27 de marzo de 2024
Compañeros del Grupo Comuneros de Cali (Colombia):
Abramos un debate de las diferencias políticas
que han surgido sobre bases leninistas
En defensa de la teoría y el programa de la IV Internacional
Durante los meses de enero y febrero se abrió una crisis en la relación de ustedes con la FLTI. (...)
Como veremos en esta carta que les enviamos, creemos que esta crisis es la expresión de agudas diferencias políticas que surgieron ya desde el mes de julio del año pasado, cuando se planteó escribir las lecciones de la situación revolucionaria de 2021 en Colombia y el balance de los ’70 y los ’80 de la izquierda colombiana.
Estas diferencias políticas han pegado un salto enorme en vuestro último periódico y la aclaración que realizan sobre el mismo. Dichas posiciones las consideramos extraídas del arsenal de las corrientes stalinistas que tienen enorme peso en la vida política de Colombia y son las que fundamentalmente sostienen al gobierno de Petro y su Pacto Histórico.
Leímos y volvimos a releer estos materiales. También nos dedicamos a estudiar seriamente las posiciones de Petro, el Partido Comunista Colombiano y las FARC sobre el balance de la situación de los ’80 y el rol del sionismo en aquella década y en la actualidad, y a decir verdad, no notamos diferencias sustanciales con las posiciones centrales que ustedes han adoptado ahora en vuestros últimos materiales.
En el curso del debate se verá si este es un proceso consciente de giro político de ustedes a vuestro origen o bien, si se están adaptando y en este caso necesitan del contrapeso de una lucha política leal y abierta. Pierdan cuidado que si nos convencen, rectificaremos lo que aquí estamos afirmando.
Esta crisis se expresó con un malestar político-organizativo y de las relaciones camaraderiles. Pero esto ha resultado ser, en el terreno de la construcción de nuestra corriente, la consecuencia de las diferencias políticas que ahora han salido a la luz.
Pues bien, vayamos al debate político. Aclaramos que no vamos a discutir con diplomacia, como no esperamos que lo hagan ustedes. Repudiaremos todo tipo de incidentes organizativos que intenten impedir este debate de las diferencias políticas que se han abierto.
En un anexo a esta minuta, solo dejaremos constancia de cómo se abrió esta crisis, sobre lo cual volveremos solo una vez que esté clarificado el debate político.
Por su parte, ustedes han decidido unilateralmente, sin profundizar la discusión política, proclamarse grupo “simpatizante de la FLTI”. Tomamos nota de ello. Con mucha más razón, hay que clarificar este debate de cara a la vanguardia.
Vuestros últimos materiales han sido publicados en la sección Destacados de nuestra página web, cuestión que ustedes no hicieron con las decenas de declaraciones políticas que sacó la FLTI frente a la cuestión ucraniana, palestina, argentina, siria, del Congo, etc. Ni siquiera participaron de la jornada internacional por el 13° aniversario de la revolución siria.
Asimismo, el hecho de que no hayan presentado durante 8 meses unas tesis trotskistas sobre el balance de los ’80 en Colombia y de la enorme traición del castrismo y el stalinismo, la corriente de la cual ustedes provienen, es una expresión más de que, efectivamente, lo que existen son diferencias políticas.
“El régimen de un partido está determinado por el programa y la orientación del conjunto del movimiento”
¿Cómo organizar una discusión seria entre marxistas cuando estalla una discusión metodológica?
Proponemos comenzar de entrada discutiendo las diferencias políticas puesto que esto es la base para recomponer toda relación organizativa entre ustedes y la corriente.
Nos unificaron programas, balances históricos, principios y estrategia marxista. Reafirmamos que la crisis actual es que comienza a haber diferencias sobre ello.
En las discusiones contra Burnham y Schatman ya entrado 1940, plagadas por miles de maniobras y pequeñas rencillas inventadas por esta fracción de derecha, Trotsky aconsejaba dejar asentadas las diferencias metodológicas para entrar de lleno en las discusiones políticas y teóricas que estaban en cuestión en aquel momento en el SWP norteamericano.
Es que como plantean inclusive las mismas tesis de la Revolución Permanente, las diferencias metodológicas y los estallidos en el régimen de una corriente revolucionaria, expresan diferencias políticas. Es decir, el régimen partidario es un subproducto de la política y el programa del movimiento revolucionario.
Luego de tomarnos un tiempo prudencial de estudio sobre todas las cuestiones que están en debate es que les escribimos sin demora esta carta. Contamos con la colaboración de otros camaradas de Colombia y de diferentes dirigentes de la FLTI que hicieron un balance minucioso de todas las declaraciones que sacó nuestra corriente sobre la cuestión colombiana desde su surgimiento y que hicieron posible una fusión principista con ustedes.
Consideramos que vuestro último periódico de febrero de 2024 y la nota con enmiendas al mismo que enviaron el 26 de marzo, titulada “Respuesta y aclaración a las divergencias con el contenido del periódico Comuneros”, son el centro de este debate.
Tenemos asimismo en nuestro poder todas las declaraciones oficiales de la dirección de las FARC (y también de sus sectores “disidentes”), del Pacto Histórico y de Petro, junto a las elaboraciones principistas de nuestra corriente sobre la cuestión colombiana, con las que creíamos que seguíamos acordando con ustedes.
Luego de leer estos materiales empezamos a darnos una primera impresión (esperemos estar equivocados) de por qué ustedes no intervinieron en nuestra última jornada internacional en el 13° aniversario de la revolución siria y su negativa a publicar nuestras declaraciones oficiales, como vimos más arriba.
Les estamos adjuntando los documentos que contienen el balance y las lecciones revolucionarias que, desde el trotskismo, sacó nuestra corriente sobre Colombia en las últimas décadas, a partir de los cuales nos fusionamos.
Por si las han extraviado, les enviamos entonces las tesis de 2008 sobre Colombia, que son las que ustedes firmaron cuando nos fusionamos en el año 2011. Junto a esto, también adjuntamos la declaración que sacamos en común sobre la experiencia de la Brigada Simón Bolívar con cuadros históricos fundacionales del trotskismo colombiano.
Además, en la página web se encuentran diversas declaraciones que hemos sacado sobre Colombia, que pueden extraerlas de allí.
Vuestros dos últimos materiales, el periódico y el intento de corrección al mismo, los aproxima a una adaptación al stalinismo y al gobierno de frente popular
Vayamos al grano:
Si hay algo que ya está claro es que en estos últimos materiales que están en discusión fue donde ustedes terminaron de escribir vuestro verdadero balance de los ’80 en Colombia.
Cuando salió vuestro último periódico, lo primero que nos sorprendió fue el grado de confusión y desorden que tiene en sus páginas para que pueda ser leído por todo obrero serio. Les aclaramos esto por si lo quieren corregir. Inclusive, tiene fecha 28 de octubre de 2023, cuando lo sacaron en febrero de 2024.
La página 2 se continúa en la página 9 (donde no dice que viene de la página 2). La página 10 pasa a la página 7 y sin embargo también la página 8 pasa a la página 7. Esto vuelve realmente engorroso a cualquier lector poder seguir su material. Nosotros nos tomamos el trabajo de pasar a Word todos los artículos para ordenarlos y así poder estudiar tal cual son vuestras posiciones.
A decir verdad, las únicas páginas que mantienen una coherencia numérica, y creemos que también política, son de la 3 a la 6, que giran alrededor de que habría sido el sionismo el que organizó y dirigió política y militarmente al paramilitarismo en Colombia, refiriéndose a Rafael Eitan y Yair Klein, dos miembros de la Mossad. En este artículo, indudablemente, ustedes desarrollan vuestro verdadero balance de los ’80 que, a decir verdad, desconocíamos totalmente durante los últimos 12 años.
Ustedes tienen la misma posición de Petro, el presidente de Colombia, que viene de afirmar: “Ni los Yair Klein, ni los Raifal Eithan podrán decir cuál es la historia de la paz de Colombia. Desataron la masacre y el genocidio en Colombia… Algún día el ejército y el gobierno de Israel nos pedirán perdón por lo que hicieron sus hombres en nuestra tierra desatando el genocidio”.
Esto lo dice ese sinvergüenza burgués de Petro que en los ’80 se rindió y entregó a sus propios compañeros, que luego fue alcalde de Bogotá y que firmó mil y un pactos de “conciliación” entre las FARC y los gobiernos de turno, que se escribieron con la M de muerte. Y eso es lo que vamos a demostrar.
Aducir que el sionismo dirigió el genocidio en Colombia, y no que fue una pieza más bajo el mando del imperialismo yanqui y sus bases militares, no es solo una lavada de ropa a los yanquis, de los cuales Petro es un sirviente, sino también a las traiciones del castrismo y la dirección de las FARC, y a los asesinatos de la casta de oficiales del ejército y la burguesía “tradicional” colombiana.
Nos enteramos que ahora, para ustedes, y tal como dice Petro, fue el sionismo la dirección política y militar de los paramilitares que luego con Uribe consumaron el genocidio en Colombia y configuraron un nuevo tipo de estado, un “narco-estado”.
De entrada digamos que el sionismo es un enclave de los yanquis en Medio Oriente, un portaaviones de tierra de las petroleras instaladas allí. No es un país imperialista como para definir los destinos de Colombia ni de otro país de América Latina y el mundo, más allá del rol específico que le dan sus amos, el imperialismo angloyanqui, que financian con más de 10 mil millones de dólares al año al estado de Israel (que tiene una población de 7 millones de sionistas). La verdad que lo que Petro plantea sobre el rol del sionismo, y ustedes se hacen eco, no tiene nada que ver con la realidad.
No inventamos nada. Es lo que ustedes afirman y desarrollan en el artículo “Israel capacita a las fuerzas especiales del ejército colombiano en 1980”, que adjuntamos a este documento.
De verdad, consideramos que esto no es tan solo un dislate, sino que han adoptado parte del bagaje pseudo-teórico del stalinismo y en particular, de la dirección de las FARC, que así busca justificar sus mil pactos de traición y entrega de la guerra campesina y del movimiento obrero colombiano desde hace décadas.
Es decir, no solo reconstruyen la historia de la tragedia colombiana y sus lecciones con el bagaje que les entrega Petro, sino que también lo hacen y se adaptan directamente a los stalinistas entregadores de la guerra campesina.
Aquí reproducimos por ejemplo una de las tantas declaraciones de las FARC-EP “Segunda Marquetalia” de 2021 donde afirman que “Colombia es el primer narco-estado del planeta”. Esta aberración stalinista le da a ese “narco-estado” la particularidad de ser dirigido por “mafias”.
Esta caracterización totalmente antimarxista no es más que una excusa de las FARC, que buscan a los burgueses “democráticos” y “progresistas” para impulsar un “frente anti-mafia” para terminar con ese “narco-estado” asesino. De allí el invento de su nueva categoría de “narco-estado”. Así justifican, insistimos, sus pactos contrarrevolucionarios de los ’80, los ’90 y durante todo el siglo XXI con fracciones que ellos llaman “democráticas de la burguesía, no contaminadas por los narcos”, con las cuales firmaron mil y un acuerdos con la letra M de MUERTE y T de TRAICIÓN.
Hoy ustedes repiten esa caracterización pseudo-teórica sobre el “narco-estado”, sin decir de dónde la toman. Eso no es serio. Nos parece una forma de presentar de manera oculta una teoría-programa extraída del arsenal del stalinismo, no de las posiciones principistas que conquistamos en común.
Les adjuntamos la declaración de las FARC-EP del 15 de julio de 2021, titulada: “Al carajo el narco-estado. ¡Somos el primer narco-estado del mundo! Ese título ya no nos los quita nadie gracias a Uribe y a Duque”.
Más abajo la dirección de las FARC se pregunta: “¿Cómo pudimos los colombianos aceptar, sin chistar, que un personaje financiado por dineros del narcotráfico colectados por su amigo el Ñeñe Hernández, ocupara el máximo cargo de la nación? No nos digamos mentiras; este país lo gobierna la mafia. Tenemos que pellizcarnos; y si no lo hacemos nosotros mismos ¿entonces quién?”
El núcleo de revolucionarios de Cali se ha “pellizcado” para reaccionar, tomando del stalinismo su pseudo-teorías que, como seguimos insistiendo, solo justifican sus “pactos de reconciliación”… Antes de ver lo que han escrito ustedes en vuestra nota donde enmiendan vuestro periódico luego de “pellizcarse”, hay que hacer previamente una aclaración.
