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Argentina - 17 de noviembre de 2021

 

Se impuso la farsa electoral de los de arriba y mientras el  FITU celebra que sumó miles de votos, bancas y concejalías, la vida para la clase obrera sigue siendo insoportable...


HAY QUE UNIR LAS FUERZAS DE LOS TRABAJADORES PARA ENFRENTAR EL ATAQUE DE LOS CAPITALISTAS QUE YA ESTÁ ACÁ Y NO HACE MÁS QUE PROFUNDIZARSE

 

Con las elecciones legislativas del domingo, se terminó de imponer una verdadera trampa electoral que es festejada por  el conjunto de los partidos patronales que salen fortalecidos para profundizar el ataque contra la clase obrera a cuenta y orden del imperialismo. Que logren imponer este plan de profundización de la Argentina maquila, el saqueo y sometimiento con triples cadenas al imperialismo aún está por verse,  pero de momento el régimen se fortalece y respira aliviado.
El FIT-U que logró sumar varios miles de votos, superando los 1.400.000, celebra que es la “tercera fuerza nacional”, rondando 6%. Consiguieron el ingreso al Congreso Nacional de Myriam Bregman, Nicolás del Caño, Romina del Plá y Alejandro Vilca. Además de bancas en CABA, provincia de Buenos Aires y concejales en distintos puntos del Conurbano bonaerense.


Ante estos resultados vale decir que un sector de la clase obrera votó al FITU, simpatizando, evidentemente con las ideas expresadas durante la campaña,  pero la verdad sea dicha: en medio de la miseria y el hambre de las masas, cuando el imperialismo viene por todo en el continente, el régimen burgués de conjunto salió fortalecido para aplicar los planes del FMI porque se impuso la trampa electoral y los trabajadores, principalmente, votaron por sus verdugos del PRO, el Frente de Todos y Milei.


Los partidos que componen el FITU, en sus balances, insisten en afirmar que sus bancas son expresión de la lucha y que desde allí, presionando al parlamento fantoche de los bandidos hambreadores del pueblo, se podrá frenar el ataque del imperialismo, conquistando demandas de la clase trabajadora con una “nueva oleada verde”. Nos están diciendo que el reparto de las horas de trabajo  entre todas las manos libres y la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial se pueden obtener con una lucha de presión. Así el PTS en su artículo "La campaña electoral del FITU, el programa y la estrategia"(17/10/21) plantea: “Por esto, la posibilidad o imposibilidad de imponer la jornada de 6 horas depende de la voluntad de lucha y organización de las y los explotados y oprimidos. Se podría imponer con la lucha una ley nacional, comenzar por su aplicación en las grandes empresas, con el control por parte de los trabajadores para ver la aplicación no sólo en las grandes sino también en las pequeñas y medianas y en áreas del estado o en la creación de nuevas fuentes de empleo (construcción de viviendas, escuelas y hospitales). Los recursos deberían provenir de lo que han acumulado a costa del trabajo ajeno los grandes empresarios y terratenientes, como hemos ya planteado”.
Afirmar que el Parlamento burgués que es una escribanía de Wall Street puede votar alegremente entregar sus ganancias y las de sus multinacionales en favor de los trabajadores, productores de la riqueza, no es solo un absurdo, es plantear que al Parlamento se le puede cambiar el contenido de clase, y que así, pasito a pasito, iremos conquistando el socialismo. Así lo explicitan blandiendo el programa del estalinismo, rompiendo con el apotegma revolucionario. Ellos dicen en el artículo ya mencionado: “Es decir, que al tiempo que peleamos, día a día, por conquistar cada uno de nuestros derechos, sabemos que solo podremos construir plenamente una vida libre de discriminaciones, violencia, miseria y explotación si logramos arrebatarle a los capitalistas no solo el poder económico sino también su dominación política, conquistando un gobierno obrero y del pueblo pobre, basado en asambleas de trabajadoras y trabajadores, como parte de una lucha internacional que inicie la construcción de una sociedad sin explotación ni opresión.”
Esto no hace más que confirmar la consolidación del FIT-U como un partido socialdemócrata. Por eso festejan la “bancada fuerte” que “dará pelea en el Parlamento”. Así siembran ilusiones en este sistema putrefacto que no puede darle ya a los esclavos ni un pedazo de pan, cuando no solo no puede otorgar reformas sino que la burguesía pasa a la ofensiva de arrebatarnos nuestras conquistas, como ya lo están imponiendo con la reforma laboral en los hechos como pudimos verlo en Toyota con el establecimiento del día sábado como un día laboral corriente (dejando de contabilizarse como horas extras). Este razonamiento socialdemócrata, se podría exponer como lo hacía Trotsky, al definir la política stalinista en Francia en los '30 con estas palabras: “En cinco años, en diez años, en veinte años, tendremos más votos y más puestos electivos; entonces hay que esperar y tomaremos el poder” (LT, Una vez más, a dónde va Francia). Pero los revolucionarios sabemos que los capitalistas no pueden ceder algo a los obreros, más que cuando están amenazados por el peligro de perder todo.


