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la clase obrera y los campesinos pobres
¡de pie para recuperar la revolución
que la Rosca y la burguesía de Morales y García Linera nos expropiaron!
Cuando viene de cumplirse un año de gobierno de Evo Morales, una vez más, la sangre obrera y campesina mancha sus manos y riega la tierra boliviana, esta vez en el trópico cochabambino.
El jueves 11 de enero las bandas fascistas de la llamada “Juventud por la Democracia”, armadas con palos, bates de béisbol, pistolas y con granadas de gas provistas por la policía, atacaron a los miles de campesinos y trabajadores que, concentrados en la plaza 14 de septiembre de Cochabamba, luchan por tirar abajo al prefecto (gobernador) Manfred Reyes Villa, que fuera aliado del asesino Goni y hoy lo es de la burguesía fascista de la Medialuna.
En una batalla campal que duró más de dos horas, cayó asesinado a manos de los fascistas el compañero campesino Nicomedes Gutiérrez. Decenas de explotados quedaron heridos. En medio de la batalla, los obreros y campesinos, en defensa propia, lincharon a uno de los esbirros fascistas de Reyes Villa.
La solidaridad obrera y campesina con nuestros hermanos de Cochabamba no se hizo esperar: el mismo 11, en su apoyo, los obreros y explotados de El Alto bajaron por miles a La Paz a rodear el Hotel Europa donde se hallaban reunidos, junto con Reyes Villa, el resto de los prefectos autonomistas, los de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y La Paz.
Pese a los llamados de Evo Morales a la “pacificación” y a sus pedidos a los campesinos agrupados en las seis Federaciones del Trópico —bastiones del MAS y Morales— de que “respeten” a Reyes Villa puesto que fue “democráticamente electo”, el viernes 12, al llamado de su central obrera departamental, la COD de Cochabamba, 20.000 obreros y campesinos realizaron un Cabildo abierto en la Plaza de Armas y resolvieron continuar el combate hasta derrocar a Reyes Villa.
Frente a ello, una vez más, al gobierno de colaboración de clases de Morales —el mismo que en octubre pasado mandó a sus aliados, los patrones cooperativistas, a aplastar a sangre y fuego a nuestros heroicos mineros de Huanuni— no le tembló el pulso a la hora de mandar a la policía asesina a reprimir ferozmente a los explotados que en Cochabamba marcharon a tomar un canal de televisión de propiedad de un aliado del gobernador. Tampoco le tembló el pulso para militarizar Cochabamba enviando policías y militares del ejército asesino. Cuando miles de trabajadores y campesinos bajaban nuevamente desde El Alto a La Paz a rodear la reunión de los prefectos autonomistas, Morales mandó también a su policía a reprimirlos ferozmente.
Hoy, mientras nuestros hermanos cochabambinos velan al compañero caído y reafirman su voluntad de combate; las bandas fascistas están intactas, Reyes Villa sigue siendo el prefecto y se refugia con la burguesía fascista de Santa Cruz, y Morales sigue negociando con el PODEMOS (es decir, con los organizadores de las bandas fascistas) para definir si la Asamblea Constituyente funcionará aprobando artículos con los dos tercios de los votos o con mayoría simple, etc.
Pero al mismo tiempo, siguen llegando nuevos contingentes de obreros y campesinos pobres a la plaza 14 de Septiembre de Cochabamba donde vuelve a tronar el grito de “¡Fusil, metralla, el pueblo no se calla!” junto al de “¡Renuncia o nada!”; y en El Alto, los obreros y los explotados comienzan a movilizarse para echar al prefecto Paredes que apoyó a Reyes Villa y se sumó al reclamo de “autonomía” de la burguesía cruceña.
Frente a ello, Evo Morales anunció que enviará al parlamento una ley de “referéndum revocatorio del mandato” para los cargos de los alcaldes y prefectos. Reyes Villa apoyó esa propuesta, y declaró que no tendría problemas en someterse a un referéndum revocatorio, siendo apoyado por el Podemos; con la condición que incluya a la presidencia, mientras los congresistas de la oposición planean sacar al MAS de las presidencias de la Constituyente y el senado.
Esta es una nueva negociación de Morales con la burguesía “autonomista” de la Medialuna, para tendernos una nueva trampa a los explotados, para sacarnos de las calles de Cochabamba y La Paz, y mandarnos otra vez a las urnas y así impedir que derroquemos al asesino Reyes Villa y al “tránsfuga” Paredes. ¡Abajo la trampa del “referéndum revocatorio”!: los obreros y los campesinos pobres bolivianos en Octubre de 2003 y en junio de 2005, ya impusimos la “revocación” de los mandatos, cuando con nuestra lucha tiramos abajo a Goni y después a Mesa. Ya aprendimos que a estos gobernantes enemigos del pueblo, aunque hayan subido por elecciones, los tiramos nosotros con nuestro combate en las calles.
¡Basta de “reconciliación” de El Alto con la Santa Cruz oligárquica y fascista! ¡Basta de “reconciliación” con la Rosca con la que Evo pacta y negocia en su Constituyente amañada! ¡Basta de pactos a espaldas del pueblo! ¡Basta de utilizar a los obreros y campesinos como carne de cañón al servicio de las disputas y negociaciones de las fracciones de la burguesía por el reparto de la renta de los hidrocarburos y los minerales!
La traición de la dirección obrera que sometió al proletariado y a sus organizaciones de lucha a la burguesía y al gobierno de Morales, le hizo perder a la clase obrera la dirección de las masas campesinas empobrecidas —a las que se había ganado en mayo-junio de 2005 en las calles, al grito de “Ni 30 ni 50%, nacionalización”— y puso al movimiento campesino como base social de masas de la burguesía nativa.
Hoy, el gobierno de colaboración de clases de Morales y el MAS y la burguesía nativa de la que son representantes, amenazan con liquidar las organizaciones históricas de lucha del proletariado boliviano —la COB, la Federación minera, las COD y COR, etc.— estatizándolas y transformándolas en apéndices de un movimiento nacionalista burgués, para convertir a Bolivia en una nueva Venezuela como la de Chávez donde la clase obrera está subordinada al “presidente bolivariano” y al estado burgués.
Ese es el resultado de la pérfida política de colaboración de clases y el accionar de Montes de la COB, y de las direcciones de las COD y COR amigas de Morales que liquidaron toda independencia de esas organizaciones de lucha del proletariado subordinándolas a las alcaldías y prefecturas.
