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MAR DEL PLATA
¡Viva la lucha de los obreros del pescado!
Que retoman la pelea de los trabajadores de Las Heras, Santa Cruz y Puerto Deseado, y muestran el camino para derrotar a la burocracia sindical.
¡Su lucha y sus demandas son las de todo el movimiento obrero!
Caos y descontrol en el puerto local”: ese fue el título de tapa del gorila diario marplatense “La Capital” del 28 de septiembre. Con fotos a todo color, ilustraba las magníficas jornadas combativas de los obreros del pescado en las calles y sus enfrentamientos con la policía, el día jueves 27 de septiembre, cuando un piquete de huelga de centenares de obreros fileteros recorrió la mayoría de las fábricas en el puerto de Mar del Plata y garantizó que se cumpla un paro activo de toda la industria de la pesca. Esa industria ocupa a unos 16.000 trabajadores de los cuales solamente unos 1500 están “en blanco”. Cuando el piquete de huelga se manifestaba frente a la empresa El Dorado, desde el interior de la fábrica se efectuaron disparos. El compañero Hugo Diego Algañaraz, filetero de 23 años, fue herido gravemente de bala.
La bronca obrera y la resistencia a la represión policial dejaron como saldo de la jornada muchas empresas que quedaron con ventanas y puertas rotas, camiones y galpones de almacenamiento incendiados, etc. Las huellas de la acción del piquete de huelga de los obreros de la industria del pescado son similares a las que dejaron los heroicos marineros de Puerto Deseado cuando reaccionaron contra los sueldos de hambre, contra la precarización laboral y contra la traición de la burocracia sindical.
Este piquete de huelga fue la máxima expresión de la democracia obrera, porque garantizó la lucha y el paro de los 16.000 obreros fileteros esclavos que no tienen derecho a una jornada de 8 horas, a un salario básico, ni a un convenio, ni menos que menos a poder ser parte de su propio sindicato, el SOIP. El piquete impuso la democracia obrera porque enfrentó y echó a patadas a la traidora burocracia del SOIP que, pagada por la patronal y el estado, y asentada en una ínfima minoría de 1500 trabajadores efectivos, es una loza que aplasta y oprime a la amplia mayoría de los obreros del pescado esclavizados. ¡Hoy, el SOIP, está en manos de los fileteros esclavizados, es decir, de sus verdaderos dueños!
La reacción de la patronal y la burocracia sindical de Mar del Plata fue similar a la de los patrones y los burócratas ayer en la Patagonia. Mientras algunos huyeron como ratas despavoridas, otros corrieron a exigir la militarización del puerto y la ciudad de Mar del Plata, llamando a imponer “seguridad” y “orden” porque “todas las noches las calles del puerto son escenario de una guerra que no aparece en los medios”, como relata la patronal en su publicación “Pesca y Puerto”. Al mismo tiempo, el jueves 27 por la noche, la plana mayor de la CGT regional, encabezada por los traidores Domínguez, Trujillo y Villarreal, en conferencia de prensa en la sede de la UTA urgían a “entablar negociaciones” y a restablecer “la paz social”. Los burócratas sindicales, fieles perros guardianes de la patronal, salieron a hacer declaraciones contra los obreros, exigiendo el castigo de los “vándalos”, y hasta hacer denuncias de “secuestro”, como la que presentó el burócrata Samuel Salas, secretario general del Sindicato de los Obreros de la Industria del Pescado (SOIP).
El “orden” y la “seguridad” a la que se refieren los patrones y el gobierno son las calles tomadas por los pistoleros de la burocracia sindical que disparan sobre los trabajadores en lucha. Llaman “orden” a la verdadera militarización del puerto por parte del gobierno antiobrero de Kirchner y su socio local de la UCR, el intendente “radical K” Daniel Katz, que envió 500 efectivos de la infantería y 70 integrantes del grupo Albatros de la Prefectura al mando del propio jefe de la policía provincial, Néstor Valleca, para reprimir a los trabajadores que reclamaban por sus justos derechos. Es el mismo “orden” que en nombre de la “justicia” impusieron en Las Heras con la militarización de la Gendarmería y los autos sin patente que secuestraban obreros para torturarlos, recordando los tiempos de las 3 A. Es el mismo “orden” que impuso Kirchner con la militarización de la provincia de Santa Cruz, con los ex funcionarios kirchneristas como Varizat atropellando e hiriendo a 17 trabajadores, con los matones y pistoleros del FPV y de Rudy Ulloa quemando la carpa de los docentes.
