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Bajo las actuales condiciones de la situación mundial, vemos hoy a los renegados del trotskismo jugar cada vez más abierta y desembozadamente su papel de estranguladores de la clase obrera y los explotados, implementando la misma vieja política de colaboración de clases, de apoyo a gobiernos de frente popular, a burgueses “progresivos” y militares patriotas, a imperialistas “democráticos” contra el “fascismo”; es decir, retomar la posta de la vieja política traidora del stalinismo. Cada vez más abiertamente acuden al llamado de los gobiernos y regímenes burgueses para que los sostengan no sólo ya desde afuera, sino desde adentro de los mismos. Así, hoy vemos a los liquidadores de la IV Internacional haciéndose responsables en Venezuela –con un ministro de trabajo de la UNT, la central sindical dirigida por renegados del trotskismo- de un gobierno burgués como es el de Chávez, amigo del monopolio siderúrgico Techint y su dueño Paolo Rocca y que, al igual que Morales en Bolivia, viene de anunciar “nacionalizaciones” que no son más que “joint ventures”, empresas mixtas donde se asocian para hacer fabulosas ganancias, los monopolios imperialistas y la burguesía nativa, todos ellos explotadores de la clase obrera.
Quedan al desnudo y se develan cada vez más como responsables del sometimiento de la clase obrera boliviana a Chávez y Fidel Castro que han enviado más de 15.000 cuadros castristas y chavistas a Bolivia, para garantizar la subordinación de la clase obrera al gobierno de colaboración de clases de Morales, en momentos en que más y más la burguesía boliviana se disputa ferozmente la renta hidrocarburífera y nacional, amenazando con desembocar en un enfrentamiento de campos burgueses, con el proletariado y los explotados sometidos a ellos.
En Brasil, son responsables del gobierno pro-imperialista, antiobrero, represor y asesino de campesinos sin tierra de Lula, al que le dieron el ministro de la reforma agraria, Rosetto, mientras que el PSOL de Heloísa Helena y el PSTU juegan el rol de contener por izquierda la ruptura de franjas enteras de la clase obrera con el PT y con la burocracia sindical de la CUT y de llevarla, en última instancia, a votar nuevamente por Lula, como sucediera en las últimas elecciones presidenciales.
En Italia, después de estar más de quince años integrados con el stalinismo en un partido único, Rifondazione Comunista (RC), toda un ala de los renegados del trotskismo tiene diputados, senadores y funcionarios en el gobierno imperialista de la “Unione” –alianza entre el PDS y RC- que está pasando un feroz ataque contra la clase obrera italiana y que comanda a las tropas imperialistas de la ONU en el sur del Líbano.
Semejante accionar a velas desplegadas de los renegados del trotskismo usados como “limones exprimidos” por los regímenes y gobiernos burgueses -tal como decía Trotsky en los ’30 del stalinismo y de los centristas del Buró de Londres- los llevará a estallar una vez más, como ya lo están haciendo. Así, en Argentina asistimos a recurrentes estallidos de estas corrientes en función de cómo ubicarse en el régimen infame, como es el caso del antiguo MST de la UIT-CI, hoy devenido en dos corrientes a cuál más reformista, y del PTS, que como una cebolla, desprende fracción tras fracción. En Bolivia, el POR vive estallidos recurrentes y es una máquina de expulsar a toda voz que se atreva a disentir aún mínimamente con Lora. La corriente espartaquista –prostalinista y sindicalista hasta la médula- estalló hace unos años, y vive dando origen a fracciones, grupos y grupúsculos. En Inglaterra viene de estallar hace unos meses la vieja LCRI (rebautizada hace algunos años “Liga por la V Internacional), en dos fracciones completamente reformistas, una de ellas sirviente directa del Foro Social Mundial, y la otra, sirviente de la burocracia sindical de las Trade Unions y el Partido Laborista en el gobierno con Tony Blair. En Italia, el ingreso de estos renegados a la Unione y al gobierno de Prodi en Italia significó el estallido del altamirismo en ese país, y el surgimiento a principios de 2006 del PC-Rol en ese país.
