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Especial: Cómo nos preparamos
los trotskistas internacionalistas
para el nuevo embate revolucionario
de los obreros y campesinos bolivianos
En este Dossier
Especial del BIOI Nº 6 Nueva Época, reproducimos dos declaraciones
sobre Bolivia de la FTI-CI, del 21 de enero y el 22 de marzo respectivamente.
Y a continuación, el lector podrá encontrar una declaración
común, fechada el 31 de mayo de 2005, de la FTI-CI, la Fracción
Trotskista de Brasil y el Communist Workers Group (CWG, Grupo de Obreros Comunistas)
de Nueva Zelanda -todas organizaciones integrantes del Comité de Enlace
por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas y las organizaciones
obreras revolucionarias. Con esta declaración común, los trotskistas
internacionalistas dábamos una respuesta revolucionaria cuando el nuevo
y heroico embate de las masas bolivianas estaba en sus inicios.
Es que el nuevo embate de las masas obreras y campesinas de Bolivia que éstas
protagonizaron a partir de mediados de mayo, y con el que volvieron a poner
en pie la revolución que habían iniciado en Octubre de 2003, no
cayó del cielo. Fue anticipado y anunciado no solamente por las masas
explotadas del Ecuador que en abril, con una magnífica acción
histórica independiente, derrocaron a Gutiérrez y reabrieron su
propia revolución, sino también por dos heroicos y denodados intentos
de los obreros y los campesinos pobres de Bolivia, en los meses de enero y de
marzo de 2005, de romper los diques de contención impuestos por las direcciones
reformistas que tienen al frente, y de volver a irrumpir y retomar su revolución
que había quedado inconclusa.
Así, con más de dos semanas de grandioso y heroico combate de
masas que acaban de desarrollarse en Bolivia, los obreros y campesinos lograron
irrumpir en un nuevo embate revolucionario que ya estaba latente, y que venía
siendo contenido y asfixiado por la política de colaboración de
clases de Evo Morales, Solares de la COB, Quispe y demás direcciones
traidoras que le dieron a Mesa y al régimen infame de la Rosca, desde
Octubre de 2003, más de un año y medio de tregua para así
estrangular la lucha revolucionaria de las masas.
Con la estrategia y el programa contenidos en las declaraciones y polémicas
que aquí reproducimos, enfrentando a todas las direcciones traidoras,
y también a los liquidadores del trotskismo que, como el POR y otros
grupos menores, que son sus sirvientes y son funcionales a su política
de colaboración de clases, los trotskistas internacionalistas de la FTI-CI
nos preparamos para los actuales acontecimientos.
Es que en los últimos meses, al igual que sucediera en febrero y octubre
de 2003 y a lo largo de todo el proceso de la revolución, dos teorías,
dos estrategias y dos programas se han enfrentado en Bolivia: la teoría-programa
de la revolución permanente del trotskismo; versus la seudoteoría
stalinista, hoy retomada por los renegados del trotskismo, de la "revolución
por etapas", ya sea en su variante de buscar militares "patriotas"
y burgueses "progresistas", ya sea en la de plantear una inevitable
primer etapa "democrática" y "parlamentaria" de la
revolución, en la que la tarea central de los explotados sería
conquistar una Asamblea Constituyente.
Se enfrentaron y se enfrentan así en la revolución boliviana,
un programa y una estrategia soviética para que los obreros y campesinos
pongan en pie un organismo de poder centralizado y armado, preparatorio de la
insurrección y la toma del poder; versus la política de las direcciones
reformistas y que se dedican a impulsar acuerdos y frentes de dirigentes por
arriba, Cabildos abiertos donde hablan solamente los dirigentes, es decir, que
levantan una estrategia de llevar a las heroicas masas bolivianas una y otra
vez a luchas de presión extrema, en las que las masas ponen toda su energía
y hacen sacrificios inauditos, pero es siempre la burguesía la que impone
una salida a su favor y en contra de la amplia mayoría obrera y campesina
de la nación boliviana oprimida. Son enemigos de la democracia directa,
la autodeterminación y el armamento de las masas en lucha, es decir,
enemigos del triunfo de la revolución, de derrocar al gobierno y al régimen
de la Rosca y que la clase obrera se haga del poder. Son enemigos declarados
de la lucha por la dictadura del proletariado.
A los pies de estas direcciones, a su servicio, se ha puesto el POR, que después
de décadas de proclamar la seudoteoría de la "excepcionalidad
boliviana", de buscar supuestos "oficiales rojos", ha roto toda
amarra con el trotskismo y ha devenido en una corriente con una estrategia etapista,
calcada del stalinismo. Los distintos momentos de la revolución, desde
febrero y octubre de 2003 en adelante, han encontrado a esta corriente, que
tiene un gran peso y una influencia decisiva en la vanguardia, cubriéndoles
el flanco izquierdo a Solares y a la dirección castrista de la COB.
Así, al igual que sucediera durante todo el proceso de la revolución
boliviana, el nuevo y glorioso embate revolucionario que acaban de protagonizar
las masas, encontró y encuentra al POR del brazo de Solares y demás
direcciones colaboracionistas, negándose a luchar por poner en pie un
organismo centralizado de poder obrero y campesino con democracia directa, y
sus milicias centralizadas a nivel nacional. Es decir, encuentra una vez más
al POR en la trinchera opuesta de la tarea de la hora, que no es otra que poner
en pie ese organismo centralizado y armado, para derrotar las trampas, treguas
y engaños que preparan las direcciones colaboracionistas, y comenzar
a preparar y organizar, para el próximo período, una insurrección
obrera y campesina victoriosa que se haga del poder.
Presentamos entonces en este Dossier Especial, en primer lugar, la declaración
de la FTI-CI del 21 de Enero de 2005. En segundo lugar, la declaración
de la FTI-CI del 22 de Marzo de 2005, y por último, la declaración
común del 31 de mayo de 2005 con la que organizaciones trotskistas principistas
integrantes del Comité de Enlace dábamos una respuesta revolucionaria
ante el nuevo y heroico levantamiento de las masas bolivianas.
1. El tercer capítulo
de la heroica revolución boliviana ha comenzado. Los obreros y campesinos
la iniciaron en Febrero de 2003 y la continuaron en Octubre del mismo año.
Esta revolución quedó inconclusa por la acción de la dirección
de la COB y de las centrales campesinas que le dieron el poder a Mesa y lo sostuvieron
con su tregua.
"Si la burguesía no decide rápidamente y en un corto período
esta cuestión, el crac y el estallido de la economía boliviana
pueden ser un nuevo disparador de convulsiones entre las clases y todos los
sectores de las clases", escribíamos en diciembre de 2003 en las
tesis de "Bolivia: la revolución inconclusa".
Esto no tardó en mostrarse acertado. El ataque contra los trabajadores
y el pueblo lanzado por el gobierno cipayo de Mesa con el "gazolinazo"
anunciado el 30 de diciembre, detonó una crisis que produjo la división
entre los distintos sectores burgueses, y por esa división se coló
la respuesta de los obreros y campesinos pobres con un enorme paro general activo
de 24 horas el lunes 10 de enero. Esta fue una medida de lucha política
generalizada que las bases le impusieron a las direcciones de la tregua, a Solares
de la COB, Quispe de la CSUTCB y otros, que jamás quisieron convocarlo.
El tercer capítulo de la revolución boliviana comenzó entonces
con este paro general nacional, y con la huelga general de El Alto, que sumó
a la lucha contra el gasolinazo la pelea por la expulsión de Aguas de
Illimani, monopolio imperialista francés que se quedó con el negocio
de la distribución del agua, volviendo a llenar de barricadas, de piquetes,
de asambleas, de comités de huelga a esa ciudad obrera que viera en Octubre
sus calles regadas de la sangre de los mejores hijos de la clase obrera y del
pueblo.
Una vez más, la lucha contra el gasolinazo y por recuperar el gas, el
petróleo, el agua y los recursos naturales de Bolivia expoliados por
los monopolios imperialistas, la lucha contra la carestía de la vida
y por trabajo y salarios dignos, por tierra para los campesinos, por el derecho
a la siembra libre, son las demandas motoras en este tercer capítulo
de la revolución boliviana que se ha iniciado, que empujan a los obreros
y campesinos a la lucha política contra el gobierno cipayo de Mesa, el
imperialismo y el régimen asesino y entregador de la Rosca.
2. Huelgas, cortes
de rutas y caminos, tomas de tierras, fue la respuesta de las masas al ataque
que Mesa se vio obligado a lanzar para reducir el déficit del tesoro
e impedir el crac, el default y el colapso del estado semicolonial boliviano.
Así, fue el propio gobierno el que, por derecha, rompió la tregua
concertada con la dirección de la COB y de las centrales campesinas y
que permitía que éstas lo sostuvieran luego de entregarle el poder
en octubre de 2003.
Este ataque golpea al conjunto de la clase obrera y los campesinos, pero también
ataca los intereses de sectores de la burguesía y provocó una
enorme división en sus filas. Ningún sector burgués quiere
ser el que pague los platos rotos de la crisis económica y del déficit
del estado, aunque estén de acuerdo en que lo paguen las masas explotadas.
El gasolinazo, aumentando el precio de todos los combustibles, le tira parte
del costo de la crisis a los empresarios transportistas, agropecuarios, agroindustriales,
provocando que sectores de la burguesía llegaran a pedir la renuncia
de Mesa, como la burguesía de Santa Cruz, de Potosí, entre otras.
La discusión sobre la ley de hidrocarburos, que sigue abierta y trabada
en el parlamento, expresa también las divisiones interburguesas que se
han abierto. El imperialismo y los monopolios petroleros exigen una ley que
les garantice sus enormes ganancias, dejando un magro 18% al estado en concepto
de regalías; mientras un sector de la burguesía nativa apoya la
ley impulsada por Evo Morales y el MAS (y que ha sido aprobada en general en
el parlamento, pero todavía no promulgada), que define el monto de las
regalías en un 50%.
Fue por entre estas enormes brechas y divisiones abiertas en las alturas, con
cada sector de la burguesía tratando de salvarse y de lograr que sea
el otro el que pague la crisis, que pudo volver a irrumpir el movimiento de
masas, con el paro general activo y con la huelga y los piquetes en El Alto,
abriendo el tercer capítulo de la revolución boliviana.
3. No es casual
que precisamente ahora Mesa se viera obligado a largar semejante ataque. Es
que no pueden comprenderse los nuevos sucesos de Bolivia, si no es desde los
cambios y las contradicciones del momento actual de la situación mundial.
La heroica e indomable resistencia iraquí, poniendo en cuestión
el plan imperialista de legitimar ante las masas norteamericanas la masacre
y la ocupación de Irak con el verso de la "libertad y la democracia",
está provocando crisis y divisiones en la propia burguesía norteamericana.
En Medio Oriente, la pelea por la sucesión de Arafat abrió también
un escenario de crisis. Las consecuencias del tsunami en el Índico, dejó
a los países afectados con regímenes debilitados y con masas desesperadas
y hambrientas que pueden terminar levantándose y abriendo la revolución.
