obrera y los explotados juega un papel central la justicia patronal mandando a reprimir y encarcelando a todo aquel que ose levantarse contra las paritarias del 19%, que corte una ruta, que haga huelga luchando por sus derechos, etc.
Desde su asunción en 2003, Kirchner trató de fortalecer a la justicia patronal, que había quedado en crisis y totalmente deslegitimada ante las masas tras la lucha revolucionaria del 20 de diciembre y el que “se vayan todos”. Para eso debía convencer de que la justicia era imparcial y que el problema eran los jueces “corruptos”, “menemistas”, de la “mayoría automática”, etc. Primero cambió la Corte Suprema y destituyó a jueces “corruptos” reemplazándolos por otros supuestamente “probos”, “democráticos”, “garantistas” como Zaffaroni, para ir relegitimando a esa casta infame de jueces videlistas-peronistas-radicales que garantizaron la impunidad de los genocidas y los asesinos de la clase obrera, y santificaron la entrega del país al imperialismo.
Hoy, cuando gracias a la traición de la burocracia sindical de la CGT y el CTA y a la colaboración de la izquierda reformista, lograron sacar a la clase obrera de la escena, quedó absolutamente claro, por si hacía falta, que no hay dos “alas” de la justicia patronal –una “gorila”, y otra “garantista”, como les quiere hacer creer a los trabajadores la izquierda reformista- sino una sola y única justicia burguesa, de clase, al servicio de reventar a los obreros y los explotados, y de garantizar la propiedad privada, la ganancia y el dominio de los patrones.
Por si hiciera falta, la elevación a juicio de la causa por las coimas en el senado para votar la Reforma Laboral del gobierno de la Alianza, también conocida como “ley Banelco”, muestra una vez más con claridad toda la hipocresía de la justicia patronal (ver recuadro).

La cínica utilización de la memoria de los mártires obreros de los ’70 para pasar el peor ataque contra la clase obrera

Pero lo más cínico e inmundo, es que nunca se había visto tanta utilización de la lucha y la memoria de los mártires de la clase obrera y los explotados asesinados por la Triple A y por la dictadura videlista en los ’70, para lanzar semejante ataque contra los trabajadores. El circo de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final para que “pueda actuar la justicia”, el Museo de la ESMA, el abierto apoyo al gobierno por parte de los organismos de Derechos Humanos que hoy dicen que “ya no hay un enemigo en la Rosada”, la apelación permanente de Kirchner en sus discursos a los desaparecidos, etc., fue utilizado de la manera más cínica para fortalecer al gobierno, al régimen y a sus instituciones como la justicia patronal, para que ahora pueda pasar a la ofensiva contra la clase obrera y los explotados.
El papel de la justicia patronal en este “kirchnerato” que se ha impuesto, se mostró con absoluta claridad ya en Las Heras: allí fue la jueza Ruata de Leone la que encabezó el ataque videlista contra los trabajadores y el pueblo, imponiendo de hecho un estado de sitio con las tropas de Gendarmería actuando como un ejército de ocupación y con las bandas de servicios de inteligencia y matones de la burocracia sindical aterrorizando a los trabajadores a semejanza de la Triple A en los 70, y encarcelando a 19 compañeros, de los que seis todavía siguen presos. Violó, con el consentimiento del gobierno y la “oposición”, todas las leyes que dicen defender empezando por la Constitución, incentivó la tortura, el secuestro, etc., todo en nombre de la “justicia”, el “orden” y la “paz social”.
Poco tiempo después, un juez ordenaba también desalojar a los palazos limpios a los tercerizados del Subte que se habían tirado a las vías luchando por el pase a convenio de la UTA y diez compañeros fueron detenidos. Lo mismo hicieron contra los obreros de Cargo-Renault que se sublevaron contra la patronal y la burocracia sindical, y que hoy se encuentran despedidos y procesados.
Hoy, esta justicia patronal absuelve a Ibarra de su responsabilidad en la masacre de Cromañón, al tiempo que les abre causas judiciales a los padres y familiares de las víctimas como hicieron con Norma Ortiz de Bonomini y otros padres, denunciados por amenazas por la jueza María Angélica Crotto, ¡la misma que absolvió a Ibarra! (ver recuadro).
Es la justicia de los patrones, los monopolios y el gobierno de Kirchner que revienta a la clase obrera, la manda a reprimir a encarcelar cuando sale a lucha, la que tiene a los hijos de los trabajadores llenando las cárceles, mientras todos los asesinos, represores, ladrones y entregadores de la nación están sueltos y libres de culpa y cargo.
Por eso deja libres a los banqueros que se robaron los ahorros de los trabajadores y el pueblo, pero mantiene como rehenes a los compañeros presos en Las Heras y a decenas de presos políticos, y que tiene a más de 5000 luchadores obreros y populares procesados con la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas. Por eso le garantiza la impunidad a los empresarios asesinos como Taselli, el verdugo junto con Kirchner de los 14 mineros de Río Turbio, mientras tiene las cárceles repletas de hijos de trabajadores y reprime a la juventud. Por eso absuelve a De la Rúa, el asesino de los mártires del 20 de diciembre de 2001, de la misma manera que deja libre e impune a Eduardo Duhalde y todos los políticos patronales que planificaron minuciosamente la masacre de Puente Pueyrredón donde cayeron asesinados Kostequi y Santillán.
En este contexto, el juicio y prisión a unos pocos represores ya gerontes –como el “Turco” Julián- no son más que los últimos fuegos de artificio del gobierno de Kirchner, el régimen infame y su justicia patronal, mientras redoblan su ataque contra la clase obrera y los explotados para redoblar la superexplotación en las fábricas, hundir el salario, y de esta manera, mantener el actual ciclo de crecimiento económico y garantizarse la continuidad de sus fabulosas ganancias. Porque aunque se descuelguen los retratos de Videla, Massera y demás genocidas del Colegio Militar, la “nueva” oficialidad de las fuerzas armadas y de represión del estado burgués son la continuidad de los asesinos de la dictadura militar, como lo demostraron allanando las casas de los obreros, torturando y sembrando el terror en Las Heras.

