volver al índice del OOI Nº 18 Paraguay Ayer Lugo masacró campesinos que luchaban por la tierra en Curuguaty, como hoy Morales y Humala en Bolivia y Perú; tal cual lo hace el régimen asesino de Uribe-Santos con su ejército, bandas paramilitares y las bases yanquis, con los obreros y campesinos de Colombia…
¡Gobierno provisional revolucionario Obrero y Campesino! basado en las organizaciones de lucha de la clase obrera y los campesinos pobres ¡Abajo el acuerdo “Iniciativa Zona Norte” de Lugo y el Pentágono! ¡Fuera las tropas norteamericanas al mando del SURCOM!
El 15/6 en Curuguaty, departamento de Canindeyú en la frontera con Brasil (Región Oriental del Paraguay), a unos 200 km de Asunción, se desató una ensañada represión contra campesinos que se encontraban, desde hacía semanas, reclamando por lo que es suyo: un pedazo de tierra. ¡Así los campesinos tomaban la resolución de sus problemas en sus manos entrando en lucha directa por la tierra, atacando la propiedad privada! En la estancia Morombí de 70 mil hectáreas del terrateniente Blas Riquelme (ex -presidente y Senador del Partido Colorado que sostuvo la dictadura de Stroessner), la disputa era por unas 2.000 hectáreas que pertenecen al estado paraguayo y que Blas Riquelme se robó sin pagar. Enviados y bendecidos por Lugo, los perros asesinos de la policía paraguaya -los custodios de la propiedad de la oligarquía terrateniente y las transnacionales como Monsanto y Cargill- masacraron a 11 campesinos. Esta masacre no es un hecho nuevo ni aislado, es una postal de la martirizada vida cotidiana de millones de campesinos que han sido despojados de sus tierras. Bajo el régimen de Stroessner que aún sigue en pie maquillado por un parlamento fantoche, luego de 1989, centenares y centenares de campesinos han sido asesinados en represiones salvajes a manos de las fuerzas militares y las guardias blancas de la oligarquía terrateniente. Los “bolivarianos” y el Foro Social Mundial quieren esconder que Lugo ha venido enviando a sus tropas contrarrevolucionarias para masacrar a las masas explotadas y defender los intereses de la oligarquía terrateniente, las transnacionales cerealeras y el conjunto de los capitalistas. ¡Lugo ha sido como Morales que masacra y reprime a los campesinos del TIPNIS; como Humala lo hace con los campesinos y mineros! ¡Como la Kirchner que envía a la gendarmería a toda lucha obrera que se ponga de pie como hace contra los obreros petroleros de Cerro Dragón en Chubut, y como masacró a los obreros que peleaban por vivienda en el Parque Indoamericano en el 2010! ¡Ha sido como Lula-Roussef que militarizan las favelas, masacraron en el Pinherinho y sostienen a las guardias blancas de los fazendeiros en el campo! Este es el verdadero rostro de los gobiernos “bolivarianos” quienes, sin su careta y verborragia, son iguales que los Piñera, Santos y demás gobernantes de los países del “TLC”: todos masacradores y asesinos de obreros y campesinos. ¡Los “bolivarianos” y los gobiernos del “TLC” son los que garantizan al imperialismo el saqueo de los recursos naturales, las riquezas y la superexplotación de los obreros del conjunto del continente! ¡Obama y los parásitos de Wall Street utilizan a unos y otros porque ambos son fieles guardianes de las súper ganancias de las transnacionales y la banca imperialista!
Lugo ha tenido las manos libres para atacar a las masas campesinas, porque la poderosísima clase obrera paraguaya ha sido sometida por la burocracia sindical a la burguesía y sus instituciones Estas masacres persistentes en el campo pudieron llevarse a cabo, porque la burguesía tuvo las manos libres gracias a la colaboración prestada por el castrismo y las corrientes stalinistas que sometieron a las organizaciones obreras y a la central sindical CNT a Lugo, la cara “humana” de los directorios de la Monsanto y las transnacionales. El poderío de la clase obrera paraguaya tira por la borda toda concepción socialdemócrata (pequeño burguesa) que define la fortaleza del proletariado por su número y no, como lo afirma el marxismo revolucionario, por su rol en la producción.