Los nuevos estallidos de los renegados del trotskismo usados como limones exprimidos por los regímenes y gobiernos burgueses, dan a luz corrientes nacional-trotskistas y acuerdos internacionales oportunistas. El ingreso del Pc-Rol de Italia a la LIT-CI, un botón de muestra
Bajo las actuales condiciones, cuando esas corrientes ex trotskistas se han pasado al bando de la reforma, los grupos y corrientes que se desprenden de estos nuevos estallidos -hijos del revisionismo que en los ’90 surgió al interior mismo de las filas del entonces movimiento trotskista y que no dejara piedra sobre piedra de la teoría y el programa del marxismo revolucionario; hijos de décadas de ruptura con la praxis revolucionaria y de las capitulaciones terribles y traiciones directas de esas corrientes en el primer lustro del siglo XXI- lo máximo que llegan a dar son corrientes y grupos profundamente nacional trotskistas que buscan ocupar el espacio que queda en el flanco izquierdo de los regímenes burgueses por el brutal giro a la derecha de las corrientes de las que provienen; impulsando políticas pivertistas de presión sobre los gobiernos de frente popular y colaboración de clases, y sobre las instituciones burguesas como los parlamentos, la justicia y los ministerios, liquidando la lucha por la revolución proletaria como tarea cotidiana e inmediata de la clase obrera. Estas nuevas variantes del socialismo nacional, cuanto mucho, impulsan agrupamientos internacionales oportunistas, federativos, de acuerdos diplomáticos donde todos tienen cobertura “internacional” para capitular alegremente todos los días en su propio país.
Así ha sucedido con la reciente afiliación del PC-Rol de Italia –hoy renombrado Partido de Alternativa Comunista (PAC)- a la LIT-CI. Este es indudablemente un agrupamiento oportunista, sin balance de las capitulaciones y el sometimiento de la LIT y sus responsabilidades históricas en la destrucción del trotskismo argentino; sin balance de sus traiciones, como la del MAS de Argentina que en 1989 hacía un frente con el stalinismo mientras los cascotes del Muro de Berlín les caían en la cabeza. Un agrupamiento sin balance y oportunista, puesto que el PC-Rol rompió con el altamirismo cuando éste se disponía a entrar al frente popular en Italia, pero no rompió sus quince años de entrismo sui géneris en Rifondazione Comunista cuando Altamira y el PO apoyaron al gobierno burgués de Palacios en Ecuador, ni cuando llamaron a apoyar al gobierno burgués de Morales, ni cuando apoyan a velas desplegadas a la burocracia castrista y a Chávez, como lo hace esta corriente reformista argentina.
Lo más lejos que ha llegado entonces esta nueva ronda de estallidos, es a recrear corrientes nacional trotskistas que firman acuerdos federativos o de “nuevas internacionales” que, usurpando la autoridad del trotskismo, les permitan ubicarse en el flanco izquierdo de los regímenes burgueses nacionales. Muy lejos están estas corrientes de reagruparse o dividirse en base a los test ácidos de la revolución y la contrarrevolución a nivel internacional, esos acontecimientos agudos donde se ponen a prueba la teoría y los programas, y se distinguen con claridad reformistas de revolucionarios. Por el contrario, con este acuerdo entre la LIT y el PC Rol de Italia, el PSTU de Brasil podrá seguir alegremente votando a gobiernos burgueses como lo hicieron con Lula, desviar la ruptura de franjas de la clase obrera con el PT hacia acuerdos electorales con el stalinismo y corrientes pequeñoburguesas como es el P-SOL de Heloísa Helena, y seguir siendo en Brasil, bajo la dirección del castrista y stalinista Petras, integrante de honor de esa cueva de bandidos que es el Foro Social Mundial. Y el PC Rol podrá jugar el mismo rol en Italia.
Ni federación de grupos nacionales, ni alquimia centrista de acuerdos internacionales diplomáticos: ¡Por una Conferencia internacional de las fuerzas sanas del trotskismo que nos reconozcamos como tales bajo la prueba de los acontecimientos agudos de la lucha de clases internacional!
Desde el POI-CI afirmamos que estas unificaciones sin principios y acuerdos de conveniencia de aparatos nacionales y seudo-internacionales estallarán a la primera prueba seria de la lucha de clases, de la misma manera que estallara la reunificación sin principios del pablismo, el morenismo y el SWP norteamericano de 1963 -cuando todos juntos pusieron en pie el Secretariado Unificado- cuando vino el ascenso revolucionario generalizado de 1968-1974, y terminaran todos en el festín de la capitulación y la traición a la revolución política de Polonia y Checoslovaca, a la revolución portuguesa y al Mayo francés, y a la revolución chilena y del Cono Sur, entre otras.
Aprendiendo de las lecciones que nos dejara la Izquierda de Zimmerwald y Kienthal, desde la FLT, como internacionalistas, no nos reconocemos con los que no se definan con claridad frente a la traición de la “revolución bolivariana”, frente a los frentes populares y los “frentes democráticos”; frente a la cuestión cubana y venezolana, etc., porque huimos como la peste de hacer alquimias centristas que no resistirán la más mínima prueba de los durísimos combates de clase que se avecinan en el siglo XXI.