Todo esto obligó al imperialismo yanqui a concentrar sus esfuerzos políticos,
militares y económicos en Irak, Medio Oriente, y en el Índico.
Mientras concentra sus esfuerzos allí, el imperialismo yanqui apostaba
a que la política de contención impuesta en su patio trasero,
América Latina, resistiera, y que el incipiente ciclo económico
de crecimiento logrado en el subcontinente sobre la base de redoblar la expoliación
de las naciones y la superexplotación de la clase obrera, ayudara a ello.
Es más, apoyado en esto, el imperialismo se dio el lujo de endurecer
las condiciones para sus cipayos de las semicolonias, exigiendo mayores pagos
al FMI y el redoblamiento del ataque contra las masas. Esto terminó por
debilitar a los regímenes de contención, en particular y sobre
todo en los dos eslabones más débiles de la cadena de dominio
imperialista en América Latina, como son Argentina y Bolivia.
4. Ya a fines de
2004, el imperialismo y el FMI habían dejado bien claro que no habría
asistencia financiera para Bolivia hasta tanto no se redujera el déficit,
se aumentara el precio de los combustibles, se congelaran los salarios en 2005,
y se impusiera la ley de hidrocarburos que exigen los monopolios. La amenaza
del crac estaba nuevamente a las puertas, porque los problemas del estado semicolonial
boliviano se venían postergando mediante más endeudamiento externo
y no resolviendo los problemas de fondo de la economía. Mesa se vio obligado
a lanzar el "gasolinazo" para evitar el crac económico, aún
a riesgo de provocar divisiones y brechas en la burguesía, y de que por
ellas se colara la lucha de las masas.
Es que, a diferencia de lo que sucedió en Argentina en 2001, donde primero
golpeó el crac y luego irrumpieron las masas en respuesta al mismo y
motorizadas por las penurias inauditas que éste impuso; en Bolivia fueron
la clase obrera y los explotados los que golpearon antes de que llegara el crac,
en dos magníficos embates revolucionarios, en febrero y octubre de 2003,
obligando a la burguesía a retroceder en sus ataques y a postergarlos:
en febrero, obligando a Goni a anular el impuesto del 12% a los salarios; y
en octubre, derrocándolo e impidiendo el saqueo del gas por parte de
los monopolios imperialistas.
Al irrumpir la revolución antes de que la burguesía descargara
sobre los explotados los costos de la crisis, para permitir que los monopolios
imperialistas saqueen el gas y el petróleo, y así darle a Bolivia
una inserción definida en la división mundial del trabajo, el
Estado tuvo que endeudarse creando un enorme déficit fiscal, esto dejó
latentes y abiertas todas las contradicciones estructurales del capitalismo
semicolonial boliviano, que lo puso nuevamente al borde del crac.
5. En esas condiciones,
la respuesta de las masas irrumpiendo entre las brechas abiertas en las filas
de la burguesía, abrió la posibilidad de que éstas impusieran
una verdadera huelga general política con la que retomando el camino
de febrero y octubre, terminaran irrumpiendo nuevamente en una acción
histórica independiente, derrocando a Mesa y abriendo una crisis revolucionaria
en las alturas.
Esto es, estuvo planteada la posibilidad de que se desarrollaran las "jornadas
de abril" de la revolución boliviana -por analogía con el
calendario de la revolución rusa de 1917-. Es decir, un nuevo embate
y acción histórica independiente de las masas, realizando una
verdadera revolución suplementaria para completar las tareas inconclusas
de octubre, barriendo con el gobierno de Mesa y no dejando piedra sobre piedra
del régimen infame y asesino de la Rosca, e instaurando con sus organismos
de democracia directa armados un régimen de doble poder, preparatorio
de la insurrección y de la toma del poder.
Se puso entonces a la orden del día en ese momento, la lucha por transformar
el paro de 24 horas, con barricadas, piquetes, bloqueos de caminos y comités
de huelga, en huelga general política triunfante que tirara abajo a Mesa
y al plan del imperialismo e impusiera un gobierno de la COB y las centrales
campesinas basado en las milicias obreras y campesinas, para que la crisis la
paguen los gringos y los explotadores. Se puso a la orden del día la
convocatoria de un Congreso de delegados de base de la COB y las centrales campesinas,
que para garantizar la huelga general y su triunfo pusiera en pie las milicias
obreras y que marchando sobre los cuarteles, llamara a la formación de
comités de soldados, dividiendo al ejército asesino.
6. Sin embargo,
por el momento, esta perspectiva fue impedida y la situación contenida
por el accionar de las direcciones de la COB y de las centrales campesinas.
Los Solares, Quispe y Morales que sostuvieron a Mesa desde octubre de 2003 mediante
la tregua; ahora que el gobierno rompió la tregua y desató la
irrupción espontánea de las masas que amenazaban con derrocarlo,
se dieron la tarea y el objetivo central de impedir la caída de Mesa
a manos de la lucha revolucionaria de los obreros y los campesinos pobres, y
de evitar que éstos pongan en pie y centralicen sus organismos de democracia
directa, y conquisten su armamento.
Por ello -a diferencia de octubre donde se vieron totalmente desbordados por
las masas-, esta vez Morales, Solares y Quispe presurosos se ubicaron en la
cresta de la ola de la lucha de la clase obrera y los campesinos, para contenerla
y para garantizar que la respuesta no superara a un gran paro general nacional
de 24 horas "de presión" sobre el gobierno para que éste
retroceda del gasolinazo.
Querían que el paro actuara como válvula de escape y descomprimiera
el odio y la disposición de las masas a una lucha decisiva, impidiendo
su transformación en una verdadera huelga general política que
terminara derrocando a Mesa y abriendo una crisis revolucionaria en las alturas.
7. Por ahora, entonces,
estas direcciones lograron su cometido: pudieron contener la situación
y han impedido la caída de Mesa a manos de las masas revolucionarias.
Este fue y es aún el cometido central de los Solares, Quispe y Morales.
Pero el tercer capítulo de la revolución boliviana no hizo más
que comenzar; para nada se ha cerrado. Por el contrario, la situación
se ha vuelto nuevamente revolucionaria: los de arriba ya no pueden seguir gobernando
como hasta ahora; y los de abajo ya no están dispuestos a permitirlo.
La burguesía está dividida, con sectores cada vez más amplios
de la misma que exigieron la renuncia de Mesa y elecciones anticipadas. El gobierno
de Mesa está cada vez más débil, inclusive el intento de
formar el bloque oficialista de los "tránsfugas"1 abortó
y acaba de tener que votar en ese parlamento fantoche, en unanimidad con las
demás bancadas, la exigencia a Mesa de que retroceda del gasolinazo.
Y ante tanto abandono, Mesa se vio obligado a retroceder reduciendo, a modo
de negociación, mediante un nuevo decreto el precio del diesel. Inclusive
votaron leyes en el parlamento favoreciendo a distintos sectores burgueses,
como a los de Potosí. Estos por su parte respondieron, más allá
del lenguaje más o menos duro, diciendo en general que esto era "positivo",
que había que aflojar las "medidas de presión" y abriendo
canales de negociación. Ya se están repartiendo los costos y la
principal preocupación pasa a ser desactivar a las masas que han quedado
en posición de ofensiva, con sus enormes fuerzas y energías revolucionarias
intactas y dispuestas al combate, como lo mostró el paro general y movilización
en Cochabamba del viernes 14; la enorme movilización del lunes 17 de
los trabajadores de El Alto hacia La Paz; el paro en la mina de Huanuni en Oruro
el mismo día; los bloqueos de ruta de los cocaleros de las Yungas; las
tomas de tierra por el Movimiento Sin Tierra, por poner tan sólo algunos
ejemplos. Y como lo demuestra la toma de edificios de las prefecturas y los
cortes de caminos, etc., sigue aún después de la rebaja del diesel.
El ataque generalizado del gobierno y la respuesta obrera y campesina al mismo,
ha vuelto a imponer, en las calles y en la lucha, la alianza obrera y campesina
que había sido debilitada al extremo por la tregua y la subordinación
a la burguesía de Morales, Solares y Quispe. Ahora, la acción
del gobierno y los sectores burgueses buscan dividirla nuevamente, para impedir
que ésta se solidifique en el resurgimiento de los organismos de semi-doble
poder de las masas en lucha -la COB y las centrales campesinas- que éstas
han vuelto a poner como posibilidad en el centro de la escena nacional.
Es el momento en que las direcciones traidoras, Evo Morales, los castristas
Solares y Quispe, están incómodos y les va mal: la respuesta obrera
y campesina al ataque del gobierno las ha obligado a ponerse a la cabeza, a
montarse en la cresta de la ola para contener, pero así quedan expuestas
ante los ojos vigilantes de las masas.
Bajo estas condiciones, las masas, si en su espontaneidad logran romper el control
y la contención de estas direcciones, pueden provocar un nuevo embate
que con huelgas generales locales, barricadas, bloqueos de caminos, movilizaciones
en las calles, enfrentamientos físicos con las fuerzas de represión,
se transforme de hecho, nuevamente, en una seminsurrección espontánea
como viéramos en febrero de 2003, que termine derrocando a Mesa, e imponiendo,
con el resurgir, el fortalecimiento y la centralización de los organismos
armados de democracia directa de las masas, un régimen de doble poder
que abra el camino a la división del ejército y a preparar la
insurrección y la toma del poder.
8. El objetivo
central del imperialismo y de las distintas fracciones burguesas, y de sus sirvientes
de las direcciones traidoras, es impedir que esto suceda. Es decir, impedir
que Mesa caiga a manos de una huelga general o de una seminsurrección
espontánea de masas.
Lo que están discutiendo hoy la embajada yanqui y las distintas fracciones
de la burguesía, es cómo encauzar la crisis "institucionalmente"
para impedir que irrumpan las masas en una nueva acción histórica
independiente.
Para ello, están barajando distintas alternativas, y posicionando a sus
agentes de las direcciones traidoras para ellas. Así, Evo Morales, después
de haberle entregado el poder a Mesa en octubre, de haberlo sostenido y apoyado
abiertamente, de haber apoyado su referéndum tramposo, e inclusive de
haber salido hace pocos días atrás, cuando los obreros y campesinos
paraban contra el gasolinazo, a denunciar complots y planes desestabilizadores
contra Mesa; ahora se ha reacomodado, pide la renuncia de Mesa y el llamado
a elecciones anticipadas, y sobre todo, que se realice la Asamblea Constituyente.
Solares de la COB y Quispe de la CSUTCB, también vienen levantando la
renuncia de Mesa y el llamamiento a elecciones anticipadas.
De esta manera, están preparando la posibilidad de que Mesa efectivamente
renuncie, pero en forma acordada y pactada previamente con los distintos sectores
burgueses, teniendo preparada de antemano una salida "institucional"
de elecciones generales y a una Asamblea Constituyente, apostando por esa vía
a desviar la lucha de las masas con una oleada "pacifista", y a abortar
así la posibilidad de un nuevo embate de masas que barra con el gobierno
y no deje ni rastros del régimen de la Rosca.