La respuesta campesina en Curuguaty enfrentaba el saqueo y el robo de las transnacionales y a la oligarquía terrateniente Pero esta vez en Curuguaty los campesinos ejercieron su legítimo derecho a defenderse con el método de la guerra civil; es decir retomando embrionariamente el camino de las masas revolucionarias de Libia y Siria. Así fue que el 15/6 durante el enfrentamiento, cayeron 6 policías muertos (entre ellos 1 comisario). ¡Viva el sagrado y legítimo derecho de los campesinos de hacer justicia contra sus verdugos! Los “bolivarianos”, y las corrientes reformistas que los siguen como “la sombra al cuerpo”, han manifestado a este uso del derecho a ejercer la legítima defensa por parte de los campesinos, como una “provocación montada” que estuvo “organizada por la derecha”. ¿Quieren decirnos que las grandes cerealeras como la Monsanto y Cargill arman a los campesinos -que ellos mismos despojan de sus tierras y masacran sin piedad- para que estos se enfrenten a las fuerzas militares, que son las que cuidan –incluso dando la vida- la propiedad privada de los terratenientes? Esto no es nuevo en boca de los “bolivarianos” y sus aduladores de la izquierda reformista. Las mismas acusaciones y calumnias se le hicieron a las heroicas milicias de Libia que derrocaron al dictador Khadafy; a éstas las llamaban “tropas terrestres de la OTAN”. Lo mismo dijeron de la resistencia de los explotados en Siria que enfrentan la masacre y el genocidio que viene aplicando Al Assad a cuenta del imperialismo. ¡Son enemigos de que se pongan en pie las milicias obreras y campesinas para enfrentar a las fuerzas asesinas de la burguesía! ¡Son enemigos de que las masas se armen para aplastar a los gobiernos y regímenes anti obreros! Justamente, que los campesinos sin tierra organicen su autodefensa, para hacerle frente a la represión policial, es lo que no pueden permitir los políticos patronales, las transnacionales imperialistas como Monsanto, Cargill y el conjunto de la burguesía y la oligarquía paraguaya. Para extender las tierras aptas para cultivar soja para la exportación de ésta al mercado mundial y a China en particular, la Monsanto y las transnacionales desmontaron zonas enteras del campo paraguayo. Esto ha valorizado la tierra en los últimos años y agudizado y profundizado la lucha en el campo donde millones de pequeños parcelarios y campesinos sin tierra, se enfrentan a un puñado de parásitos de la oligarquía y las transnacionales que sojuzgan a Paraguay con mano de hierro; antes con la dictadura de Stroessner (1954-1989) y ahora con la “democracia” del fraude electoral del Partido Colorado y la Iglesia que sostuvo a Stroessner. El 85% de las tierras, unas 30 millones de hectáreas, está en manos del 2% de los propietarios. Sólo de soja se cultivan 3 millones de hectáreas, con una producción en torno a los 7 millones de toneladas en el 2010; si tomamos el precio de la tonelada de soja en el mercado de Chicago hoy (u$s 530 aproximado) estamos hablando de ¡u$s 3710 millones! Monsanto, Cargill, y las grandes transnacionales cerealeras han transformado al Chaco paraguayo, al oriente boliviano de la oligarquía de Santa Cruz, y a los estados brasileros lindantes con el este de Paraguay dominados por los fazendeiros “brasiguayos”, en una “Pampa Húmeda bis” sin tener en cuenta el impacto ambiental, el deterioro del suelo que produce la deforestación y mucho menos los intereses y la vida de los campesinos, trabajadores y pobladores; a los que reprimen y masacran con sus guardias blancas y las fuerzas de seguridad de los estados, y a los que envenenan con sus pesticidas y fertilizantes. Monsanto, junto a la Mitsubishi (que con sus empresas produce agroquímicos en Brasil), y el grupo Grobocopatel de Argentina se han asociado para la explotación de la tierra en toda esa región, y así han configurado un nuevo mercado que ya no se corresponde con las viejas fronteras nacionales. Controlando todo el proceso productivo, desde la producción de semillas, fertilizantes, herbicidas, la comercialización y el almacenamiento de la soja con alta productividad del trabajo, estos monopolios se han unido a la parásita oligarquía de la tierra paraguaya y no están dispuestos a que los campesinos sin tierra se atrevan a atacar sus intereses. Las transnacionales moldean nuevas zonas de influencia y mercados por sobre las fronteras nacionales, según sus intereses, para expoliar las riquezas y superexplotar la fuerza de trabajo; pero a la vez, cuidan muy bien a los ejércitos nacionales, a los que arman hasta los dientes y refuerzan con tropas imperialistas y bandas paramilitares para aplastar las sublevaciones de las masas obreras y campesinas contra el yugo imperialista.