Hoy Oaxaca, como la cuestión chilena, como ayer Bolivia y Palestina, definen en qué lado de la barricada estamos los que nos decimos revolucionarios internacionalistas. Ubicados desde allí, desde el POI-CI llamamos a poner en pie la FLT para, en base al programa frente a los actuales tests ácidos de la lucha de clases mundial, comenzar reconocernos como tales con distintas corrientes que se reivindican del marxismo revolucionario, a condición de no traicionar los combates del proletariado internacional.
No buscamos ni buscaremos la línea de menor resistencia. Estamos orgullosos de ganarnos el odio de todas las corrientes reformistas y centristas colgadas a los faldones de la burguesía. Porque sabemos que cuando entren al combate los millones de obreros y explotados en China; cuando la clase obrera cubana juegue su futuro en la lucha contra la burocracia restauracionista; cuando vuelva a ponerse en pie el heroico proletariado ruso retomando su gesta revolucionarias de principios del siglo XX; cuando comiencen las primeras revoluciones en los países imperialistas y suenen los tambores de las próximas guerras interimperialistas, habrá llegado la hora del trotskismo, la hora en que los batallones más concentrados del proletariado internacional se vuelquen yendo decisivamente en ayuda de los explotados del mundo semicolonial que han regado de revoluciones y heroicos combates el inicio de este siglo XXI.
Como diría Lenin, es hora de agrupar a 10 hombres inteligentes y no a diez mil imbéciles; es hora de que los mencheviques hagan su partido –partido que ya tienen y que es esa cueva de bandidos del FSM que los agrupa a todos sin excepción-, y de que los bolcheviques hagamos el nuestro, que se podrá de pie cuando conquistemos una Conferencia Internacional de las fuerzas verdaderamente sanas y verdaderamente internacionalistas del trotskismo a nivel mundial.
La FLT que hemos puesto de pie no es más que un pequeño pero firmísimo torrente de revolucionarios internacionalistas que apostamos y seguimos apostando a este fenomenal estallido que no dejará vivir en paz a los que, en nombre del trotskismo ponen al proletariado de rodillas ante la burguesía, sus estados, regímenes y gobiernos. Sabemos que en esos estallidos, en la multitud de luchas de tendencias y fracciones, de rupturas y escisiones, y ante los nuevos golpes de los acontecimientos internacionales, podrán evolucionar organizaciones obreras revolucionarias, fenómenos centristas de masas que rompan con los aparatos traidores, y escisiones y rupturas de los actuales estallidos nacionales impotentes y centristas que están sacudiendo a las fuerzas de los renegados del trotskismo.
El futuro está en la irrupción de los batallones centrales del proletariado internacional. Un nuevo ascenso revolucionario mundial como el de 1968-74 no dejará vivir en paz a los que ensuciaron las limpias banderas del marxismo revolucionario, los responsables de someter al proletariado a la burguesía y a la burocracia castrista que, a velas desplegadas y junto al régimen de los “Republicratas”, prepara una perestroika a lo Gorbachov para restaurar el capitalismo en Cuba. A todos ellos, estos acontecimientos no los dejarán vivir en paz.
Hay más oportunistas que irreductibles en el planeta. Pero los grandes acontecimientos que depara esta época imperialista de crisis, cracs, guerras, revolución y fascismo, son los que dejarán a los oportunistas de hoy boqueando como peces sacados del agua y los que abrirán los canales para que el programa del marxismo revolucionario y las organizaciones trotskistas principistas e internacionalistas conquisten su lugar a la cabeza de los combates del proletariado internacional.
Poi-ci de Chile
Enero 2007
28 de Diciembre de 2006
Queridos camaradas del CWG:
E |
speramos que hayan recibido todas las resoluciones de nuestro 2º Congreso que les enviáramos completas. Como siempre, tuvimos un intenso poscongreso terminando de elaborar las resoluciones y preparándonos para llevar adelante las enormes tareas y los nuevos desafíos votados en nuestro Congreso.
Como parte de ello, estuvimos estudiando para aportar a que podamos realizar, entre todos, una caracterización precisa de algunos de los nuevos estallidos de los renegados del trotskismo, como es el caso de la LRCI en Gran Bretaña, y también de corrientes espartaquistas como la League for the Fourth International (LCI en sus siglas en español) que tiene grupos en Brasil –la Liga Quartainternacionalista (LQB)- y en México –el Grupo Internacionalista (GI)- entre otros, cuestión que es clave para intervenir sobre los estallidos y grupos nacionales del trotskismo brasileño, como lo muestra el caso de la discusión con G. de Río de Janeiro que ha establecido una relación con los camaradas de la FT y con la FLT, y al mismo tiempo debate con esta fracción del espartaquismo.