Pero para implementar una salida "institucional" a esta crisis, es
claro que las distintas fracciones de la burguesía deben ponerse de acuerdo,
establecer un pacto previo -a espaldas de las masas-, para sostener esa salida
y darle algún tipo de legitimidad, ya que todas las instituciones -la
institución presidencial, el parlamento, los partidos políticos,
la justicia, etc.- han quedado en crisis y profundamente deslegitimadas ante
las masas que arremetieron contra todas ellas en sus dos embates revolucionarios
de febrero y octubre de 2003, y que no se recuperaron como lo demostraron tanto
el referéndum tramposo, donde la abstención y el rechazo ganaron
por abrumadora mayoría, más allá de lo que dijeron la prensa
y el gobierno; como las elecciones municipales, donde hubo una alta abstención,
pero además donde los viejos políticos para ser votados tuvieron
que travestirse inventando partidos "nuevos" porque vieron venir el
desastre electoral que luego sufrieron los partidos políticos tradicionales
como el MNR y el MIR.
9. Mientras discuten
cuál es la salida institucional a esta crisis, ante la eventualidad de
que finalmente las masas logren romper el control y la contención que
les imponen sus direcciones, y terminen derrocando a Mesa ya se alista, tanto
con Evo Morales por un lado, como con la conformación del "Pacto
Revolucionario de Unidad" entre la COB (Solares) y la CSUTCB de Quispe
por otro, la emergencia de un frente popular o algún engendro de colaboración
de clases que pueda adormecer y engañar a las masas, con salidas "democráticas"
y "capitalismos humanizados", etc.. Mientras al mismo tiempo, el gran
capital y la Rosca alistan a su casta de oficiales asesinos, preparándose
para futuras salidas represivas (korniloviadas) para aplastar a las masas a
sangre y fuego en el caso de que fracasen en abortar la revolución mediante
los "cantos de sirena del frente popular", como lo muestra el reciente
decreto de Mesa autorizando a las Fuerzas Armadas a masacrar al pueblo con armas
de fuego y el retraso del licenciamiento de los soldados que finalizaron la
conscripción a fines de 2004.
Es necesario sacar lecciones revolucionarias de tragedias como, por ejemplo,
la de 1971, cuando la dirección de la COB y el stalinismo, con la colaboración
del POR, llevaron a la clase obrera y a la Asamblea Popular a subordinarse al
general Torres y a sus cantos de sirena de "antiimperialismo" y hasta
de "socialismo", mientras el imperialismo y la burguesía prepararon
el golpe sangriento de Banzer.
10. La tarea inmediata
entonces, es la convocatoria a un Congreso Nacional de delegados de base
con mandato de la COB, las Centrales Campesinas y las organizaciones en lucha.
Los Solares, Quispe, etc. tienen que romper su alianza con la burguesía
y el gobierno y convocar ese congreso que prepare y organice con la huelga
general política, con barricadas, bloqueos de caminos y piquetes, el
derrocamiento de Mesa. Basta de tregua. ¡Abajo Mesa! Gobierno provisional
revolucionario de la COB y las organizaciones Campesinas que imponga un programa
obrero y campesino de salida a la crisis.
Es seguro que ante esta perspectiva el gobierno, el imperialismo y la burguesía
boliviana apelarán a la represión fascista para impedirlo. Hay
que garantizar la huelga y defender el Congreso Obrero y Campesino: ¡piquetes
de autodefensa armados (milicias obreras y campesinas) que garanticen y
defiendan los cortes de rutas, los paros, los bloqueos, las tomas de tierras,
etc. Al mismo tiempo, es necesario marchar a rodear los cuarteles y llamar
a los soldados -conscriptos- a desconocer a sus oficiales, formar comités
de soldados e incorporarse al congreso obrero y campesino.
La política de Solares y la dirección de la COB, que convocan
"a la tropa policial" y a "los militares patriotas
a unirse al movimiento popular" (Resolución del ampliado de
la COB del 4/01/05), y que ante el decreto de Mesa que autoriza a las fuerzas
armadas a masacrar al pueblo, se limitó a decir "... queremos
indicarle (al presidente, NdR) que no le tenemos miedo al ejército
ni a la policía y vamos a salir con todas nuestras fuerzas a defender
nuestros derechos" (Bolpress, 18/01/05) es poco menos que criminal
si no llama al armamento de los trabajadores y los campesinos para defenderse.
¡Juegan con la vida de los explotados! De lo que se trata es de defender
la vida de la única clase productora de riqueza; de no tener que dejar
más mártires obreros en las calles, de saldar cuentas con la policía
y con la casta de oficiales asesina de las Fuerzas Armadas. ¡Milicias
obreras, comité de soldados y dividir al ejército, son tareas
de vida o muerte para los obreros y los campesinos, para impedir que las fuerzas
armadas asesinas, ahora autorizadas por el decreto de Mesa, vuelvan a masacrar
al pueblo!
¡Hay que volver a las barricadas, a los piquetes, a los comités
de huelga, como en Octubre! ¡Hay que hacer realidad el grito de febrero
"Fusil, metralla, Bolivia no se calla", poniendo en pie ya las milicias
obreras y campesinas!
Ese Congreso con sus milicias y sus comités de soldados es el que puede
preparar y organizar la huelga general política que, con barricadas,
piquetes, milicias obreras y comités de soldados, derroque a Mesa, barra
con el régimen de la Rosca, e imponga un gobierno provisional revolucionario
obrero y campesino de la COB y las centrales campesinas, el único
que puede imponer un plan económico obrero y campesino para salir de
la crisis. Plan económico obrero y campesino que comienza por romper
con el FMI, recuperar el gas, el petróleo, el agua, la electricidad,
nacionalizándolos sin pago y bajo control obrero; resolver el problema
de la tierra para los campesinos , terminar con la desocupación y la
carestía de la vida con la escala móvil de salarios y de horas
de trabajo -como plantean las Tesis de Pulacayo-, garantizar créditos
baratos para los campesinos nacionalizando la banca y creando una banca estatal
única, como primeras medidas de emergencia para que la crisis la pague
la burguesía, los gringos y el FMI.
¡Abajo la trampa de una "salida institucional" pactada con
Mesa y elecciones anticipadas, con la que preparan con nueva envoltura la
misma dictadura del capital y del mismo régimen asesino, pro imperialista
y entregador de la Rosca! ¡Abajo Mesa, y abajo el parlamento fantoche!
Que los diputados del MAS y del MIP renuncien ya a esa cueva de enemigos del
pueblo, y convoquen al Congreso Obrero y campesino.
Toda Asamblea Constituyente convocada y organizada por este régimen
infame y asesino de la Rosca, como la que preparan, será totalmente antidemocrática
y amañada. Por el contrario, no habría nada más democrático
que un Congreso nacional de delegados obreros y campesinos de la COB y las centrales
campesinas, que sería representativo de las más amplias masas
explotadas. Ese Congreso tendría mil veces más autoridad que el
parlamento fantoche, y que la Constituyente amañada que preparan.
Un gobierno provisional revolucionario de la COB y las centrales campesinas,
sobre la base de los organismos democráticos de las masas, de las milicias
y los comités de soldados, es lo que puede resolver las demandas acuciantes
de las masas, e inclusive, es el que podría convocar una Asamblea Constituyente
verdaderamente democrática, sobre las ruinas del régimen asesino
de la Rosca.
En síntesis, no serán las salidas amañadas de conciliación
de clases y tregua con los burgueses que ahora, ante el retroceso parcial de
Mesa en el gasolinazo, ya están diciendo que hay que negociar y frenar
a las masas. ¡Ninguna tregua ni acuerdo con ellos! Ya recibieron
su parte y ahora quieren negociar la continuidad de Mesa y la aplicación
del plan imperialista. Mañana, por sus negocios, y si lo necesitan, no
dudarán en apoyar la represión sangrienta contra los obreros y
campesinos, o partir a Bolivia en mil pedazos.
El nuevo decreto de Mesa rebajando el aumento muestra su debilidad, no es hora
de aflojar sino de pasar a la ofensiva. Todo el que plantea hoy que el nuevo
decreto es una medida "progresiva" o "saludable" quiere
salvarlo a Mesa y preparar nuevos tarifazos para descargarlos sobre las espaldas
de las masas.
La COB y las centrales campesinas deben romper con la burguesía, repudiar
la trampa de las elecciones anticipadas y la Constituyente, y convocar el Congreso
de delegados obreros y campesinos de la COB y las centrales campesinas, que
se apoye en las milicias obreras y comités de soldados, para garantizar
la huelga general política que imponga el derrocamiento de Mesa y que
no deje rastros del régimen de la Rosca. El triunfo de la clase obrera
en éstas, que son las tareas del momento, impondría un régimen
de doble poder y con ello, las condiciones para preparar y organizar una insurrección
triunfante que lleve al proletariado, como caudillo de la nación oprimida,
al poder.
11. En la revolución
boliviana no hace más que ponerse al rojo vivo la crisis de dirección
revolucionaria del proletariado, es decir, el carácter contrarrevolucionario
de las direcciones que las masas tienen a su frente, y la bancarrota completa
y definitiva de los liquidadores del trotskismo que se subordinan a ellas.
Se establece entonces una carrera de velocidad entre, el acercamiento de los
combates decisivos, los preparativos de las fuerzas de la contrarrevolución
para tratar de abortar, o de aplastar a sangre y fuego la revolución,
la lucha revolucionaria de las masas que pugnan por romper el corset de las
direcciones traidoras, y la inexistencia del partido revolucionario e internacionalista
que la heroica clase obrera boliviana se merece y necesita para llevar al triunfo
su revolución. ¿Cómo cerrar esa brecha, cómo lograr
tiempo para que madure y se forje ese partido revolucionario?
La clave para ello, y la tarea central de los revolucionarios, es luchar incansablemente
por que el proletariado y los explotados, en su combate actual, desarrollen,
centralicen y armen sus organismos de democracia directa y sus milicias, esto
es, los soviets, preparatorios de la insurrección y la toma del poder.
Es en esos organismos donde los obreros y los campesinos pobres pueden unir
sus filas, multiplicar sus energías, y desembarazarse rápidamente
de sus direcciones traidoras. Porque en esos organismos, bajo los ojos vigilantes
de las masas armadas, se ponen a prueba todos los días los programas
y las políticas, quedan al desnudo las traiciones de las direcciones
reformistas y la cobardía de los centristas que les cubren el flanco
izquierdo. Por esa razón, en esos organismos, un pequeño núcleo
de revolucionarios puede luchar abiertamente por ganar a las masas, permitiendo
que éstas se convenzan de la justeza de su programa por su propia experiencia,
a condición de luchar inclaudicablemente contra las direcciones traidoras
y sus laderos los liquidadores del trotskismo, y de marcarles con claridad y
a cada paso, quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos.
Pero para ello, es condición que ese núcleo de revolucionarios
sea parte del combate internacionalista por reagrupar a las fuerzas sanas del
trotskismo, enfrentando en todo el mundo a las direcciones traidoras y a los
liquidadores del trotskismo que las sostienen. Esta lucha comienza hoy por dar
una pelea implacable contra el Foro Social Mundial (FSM), esa verdadera internacional
contrarrevolucionaria, que se reúne en Porto Alegre en los próximos
días y donde discutirán como desviar y abortar la revolución
Boliviana, como antes hicieron con la revolución Argentina y con cada
proceso de lucha de las masas, siguiendo las órdenes de sus jefes de
la burocracia restauracionista castrista, los traidores del lulismo petista,
etc.