Con el despido de Lugo, la Monsanto y la oligarquía paraguaya dieron un golpe palaciego para garantizar el yugo sobre los obreros y campesinos, basado en el régimen bonapartista de Stroessner y el Partido Colorado Para defender estos negocios y seguir expoliando a la región, Monsanto, el Grupo Zuccolillo -socio principal de Cargill en Paraguay-, y el conjunto de la burguesía y la oligarquía paraguaya decidieron despedir a Lugo, como a un vulgar empleado que ya no sirve, porque éste no garantizaba el control sobre su propia base social: los campesinos sin tierra. Lugo, el obispo de la “teología de la liberación”, que siempre defendió los intereses de la oligarquía y las transnacionales, era el que “regulaba” el conflicto entre los campesinos desposeídos y la oligarquía terrateniente. La lucha de los campesinos en Curuguaty, si se generaliza, pone en cuestión la propiedad de la tierra, y la Monsanto y demás transnacionales que no están dispuestas a “regular” más ese conflicto permanente. Las transnacionales, en medio del crack de la economía mundial capitalista, necesitan redoblar el saqueo y asegurar cada centavo de sus súper ganancias, en momentos que la manta de los negocios se ha achicado y no van a compartir ni la renta agraria ni la plusvalía arrancada al movimiento obrero que extraen de los países del MERCOSUR. El gobierno de Lugo surgió luego de que el régimen de Stroessner logró contener la situación pre-revolucionaria en la que, con huelgas generales y la lucha por la tierra en el campo, habían entrado la clase obrera y las masas empobrecidas del campo en el 2000-2001 como parte del ascenso de la revolución latinoamericana (Ecuador, Argentina y más tarde en Bolivia). El sometimiento de la clase obrera que impuso la burocracia del CNT a la burguesía, rompió la alianza obrera y campesina. El régimen de Stroessner, un bonapartismo absoluto basado en el Partido Colorado como partido único y en la Iglesia, se maquillaba y aggiornaba mandando a un apéndice de ese partido -el Partido Liberal Radical Auténtico (PRLA)- a un acuerdo con los curas de la “Teología de la Liberación” para lavarse la cara, y bendecir una vez más los sables de los milicos de Stroessener para seguir manteniendo a raya el control sobre la clase obrera y las masas del campo. Las direcciones del Foro Social Mundial y la izquierda reformista, que fueron los que le dieron el barniz “bolivariano” a Lugo, ahora dicen que éste había hecho “demasiadas concesiones y acuerdos con la derecha”; cuando éste nació de un pacto con el Partido Colorado para contener la lucha de las masas. Lugo siempre fue un agente directo de las transnacionales y la oligarquía de la tierra, que mandaba a la policía a reprimir la lucha de los obreros y campesinos, y jamás intentó siquiera una tibia reforma agraria; sólo planteaba hacer un catastro mientras los terratenientes y las transnacionales se robaban hasta las tierras del estado. Para este régimen infame, jamás las fuerzas de seguridad y represión se pueden poner en cuestión, y por más que Lugo hubiese destituido al Ministro del Interior y haya puesto a un miembro del Partido Colorado, las transnacionales ya habían decidido el despido de “su empleado” por “incumplimiento de tareas”; es decir, que no pudo evitar más que sectores del movimiento de los campesinos sin tierra, enfrentando con métodos de guerra civil a la policía asesina, entraran