Esos son el “orden” y la “seguridad” que impone la patronal: los de la represión de sus perros de presa de la gendarmería y la policía cobrándose la vida de luchadores obreros como Carlos Fuentealba, la de su justicia encarcelando a los luchadores obreros y populares, la de sus pistoleros y matones a sueldo de la burocracia sindical atacando a los trabajadores.
Por eso, ¡viva la heroica lucha de los obreros del pescado de Mar del Plata! ¡Viva el grito de ese obrero filetero que ayer dijo: “¿Ellos quieren seguridad? ¡Nosotros les daremos inseguridad! ¿Ellos quieren orden? ¡Nosotros les daremos caos!” ¡Viva la lucha obrera que pone orden de clase y revolucionario, contra la inseguridad y el caos que imponen la explotación de los capitalistas, su estado, sus policías y matones pagos!
Una heroica lucha de los sectores más explotados de la clase obrera marplatense, que retoma el combate de Las Heras, de Puerto Deseado y de los docentes santacruceños.
Su lucha y sus demandas son las de todo el movimiento obrero
El sector más explotado de la clase obrera marplatense es el que está protagonizando esta verdadera rebelión. Contra viento y marea, contra la patronal esclavista, contra Kirchner y su secuaz Katz, contra la policía, contra la burocracia sindical, y contra el accionar de la propia izquierda reformista que estranguló y dispersó las fuerzas del embate que la clase obrera comenzara en marzo contra el pacto social, los obreros fileteros de Mar del Plata irrumpieron con esta heroica lucha.
Es la rebelión de 16.000 obreros esclavos que quedaron afuera inclusive de las paritarias de hambre impuestas y de su miserable aumento salarial del 16,5% que la arrolladora inflación –que, al mes de octubre, ya es al menos del 25%. Son 16.000 trabajadores en negro y que trabajan “a façon”, es decir, a destajo. No tienen un salario básico ni garantía horaria (es decir, no se les paga un jornal de 8 horas de trabajo aún cuando no haya pescado para faenar). Como cuentan las compañeras en estas mismas páginas, trabajan sólo cuando hay pescado para filetear, a la hora que el patrón quiere, cuando él quiere, y a un valor de… ¡55 centavos el kilo de filete, que después se vende a $ 18 el kilo en las góndolas de los supermercados! ¿Y cuando no hay pescado para faenar? Pues entonces no trabajan, no cobran nada, y sus familias no comen. ¿Jubilación, vacaciones, aguinaldo, obra social, licencia por enfermedad o maternidad, salario familiar….? ¡Nada de nada! ¡Es la esclavitud total!
Estos obreros y obreras, a los 40 años, luego de dos décadas de trabajo, tienen sus manos y huesos destrozados por el reuma provocado por las bajas temperaturas del pescado congelado. El cuerpo se les arruina y sufren deformaciones óseas severas similares a las de un viejo de 80 años. Son miles de jóvenes que a los 40 años ya han gastado completamente su único capital que es su fuerza de trabajo, su energía vital y cuyo destino es morir como mendigos.
Trabajan en negro; entran y salen de la producción constantemente en función del tonelaje que descarguen los barcos en la banquina del muelle, en función de las ventas, de los virajes climáticos y, por supuesto, de la demanda del mercado nacional –adonde se destina el 20% de la producción- e internacional –adonde va el 80% restante.
Trabajan igual o peor que hace un siglo atrás, en galpones ruinosos en condiciones deplorables de higiene y seguridad laboral. Su única herramienta de trabajo es una filosa cuchilla que cargan en un bolso permanentemente envuelta en trapos cuidadosamente, como un albañil cuida su nivel de mano.
Los obreros del pescado de Mar del Plata forman parte así de la amplia mayoría (un 60%) de la clase obrera argentina que está en negro - que la patronal, el estado y los traidores de la burocracia sindical saben exactamente en qué fábrica, empresa o taller están- o contratada, subocupada o directamente desocupada. Forman parte de esos millones de obreros que trabajan esclavizados en los talleres textiles, metalúrgicos, del cuero, etc., bajo la amenaza del patrón o el capanga que inclusive vigilan con el chumbo en la cintura.