Es desde el programa para la revolución boliviana que desde la FTI-CI
enfrentaremos a los claudicadores del PSTU y otros renegados del trotskismo
en Brasil, que pugnan por arrastrar a lo mejor de la vanguardia obrera brasilera
agrupado en la CONLUTAS, al interior de ese engendro contrarrevolucionario que
es el Foro. Es desde el programa para los tests ácidos de la lucha de
clases mundial como la revolución boliviana, como Irak, Palestina, etc.,
que enfrentaremos a las direcciones traidoras, y también a los renegados
del trotskismo que en Chile, Perú, Argentina, etc., quieren llevar a
la vanguardia obrera que dio las mejores luchas a subordinarse al Foro Social
Mundial, como quieren hacer en Argentina con los trabajadores de Brukman, de
subterráneos, telefónicos, ferroviarios, etc. Desde esta perspectiva
es que, también al interior del Comité de Enlace por una Conferencia
Internacional de los trotskistas principistas, al que pertenecemos daremos la
pelea contra todos aquellos que rompiendo con los acuerdos de su constitución,
levanten que es posible construir agrupamientos revolucionarios al interior
de esa cueva de contrarrevolucionarios que es el FSM.
Es desde esta lucha que daremos batalla por el programa revolucionario para
Bolivia y junto a nuestra organización hermana en Bolivia, la agrupación
obrera-estudiantil Octubre Rojo Internacionalista, surgida al calor de la rebelión
de los estudiantes de la UTO de Oruro, que ha tomado en sus manos la lucha por
refundar al trotskismo principista en Bolivia, sabiendo que las fuerzas para
ello ya existen y se han destacado en lo mejor de la vanguardia obrera, campesina
y estudiantil boliviana que se prueba todos los días en el fuego de los
cortes de ruta, las huelgas, los bloqueos y los piquetes. Confluyendo con estas
fuerzas, luchando por derrotar ante la vanguardia a los liquidadores del trotskismo,
la ORI podrá encarar la lucha por refundar al trotskismo principista
en Bolivia, para dotar a las masas de la dirección necesaria para el
triunfo de la revolución en este país. Ayudar a ese cometido es
una tarea de todas las fuerzas sanas que peleamos por volver a poner en pie
el Partido mundial de la revolución socialista que, para quienes integramos
la FTI-CI, no puede ser otro que la IV Internacional regenerada y refundada.
21 de Enero de 2005.-
Notas:
1 Se llama así a los parlamentarios de varios partidos -liderados por
Filemón Escóbar del MAS- que intentaron formar un bloque parlamentario
en defensa de Mesa llamado de los "transversales".
LOS RENEGADOS DEL TROTSKISMO UNA VEZ MAS
CUBREN POR "IZQUIERDA" A LAS DIRECCIONES TRAIDORAS
Que se ha iniciado
el tercer capítulo de la revolución boliviana, significa que los
tiempos de la definición se aceleran, que se aproximan acontecimientos
decisivos donde la clase obrera puede encontrarse nuevamente, de un momento
a otro, ante el problema del poder; donde las fuerzas de la contrarrevolución,
la burguesía y las direcciones traidoras, comienzan a preparar los cantos
de sirena del frente popular, y alistar a sus castas de oficiales para futuras
korniloviadas, etc.
Los renegados del trotskismo del POR (Lora), y otros como la LORCI, el grupo
del PTS argentino en Bolivia, no prepararon este nuevo capítulo de la
revolución, y no preparan hoy a la clase obrera y los campesinos pobres
para los nuevos y decisivos combates de clases que se aproximan y que ya se
están desarrollando.
Así, el POR se ha ubicado, desde el inicio mismo de la revolución,
cubriéndole el flanco izquierdo a Solares y la dirección castrista
de la COB. Los distintos momentos de la revolución han encontrado al
POR negándose a luchar por que se pongan en pie los organismos de doble
poder y por conquistar el armamento de las masas, y siempre a los pies de la
dirección de la COB. Frente al derrocamiento de Sánchez de Lozada
en octubre de 2003, se negó a plantear la exigencia de que la COB y las
centrales campesinas tomaran el poder, único camino para evitar la traición
de Morales, Quispe y Solares que le entregaban el poder a Mesa.
Luego, se dedicaron a cubrirle la espalda a Solares, diciendo, igual que él,
que lo que había que hacer era una Asamblea Popular como la de 1971,
para así ocultar que las masas revolucionarias ya habían puesto
en pie a la COB y a las centrales campesinas como organismos de semi-doble poder,
y que de lo que se trataba era de armarlos, con milicias obreras y comités
de soldados, para que se transformaran en soviets maduros en condiciones de
disputar el poder.
En el referéndum de julio del 2004 el POR dividió a la clase obrera
y los campesinos con su llamado a no votar, votar nulo o quemar ánforas,
entregándolos a la política del gobierno, callando la nueva traición
de Solares que había salido a decir que era necesario llamar al boicot
y que no hizo nada para imponerlo.
Meses más tarde, ante la gran rebelión de los estudiantes de la
UTO de Oruro que tendía a romper la tregua, el eje de la política
del POR fue llevar a los estudiantes a la negociación, tratando de convencerlos
de que el rector de la rosca garantizaría el acuerdo, es decir, actuó
intentando a cada momento llevar a los estudiantes nuevamente a los pies de
Solares y de la tregua.
Después de haber sido entonces el sostén de la tregua por izquierda
y por lo mismo, de no haber preparado a la vanguardia para el tercer capítulo
de la revolución que se ha abierto, hoy el POR, en medio del paro general
de 24 horas y de la huelga general en El Alto, ha sacado un boletín que
en su portada plantea "¡¡INSURRECCION!! Revolución social
contra la crisis capitalista, no simple recambio burgués", en el
que habla de "revolución social" e "implantación
del socialismo", "insurrección popular", "obreros
al poder", etc., etc.
Nadie que se precie de revolucionario podrá estar en contra, en general,
de hablar de "insurrección", de "revolución social",
etc., como ningún médico puede estar en contra de curar una enfermedad.
Pero, de un médico que pretende curar el cáncer con aspirinas,
o de un cirujano que opera a un paciente sin preparar dicha intervención
quirúrgica, cualquiera dirá que es un curandero, si no un criminal
que lleva al paciente a la muerte.
El POR juega a las escondidas con la "insurrección", para esconder
detrás de esta fraseología incendiaria que es un curandero que
en medio de la respuesta obrera y campesina al gasolinazo, y en nombre de una
revolución futura, eludió la lucha presente por que esa respuesta
se transformara en una verdadera huelga general política que tirara abajo
a Mesa y barriera con el régimen de la Rosca, imponiendo un régimen
de doble poder, que era y es lo único que puede abrir el camino y las
condiciones para preparar la insurrección.
Porque la insurrección es un momento preciso de la revolución,
su momento culminante. Así la definía León Trotsky: "La
fase suprema de la revolución es la insurrección, la que decide
el poder. La insurrección siempre va precedida de un período de
organización y de preparación con base en una campaña política
determinada. Por regla general, el momento de la insurrección es breve,
pero es un momento decisivo en el curso de la revolución (
) Como
marxistas, debemos saber y comprender que no basta con querer la insurrección
para realizarla. Hay que hacerla cuando las condiciones objetivas la hacen posible,
pues no se hace sola. (
)
los postulados políticos indispensables
para el éxito de la insurrección residen en el quebrantamiento
del aparato gubernamental y en el apoyo decidido que dan a la vanguardia revolucionaria
la mayoría de los trabajadores de los principales centros y regiones
del país (
) La organización de los soviets será luego
un medio eventual de verificar las relaciones de fuerzas, y partiendo de ahí,
establecer si las condiciones para desencadenar la insurrección son las
adecuadas
" ("Doctrina militar y marxismo")
Está claro que éstas no son hoy las condiciones en Bolivia: ni
hay un quebrantamiento del aparato gubernamental, ni la mayoría de los
trabajadores apoyan a "la vanguardia revolucionaria".
Por ello el POR, aunque vocifere "insurrección", se ha demostrado
una vez más como enemigo de la misma, porque se negó a luchar
por la huelga general política que era la que planteaba el derrocamiento
revolucionario de Mesa, la puesta en pie de los organismos de doble poder, de
milicias obreras y la división del ejército. Es decir, la huelga
general política triunfante, derrocando a Mesa y destruyendo al régimen
de la Rosca, es la que abre el camino a la preparación de la insurrección.
Porque es claro que, para que efectivamente se abra el camino y las condiciones
para preparar la insurrección y la toma del poder, la tarea que hoy tienen
planteada la clase obrera y los explotados de Bolivia es culminar las tareas
que quedaron inconclusas y que los Morales, Quispe y Solares no les dejan terminar:
tirar abajo a Mesa, no dejar ni rastros del régimen de la Rosca, con
los soviets y las milicias obreras dividir al ejército y ganarse a los
soldados, es decir, "quebrantar el aparato gubernamental", imponiendo
un régimen de doble poder que abra el camino y plantee la preparación
de la insurrección como arte para que el proletariado se haga del poder.
Por ello, en el momento actual en Bolivia, no lucha por la insurrección
y por la toma del poder, aunque las declame, las vocifere y las escriba en letras
tamaño catástrofe -como hace el POR- quien no lucha por un Congreso
nacional de delegados de la COB y las centrales campesinas que organice la huelga
general política, con barricadas, piquetes, y milicias obreras y poniendo
en pie comités de soldados, que derroque a Mesa e imponga un gobierno
provisional revolucionario de la COB y las centrales campesinas.
El POR, en forma criminal e irresponsable, habla en general de "levantamiento
armado", pero no muestra un curso de acción a seguir a los obreros
y campesinos para conquistar su armamento: no dice una palabra de poner en pie
milicias obreras, ni de dividir al ejército conformando comités
de soldados, ni siquiera teniendo ante sus ojos el decreto de Mesa autorizando
a las fuerzas armadas a masacrar al pueblo con armas de fuego. Esto no es casual,
puesto que el POR -al igual que el castrista Solares- se ha pasado décadas
buscando y llamando a las masas a confiar en los supuestos "militares patriotas"
de "Vivo Rojo", y en los policías que como son trabajadores
públicos, se pasarán del lado del pueblo. ¡Cuando son los
que masacraron a los obreros y campesinos en Octubre, y asesinaron a los soldados
que se negaban a reprimir!
No lucha por la insurrección y por la toma del poder el que, como el
POR, no lucha por derrotar a las direcciones traidoras que las masas tienen
a su frente, a Morales, a Solares, a Quispe, que a cada paso imponen treguas,
deshacen lo que las masas construyen con su lucha, la llevan a la subordinación
a la burguesía. El POR se limita a denunciar en general el "cretinismo
reformista de burócratas y politiqueros", pero se negó y
se niega a exigirle a las direcciones concretas de carne y hueso, a Solares,
a Quispe, que rompan sus acuerdos con la burguesía, convoque a un Congreso
de delegados de base, basado en las milicias obreras y campesinas y preparen
la huelga general política para derrocar a Mesa.