así a la lucha directa por recuperar su tierra. Por eso, Monsanto y la oligarquía terrateniente sabiendo que estaban ante el inicio de una sublevación de las masas campesinas, decidieron despedir a Lugo; por no poder cumplir la tarea que los bolivarianos Morales y Humala sí garantizan; razón por la cual mantienen sus cargos. Mediante el “viejo” Partido Colorado y su apéndice PRLA -que controlan las cámaras de diputados y senadores, las intendencias, y todas las palancas del régimen- llevaron adelante un “putch parlamentario” que se coronó el 22 de junio con la destitución de Lugo vía un juicio político. Como presidente colocaron al liberal del PRLA Federico Franco, que incluso era el vicepresidente de Paraguay, para darle continuidad al régimen stroessnerista que era lo que Lugo ya no podía hacer. Toda la prensa burguesa, los “bolivarianos”, y también la izquierda reformista del Foro Social Mundial ocultan que la que garantizó y supervisó cada paso de este “operativo institucional” fue la casta de oficiales stroessnerista, esos gurkas entrenados por el imperialismo yanqui, que hasta acompañaron la salida ordenada de Lugo hasta la puerta de la casa de gobierno.
El “frente democratico” de Lugo y los bolivarianos, sostenidos por el Foro Social Mundial y la izquierda reformista, desarma a las masas para dejarlas a merced de las tropas contrarrevolucionarias del régimen stroessnerista Lugo ha aceptado en forma obediente y sumisa su destitución. Mientras una movilización de trabajadores, campesinos, estudiantes, y el pueblo pobre, que llegaba desde distintos puntos del país a las puertas del parlamento para enfrentar el golpe palaciego de las transnacionales, era reprimida; Lugo se entregaba por televisión llamando a la “paz”. ¡No hay paz mientras las transnacionales y los terratenientes sigan asesinando campesinos! ¡No hay ni habrá paz mientras la tierra no esté en manos de quienes la trabajan! El 24 de junio un grupo de estudiantes fue a buscar a Lugo a la casa para que encabece las movilizaciones contra los golpistas y este seguía insistiendo en llamar a la “paz”. Es que Lugo, fiel a los intereses que defendió estando en el gobierno, prefiere el martirio del pueblo antes que defender la “democracia”, aunque sea formal, que dice pregonar. Lugo y el recién constituido Frente para la Defensa de la Democracia ya han pactado y aceptado el cronograma de Franco y la cueva de bandidos del parlamento stroessnerista, y comenzaron a hacer ¡campaña para las elecciones del 2013! Hacen esto, porque si realmente quisieran enfrentar al golpe, Lugo tendría que armar a las masas: cuestión que jamás permitirá. Todo el Foro Social Mundial y su “ala izquierda” de renegados del trotskismo (LIT-CI, UIT-CI, PO y PTS de Argentina, POR Lora de Bolivia, etc) han sometido a las organizaciones obreras y campesinas del continente, en primer lugar a las de Paraguay que aún hierven de odio y siguen contando los cuerpos de campesinos masacrados en Curuguaty, a la estrategia pacifista de Lugo. Han hecho un frente político con Lugo, cuando lo que estaría planteado es hacer un frente militar sin apoyo político si éste estuviera dispuesto a enfrentar a los golpistas, cosa que no es así. Todos plantean una política de colaboración de clases con la burguesía, llamando a todas las “organizaciones democráticas” a pelear por una “Asamblea Constituyente” contra el “golpe ilegítimo”.