La declaración pública de las FARC-EP “disidentes” fue escrita en el medio del fuego del levantamiento revolucionario de las masas colombianas de 2021, que fuera traicionado por esa lacra stalinista y puesto a los pies del gobierno burgués de Petro, que dejó intactos y les garantiza los negocios a todas las pandillas burguesas de Colombia y en primer lugar, a Wall Street con sus 9 bases militares y al FMI, el más grande acreedor de esa nación, a quienes se reportan todas las fracciones políticas y militares de la burguesía colombiana.
Demasiados cadáveres de la valiente juventud de Colombia aparecieron flotando en los ríos, mientras muchos luchadores aún hoy siguen en prisión, como para que los revolucionarios nos callemos que estos traidores, denunciando al sionismo y los paramilitares, buscan reeditar la vieja política de “frente anti-fascista” del stalinismo. Así quieren lavarse la ropa sucia de sus pactos contrarrevolucionarios con el imperialismo y las FF.AA. asesinas de Colombia, de las cuales los paramilitares son un batallón fascista de operaciones especiales y los cuadros de la Mossad que los entrenan, mercenarios pagos por las cúpulas del poder en Colombia.
Recordemos que Stalin era un especialista en los “frentes democráticos anti-fascistas”. Los hizo con Churchill y Roosevelt en la Segunda Guerra Mundial “contra Hitler”, para garantizarle a sus aliados “democráticos” de Inglaterra, Francia y EEUU que la clase obrera no tomaba el poder en los países imperialistas centrales, ni durante ni después de la guerra.
En esta pseudo-teoría y programa se asentó el régimen infame de Yalta en la segunda postguerra, mientras que antes, en los años ’30, con el pacto Stalin-Laval se provocaron las peores derrotas a la Guerra Civil Española y a la revolución francesa.
De eso se trata esa charlatanería bravucona “anti-fascista” y “anti-paramilitarismo” de las “disidencias” stalinistas.
Las FARC quieren que las masas se “pellizquen” para enfrentar a las “mafias”, pero que se duerman para que sus procesos revolucionarios sean expropiados por Petro y las otras pandillas burguesas que son los que hoy están salvando al régimen de las bases militares yanquis en Colombia.
Esa declaración stalinista es una infamia porque las FARC quieren encubrir que desde hace décadas vienen pactando con Duque, Santos y Uribe, que regaron Colombia de sangre obrera y campesina.
Quieren ocultar, como veremos más abajo, que fue el stalinismo de La Habana y los “bolivarianos” los que marcaron las coordenadas, para que Uribe masacre en 2008 a la dirección de las FARC en Ecuador, que estaba firmando el “pacto de paz”…
Camaradas, están a un paso del precipicio, tomando vituallas, quizás sin saberlo, de las “disidencias”.
Vamos a vuestra posición (luego de “pellizcarse”) sobre la caracterización que tienen de Colombia hoy. Para nosotros esta está extraída del arsenal del stalinismo y jamás la habían planteado durante años. Ustedes afirman:
“El segundo aspecto que queremos resaltar, y es tal vez una visión que hasta el momento, ninguna organización sería [sic] ha abordado, es que con la actuación del paramilitarismo, se reconfiguró o se moldeó una estructura estatal que se ha denominado Estado narco-paramilitar colombiano, es decir, se presenta una transición del estado burgués clásico, regido por las elites tradicionales poseedoras que llamamos de abolengo hijas de la nobleza vasalla de los borbones, conciertos niveles de cultura que transmitieron en varias generaciones cuando usufructuaban el poder estatal de generación en generación; pero, en las elecciones, del año 2.002 sufre una gran metamorfosis con el acceso al gobierno de un sector de mafias [tal cual plantean las “disidencias”, NdeR] con una posición ultraderechista que utilizaron métodos fascistas, en cabeza de varios partidos la U y Centro Democrático en cabeza de Uribe, mediante el fraude electoral, con el que cubren su verdadera faceta, mostrando un carácter "democrático", mientras en la realidad se da inicio a todo un período caracterizado por el avance de las bandas criminales fascistas…” (“Respuesta y aclaración a las divergencias con el contenido del periódico Comuneros”, negritas nuestras).
Hablemos claro. En su nota ustedes plantean que no hay “ninguna organización seria que haya abordado la existencia de un estado narco-paramilitar colombiano”… Eso no es así.
Ustedes conocen, como nosotros, la declaración de las “disidencias” stalinistas que plantean exactamente lo mismo que ustedes, incluida la caracterización de que serían las “mafias” (y no sectores burgueses) las que controlarían ese “estado narco-paramilitar”. Otra gran similitud con la “disidencia” stalinista. ¿Casualidad?
Como vemos, están tomando y haciendo suya la pseudo-teoría de la existencia de un nuevo tipo de estado, un “narco-estado” en Colombia. Pero ello tiene consecuencias programáticas porque es la justificación que tiene el stalinismo, como ya vimos, para someter a las masas al “frente democrático” de Petro y a su “plan de reconciliación”, que es el que hoy garantiza la permanencia de las bases militares yanquis y el salvataje de todos los asesinos y genocidas del pueblo colombiano.
Lenin afirmaba que la posición ante el estado definía el carácter de toda corriente revolucionaria. Lo de ustedes, camaradas, es lamentable. Quieren hacer pasar como una “innovación” en el movimiento trotskista las elaboraciones de los traidores stalinistas de Colombia. Con razón, durante meses no pudieron escribir nada serio sobre la tragedia colombiana desde el punto de vista del marxismo revolucionario. No podían encontrar ninguna declaración ni programa de la FLTI para justificar su política actual.
Más en concreto nos referimos, por ejemplo, a documentos de nuestra corriente internacional del año 2008, cuando publicamos diversos trabajos sobre Colombia, como la declaración del Suplemento Especial de “El Organizador Obrero Internacional” del mes de agosto, donde definimos la “Operación Jaque de Chávez, Fidel Castro y el Foro Social Mundial contra la resistencia colombiana”, que fueron las bases principistas de nuestro proceso de fusión y que hoy han dejado abiertamente de lado.
Anteriormente, en el mes de marzo de 2008, habíamos editado un documento estratégico, publicado en “El Organizador Obrero Internacional” N° 7 - Parte 1, que son las tesis que mencionamos al inicio de este documento.
En él denunciamos cómo el chavismo y el castrismo fueron los que marcaron las coordenadas a Uribe y las “mafias colombianas” (como dicen ustedes) de toda la cúpula de las FARC, que estaba en Ecuador discutiendo los “acuerdos de paz”. En territorio ecuatoriano, la Fuerza Aérea colombiana masacró a toda la dirección de la guerrilla. Colombia invadió Ecuador. Allí fue asesinado el máximo dirigente de las FARC, Reyes.
Una semana después se desarrollaba la reunión del Grupo Río, donde participaron los “bolivarianos” Correa, Chávez, Morales y Cristina Kirchner y por supuesto, el resto de los gobiernos burgueses de América Latina, Uribe entre ellos. El enorme incidente diplomático entre Colombia y Ecuador, terminó en un gran abrazo entre Uribe y Correa, mientras Chávez afirmaba que había que confraternizar puesto que había negocios para todos: el precio del barril de petróleo se había disparado a 140 dólares.
Así se impuso el “plan de paz”. Y si no nos equivocamos, a la Fuerza Aérea colombiana no la manejan los paramilitares.
Las batallas de la FLTI contra los pactos contrarrevolucionarios en Colombia y toda Centroamérica
Camaradas, insistimos, ustedes votaron en el II Congreso de la FLTI de 2011, esas declaraciones contra el castrismo y su pacto con el imperialismo y las burguesías latinoamericanas, que incluía la entrega abierta de la lucha obrera y campesina y terminaba de asentar la “Operación Jaque Mate” con el pacto de la “paz de los cementerios” en Colombia.
Les recordamos que los ejes de la declaración de la FLTI sobre el asesinato de Reyes y los militantes de las FARC en Ecuador plantean:
“¡Hay que derrotar a Uribe y sus tropas de ocupación, gendarmes de Bush y los yanquis en América Latina!”
Más abajo, el título de esa declaración de la FLTI dice la verdad sobre lo ocurrido con el genocidio colombiano:
“BAJO LA DIRECCIÓN DE LA OEA, DE BUSH, EL TIAR Y EL GRUPO RÍO, SE DIO UN FINAL FELIZ PARA URIBE, CORREA, CHÁVEZ Y DEMÁS REPRESENTANTES DE LAS BURGUESÍAS NATIVAS Y LAS TRANSNACIONALES IMPERIALISTAS… Para ellos, la sangre y los sufrimientos de las masas obreras y campesinas son una simple moneda de cambio para sus negocios”.
La agitación de esa declaración que firmamos en común termina diciendo:
“¡Basta de ‘Revolución Bolivariana’, entregadora de la lucha antiimperialista de la clase obrera y los campesinos pobres de América Latina!”
En estas citas que reproducimos definimos con claridad el tipo de estado que existe en Colombia, es decir, un estado burgués cuasi-colonial, sometido de forma directa a la OEA, al imperialismo, al TIAR y al Grupo Río, y monitoreado por las bases yanquis que junto a las de Honduras y el Comando Sur son las encargadas de controlar el “patio trasero” de EEUU. Ni el fascista Uribe ayer, con Chávez y Correa, ni Petro y la burguesía “opositora” hoy, escapan a este control y sometimiento colonial por parte del imperialismo.
Ni hablar del control financiero del FMI y de las transnacionales imperialistas que manejan más del 90% de la economía colombiana. ¿De qué “narco-estado” hablan?
A propósito del “narco-estado”: una falacia stalinista para justificar su política de colaboración de clases y de entrega de la revolución
Nosotros sostenemos, como hemos demostrado extensamente, que la política contrarrevolucionaria de todas las pandillas burguesas, del uribismo y los generales de las FF.AA. (que hoy los stalinistas pintan como “democráticos” y “anti-mafias”) estuvo apoyada en un pacto infame con el castrismo y el stalinismo.
Los pactos de “reconciliación” que firmaron las FARC con Duque, Uribe, Santos, antes con Betancur, que dejaron llenas de sangre obrera y campesina las calles de Colombia, indican que estas fueron las encargadas de entregar desde adentro la guerra civil campesina y también a la clase obrera en las ciudades con su pérfida política de colaboración de clases.
Para nosotros los paramilitares son movimientos fascistas, apéndices y sirvientes de las grandes transnacionales, de las FF.AA. colombianas y de su casta de oficiales, bajo el mando de las bases yanquis. Todos ellos buscan derrotar a los trabajadores y explotados con pactos contrarrevolucionarios (como los que impulsa a cada paso la izquierda stalinista) o aplastando con métodos de guerra civil a obreros y campesinos.
Los “pactos de paz” adormecen, y el fascismo y los paramilitares masacran. Llama la atención cómo el stalinismo jamás levantó la demanda de las masas revolucionarias de 2021 de “disolución del ESMAD y las fuerzas represivas”, que son los que reprimen y asesinan a los explotados sublevados.
El ESMAD, las FF.AA. oficiales y los paramilitares asesinan y masacran desde afuera a las masas en lucha, y el stalinismo las entrega desde adentro. Esta es la verdad de la tragedia de las masas colombianas y los pactos infames de “reconciliación” del stalinismo con los gobiernos de las bases yanquis en Colombia.
Afirmar que los narcos y los paramilitares constituyen un nuevo tipo de estado, es una falacia antimarxista.
Es que el fascismo, al igual que el frente popular, son formas distintas de gobierno de la burguesía. Su anteúltimo gobierno es el frente popular, que viene a adormecer y a anestesiar a las masas. Y el fascismo es el último gobierno de la burguesía para salvar sus negocios ante los procesos revolucionarios de las masas. No son lo mismo pero, al decir de Trotsky, uno no funciona sin el otro y ambos son agentes distintos del gran capital, que los utiliza cuando lo considera necesario e inclusive hace que unos masacren a los otros, como hizo el fascismo con la socialdemocracia en Alemania en los ’30.
Estamos ante veneno stalinista que no define al estado por su carácter de clase. Justamente, de esto se trata la pseudo-teoría stalinista sobre el estado, que reniega abiertamente de la teoría marxista y leninista al respecto.
Compañeros, el estado se reduce a una banda de hombres armados, como diría Engels, y en eso no hubo ninguna “metamorfosis” en Colombia. Esta banda de hombres armados, como no nos cansaremos de decir, son, en primer lugar, las 9 bases militares del imperialismo. Estas constituyen una verdadera fuerza de ocupación de la nación por parte de EEUU. Colombia está ocupada por el imperialismo norteamericano, cuestión que le da un carácter ya cuasi-colonial a la nación.