Es que la verdadera política del POR, mientras habla de "insurrección"
y "revolución", es entretener a las masas luchando por las
alcaldías y por "cabildos abiertos permanentes" mientras Evo
Morales, Solares y Quispe negocian con la burguesía la salida a la actual
crisis ya sea con elecciones anticipadas, Constituyente o una combinación
de ambas.
LOR-CI: Pacifismo y cretinismo parlamentario
No menos nefasta
es la política de la LORCI. Ya desde febrero de 2003, fueron pioneros
de la política menchevique de levantar, en medio de la revolución,
la lucha por una Asamblea Constituyente como consigna central y estratégica
para todo un período de la lucha de clases en Bolivia central. Así,
en febrero, mientras las masas se levantaban al grito de "Fusil, metralla,
Bolivia no se calla", ellos decían
Asamblea Constituyente.
Octubre de 2003: guerra civil en las calles, proceso semiinsurreccional en El
Alto, barricadas, enfrentamientos con el ejército, cae Goni, las direcciones
traidoras le dan el poder a Mesa, y la LORCI planteaba
Asamblea Constituyente.
Julio de 2004, frente a la trampa del referéndum, las condiciones están
dadas para organizar el boicot al mismo, Morales llama a participar, Solares
llama de palabra al boicot pero se niega a organizarlo, la LORCI dice
Asamblea
Constituyente nacional y soberana.
Al igual que el POR, decían que la clase obrera y los campesinos necesitaban
dotarse de una "Asamblea Popular como la de 1971", dándole
la espalda así a los verdaderos organismos semi-soviéticos que
las masas pusieron en pie, la COB y las centrales campesinas, y salvándole
así la ropa a la burocracia de la COB.
Pero ahora, frente al inicio del tercer capítulo de la revolución
boliviana, frente a la respuesta obrera y campesina al ataque lanzado por Mesa,
como la "Asamblea Popular del 71" no existe, la LORCI se ve obligada
a dirigirse a la COB -reconociéndola así de hecho como el verdadero
organismo que las masas en lucha han puesto de pie- para exigirle
¿que
luche por tirar abajo a Mesa, que convoque a un Congreso nacional de delegados
obreros y campesinos, que ponga en pie las milicias obreras, que rompan con
la burguesía e impongan un gobierno provisional de la COB y las centrales
campesinas
? No, ¡nada de eso!, sino exigirle que ponga en pie un
"instrumento político de los trabajadores" para intervenir
en "la constituyente que prepara el gobierno". (Volante de la LORCI,
19/01/05). Entonces, "plan de lucha que culmine en la huelga general política",
"programa obrero de salida a la crisis" en boca de esta gente, es
fraseología vacía porque la política de la LORCI es que
siga Mesa en el gobierno, presionarlo con un plan de lucha para que retroceda
del gasolinazo, y llevar a las masas a participar de la trampa de la Asamblea
Constituyente eso sí
"preservando la independencia de clase".
Por supuesto que, mientras Mesa firma un decreto autorizando a las fuerzas armadas
a masacrar a la clase obrera y al pueblo, la LORCI se calla la boca, y no dice
ni una palabra de la necesidad urgente de poner en pie las milicias obreras
para defender y garantizar la huelga general política que pregonan, ni
menos que menos de la necesidad de luchar por dividir al ejército, poniendo
en pie los comités de soldados y destruyendo la casta de oficiales, haciendo
gala, una vez más, de un pacifismo de la peor especie.
21
de Enero de 2005
La reacción ganó las calles y levantó cabeza. Las direcciones de las organizaciones obreras y campesinas se someten a Mesa. Las masas le ponen un freno a la contraofensiva del imperialismo y la reacción
¡Fuera
Mesa! Congreso nacional de delegados de base de la COB y las centrales campesinas,
con milicias obreras y comités de soldados,para imponer la nacionalización
del gas,
la expropiación de las empresas imperialistas y una República
obrera y campesina
22 de marzo de 2005
-I-
Bolivia se encuentra
sacudida nuevamente por agudos acontecimientos. La situación en este
país, donde en octubre de 2003 los obreros y campesinos comenzaron una
revolución que ha quedado inconclusa por la acción de las direcciones
reformistas, ha concentrado en las últimas semanas toda la atención
y las fuerzas del imperialismo y de las burguesías cipayas de América
Latina.
No es para menos: los estados mayores de la clase explotadora son bien conscientes
de que Bolivia, junto con la resistencia de las masas iraquíes, pueden
actuar como bisagra en la actual situación mundial en la que el imperialismo,
con triunfos contrarrevolucionarios parciales como en Irak, Afganistán
y Palestina, y con política de contención en América Latina,
logró imponer un punto de equilibrio en la política y la economía
mundiales.
En los agudos acontecimientos de la lucha de clases en Bolivia, hoy se está
definiendo si la heroica revolución que comenzaron hace un año
y medio los obreros y campesinos de ese país será la última
de las revoluciones traicionadas en América Latina -como ya lo fueran
la revolución ecuatoriana y la argentina; y como fuera contenida la lucha
de las masas peruanas impidiendo que éstas iniciaran su revolución-;
o si, por el contrario, las masas explotadas lograrán irrumpir y volver
al camino de octubre, transformando así a Bolivia en un eslabón
decisivo para que la clase obrera y los explotados, en América Latina
y en el mundo, puedan pasar de la actual resistencia a una nueva ofensiva.
En el resultado de los enfrentamientos de clase en Bolivia; en el destino de
la heroica resistencia de las masas iraquíes, e íntimamente ligado
a ellos, en el despertar de la clase obrera norteamericana y en la lucha que
ha recomenzado el proletariado francés contra los ataques de su propia
burguesía imperialista, es donde se juega hoy, en gran medida, la perspectiva
de la lucha de las masas a nivel mundial en el próximo período.
Como todos los test ácidos de la lucha de clases mundial, hoy los acontecimientos
de Bolivia separan con claridad a reformistas y centristas, de revolucionarios.
En las trincheras de la lucha de clases en ese país, vuelven a enfrentarse
en forma aguda y decisiva el programa y la estrategia para llevar al triunfo
la revolución inconclusa con la toma del poder y la instauración
de la dictadura del proletariado, de un lado; y del otro, el programa y la estrategia
del estrangulamiento de la revolución impulsados por las direcciones
traidoras voceras del Foro Social Mundial, a las que los liquidadores del trotskismo
les cubren en flanco izquierdo.
-II-
Tres elementos
están hoy en el centro de los nuevos y agudos acontecimientos en Bolivia.
En primer lugar, la cuestión del control y la propiedad de los recursos
naturales de ese país semicolonial, de los hidrocaburos -gas y petróleo-,
del agua y de los minerales. Esto es lo que produce el enfrentamiento abierto
e inevitable entre el proletariado y sus aliados los campesinos pobres que iniciaron
la revolución al grito de "¡Fuera gringos, el gas no se vende!",
y el imperialismo y sus monopolios saqueadores y voraces que quieren garantizarse
la propiedad de esos recursos y su saqueo, de la misma manera que durante el
siglo XX saquearan de Bolivia el mineral de estaño hasta agotar las minas
y las vetas.
El segundo elemento central es el crac económico que estalló hacia
diciembre de 2004, expresándose en un enorme déficit y endeudamiento
del estado boliviano -deuda pública que alcanza al 80% del PBI- que lo
pone a cada paso al borde del default. Es que, a diferencia de lo sucedido en
Argentina en diciembre de 2001, la clase obrera y los explotados bolivianos
irrumpieron con dos embates revolucionarios -en febrero y octubre de 2003- antes
de que estallara el crac . De esta manera, obligaron a la burguesía a
postergar sus ataques: primero, en febrero de 2003, obligando a Sánchez
de Lozada a retroceder del impuestazo del 12% sobre los salarios; y luego, en
octubre, derrocándolo, e impidiendo el saqueo del gas por los monopolios
imperialistas, y por lo mismo, la inserción de Bolivia en la división
mundial del trabajo. Así, todas las contradicciones del putrefacto capitalismo
semicolonial boliviano, quedaron latentes.
El crac pone a la clase dominante y a sus diferentes sectores ante la disyuntiva
de quién se salva y quién no; y quién paga los platos rotos
de la crisis; agudiza las tensiones entre las distintas fracciones burguesas
provocando a cada paso brechas y divisiones en las alturas, y obliga al gobierno
a tener que atacar al movimiento de masas. Bajo estas condiciones, se mantiene
latente la tendencia de las masas a irrumpir en nuevos embates revolucionarios,
puesto que los obreros y campesinos pobres han sido traicionados, sus manos
maniatadas una y otra vez por las treguas y pactos de las direcciones reformistas
que tienen a su frente, pero en absoluto han sido derrotados, y pugnan una y
otra vez por volver al camino que iniciaron en octubre de 2003.
Fueron estas condiciones las que a fines de 2004, obligaron a Mesa a lanzar
el llamado gasolinazo -un aumento de entre el 12 y el 34% en los precios de
todos los carburantes- atacando directamente a las masas para evitar que el
estado boliviano cayera en el default. La respuesta de las mismas, imponiéndole
a la COB la realización de un enorme paro general activo de 24 horas
el 10 de enero de 2005, y con la huelga general indefinida en El Alto por la
expulsión de la multinacional francesa Aguas de Illimani, puso a la orden
del día un nuevo embate revolucionario de las masas que con una huelga
general política, tirara abajo a Mesa y no dejara vestigio del régimen
de la Rosca, que pusiera en pie milicias obreras y comités de soldados,
dividiendo al ejército, y dejara así en grave crisis al aparato
estatal, estableciendo un régimen de doble poder preparatorio de la insurrección
y la toma del poder.
Pero las direcciones de la COB y de las centrales campesinas contuvieron la
respuesta de las masas para garantizar que ésta no fuera más allá
de una lucha de presión sobre el gobierno para obligarlo a retroceder
del gasolinazo. El resultado: abortaron la posibilidad de un nuevo embate revolucionario
de masas, y salvaron a Mesa de ser derrocado.
Marzo de 2005: la traición de la dirección de la COB impidió una irrupción independiente de la clase obrera en medio de la crisis política abierta en las alturas
-III-
Estas son las condiciones
que explican la crisis política y los agudos y convulsivos acontecimientos
que se vienen desarrollando desde los primeros días de marzo.
La renuncia revocable presentada el 6 de marzo por Mesa -que es el representante
directo de los monopolios petroleros imperialistas- configuró un política
del imperialismo para fortalecer su gobierno, elevarlo como árbitro por
encima de las distintas fracciones de la burguesía y disciplinarlas,
ganar base social propia en las clases medias reaccionarias para intentar pasar
al ataque contra los obreros y campesinos, y garantizarse el saqueo de los hidrocarburos
por parte de los monopolios y que Bolivia le pague la deuda externa al FMI.