Para conquistar lo que el FITU plantea hace falta mucho más que una nueva ola verde. Hace falta tocarle la propiedad a los capitalistas, imponer la expropiación del 1% que se apropia de las ganancias producidas por el hombre sobre la ruina del 99% de la sociedad. Y esto no se conquistará pacíficamente sino con una lucha revolucionaria que no deje piedra sobre piedra del estado burgués e imponga, sobre la destrucción de este, el poder de los de abajo. Es que “la más inmediata de todas las reivindicaciones debe ser reivindicar la expropiación de los capitalistas y la nacionalización (socialización) de los medios de producción. ¿Que esta reivindicación es irrealizable bajo la dominación de la burguesía? Evidentemente. Por eso es necesario conquistar el poder” (Ibi Idem).


Para responder al feroz ataque recolonizador del imperialismo, retomando el camino del 2001 y que esta vez sea triunfante, es necesario organizar sin demora -porque el ataque no está por venir, sino que es aquí y ahora- el combate decisivo de la clase obrera para que esta pese en la escena política nacional y avance en la senda revolucionaria. Trotsky oponía al programa del stalinismo que el FITU calca, el programa revolucionario planteando: “Explicando todos los días a las masas que el capitalismo burgués en putrefacción no deja lugar, no sólo para el mejoramiento de su situación, sino incluso para el mantenimiento del nivel de miseria habitual; planteando abiertamente ante las masas la tarea de la revolución socialista, como la tarea inmediata de nuestros días; movilizando a los obreros para la toma del poder; defendiendo a las organizaciones obreras por medio de las milicias; los comunistas (o socialistas) no pierden, al mismo tiempo, ni una sola ocasión de arrancar al enemigo, en el camino, tal o cual concesión parcial o, por lo menos, impedirle rebajar aún más el nivel de vida de los obreros”.   


Y las condiciones de para hacerlo están más que maduras. En Jujuy Alejandro Vilca obtuvo el 25% de los votos totales, es decir que se trata de una fuerza mayoritaria en el movimiento obrero jujeño. Allí podemos poner en pie un bastión revolucionario de la clase obrera, que barriendo con la podrida burocracia del pacto social que impone el ataque capitalista, reagrupe las fuerzas de la clase obrera. Desde allí con los sectores de lo más explotado del proletariado argentino como son los obreros de los ingenios, llamando a los trabajadores autoconvocados portuarios y de la salud,  concentrando las fuerzas y el llamado de la lista negra del SUTNA, desde los Sutebas combativos de Buenos Aires y ATEN de Neuquén, desde Ferroviarios dirigidos por el Pollo Sobrero hay que preparar y organizar ya mismo el combate contra el gobierno del FMI. ¡El FIT-U debe romper su sometimiento al régimen y volcar sus fuerzas para esta lucha decisiva e impostergable! Porque en ella le va la vida a la clase obrera argentina. 


Contrario a los balances que presentan los partidos del FITU, de un régimen debilitado tras los comicios, afirmamos que los resultados de la contienda electoral, sumado a una dura represión y persecución de los que luchan, y el accionar de la traidora burocracia del pacto social, dejan a los exploradores en mejores condiciones para atacar a las masas, que encuentran sus filas divididas y desorganizadas.


Un movimiento protofascista de la gran patronal intenta levantar cabeza. Incluso a cobijo de la gran patronal realiza  sus primeras demostraciones armadas como en su acto en Luna Park, mientras los luchadores obreros son perseguidos, condenados y encarcelados por defenderse de la represión de los perros de presa de la patronal.  En esta situación, el veneno azucarado de las falsas esperanzas que lanzan los reformistas, es sumamente peligroso para los trabajadores. En Francia en los '30, Trotsky afirmaba "Nada aumenta tanto la insolencia de los fascistas como el blando “pacifismo” de las organizaciones obreras. Nada destruye tanto la confianza de las clases medias en el proletariado, como la pasividad expectante, como la ausencia de voluntad de lucha".


La burguesía prepara sus fuerzas entre los pistoleros de la burocracia, las fuerzas represivas y los movimientos protofascistas para imponer sus planes de hambre y saqueo hasta el final,  como hemos visto ya en América Latina, con acciones contrarrevolucionarias, feroz represión y  muertes, bajo los “cantos de sirena” del pacifismo y las trampas electorales.


Ellos, el imperialismo, la burguesía y sus perros, hablan el lenguaje de la guerra de clases.


Es hora de que la clase obrera argentina vuelva a pesar en la política nacional hablando el lenguaje de la revolución, con huelgas, piquetes, derrotando a la burocracia sindical traidora, atacando la propiedad de los capitalistas y conquistando comités de autodefensa armados contra las bandas fascistas para preparar su escarmiento antes de que sea demasiado tarde. Es falso afirmar que plantear “medidas extremas” alejaría a un sector de ella clase obrera y la pequeñoburguesía. "Por el contrario: la capa inferior de la pequeña burguesía, sus grandes masas no ven en los partidos obreros más que máquinas parlamentarias, no creen en su fuerza, no los creen capaces de luchar, no creen que esta vez estén dispuestos a llevar la lucha hasta el final (...) Para atraer a su lado a la pequeña burguesía, el proletariado debe conquistar su confianza. Y, para ello, debe comenzar por tener él mismo confianza en sus propias fuerzas. Necesita tener un programa de acción clara y estar dispuesto a luchar por el poder por todos los medios posibles." (LT, A dónde va Francia). El camino no es otro que la lucha decidida por la revolución socialista, la única salida para terminar con el hambre y la miseria generalizada, la represión y la feroz dictadura del capital que torna cada día más insoportable la vida de los explotados.

 

 

 

 

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