Queríamos transmitirles entonces a ustedes y a todos los camaradas de la FLT estas primeras reflexiones y aportes para colaborar en definir una caracterización de estas dos corrientes.
Como ustedes saben, el reciente estallido de lo que fuera la LRCI (rebautizada ahora “Liga por la Quinta Internacional”) ha decantado dos fracciones: una mayoría compuesta centralmente por los dirigentes más jóvenes y la juventud; y una minoría integrada por los viejos cuadros y dirigentes fundadores de dicha corriente y que fue expulsada como resultado del estallido.
Por lo que hemos podido estudiar, en el centro de las diferencias políticas que llevaron al estallido, está la cuestión de la caracterización de la situación mundial. Al respecto, la mayoría plantea que estamos en un período pre-revolucionario a nivel mundial. Para hacer esa definición, es clave para ellos el fortalecimiento de Chávez, Evo Morales y el Foro Social Mundial en América Latina, puesto que serían la “expresión” de la lucha antiimperialista de las masas. De la misma manera, es clave para ellos el fortalecimiento del Foro Social Europeo, que sería la expresión del ascenso del movimiento juvenil “antiglobalización”.
Para esta fracción, la constitución del Foro Social Mundial es un hecho terriblemente positivo, que expresaría una “recomposición” de la clase obrera en su lucha contra el “neoliberalismo” y sobre todo, la recuperación de su conciencia y su lucha internacionalista. Plantean que las organizaciones reformistas tradicionales como la socialdemocracia, stalinismo, partidos laboristas y sindicatos, por el momento, han tomado el control de el FSM pero que eso tiene un “aspecto positivo” puesto que gracias a eso, el Foro tendría ahora “lazos sociales mucho más fuertes con la clase obrera” ("The Imperialist offensive and the crisis of working class leadership" [from Fifth International, 2.1)
Por ello, definen que la clave es actuar dentro del Foro Social Mundial para constituir allí un ala izquierda que luche por una nueva internacional y nuevos partidos. Así, dicen abiertamente: “La tarea de los revolucionarios es construir una poderosa ala izquierda al interior de este movimiento luchando por coordinar las luchas de clases combativas contra la ofensiva neoliberal, contra los ataques contra los derechos democráticos y sindicales, las políticas racistas y el movimiento fascista, no solamente protestas antiguerra sino acciones en abierta solidaridad con todos aquellos que enfrenten a las fuerzas de ocupación o invasión. Esta ala izquierda debe plantear también la candente necesidad de nuevos partidos revolucionarios y una nueva internacional”.
Y plantea más adelante: “La lucha por una nueva Quinta Internacional debe ser llevada al interior de las asambleas internacionales como el Foro Social Mundial o sus variantes continentales”.
Como vemos, esta fracción mayoritaria es fanáticamente pro-Foro Social Mundial. Abiertamente se define como “ala izquierda” del mismo, para luchar en su interior por una nueva Quinta Internacional. El problema que tienen es que esa “Quinta Internacional” que ellos pregonan ya está fundada: es precisamente el Foro Social Mundial, una internacional contrarrevolucionaria centralizada a nivel mundial.
Por el contrario, la fracción minoritaria resultante del estallido de la ex LRCI, hoy llamada “Permanent Revolution” (Revolución Permanente) plantea que, lejos de estar en un período pre-revolucionario a nivel mundial como plantea la mayoría, estaríamos entrando en período de estabilización, puesto que “el capitalismo mundial se benefició del colapso de los estados stalinistas y de la consecuente apertura de nuevos mercados y fuentes de mano de obra barata para la explotación capitalista en China, Europa Central y Rusia. Esto permitió al imperialismo, en la era de la globalización, compensar la crisis estructural del capitalismo”.
Esta minoría afirma que el capitalismo no ha superado su tendencia a la crisis estructural, y que seguimos en la época imperialista de crisis, guerras y revoluciones pero, al mismo tiempo, plantea que estamos en una “nueva onda larga de desarrollo capitalista” que duraría hasta 2015 y que en la misma, “China está en las fases finales de la transición a devenir en una potencia imperialista por derecho propio”. (“China, ¿una burbuja a punto de estallar?”)
Tan potente sería entonces esta nueva fase de desarrollo capitalista, que permitiría que la China del capitalismo restaurado se convierta en una nueva potencia imperialista. La minoría de la ex LRCI, entonces, es una clásica corriente revisionista de la teoría del imperialismo de Lenin, puesto que plantea que el capitalismo hoy desarrolla fuerzas productivas a grado tal que es capaz de hacer emerger en la arena histórica nuevas potencias imperialistas, entre otras cosas.