-IV-
Esta arremetida del imperialismo y de sus monopolios, abrió una enorme crisis política y sacó a la luz la división de la burguesía. Por esas brechas que se abrían en las alturas, y pese al accionar de las direcciones de la COB y las centrales campesinas, comenzó a colarse la respuesta obrera y campesina a esta nueva ofensiva de saqueo del gas y de los recursos naturales de Bolivia. En El Alto, se extendió y fortaleció la huelga general indefinida iniciada el 2 de marzo por la expulsión de Aguas de Illimani y en defensa de los hidrocarburos, poniéndose en pie los comités de huelga y los piquetes. Se bloqueaba también la refinería de Senkata, y el día 7 de marzo se desarrollaba una enorme movilización de 40.000 trabajadores. En el resto del país se extendían las tomas de campos petroleros, y los bloqueos de caminos en siete de los nueve departamentos del país. La predisposición de los obreros y los explotados a la lucha política de masas era enorme. Nuevamente, la base obrera le imponía a la dirección de la COB un paro nacional de 48 horas que comenzó el 15 de marzo. La posibilidad de la irrupción de un nuevo embate revolucionario de masas volvió a ponerse a la orden del día.
-V-
Pero una vez más,
esa enorme energía de los obreros y campesinos fue controlada por la
dirección de la COB y las centrales campesinas, que la transformaron
en una política de presión al servicio de los intereses de la
burguesía nacional -cuyo vocero es Evo Morales- que, tras el programa
de 50% de regalías para los hidrocarburos, quiere regatear con el imperialismo
su tajada de la renta petrolera.
Para ello, fue clave y central la traición de la dirección de
la COB encabezada por el castrista Solares, que se encargó de mantener
a la COB en silencio y escondida, impidiendo que el proletariado boliviano y
principalmente su vanguardia, los mineros, interviniera en la crisis política
de forma centralizada, con una política independiente, con sus organizaciones,
sus propios métodos de lucha.
Fue una traición consciente: la preeminencia y el peso que tuvieron y
tienen aún los Morales, Mamani, las juntas vecinales y comités
cívicos, es la expresión directa de que la dirección de
la COB cumplió a rajatabla el mandato que le dio la burguesía
de impedir que el proletariado interviniera con una política independiente
y acaudillara a las masas explotadas de la ciudad y el campo, puesto que eso
habría significado un salto del proceso revolucionario y una nueva crisis
revolucionaria en las alturas como la abierta en octubre de 2003 con el derrocamiento
de Goni.
No hay duda de que una intervención decidida de la COB levantando el
programa de "¡Ni 18% ni 50% de regalías: nacionalización
sin pago y bajo control obrero del gas, del petróleo, del agua, de las
minas! ¡Expropiación sin pago y nacionalización de la banca
bajo control de los trabajadores, para condonar las deudas de los pequeños
campesinos y darles créditos baratos!" y llamando a la huelga general
política en medio de la crisis política, habría puesto
al proletariado inmediatamente a la cabeza de la lucha y le había demostrado
al resto de las clases explotadas que sólo él puede resolver el
drama de la nación oprimida y expoliada, y convertirse en el caudillo
de la lucha nacional. Contra las instituciones de dominio de la burguesía,
su gobierno y su parlamento, la convocatoria inmediata a un Congreso de delegados
de base de la COB y las centrales campesinas habría puesto en pie la
más amplia y democrática representación de los millones
de explotados de Bolivia, capaz de organizar un nuevo embate de masas que, poniendo
en pie las milicias obreras de la COB y comités de soldados tirara a
Mesa, no dejara vestigios del régimen de la Rosca, y abriera el camino
a un gobierno obrero y campesino de las organizaciones de lucha y armadas de
las masas, el único que puede resolver las demandas antiimperialistas
y democráticas de los explotados, y sacar al proletariado de la brutal
explotación.
No hay duda de que 5000 mineros entrando a La Paz y a la Plaza Murillo con sus
cachorros de dinamita, apoyados en los miles de trabajadores sublevados en El
Alto, habrían hecho huir, en diez minutos y despavoridos, a esos pocos
miles de funcionarios y empleados del estado, y de pequeñoburgueses ricos
que convocados por Mesa, salían a apoyarlo en las plazas al grito de
"Mueran los bloqueadores". ¡Quién puede dudar que una
intervención decidida de la clase obrera, y de la vanguardia minera,
habría resuelto rápidamente la situación a favor de los
explotados, y habría sellado la suerte de Mesa, del parlamento fantoche
y del régimen de la Rosca!
Esto fue impedido por Solares y la dirección de la COB, que por el contrario,
subordinaron a la clase obrera a la dirección pequeñoburguesa
de Evo Morales y a su programa, que no es otro que el de la burguesía
nacional. Así, Solares de la COB firmó junto a Morales y Quispe
el "Pacto revolucionario de Unidad" que levanta el programa de luchar
por 50% de regalías petroleras y por Asamblea Constituyente, es decir,
el programa de la burguesía nacional que quiere regatear su tajada con
el amo imperialista, utilizando para ello como chantaje la lucha de las masas
a las que las direcciones traidoras subordinan a su programa. El "Pacto
revolucionario de Unidad" no fue más que la forma que adquirió
la subordinación del proletariado a la política pequeñoburguesa
de Morales y la dirección campesina, al servicio de los intereses de
la burguesía nacional.
Mediante una negociación y conspiración a espaldas del pueblo, las fracciones burguesas intentan un pacto de unidad nacional para repartirse el botín del gas y el petróleo bolivianos
-VI-
El resultado fue
la reasunción de Mesa en su segunda presidencia. Al igual que sucediera
en Octubre de 2003, el 9 de marzo Mesa fue reconfirmado en su cargo con el voto
unánime en el Parlamento de todos los diputados, incluidos los del MAS
de Morales -la primera minoría- y los del MIP de Quispe.
Con este triunfo reaccionario que significó la reasunción de Mesa,
la crisis política gubernamental encontraba una salida provisoria. Pero
siguieron abiertas y profundizándose las brechas interburguesas alrededor
de la disputa por la renta petrolera, configurándose dos campos burgueses:
en uno, el imperialismo, los monopolios, Mesa, disciplinando a la burguesía
cruceña y apoyándose en las clases medias reaccionarias; y en
el otro, la burguesía nacional regateando su tajada, subordinando a la
clase obrera y los campesinos pobres a través de sus direcciones traidoras.
Además, la jugada de Mesa de llamar a las clases medias reaccionarias
a ganar las calles en contra de los bloqueadores -lo que le daba a su intento
bonapartista rasgos pre-fascistas- era sumamente peligrosa, puesto que podía
terminar en enfrentamientos físicos entre las fuerzas reaccionarias y
los obreros y campesinos, llevando a estos últimos a armarse, y a Mesa
a ir directamente a una intentona fascista o a tener que sacar a las fuerzas
armadas a masacrar en las calles, arriesgándose a que se dividan. Es
decir, era jugarse a todo o nada, arriesgarse a provocar un enfrentamiento decisivo
entre revolución y contrarrevolución sin que la relación
de fuerzas estuviera claramente a favor del imperialismo y la burguesía
sino, por el contrario, cuando se desarrollaba el paro de la COB, se fortalecía
la lucha en El Alto y el transporte se paralizaba con 72 bloqueos de carreteras.
Por esa razón, fueron el imperialismo y los propios monopolios petroleros
los que frenaron a Mesa en su intento de movilizar a las clases medias. Optaron
por hacerle proponer elecciones anticipadas a presidente, vicepresidente y parlamento,
para intentar capitalizar por esa vía el apoyo de las clases medias y
jugarse a ganar legitimidad y un parlamento con mayoría propia, y amenazar
nuevamente con renunciar si no era aceptada.
Pero el parlamento rechazó las elecciones anticipadas; y votó
entre gallos y medianoche una Ley de Hidrocarburos con 18% de regalías
y 32% de impuestos, que no satisface a los monopolios, ni a la burguesía
cruceña, ni tampoco a la burguesía nacional. Por su parte, Mesa
no renunció, y anunció que vetará la ley si el Senado no
la modifica sustancialmente.
Y Morales y la dirección de la COB, salieron a decir que aunque no era
el 50% de regalías, con esa ley quedaban 600 millones de dólares
para el estado, levantaron el paro y los bloqueos esperando que el Senado discuta
la ley. Es decir, como buenos sirvientes de la burguesía nacional, despejaron
el panorama para que ésta pueda negociar y regatear.
-VII-
El momento actual,
entonces, es de impasse, y de una gran negociación burguesa que está
en curso alrededor de las regalías y de los negocios, y alrededor de
cómo mejor controlar y frenar a las masas. Todas las fracciones burguesas
se han puesto de acuerdo en dos cuestiones fundamentales: que se quede Mesa,
y que es necesario un pacto de unidad nacional que permita cerrar las brechas
en las alturas para impedir que por ellas vuelvan a irrumpir las masas.
El imperialismo quiere este pacto de unidad nacional, porque quiere garantías
y seguridad jurídica de que por las próximas décadas podrá
saquear los hidrocarburos de Bolivia sin objeciones. Por supuesto que la mejor
"garantía" para ello sería el aplastamiento de las masas
obreras y campesinas y de su revolución, pero hoy no tienen la relación
de fuerzas necesaria para hacerlo. Por ello, mientras tanto, los monopolios
quieren garantizarse leyes que les sean favorables, resueltas en condiciones
en que éstas tengan legitimidad.
Es por ello que estamos asistiendo a una gran conspiración de todas las
fracciones burguesas, en las oficinas de los monopolios, en las embajadas, en
los despachos, a espaldas de los obreros y campesinos. Pero no discuten tranquilos:
saben que tienen en la nuca el aliento de las masas que, contenidas por su dirección
y subordinadas a la burguesía nacional, pugnan por irrumpir y definir
la pulseada de clases a su favor.
Se terminó el régimen de la tregua que funcionó desde octubre de 2003
-VIII-
Más allá
de cómo evolucione ahora la situación, el resultado de los acontecimientos
de marzo es que se terminó el régimen de la tregua que funcionó
desde octubre de 2003, luego de que las masas derrocaran a Sánchez de
Lozada y dejaran totalmente dislocado al régimen de la Rosca, un régimen
que había estado basado durante años en el pacto militar-campesino
y cuyo agotamiento se había puesto ya de manifiesto en febrero de 2003.
Bajo estas condiciones, con todas las instituciones del régimen en crisis,
desprestigiadas y odiadas por las masas -el parlamento, los partidos políticos,
las fuerzas armadas que venían de masacrar a cerca de 100 obreros y campesinos-,
con las masas movilizadas en las calles, las direcciones conciliadoras de la
COB y las centrales campesinas le dieron el poder a Mesa -el vicepresidente
de Goni-, y lo sostuvieron dándole tregua.
A partir de octubre, entonces, el poder estuvo en manos del gobierno de Mesa,
un gobierno debilísimo, obligado a coquetear con el pueblo y hacer demagogia,
cuyo poder devenía esencialmente del apoyo que le daban las organizaciones
de lucha de las masas dirigidas por direcciones conciliadoras.