Los defensores del frente popular —ayer en los ’30 Stalin, y hoy en Bolivia García Linera— siempre han dicho que la suma de la clase obrera con la burguesía “progresista” y los oficiales “patriotas” siempre daba como resultado una fuerza invencible. Una y otra vez la realidad destruyó ese falso cálculo, a costa de la sangre de la clase obrera. Hoy, Morales, Linera, Chávez, Castro, y Montes de la COB unen con una cuerda a dos clases antagónicas como son el proletariado y la burguesía, engañando a los explotados diciéndole que van a tirar juntos del arado del “capitalismo andino”, pero el resultado es la anulación de la fuerza de la clase obrera y el fortalecimiento de la burguesía, el envalentonamiento de la reacción que saca a las calles sus bandas fascistas y alista a la casta de oficiales para aplastar a sangre y fuego a las masas revolucionarias. Ese es exactamente el papel del frente popular: “suma” la “fuerza” de la clase obrera a la “fuerza” opuesta de la burguesía, y el resultado es cero, es decir, la sumisión de la clase obrera a la burguesía, y su total impotencia.
Los trotskistas de la FLT afirmamos, con León Trotsky, que no obra en el frente popular una suma de fuerzas, sino la anulación de éstas. Trotsky decía muy bien que si se trata de reducir el funcionamiento del frente popular a una fórmula matemática, no podía ser la suma, sino la ley del paralelogramo de fuerzas, donde el resultado de dos fuerzas antagónicas, es cero.
Las direcciones obreras y campesinas sometieron a los explotados a una fracción de la burguesía nativa que expropió nuestra revolución obrera y campesina para pactar con la oligarquía y la Rosca
De febrero a octubre de 2003, la clase obrera y los campesinos bolivianos embestimos contra el régimen infame, cipayo y entregador de la Rosca de Goni, el MNR, el banzerismo y el MIR. Más de 100 compañeros dieron su vida y su sangre en la lucha por la caída del asesino y entreguista Goni.
Pero conspirando contra las masas, Morales, Quispe y Solares de la COB nos dijeron, en octubre de 2003, que Mesa era la solución. Ellos son entonces los responsables de que quedara inconclusa la heroica revolución obrera y campesina que habíamos comenzado. En ella, levantamos nuestras demandas, las que sienten y necesitan imperiosamente la amplia mayoría de obreros y campesinos bolivianos: “¡Fuera gringos!”, “¡Fuera las transnacionales!”, “¡Ni 30 ni 50, nacionalización!”, la tierra para el campesino, etc.
Mesa no tardó en demostrar lo que era: mientras intentaba engañarnos y desviar nuestro combate con concesiones ultra-parciales, se develó como el continuador de Goni y de la Rosca, de sus políticas entreguistas, antiobreras y anticampesinas.
En mayo-junio de 2005, pese a la deserción de la dirección de la COB —en aquel momento en manos de Solares y sus secuaces— pusimos en pie en El Alto el cuartel general de la revolución obrera y campesina; bloqueamos los caminos, cercamos la ciudadela del poder de los explotadores y pusimos en las calles la moción de que la única solución era una asamblea popular, obrera, campesina y originaria de los explotados de Bolivia.
Contra las bandas fascistas de Santa Cruz, mercenarias de los latifundistas y de la Rosca petrolera, salió desde El Alto —que era entonces el cuartel general revolucionario— nuestro llamamiento a poner en pie una gran milicia obrera y campesina. Contra la casta de oficiales del ejército asesino, exigimos juicio y castigo de los que habían asesinado en Octubre inclusive a los soldados que se negaban a reprimir al pueblo.
La Rosca de asesinos y expropiadores de la clase obrera y los explotados, arrinconada en Sucre y a espaldas del pueblo, pactó con Morales la renuncia de Mesa y una salida hacia las elecciones. Ellos llamaron a conjurar los demonios que se habían desatado. Los “demonios” éramos nosotros, obreros y campesinos hambrientos y desposeídos que somos la amplia mayoría del pueblo boliviano, que nos habíamos puesto de pie contra una minoría de oligarcas, rosqueros y entregadores de la nación.
Allí, en Sucre, entre gallos y medianoche, se resolvió que la solución para los explotadores que veían peligrar su poder, era el “pacto de las dos ciudades”, de El Alto y Santa Cruz. Allí se selló ese acuerdo infame del pacto de una Asamblea Constituyente amañada, elitista, sin ninguna participación de la enorme mayoría de los obreros y campesinos de Bolivia, que se pusiera de pie junto al referéndum por las autonomías.
Las direcciones colaboracionistas de las COR y las COD, primero llamando a votar a Morales como el “mal menor” y luego apoyándolo abiertamente en las elecciones, enterraron el cuartel general revolucionario de El Alto, y permitieron que la clase obrera se someta a este plan y a este pacto de las autonomías y la Constituyente amañada de la nueva Rosca, mientras dejaban a la mayoría del movimiento campesino bajo el control de la burguesía nativa de Morales y García Linera –ese agente de la Totalfina y del imperialismo francés.
Esas direcciones son las responsables de que se expropiara la heroica revolución obrera y campesina que habíamos iniciado. Por haber sometido a los obreros y los campesinos pobres a una fracción de la burguesía autóctona, son ellos los responsables de que todas nuestras demandas y reclamos quedaran insatisfechos, y de que se sobreviviera el maltrecho y descalabrado régimen de la Rosca, esta vez desde el pacto autonómico y la Constituyente amañada de Morales y el PODEMOS.
Ellos son los responsables, en última instancia, de que con el infame pacto de las autonomías y la Constituyente amañada, los gonistas como Reyes Villa, la oligarquía de la Medialuna, los restos putrefactos del MNR, el MIR y el banzerismo —es decir, todos los partidos patronales y los personeros del régimen infame de la Rosca que habíamos dejado en crisis y hechos añicos en Octubre de 2003 y mayo-junio de 2005— hoy levanten cabeza, vuelvan a por sus fueros y pongan en pie las bandas fascistas para masacrar a los obreros y los campesinos pobres.
¡Abajo el pacto de Morales con la Rosca, su Constituyente amañada y su referéndum por las autonomías!
El pacto de la Constituyente amañada y las autonomías es un pacto entre Morales —el representante de la burguesía nativa— con la oligarquía cruceña y las transnacionales para garantizar la continuidad del saqueo de los hidrocarburos, las superganancias de los monopolios petroleros, y una mayor porción de las mismas para la burguesía nacional. Eso y no otra cosa fue la farsa de la “nacionalización de los hidrocarburos” decretada por Morales: “empresas mixtas” entre los pulpos imperialistas y el estado —es decir, la burguesía nativa—, sin confiscar ni una sola propiedad de los primeros, para seguir robándonos el gas a los obreros y campesinos bolivianos y enterrar nuestra lucha por “Ni 30 ni 50%, nacionalización de los hidrocarburos”.