Estas fuerzas militares de ocupación son las que comandan a las FF.AA. oficiales, el ESMAD y los grupos paramilitares. Estos últimos son fuerzas de choque fascistas de la burguesía, no menos asesinas que las FF.AA. de la “reconciliación” y el ESMAD, que son los que organizaron y garantizaron la absoluta mayoría de las masacres y el genocidio en Colombia ya desde los años ’50.
Machacamos en esto puesto que la canalla stalinista intenta encubrir a la mayoría de las fuerzas represivas con un manto de “bondad”.
En cada momento la burguesía utilizó de esta banda de hombres armados, la que más le sirvió para aplastar a las masas cuando lo necesitó y, cuando no fue necesario, las revistió con otras instituciones como el Parlamento, la Justicia burguesa, etc., para encubrir sus fechorías. Esa es la verdad. Lo demás es un invento para envenenar la conciencia de los obreros.
La burguesía llegó hasta a traer hoy a un gobierno de colaboración de clases, el de Petro. Lo mismo hizo ayer con los distintos “pactos de reconciliación”, que como vemos, siempre pagaron con sangre las masas.
Hablemos claro. Repetimos, machacamos, insistimos: ¿cómo pueden ocultar que los levantamientos revolucionarios de 2021 de las masas colombianas fueron masacrados y brutalmente reprimidos por el ESMAD y las fuerzas policiales oficiales del régimen, mientras Petro llamaba a la “reconciliación” con los asesinos del pueblo? ¿De qué “narco-estado” hablan?
Fue el stalinismo el que traicionó y entregó con su “plan de reconciliación”, el ascenso revolucionario de los explotados, puso en pie un frente de colaboración de clases con Petro, que a su vez, también está junto a las FF.AA. de la “reconciliación”, bajo el mando de las bases militares yanquis y la generala Laura Richardson del Comando Sur… Y por supuesto, que de las transnacionales y los banqueros imperialistas.
Es por esta pérfida política de colaboración de clases que las fuerzas represivas que reprimieron duramente los levantamientos de 2021, no pudieron ser derrotadas por los explotados en las calles con un método de lucha insurreccionalista.
Lo que sucede hoy es que una vez sacadas las masas de escena (en primer lugar por los traidores de la burocracia sindical stalinista que jugaron un rol central carnereando la huelga general revolucionaria indefinida), la burguesía llama a su otro agente, los paramilitares. Por un lado, busca así disciplinar al gobierno de colaboración de clases de Petro para que no se le ocurra coquetear con el pueblo más de lo permitido y, por otro lado, pone de nuevo el látigo fascista en la ventana para aterrorizar a los explotados.
El pacto siniestro de Castro, la dirección de las FARC y el régimen de las bases militares yanquis en los ‘80
Solo ubicados desde aquí podemos comprender lo que pasó en la década de los ’80. En esos años, el castrismo le dio la orden a las FARC de aceptar un “pacto de paz” con el gobierno de Belisario Betancur, transformándose en un partido político, la Unión Patriótica, para intervenir en las elecciones.
Llama la atención que en vuestro balance sobre la masacre de los ’80 en Colombia, escrito en vuestro último periódico, ustedes omitan (o lo releguen a un undécimo plano), este rol siniestro del stalinismo en aquellos años. Relean vuestra nota “Israel capacita a las fuerzas especiales del ejército colombiano en 1980”.
Las fuerzas contrarrevolucionarias solo pudieron actuar producto de la entregada alevosa del stalinismo de sus militantes al fascismo, solo comparable a la de los partisanos que se negaban a entregar las armas a la salida de la Segunda Guerra Mundial o al accionar contrarrevolucionario de la quinta-columna en la Guerra Civil Española, como veremos luego.
El stalinismo en Colombia lidiaba con una guerra civil campesina que amenazaba a cada paso con confluir de hecho con un levantamiento armado de la clase obrera urbana. Esa es la traición. Insistimos, el stalinismo desarmó a sus militantes y los llevó a hacer un partido político legal. Abrió locales y presentó decenas de candidatos para las elecciones.
Miles y miles de sus militantes fueron asesinados, inclusive su candidato a presidente. Fueron exterminados físicamente por la burguesía, tanto por la “narcotraficante” como por la vieja oligarquía “vasalla de los Borbones” (como les gusta decir a ustedes), y por todas sus instituciones, comenzando por la policía y las FF.AA. regulares de Colombia.
Y hoy hay que soportar que el stalinismo le quiera lavar la ropa sucia a los generales y oficiales del ejército oficial, haciéndolos pasar como “democráticos”, como si no hubiesen cometido un millón de veces más crímenes que los paramilitares.
Con décadas de rebelión y guerra civil campesina, se había impuesto un doble poder territorial. Las FARC, constituidas en un partido-ejército pequeñoburgués, fueron las garantes de que en ese doble poder territorial no se expropiaba a los capitalistas, ni a la oligarquía, ni a las mineras, ni a las petroleras, ni a la Chiquita Brands, ni a la gran oligarquía… y por supuesto, tampoco se expropiaban las tierras dedicadas al cultivo para el narcotráfico, puesto que el pequeño productor se negaba a ello porque si se dedicaba a plantar hortalizas, no le daban ni dos centavos.
El revisionismo histórico del stalinismo no tiene límites para justificar sus traiciones.
La burguesía utilizó a las FARC durante décadas en los territorios tomados por las masas para mantener su propiedad en ellos, pero mientras tanto, con una gran conciencia de clase, buscó permanentemente retomar el control directo de todo el territorio y sus negocios, aplastando al movimiento campesino y ensañándose con todo levantamiento o fenómeno de lucha de la vanguardia obrera en las ciudades, donde se dieron masacres tan o más brutales que en el campo.
Terminar con el doble poder territorial significaba también desarmar y pactar y terminar físicamente inclusive con el agente que le garantizaba allí su propiedad.
Como toda dirección pequeñoburguesa, la dirección de las FARC solo tenía ansias de devenir en nueva burguesía y ser aceptada en el reparto de la tierra colombiana.
Todo esto que aquí planteamos está extensamente desarrollado en distintos artículos y declaraciones que editamos y firmamos en común partiendo de las tesis de fusión del año 2008.
Cuando ustedes, Petro y las FARC denuncian a los fascistas de la Mossad, Rafael Eitan y Yair Klein, se olvidan de que estos fueron tan solo un pequeño engranaje de un mecanismo brutalmente contrarrevolucionario, monitoreado desde las bases yanquis y asentado en mil pactos de entrega y traiciones a la revolución obrera y campesina.
Nuevamente sobre la definición de “estado narco-militar colombiano”: le lavan la ropa a la burguesía “tradicional” de Colombia
El revisionismo que están desarrollando por inconsciencia, impresionismo, adaptación o poca delimitación con vuestro pasado, los ha llevado a un atolladero cuando se detienen a definir a los sectores burgueses que no están con el narcotráfico en Colombia.
Por ejemplo, para ustedes existe una “burguesía clásica”, tal como plantean en la cita que transcribimos más arriba: “un estado burgués clásico regido por las elites tradicionales poseedoras”, a las que llaman de “abolengo, hijas de la nobleza vasalla de los Borbones”.
Afirman entonces que esa burguesía no tenía nada que ver con el narcotráfico, hasta que el “malo” de Uribe dio un golpe con métodos fascistas, iniciando una “metamorfosis” en el estado.
Esto más que una caracterización marxista, parece un cuento de hadas o un estudio sobre la biología de la metamorfosis del gusano de seda en mariposa que no aprobaría ni un examen en un colegio primario sobre biología. Es poco serio.
Ustedes denuncian que desde los años ‘50 masacraron a casi 600 mil obreros y campesinos en Colombia, cometiendo un verdadero genocidio. Si Uribe y el “narco-estado” no llegaron al poder hasta el 2002, ¿quién impulsó entonces y adelantó la mayor parte de ese genocidio? Ahí ya se han hecho un lío. El gusano se muere y no sale la mariposa… Díganlo con claridad: fueron el ESMAD y las FF.AA. oficiales de la “reconciliación” de hoy. Fueron las bases militares que tenían que contener la guerra civil en el campo y en la ciudad en Colombia, porque a escasas millas estaba la Cuba obrera y campesina.
¿Y la “burguesía vasalla de los Borbones”, la que ustedes llaman “clásica” y que supuestamente no tiene nada que ver con el narcotráfico? ¿Qué estuvo haciendo durante todas esas décadas si no fue masacrar al pueblo e inclusive abrir sus partidos a los más grandes jefes narcos de Colombia para repartirse parte de esos negocios?
La burguesía “clásica” ayer y el uribismo después, con mil pactos, traiciones y masacres, contuvieron a las masas revolucionarias.
Creemos que nos van a reconocer que el narcotráfico existe en Colombia muchísimo antes del arribo de Uribe.
La burguesía “clásica” no solo protegía su propia propiedad y la de transnacionales a los tiros, sino que también encubría los negocios del narcotráfico, de los que cobraban suculentas coimas y dividendos… tal como lo hacían los generales de la embajada yanqui y los jefes de la DEA. Aquí ustedes y el stalinismo colombiano han derrapado.
Camaradas, hablemos claro. No avancen un paso más. Párense. Ustedes están negando, como hemos planteado anteriormente, que Colombia es un país semicolonial cada vez más colonizado, donde las fuerzas productivas son controladas en un 95% por las empresas transnacionales y los bancos imperialistas. Ningún sector de la economía, inclusive y en primer lugar el narcotráfico (antes y ahora), se escapa como negocio del control de ese imperialismo y las transnacionales.
Aquí no hubo ninguna “metamorfosis” a un “narco-estado”. Aquí lo que hubo fue la profundización del coloniaje del imperialismo sobre la nación.
Colombia es un país endeudado con el FMI por 172 mil millones de dólares. Y es controlado por 9 bases militares norteamericanas. Y ustedes nos quieren decir a nosotros y a la vanguardia obrera, que ese estado cuasi colonial, avanzó a instaurar un “narco-estado” y un gobierno semi-fascista como el de Uribe, por fuera y a pesar del imperialismo, que controla todas las instituciones de dominio y la economía de la nación, y de la burguesía “clásica” colombiana …
Inclusive dicen que la instauración del uribismo dejó por fuera “a las elites tradicionales poseedoras, hijas de la nobleza vasalla de los Borbones, que supuestamente dejaron de usufructuar el poder”… Por favor, párense.
La vieja “burguesía vasalla de los Borbones” hace rato que es vasalla de los yanquis, tal como lo es el uribismo que, bajo el mando de las bases militares norteamericanas, encabezó una “cruzada” proto-fascista para aplastar estratégica e históricamente la guerra civil campesina.
En todo caso, las clases que ustedes llaman “hijas de la nobleza vasalla”, a las que les lavan la cara y las manos llenas de sangre como si no fueran cómplices del uribismo, son las que le dieron el marco “democrático” para que Uribe masacre. Pero todas esas pandillas burguesas están sometidas y fueron y son agentes directos del imperialismo que saquea la nación y controla todas sus instituciones.
Estas fracciones de la burguesía no solo se reparten su porción de la renta petrolera, agraria, minera y los negocios financieros, sino también, y a veces a los tiros entre ellos, el dinero en negro del narcotráfico, que es lavado por esta burguesía “heredera de abolengo”, a través de su relación con los bancos nacionales e imperialistas y vía el control aduanero de Colombia.
Estas pandillas burguesas que se disputan los negocios en Colombia jamás pudieron haber cometido semejante matanza y masacre, antes y después del uribismo, es decir, desde los años ’50, si el stalinismo no hubiera entregado abiertamente la guerra civil campesina y al proletariado en las ciudades de Colombia y en todo Centro y Sudamérica, y Cuba en particular, donde ya impusieron la restauración capitalista, con obreros tan o más hambrientos que en cualquier país latinoamericano.
Con la pseudo-teoría de “narco-estado” en Colombia, ustedes y el stalinismo no hacen nada nuevo, sino que desarrollan la teoría de los “campos burgueses”, donde habría un “campo burgués” dedicado al narcotráfico, una burguesía de paramilitares, “mafiosa” y “asesina”, que dio un golpe de estado, y otra burguesía “clásica”, que sería la que está hoy al lado de Petro.
Tienen un problema: omiten al imperialismo y a las bases militares yanquis y pintan con una aureola “democrática”, “no fascista” a la casta de oficiales asesina del ejército colombiano, que es la que arma y dirige a los paramilitares junto a las fuerzas de ocupación imperialistas.
