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La pseudo-teoría de “primaveras árabes” y
“revoluciones democráticas” vista desde los
acontecimientos revolucionarios de Egipto
Toda la izquierda europea y “socialista” del mundo viajó a Egipto para ver cómo los obreros construían sus sindicatos, dirigidos por “socialistas” que luchaban por “un partido laborista democrático”. Todos fueron a ver la experiencia de esa izquierda de la reina de Inglaterra que es el SWP británico, de trasladar su “modelo inglés” a Egipto.
Por supuesto que la clase obrera de Egipto tendió a construir sindicatos rápidamente, ni bien caía Mubarak. Inclusive ya antes de su caída, el proletariado llenó las fábricas de heroicos comités de huelga y de lucha, que desde el 2007/2008 volvieron loca a la dictadura de Mubarak. A cada paso, con sus piquetes de huelga, tendían a sublevar a todos los explotados de Egipto.
Ahora, los amigos de los socialimperialistas británicos del SWP, en Egipto descubren una “obra maestra”. Así hacen tours a El Cairo, sacándose fotos con los dirigentes de los sindicatos recientemente constituidos. ¡Pero por favor!
Insistimos, lo que hizo la clase obrera de Egipto masivamente fue construir sus comités de fábrica. Todos quieren que nos olvidemos que éstos, como los petroleros del canal de Suez, o como los trabajadores de Alejandría de la industria textil, junto a los piquetes de huelga, protagonizaron el gran asenso revolucionario de la clase obrera de Egipto del 2007/2008.
Las tendencias son y serán al surgimiento de todo tipo de organismos de la clase obrera y las masas explotadas.
El reformismo y su cretinismo sindicalista no tiene límites. Para ellos, y los turistas que los acompañan, el modelo es el de los sindicatos y el partido laborista como en Inglaterra, cuestión que negociaban los “Socialistas Revolucionarios” con la junta militar para obtener su legalidad para la “constituyente” que todos pregonan.
Los “socialistas” de la reina de Inglaterra, justamente, quieren meter en el dedal de “sus sindicatos” y “su partido laborista” a la inmensa marea revolucionaria de miles de millones de explotados que han entrado al combate.
De comités de fábrica, de piquetes de huelga, de los centenares de miles del comités de desocupados, de comités de acción del movimiento estudiantil y de un programa para unir las filas obreras y coordinarlas, para terminar de aplastar al gobierno continuador de Mubarak, ni una palabra.
Para ellos, la izquierda de su majestad, los “socialistas” ingleses, todas las masas deben entrar en sus sindicatos y en su “partido laborista democrático”.
Es que para ellos la “revolución democrática ya triunfó”. Sólo hay que hacer el “partido laborista” para las elecciones, y sindicatos para presionar al régimen burgués “democrático”.
Pero la realidad no da respiro. Los generales se dedican a matar a cuanta fracción de la clase obrera quiera luchar. Así sucedió con los cristianos coptos, que son la mano de obra más esclava de todo Egipto, junto a los niños en la industria textil, que no están organizados en ningún sindicato.
Esta política reaccionaria de los “socialistas” de Egipto, de pretender que una clase obrera superexplotada en un país saqueado por el imperialismo pelee como en las condiciones de la Inglaterra dueña de los mares del siglo XIX y XX, no es más que un disparate enceguecido de la izquierda de la aristocracia obrera de un país imperialista.
¿Por qué un partido laborista y no soviets? ¿Por qué sólo sindicatos –que tenemos que impulsar con toda fuerza- y no también comités de fábrica, piquetes de huelga, milicias obreras para defender a los luchadores en los choques con la soldadesca y la policía?
Insistimos, vimos llegar a Egipto “socialistas de turismo” de todo el mundo. Todos fueron a sostener esta política del SWP inglés y su partido de Egipto, los “Socialistas Revolucionarios”. Pero no vimos a un solo “socialista” que en una sola reunión de comités de fábrica, de sindicatos o del movimiento estudiantil planteara que las tareas de la revolución habían quedado inconclusas y que había que poner en pie todas nuestras organizaciones para la lucha, pero con comités de autodefensa y llamando a toda la base de los soldados a que desacaten a los oficiales asesinos de Mubarak y pongan en pie comités de soldados para pelear, junto a los sindicatos, los comités de fabrica y el movimiento estudiantil, para conquistar nuestro poder.
¿Viajes a El Cairo para organizar la ruptura del ejército, los comités de soldados, y la puesta en pie de las milicias obreras para organizar una contraofensiva de masas? Ni Palabra.
Es que para los “teóricos” de la “revolución democrática”, “la democracia ya triunfó”. Las masas fueron desalojadas de la plaza y fueron llevadas a votar en un plebiscito fraudulento, que legitimó al estado bajo el mando de los generales contrarrevolucionarios de Mubarak.
La “izquierda socialista” se dedicó a “regar la democracia”, mientras los generales contrarrevolucionarios y su policía asesina se preparaban y se preparan para aplastar, aquí y allá, a las masas.
El ejército egipcio es propietario del 50% de las industrias de ese país, asociado íntimamente al capital imperialista. Pretender que esa “revolución democrática” de estos generales, de la mano de Adidas y la British Petroleum, el Citibank o el Deustche Bank, le den un siglo a la clase obrera de Egipto para que haga sus “poderoso sindicatos” y su “poderoso partido laborista” es prometerle a la clase obrera de Egipto el paraíso, cuando lo que se le cae encima es el infierno de la expropiación de su revolución, y la contrarrevolución.