Esta minoría critica a la mayoría porque dicen que del Foro Social Mundial, en pocos meses o años, puede salir la “nueva Quinta Internacional”, planteando que, por el contrario, el movimiento “globalifóbico” decayó y que el FSM giró a la derecha en manos de Lula, Chávez, etc. En consecuencia, proponen seguir con la misma vieja política pro-socialdemócrata de la vieja LRCI de “apoyo crítico” en las elecciones al Partido Laborista que está en el gobierno con Tony Blair, es decir con su vieja política de transformar una táctica en una estrategia permanente, criticando a la mayoría por haberla abandonado.
Esta es, por supuesto, una pequeña síntesis de las posiciones centrales de ambas fracciones. Partiendo de ello, a nuestro entender, parecería ser que el estallido de la LRCI ha dado como resultado la emergencia de dos corrientes reformistas y revisionistas del marxismo: una mayoría abiertamente pro-Foro Social Mundial; y una minoría revisionista en lo teórico y que políticamente sostiene la misma vieja política de la ex LCRI de adaptación al Partido Laborista. Parecería ser que –al igual que lo hacía la vieja LCRI- ambas fracciones expresan a la aristocracia obrera de la Gran Bretaña imperialista, una -la mayoría- en su versión “globalifóbica”; y otra, la minoría, en su versión tradicional de aristocracia obrera de las Trade Unions y del Partido Laborista.
Por ello, no vemos que el estallido de esta corriente haya dado como resultado la emergencia de un fenómeno centrista nacional que, aunque sea circunstancialmente y por un corto tiempo, gire de derecha a izquierda como sí es el caso del PC-Rol de Italia. Pero creemos que, de todas maneras, y aprovechando el hecho de vuestra proveniencia de esa corriente, sí deberíamos polemizar con ambas fracciones públicamente desde nuestros materiales, demoliendo abiertamente sus posiciones y desenmascarándolas claramente como reformistas y revisionistas, etc., para marcarle con claridad a la vanguardia del proletariado a nivel internacional que ambas corrientes son un obstáculo en su camino. Creemos que a la vez, éste es también el mejor camino en el caso de que, como suele suceder en todo estallido, haya en una u otra fracción o en ambas, algún cuadro o grupo de militantes confundidos, para poder golpear sobre ellos, influenciarlos y luchar por hacerlos evolucionar. Esta es entonces nuestra primera aproximación y opinión sobre el estallido de la vieja LRCI, que ponemos a vuestra consideración, así como también a la de todos los camaradas de la FLT.
En estas jornadas de discusión del poscongreso abordamos también el estudio de las posiciones de la League for the Fourth International (LFI) y sus grupos de Brasil y México. La LFI es una de las variantes del espartaquismo, corriente que rompió en los ’60 con el SWP norteamericano, y que revisó completamente la posición de Trotsky y la IV Internacional sobre la burocracia stalinista. Trotsky y la IV Internacional planteaban que el estado soviético tenía un doble carácter “socialista en la medida en que defiende la propiedad colectiva de los medios de producción; burgués en la medida en que el reparto de los bienes se lleva a cabo por medio de medidas capitalistas de valor, con todas las consecuencias que se derivan de este hecho” (“La revolución traicionada”, León Trotsky). Por el contrario, la burocracia stalinista tenía una única naturaleza contrarrevolucionaria, y por ello era necesaria la revolución política para derrocarla.
El espartaquismo, revisando estas categóricas definiciones de la IV Internacional, extendió este doble carácter del Estado soviético a la burocracia stalinista, definiendo que ésta también tendría un doble carácter, una doble naturaleza: revolucionaria, en tanto y en cuanto se veía obligada a defender a su manera las bases del estado obrero; contrarrevolucionaria en tanto y en cuanto aplastaba a la clase obrera soviética y traicionaba la revolución mundial.
En la base de esta revisión está el hecho de que el espartaquismo identifica y pone un signo igual entre las instituciones conquistadas por la clase obrera con su lucha –sindicatos, estados obreros, etc.- y la dirección que éstas tienen al frente. Así, por ejemplo, para los espartaquistas, defender al estado obrero significa defender a la burocracia stalinista, u hoy, a la castrista, aunque se llenen la boca denunciando a Castro y hablando de la revolución política. De la misma manera, defender un sindicato significa para ellos, defender a la burocracia sindical.
Esta matriz, a nuestro entender, sale a la luz claramente, por ejemplo, en sus declaraciones sobre Oaxaca. En ellas, más allá de las correctas denuncias que esta corriente realiza al papel del PRD de López Obrador, al del EZLN y el sub Marcos, al stalinismo e inclusive a las posiciones de los renegados del trotskismo como El Militante o el grupo satélite del PTS, lo central, la clave de su posición que salta a la luz es que la LFI niega que exista en Oaxaca un doble poder: para ellos, lo que hay es ... una huelga general de los maestros y de su sindicato por aumento de salarios que lleva 6 meses!!!!