Pero aquí tienen otro problema: el que administra los negocios de todas las pandillas burguesas hoy es Petro, el gobierno de colaboración de clases. A ver si este le ha tocado algún negocio a uno solo de los bancos que lavan el dinero del narco o a la oligarquía que dice tener “buena conducta”, pero tiene gran parte de sus campos sembrados con plantas de marihuana o de coca.
El capitalismo es un sistema basado en la incesante sed de ganancias de la burguesía y todas sus pandillas. ¿Lo pueden entender?
La teoría del “narco-estado” es la de traidores como las FARC “disidentes” que también venían negociando un pacto de rendición ante las FF.AA. oficiales de Colombia y el mismo gobierno de Petro.
Camaradas, ustedes han tomado de la intelectualidad stalinista colombiana, sus peores apotegmas para traicionar al proletariado. Es hora de que terminen de romper definitivamente con ellos.
Lo que el stalinismo destila es veneno en estado puro a la conciencia de los obreros. Es el veneno por el cual surgió Petro, que prometía un "plan de reconciliación”, esta vez a la clase obrera urbana insurreccionada en 2021 y a la juventud rebelde y sus primeras líneas. A media que se iba apagando el fuego del levantamiento revolucionario, se volvieron a llenar de sangre los ríos de Colombia. Una tragedia producto de las traiciones del stalinismo y su pseudo-teoría del “narco-estado”.
Nos preguntamos y volvemos a insistir, ¿cuando fue la sublevación de masas de 2021, dónde estuvieron los dirigentes de las FARC que llaman a las masas a “pellizcarse” y algunos de ellos son nuevos propietarios de tierras, después de entregar a sus compañeros? ¿Dónde estaban cuando la juventud y los explotados rebeldes chocaban con el ESMAD? Estaban con el MOIR, la dirección de la CUT y toda la burocracia sindical que carnereaban la huelga general insurreccional de masas de Colombia.
Hoy el gobierno de frente popular de Petro, que administra los negocios de las transnacionales imperialistas, supervisado por las bases militares yanquis, es sostenido por todas estas burocracias sindicales, inclusive, lamentablemente, por la mayoría de la dirección de la UTC que, con el apoyo de los renegados del trotskismo, proclamó estar a favor del “plan de reconciliación”.
El de Petro es un gobierno de colaboración de clases que no puede durar mucho tiempo. Solo sirvió para engañar a las masas y reprimir y corromper violentamente al ala izquierda de la clase obrera. Pero la burguesía no puede permitir por mucho tiempo un tipo de gobierno que coquetea con el pueblo. Por eso el gobierno de frente popular es el anteúltimo gobierno de la burguesía que, o estabiliza la situación y se bonapartiza, como lo hizo Boric con los generales pinochetistas en Chile, o la burguesía busca debilitarlo al extremo y derrocarlo o controlarlo con bandas fascistas y la reacción en las calles.
Si ustedes quieren llamar “mafias” a la vieja burguesía del “vasallaje”, a Petro y su pandilla, a la nueva burguesía agraria surgida de la dirección de las FARC y su “plan de reconciliación”, a la Chiquita Brands y las petroleras, que son el corazón de la producción en Colombia junto a los narcos, háganlo. Pero eso sería romper con el marxismo porque estas son las distintas fracciones burguesas que controlan y dominan la economía de la nación.
Las pandillas imperialistas que saquean Colombia actúan “algo” peor que las “mafias”… Entre otras cosas, son las que organizaron cientos de guerras, entre ellas, las dos guerras mundiales del siglo pasado.
Las definiciones marxistas sobre el estado
y los distintos tipos de estado
Las tesis del marxismo revolucionario son claras. En primer lugar, como diría Engels, “el estado es producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase”, entre la clase poseedora y la explotada.
Para nada esta es una definición basada en los distintos sectores burgueses, como dicen ustedes y los stalinistas.
Para Lenin, el estado se reduce a una banda de hombres armados. Es decir, el carácter del estado depende de a qué clase defiende esa banda de hombres armados.
Lo primero que definimos los marxistas entonces es si es un estado obrero o burgués. Esto responde a la pregunta de “qué clase” controla la banda de hombres armados para garantizar la propiedad o el control de los medios de producción. Este no se define por el sector de la burguesía que administra los negocios desde el gobierno en un período dado y con qué instituciones lo hace. Esto último habla del carácter del régimen y la forma que adquiere el gobierno, como el administrador del conjunto de los negocios de la burguesía. Este es el ABC del marxismo y lo están revisando sin decirlo.
Cuando hablamos de los estados obreros, hemos visto dos tipos: uno burocrático y contrarrevolucionario y otro, soviético y revolucionario.
Por supuesto que también hay distintos tipos de estados burgueses. Están los países imperialistas, que ya se han repartido el mundo, organizados alrededor de los monopolios y el capital financiero, con los que controlan las distintas ramas de producción y la economía y la política mundiales.
Hay países y estados semicoloniales que tienen independencia política, pero están totalmente sometidos económicamente al imperialismo.
Y hay países abiertamente coloniales, sin independencia política, ya sea bajo formas directas de ocupación o de protectorado.
Asimismo, hay otros estados en transición a colonias y semicolonias, que son dependientes de la economía mundial pero mantienen una relativa independencia política. Por ejemplo, nosotros definimos a China y Rusia como estados transitorios, de capitalistas dependientes a devenir en colonias o semicolonias (que es lo que permanentemente busca conquistar el imperialismo para salir del brutal crac en el cual está sumergido ya desde el año 2008).
En este último caso, nosotros fundamentamos esta caracterización científica partiendo de una interpretación del ’89 que realizamos con el método del marxismo. Por supuesto que de aquí se desprenden tareas para la clase obrera de China, Rusia, Cuba, Vietnam y demás ex estados obreros. La tarea allí es volver a restaurar la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias antes que el imperialismo los termine de colonizar, situación que abriría el camino a la Tercera Guerra Mundial.
Como vemos, de la caracterización de los tipos de estado surgen distintas tareas para la clase obrera.
En los países imperialistas, la tarea inmediata es la lucha por la revolución socialista, puesto que allí las tareas de la revolución democrática ya fueron llevadas adelante siglos atrás. La revolución es directamente socialista.
En los países oprimidos, coloniales y semicoloniales, la tarea es de liberación nacional y para lograrlo, como plantean las tesis de la Revolución Permanente, las tareas de la revolución democrática como recuperar la tierra y expulsar al imperialismo, solo las puede resolver íntegra y efectivamente una revolución de la clase obrera dirigiendo al campesinado pobre para tomar el poder y al hacerlo, combinará la resolución de las tareas democráticas con tareas socialistas.
Recordemos, para no dejarlo pasar, que en relación a los estados obreros deformados o degenerados, el trotskismo planteó la tarea de la revolución política, es decir, derrocar a la burocracia e instaurar el régimen de los soviets para ponerlos como un bastión de la revolución mundial.
Estas definiciones teóricas del marxismo determinan, como hizo la IV Internacional, la unidad de la revolución socialista internacional y las distintas tareas que esta debe realizar.
Nosotros afirmamos que Colombia es un estado capitalista semicolonial en transición a colonia por la instalación de las bases militares yanquis, que no logra asentarse como tal porque las clases poseedoras bajo el mando del imperialismo aún no han logrado aplastar y derrotar a la clase obrera y al movimiento campesino.
En el “narco-estado”, que es una novela desagradable del stalinismo sobre los tipos de estado (donde las clases poseedoras desaparecen o son relegadas a un plano de décima, y son dirigidos por las “mafias”), para ustedes, ¿qué programa y qué teoría de la revolución está planteada para su derrocamiento?
El stalinismo colombiano es coherente. Para ellos, el narco-estado es un gobierno de “mafias”. Anuncian que en Colombia, esas “mafias” controlan las ramas de producción… La Chiquita Brands, las petroleras imperialistas y los centuriones de las bases yanquis los aplauden.
Los stalinistas son encantadores de serpientes. Quieren ocultar a las pandillas burguesas, imperialistas y nacionales, que manejan el 95% de la economía colombiana.
La fantasía traidora del stalinismo para meter el veneno de su política de colaboración de clases, es afirmar que en Colombia estaríamos ante una regresión histórica… Ante un estado que no sería ni obrero, ni burgués. Sería como la película de Mad Max, un mundo postapocalíptico para lo que estaría planteado entonces, como hacen las FARC, coherentemente, un gobierno de la burguesía “clásica” que ordene el mercado capitalista y por esa vía, a la nación. Por eso su apoyo al gobierno de Petro.
Ustedes se han perdido entre tres pinos y no logran encontrar el camino nuevamente al trotskismo.
En los ‘70 el stalinismo para justificar su política de frente con los burgueses “progresistas” y su pseudo-teoría de “revolución por etapas”, pregonaba que América Latina era “feudal”, afirmando que había “nobles y oligarcas que controlaban la tierra en todos los países, con una burguesía débil a la que había que apoyar”…
Siempre los stalinistas buscando los campos burgueses progresivos para someter a la clase obrera a sus verdugos “democráticos” o “antifeudales”. En este caso de Colombia, “anti-narcotraficantes”.
Ustedes colaboran en darle un maquillaje “trotskista” a esa estafa del stalinismo.
La teoría del “narco-estado” es una falacia. Ya explicamos cómo la burguesía mantiene su propiedad bajo distintos regímenes y gobiernos, como de frente popular, fascistas, semi-fascistas, bonapartistas, democráticos-burgueses, semidemocráticos, monarquías, etc. Utiliza el que necesita para mantener su propiedad en cada momento dado.
¿Las “narco-mafias”? Una fracción burguesa más y muchas veces, más educada y menos asesina que la burguesía “democrática” imperialista de Wall Street. Allí sí que está la cueva de los más grandes mafiosos del planeta, que han transformado al planeta en una “sucia prisión” con masacres, robos, saqueo, guerras, hambrunas, miseria, parasitismo y también con el narcotráfico).
El 1% de parásitos que controla la economía mundial es la verdadera “mafia”. Es decir, el capital financiero.
De verdad compañeros, ya es hora de que vuelvan a romper con la corriente de la cual provienen.
Lo que el stalinismo oculta: el narcotráfico, como el contrabando de armas o los balances falsificados de los bancos de Wall Street, es un negocio en negro de los capitalistas y el imperialismo
Cualquier marxista serio sabe que la burguesía jamás tiene un solo balance en sus empresas, sino que siempre tiene uno de sus cuentas en blanco y otro de la economía que maneja en negro.
A los marxistas, los stalinistas no nos van a venir a mentir. El PBI de todos los países se define en base a los bienes y servicios producidos en un período dado y se le agrega un 40% más calculando la economía en negro.
Esto lo sabe todo obrero… Es más, millones de ellos reciben un salario en negro.
¿El narcotráfico? Una rama de producción en negro que por eso da tantos dividendos. Es que no paga impuestos y es manejada manu militari, como lo hacen las otras pandillas burguesas, utilizando todos los recursos del estado para maximizar sus negocios. Ninguna de estas son “mafias”; son fracciones burguesas rapaces, que, en relación a las pandillas de parásitos, delincuentes y carniceros de Wall Street, como ya vimos, merecerían tener un cuadro de honor a la “buena conducta”.
Hablemos claro: EEUU es el mayor consumidor de droga del mundo. El HSBC de Inglaterra es el que lava todos los fondos en negro del narcotráfico en América Latina y fue descubierto por el congreso norteamericano por haber lavado 12 mil millones de dólares. Lejos de levantarle cargos, solamente le hicieron pagar una multa de 1.900 millones de dólares y el HSBC salió limpito, sin título de “mafia”.
En los miles de paraísos fiscales que hay en el planeta se lava todo el dinero en negro, ya sea proveniente del narcotráfico, de la venta de armas, del contrabando de bienes o de las fugas de divisas para no pagar impuestos.
Insistimos, el narcotráfico es una rama de producción y como tal, hay una fracción burguesa que la controla, la maneja y reparte dividendos.
La dirección de las FARC no puede mentir tanto. Si ellos saben que al negocio del narcotráfico lo manejan la DEA, las FF.AA. norteamericanas y la marina transportando la droga a EEUU y quedándose ellos con parte de la renta, que da utilidades por más de 10 mil millones de dólares al año en Colombia.
Insistimos, los paramilitares no son más que las guardias militares paralelas bajo el control de las bases yanquis, con las que someten a punta de pistola a los campesinos para que le garanticen la plantación de coca a esta pandilla burguesa, que les paga miserables centavos por la misma.