El papel de la izquierda del régimen:
envenenar la conciencia de los trabajadores y llamarlos a confiar en la justicia patronal

Pero este kirchnerato no se habría impuesto, ni se habría podido hacer semejante utilización de los mártires obreros de los ’70 para fortalecer al gobierno, al régimen y la justicia patronal, sin la colaboración de las corrientes de la izquierda reformista –incluidos los renegados del trotskismo.
En primer lugar, porque fueron estas corrientes las que el 24 de marzo pasado le entregaron a Kirchner las banderas de la lucha por el castigo a los genocidas de ayer y de hoy, marchando en común con los “piqueteros K” como D’Elía de la FTV y los castristas de Barrios de Pie, apaleadores de obreros en lucha como en Tucumán y Rosario; con Pérez Esquivel, Carlotto y demás kirchneristas y con los representantes de los partidos patronales que avalaron el golpe genocida, salvaron a los milicos y luego continuaron con su política de entrega de la nación al imperialismo. Así le permitieron pasar su plan de reconciliar a los explotados con los partidos patronales de la Constitución de 1853-1994 que avalaron y sostuvieron a la dictadura militar y salvaron a los genocidas.
¡Fue esta izquierda reformista la que le entregó a Kirchner la lucha, la memoria y la sangre de los mártires obreros y populares de los ’70, que éste utiliza hoy para pasar el peor de los ataques contra los explotados!
No se podía esperar otra cosa de esa “comparsa rebelde” sirviente del régimen que es la izquierda reformista, que tienen el triste mérito de haber sido consecuentes en envenenar la conciencia de los trabajadores llamándolos permanentemente a que confiar en las instituciones de este régimen infame, en el Ministerio de Trabajo y sus “conciliaciones obligatorias”, en la legislatura (Cromañón) y sus leyes, o a que presionando a los jueces “garantistas” podría haber una resolución favorable a sus intereses.
Fueron estas corrientes las que se encargaron de pasear por todo el país a Navarro (que, orgulloso, recuerda su pasado de militante del stalinismo), para que les dijera a los trabajadores que había que lamentar la muerte del “compañero policía Sayago” y pedir que interviniera la justicia igualando en ese acto a los represores con los reprimidos, ocultando a los trabajadores el carácter de clase del estado burgués y sus instituciones. Ocultan que el estado es una máquina de opresión burguesa para garantizar la explotación obrera formada por las instituciones como la justicia y por las “bandas de hombres armados”, como la policía. Engañando a los trabajadores, llamaron a que interviniera la justicia... y la justicia intervino, con la Ruata de Leone, y fueron los obreros los que terminaron con sus huesos en la cárcel.
Y mientras la justicia mantiene como rehenes a nuestros compañeros presos y procesa a los luchadores obreros y populares, la izquierda reformista se limita a exigir que el parlamento vote una ley de amnistía o desprocesamiento, en vez de imponer mediante una lucha unificada de nuestra clase, la libertad de nuestros compañeros.
De la misma manera, tras la masacre de Avellaneda llamaron a conformar una Comisión Investigadora Independiente y abrieron expectativas en que Kirchner abriría los archivos secretos de la SIDE, y se dedicaron a hacer cada día 26 marchas de presión a la justicia para castigar a los asesinos de Kostequi y Santillán. Los resultados están a la vista: la Comisión investigadora fue un fiasco, los “archivos secretos de la SIDE” resultaron ser recortes de diarios, y la justicia patronal condenó a los policías Franchiotti y Acosta (los “perros rabiosos”) y dejó libres e impunes a Duhalde y el resto de los políticos patronales que planificaron la masacre. ¡Y sin embargo, hoy insisten en la misma política de fomentar ilusiones en la justicia patronal, como hace el PO que ahora dice que hay que confiar en el juez que “desempolvó el expediente” de la denuncia de la madre de Kostequi en 2002 que permitiría procesar a Duhalde, Solá y demás!

¡Libertad a los presos de Las Heras y a todos los presos políticos! ¡Desprocesamiento de los luchadores obreros y populares perseguidos por la justicia patronal!

Desde Democracia Obrera, por el contrario, llamamos a los trabajadores a no depositar la más mínima confianza en esta justicia patronal antiobrera y salvadora de los genocidas, que jamás podrá hacer justicia para la clase obrera y los explotados.
La tarea de castigar a todos los milicos genocidas, a los represores y asesinos de los trabajadores de ayer y de hoy, a los políticos patronales que entregaron el país al imperialismo, a los asesinos de los pibes de Cromañón; la lucha por arrancar de la cárcel a los compañeros presos, queda en manos de la clase obrera, con sus organizaciones y métodos de lucha. ¡Libertad a los presos de Las Heras y a todos los presos políticos! ¡Desprocesamiento de los luchadores obreros y populares perseguidos por la justicia patronal!
Solo la clase obrera con su lucha, destituyendo a la casta de jueces vitalicios e imponiendo Tribunales Obreros y Populares podrán castigar a los responsables del genocidio y de la represión a los trabajadores, a los empresarios asesinos que imponen el terror en las fábricas, y a los políticos patronales que le entregaron y le entregan la nación al imperialismo, aplicando la reversión de la carga de prueba: son todos culpables de antemano! ¡que sean los De la Rúa, los Duhalde, etc., los empresarios asesinos como Taselli y compañía los que tengan que demostrar su inocencia! •

Comité Redactor