El resultado: enormes ganancias para las transnacionales y la burguesía nativa, mientras los obreros y los campesinos pobres seguimos haciendo fuego con bosta de llama para cocinar, y pasamos frío por no tener con qué calentarnos, cuando bajo nuestros pies hay trillones de metros cúbicos de gas.
Este pacto infame de Morales, la Rosca y las transnacionales —que se intenta cerrar en la Constituyente, usando a las masas como carne de cañón de las disputas por sus negocios— significó la entrega de la enorme riqueza minera del Mutún a la voracidad de los monopolios imperialistas; significó más subsidios y negocios para los patrones cooperativistas, y un feroz ataque y una masacre contra los heroicos mineros de Huanuni por parte del ex ministro cooperativista Villarroel y sus huestes contrarrevolucionarias.
Significó una fraudulenta “reforma agraria” que reparte algunas tierras improductivas y los yermos del Altiplano para los campesinos pobres y sin tierra; mientras el 87% de las tierras fértiles y verdaderamente cultivables siguen estando en manos de un puñado de terratenientes que las defienden a tiros limpios, con sus bandas fascistas como en Santa Cruz y en toda la Medialuna. Significó el límite de un cato —es decir, miserables 1600 metros cuadrados— autorizados a cada familia campesina para el cultivo de la coca, la continuidad del “plan de erradicación de la coca” prometido a los yanquis, el asesinato de dos campesinos cocaleros por defender sus cultivos, y renovados pactos con el imperialismo yanqui para que éste refuerce sus bases y tropas de la DEA en Los Yungas y en el Chapare.
El pacto de la Constituyente y las autonomías —que hoy abrió un feroz enfrentamiento entre las distintas camarillas de los explotadores para quedarse con las riquezas nacionales— significó que siguen presos los comuneros de Ayo Ayo, mientras están todos libres e impunes los asesinos de más de 100 obreros y campesinos en Octubre, y los asesinos de los trabajadores sin techo, de los mineros de Huanuni, de los campesinos cocaleros, de cuya sangre tiene las manos manchadas el gobierno de Morales. Significa que las transnacionales siguen haciendo fabulosas ganancias y los patrones nativos engordaron su bolsillo, mientras que la clase obrera sigue trabajando como esclava por salarios de miseria.
Pero lo más importante es que, mientras ellos negocian si dos tercios o mayoría simple para resolver en su Constituyente amañada; mientras discuten sobre qué grado de autonomía para los departamentos; o sea, mientras las distintas fracciones burguesas discuten y disputan sobre cómo repartirse el botín de los hidrocarburos, los minerales y la renta nacional, somos los obreros y campesinos pobres los que ponemos nuestra sangre que ellos utilizan como moneda de cambio en sus transas y negocios espurios a espaldas del pueblo. Y hoy, ante el temor de que vuelvan a irrumpir los “demonios” de la revolución obrera y campesina, y sin que les importen un bledo nuestros muertos, más temprano que tarde volverán a pactar, como ya lo están haciendo hoy para impedir que caiga Reyes Villa, como ya lo hicieron Morales y las transnacionales para repartirse la renta petrolera, pero todo, como siempre, a expensas de las necesidades de los trabajadores y los campesinos pobres de Bolivia.
Este es el resultado de este pacto infame de “pacificación” y “reconciliación” entre los dirigentes entreguistas de la COB, la COR El Alto y las centrales campesinas, y la burguesía fascista asesina de Santa Cruz: la expropiación de la revolución obrera y campesina que habíamos iniciado. Esta es la tan cacareada “revolución bolivariana” que Chávez, Fidel Castro y su amigo Morales nos quieren vender: bolsillos llenos para el imperialismo y la burguesía; hambre, esclavitud y represión para los obreros y los campesinos pobres. ¡Ahí está Chávez anunciando, al igual que Morales, supuestas “nacionalizaciones” de la telefonía y otras áreas en Venezuela, que no son más que empresas mixtas con los monopolios imperialistas, mientras el 60% de los obreros y los explotados siguen viviendo en la miseria! ¡Ahí está la burocracia castrista cubana —otro de los pregoneros de la “revolución bolivariana”— negociando con los yanquis para avanzar en consumar la restauración capitalista en la isla, y transformarse ella misma en burguesía nacional!
¡Ahí está el ex “comandante” sandinista Ortega en Nicaragua —que asumió la presidencia abrazado a Chávez y Evo Morales— que, aliado a los somocistas y a los ex asesinos de la “Contra” armada por la CIA, viene a garantizar, desde el gobierno burgués, la continuidad del TLC que somete a esa nación al imperialismo!
Esa es la famosa y cacareada “revolución bolivariana”: la expropiación de la revolución obrera y campesina. Y expropiar nuestra revolución, ese es el objetivo central del gobierno burgués, de colaboración de clases, de Evo Morales. Para que cumpliera ese objetivo, engañando a los obreros y los explotados, es que el imperialismo, las transnacionales y la Rosca lo hicieron llegar a la presidencia como representante de la burguesía nativa. Ahora, una vez que ese objetivo ha sido cumplido, que han sometido a las masas a una fracción de la burguesía, que llenaron las organizaciones obreras y campesinas de direcciones colaboracionistas compradas por el régimen y el estado; ahora, que echaron agua al fuego de la revolución, la Rosca —representante de las transnacionales y la burguesía y la oligarquía de la Medialuna— quieren volver a ocupar el centro del manejo de los negocios del estado. Ya no lo necesitan a Morales como antes: él, junto a sus amigos chavistas y castristas ya cumplieron su rol. Ahora la Rosca, consciente de que su poder, su propiedad y su dominio no estarán asegurados hasta que no quede ni una chispa, ni cenizas de nuestra heroica revolución, necesita aplastar a la clase obrera y los explotados. Por eso hoy levanta cabeza y extiende sus bandas fascistas, preparándose para ahogar en un baño de sangre hasta el último vestigio de nuestra revolución que ha sido expropiada.
¡Ese es el pérfido rol del frente popular y de la política de colaboración de clases de la dirección de la COB hoy en manos de Montes, el amigo de Morales, que sigue guardando silencio mientras en Cochabamba nuestros hermanos son atacados y asesinados!: subordinar a la clase obrera a una fracción de la burguesía, destruir sus organizaciones independientes de lucha; engañar a las masas con frases dulzonas y concesiones secundarias al tiempo que con la quintacolumna golpea a la vanguardia obrera revolucionaria, como hiciera en Huanuni, mientras el gran capital imperialista y la burguesía “autonomista” alistan sus bandas fascistas y a la casta de oficiales de las fuerzas armadas para ahogar en sangre la revolución, partiendo a Bolivia inclusive si ello fuera necesario.