Es una posición sindicalista en extremo. La LFI es una corriente incapaz de comprender que, aunque el movimiento haya comenzado, en sus inicios, como una huelga de los maestros por demandas económicas, ésta se transformó rápidamente en lucha política de masas puesto que la clase obrera y los explotados comprendieron rápidamente que ni el aumento de salarios para los maestros, ni ninguna de sus demandas, por más mínimas que sean, podrán solucionarse sin derribar al gobernador Ulises Ruiz. Son incapaces de comprender que cuando la lucha se transforma en lucha política de masas –que no niega, sino que comprende la lucha económica-, ésta desborda las fronteras de las profesiones y por ello, de los sindicatos, y las masas en lucha ponen en pie organizaciones para esa lucha política, es decir, los organismos de tipo soviético, como lo es la APPO.
Son tan, pero tan sindicalistas que definen a Oaxaca como una huelga general de los maestros porque la única organización obrera que reconocen como tal es el sindicato de maestros, es decir, la Sección 22 del SNTE.
Para la LFI el sindicato docente es la única organización obrera que reconocen. Niegan que la APPO sea un organismo de poder obrero y campesino –más allá del carácter reformista y conciliador de su dirección-, con sus propias organizaciones de autodefensa obrera (como el Cuerpo de Topiles), irreconciliable con el poder burgués, que ha establecido en Oaxaca un régimen de doble poder.
Por supuesto que hoy Oaxaca no es una Comuna obrera y campesina triunfante: pero estos espartaquistas niegan que exista este régimen de doble poder que, como tal, sólo puede durar un corto período de tiempo. Y por ello, el programa que levantan para Oaxaca es de llamar a la clase obrera y los explotados de México y el mundo a apoyarla en general, a la solidaridad contra la feroz represión a que está siendo sometida, a la huelga general en México, etc., pero se niegan a levantar lo que efectivamente está planteado para impedir que Oaxaca sea aplastada: la lucha por organizar y preparar una insurrección triunfante para que la clase obrera y los explotados oaxaqueños derroquen a Ulises Ruiz y a todas las instituciones del régimen del fraude y el TLC, impongan efectivamente una Comuna obrera y campesina victoriosa y extiendan su combate a todo México, dando inicio a la revolución proletaria.
Creemos que este es el nudo que define a esta corriente: su profundo cretinismo sindicalista, a grado tal de negar la lucha política de masas y por lo tanto, su negativa a luchar por poner en pie organismos de autodeterminación y democracia directa de las masas en lucha. A nuestro entender, es una corriente enemiga acérrima de los soviets.
Para esta gente, la clase obrera sólo puede luchar a través de los sindicatos. Y por ello, romper un sindicato o una central sindical es considerado por ellos un crimen, y no un problema táctico, como dice el Programa de Transición. Creemos que esto es lo que los lleva a estar en los Estados Unidos subordinados a la aristocracia obrera y la burocracia sindical de la AFL-CIO. Es asimismo ese fetichismo sindicalista extremo el que los lleva en Brasil a poner el eje de su política en criticar al PSTU porque rompió la CUT para poner en pie la CONLUTAS, y no porque ese partido de los renegados del trotskismo transformó a la CONLUTAS en una nueva central sindical burocratizada, abortando toda posibilidad de reagrupamiento revolucionario de la vanguardia en Brasil.
Por nuestra parte, no vemos entonces que la LFI y sus grupos configuren hoy un fenómeno centrista nacional al estilo del PC-Rol. Por el contrario, creemos que podríamos definir a esta corriente como el prototipo del “cazabobos”; es decir, el prototipo de las corrientes que les cubren la retaguardia a los renegados del trotskismo cuando éstos se pasan al campo de la contrarrevolución. Grupos y corrientes como la LFI posan de “ortodoxos” denunciando a todas las direcciones reformistas y los renegados del trotskismo, para ocultar el carácter estrechamente sindicalista de su programa, enemigo de los soviets como organismos preparatorios de la insurrección y la toma del poder por el proletariado. Su objetivo: camuflarse, y así impedir todo reagrupamiento internacional de las fuerzas sanas del trotskismo, destruirlo desde adentro, o esterilizarlo.
Creemos que si tenemos claridad en esta definición, podemos marchar sin problemas a una abierta lucha política con estos “cazabobos” espartaquistas. Se trata de golpear duramente, de polemizar públicamente para impedir que engañen aunque sea a un honesto militante que busque un camino revolucionario. Esto es clave en relación a la ofensiva que nuestro 2ª Congreso votó llevar adelante sobre los grupos nacionales aislados y los estallidos de los renegados del trotskismo en Brasil, sobre los cuales actúa la LQB, el grupo brasileño de la LFI.
