Argentina - 06 de marzo de 2022
Un nuevo “Plenario del Sindicalismo Combativo”: atado a la política parlamentaria del FIT-U y de espaldas a los obreros en lucha
El 5 de marzo se realizó un nuevo Plenario del Sindicalismo Combativo (PSC) en Buenos Aires, convocado según la propia Mesa Nacional para que “organicemos la participación en la movilización nacional contra el pacto colonial Gobierno-FMI”. Este era el objetivo central de la reunión.
Allí hablaron principalmente las figuras sindicales y del movimiento de desocupados pertenecientes a los partidos del FIT-U (PO, MST, IS, PTS), sus diputados y las del NMAS. Los sectores en lucha tuvieron una mínima representación, con un par de voceros de Gri Calviño o de los despedidos de Garbarino.
Lamentablemente, el encuentro no estuvo precedido de un proceso de organización de la vanguardia obrera del neumático, ferroviarios, docentes, con asambleas de base para impulsar un proceso de autoorganización y coordinación concreta de los que luchan. Por ello tampoco hubo delegados con mandato de base.
Al contrario. No hubo asambleas en el SUTNA, la UF-Haedo ni en SUTEBA (La Matanza). Importantes sectores en lucha no fueron invitados. Los despedidos de la Línea 60, los portuarios de Terminal 5, las obreras de La Nirva, los desocupados reprimidos y perseguidos de Jujuy, no estuvieron representados. El PSC solo reunió a las tendencias sindicales del FIT-U, en un encuentro a lista cerrada donde las corrientes y sectores críticos tuvieron la participación vedada, es decir, una reunión de espaldas a las tradiciones del clasismo de los ’70 y la democracia obrera, o de las asambleas piqueteras de 2001 que agrupaban a los trabajadores en lucha.
La mesa directiva inclusive llegó al punto de interrumpir abruptamente al delegado de Aluar, Navarro, que reivindicaba la enorme lucha en Chubut y el “que se vayan todos”, aduciendo que se le había terminado el tiempo.
Nada de esto es casual. El objetivo del FIT-U estaba lejos de las necesidades de los obreros en lucha y los millones de hambrientos que llenan los movimientos de desocupados. Esto quedó reflejado en las resoluciones. Aunque la convocatoria hablaba de la coordinación de “acciones para que las luchas en curso por salario, en defensa de las fuentes de trabajo y los convenios colectivos se unifiquen y triunfen”, el PSC solo votó movilizar al Congreso el 10 de marzo contra el acuerdo contra el FMI, tal como planteaba el FIT-U, entre otras resoluciones de carácter testimonial.
Esto le puso un enorme límite a todas las resoluciones. No se votó ninguna acción concreta de coordinación ni medidas de lucha obrera. No se llamó a derrotar a la burocracia sindical ni a luchar atacando la propiedad de los capitalistas. Ni siquiera planteó que la lucha contra el acuerdo de coloniaje del FMI, por salario, trabajo y vivienda, es la lucha por derrotar en las calles el plan económico del gobierno, ni llamó a pelear por ello en los sindicatos y movimientos de desocupados.
Luego del plenario, los portuarios de Terminal 5, los compañeros de Gri Calviño, La Nirva, Garbarino, los desocupados combativos, etc. siguen como antes: resistiendo solos ante el ataque feroz del gobierno y los capitalistas.
De esta manera, el FIT-U le impuso a los combativos obreros del neumático, a los ferroviarios de la Línea Sarmiento, los docentes de La Matanza, etc., su política de enfrentar el ataque del gobierno y el FMI con movilizaciones testimoniales de presión sobre el Parlamento y el gobierno agente del imperialismo para que se rechace el acuerdo, en lugar de llamar a combatir con la huelga general y los métodos de la clase obrera.