Por eso, los obreros fileteros de Mar del Plata son hoy un verdadero símbolo de la amplia mayoría esclavizada de la clase obrera argentina. Con su lucha por el blanqueo y la garantía horaria, el trabajo bajo convenio y salario acorde al costo de la canasta familiar, los obreros fileteros retoman así el combate y las demandas de los obreros de Las Heras primero y los de Empasa de Caleta Olivia después, que levantaron su “¡Somos todos petroleros!” exigiendo el fin de la precarización y el pase a planta permanente de todos los trabajadores. Retoman la lucha de los docentes de ADOSAC contra el trabajo y el salario en negro, y de los heroicos marineros de Puerto Deseado por salarios dignos y la garantía horaria. Retoman la lucha de la clase obrera que a principios de años se rebeló contra las paritarias de hambre de la patronal esclavista, Kirchner, Moyano y Yasky, y contra su techo de aumento salarial de un miserable 16,5% que ya ha sido largamente devorado por la inflación.
Los monopolios imperialistas y la patronal esclavista se llenan los bolsillos gracias a la superexplotación obrera. Aprovechan la división de las filas obreras que impusieron gracias a los traidores de la burocracia sindical –es decir, aprovechan 5 millones de obreros en negro y contratados más 2 millones de subocupados y desocupados- para presionar permanentemente a la baja el salario del conjunto de la clase obrera.
Por eso, como ayer las de Las Heras, las de Santa Cruz y Neuquén, las de Puerto Deseado o Caleta Olivia, hoy la heroica lucha y la demanda de los obreros del pescado de Mar del Plata, son las de todo el movimiento obrero argentino. Ellos mantienen viva la llama de la rebelión obrera contra el pacto social, que el gobierno y el régimen infame intentan apagar a los palazos y con el agua de la política de conciliación de la izquierda reformista.
¡Basta de hambre y esclavitud! ¡Resolución inmediata de las justas demandas de los obreros del pescado: blanqueo y garantía horaria ya, trabajo bajo convenio y salario acorde al nivel de la canasta familiar!
Y en todo el país: ¡Basta de trabajo en negro, contratado o tercerizado: todos a planta permanente! ¡Abajo las paritarias de hambre de Kirchner y la burocracia sindical de la CGT y la CTA, entregadora del salario y las conquistas obreras! ¡Salario mínimo, vital y móvil de $ 3.100, bajo convenio y con garantía horaria! ¡Trabajo para todos, repartiendo las horas de trabajo entre todos los brazos disponibles, con un salario básico al nivel del costo de la canasta familiar!
Las terribles penurias y padecimientos a las que son sometidos, es el motor que empuja a los obreros fileteros al combate.
¡Su lucha puede y debe triunfar!
En 1975, los obreros del pescado habían conquistado la garantía horaria, o sea, que se les pagara un jornal de 8 horas aunque no trabajaran por falta de pescado que filetear. Perdieron esa conquista con la hiperdesocupación, cuando, gracias a la traición de la burocracia sindical, les montaron pequeñas cooperativas truchas -que han sido desde entonces las proveedoras baratas de las grandes empresas pesqueras que las subcontratan y financian para evitarse costos laborales y cargas sociales que les haga caer la altísima tasa de ganancia actual.
Son estas condiciones terribles las que motorizan el combate de los obreros fileteros por sus justas demandas de garantía horaria, trabajo bajo convenio y salario acorde al costo de la canasta familiar.
Es que son miles de trabajadores que carecen de un salario básico, siendo la mayoría obreras que sostienen solas a sus hijos, que muchas veces no tienen ni siquiera plata para tomarse el colectivo de vuelta a su casa cada vez que no hay “pique”, cosa que pasa constantemente. Son esas compañeras las que desafían el operativo militar imponente en los centros neurálgicos de la ciudad y la militarización del puerto de Mar del Plata, gritándoles en la cara a la infantería: “Vení a pelear cuerpo a cuerpo cobarde, gallina no les tenemos miedo”; “con las manos vacías no volveremos a casa gritan”, “nos van a tener que matar –dicen- porque no pienso morirme de hambre encerrada en la casa con mis hijos”. ¡Esa es la moral existente entre las fileteras y los obreros del pescado marplatenses!
