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Karl Liebknecht: El voto contra los créditos de guerra
En la segunda Sesión de guerra del Reichstag, del 2 de diciembre de 1914, Karl Liebknecht no sólo votó contra el Presupuesto de guerra, siendo el único que lo hizo en el Reichstag, sino que también elevó un documento con la explicación de su voto, al que el Presidente del Reichstag se negó a autorizar su lectura en el recinto, y que tampoco fue impreso en el informe de sesiones del Parlamento. El presidente lo prohibió con el pretexto de que el mismo provocaría llamadas al orden. El documento fue posteriormente enviado por Liebknecht a la prensa alemana, pero ningún periódico lo publicó.
El texto completo de la protesta se conoció vía Suiza, y es el siguiente
DECLARACION EN EL REICHSTAG
(2-12-1914)
“Razono del modo siguiente mi voto sobre el proyecto que se nos somete hoy. Esta guerra, que ninguno de los pueblos comprometidos en ella ha querido, no ha estallado para el bien del pueblo alemán ni de ningún otro pueblo. Se trata de una guerra imperialista, de una guerra que tiene por objeto la dominación capitalista del mercado mundial, la dominación política de extensos territorios donde se asentaría el capital industrial y bancario”.
“Desde el punto de vista de la competencia de armamentos se trata de una guerra preventiva, provocada solidariamente por los partidos militares, alemán y austríaco, en las tinieblas del semi-absolutismo y la diplomacia secreta. Se trata también de una empresa bonapartista, que tiende a desmoralizar y destruir el movimiento obrero creciente. Esto lo han demostrado con creciente evidencia, a despecho de imprudentes chalaneos, los acontecimientos de los últimos meses”.
“La consigna alemana: ¡Contra el zarismo!, como la consigna inglesa y francesa: ¡Contra el militarismo!, ha servido para movilizar los más nobles instintos, las tradiciones y esperanzas revolucionarias del pueblo, en provecho del odio entre los pueblos. Cómplice del zarismo, país modelo hasta hoy de la reacción política, Alemania no tiene autoridad para erigirse en libertadora de las naciones. La liberación del pueblo ruso, como del pueblo alemán, deben obtenerla estos pueblos por sí mismos”.
“La guerra no es para Alemania una guerra defensiva. Su carácter histórico y el desarrollo de los acontecimientos nos prohiben abrir un margen de confianza a un gobierno capitalista que solicita crédito para defender la patria”.
“Una paz rápida y que no deshonre a nadie, una paz sin conquistas, eso es lo que hay que exigir. ¡Bienvenidos sean todos los esfuerzos en este sentido! Sólo el refuerzo continuo y simultáneo de las corrientes a favor de una paz semejante, en todos los países beligerantes, puede detener la sangrienta matanza y el total aniquilamiento de los pueblos que están empeñados en ella. Solo una paz basada en la solidaridad internacional de los trabajadores y en la libertad de todos los pueblos, puede ser una paz duradera. En este sentido es en el que el proletariado de todos los países, debe hacer, en el curso mismo de la guerra, un esfuerzo socialista por la paz”.
“Acepto los créditos en cuanto estén destinados a paliar la miseria, aunque los encuentro notoriamente insuficientes. Acepto igualmente cuanto puede hacerse para suavizar la ruda suerte de nuestros hermanos del frente, de los heridos y enfermos, a quienes envío mi piedad sin límites; también sobre este punto, nada de lo que se pida será excesivo. Pero -por protesta contra la guerra, contra los que son responsables de ella, contra los que la dirigen, contra la política capitalista de que ha nacido, contra los fines capitalistas que persigue, contra los proyectos de anexión, contra la dictadura militar, contra el abandono de los deberes sociales y políticos de que son culpables aún hoy Gobierno y clases dirigentes- rechazo los créditos de guerra solicitados”.
Karl Liebknecht