Lugo, los bolivarianos y el FSM ni siquiera Lugo, los “bolivarianos” y el FSM no están dispuestos a enfrentar al golpe, ni a levantar las demandas democrático formales hasta el final, porque esto significa que hay que derrotar al régimen de Stroessner y del Partido Colorado. La tarea del momento es disolver al parlamento golpista y a la casta de oficiales, y esta tarea significa que hay que armar a las masas, cuestión que Lugo y los “bolivarianos” jamás permitirán porque la clase obrera y los campesinos armados -más temprano que tarde- terminarán atacando también los intereses y negocios de estos. Es más, Lugo jamás plantearía esta lucha, porque justamente fue mediante esas instituciones de dominio sobre las cuales se asentó su gobierno. El “ala izquierda” del FSM de los renegados del trotskismo, está llamando a una “Asamblea Constituyente”, pero no llaman a disolver el parlamento ni la casta de oficiales genocida. Así, las corrientes reformistas utilizan las demandas democráticas formales, no como un motor que impulse la lucha contra los golpistas y el régimen stroessnerista para desarrollar los organismos de auto-organización con democracia directa y el armamento de las masas, sino como un “dogal al cuello” puesto al proletariado para someter a éstos a Lugo y los “bolivarianos”. Así, Lugo, los “bolivarianos”, el FSM y los renegados del trotskismo terminan imponiendo una política de presión sobre el mismo parlamento golpista, e incluso mendigando a un sector de las fuerzas armadas buscando generales progresistas entre los oficiales stroessneristas, para que restituyan a Lugo. Para llevar adelante estas tareas, que Lugo y los “bolivarianos” son incapaces de resolver, las masas obreras y campesinas deben poner en pie los Comités obreros, de trabajadores agrícolas y campesinos, y la Milicia Obrera y Campesina, para desarmar a la casta de oficiales stroessnerista, disolver a la policía asesina y cerrar el parlamento de los golpistas. Sólo derrotando la política de colaboración de clases del “frente democrático” se puede enfrentar efectivamente al golpe. Para ello, la clase obrera rompiendo con todo sometimiento a la burguesía, echando de sus organizaciones a la burocracia colaboracionista, acaudillando a los explotados del campo y la ciudad, conquistando el armamento de las masas y poniendo en pie el poder de los explotados, abrirá el camino para conquistar la tierra, el pan y la independencia nacional. ¡Abajo el régimen de Stroessner, el Partido Colorado y sus apéndices fantoches, con su parlamento sirviente de las transnacionales! ¡Basta de regar la tierra paraguaya con sangre obrera y campesina! ¡Por comités de obreros, trabajadores agrícolas y campesinos pobres! ¡Que la central sindical CNT, la CUT-A, la Liga de los Carperos, y todas las organizaciones obreras y campesinas rompan con Lugo, las transnacionales y la burguesía para organizar la lucha contra el régimen de los Stroessner! ¡Hay que echar a la burocracia colaboracionista! Los trabajadores agrícolas y los campesinos necesitan resolver el problema de la tierra en Paraguay. ¡Hay que expropiar y nacionalizar sin pago todas las tierras en manos de la oligarquía terrateniente y las transnacionales! ¡Por el reparto de las tierras entre todos los campesinos que la reclamen para trabajarla con sus propias manos sin explotar trabajadores! ¡Por la colectivización de la tierra y la puesta en pie de granjas colectivas, bajo control de los sindicatos y los comités de obreros agrícolas, que organicen la producción expropiando los bienes, las tierras y toda la tecnología que posean la Monsanto, Cargill y demás transnacionales imperialistas! ¡Expropiación sin pago de la banca imperialista y todos los bancos, por una banca estatal única bajo control de los trabajadores para dar créditos baratos a los campesinos! ¡Fuera todas las transnacionales y nacionalización sin pago y bajo control obrero de todos sus bienes y empresas!