El rol de los Morales, Solares y Quispe, fue sostener a Mesa, impedir un nuevo
embate de masas, y sobre todo, liquidar a cada paso y cada vez más el
carácter de organismos de semi-doble poder que las masas le habían
dado a la COB y a las centrales campesinas. Esto fue lo que permitió
ya durante 2004 una primera ofensiva reaccionaria del gobierno de Mesa que se
expresó con golpes selectivos contra los sectores radicalizados de la
vanguardia y de las masas que, por momentos, lograban salir del corset de la
tregua e irrumpían con acciones revolucionarias, como viéramos
en Ayo Ayo, y luego en la heroica lucha de los estudiantes de la UTO. Fue esa
tregua, socavando y rompiendo a cada paso la alianza obrera y campesina, la
que permitió que se llevaran a cabo el referéndum pro-imperialista,
primero y luego las elecciones municipales de diciembre de 2004, y que con ellos
Mesa fuera ganando una cierta base social en las clases medias urbanas y rurales.
-IX-
Pero a fines de
2004, el crac golpea abiertamente en Bolivia. Bajo estas condiciones, el imperialismo
y los monopolios petroleros -la fracción más poderosa de la burguesía
en ese país-, necesitan garantizarse el saqueo de los hidrocarburos,
y atacar directamente a las masas para descargar sobre ellas el costo de la
crisis, para garantizar que el estado boliviano tenga recursos con los que pagar
la deuda externa al FMI.
Para avanzar en estos objetivos, necesitaba terminar con el régimen de
la tregua vigente desde octubre: es decir, fortalecer al gobierno de Mesa independizándolo
del apoyo de las organizaciones de masas dirigidas por las direcciones conciliadoras,
terminar con todo elemento de coqueteo con el pueblo y darle base social propia.
Es decir, un intento bonapartista reaccionario, con Mesa elevándose como
árbitro por sobre todas las fracciones burguesas, y con base social propia
de las clases medias ricas urbanas y rurales, tratar de aplastar a las masas
para aplicar el plan de Goni sin Goni, es decir, el plan de los monopolios y
el imperialismo. El resultado fue la reasunción de Mesa en su segundo
gobierno, sostenido por el imperialismo, por las distintas fracciones burguesas
y por la pequeñoburguesía rica, refrendado por el parlamento fantoche,
e independizado, de esta manera, de la necesidad de tener apoyo directo de las
organizaciones de lucha de las masas dirigidas por direcciones conciliadoras.
Es que en esta época imperialista de agonía y decadencia del capital,
el capital financiero y los monopolios siempre necesitan imponer en las colonias
y semicolonias -donde las contradicciones de dominio son agudísimas-
el gobierno más autoritario que les sea posible, para garantizar su dominio,
su propiedad y mantener y profundizar el saqueo de la nación y la superexplotación
de la clase obrera.
-X-
Así, lo
que estamos viendo en acción hoy es una política bonapartista
de unidad nacional: son los directorios de los monopolios petroleros, el embajador
yanqui, Mesa, la iglesia, los representantes de las distintas fracciones de
la burguesía, negociando un pacto de trastienda por fuera de las instituciones
formales de la democracia burguesa como es el parlamento. Es que el parlamento
sólo es un fantoche decorativo en el que luego los diputados y senadores
levantarán la mano para refrendar lo que se haya resuelto tras bambalinas.
Para que este intento se imponga, es clave la acción de la dirección
de la COB y de las centrales campesinas, que han logrado debilitar extremadamente
el carácter de organismos de semidoble poder de las mismas, y que intentan
liquidar definitivamente toda tendencia soviética.
-XI-
Durante toda la
crisis política y en el impasse actual, hay un acuerdo entre todas las
fracciones burguesas: el de no apelar a las fuerzas armadas, a las que han mantenido
autoacuarteladas.
Es que ya desde octubre de 2003 ha sido política central del imperialismo
y de la burguesía preservar a las fuerzas armadas como pilar fundamental
y garantes en última instancia de la subsistencia y continuidad del estado
burgués boliviano. Así, la renuncia de Sánchez de Lozada
y la rápida asunción de Mesa en aquel entonces, fue precisamente
porque las acciones independientes de masas con elementos pre-insurreccionales
apuntaba ya, en su desarrollo, a dividir al ejército y terminar con la
casta de oficiales asesina, y a dejar, de esta forma en ruinas a todas las instituciones
del estado burgués semicolonial boliviano.
Con la asunción de Mesa y durante su primer gobierno, las fuerzas armadas
fueron retiradas de la escena y preservadas de toda exposición ante las
masas que las odian. Durante la actual crisis política, el imperialismo
y Mesa las dejaron atrás de la escena, puesto que son conscientes que
sacarlas a la calle las vuelve a poner inmediatamente ante el riesgo de que
los obreros y campesinos terminen por dividirlas y ganarse a los soldados rasos,
es decir, sus hijos, hermanos, novios y esposos bajo armas.
De esta manera, el imperialismo y la burguesía protegen a las fuerzas
armadas y a su casta de oficiales asesina, para poder volver a utilizarlas,
como último recurso, para aplastar a las masas con un nuevo baño
de sangre, si la revolución da nuevos saltos hacia delante.
Romper la subordinación a la burguesía nacional, para que el
proletariado irrumpa en forma independiente con su programa y sus organizaciones,
acaudillando al campesino pobre y al conjunto de la nación oprimida
-XII-
La actual situación
en Bolivia, entonces, es producto de la traición de la dirección
de la COB y la de las centrales campesinas que en dos oportunidades en menos
de tres meses -entre enero y marzo de 2005-, en medio de una descomunal crisis
de los de arriba, impidieron un nuevo embate revolucionario de masas y una irrupción
independiente de la clase obrera que diera una salida favorable a los explotados.
Subordinando a la clase obrera y a los campesinos a la burguesía nacional,
que utiliza su lucha y su energía revolucionaria como instrumento de
presión para regatear sus negocios, las direcciones traidoras permitieron
que sea la burguesía, por ahora, la que imponga su salida.
La revolución que iniciaron los heroicos obreros y campesinos bolivianos
está en peligro. Si las fracciones burguesas logran cerrar el pacto y
se impone la política de unidad nacional, las masas, llevadas a la subordinación
a una fracción de la burguesía, quedarán confundidas y
desorganizadas, y la revolución puede quedar a la deriva.
Si no se logra el acuerdo, puede caer Mesa, y reabrirse la crisis política.
Pero si la clase obrera y los explotados no dan una salida, siempre la dará
la burguesía a su favor.
Lo único que efectivamente puede hacer fracasar esta gran negociación
burguesa y hacer saltar por los aires todos los intentos de pactos reaccionarios
a espaldas del pueblo, es una irrupción independiente de la clase obrera
contra todas las fracciones de la burguesía, contra el gobierno y el
régimen, y saldando cuentas en el camino con los dirigentes traidores.
-XIII-
Como en todo país
colonial o semicolonial, los dos colosos que se enfrentan hoy en Bolivia son,
por un lado el imperialismo, que es la fracción más importante
del capital instalado en Bolivia; y por el otro, la clase obrera como caudillo
de los campesinos pobres y del conjunto de la nación oprimida. Es el
resultado del enfrentamiento entre estos dos colosos el que definirá
en última instancia el destino de Bolivia, que se resume en una alternativa
de hierro: o el imperialismo aplasta la revolución obrera y campesina
y convierte a Bolivia en una colonia esclavizada; o el proletariado, acaudillando
al conjunto de los explotados, derroca a la burguesía con una insurrección
triunfante, expropia a los monopolios imperialistas y a todos los expropiadores
de la clase obrera y el pueblo, y conquista una Bolivia obrera y campesina.
La burguesía nacional a lo máximo que puede llegar es a intentar
regatear con el imperialismo -del cual es socia menor- la tajada de las migajas
que le tocan de los negocios y de la plusvalía arrancada al proletariado
mediante la superxplotación. Puede inclusive, para ello, chantajear al
imperialismo utilizando para ello la amenaza de la movilización de las
masas. Pero siempre termina, tarde o temprano, alinéandose con el imperialismo
contra la masas explotadas, porque le teme como a la peste a la revolución
obrera y campesina que atacaría no sólo la propiedad y los intereses
del imperialismo, sino también su propiedad y su dominio.
-XIV-
Evo Morales y toda
la dirección pequeñoburguesa del movimiento campesino, voceros
y representantes de la burguesía nacional, ni siquiera pueden luchar
consecuentemente por el programa de 50% de regalías que levantan. Es
que no es un programa para luchar: es un programa burgués, para negociar
y regatear. Y aún en el caso de que lograran imponer el 50% de regalías,
la amplia mayoría de los ingresos que éstas dejarían serán
para paliar el enorme endeudamiento del estado burgués boliviano, es
decir, para pagarle al FMI, y una pequeña porción de las mismas
será embolsada por la burguesía nacional como socia menor del
imperialismo. ¡Ni un centavo de las regalías, sean éstas
del 18% o del 50% serán para beneficio de los obreros y de los campesinos
pobres!
Evo Morales y compañía, entonces, no pueden ni quieren siquiera,
organizar una gran lucha para imponer el programa de 50% de regalías
que dicen defender, porque aún para imponer ese programa mínimo
de medidas tibias antiimperialistas, es necesaria una gran lucha, enfrentar
a Mesa y al régimen, dejar de sostenerlos, arrodillar a la reacción,
tomarse las minas, los campos, las empresas petroleras, de agua; poner en pie
milicias obreras y comités de soldados, etc.
Pero eso significaría atacar los intereses y la propiedad no sólo
del imperialismo, sino del conjunto de la burguesía boliviana. Por eso,
Morales y compañía, como sirvientes de la burguesía nacional,
votan que se quede Mesa, presionan y negocian en el parlamento, y luchan por
una Asamblea Constituyente donde la burguesía nacional pueda, en un ámbito
"democrático" discutir con las demás fracciones burguesas
sus negocios y el reparto de la plusvalía nacional.
Programa burgués de regateo con el imperialismo; o programa obrero para hacer realidad el grito de guerra de "El gas para los bolivianos" y para que la crisis la paguen los capitalistas y el FMI
-XV-
La clase obrera
y los explotados bolivianos se levantaron en octubre en defensa de los hidrocarburos
y las riquezas naturales al grito de "¡Fuera gringos, el gas no se
vende!". Hoy, las direcciones que tienen a su frente les dicen que el problema
se soluciona aumentando las regalías para que así queden "en
el país" 750 millones de dólares. La política de aumento
de regalías, que no es más que la burguesía nacional regateando
su tajada no puede dar solución a los problemas de la clase obrera y
de los campesinos pobres.
Como se expresó en las últimas semanas en cada plenario de la
COB, en cada reunión obrera, en las resoluciones de los explotados de
El Alto donde la base planteaba con claridad que la lucha era por la nacionalización
de los hidrocarburos, sólo el proletariado y su programa obrero pueden
hacer realidad la demanda y el anhelo de todos los explotados de Bolivia: ¡Abajo
la política de unidad nacional que levantan Mesa, Morales, Solares y
compañía para que los monopolios se roben el gas y el petróleo
y la burguesía nacional regatee su tajada! ¡Ni 18% ni 50% de regalías!
¡Todos los hidrocarburos para los bolivianos: nacionalización sin
pago y bajo control obrero del gas, del petróleo, del agua, de las minas!