¡Mantengamos la conquista del SOIP arrancado a la burocracia, conquistando un cuerpo de delegados con mandato y revocables de todos los obreros del pescado!
Los obreros del pescado, obligando primero a Salas a rechazar el convenio entreguista y a llamar al paro, y recuperando luego su sindicato de las manos de la burocracia corrupta y sirviente de la patronal y el estado, mostraron cómo se la derrota y cómo recuperar nuestras organizaciones obreras por ella usurpadas.
Que el SOIP esté hoy en manos del piquete de huelga que representa a los 16.000 fileteros sin derechos, significa que por fin, está en manos de sus verdaderos dueños. ¡Es una conquista que no podemos perder!
No faltan esta vez, como no faltaron antes, los consejos de las corrientes de la izquierda reformista que les dicen a los obreros del pescado que la salida es “respetar la legalidad” de las leyes patronales y los estatutos de los sindicatos estatizados. ¡Mentira! ¡Los obreros fileteros ya vivieron en carne propia las consecuencias de esa política de la izquierda reformista! Porque cuando en el 2000 se levantaron igual que ahora y echaron a la burocracia moyanista de Saravia, vino el PO a decirles que la salida era “respetar la legalidad” y los estatutos totalmente antidemocráticos del SOIP - y el resultado fue que los dirigentes que el PO impulsó y apoyó –como Salas y Verón-, rápidamente se corrompieron y se hicieron tanto o más burócratas propatronales que Saravia. Y los obreros de la pesca esclavizados tuvieron que volver a levantarse hoy, 7 años después, para echar a patadas a los burócratas y recuperar su sindicato.
El camino para mantener la conquista que es el SOIP en manos de los trabajadores, es declarar bien fuerte: ¡Abajo las leyes que reglamentan a las organizaciones obreras! ¡Fuera del SOIP las manos del estado y sus instituciones! ¡Abajo los estatutos impuestos por la burocracia, que exigen para afiliarse no sólo estar en blanco, sino además tener 4 años de trabajo en la misma empresa! A los patrones nadie les dicta cómo tienen que organizarse para explotarnos. Entonces, ¡los trabajadores nos organizamos como nosotros queremos!
Hay que poner en pie un Cuerpo de delegados de base, con mandato y revocables, que tome en sus manos la dirección del SOIP, con amplia mayoría de los obreros en negro. Un cuerpo de delegados donde sean los fileteros que trabajan a destajo –los más explotados- los que tengan mayoría: por ello, que esté compuesto por un delegado cada 50 obreros efectivos, y un delegado cada 100 obreros “a façon”.
Todos los delegados tienen que ser revocables por el voto de la base. Y hay que terminar con el mecanismo que tienen los patrones y el estado para corromper a los dirigentes: ¡abajo el descuento compulsivo de las cuotas sindicales! ¡Que cada delegado sea el que, personalmente, tenga que recorrer todos los meses las fábricas y el puerto para cobrar, mano en mano, el aporte de los obreros para sostener su sindicato, su organización de lucha!
Los obreros fileteros tienen en sus manos levantar un programa para todos los explotados de Mar del Plata, coordinar a los que luchan en la ciudad e imponer el paro general
Como mostramos en estas páginas, en la “Feliz” sólo son “felices” los monopolios imperialistas y los patrones esclavistas que controlan el turismo y la pesca (los dos mayores negocios de la ciudad), las clases medias ricas propietarias de lujosas propiedades que están vacías 9 meses al año, y los políticos patronales de todo pelaje que se llenan los bolsillos con una tajada de esos negocios. Para los trabajadores e inclusive, para las clases medias arruinadas, la miseria, las penurias, la carestía de la vida, el terrible problema de la vivienda, no hacen más que profundizarse.
Por eso, la heroica lucha de los obreros del pescado cuenta con la simpatía y el apoyo de los trabajadores de la ciudad, como los no docentes de la universidad, los empleados estatales y también de los estudiantes combativos que defienden la educación pública. Entonces, para potenciar su lucha, está a la orden del día para los obreros del SOIP romper el aislamiento llamando a todos los trabajadores y explotados de la ciudad a unificar todos los reclamos, comenzado por tomar como su propio programa la lucha por: ¡expropiación sin pago ya de todas las propiedades ociosas para garantizar vivienda digna para los trabajadores y el pueblo! ¡Abajo las paritarias de hambre! ¡Trabajo y salarios dignos para todos los trabajadores de Mar del Plata! ¡Defensa de la universidad, la educación y la salud públicas!