Las direcciones colaboracionistas de la COB y las COR, jugando este pérfido rol, son las responsables de haber destruido el lema y consigna de combate de los obreros bolivianos de que “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. Nos quieren hacer creer que apoyando a patrones nativos —tan esclavistas, explotadores y socios de las transnacionales como la oligarquía de Santa Cruz a la que los unen miles de negocios comunes— solucionaremos alguno de los problemas que afligen a la clase obrera y al campesinado pobre de Bolivia. Nos quieren convencer de que hay que apoyar a los generales “patriotas” y a los burgueses “progresistas”.
Pero los obreros y los explotados de Bolivia ya aprendimos con sangre adónde nos lleva el apoyo a la burguesía: aprendimos de la trágica lección de la Asamblea Popular de 1971, donde las direcciones traidoras nos dijeron que teníamos que apoyar al supuestamente “antiimperialista” y “socialista” general Torrez, y todo terminó con Banzer dando un sanguinario golpe militar y aplastando nuestra lucha revolucionaria. Aprendimos también de la no menos trágica experiencia de la grandiosa revolución que iniciáramos en 1952, del gobierno supuestamente “progresista” del MNR, que expropió nuestra lucha y terminó con un no menos sanguinario golpe militar que masacró a la vanguardia minera bombardeando las minas.
Por ello, para que triunfen nuestros hermanos de clase y de lucha de Cochabamba; para que desde Cochabamba, Huanuni y El Alto volvamos a poner en pie nuestra revolución que nos ha sido expropiada, no hay tarea más urgente que imponer la ruptura de nuestras organizaciones obreras con la burguesía y con este régimen infame basado en el pacto entre Morales, la burguesía nativa, la burguesía de la Medialuna y las transnacionales, una verdadera nueva Rosca saqueadora de la nación y explotadora de los obreros y campesinos pobres. ¡Sí, que vuelvan a ponerse de pie la COB y las COD al grito de “La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”; que la clase obrera vuelva a levantar y a tomar en sus manos las Tesis de Pulacayo, el programa de la heroica revolución boliviana de 1952! Porque la única alianza de clases que podrá liberar a la nación boliviana y terminar con el saqueo de nuestras riquezas, la única que podrá resolver el problema de la tierra y la miseria de millones de campesinos y las demandas de pan y trabajo de la clase obrera, es la alianza de los obreros y los campesinos pobres, los desposeídos de la tierra, los que se hunden en la miseria de sus pequeñas parcelas cuya producción es comprada por la burguesía comercial parasitaria por centavos y vendida carísima en las ciudades y en el mercado mundial. ¡Hay que volver a establecer la alianza obrera y campesina dirigida por la clase obrera, por la COB, las COD y las COR organizando a los campesinos pobres y sin tierra, y al movimiento estudiantil revolucionario —como lo hiciéramos en octubre de 2003 y en mayo-junio de 2005—, la única que podrá terminar con el saqueo de la nación y dar solución a las penurias de los explotados, imponiendo un gobierno obrero y campesino revolucionario que culmine la enorme obra que los obreros y campesinos de Bolivia comenzáramos hace ya más de tres años.
Siguen robándonos nuestros hidrocarburos, nuestros minerales y nuestras tierras: ¡no
permitamos que nos roben nuestra revolución!
¡Basta de sangre obrera y campesina derramada al servicio de las distintas pandillas de la burguesía boliviana y las transnacionales!
¡Fuera Reyes Villa! ¡Gobierno provisional de las organizaciones obreras y campesinas de Cochabamba, basado en los comités de autodefensa armados de las masas!
De la mano de Morales, García Linera y los políticos charlatanes del MAS, volvieron los seguidores de Goni y la Rosca. Toda la prensa burguesa de Bolivia, alarmada por estas feroces disputas de las distintas fracciones burguesas por el control del estado boliviano, habla de una “guerra de posiciones”, alertando, aterrorizada, que por entre esas brechas puedan volver a colarse los “demonios” de la revolución obrera y campesina.
El gobierno de Morales llama a la burguesía “autonomista” a negociar y ya han salido los curas, las ONG y las comisiones de Derechos Humanos que siempre aparecen después de que ya hay obreros y campesinos muertos, para impedir que hagamos justicia contra las bandas fascistas de los asesinos de la Rosca.
La vieja Rosca controla cuatro departamentos de la Medialuna, y dos prefecturas más en La Paz y Cochabamba. La nueva burguesía cocalera y la burguesía nativa de Morales y García Linera, tienen la mayoría en la Constituyente y controlan el poder central.
Ya acordaron que Morales y el MAS, como representantes de la burguesía nativa —que es la que se está embolsando ya una parte de la renta de los hidrocarburos y de los negocios del estado boliviano— son los encargados de someter a los obreros y campesinos para que no profundicemos la lucha por nuestras demandas más elementales y por el poder que nos arrebataron. Ellos son los encargados de tirar agua al fuego de la revolución.
En este pacto infame de la Asamblea Constituyente y las autonomías, la vieja oligarquía de la Rosca ha movilizado bandas fascistas de los “niños ricos”, de policías sin uniforme y mercenarios de los latifundistas, para defender a los tiros su propiedad y sus intereses.
Esta es la “guerra de posiciones” de la que habla la prensa burguesa boliviana: son los obreros y campesinos, combatiendo y muriendo al servicio de una de las fracciones de la burguesía boliviana.
¡Basta! ¡Los obreros y los campesinos pobres no somos carne de cañón para ningún negocio de los explotadores! En Cochabamba, como ayer en Huanuni, nos ataban las manos y nos impedían luchar. El gobierno de Morales defiende el pacto con la Rosca: él quiere sostener al asesino fascista Manfred Reyes Villa en el poder.
En esa “guerra de posiciones” por el botín del saqueo de la nación boliviana y de la explotación obrera y campesina, no debe morir un solo explotado más. Como ayer en Huanuni, hoy en Cochabamba está planteado que vuelva la guerra de clases: queremos luchar, y morir si es necesario, por nuestros salarios, por los hidrocarburos, por los minerales, por la tierra, que son nuestros, de los obreros y campesinos.
Y en esta guerra de clases, del otro lado de la barricada están las bandas fascistas masacrando obreros y campesinos, sosteniendo a la Rosca que levanta cabeza, y están también el gobierno de Morales y su pandilla de burgueses nativos, pactando con la Rosca, regateando con ellos por sus negocios, pero sosteniéndolos para que el pueblo no los derrote con su lucha.
