Desde Siria, ensangrentada por el genocidio de Al-Assad a cuenta del imperialismo
La Brigada Sevian al-Laith (León Sedov) acompañando a las martirizadas masas sirias pelea por poner en pie Comités de Abastecimiento para que la resistencia no sea doblegada por hambre Bajo el cielo gris sirio, los aviones del ejército asesino de Al Assad no cesan de descargar sus bombas contra los hombres, mujeres, ancianos y niños que se niegan a abandonar el suelo donde han nacido, crecido y vivido. En plena tarde de invierno, la brigada Sevian Al-Laith (León Sedov) junto al Comité de Obreros Voluntarios Internacionalistas debate apasionadamente los últimos acontecimientos de la lucha de clases mundial con las escasas informaciones que les llegan, y no cesa de organizar la resistencia junto a las masas. En las ciudades, además del destrozo sufrido por el castigo de la artillería y las descargas aéreas del cerdo Bashar, los padecimientos son inauditos. Los hogares cuentan con luz eléctrica tan solo media hora por día. En estas condiciones el frio invernal hace estragos ya que la mayoría de las veces no se obtiene agua caliente. El agua escasea al igual que los alimentos. Y cuando estos últimos se consiguen, se paga un aumento del 500% que imponen los malditos especuladores. Las masas que han perdido todo hacen lo imposible para subsistir. Las condiciones que imponen el genocidio y la masacre contrarrevolucionaria de Bashar -“el perro del imperialismo” como lo llaman aquí- testimonian un horror infinito. Pero para doblegar a los trabajadores, con sus mujeres y familias, resistiendo hasta en la última trinchera, el accionar del Ejército Sirio Libre (ESL), todos ex–generales de Bashar, es siniestro. Estos generales ya se comienzan a ganar el odio de los sectores más combativos de la resistencia. Así testimonia un militante de la Brigada Sevian al-Laith (León Sedov): “El ESL expropia depósitos de comida y luego contrabandea a Turquía para vender más caro, o bien va a los campos de refugiados a venderlos a precios accesibles (no obstante ¡lo venden!)”. Y sin poder disimular su rabia continúa su relato. “(…)cuando caen mártires, que en su mayoría caen víctimas de las emboscadas que los generales del ESL les tienden para que el ejército enemigo los fusilen, se reúnen con los generales assadistas que juegan a dos puntas, y luego negocian lo conseguido en el campo de batalla. Estas basuras son los que ponen los marcadores para que la aviación nos masacre”. A la reunión de la Brigada llega la noticia de que en Cuba se impuso “libre entrada y salida” de los ciudadanos que significa que los gusanos de Miami pueden volver con sus dólares a quedarse con todas las riquezas de la isla, porque ningún obrero cubano que cobra u$s 20 mensuales puede viajar a otro país. Los revolucionarios aprietan sus puños y se llenan de odio porque saben que los hermanos Castro avanzan en entregarle Cuba a Obama y los gusanos de Miami, y esos mismos parásitos, junto a todos los gobiernos bolivarianos, son amigos y aliados políticos del cerdo Bashar. La situación en estas tierras sigue siendo de una dura resistencia, la misma compuesta por jóvenes y trabajadores sirios y de toda la región que hacen enormes esfuerzos para conseguir sus alimentos y sus municiones para combatir porque no hay nadie que esté armando a la resistencia. Menos que nadie el ESL. Es más como cuenta unos de los obreros voluntarios internacionalistas “Muchas brigadas que vienen de distintos puntos del Magreb o Medio Oriente tienen que retirarse y volverse a sus países porque se quedan sin dinero para comer o para reponer municiones en sus fusiles.” El hambre recorre de lado a lado las barriadas de la resistencia. La Brigada, codo a codo con las masas, debate como comenzar a poner en pie desde los comités de coordinación local de cada ciudad los Comités de Abastecimiento para que ni el ejército de Bashar ni el ESL logre doblegar por hambre a esta resistencia, y así garantizar la distribución de los alimentos, medicamentos, etc., entre la clase obrera y los desposeídos. 24 de enero 2013
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