La oligarquía que ustedes llaman del “vasallaje de los Borbones” es la que los encubre a todos con una aureola “democrática” y de “seriedad”, que ustedes consumen como veneno stalinista en vuestras cabezas.
Lo mismo sucede, por ejemplo, con el negocio de las armas, como ya dijimos. Corea del Norte es el más grande traficante de armamento en negro del mundo y sin pagar impuestos vende las armas de los fabricantes más grandes como EEUU, Rusia, el estado de Israel…
Hay que decirle a las FARC que no son “mafias”. ¡Stupid! ¡Son negocios en la época de bancarrota capitalista! Por eso vivimos en la época de crisis, guerras y revoluciones. ¿Cómo llamarían las FARC a la familia Biden que tiró Ucrania como un peón para que sea ocupada y masacrada por Putin y así quedarse con el gas de Ucrania y de Rusia? ¿Una “mafia” y no una pandilla imperialista? ¿Y a las petroleras que con todo tipo de agentes (fascistas, teocráticos, etc.), se roban el petróleo de Medio Oriente, casi sin pagar regalías? Son bandidos. Asociaciones ilícitas… El ejército norteamericano masacró a un millón de iraquíes durante su invasión. 600 mil cayeron bajo las bombas de Al Assad y Putin en Siria. Son bandas de asesinos y mafiosos que tienen estados enteros, como tienen los monopolios, para masacrar y repartirse el mundo a su antojo.
Hay que avisarle a la lacra stalinista colombiana que las “mafias” son el imperialismo y los monopolios, cuya propiedad en Colombia hoy le toca defender a Petro a capa y espada, engañando y mintiéndole a las masas y atacando a su ala izquierda. Es el capital financiero que tiene falsificados los balances de los bancos de Wall Street, donde licuaron los 90 billones de dólares que se robaron con el crac del 2008 de las burbujas inmobiliarias, las aseguradoras, los créditos a tasa cero y demás acciones típicas de piratas… No son “mafias”… Es el imperialismo, stupid, que es parasitismo, crac, guerra y al decir de Lenin, también la compra de las direcciones traidoras (muchas de ellas que asesinan a sus disidentes como hizo el stalinismo con los bolcheviques-leninistas y los trotskistas en la URSS, Vietnam, en la Guerra Civil Española…).
Armados políticamente como están, ustedes terminarán siendo una fotocopia desgastada de las pseudo-teorías de los stalinistas. Han entrado en un verdadero curso centrista. ¿Adónde van? De continuar así, solo le darán vituallas al stalinismo. Es hora de que vuelvan al trotskismo y a la teoría leninista del estado.
Antes de continuar, digamos juntos una gran verdad que todos conocemos: las FARC, como partido-ejército, garantizaban que no se expropiaba a los capitalistas, sus empresas y oleoductos en los territorios liberados. Tampoco expropiaban los negocios de los narcos ni sus plantaciones. Es que ellos no estaban por realizar la revolución agraria, expropiando a la oligarquía, a los narcotraficantes, a la Chiquita Brands ni a ninguna fracción burguesa ni de los saqueadores de Colombia.
Nuevamente sobre el balance de los ’80 y el acuerdo de las FARC con Betancur
Vuestro gran olvido: el pacto contrarrevolucionario de Esquipulas y Contadora del castrismo con el imperialismo de entrega de la revolución centroamericana
Cuando recibimos vuestra nota “Respuesta y aclaración a las divergencias con el contenido del periódico Comuneros” y comenzamos a leerla con entusiasmo, esperábamos que iban a retractarse, como ustedes afirman al inicio de la misma, de una posición nacional frente al artículo del rol de la Mossad y el sionismo en Colombia. Todo lo contrario.
La estrecha visión nacionalista con la cual ustedes abordan la masacre en Colombia en los ’80, ni explica ésta ni delimita con claridad las responsabilidades de las direcciones que hicieron posible semejante genocidio en la vanguardia obrera y campesina.
En última instancia, vuestra desviación nacionalista es no ver las condiciones internacionales que impulsaron el pacto contrarrevolucionario de la Unión Patriótica y el régimen infame de las bases yanquis en los ’80.
Como plantea el trotskismo, se acabó la época de los programas nacionales. Las condiciones que moldean cada país están determinadas esencialmente por la política y la economía mundiales que están controladas por el imperialismo. Solo desde aquí se pueden sacar lecciones serias sobre la tragedia de Colombia en los ’80.
En aquellos años, el stalinismo pasó de ser agente indirecto a ser agente directo del imperialismo en las organizaciones de masas y en los ex estados obreros. En estos últimos, la burocracia devino en una nueva burguesía y abrió el proceso de la restauración capitalista que culminara en el ’89.
Muchas veces, el rol de los agentes de la burguesía en el movimiento obrero es actuar como agentes indirectos, es decir, se ponen a la cabeza de las masas para dirigir sus organizaciones y así mejor traicionar y desorganizar las luchas desde adentro.
Otras veces, el gran capital va a destruir las organizaciones de masas, y sus direcciones o se transforman en agentes directos para garantizar esto, o el imperialismo manda al fascismo y liquida a su agente.
El trotskismo planteaba que la burocracia stalinista cuando era agente indirecto administraba los estados obreros, pero al hacerlo con su método de colaboración de clases a nivel internacional y de liquidar la democracia obrera para usufructuar beneficios propios, creaba las condiciones para destruirlos.
A partir de los ’80 este pronóstico trotskista se dio totalmente: la burocracia se transformó en agente directo para aplicar una política y un plan contrarrevolucionario de restauración capitalista. Con Gorbachov y Yeltsin devino en una nueva clase poseedora en la ex URSS, liquidando el estado obrero y fusionándose con el capital financiero internacional. En 1975, Deng Xiaping pactó con los yanquis y les entregó todo el sudeste chino para que instalen sus maquiladoras con obreros esclavos.
Pretender comprender los acontecimientos de la década de los ‘80 de cualquier país, por fuera de los pactos de Reagan, Thatcher, Gorbachov, Deng Xiaoping y el castrismo, equivale a querer ocultar el sol con un dedo. Eso hacen ustedes.
A partir de los ’80 el plan de la burocracia stalinista de la URSS, China, Cuba, etc., fue restaurar el capitalismo. Como veremos luego, esto se refractó en los pactos de Esquipulas y Contadora para estrangular la revolución centroamericana a mediados de los ’80 y también en Colombia. En ese país, estas condiciones internacionales se expresaron en la política del pacto contrarrevolucionario de las FARC con la burguesía colombiana con el cual entregó a millares de sus militantes al estado. La dirección de las FARC buscaba transformarse en un partido burgués más. El problema que tenía esta política en Colombia es que había una guerra campesina con masas armadas, que la burguesía necesitaba aplastar y desarmar, porque esto es irreconciliable con el estado burgués. Las FARC entregaron a los suyos y la burguesía fue por todos.
Como dijimos, la década de los ’80 fue una de las décadas claves que prepararon las condiciones para la entrega definitiva de los ex estados obreros.
La burguesía y el stalinismo respiraron aliviados por el desvío y la derrota del ascenso generalizado mundial del ’68 al ’78, cuando se habían librado enormes embates revolucionarios de masas en los países imperialistas, el mundo semicolonial y en los ex estados obreros.
El stalinismo, antes de que viniera una nueva oleada revolucionaria y lo barriera, avanzó a la restauración capitalista y devino en agente directo del imperialismo, no ya indirecto. Y ese rol lo jugó al interior de los ex estados obreros y a nivel internacional.
Para ello debía terminar de sacarse de encima a la revolución mundial. Como planteamos anteriormente, ya en el ‘75 había entregado con el pacto Nixon - Deng Xiaoping parte de China a la voracidad de las transnacionales. China, carcomida por el imperialismo, invadió Vietnam en 1978. Luego de golpes contrarrevolucionarios como en Polonia, el stalinismo abasteció de carbón a la Inglaterra gobernada por la Thatcher para que pueda derrotar la enorme lucha que protagonizaron durante 6 meses 600 mil mineros del carbón que habían sido despedidos.
Al stalinismo le quedaba contener y aplastar los procesos revolucionarios de Centroamérica y El Caribe. Había que crear las condiciones para la restauración del capitalismo en Cuba. Para ello, el camino era terminar de estrangular la revolución nicaragüense y salvadoreña y ponerle punto final a la guerra civil campesina en Colombia.
Como ya dijimos, en los ’80 empezaba la primera “operación jaque” de masacre de la resistencia colombiana, que luego tuviera su continuidad en el siglo XXI, con el pacto de “reconciliación” de las FARC y el uribismo, con la bendición de Fidel Castro y los “bolivarianos”, que le costara la vida a toda la dirección de las FARC que se encontraba en Ecuador impulsando los “pactos de paz”.
Insistimos, la década de los ’80 fue el período histórico en el cual la burocracia stalinista se pasaba de agente indirecto del imperialismo y el sistema capitalista en los ex estados obreros, a agente directo, es decir, a devenir en nueva clase dominante y para ello debía asentar la contrarrevolución mundial.
De eso se trata la entrega que hizo el stalinismo con la Unión Patriótica en los ’80, enviando a abrir locales legales bajo un gobierno de las bases militares yanquis en Colombia. Esto significó el asesinato de millares de sus militantes. Fue un plan pensado de la contrarrevolución stalinista que pasó a jugar un rol de agente ya directo de la burguesía y el imperialismo en Colombia, en Centroamérica y a nivel internacional.
Esta enorme traición fue un eslabón de la política del stalinismo a nivel mundial, la cual tenía como punto de avanzada, dar pasos decisivos para negociar el levantamiento del bloqueo yanqui a Cuba para poder iniciar la restauración capitalista en la isla.
El stalinismo en Colombia, y como veremos luego en todo Centroamérica, actuó así igual que la quinta-columna en el frente de batalla de la Guerra Civil Española en los ’30 para masacrar por la espalda a los combatientes del POUM y los anarquistas.
Este fue el rol del stalinismo en Colombia y Centroamérica: una quinta-columna que sacrificó inclusive a la mayoría de sus militantes, para salvar los negocios e intereses de la burguesía. Una corriente de traidores, vendidos al imperialismo mundial. Esa es la lacra stalinista.
Lo mismo hicieron luego ya entrado el siglo XXI con la estafa de la “Revolución Bolivariana” y su “plan de reconciliación” y su entrega abierta de Cuba a la restauración capitalista.
Ustedes afirman, sin ir hasta el final, lo siguiente en la enmienda a vuestro periódico: la “siniestra complicidad del castrismo que entregó uno a uno esos heroicos combates revolucionarios y al final entregó la revolución obrera y campesina de Cuba a la voracidad de las transnacionales imperialistas y aquí en Colombia el despojo de tierras se ocultó con el escudo de combatir a las FARC, que es el pretexto en la actualidad para atroz crimen que viene desde los años 20 del siglo pasado…”
¿Qué quieren decir con esto? ¿Que las FARC fueron una excusa o un pretexto para masacrar al movimiento campesino? Fueron algo mucho más que eso. Con esta media verdad, están encubriendo su política y sus pactos contrarrevolucionarios y su entrega de la guerra civil campesina.
Blanco sobre negro, las banderas y las posiciones claras: el rol del stalinismo en Colombia en concreto no es ni fue solamente su política de colaboración de clases en general, ni sirvieron solo para que las transnacionales imperialistas justificaran su despojo de la tierra usando a las FARC como “escudo”. Esto es media verdad, insistimos.
La burguesía y el imperialismo usaron a la dirección de las FARC como agente directo de la contrarrevolución para desarmar a las masas y desarticular la guerra civil campesina, y así poder masacrar en el campo y al obrero en la ciudad.
La dirección de las FARC y el castrismo son los que pactaron con el uribismo la masacre de obreros y campesinos, inclusive con Fidel Castro entregando a toda la cúpula de las FARC para que sea asesinada en Ecuador. Y si no hay acuerdo en esto, no hay acuerdo en nada.
Es más, en los pactos de desarme y “reconciliación” de los ’80, los ’90, los ‘2000, etc., los dirigentes de las FARC se repartían parte de la tierra que estaba bajo su control, sobre la sangre de sus caídos, con la excusa de su “desmovilización”. Miserables. Así actúa la lacra stalinista.
La clave de la dirección de las FARC y el castrismo fue desarmar a las masas en el campo y que la guerra civil campesina no llegue a las ciudades. Omitir esto es una capitulación total al stalinismo.