¡Viva el Cabildo Obrero y campesino de Cochabamba! ¡Ningún sometimiento al gobierno de Morales y su pacto de la Constituyente amañada y las autonomías! Desatémonos las manos: ¡abajo Reyes Villa! ¡Gobierno provisional obrero y campesino del Cabildo Abierto! ¡Disolución de la policía asesina! ¡Milicias y armamento generalizado de los obreros y campesinos de Cochabamba! ¡Llamamiento urgente a poner en pie comités de soldados que se organicen en el Cabildo abierto obrero y campesino!
Pongamos en pie, desde Cochabamba, el cuartel general de la revolución obrera y campesina que hoy debemos recuperar si queremos comer, tener la tierra, y terminar con el saqueo de nuestra nación.
¡Basta de direcciones colaboracionistas en la COB, las COD y las COR! ¡Todos a Cochabamba: conquistemos allí un Congreso nacional de delegados de base con mandato, de la COB, las COD y los campesinos pobres de Bolivia, junto al movimiento estudiantil revolucionario!
Ayer, fueron los heroicos mineros de Huanuni los que tuvieron que resistir la asonada contrarrevolucionaria de Villarroel y las huestes cooperativistas alentadas por Morales. Su heroica lucha y resistencia quedó aislada.
Es claro ya que la dirección de la COB, en manos de Montes, no mueve un dedo por los intereses y la lucha de los trabajadores bolivianos. Esos burócratas sindicales están allí para impedir que la clase obrera boliviana, con sus heroicos mineros, vuelva a pesar en la vida nacional.
Para aplastar a las bandas fascistas de Santa Cruz, la Medialuna y Cochabamba; para constituir la milicia obrera y campesina, hay que poner en pie a la Federación Minera sin burócratas colaboracionistas, recuperada por las bases. Los “niños ricos” y los mercenarios de las bandas fascistas masacradoras de obreros y campesinos, al servicio de la oligarquía de la Rosca, hace rato que merecen recibir el escarmiento del cartucho de dinamita del minero.
¡Congreso nacional en Cochabamba, de la Federación Minera —y en primer lugar, de los heroicos mineros asalariados de Huanuni— junto al Cabildo Abierto de los explotados cochabambinos! ¡Mandemos delegados ya de los fabriles de La Paz y el Alto: un delegado por cada 50 trabajadores a Cochabamba!
Lo que Cochabamba necesita es que los obreros y los explotados del Alto, echando de la COR y de sus organizaciones de lucha a Patana y demás dirigentes colaboracionistas que se vendieron a Morales y la burguesía nativa por un plato de lentejas, vuelvan a poner en pie en El Alto, el cuartel general de la revolución y su programa del 8 de junio de 2005 que, cuando rodaba la cabeza de Mesa, llamaba a constituir la “Asamblea popular nacional originaria como instrumento de poder nacional”, a fortalecerla “con delegados de base elegidos en asambleas y cabildos”; que instruía “la constitución de comités de autodefensa”, que ratificaba la huelga general indefinida y el bloqueo nacional de caminos en la lucha “por la nacionalización e industrialización de los hidrocarburos”, y que con claridad proclamaba que “se rechazan todas las trampas burguesas de sucesión constitucional y elecciones adelantadas”. Lo que Cochabamba necesita es que vuelva a tronar en el Altiplano el grito de guerra de los explotados alteños: “¡Somos los guardianes de los hidrocarburos; somos la Wipala comunitaria, somos El Alto indomable!”
¡Basta de mendigarle a esta Constituyente amañada de la Rosca y de Morales las demandas de los explotados! ¡Esa Constituyente depara negocios y superganancias para la Rosca, las transnacionales y la burguesía nativa representada por el MAS, expropiadora de nuestra revolución, y sólo dobles cadenas de sometimiento de la nación, de esclavitud y miseria para la clase obrera y los explotados!
Desde Cochabamba, pongamos en pie un gran congreso obrero y campesino nacional, encabezado por el Cabildo Abierto de Cochabamba y la Federación Minera, con delegados de base de la COB, las COD, todas las organizaciones de los campesinos pobres y el movimiento estudiantil revolucionario que ha estado junto a los obreros y campesinos en el combate contra las huestes fascistas de Reyes Villa.
¡Por el derrocamiento revolucionario de Manfred Reyes Villa! ¡Por un gobierno obrero y campesino en Cochabamba! A la guerra de posiciones de las fracciones de los explotadores; al pacto infame de la Constituyente amañada y las autonomías, opongámosle el gobierno obrero y campesino cochabambino que restablezca la guerra de clases en Bolivia para hacer justicia, para liquidar el latifundio y que el campesino tenga la tierra, para que el minero tenga las minas, el obrero trabajo y salarios dignos, y la nación boliviana todos los hidrocarburos, sin transnacionales expropiadoras de la nación.
Contra la dirección colaboracionista de Montes, Patana y demás, que someten a las Organizaciones obreras a la burguesía, volvamos a poner en pie la COB y las COR, y restablezcamos la alianza obrera y campesina para retomar la lucha por la tierra, el pan y la independencia nacional
Desde las bases, con asambleas democráticas, hay que derrotar a las direcciones colaboracionistas de la COB, las COD y COR, poniendo al frente de las mismas a los dirigentes y luchadores más combativos. A los que hagan suyas las Tesis de Pulacayo que plantean con claridad que jamás los obreros apoyamos a los burgueses, por más disfrazados de “progresistas” o “antiimperialistas” que éstos se presenten.
¡Tenemos que recuperar nuestra COB, nuestras COD y COR! ¡Fuera de nuestras organizaciones obreras los Montes y demás dirigentes colaboracionistas, sirvientes y mendigos de la burguesía nacional que no es más que una nueva oligarquía que levantó cabeza desde las entrañas mismas de la revolución para ahogarla y someterla!
La clase obrera necesita tener al frente una dirección revolucionaria para poder volver a ganarse en las calles a los campesinos pobres y sin tierra, demostrándoles en la calle, con su lucha, que está dispuesta a ir hasta el final —es decir, que está dispuesta a hacerse del poder— en su combate revolucionario para poder darles a sus aliados del campo sus acuciantes demandas de tierra, créditos baratos, tractores, electricidad, y una vida digna.
El campesino del Trópico, el de Los Yungas, el de toda Bolivia, necesita la tierra: ¡abajo la “reforma agraria” fraudulenta de Morales y García Linera, negociada en Estados Unidos con Bush y la DEA, y pactada con la oligarquía de Santa Cruz! ¡Fuera la DEA!