Queridos camaradas:
Hasta aquí entonces nuestras primeras apreciaciones y opiniones para aportar a que, juntos, podamos avanzar en definir con precisión una caracterización de estas corrientes, y la política justa frente a las mismas. Desde ya, esperamos recibir vuestras opiniones y reflexiones que, como siempre, serán sin duda invalorables.
Aprovechamos para enviarles a todos los camaradas del CWG y de todos los grupos de la FLT un fuerte abrazo revolucionario en este fin de año y comienzos de un 2007 que ya se perfila como un año pleno de desafíos y combates para los trotskistas internacionalistas,
Con saludos fraternales,
Secretariado de Coordinación y de
Acción Internacional de la FLT
02 de Enero de 2007
Estimado camarada:
Hemos recibido de parte de nuestros camaradas de la FT (VP) su respuesta a la última carta enviada por ellos.
Allí describe las dificultades que atraviesa para evaluar el conjunto de los documentos que le enviamos y para desarrollar la discusión más rápidamente.
También les informa a los camaradas de la FT que está preparando un artículo sobre los sucesos de Oaxaca, y su intención de polemizar con el conjunto de la izquierda sobre la caracterización de la situación que allí se desarrolla.
Por nuestra parte, creemos que es un buen método sentar posición sobre los acontecimientos álgidos de la lucha de clases, porque al calor de esos acontecimientos se prueban los programas y las organizaciones que los sustentan. Allí, los que se llaman a sí mismos revolucionarios, tienen que probar todos los días que lo siguen siendo ante la prueba de la lucha de clases.
Animados por el hecho de haber firmado en común la declaración sobre los acontecimientos de Huanuni, le estamos enviando en adjunto la declaración que nuestra corriente publicó a propósito de los sucesos de Oaxaca. Es una declaración de fechada el 23 de octubre pasado, en pleno desarrollo de los acontecimientos. En ella creemos saldar cuentas con las posiciones de las organizaciones reformistas y del zapatismo, y sería un enorme paso adelante si acordáramos en su contenido.
Sin embargo, no podemos ni queremos ocultar que esta declaración no tiene puntos de contacto con las posiciones sostenidas respecto de Oaxaca por la corriente internacional (LFI) a la que pertenece la LQB de Brasil. Queremos ser totalmente sinceros con usted, ya que en una carta anterior nos preguntó nuestra opinión sobre esta corriente.
Ante Oaxaca, se ponen blanco sobre negro ambos programas. En nuestra declaración puede usted comprobar nuestra política.
En cuanto a la política sostenida por la LFI, más allá de las correctas denuncias que esta corriente realiza al papel del PRD de López Obrador, al del EZLN y el sub Marcos, al stalinismo e inclusive a las posiciones de los renegados del trotskismo como El Militante o el grupo satélite del PTS en ese país, lo central, la clave de su posición que salta a la luz es que la LFI (y la LQB), niega que exista en Oaxaca un doble poder: para ellos, lo que hay es ... una huelga general de los maestros y de su sindicato por aumento de salarios que lleva 6 meses (!!!!) apoyado por un organismo “democrático burgués”, eso sería la APPO.
Es una posición sindicalista en extremo. La LFI es una corriente incapaz de comprender que, aunque el movimiento haya comenzado, en sus inicios, como una huelga de los maestros por demandas económicas, ésta se transformó en lucha política de masas puesto que la clase obrera y los explotados comprendieron rápidamente que ni el aumento de salarios para los maestros, ni ninguna de sus demandas, por más mínimas que sean, podrían solucionarse sin derribar al gobernador Ulises Ruiz. Son incapaces de comprender que cuando la lucha se transforma en lucha política de masas –que no niega, sino que comprende la lucha económica-, ésta desborda las fronteras de las profesiones y por ello, de los sindicatos, y las masas en lucha ponen en pie organizaciones acordes a esa lucha política, es decir, los organismos de tipo soviético, como es la APPO.
Son tan sindicalistas, que definen a Oaxaca como una huelga general de los maestros, porque la única organización obrera que reconocen como tal es el sindicato de maestros, es decir, la Sección 22 del SNTE.
Niegan que la APPO sea un organismo de poder obrero y campesino –más allá del carácter reformista y conciliador de su dirección-, con sus propias organizaciones de autodefensa obrera (como el Cuerpo de Topiles), irreconciliable con el poder burgués, que ha establecido en Oaxaca un régimen de doble poder.
