Dolor inmenso la muerte de David. Le escribo porque pienso que puede que la familia necesite una mano de algún modo más allá de mi lejanía. Siento que me corresponde. Lo recuerdo como un gran luchador y me pregunte hace muy poco porque no lo vi en Penta.
Ésta trágica noticia me respondió de la peor manera. Lo voy a recordar siempre valiente, noble, fuerte y decidido. Un laburante, ante todo de buen corazón, eso me trasmitía ese compañero. Uno con algo particular. Acostumbrada a ver muchas cosas malas en las organizaciones, para mi su figura era respetable, me despertaba admiración, siempre defendiendo lo que él consideró justo para su clase, con mucho esfuerzo, con grandes sacrificios pero firme. Así lo recuerdo.
Hoy fue un día triste, de mucha angustia, de mucha impotencia y bronca también. Su muerte, la de una jovencita de mi barrio, la desidia del estado respecto de la salud de los trabajadores, la manera en la que nos condena a vivir y morir, una situación calamitosa para las familias trabajadoras y para millones de explotados así me lo imponen.
No voy a encontrar las palabras justas viejo, es algo que me cuesta terriblemente. Pero no quiero dejar de hacerle llegar a la familia mi apoyo y decirles que cuenta con la solidaridad de la mía que vale poco quizás pero que entre muchos pocos puede ser algo grande. Los trabajadores necesitamos de los trabajadores en las buenas y en las malas mas que nunca, siempre.
Les mando un fuerte abrazo para su familia, sus allegados y para sus compañeros de lucha que no se si puedo imaginar el sufrimiento que están pasando. Honor y gloria a los luchadores de la clase obrera, eternos que nunca serán olvidados por quienes confiamos en la victoria del socialismo más que en el triunfo de la barbarie capitalista que nos impone por ahora, y solo por ahora seguir viviendo como esclavos. Fuerza para ustedes y abrazo grande
Antonella Muzzio le escribe
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