La oligarquía, con su grito de “autonomía”, lo que defiende es el 87% de las tierras productivas de Bolivia que se ha robado. Morales y su Constituyente ya han demostrado que no quieren tocarle ni una sola hectárea a la oligarquía parásita de la Medialuna. ¡Nacionalización ya de las tierras de la oligarquía de la Medialuna para dárselas a los campesinos pobres y sin tierra que realmente quieren trabajarlas, y para transformarlas en cooperativas y granjas comunitarias, con el estado garantizando electricidad, maquinaria, tractores, fertilizantes, etc.! Para derrotar a los “autonomistas” y a la Rosca, hay que expropiarle las tierras a la oligarquía y dárselas al campesino pobre y desposeído.
Hay que expropiar a los banqueros sin indemnización, nacionalizando la banca bajo control de los trabajadores y creando una banca estatal única, para terminar con la usura del banquero que termina quitándole la tierra al campesino y concentrándola en pocas manos, y para darles créditos baratos a nuestros hermanos del campo.
Es necesario también expropiar a la parasitaria burguesía comercial —de la que Evo Morales es fiel representante—, que le compra a precio vil su producción al campesino, para luego venderlas a precios exorbitantes a los trabajadores y el pueblo en las ciudades, o en el mercado mundial.
¡Fuera las transnacionales de Bolivia; abajo todos los acuerdos de coparticipación de la renta de los hidrocarburos con la Respol, Totalfina, Petrobrás, British Petroleum y demás nuevos aliados de Morales! ¡De allí saldrán los recursos y los fondos para poner en marcha un plan de obras públicas para garantizarles viviendas dignas y con gas gratuito a los hogares obreros y campesinos de toda Bolivia!
¡Por la nacionalización sin pago del Mutún y de toda la riqueza minera, bajo el control de la Federación Minera (FSTMB) y la COB!
¡Aumento inmediato de salarios para todos los trabajadores bolivianos, con un salario mínimo al nivel de la canasta familiar e indexado según el costo de vida! ¡Reparto de las horas de trabajo para poner a producir a todas las manos libres, que hoy están desocupadas!
¡Abajo el plan de Morales para liquidar la autonomía universitaria, que ya está dando origen al surgimiento de una nueva Rosca burguesa en las universidades! ¡Plena autonomía universitaria! Ni para la Rosca, ni para la burguesía nativa: ¡gobierno tripartito con mayoría estudiantil en todas las universidades de Bolivia, para poner a la universidad al servicio de la revolución obrera y campesina, como fuera el grito de los estudiantes rojos de la UTO de Oruro!
Ya está demostrado que ninguna de estas medidas vendrá de ese pacto infame de la Constituyente amañada y las autonomías. Ni mucho menos vendrá de allí ninguna medida contra la casta de oficiales del ejército, asesina de los trabajadores y el pueblo boliviano.
Llegó la hora de rodear al Cabildo abierto obrero y campesino de Cochabamba, de hacer sesionar allí a un gran congreso nacional de la Federación minera, de la COB y todas las COD y COR, con delegados de base.
Pongamos en pie una gran milicia obrera y campesina nacional para aplastar a las bandas fascistas de la Medialuna y a los prefectos de la Rosca, independiente de Morales y su gobierno que pacta con ellos
La oligarquía y la Rosca están armadas hasta los dientes: han organizado sus milicias fascistas y han reclutado abiertamente a estas fuerzas contrarrevolucionarias de choque. El Cabildo obrero y campesino de Cochabamba, sesionando con delegados de todas las organizaciones obreras y campesinas de Bolivia, tendrá toda la legitimidad —un millón de veces más legitimidad que esos pactos que arman y desarman, tejen y destejen la Rosca y Morales, a espaldas del pueblo en la Asamblea Constituyente— para organizar una milicia obrera y campesina nacional, y para llamar a los soldados a poner en pie comités que envíen sus delegados a una verdadera Asamblea nacional obrera, campesina y originaria de Bolivia, representativa de la amplia mayoría de nuestra nación. Así terminaremos de hacer justicia con los oficiales asesinos de las fuerzas armadas, hoy libres e impunes gracias al manto de olvido y perdón que les da el gobierno de Morales.
Hay que aplastar a las bandas fascistas de Reyes Villa en Cochabamba; hay que alistar ya desde El Alto y la Federación Minera a todos los obreros y campesinos pobres dispuestos a combatir en defensa de sus hermanos cochabambinos, y por sus propios intereses.
No hay minuto, hora o día en que obreros y campesinos no sean molidos a palos en la Medialuna por los esbirros fascistas. ¡Basta! ¡Por un comando nacional militar de todas las organizaciones obreras y campesinas, centralizado por la COB, la Federación Minera y el Cabildo Abierto de Cochabamba, para saldar cuentas con Reyes Villa y sus esbirros y marchar a aplastar a las bandas fascistas de Santa Cruz! ¡Con el fascismo no se discute: al fascismo se lo combate! Pero para ello, hay que romper con el gobierno de Morales que nos quiere hacer creer que la policía y los militares asesinos nos van a defender de los fascistas, cuando es la policía la que los provee de armas y granadas de gas para que masacren a los obreros y campesinos pobres, de la misma manera que ayer armaron a las fuerzas de choque de Villarroel y los cooperativistas para masacrar a los obreros de Huanuni.
Los fascistas alistan públicamente a sus esbirros para defender los intereses de un puñado de oligarcas y expropiadores del pueblo. Cuanto más tarden las organizaciones obreras y campesinas en romper con el gobierno burgués de Morales y los pactos de la Constituyente amañada y las autonomías, más se regará el territorio boliviano con sangre obrera, minera y campesina. Cuanto más tardemos los explotados en poner en pie este comando nacional militar centralizado de las organizaciones obreras y campesinas, más rápido levantará cabeza también la casta de oficiales de las fuerzas armadas asesinas para ahogar en un baño de sangre a los obreros y campesinos que en octubre de 2003 comenzamos esta heroica revolución obrera y campesina. ¡Por comandos militares de todas las organizaciones mineras, obreras y campesinas de Bolivia, centralizados en el Cabildo Abierto de la COD y los campesinos del trópico de Cochabamba!