Por supuesto que hoy Oaxaca no es una Comuna obrera y campesina triunfante: pero esta corriente niega que exista este régimen de doble poder que, como tal, sólo puede durar un corto período de tiempo. Y por ello, el programa que levantan para Oaxaca es de llamar a la clase obrera y los explotados de México y el mundo a apoyarla en general, a la solidaridad contra la feroz represión a que está siendo sometida, a la huelga general en México, etc.
Justamente al levantar esta política, la LFI fue funcional a la política de las direcciones frentepopulistas y de las burocracias sindicales que querían quitarle todo contenido soviético, es decir, de lucha política de masas, a la “comuna obrera” de Oaxaca y convertirla en una lucha sindical reivindicativa para estrangularla y aplastarla, porque las direcciones traidoras y la burguesía sabían que lo que estaba planteado era el derrocamiento revolucionario del gobernador Ulises Ruiz, y jugaron todas sus cartas para evitarlo.
Esto es así porque la LFI se negó a levantar lo que efectivamente está planteado para impedir que Oaxaca sea aplastada: la lucha por organizar y preparar una insurrección triunfante para que la clase obrera y los explotados oaxaqueños derroquen a Ulises Ruiz y a todas las instituciones del régimen del fraude y el TLC, impongan efectivamente una Comuna obrera y campesina victoriosa y extiendan su combate a todo México, dando inicio a la revolución proletaria.
Creemos que este es el nudo que define a esta corriente: su profundo cretinismo sindicalista, a grado tal de negar la lucha política de masas y por lo tanto, su negativa a luchar por poner en pie organismos de autodeterminación y democracia directa de las masas en lucha. A nuestro entender, es una corriente enemiga acérrima de los soviets.
Para la LFI y la LQB, la clase obrera sólo puede luchar a través de los sindicatos. Y por ello, romper un sindicato o una central sindical es considerado por ellos como un crimen, y no un problema táctico, como dice el Programa de Transición. Creemos que esto es lo que los lleva a estar en los Estados Unidos subordinados a la aristocracia obrera y la burocracia sindical de la AFL-CIO. Es asimismo ese fetichismo sindicalista extremo el que los lleva en Brasil a poner el eje de su política en criticar al PSTU porque rompió la CUT para poner en pie la CONLUTAS, y no porque ese partido de los renegados del trotskismo transformó a la CONLUTAS en una nueva central sindical burocratizada, abortando toda posibilidad de reagrupamiento revolucionario de la vanguardia en Brasil.
La base de esta política revisionista se encuentra en que el espartaquismo, y sus rupturas como la LFI que reivindican todo lo actuado por esta corriente anteriormente, rompieron totalmente con el programa de la revolución política levantado por Trotsky y la IVa Internacional, revisando la caracterización de la burocracia stalinista sostenida en “La revolución traicionada”. Allí Trotsky planteaba que el estado soviético tenía un doble carácter “socialista en la medida en que defiende la propiedad colectiva de los medios de producción; burgués en la medida en que el reparto de los bienes se lleva a cabo por medio de medidas capitalistas de valor, con todas las consecuencias que se derivan de este hecho” (“La revolución traicionada”, León Trotsky). Por el contrario, la burocracia stalinista tenía una única naturaleza contrarrevolucionaria, y por ello era necesaria la revolución política para derrocarla.
La revisión del espartaquismo consistió en que extendió esta duplicidad a la burocracia stalinista. A esto lo llamó doble naturaleza de la burocracia a la que consideraban contrarrevolucionaria en cuanto aplastaba a la clase obrera soviética y traicionaba la revolución mundial; pero “revolucionaria” en tanto debía “defender” al estado obrero. El espartaquismo luego la trasladó esta revisión a todas las instituciones de la clase obrera (como los sindicatos, estados obreros, etc.), poniendo un signo igual entre las instituciones de la clase obrera y las direcciones que están a su frente. Entonces, para el espartaquismo defender a los sindicatos, es sinónimo de defender la burocracia sindical, aunque la critiquen. Defender a Cuba, significa defender a la burocracia castrista, aunque también la critiquen, etc. Aquí está el centro de la cuestión: en el revisionismo de la LFI y la LQB, que rompen con el Programa de Transición.
En síntesis, le estamos enviando la declaración que publicamos sobre Oaxaca de la que esperamos su opinión y también, a modo de adelanto, le damos una primera impresión sobre las posiciones de la LQB de Brasil y la corriente internacional de la que se reivindica, la LFI.
No es esta una posición acabada, pero esperamos que le sirva para identificar las posiciones de ambas organizaciones.
Esperando haber hecho un aporte a su trabajo, lo saludamos fraternalmente y esperamos su respuesta y opiniones.
SCAI de la FLT