Basta ver hoy a millares y millares de obreros esclavos sublevados en Cuba, molidos a palos por el gobierno del Partido Comunista y cientos de ellos en prisión, donde son torturados, para entender realmente cuál fue el rol del castrismo y de la dirección contrarrevolucionaria de las FARC durante décadas en Colombia.
Colombia en los ’80: un eslabón de la cadena contrarrevolucionaria de los pactos de Esquipulas y Contadora del stalinismo con el imperialismo
Insistimos, en los ’80 Moscú puso en acción su política contrarrevolucionaria como agente directo del imperialismo en Centroamérica. Por ello firmaron los pactos de Esquipulas y Contadora, en los cuales el castrismo y el stalinismo se comprometían a garantizar la entrega de la revolución nicaragüense y salvadoreña y de la guerra civil campesina en Colombia, creando las condiciones para avanzar en la restauración capitalista en Cuba. No nos cansaremos de decirlo. Fue un pacto contrarrevolucionario para contener el proceso de combate de masas de todo Centroamérica y el Caribe.
Cien mil muertos dejaron las masas nicaragüenses contra la invasión de la “Contra”, armada hasta los dientes por los yanquis y entrenada durante 6 meses por los coroneles argentinos, para que luego el sandinismo le entregara el poder a la burguesía.
El stalinismo aniquiló en El Salvador a toda la fracción del Frente Farabundo Martí que se negaba a realizar una guerra de posiciones y de ocupación de territorio contra las Fuerzas Armadas comandadas por d’Aubuisson, cuestión que llevó una masacre brutal a la guerrilla salvadoreña.
¿De qué hablan ustedes? En los ’80 funcionó este pacto infame del stalinismo con el imperialismo que se expresó al interior de los estados obreros con la restauración capitalista y a nivel internacional con los Partidos Comunistas entregando todos los procesos revolucionarios que quedaban en pie, para que se abra luego la “noche negra” de los ’90.
Camaradas, ustedes le están lavando la cara a la traición de las FARC en Colombia.
Desde los años ’80, el stalinismo no es un “escudo” que usa la burguesía en Colombia para masacrar en el campo, como ya dijimos. Por supuesto, que las clases dominantes buscaron desarmar a las FARC, que era una expresión distorsionada de la guerra civil campesina de años de Colombia, pero a partir de los ’80, éstas se transformaron en las entregadoras directa de esa guerra civil campesina a la burguesía y al imperialismo con ese pacto infame de la “reconciliación”. Ellos dispararon y desarmaron a las masas por la espalda, mientras los paramilitares los atacaban en el frente. Esta es la verdad. No quieran cambiar la verdadera historia.
El stalinismo jugó en Centroamérica el mismo rol que hoy juega junto a las burguesías árabes en Medio Oriente para cercar Gaza. El sionismo mata y masacra, y los partidos stalinistas, como el FPLP de Gaza, junto a la burguesía de la OLP, los Ayatollahs iraníes y Putin, garantizan que no llegue ni un arma ni un solo luchador de los millones de palestinos que buscan entrar al combate desde Líbano, Jordania, Cisjordania… Ellos son los entregadores de Gaza. Y vuestro periódico también lo calla…
Díganles la verdad a los obreros de Colombia: que el rol traidor del stalinismo de desarmar a las masas colombianas y que éstas estén desarmadas cuando se sublevaron en 2021 para que el ESMAD las masacre a sangre y fuego, es el mismo rol que hoy juega en Gaza, cercando a las masas palestinas que aún con hambre y miseria resisten heroicamente.
Las “bravuconadas anti-sionistas” sobre los ’80 de Petro y las FARC encubren este pérfido rol del stalinismo y las burguesías árabes, la OLP en particular, de impedir que millones de palestinos entren a combatir a Gaza.
Sus “bravuconadas” también ocultan las traiciones de la Unión Patriótica para que masacren a sus militantes. ¡Que ese agente de la “reconciliación” de Petro diga la verdad! Él se reconciliaba y el estado masacraba a los compañeros. Miserable.
Aquí la que se tiene que “pellizcar” es la dirección contrarrevolucionaria de las FARC que boicoteó y carnereó el ascenso revolucionario de obreros y campesinos de 2021. ¿O acaso ellos estuvieron en las primeras líneas combatiendo al ESMAD? Y encima tienen la caradurez de decirles a las masas que tienen que “pellizcarse” para comprender la realidad de Colombia. Son unos traidores. Ellos, junto a todas las variantes del stalinismo desde la dirección de las centrales sindicales, son los que entregaron esa heroica sublevación revolucionaria de masas.
Hay que decir la verdad. La burguesía preservó a los partidos stalinistas después del ‘89 para que jueguen este rol de agentes directos de la contrarrevolución en todo el mundo.
Es lo que hicieron en Siria, apoyando al fascista Al Assad y Putin que masacraron a más de 600 mil obreros y campesinos y dejaron más de 15 millones de refugiados, tal como entregaron el Congo a la esclavitud infantil, mientras marchan sobre los tanques de Rusia invadiendo Ucrania (nos extraña que no hayan publicado nuestra declaración a 2 años del inicio de la invasión a Ucrania en vuestro periódico)…
El stalinismo en Colombia, al igual que en Cuba, donde matan a palos a los obreros que se sublevan al grito de “pan y corriente” o en Nicaragua, donde son el baluarte del estrangulamiento de la revolución centroamericana, está jugando un rol de agente directo de la contrarrevolución… Lo mismo que hacen en Palestina, Siria, Ucrania… Ni hablar de Chile, con Boric administrando el “plan Milei” en ese país… Es que “LOS PACOS DE ROJO SON LOS PELIGROSOS”. Este es el rol del stalinismo y su política de colaboración de clases hoy en Colombia.
El stalinismo es un agente contrarrevolucionario que actúa desde hace décadas en Centroamérica y Colombia estrangulando la revolución y hoy sosteniendo al gobierno de colaboración de clases de Petro para disciplinar a las masas, sacarlas de las calles y someterlas al plan de “reconciliación nacional”, salvando a sus asesinos, como los del ESMAD.
El camino a las armas de los obreros y campesinos en Colombia para abrir un nuevo período revolucionario, no se hará a partir de las FARC, sino contra ellas, que se han dedicado a desarmar a los trabajadores y campesinos durante décadas.
Hay que alertar a la clase obrera del peligro que la acecha y acompañarla a definir cómo actúan sus enemigos, quiénes son sus aliados y quiénes y cómo las traicionan por la espalda. Solo así el trotskismo internacionalista colombiano podrá ponerse de pie.
Centroamérica fue un foco de la revolución mundial en los ’80. La toma del poder en Nicaragua y El Salvador estuvo planteada a la orden del día. Una victoria de la revolución en esos países hubiera sido un shock eléctrico en todo Centroamérica, Sudamérica y EEUU. El castrismo y Moscú se encargaron muy bien de que eso no suceda.
Ustedes tienen la verdad sobre sus narices y por su visión nacional no se han dado cuenta que Colombia fue un eslabón de esta cadena de traiciones a la revolución centroamericana y mundial. Por eso el genocidio en Colombia y la masacre de más de 100 mil nicaragüenses a manos de la “Contra”.
Estas traiciones y derrotas abrieron luego el camino a la intromisión de los yanquis en Centroamérica, que invadieron Granada y Panamá a finales de los ’80.
Ya entrado el siglo XXI, pese a tantas traiciones, las masas de América Latina y de EEUU no dejaron de pelear. Primero con los “bolivarianos” y siempre con el stalinismo fueron desviados todos los procesos revolucionarios, inclusive en EEUU, donde con el sostén de los renegados del trotskismo, pudieron contener el levantamiento de masas y llevarlo a los pies de Sanders que a su vez apoyó a Biden.
Los partidos de la ex IV Internacional terminaron todos como en el ’89 colgados a los faldones del stalinismo y su política de frente popular. Una enorme presión actúa sobre nuestras filas. Esas son las escisiones y provocaciones que sufrimos por derecha en nuestra corriente. Pero como dijimos en el V Congreso, “no cambiamos el rumbo”, pese a que vivimos la crisis más grave de la IV Internacional de su historia.
Sobre vuestro último periódico: el verdadero comando de la contrarrevolución en Colombia es el Comando Sur de EEUU y los estados mayores de las transnacionales imperialistas que saquean la nación
En el artículo “Israel capacita a las fuerzas especiales del ejército colombiano en 1980” de vuestro periódico, ustedes plantean que la masacre y el genocidio en Colombia fueron realizados y garantizados por la dirección política y sobre todo militar del sionismo.
Ustedes, al igual que Petro, como demostramos con las declaraciones de éste al inicio de este documento, lo intentan demostrar alrededor de que Rafi Eitan y Yair Klein, miembros de la Mossad, fueron los que entrenaron a los paramilitares. Justifican vuestra afirmación planteando también que Colombia le compró 20 aviones de combate Kfir israelíes, con los que luego se bombardeaba a la resistencia.
Lo único que demuestran con estos datos que dan es que, efectivamente, el estado de Israel envía dirigentes de la Mossad a entrenar a fuerzas contrarrevolucionarias y fascistas en distintos países, cuestión que no es exclusiva del estado sionista.
Los oficiales argentinos en los ’80 entrenaron en Honduras a las fuerzas de la llamada “Contra” organizada por Reagan que atacó brutalmente a Nicaragua. Putin enviaba a la brigada Wagner como soldados mercenarios a sus frentes de batalla y bases militares y a entrenar fuerzas contrarrevolucionarias. Las fuerzas chechenas sirvientes de Putin también se dedican a eso. Son parte del negocio de la guerra.
Y a no dudarlo, que la Mossad, probados en la masacre y torturas del pueblo palestino, se cotiza para estos trabajos. Pero las 500 bases que tiene la CIA en todo el mundo (Guantánamo estuvo a la vista luego de la invasión de Afganistán) son el foco de operaciones central de entrenamiento de fuerzas paramilitares y fascistas en el planeta.
Pretender decir que en la Colombia de las 9 bases militares yanquis, el sionismo es la dirección política y militar de la masacre de los paramilitares en el campo, es un dislate. Por supuesto que hay que denunciar el rol del estado de Israel, pero exagerar ese hecho oculta a los verdaderos jefes del genocidio en Colombia.
Justamente, Petro chilla y chilla y recontra chilla contra la Mossad, porque no quiere que el pueblo sepa la verdad: que es Biden el que arma hasta los dientes al sionismo para que masacre en Gaza.
Petro, chillando contra el sionismo, les salva la vida a las bases militares yanquis en Colombia, puesto que la verdadera acción a tomar contra el estado de Israel en ese país, no es solo expulsar al embajador sionista, sino también al embajador de EEUU y su séquito de oficiales asesinos, los responsables de la fundación y creación del estado sionista.
Petro chilla y chilla contra los “crímenes de Netanyahu”, pero bien que reconoce “dos estados” en la nación palestina y a la ONU como “garante de la paz”, mientras las fuerzas sionistas contrarrevolucionarias han llenado de sangre Gaza.
Petro habla contra el sionismo, pero acciones, no toma ninguna. Gaza lo que necesita son armas, porque es una guerra. Pero, declarar a Hamas y a la resistencia palestina como ejército beligerante y enviarle armas, jamás se le pasaría por la cabeza a Petro. Es que eso significaría armar a la resistencia que en Gaza combate al sionismo, que es armado hasta los dientes y es financiado por el imperialismo yanqui. La cobardía de Petro es total.
Las direcciones traidoras a nivel internacional, como las burguesías árabes y la palestina en particular, son las encargadas de que no le lleguen armas a la resistencia.
Petro chilla contra el sionismo, pero encubre de “democrático” al asesino Biden, el verdadero jefe del genocidio palestina, como lo es y fue el imperialismo yanqui del genocidio en el Congo, en Irak, en Siria, en Nicaragua, en Argentina, en Chile, Colombia y en centenares de países del mundo.
Volvemos a repetir algo que nos llamó mucho la atención de vuestras posiciones, que solo puede ser explicado porque las han extraído directamente de la “disidencia” stalinista.
Insistimos, el estado de Israel no es un país imperialista, sino un enclave y portaaviones del imperialismo en Medio Oriente para controlar los negocios de las petroleras.
En un sentido es como Malvinas, un enclave angloyanqui donde han instalado una de las bases militares más grandes de la OTAN en el Atlántico.