Para organizar la lucha continental contra las transnacionales y sus gobiernos ¡Basta de someter a los campesinos pobres y a la clase obrera a las distintas fracciones de las burguesías nativas y de las transnacionales, que dividen país por país el combate de los explotados del continente! La burguesía brasilera y el gobierno de Dilma Rousseff, mientras mantiene sometida a la clase obrera con el apoyo de la burocracia de la CUT y la colaboración de CONLUTAS con su política de “exigencia a los gobiernos bolivarianos”, han llevado al Movimiento Sin Tierra (MST) a una movilización en la frontera con Paraguay por la “defensa de la democracia” para sacar a las masas desposeídas del campo de su lucha por la tierra. Sometimiento a la burguesía, es lo que vienen imponiendo todas las burocracias sindicales del continente. Para ello les pagan sus jefes. Ahí se puede ver a la burocracia de la AFL-CIO de EEUU, a la burocracia de la CGT y la CTA de Argentina, a la burocracia de la CUT en Chile, y así podríamos ejemplificar con cada uno de los países del continente Americano. Esta es la misma política de colaboración de clases que sostienen las direcciones del Foro Social Mundial, incluídas, lamentablemente, la izquierda reformista. ¡La clase obrera imponiendo la ruptura de las organizaciones obreras con los “bolivarianos” y la burguesía es la única que podrá sublevar a los campesinos pobres y sin tierra de Bolivia, Paraguay, Brasil y todo el continente! ¡Por la alianza revolucionaria obrera y campesina en todo el continente! ¡Hay que romper esta política de colaboración de clases de las burocracias sindicales y de las direcciones colaboracionistas del Foro Social Mundial! ¡Por un Congreso Continental de todas las organizaciones obreras para imponer la ruptura con los “bolivarianos” y el FSM, todos sirvientes de Obama y las transnacionales! ¡Para expulsar a las transnacionales hay que luchar como los estudiantes y la juventud obrera de Chile! ¡Hay que luchar junto a los estudiantes y trabajadores de la salud, y los campesinos del TIPNIS en Bolivia! ¡Abajo el MERCOSUR y la UNASUR de las transnacionales imperialistas y sus gobiernos sirvientes! ¡Fuera la OEA! ¡Fuera las bases militares clandestinas de los yanquis de Paraguay, la base de la OTAN de Malvinas, las bases de Colombia y todas las bases militares del imperialismo en América Latina! ¡Paremos la restauración capitalista de los hermanos Castro y Obama en Cuba! ¡Por los Estados Unidos Socialistas del norte, centro y sur de América! ¡Por una lucha continental unificada de Alaska a Tierra del Fuego para pelear junto a los inmigrantes y la juventud trabajadora que cerca Wall Street y enfrenta a Obama en el corazón de la bestia imperialista!
Lo que necesita la clase obrera paraguaya y latinoamericana, es un Partido revolucionario internacionalista que unifique el combate del proletariado de todo el continente Para unir sus fuerzas la clase obrera necesita de un partido revolucionario que una su combate por sobre las fronteras, que enfrente a las direcciones traidoras de las burocracias obreras del continente sostenidas por los Castro y el Foro Social Mundial. Los trotskistas de la FLTI que luchamos por refundar la IV Internacional y poner en pie ese partido hacemos nuestras las palabras de León Trotsky (1937) “Para los bolcheviques leninistas, no hay ninguna tarea más importante que la de establecer la conexión y más tarde la unificación entre las diferentes partes de la organización proletaria del continente, creando un organismo tan bien construido que cualquier vibración revolucionaria de él acaecida en la Patagonia, repercuta inmediatamente como transmitida por un sistema nervioso perfecto, en las organizaciones proletarias revolucionarias de los EE.UU. Mientras tal cosa no se realice la tarea de los bolcheviques leninistas en el continente americano, no se habrá llevado a cabo”. Julián Juárez y Emilio Guereca |