Todos los “socialistas” del mundo constataron en Egipto la terrible situación revolucionaria existente. Surgieron organizaciones de masas, de millones y millones de explotados que entraron a la lucha. Justamente esa masividad de las acciones revolucionarias es lo que planteaba la tarea inmediata de romper el ejército y poner en pie comités de soldados, ganados por una milicia obrera, coordinada y centralizada a nivel nacional.
¿No era este el camino más cercano para conseguir aumento de salario y defender las organizaciones de lucha de las masas, atacadas diariamente por la policía y el ejército?
Pero, ¿qué decían los “socialistas de turismo” por Egipto, sorprendidos por la cantidad de activistas que daban las masas? Ellos decían: “¿Hacer como en Libia? Jamás”
¿Por qué en Libia hay que armarse y derrotar al ejército tan sólo para aproximarse a conquistar el pan y en Egipto no?
Nuevamente la izquierda “democrática” plantea una revolución sin soviets, sin armamento de las masas, sin destrucción del ejército, sin combate por la expropiación directa del imperialismo. Es decir, está en el idilio de la “revolución democrática”… con la burguesía, salvando su estado y su propiedad. Pero la vida no les dio respiro.
Las masas no están en ningún idilio. Toda lucha seria por el pan y contra el imperialismo ya preparaba condiciones para mayores choques con el imperialismo y la burguesía y su régimen expropiador de la revolución.
El choque con los sables de los generales de Mubarak fue inevitable. Ellos defienden su propiedad y la del imperialismo. Cuando esto sucede, la burguesía no es bonachona, como creen los demócratas vulgares.
La burguesía usa la “democracia” para echar agua al fuego de la revolución, mientras prepara la bayoneta para pasar a degüello a las masas revolucionarias.
Las masas volvieron a Plaza Tahrir. Volvieron a la lucha y al combate en todo Egipto. Les habían arrebatado su triunfo. Pero volvieron a por él, a derrotar al gobierno asesino de los generales de Mubarak, sostenido por todas las burguesías árabes y los hermanos musulmanes. Las masas volvieron a poner en pie el fuego de la revolución.
La burguesía, con el imperialismo, insiste en llevar su “revolución democrática” hasta el final, es decir, hacer elecciones hasta octubre y diciembre de 2012, para sacar a las masas de las calles. Éstas insisten en luchar y combatir por el pan. Volvieron y volverán a combatir. El campo de batalla ya es todo Egipto. El poder de los explotados, de sus comités de fábrica, de sus piquetes de huelga, de sus comités de lucha estudiantiles debe coordinarse y ponerse de pie.
A la charlatanería de la “revolución democrática” importa un bledo que se mantenga la banda de hombres armados aún estable, con su casta de oficiales centralizada. Ni siquiera democráticos consecuentes son, planteando organizar la tarea más democrática inmediata de las masas, como es hoy la ruptura del ejército y el aplastamiento de su casta de oficiales, el desarme de la policía, el armamento de las masas y ganarse a la base del ejército poniendo en pie comités de soldados.
¿Luchar en Egipto como en Libia? Jamás.
Pero esto no es todo. Los “teóricos” de las “revoluciones democráticas” se enternecen y se conmueven con “sus triunfos contra las autocracias”, muy lejos de las potencias imperialistas “democráticas”, donde están atados a los faldones de las aristocracias y las burocracias obreras. Pero son enemigos declarados de llamar a derrotar, en sus países imperialistas, a sus autocracias, tan y mucho más asesinas que los Khadafy, Mubarak o Ben Ali. Estas autocracias son los asesinos del partido de los republicratas de EEUU, que con sus cinco comandos, hoy bajo el mando de Obama, y centenares y centenares de bases militares controlan el planeta.
Estos “teóricos” de las “revoluciones democráticas” son enemigos de hacer como en Libia y barrer a las autocracias como la reina de Inglaterra, la dama de hierro de la Merkel de Alemania, los jefes de la OTAN, los asesinos del imperialismo italiano, la V República de los carniceros imperialistas franceses. Son lacayos de los borbones de España… a los que nunca llaman a derrocar con ninguna “revolución democrática”. Ni siquiera se animan a levantar la demanda de “república” en las narices de los borbones de España o de la reina de Inglaterra en su palacio de Buckingham.
Hablemos claro; para la aristocracia obrera europea, las “revoluciones de los pueblos” son para los “países atrasados”, de “ultramar”. Ellos sólo luchan por “morigerar el ajuste y ataque de los capitalistas” y reformar Maastricht, y transformarla en una “Europa más social”. Ese es su programa y su política, que a cada paso rompen las masas europeas con los gritos de guerra de los “indignados” en Madrid, con los combates de la clase obrera griega enfrentando a los traidores del Partido Comunista que sostienen al gobierno y régimen asesino de Grecia.
En el movimiento obrero mundial hay 2 barricadas. En una se combate por la revolución permanente, es decir, por la revolución obrera y socialista, como tarea más inmediata para independizar a los países oprimidos por el imperialismo y terminar con el yugo de Wall Street y los parásitos capitalistas.
En la otra barricada se lucha por la “democracia”, con la que se expropia las revoluciones. Desde allí se le quiere hacer creer al movimiento obrero que se está en el capitalismo floreciente del siglo XIX, donde se puede conquistar “libertad, independencia nacional, primavera de los pueblos” y otras grandes conquistas sin revolución.
En la barricada de la reforma, de los enfermeros del capitalismo, no han tomado nota de que el sistema que quieren reformar está moribundo y en terapia intensiva. Llegó la hora de que las masas le saquen el respirador y se hunda.
Por ello la alternativa es socialismo o barbarie. Todo lo demás es un verso.
La “democracia” que los reformistas pregonan, es para sostener la barbarie, pero vestida de seda.
Carlos Munzer