Sólo un gobierno obrero y campesino, apoyado en las milicias de las masas armadas y en los comités de soldados, podrá garantizar la liberación nacional, la revolución agraria y el pan y el trabajo para los obreros
En ese pacto de “reconciliación” de El Alto y Santa Cruz, impulsado por Morales, la dirección colaboracionista de la COR El Alto y la iglesia, los que tuvieron que ceder y resignar sus demandas e intereses son los obreros y los campesinos pobres. En la Asamblea Constituyente amañada y antidemocrática, los diputados del PODEMOS —representantes de la Rosca de la burguesía cruceña y de la Medialuna que se armó hasta los dientes, reclutando abierta y públicamente para sus bandas fascistas; y que nutre sus filas de ex aliados de Morales como el prefecto de La Paz, Paredes, que hoy se pasó de bando—, junto con los diputados del MAS de Morales, que son los representantes de la burguesía nativa, discuten si dos tercios o mayoría simple para aprobar los artículos; si dos tercios hasta el 2 de julio —o hasta el 28 de agosto— y luego aprobación por mayoría simple, etc. Todo se resuelve entre 250 diputados del PODEMOS y el MAS, a espaldas del pueblo.
Todo se resuelve a espaldas de la amplia mayoría del pueblo, los obreros y los campesinos pobres. Las direcciones colaboracionistas de la COB, y de las COD, COR y las organizaciones campesinas han puesto a las organizaciones obreras y de masas que derrocaron a Goni y a Mesa, como mendigas de la Asamblea Constituyente amañada donde no se resuelven ninguno de los problemas que aquejan a los explotados y a la nación oprimida, sino que se llevan adelante las disputas y regateos de las fracciones burguesas por sus negocios. Es la subordinación de los explotados a los explotadores.
¡La única verdadera democracia de la clase obrera y los campesinos pobres es la de nuestras organizaciones de masas para la lucha, con democracia obrera, donde verdaderamente resolvemos cómo tomar en nuestras propias manos la resolución de nuestros problemas! Pero las direcciones colaboracionistas se dedicaron a liquidar todo carácter independiente de nuestras organizaciones de lucha, a esterilizarlas subordinándolas a las prefecturas y al gobierno de Morales, para que deleguemos nuestro poder de decisión en estas pandillas de conspiradores contra el pueblo de la Constituyente amañada.
Con Morales y su pacto con la rosca de la burguesía de la Medialuna, el verdadero poder siguen teniéndolo las transnacionales, en cuyos estados mayores y directorios, a puertas cerradas, un puñado de parásitos chupasangre de la nación, son los que verdaderamente deciden el destino de Bolivia. Una ínfima minoría de directores de las transnacionales, burgueses y oligarcas de la Medialuna, políticos patronales de los restos del MNR, el MIR y el banzerismo hoy rejuntados en el PODEMOS, de diputados del MAS en esa Constituyente amañada y antidemocrática, Evo Morales y García Linera, son una verdadera banda de conspiradores contra el pueblo.
Morales, junto a las direcciones colaboracionistas de la COB, las COD y demás organizaciones obreras, están siguiendo al pie de la letra el “consejo” que les diera Fidel Castro. De la misma manera que lo hiciera en los ’80 planteando que Nicaragua, donde los obreros y campesinos habían derrocado a Somoza e iniciado la revolución, no debía ser una nueva Cuba, hoy Fidel le dijo a Evo que en Bolivia no hay que cometer los mismos “errores” que en Cuba; es decir, que no expropien a la burguesía, y que, por el contrario, hagan la “revolución democrática”. ¡Esta es su “revolución democrática”!: un puñado de chupasangres saqueadores de la nación y explotadores de la clase obrera y el campesino pobre, conspirando a espaldas del pueblo y resolviendo el destino de Bolivia en los despachos de las transnacionales, en las embajadas imperialistas y en los pasillos de la Constituyente amañada!
Como no podía ser de otra manera, de esta Constituyente y del pacto de Morales y el MAS con el PODEMOS, no salió ni por dos tercios, ni por mayoría simple, ni la ruptura con el imperialismo, ni la reforma agraria para expropiar a los terratenientes y darle la tierra al campesino, ni el pan y el trabajo para el obrero, ni nada: ya ha quedado absolutamente demostrado. Lo único que ha resultado ha sido el fortalecimiento de la Rosca que levanta cabeza cada vez más, y un mayor y más profundo sometimiento para los obreros y campesinos.
En Bolivia, como en toda nación semicolonial, las verdaderas tareas democrático-revolucionarias son la ruptura del yugo imperialista para lograr la independencia nacional y la revolución agraria. La rastrera burguesía nacional boliviana de ese “capitalismo andino” del que habla García Linera, socia menor del imperialismo, es absolutamente incapaz de resolver y cumplir estos fines democráticos porque está intrínsecamente unida y ligada, por miles de negocios y de intereses, a las transnacionales imperialistas. Puede regatear y discutir por su tajada de dichos negocios, pero como clase explotadora que es, jamás tocará la propiedad de las transnacionales. Sólo la clase obrera, la única clase verdaderamente nacional, que no tiene ningún interés que la ate al imperialismo, que sólo tiene cadenas que romper, acaudillando a los campesinos pobres y al conjunto de la nación oprimida, puede dar solución íntegra y efectiva a esas tareas.
Únicamente un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino, impuesto con una insurrección triunfante que derroque a la Rosca, destruya a la casta de oficiales de su ejército asesino y expropie a los expropiadores, puede romper con el imperialismo y conquistar la independencia nacional, resolver el problema de la tierra expropiando a los terratenientes a favor del campesino pobre y desposeído, garantizar trabajo y salarios dignos para todos los trabajadores, recuperar los hidrocarburos, los minerales y todos los recursos naturales de la nación, y resolver los problemas más acuciantes de la amplia mayoría de explotados.
La burguesía nativa, socia menor del imperialismo, ha demostrado que ni siquiera puede darles a los campesinos la posibilidad de hacer valer su peso numérico como ellos quieren, en una Asamblea constituyente libre y soberana. No pueda dar siquiera ya una Constituyente –es decir, una institución democrático burguesa- verdaderamente libre y soberana, puesto que, ante cualquier medida que ésta tomara y que fuera en contra de los intereses y la propiedad de las transnacionales imperialistas y de sus socios menores de la burguesía nativa, los explotadores apelarían a la casta de oficiales del ejército asesino y las bandas fascistas para disolver esa Constituyente a tiros limpios, para aplastar a las masas y garantizar la continuidad de su dominio y su propiedad.
Por esa razón, no puede haber una Asamblea Constituyente soberana y democrática sin aplastar antes a las bandas fascistas, sin la disolución de la policía, sin la destrucción de la casta de oficiales y la puesta en pie de comités de soldados, sin el armamento generalizado del pueblo, es decir, de los obreros y campesinos pobres que son la amplia mayoría de la nación.