Ahora nos acabamos de enterar por vuestro periódico y las declaraciones de las FARC “disidentes” que hemos leído, que en realidad el sionismo, inclusive por encima del Pentágono, la ONU, la OEA, el TIAR, y por encima de la burguesía “tradicional” oligárquica colombiana, sería el que organizó el genocidio y dirigió la política nacional en Colombia…
De verdad, cuando leíamos vuestro artículo sobre el rol del sionismo y la masacre de 600 mil explotados en Colombia, lo vimos como una exageración impresionista… Pero cuando vimos la declaración de Petro, casi nos caemos de espaldas. Ustedes le tomaron su posición para desviar la atención de las masas contra los yanquis que arman al sionismo.
Queremos recordarles, por si se han olvidado, que inclusive la Mossad fue entrenada por la Legión Extranjera de Francia en los métodos de tortura y represión que emplearon en su masacre de más de 1 millón de argelinos. Los generales franceses aprendieron esto de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Ni hablar de la CIA y sus más de 500 cárceles clandestinas, como dijimos anteriormente.
Comparar al sionismo y su rol en Medio Oriente con América Latina es imposible puesto que no tienen género próximo. No corresponde. Es un método metafísico de agarrar un elemento de la realidad y generalizarlo a un valor sin límites para querer justificar una capitulación.
El control de la política mundial por parte de las potencias imperialistas y la política contrarrevolucionaria del stalinismo y demás direcciones traidoras son lo que realmente liga Colombia a Palestina. En Colombia, con sus pactos y traiciones, el stalinismo entregó a las masas para que el estado las masacre, y en Palestina y todo el mundo impide que la clase obrera tome el camino de la huelga general internacional para sostener a la resistencia de Gaza y que millones de palestinos entren a combatir, rompiendo el cerco de la burguesía palestina y de toda la región.
La clase obrera del continente americano precisa reconocer con claridad el plan del imperialismo para el continente. El stalinismo le tira tierra a los ojos
La generala Richardson del Comando Sur de EEUU recorre todos los países del subcontinente dándole órdenes a los gobiernos de cómo actuar y qué política aplicar para entregarle a los yanquis todas las fuentes de materias primas que se disputan en América Latina con otras potencias imperialistas.
Insistimos, existe el TIAR, un tratado de asistencia recíproca por el cual, si un país del continente americano entra en guerra, todos los demás lo deben apoyar. Y el único que entra en guerra, es EEUU. América Latina está siendo colonizada por las bases yanquis.
Hay que poner las cosas en su lugar para que se definan con claridad los contornos de las clases poseedoras, de sus instituciones, de la contrarrevolución y de los traidores.
Hay que decirle a las masas que son los yanquis que vienen por todo cuando su dominio del planeta está en crisis.
Que luego de aplastar con el fascista Al Assad y el asesino Putin la revolución siria, busca poner nuevamente al sionismo como el dispositivo contrarrevolucionario fundamental en Medio Oriente, luego de que las burguesías chiitas y sunitas entregaran la oleada revolucionaria abierta en 2011.
A las masas hay que decirles que Colombia es un punto de partida, como Chile y Perú, para llenar de base militares América Latina, como lo está haciendo ahora en el sur de Argentina, para que todos los gobiernos del subcontinente se reporten a los centuriones yanquis para entregarles el litio, el cobre, los hidrocarburos, los agroalimentos, etc.
Hay que definir cómo actúa el estado mayor del enemigo del proletariado. Esa es la tarea de los revolucionarios.
Fíjense ustedes que, al inicio de la revolución ecuatoriana en 2019, que impuso elementos de ruptura de la base del ejército, el Comando Sur yanqui llamó rápidamente, cuando esta amenazaba con extenderse, a una reunión de 11 países de América Latina para dar instrucción de cómo debían actuar todos los ejércitos latinoamericanos frente a las ofensivas revolucionarias de masas que luego sacudieron Colombia, Chile, Perú y amenazaban con hacerlo en Argentina, Bolivia, etc.
Ustedes recordarán que las instrucciones fueron precisas: apoyar a los “pacíficos” y “blandos” y aplastar a los “duros” y “violentos”. Eso hicieron todos los gobiernos de América Latina, que fueron sacudidos por las embestidas revolucionarias de masas. Ahí tienen a los “pacíficos” en los gobiernos de Chile, Colombia y Bolivia, dejando intactos los negocios del imperialismo en la región. Parece mentira tener que recordarles esto porque esto es lo que está pasando.
Los “pacíficos” llevaron el proceso revolucionario en Chile a la estafa de la Constituyente y luego vino Boric, pactó con los generales pinochetistas y estabilizó la situación.
Lo mismo hicieron en Colombia. Aún están presos los “violentos”, y los “pacíficos” en el poder con Petro y demás mugre burguesa y stalinista.
¿Por qué el stalinismo agranda el rol de la Mossad y el sionismo en Colombia? Para fortalecer la justificación de apoyo a la burguesía “democrática” contra la burguesía “fascista pro-sionista” de los paramilitares. Como ya dijimos, son cantos de sirena para imponer su pérfida política de colaboración de clases.
Milei visitó el estado de Israel y lloró en el Muro de los Lamentos y no por eso vamos a decir que es un agente sionista, que está dirigido por Netanyahu… Fue a Israel para proclamarse peón de los yanquis y ofrecerse para cualquier servicio o trabajo sucio que le exija EEUU, tal como lo hace el estado sionista.
El caradura de Petro se pone de rodillas ante el sionismo, diciendo que éste “algún día pedirá perdón por el daño que le hicieron a Colombia”… ¿De qué habla este hombre? Los yanquis ya aplastaron Colombia. La están tutelando a la nación. Pondrán en sus bases yanquis a los asesinos de la Mossad que consideren necesarios. Alistarán a las pandillas burguesas de los “pacíficos” para que engañen al pueblo. Todo con un solo objetivo: que no triunfe la revolución obrera y campesina en Colombia ni en ningún país de América Latina.
Socialismo o barbarie, una alternativa de hierro
Lo que avanza en Colombia, Haití, Ucrania, Siria, África, en la Rusia del carnicero Putin y en el mundo entero… es la barbarie.
En Medio Oriente, la clase obrera no pudo dar una salida a la crisis. Desde los años 2010-2011, sus heroicas revoluciones como en Túnez, Egipto, Libia y Siria fueron vilmente traicionadas y una vez sacadas las masas de escena, el imperialismo profundizó su ofensiva de saqueo y de contrarrevolución.
Siria quedó ocupada y partida por EEUU, Rusia, Turquía, como colonia tutelada por la Conferencia de Ginebra de la ONU, con las bayonetas de Putin y Al Assad. Las pandillas del perro Bashar, del ESL, de Turquía, de la burguesía kurda o alawita, no son “mafias”; son tropas de ocupación bajo el mando imperialista o de sus agentes, como sucede con Libia, que no nos olvidemos que también quedó partida.
En Sudán volvió la dictadura militar. Yemen fue invadido por 9 ejércitos encabezados por Arabia Saudita.
Luego de los engaños, las farsas de las “asambleas constituyentes” y los frentes de colaboración de clases, vinieron las masacres directas y la contrarrevolución, a las que les siguió una brutal crisis social.
Lo que sucede en Medio Oriente es el resultado de la crisis de dirección y la traición de las direcciones del proletariado.
Palestina es hoy la ultima batalla de Siria. Allí se paraba al sionismo y a su intento de volver a jugar su rol contrarrevolucionario, que no pudo jugar en el ascenso de masas de 2011.
El combate de los explotados del continente americano también está plagado de enormes traiciones. En el medio de la crisis, la ofensiva imperialista está llevando a estos países ya abiertamente a la barbarie y a una fenomenal crisis social, como también sucede en África, Asia, etc.
Los golpes contrarrevolucionarios como en Perú y Bolivia se han puesto a la orden del día. Con pactos contrarrevolucionarios como los de Colombia, Chile, Brasil o Bolivia, la burguesía logra estabilizar la situación y profundizar el saqueo imperialista. Este lo que trae es la profundización de la crisis social. Son arrastrados a la ruina amplios sectores de las clases medias, y las capas más bajas del proletariado son llevadas a la desesperación absoluta. Las filas de la clase obrera son desgarradas. De allí se nutre el fascismo para conseguir base social. No es “narco-estado”. Es la contrarrevolución.
La crisis de dirección, la sobreabundancia de direcciones traidoras, es lo que hace que el péndulo de la situación se corra desde la izquierda hacia la derecha. De ello se tratan los Milei, los Bukele, los “paracos” y sus jefes de las bases yanquis en Colombia, Añez ayer en Bolivia y hoy Dina Boluarte en Perú.
Esta brutal crisis social golpea a todo el continente y en algunos países es el bonapartismo, como el chavismo o el Partido Comunista Cubano devenido en nueva burguesía, el encargado de controlar a las masas con regímenes militares.
El avance a la barbarie, a las condiciones insoportables de vida para millones de explotados en Centro y Sudamérica, no se aguanta más. Caravanas de migrantes son recibidas a los tiros al norte del Río Bravo.
¿Qué ha sucedido? Fue entregada la revolución socialista y los traidores de Cuba y sus seguidores, los renegados del trotskismo, son los responsables directos de tanta derrota y traición. Es más, en La Habana se reunieron todos los ex partidos trotskistas del mundo para cortejar al “ala izquierda” de la nueva burguesía del Partido Comunista Cubano. Miserables.
Ellos, junto a la lacra stalinismo, les sacaron el triunfo a las masas de la mano y ahora la burguesía viene por todo.
En este momento está saliendo el portaaviones Washington y toda la flota de mar norteamericana del Atlántico a hacer operaciones militares con todas las fuerzas armadas de toda América Latina.
No es narco-estado… Son países coloniales o semicoloniales sometidos mil veces más al imperialismo y a su política contrarrevolucionaria. Eso es lo que dejaron las direcciones traidoras.
Mientras tanto, las rebeliones en El Caribe no cesan, pero éstas ya parten de condiciones absolutas de barbarie, de desintegración nacional y de pudrición de las condiciones objetivas para la revolución.
Haití, por dar un ejemplo, se hunde en el precipicio de la barbarie capitalista y el fascismo. Cada pandilla burguesa tiene su propio aparato paramilitar ante la desintegración del ejército. Los de arriba están en una absoluta crisis, pero los de abajo aún no los pudieron derrocar.
La bancarrota de Haití es la de un estado colonial intervenido por las tropas de la ONU. Ya EEUU se prepara para desembarcar allí y preparar ofensivas militares superiores en su “patio trasero”.
¿Cómo definirían ustedes a Haití? Nosotros de forma sencilla: un estado burgués colonial en descomposición, funcionando normalmente en estas condiciones en las que el proletariado no ha podido dar una respuesta: con burgueses defendiendo sus negocios y contratando cada uno bandas de mercenarios que los defiendan, y el imperialismo preparándose para intervenir directamente y quedarse con todo el botín.
Lo que sucede en Haití es la barbarie producto de la descomposición de las condiciones objetivas y de la tardanza de la toma del poder por parte del proletariado.
La única salida para Haití era ser una nueva Cuba obrera y campesina en su territorio. El stalinismo lo impidió y ahora Cuba va camino a ser un nuevo Haití, con un puñado de gusanos multimillonarios salidos de las entrañas del PC, que se reunieron recientemente con los gusanos de Wall Street para intercambiar negocios.
Lo mismo comienza a suceder en Ecuador con los llamados “putch de las bandas del narcotráfico”. Esto indica también la descomposición de las condiciones objetivas luego de que los obreros y campesinos de ese país protagonizaran no menos de 7 levantamientos revolucionarios en los últimos 20 años. En el último, en 2019, llegaron a dividir la base del ejército.
Sobre la actual crisis social que existe en Ecuador, se montó una fracción burguesa ultraminoritaria que intentó utilizar la dolarización de la economía que rige en ese país para el lavado de todo tipo de dinero en negro. En respuesta a esto, la mayoría de las pandillas burguesas, bajo el comando yanqui, ganaron las calles con las FF.AA., impusieron de hecho un estado de sitio y un golpe militar y establecieron un verdadero régimen bonapartista, donde el Parlamento es solamente una figura decorativa. El narcotráfico no fue más que la excusa para este autogolpe.
Esta es la barbarie que impone el imperialismo con su dominio del planeta, impulsando pequeñas zonas del mismo a la expansión y el crecimiento, mientras hunde a la mayoría en la postración, la miseria y la descomposición.
En América Latina, los yanquis vienen por todo en su disputa por las fuentes de materias primas, ya sea tradicionales o para las nuevas ramas de producción. EEUU viene por el agronegocio, por el litio, por el cobre, por el gas… Los yanquis se han lanzado a recuperar el control del planeta y las fuentes de materias primas. Los choques ínter-imperialistas serán cada vez más brutales, al igual que las guerras de opresión nacional.