Los heroicos obreros del SOIP tienen también el derecho inalienable de llamar a todas las organizaciones obreras y estudiantiles en lucha a constituir comités de autodefensa coordinados, para defender las luchas, las organizaciones obreras y las vidas de los compañeros de la represión del estado patronal y los pistoleros de la burocracia sindical. Y, a no dudarlo, tienen toda la autoridad para llamar a poner en pie en Mar del Plata una Coordinadora de todos los sectores en lucha de la ciudad para unir las filas obreras, unificar el reclamo, centralizar la lucha contra la traidora burocracia sindical y abrir el camino a imponer el paro general en Mar del Plata para conquistar las demandas de los fileteros y de todos los trabajadores y explotados de la ciudad.
Para que los obreros del pescado vivan, los empresarios esclavistas y sus sirvientes pagos de la burocracia sindical tienen que se expulsados del puerto
¡Por la nacionalización sin pago y bajo control obrero de todas las pesqueras, por la administración obrera directa del puerto!
Las enormes superganancias que hacen las pesqueras imperialistas y los patrones esclavistas de las “cooperativas” truchas, se sostienen directamente sobre el lomo de los 16.000 obreros esclavizados, sobre su trabajo a destajo. Son estas patronales, junto a la gran patronal del turismo, las que sostienen al intendente Katz y demás amigos de los Kirchner y su régimen infame. Todos juntos, defienden su propiedad y sus jugosas ganancias a los tiros, si es necesario, como ya lo demostraron baleando al compañero Algañaraz.
Como dicen las obreras fileteras, “Son ellos, o nosotros”. Para conseguir lo más elemental, es decir, el blanqueo y la garantía horaria, el convenio y un salario digno, para poder darles de comer a sus hijos, para que los obreros del pescado vivan, hay que derrotar a la patronal negrera y a sus lacayos de la burocracia sindical y expulsarlos del puerto.
Hasta la fecha todas las direcciones burocráticas y reformistas que han pasado por el SOIP, han “negociado, gestionado sin reclamos agresivos que hagan peligrar la fuente de trabajo”, como ellos mismos dicen, y el resultado es que nos hundieron en la miseria.
No cabe duda de que los patrones van a decir que no pueden “blanquear” a los 16.000 ni pagar salarios dignos, porque “la plata no da”. ¡Mentira!, ¡Váyanse, no los necesitamos! ¡Abajo el secreto comercial y apertura de los libros de contabilidad, y los obreros vamos a demostrar las fortunas que se roban gracias a la esclavitud obrera y a la depredación de nuestra fauna marítima! Y si los patrones amenazan con cerrar las plantas para chantajearnos, ¡nacionalización sin pago y bajo control obrero de toda empresa pesquera que suspenda, cierre o despida!
Por eso, la lucha por el blanqueo, por el convenio, por el trabajo para todos con salarios dignos, está indisolublemente ligada a la lucha por la nacionalización sin pago y bajo control obrero de las pesqueras, y por imponer la administración obrera directa del puerto de Mar del Plata.
Y si a algún patrón individual le fue mal, ¡a los trabajadores no nos importan sus malos negocios! ¡Queremos abrir los libros de contabilidad no sólo de Mar del Plata, sino de todas las empresas pesqueras del país! ¡Queremos la nacionalización sin pago y bajo control obrero de todas las pesqueras del país, desde los puertos del Paraná hasta Tierra del Fuego, de toda la flota pesquera y la administración obrera directa de todos los puertos, para que haya trabajo y salarios dignos para los trabajadores, pescado barato y de buena calidad para la alimentación de los trabajadores y el pueblo, y un plan racional de explotación de la enorme riqueza de nuestra fauna marina!
En Mar del Plata, los antiguos pequeños productores pesqueros fueron barridos y quebrados por los grandes monopolios y patrones que concentraron cada vez en menos manos el control de la industria del pescado. Sólo los trabajadores pueden darles una solución, imponiendo esta salida y la expropiación sin pago de los bancos, para que haya créditos baratos para los pequeños productores de la pesca.