El proletariado tiene que decirle al campesino que quiere hacer valer su peso numérico, que si quiere una Constituyente verdaderamente democrática y soberana, el camino es constituir ya la milicia obrera y campesina para aplastar al fascismo. Tenemos que plantearles con claridad a nuestros hermanos pobres del campo que únicamente un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino apoyado en las organizaciones de autodeterminación de las masas armadas —con la policía habiendo sido disuelta y desarmada, con la casta de oficiales del ejército burgués habiendo sido destruida— no tendría ningún problema en darle inclusive la Asamblea nacional constituyente verdaderamente libre y soberana, con diputados electos uno cada 10.000 personas tomando al país como distrito único, que sean revocables en cualquier momento y que ganen el salario de un obrero, para que puedan discutir democráticamente y resolver la ruptura con el imperialismo, la expropiación de los terratenientes y la entrega de la tierra a los campesinos, etc.
Al mismo tiempo, tenemos que decirles con claridad que una República Obrera y Campesina —es decir, la dictadura del proletariado— sería un millón de veces más democrática que cualquier república burguesa aún con la más democrática de las Asambleas constituyentes que no es más que la dictadura de un puñado de explotadores sobre la amplia mayoría de obreros y explotados que conforman la nación boliviana oprimida.
Revolución obrera y socialista, o caricatura de “revolución” chavista y “bolivariana” Los trotskistas internacionalistas del ORI: de pie junto a la heroica sublevación de los obreros y campesinos de Cochabamba
Como ayer en Huanuni, hoy en la enorme lucha revolucionaria de nuestros hermanos de clase cochabambinos, nuevamente queda claro que en Bolivia se ha vuelto presente la alternativa histórica comunismo o fascismo. Como sucesivos pre-infartos, estos enfrentamientos anuncian el desenlace de los acontecimientos de Bolivia, ya sea en el sentido de un pacto contrarrevolucionario en la Constituyente entre el gobierno de Morales, como representante de la burguesía nativa, y la oligarquía de la Medialuna, que termine de estrangular la revolución; o bien que, con el frente popular echando agua al fuego del combate de masas, la Rosca termine de levantar cabeza decisivamente, y con las bandas fascistas y la casta de oficiales asesinos de las fuerzas armadas, ahogue en sangre la heroica revolución que los obreros y campesinos comenzáramos en 2003.
Este peligro se hace más grave a cada minuto, porque las masas bolivianas no tienen a su frente la dirección que se merecen. La crisis de dirección revolucionaria del proletariado se agudiza día a día. Los renegados del trotskismo como el POR, la LOR-CI, el MST (ex LIT-CI), obsecuentes de las direcciones conciliadoras de la COB y demás organizaciones obreras, han colaborado decisivamente en entregarles la dirección de la clase obrera a esos sirvientes de Morales como son Montes, Patana y demás. Son los que se han integrado a esa cueva de traidores de la clase obrera mundial que es el Foro Social Mundial, renegando de la IV Internacional fundada en 1938 que tuviera el honor de hacer carne su programa en el corazón de la clase obrera boliviana con las Tesis de Pulacayo del heroico proletariado minero con las que se preparó la grandiosa revolución de 1952.
Hoy más que nunca, el proletariado boliviano necesita una dirección revolucionaria. Los trotskistas internacionalistas del ORI, integrantes de la FLT, somos un núcleo que debemos aún ganarnos la autoridad de dirigir a las masas explotadas, luchando porque éstas se convenzan de la justeza de la estrategia y el programa del trotskismo por su propia experiencia.
Pero los combates y enfrentamientos decisivos en los que comienza a resolverse el desenlace de los acontecimientos en Bolivia ya están aquí. Se ha establecido una carrera de velocidad entre estos enfrentamientos decisivos y la necesidad de que, al calor mismo del combate, el heroico proletariado boliviano logre dotarse de la dirección revolucionaria que necesita y se merece. Los elementos para poner en pie ese estado mayor revolucionario ya existen y ya se han destacado en los socavones de Huanuni, en las fábricas y en las calles de El Alto indomable, en la sublevación de los obreros y campesinos cochabambinos, en los combates de los estudiantes revolucionarios de Oruro, El Alto, Cochabamba; en los miles de obreros educados bajo el programa del trotskismo expresado como programa de la clase obrera boliviana en las Tesis de Pulacayo.
Mientras maduran las condiciones para que ese estado mayor revolucionario cristalice, todas las fuerzas del ORI, integrante de la FLT, están puestas en la lucha por volver a poner en pie ya la COB, las COD y COR y las organizaciones de los campesinos pobres y sin tierra como organizaciones para el combate actual que los explotados están llevando adelante en Cochabamba, en El Alto, en Huanuni, para que esos combates triunfen y recuperemos nuestra revolución que nos fue expropiada.
Ponemos entonces todas nuestras fuerzas al servicio de que vuelvan a resurgir, se extiendan, se centralicen a nivel nacional y se armen, los organismos de autodeterminación y democracia directa de las masas en lucha. Porque allí, en esos organismos, bajo los ojos vigilantes de las masas, todos los días se ponen a prueba la política y los programas de los que dicen representar y defender los intereses de los explotados. Y por lo mismo, en ellos, la clase obrera y los campesinos pobres pueden hacer rápidamente la experiencia con sus direcciones traidoras, desembarazarse de ellas y por su propia experiencia también, convencerse de la justeza del programa de los revolucionarios. En esos organismos, un pequeño núcleo de revolucionarios internacionalistas puede entonces multiplicar sus fuerzas por mil, a condición de combatir implacablemente contra todas las direcciones conciliadoras, de decirles la verdad a las masas por más dura que ésta sea, y de marcarles con claridad, a cada paso, quiénes son sus aliados, y quienes son sus enemigos.
Los revolucionarios del ORI, integrantes de la FLT, ya hemos elegido nuestra trinchera en el combate: ¡de pie junto al heroico levantamiento de los explotados de Cochabamba! ¡De pie junto a los mineros de Huanuni y a los obreros revolucionarios de El Alto! Allí está nuestro lugar: sólo pedimos un puesto en la primera fila de combate, y la posibilidad de luchar honestamente por convencer de la justeza del programa y la estrategia del trotskismo al proletariado y a la juventud revolucionarios.
16 de Enero de 2007
Octubre Rojo Internacionalista (ORI)
de Bolivia
Partido Obrero Internacionalista (CI) de Chile
Grupo de Obreros Comunistas (CWG) de Nueva Zelanda
Fracción Trotskista (Vanguardia Proletaria) de Brasil
Liga Trotskista Internacionalista (LTI)
de Perú
Liga Obrera Internacionalista (CI)
-Democracia Obrera de Argentina
Integrantes de la
Fracción Leninista Trotskista