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Columna de Opinión
- 26 de noviembre de 2020


Maradona o la construcción
de una épica en la era capitalista

Por Eliza Funes, del Consejo Editorial de la Editorial Socialista Rudolph Klement

 

La épica, que puede rastrearse desde la antigüedad griega y romana, es un género literario que se caracteriza por constituirse, a partir de hechos históricos o ficticios, por los relatos de hechos grandiosos de héroes que representan los ideales de una clase aristocrática para aglutinar a una sociedad, a los pueblos, asociando a estos héroes con los orígenes, la idiosincrasia y el destino de un pueblo. Pero la épica trasciende los marcos de la literatura.
Con la creación de los estados burgueses nacionales, está ideología se extendió  y la burguesía se apoyó en ella para crear lazos de pertenencia en el pueblo y se buscó a sí misma los héroes bajo los cuales el pueblo debía identificarse y glorificar.
Así, por ejemplo, Rodrigo Díaz de Vivar, el Mío Cid, fue convertido en el héroe de la Península Ibérica, aquel que buscaba la honra y luchaba contra los moros para convertirse en el súbdito más abnegado del rey.
En Argentina, el gaucho Martín Fierro se convirtió en figura aglutinadora, pero no en la primera parte, en la Ida del gaucho malevo, rebelde y desertor, sino con la Vuelta, la segunda parte, la del gaucho asimilado, obediente y manso. Este era el modelo que la ideología burguesa presentaba como ejemplo, canon y modelo a seguir.

Un crítico literario, cuyo nombre no viene al caso, estableció a través del estudio de los cantares épicos de los diversos pueblos, cuál era el camino del héroe: desde el exilio o un punto de partida denigrado, el recorrido de sus hazañas para redimirse, y un final en que alcanza el éxito y la gloria.

El capitalismo construyó alrededor de la figura de Maradona una épica a la medida de sus intereses, signada por la meritocracia: aquel pibe de barrio, que entre gambeta y gambeta, hazañas y hechos heroicos alcanzaba la cumbre. Pero la ideología de la burguesía, como sabemos los marxistas, parte de la superestructura que utilizan para doblegar a los explotados, no es más que eso: fraseología, una farsa para engañar al pueblo.
Quieren que creamos que la “hazaña” del Diego fue meterle un gol a los ingleses, mientras  detrás de ello se esconde la entrega vergonzosa de las Malvinas Argentinas a la Corona Inglesa.

Y Maradona, presentado como héroe, alcanzó la “gloria” y el “éxito” que en la sociedad capitalista es el ascenso al poder, a la propiedad y a las enormes riquezas.
Maradona, el real, realizó la proeza de ser burgués, de codearse con el poder porque era y fue el poder: de Videla a Menem, Cavallo, Morales, Chávez y Maduro, Castro, los Kirchner e inclusive los grandes dictadores sanguinarios de Medio Oriente se contaban entre sus amigos. Las fiestas de la opulencia de los de arriba eran las fiestas del “héroe” Maradona, como lo fue el ostentoso casamiento del hijo de Khaddafy, el asesino dictador del pueblo libio, quien le entregaba sus ropas a Maradona, mientras hundía en la miseria y mataba a los explotados libios.

Hoy, la burguesía presenta al “héroe” al que hay que rendirle pleistesía, al canon, al “representante” de valores y moral burguesa. Bajo su figura se engaña al pueblo.

La izquierda argentina, asimilada totalmente a la burguesía y su ideología, le copia sus gestos y sus engaños y hoy pintan a Maradona, de pies a cabeza, como un “héroe popular” “porque el pueblo le rinde homenaje”. Una vergüenza.
El pueblo le rinde homenaje a Dios, glorifica a los santos y al Sumo Pontífice y cientos de miles de explotados peregrinan y se persignan, y no por eso los marxistas veneramos a Dios ni a la Iglesia.

Los marxistas sabemos de qué se trata. Maradona, la creación épica del capitalismo, era ni más ni menos que un gran burgués, propietario de empresas y de marcas, multimillonario rodeado de opulencia, bien cerca de los poderosos, y bien lejos del pueblo.

Respetamos el sentir de los explotados, pero no por ello caeremos en la falsa creencia de un “héroe” a la medida del capitalismo. Los marxistas revolucionarios diremos la verdad, mal que les pese a los izquierdistas del régimen.

 

 

Ni Dios, ni héroe. Maradona fue un fiel representante de la burguesía y de los patrones nacionales e internacionales, aunque le pongan una túnica y saluden al cielo en su nombre.

 

Por Eliza Funes, del Consejo Editorial de la Editorial Socialista Rudolph Klement

 

 

 

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