Claudio Dellacarbonara (PTS) lo planteó claramente en el plenario: “necesitamos construir una respuesta lo más amplia posible para rechazar el acuerdo con el FMI y resistir su aplicación. Necesitamos una gran unidad, como la que logramos el 11 de diciembre y el 8 de febrero en esas movilizaciones que llenaron Plaza de Mayo. Solo con espacios más amplios y acciones masivas vamos a poder enfrentar realmente el pacto con el Fondo. Pero además vamos a tener más fuerzas para exigirle a los sindicatos que hoy están en una tregua escandalosa convoquen un paro y plan de lucha”.
Más allá de matices y diferencias secundarias que hubo, las resoluciones del PCS estuvieron atadas a esa política del FIT-U: poner en pie un movimiento amplio contra el FMI que haga grandes movilizaciones pacíficas, sin lucha en las calles, cuestión que solo puede terminar llevando a la vanguardia obrera a los pies de la burocracia sindical y los partidos patronales.
El año pasado, cuando había condiciones para organizar una gran lucha obrera contra el FMI, el FIT-U impulsó esta misma política. La clase obrera y el pueblo de Chubut habían derrotado la ley de Arcioni y la Pan American. Los portuarios de Terminal 5 resistían el ataque del gobierno y las navieras. Vilca tenía el apoyo de la absoluta mayoría de la clase obrera de Jujuy para. Miles de desocupados se movilizaban cada semana contra el hambre. Pocos meses antes, sectores de base se autoconvocaban contra las traiciones de la burocracia sindical peronista.
La movilización del 11 de diciembre contra el FMI se llamó con la promesa de un plan de lucha que terminó en palabras de Del Caño y Bregman. El FIT-U se negó a impulsar el reagrupamiento y la coordinación de las filas obreras. Por ello el PSC no sesionó en el puerto cuando la Terminal 5 estaba en huelga, ni en Chubut cuando se enfrentaba en las calles a Arcioni y la Pan American. Lamentablemente, el plenario llega cuando los procesos de lucha han retrocedido o se han impuesto duras derrotas.
Hoy se pretende llevar a la vanguardia obrera nuevamente por un camino opuesto al de Chubut y la lucha contra Arcioni y la Pan American Silver: choques en las calles con las bandas de la UOCRA, huelgas, piquetes, ataque a la casa de gobierno, la legislatura, los tribunales. En el puerto de Buenos Aires, los obreros de Terminal 5 echaron a los carneros de Coria y Schmidt de la terminal y enfrentaron a la Maersk con huelgas y piquetes. Ni hablemos de los métodos del Argentinazo y el 2001.
Las exigencias de plan de lucha y paro general planteadas a la burocracia sindical sirviente del FMI son una letanía sin un salto en la autoorganización y la coordinación de la vanguardia obrera que el FIT-U no se plantea encabezar ni organizar.
Mención aparte merece la resolución contra la guerra en Ucrania, que expresa la solidaridad con el pueblo ucraniano pero no plantea ninguna medida de solidaridad efectiva, con medidas de lucha, envío de medicación y alimentos desde los sindicatos y organizaciones piqueteras, movilizaciones a la embajada rusa, llamados a una lucha internacional unificada a las organizaciones obreras del mundo, etc.
Esta política impide que el SUTNA, la UF-Haedo, SUTEBA-Matanza, etc. retomen el camino del clasismo de los ’70 que enfrentaba la guerra de Vietnam y le marquen al movimiento obrero un curso de combate internacionalista contra la guerra.
El plenario del 5 de marzo ha mostrado nuevamente que el FIT-U le impuso su política de pasividad y autoproclamación a la vanguardia obrera, haciendo del PSC un tinglado sectario de espaldas a las necesidades de los obreros en lucha y los millones de desocupados, de espaldas a la lucha en las calles contra la burocracia sindical por reabrir el camino a la huelga general.
Para romper su aislamiento y encabezar efectivamente la lucha contra el FMI, la vanguardia obrera debe superar esta política parlamentarista del FIT-U, luchando por poner en pie organismos de autodeterminación y coordinación de la resistencia obrera, que son los verdaderamente aptos para derrotar a la burocracia sindical y enfrentar el ataque del gobierno, el FMI y la oposición patronal. |