De ello se trata la época de crisis, cracs, guerras y revoluciones.
Estas condiciones de barbarie tienen una causa fundamental, que es la crisis de dirección, la sobreabundancia de direcciones traidoras que aquí y allá deshacen lo que las masas construyen con sus combates, las empujan desarmadas a los choques con la soldadesca, las entregan con las manos atadas a la explotación de los capitalistas…
Los reformistas creen que sin que la clase obrera tome el poder, ésta puede resolver la crisis de su miseria actual e inclusive, expulsar al imperialismo y comer dignamente. ¡Mentira, mil veces mentira! La vida, los crudos hechos ya muestran la verdad.
Se agudiza la crisis de dirección y cuando esto sucede, en el movimiento revolucionario viene la reacción, no para sacar lecciones revolucionarias de las tragedias que viven las masas y de las traiciones de sus direcciones, sino para adaptarse y acomodarse a ellas. Esa es una ley.
Aparece el escepticismo de por qué no triunfó la revolución. Los capituladores le echan la culpa al trotskismo y a la IV Internacional porque no se tomó el poder, cuando son ellos los que la traicionaron y la siguen traicionando alevosamente y renuncian a su programa para preparar los próximos combates revolucionarios.
En concreto, en América Latina, la ofensiva revolucionaria de Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, ha sido silenciada.
Y en ese silencio de sangre y traiciones… surge la adaptación, las lecciones reformistas o reaccionarias de las batallas dadas. Ustedes no pueden caer en ese barranco. Deben pararse en un punto.
Las diferencias que se han abierto entre nosotros son muy agudas y graves. Ustedes deben definir si vuelven a hacer suyo el programa de fusión de 2011 y las bases estratégicas principistas sobre la revolución mundial de la FLTI o deciden tomar el camino político de las “disidencias”.
Sus posiciones están escritas. Y también están escritos todos los documentos y declaraciones que ustedes firmaron con nosotros. La base de la FLTI debe procesar esta discusión democráticamente.
Colombia es un eslabón de la revolución latinoamericana, mil veces entregada y traicionada por el stalinismo y el castrismo. Ese proceso de revoluciones de América Latina tendía a coincidir con el levantamiento de la clase obrera de EEUU, de ese poderoso proletariado norteamericano que hoy es la verdadera vanguardia de lucha por el pueblo palestino, con sus soldados inmolándose en la embajada sionista en Washington.
Un levantamiento de los explotados norteamericanos como en Vietnam para frenar la masacre en Gaza, sería un factor decisivo para liberar al pueblo palestino martirizado. El gobierno de Biden, mientras arma hasta los dientes al sionismo, ya no puede seguir diciendo públicamente que apoya su accionar en Gaza, a riesgo de generalizar el odio de masas contra su gobierno. Inclusive, ha comenzado un movimiento de soldados y reservistas del ejército norteamericano que se niegan a apoyar al sionismo y a enviarle armas.
En EEUU se está definiendo la suerte de las masas palestinas y de toda América Latina. La clase obrera norteamericana es la más grande aliada de los pueblos oprimidos, como lo es y será el proletariado de la Europa imperialista, a condición de derrotar a las burocracias y aristocracias obreras que lo controlan.
Como planteamos anteriormente, Palestina es una de las últimas batallas de la revolución siria y de todo Medio Oriente, y hay que decirlo para marcar a fuego la traición del stalinismo que, como en Colombia, envió en Siria a más de 600 mil explotados a la masacre en tan solo 5 años, apoyando internacionalmente al fascista Al Assad.
Para salvar a Palestina es necesaria la Huelga General internacional revolucionaria que está planteada a la orden del día. La consigna de “armas para Palestina” solo se puede garantizar rompiendo el cerco del stalinismo y las burguesías árabes de Jordania, Cisjordania, Líbano y Egipto que lo impiden, como ya dijimos.
Como vemos, tanto en Haití como en las masacres de Medio Oriente y los 262 millones de migrantes que recorren el planeta, la barbarie se aproxima a azotar cada vez más a la civilización. Si la revolución proletaria no lo impide, lo que está por delante es más barbarie, fascismo y guerra.
El apotegma del trotskismo, como nunca, mantiene toda su actualidad: socialismo o barbarie. La crisis de humanidad se reduce, entonces, a la crisis de la dirección revolucionaria del proletariado, como plantea el Programa de Transición.
Nuestra tarea es preparar los próximos combates con estas lecciones revolucionarias, reagrupando cuadros, combatiendo a las direcciones traidoras y creando canales con el movimiento de masas.
La IV Internacional se refundará si sus combatientes rompen abiertamente con el stalinismo, si no le ceden un ápice a sus traiciones y si somos capaces de demostrarle a la clase obrera el rol de quinta-columna que juega aquí y allá.
Recientemente se ha realizado una reunión de stalinistas y ex trotskistas de Grecia, Rusia, América Latina, Turquía… Ellos apoyan la invasión de Putin a Ucrania. Eso es el stalinismo: colocar a la clase obrera en la trinchera equivocada en las guerras de liberación nacional. Allí, en las trincheras, el stalinismo marcha con los opresores: en los tanques de Rusia, pregonando la política de “dos estados” en Palestina, y con Al Assad y Putin masacrando en Siria.
Ustedes se han hecho un embrollo entre el “narco-estado” y el rol del stalinismo. Ya es hora de pararse en un punto.
Este debate es clave. Los renegados del trotskismo, abrazados al stalinismo, ya han entregado la IV Internacional. El que le entrega la uña del dedo meñique al stalinismo, es responsable de embellecerlo y encubrir sus traiciones. Ese es el rol de los traidores de la IV Internacional que hicieron frentes y partidos únicos con ellos, desde los encuentros de La Habana a las Conferencias Mediterráneas.
En América Latina, los renegados del trotskismo llamaron a votar a todos los gobiernos de frente popular que desviaron los procesos revolucionarios y en EEUU, al mismo Biden con la excusa de “combatir a Trump”, como dijimos.
Como afirman correctamente los marxistas revolucionarios de la JRCL-RMF, no habrá camino a la victoria de la revolución socialista sin derrotar al monstruo stalinista, que desde el siglo pasado traiciona y entrega la revolución mundial.
Es el partido de Stalin, de los masacradores del Partido Bolchevique y la vanguardia obrera del régimen de los soviets en la URSS. Los entregadores de la revolución a la salida de la Segunda Guerra Mundial. Los que entregaron Chile de los ’70 y los movimientos de liberación nacional en toda África. Son los que aplastaron a sangre y fuego a las masas de los ex estados obreros, para luego entregarlos al imperialismo. Entre ellos y nosotros hay un río de sangre.
Las FARC “disidentes” mantienen una negociación abierta con Petro, al que consideran un gobierno “progresista”, más allá de los tires y aflojes actuales, mientras que las FARC desarmadas se han integrado al régimen burgués colombiano. Muchos de sus dirigentes son parte de la academia universitaria, dando clases sobre la “reconciliación”, como es Renan Vega Cantor, que escribe sobre la tragedia del sionismo en Palestina y se la pasa cantándole loas al asesino Putin. Inclusive éste es utilizado por miembros de vuestro grupo como fuente de información y divulgación, lo que constituye una verdadera vergüenza.
Vega Cantor fue premiado por el chavismo por su misión cumplida en el desvío de los procesos revolucionarios de América Latina. Despotrica contra el sionismo, pero calla la traición del stalinismo y el rol de la burguesía de la OLP que muele a tiros a todo palestino de Cisjordania que intente combatir junto a Gaza. Este hombre es un defensor acérrimo de Putin y Al Assad…
La batalla teórica contra la intelectualidad stalinista, que busca reagrupar cuadros para la “reconciliación” con las clases enemigas, es una tarea central para refundar al trotskismo principista internacionalista en Colombia. No hacerlo, es fracasar de antemano.
En Colombia hay una particularidad. Si hubo un país de América Latina donde se expresó con claridad la capitulación al stalinismo de todas las corrientes del trotskismo en los ’70 y los ’80, fue Colombia. Hicieron frentes sindicales con el ELN, que supieron romper a tiempo pero a costa de perder a uno de sus máximos dirigentes para el stalinismo. El Secretariado Unificado se fue a un apoyo abierto de las alas travestidas de “izquierda” del stalinismo, rompiendo el bloque socialista, mientras el PST, pese a su política valiente de la Brigada Simón Bolívar, consideraba que los sandinistas eran los jacobinos de la revolución nicaragüense y éstos, en cambio, terminaron siendo sus carceleros y torturadores. Esa es la tragedia del trotskismo colombiano, latinoamericano y mundial. Siempre a los pies del stalinismo. Y después todos despotricaron contra el trotskismo. Le echaron la culpa de sus propias traiciones y capitulaciones.
Ustedes están en una disyuntiva: tras los pasos del “trotskismo de Yalta” y su capitulación al stalinismo, o reagrupando fuerzas internacionales para poner de pie la lucha por refundar a la IV Internacional. O cambian el rumbo de adaptación con el stalinismo o romperán abiertamente con el trotskismo.
El núcleo revolucionario de Cali debe retomar el rumbo
Compañeros, ustedes deben hacer una propuesta principista para continuar este debate, publicando esta carta de crítica a vuestras posiciones.
De nuestra parte, la mantendremos por ahora reservada a nivel interno de la FLTI, para darles a ustedes la posibilidad de responder, a condición de que si se proclaman grupo “simpatizante de la FLTI”, tengan una relación leninista y sana con nuestra corriente:
a) Poniendo en pie un Comité Paritario de coordinación, organización del debate y acción en común
b) Publicando los materiales centrales de la FLTI, como es obligación de todo grupo simpatizante de nuestra corriente.
Ustedes no pueden decirse “simpatizantes” de una organización sin publicar ninguna de sus declaraciones. Eso significaría utilizar el nombre de esa corriente para plantear una política propia y tomar algunas vituallas de ella, cuestión que para nosotros es inadmisible, puesto que esto sería hacerle un “grupo gemelo” a la FLTI, tomándole vituallas a la misma para aplicar otra política. Ese no es un método leninista de relaciones políticas entre revolucionarios.
Esta es la relación sana que tenemos establecida con otros grupos simpatizantes o con corrientes que tenemos relación de colaboración política como los grupos de Rusia o la JRCL-RMF de Japón, que siempre han publicado nuestras posiciones, estén o no de acuerdo, como hacemos nosotros con las de ellos.
c) Los materiales que están puestos a discusión y votación en toda la base de la FLTI son, por un lado, vuestro último periódico y las enmiendas al mismo que fueron publicados en la página web de la FLTI y por el otro, este documento y las tesis del año 2008 de fusión con ustedes, con respecto a las condiciones internacionales y la política para construir un partido revolucionario en Colombia como parte del combate por refundar la IV Internacional.
En este envío también adjuntamos materiales tales la declaración de las FARC-EP “Segunda Marquetalia” y los dichos de Petro, donde ellos definen posiciones públicas sobre el “narco-estado” y la política del sionismo, que en gran medida ustedes han hecho propias.
Ustedes tienen la palabra. Nuestra opinión es que las tesis de Colombia sobre los ’70, los ’80 y el siglo XXI ya se están escribiendo. Las escribimos juntos desde la FLTI desde el año 2000, 2008, 2011, en los materiales que les fuimos detallando a lo largo de esta carta. Las escribimos con sangre en la revolución siria y junto al equipo de la dirección de la FLTI, conquistando un programa preciso y lecciones revolucionarias del último levantamiento del 2021 en Colombia.
Con el reflujo de los procesos revolucionarios en América Latina, los trotskistas corremos el riesgo de borrar con la mano derecha lo que escribimos con la mano izquierda, cuando ardían los procesos revolucionarios. Estamos seguros que ustedes no lo van a hacer.
Nos comprometimos a hacer un debate sin ningún tipo de diplomacia. Acá se trata de buscar la verdad que es lo que le sirve al movimiento obrero. Surgieron diferencias políticas y hay que procesarlas con bloques y tendencias. Por ello queríamos proponerles organizar en común el VII Congreso de la FLTI para que ustedes tengan todas las posibilidades con un boletín interno, etc., de convencer a la mayoría de nuestros militantes de vuestras posiciones, inclusive las metodológicas y sobre régimen que consideren necesarias, clarificando en primer lugar las diferencias políticas.
Saludos revolucionarios,
Milton, Ale V., CM y Abu Muhajer
Por el Secretariado de Coordinación Internacional de la FLTI
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