¡Viva la heroica lucha de los obreros del pescado de Mar del Plata! ¡Ellos son los auténticos representantes de todo el movimiento obrero súper explotado y muestran el camino correcto para tirar abajo a la burocracia sindical, para enfrentar a la patronal y al gobierno, para parar el ataque que éstos han lanzado contra los trabajadores!
¡Su heroica lucha es la de todo el movimiento obrero! No puede quedar aislada: ¡una sola clase obrera, una misma lucha! En asambleas de base, hay que votar delegados de todas las organizaciones obreras, estudiantiles y movimientos piqueteros en lucha del país, y mandarlos a Mar del Plata, al SOIP, para poner en pie allí un Comité de lucha nacional para que triunfen nuestros hermanos fileteros, para unir a todos los que están peleando y abrir el camino a una contraofensiva obrera contra el brutal ataque de la patronal, el gobierno y el régimen infame de los Kirchner!
¡Ultimo momento!
Al cierre de esta edición, los obreros fileteros realizaban una asamblea en la sede del SOIP por ellos recuperada. Estaban presentes también en la misma una delegación del cuerpo de delegados y del sindicato de los No docentes de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMP).
En medio del debate, apareció Medina, un enviado directo de Moyano y la burocracia nacional de la CGT trayendo la “propuesta” de que se aceptara un “delegado normalizador” puesto a dedo por la CGT, que asuma la dirección del SOIP junto a una comisión de los delegados de la minoría de obreros efectivos y afiliados, o sea, controlados por Salas.
Mientras los representantes de las corrientes de la izquierda reformista balbuceaban y respetuosos con estos burócratas traidores, los criticaban parcialmente, la combativa base obrera impuso masivamente el rechazo a semejante atropello, votando mantener la toma de la sede del SOIP, marchar el jueves 4/10 junto a los docentes y no docentes durante el paro nacional de CTERA, y abrir un compás de espera hasta ese mismo día por la noche para ver qué sucede en la negociación en curso con las cámaras patronales.
¡Fuera de la lucha de los obreros del pescado las manos de la burocracia de la CGT y la CTA, que entregan las luchas y el salario obrero en todo el país! ¡”Delegado normalizador”, las pelotas! ¡Los trabajadores nos organizamos como queremos! ¡Viva la democracia obrera!
Los obreros y obreras fileteros muestran el camino para derrotar a la traidora burocracia sindical y recuperar nuestras organizaciones de lucha
Caomo cuentan las compañeras fileteras en estas mismas páginas, su lucha viene de largo. Pero esa pelea se profundizó en los últimos días, cuando el activismo se dio cuenta que no se estaba cumpliendo con el acuerdo de aplicar el convenio de 1975 que incluía la garantía horaria dentro de los cien días, tal cual se había acordado hace unos dos meses con la patronal.
La patronal, con la caradurez que la caracteriza, lo reconoce abiertamente. Así, admitió en los diarios patronales que “la comisión creada para terminar con los bloqueos a los accesos del puerto, solo había cumplido ese propósito”. Como siempre lo hace, en medio de un conflicto, la patronal firma cualquier acuerdo para hacer que los trabajadores levanten la lucha y luego no lo cumple: es puro papel mojado, como hizo en Las Heras, como hace hoy con ADOSAC, y como hace cada vez que puede.
Por ejemplo, en vez de aplicar el convenio del ’75 como se habían comprometido, la patronal y la burocracia del SOIP están aplicando un “convenio PyME para fileteros, que flexibiliza el Convenio Colectivo de Trabajo”.
Frente a esto, estalló con justicia la bronca de los trabajadores. El 27 de septiembre, los obreros agarraron al burócrata Salas y, en su propio auto, lo llevaron hasta la Delegación del Ministerio de Trabajo para “controlar” que acatara lo que decidido los fileteros en lucha. Así, Salas terminó firmando “la baja de ese convenio cuestionado, decretó un paro de 48 horas y respaldó la lucha de este grupo de trabajadores”, como reconoce la publicación patronal.
Luego el activismo marchó y ocupó la sede de su sindicato, el SOIP, desde entonces lo mantienen bajo su control. Y a Salas, ese burócrata coimero ¡todavía le quedan en la cara los “recuerdos” que le dejaron las obreras fileteras que le lo obligaron a convocar el paro del pasado jueves!
Esos obreros que garantizaron los piquetes y el paro, que le impusieron al traidor Salas el rechazo el convenio flexibilizador y tener que llamar al paro, y que luego se hicieron dueños del sindicato, son la expresión máxima de la democracia obrera y los verdaderos representantes de los 16.000 obreros de la pesca esclavos de Mar del Plata.
En pocas horas los trabajadores del pescado demostraron, contra toda la cháchara de la izquierda reformista que dice que a la burocracia se la “derrota” haciendo listas de “oposición” para las elecciones fraudulentas de los sindicatos estatizados hasta los tuétanos, cómo se enfrenta y cómo se derrota a la burocracia sindical, y cuál es el camino para recuperar nuestros sindicatos y organizaciones de lucha que han sido usurpados por esos agentes pagos de los patrones. El camino es el de la lucha en las calles, de la total independencia de los trabajadores y nuestras organizaciones de lucha en relación al estado patronal y sus instituciones, a su ministerio de trabajo y sus conciliaciones obligatorias, imponiendo la democracia obrera, que es la democracia de los que luchan y no la de los estatutos y los “cuerpos orgánicos” de los sindicatos a los que, en nombre de “respetar la legalidad” –esa “legalidad” burguesa que la propia patronal rompe todos los días- se someten siempre los partidos y agrupaciones de la izquierda reformista.
La heroica rebelión de los obreros del pescado muestra que, para poder luchar efectivamente contra la patronal, la primera condición es que los trabajadores nos saquemos de encima a esas lacras y parásitos de la burocracia que, actuando como capangas y gerentes de personal, nos atan las manos para pelear. ¡Pavor le dio a la patronal marplatense ver cómo su agente Salas era llevado por las obreras a patadas en el culo! Es que saben que, como efectivamente pasó, cuando los obreros se desatan las manos, la pelea es clase contra clase y eso pone en riesgo lo que más le duele al patrón: su propiedad y su bolsillo.
¡Este camino es el que marcan los obreros fileteros! También lo hicieron los trabajadores de la UTA de Córdoba la semana pasada, que cuando la patronal se negó a pagar un premio al que se había comprometido, indignados porque el burócrata salió a decir que no se pararía hasta el 4 de octubre, los choferes marcharon al sindicato y al igual que los fileteros marplatenses, obligaron, con los métodos propios de la clase obrera, a que el burócrata tuviera que llamar al paro. Ese es el camino que empezaron a recorrer los docentes neuquinos que el 11 de septiembre enfrentaron a la burocracia de la CTA y de ATEN al grito de “se va a acabar la burocracia sindical” y “Renunciá, traidor”, burócratas que, una vez más, fueron salvados del justo odio obrero por el cordón de seguridad que les montó la izquierda reformista. Este era el camino que habían asumido ya antes los trabajadores de FATE, y del que los hizo retroceder la política de la izquierda reformista que los llevó nuevamente a someterse a los “cuerpos orgánicos” y a la “legalidad” de la patronal sus ministerios, sus estatutos, sus conciliaciones obligatorias.
Para unir las filas obreras, que han sido desgarradas y divididas por la burocracia sindical y por el accionar de las direcciones reformistas, hay que conquistar la democracia obrera y poner en pie una nueva dirección revolucionaria de la clase obrera. Los obreros del pescado imponiendo con su piquete de huelga la democracia obrera, echando a patadas a la burocracia y tomando su lucha y su destino en sus propias manos, muestran cómo avanzar en ese camino.
¡Viva la lucha de los obreros del pescado de Mar del Plata! ¡Abajo la burocracia sindical! ¡Viva la democracia obrera, la democracia de los que luchan! ¡Abajo la ley de Asociaciones profesionales! ¡Fuera de las organizaciones obreras las manos del estado y sus instituciones! ¡Los obreros nos organizamos como queremos! ¡Abajo el descuento compulsivo de las cuotas sindicales: que los delegados y dirigentes pasen a cobrarlos cada mes en la fábrica, la obra, la oficina! ¡Que los mandatos de los dirigentes sean revocables por la base en asamblea, que cobren el salario medio del obrero al que representan, y que cada dos años vuelvan a laburar! ¡Basta de negociaciones secretas: toda negociación debe ser pública, para que la base pueda controlar y decidir, con comisiones de delegados rotativos!