¡Expropiación sin pago y nacionalización de la banca bajo
control de los trabajadores, para condonar las deudas de los pequeños
campesinos y darles créditos baratos! ¡Expropiación sin
pago de los grandes terratenientes y entrega de la tierra a los campesinos!,
ruptura con el FMI, y escala móvil de salarios y de horas de trabajo,
como plantean las Tesis de Pulacayo, para terminar con la superexplotación,
la carestía de la vida y la desocupación, como medidas urgentes
de un plan económico obrero y campesino para que la crisis la pague la
burguesía, los gringos y el FMI.
¡Basta de dirigentes de la COB que arrodillan a la clase obrera ante la burguesía nacional! ¡Por un Congreso nacional de delegados con mandato de la COB y las centrales campesinas!
-XVI-
Semejantes traiciones
del castrista Solares y de la dirección de la COB están profundizando
la desconfianza de los obreros y preparando una verdadera rebelión contra
estos dirigentes. En las últimas semanas, no ha habido reunión
de la COB, de la Federación de mineros, del sindicato de maestros, de
las COR o CODs en distintas ciudades, donde la base obrera no cuestionara a
Solares por firmar el pacto de unidad con Morales sin consultar a las bases,
y máxime cuando éste último había sido expulsado
de la COB por traidor. No hubo reunión obrera donde la base no planteara
que la lucha no es por regalías sino por nacionalización de los
hidrocarburos. Inclusive en El Alto, los obreros y campesinos pobres anunciaron
que si Morales y Quispe volvían a traicionar, les aplicarían justicia
comunitaria como al alcalde de Ayo Ayo.
Para poder tirar abajo a Goni en octubre e iniciar la revolución, los
obreros, después de febrero, tuvieron que sacarse antes de encima la
antigua dirección burocrática de la COB. Para poder desatarse
las manos, hoy está planteado el mismo camino: ¡Basta de colaboración
de clases! ¡Basta de dirigentes de la COB que quieren arrodillar a obreros
a patrones nacionales! ¡Congreso nacional de delegados de base con mandato
de la COB y las centrales campesinas, para levantar un pliego de salvación
nacional para los explotados que luche por la nacionalización sin pago
y bajo control obrero del gas, petróleo, el agua, las minas, etc.; por
la expropiación sin pago y nacionalización de la banca bajo control
de sus trabajadores para dar créditos baratos a los campesinos; por la
tierra para los campesinos, para soldar la alianza obrera y campesina!
Este Congreso de delegados de base de la COB y las centrales campesinas, es
decir, de diputados obreros y campesinos, poniendo en pie la representación
democrática de los millones de explotados de Bolivia, tendría
inmediatamente un millón de veces más autoridad que Mesa, que
el parlamento fantoche y que el puñado de representantes de los monopolios
imperialistas y políticos patronales que conspiran contra el pueblo en
pactos de trastienda. Podría inmediatamente emitir un decreto revolucionario
resolviendo la nacionalización sin pago y bajo control obrero de todos
los recursos naturales, y llamando a arrancar de las cárceles de Mesa
y del régimen infame a los dirigentes de la comuna de Ayo Ayo, a los
campesinos sin tierra y a todos los luchadores presos.
El imperialismo y la burguesía ya convocaron una vez a las clases medias
reaccionarias a ganar las calles en contra de los obreros y los campesinos.
Si lo necesitan, mañana no dudarán en sacarla de nuevo a las calles,
pero armadas, para aplastar a los explotados y a sus organizaciones de lucha.
A las fuerzas armadas y a la policía las preservan, para tenerlas listas
cuando lo necesiten para que vuelvan a masacrar al pueblo. Frente a ello, este
Congreso obrero y campesino podría poner en pie inmediatamente las milicias
obreras y campesinas, y lanzar un llamamiento a la base del ejército
-los hijos de los obreros y campesinos bajo armas- a desconocer a sus oficiales,
poner en pie comités de soldados armados, y a mandar sus delegados a
ese Congreso obrero y campesino.
En este Congreso, las bases obreras y campesinas se sacarían de encima
a la dirección colaboracionista de la COB, y constituirían un
verdadero estado mayor revolucionario obrero y campesino que organice una lucha
decisiva con milicias obreras y comités de soldados, para tirar abajo
al gobierno y al régimen de la Rosca, para que sea ese Congreso el que
tome todo el poder en sus manos.
Alianza de la clase obrera con los campesinos pobres dirigida por el proletariado; o subordinación de los explotados a la burguesía nacional
-XVII-
La dirección
de la COB, al subordinar el proletariado a la burguesía, rompe la alianza
obrera y campesina, y traiciona al campesino pobre, dejándolo sin solución
y arrojándolo a los brazos de la burguesía.
Sólo el proletariado puede dar solución efectiva a las demandas
y penurias del campesino pobre, por el rol decisivo que juega en la producción:
porque son los obreros los que extraen el petróleo, el gas, los minerales;
los trabajan, los refinan, los transportan. Son los trabajadores los que manejan
los bancos, los transportes, etc. La clase obrera es la que puede darle solución
al campesino pobre, no sólo tomando los campos petroleros o bloqueando
los caminos, sino con los obreros tomándose las refinerías, los
bancos, las minas, los gasoductos, es decir, expropiando a la burguesía
y tomando en sus manos los resortes claves de la economía, para darle
la tierra al campesino pobre, condonar sus deudas, darle créditos baratos,
garantizarle acceso al agua, proveerlo de maquinaria agrícola, etc.
Pero la condición para que el proletariado pueda soldar la alianza obrera
y campesina y acaudillarla, es su absoluta independencia de la clase enemiga.
Un Congreso nacional de delegados obreros de la COB y las centrales campesinas,
levantando una política y un programa obrero independientes, poniendo
en pie milicias obreras y comités de soldados y demostrando en las calles
al campesino que está dispuesto a ir hasta el final en la lucha, arrancaría
rápidamente a los campesinos pobres de la influencia de Morales y demás
direcciones pequeñoburguesas, y de la subordinación que éstos
les imponen a la burguesía nacional.
La llama del doble poder obrero y campesino está viva en la coordinación de las organizaciones de lucha de El Alto revolucionario, y en los bloqueos de caminos
-XVIII-
El objetivo de
Solares y compañía, es liquidar el carácter de organismos
de semi-doble poder que le dieron las masas a la COB y a las centrales campesinas.
Con la tregua de ayer y con la subordinación que imponen hoy a la burguesía
nacional, han logrado debilitar extremadamente a esas organizaciones como organismos
para la lucha política de masas.
Pero gracias a la enorme energía revolucionaria de las masas, no han
logrado completamente su cometido: la llama del doble poder está viva
en la coordinación de las organizaciones de lucha de la ciudad obrera
de El Alto, que garantizaron nuevamente ocho días de paro con piquetes
y comités de huelga; que -mientras Morales y Solares levantaban el paro
y los bloqueos y se subordinaban a la política burguesa de 50% de regalías-,
votaron en sus cabildos y en sus ampliados un programa que decía "que
se vayan Mesa, sus ministros y todos los parlamentarios"; y de lucha por
la nacionalización de los hidrocarburos, por la que dieron su vida y
su sangre los 60 obreros y campesinos muertos y los más de 400 heridos
en El Alto en la batalla de octubre. ¡No es casual que el diario burgués
La Razón de Bolivia, haya salido a alertar que en El Alto "hay un
soviet bien estructurado"!
De la misma manera, la llama del doble poder se mantiene viva en las organizaciones
que garantizaron durante días, con sus piquetes y sus embriones de milicias,
el bloqueo de las carreteras, bloqueando al país e impidiendo el transporte
de mercaderías, estableciendo un doble poder territorial de hecho.
Allí, en El Alto y en los bloqueos de rutas, está vivo y se mantiene
el poder de los obreros y los campesinos pobres de Bolivia. ¡La COR y
las organizaciones de lucha de El Alto; las organizaciones que garantizaron
los 72 bloqueos de carreteras en siete departamentos del país, tienen
toda la autoridad para convocar ya a ese Congreso obrero y campesino de delgados
de base de la COB y las centrales campesinas, para que ponga en pie las milicias
obreras, los comités de soldados, para que organice la lucha decisiva
que tire abajo al gobierno, que disuelva el parlamento fantoche, y para que
tome todo el poder en sus manos imponiendo un gobierno obrero y campesino de
las organizaciones de lucha y de autodefensa de las masas!
En el despertar de la clase obrera norteamericana y en la heroica resistencia de las masas iraquíes, el proletariado y los campesinos pobres de Bolivia tienen a sus mejores aliados
-XIX-
La política
que están llevando adelante las direcciones reformistas, de colaboración
de clases, de sostener a Mesa y subordinar a los obreros y campesinos a la burguesía
nacional, no es "autóctona": es la nefasta política
de esa "Internacional" contrarrevolucionaria que es el Foro Social
Mundial de Lula, Chávez, la burocracia castrista restauracionista, las
burocracias sindicales de todo pelaje, etc., del cual Morales, Quispe y Solares
son los representantes en Bolivia. En la quinta reunión anual de este
Foro de traidores, que viene de realizarse en Porto Alegre, discutieron minuciosamente
cómo estrangular la revolución boliviana, como lo hicieron ayer
con la revolución argentina.
Morales, Solares y todos los dirigentes traidores quieren hacerles creer a los
obreros y campesinos bolivianos que podrán conquistar sus demandas y
solucionar sus penurias de la mano de la burguesía nacional, con regalías,
Constituyente, o elecciones anticipadas.
-XX-
De la misma manera,
quieren hacerles creer al proletariado y a los explotados de Bolivia que sus
aliados son los gobiernos burgueses como el de Chávez, que le vende petróleo
al imperialismo yanqui que masacra en Irak, y que viene de acordar con el fascista
Uribe de Colombia "luchar en común contra el terrorismo".
Les dicen, como Solares, que su aliado y su "modelo" debe ser Fidel
Castro, que fue a la Argentina a decirles a los trabajadores que había
que apoyar al "antineoliberal" Kirchner, y que con el conjunto de
la burocracia castrista, prepara la restauración capitalista en Cuba.
Les quieren hacer creer que sus aliados son los gobiernos cipayos y entreguistas
de Lula y Kirchner, cuando en el Brasil de Lula, sólo en este último
año, 60 campesinos sin tierra cayeron acribillados por las guardias blancas
de los hacendados; cuando en Argentina siguen presos decenas de luchadores y
miles de ellos están procesados por la justicia patronal. O Tabaré
Vázquez, que es el que viene a garantizar la continuidad del régimen
burgués y de los intereses del imperialismo en Uruguay.
¡No son las burguesías nacionales, ni la burocracia castrista los
aliados de los obreros y campesinos bolivianos! ¡Esos son sus enemigos!
Sus aliados son los heroicos combatientes de la resistencia iraquí; son
los obreros brasileños que se agrupan en la CONLUTAS para enfrentar a
Lula y a la burocracia pelega de la CUT; son los trabajadores del Subte, telefónicos,
docentes, etc. de Argentina, que pugnan por entrar a la lucha enfrentando al
gobierno de Kirchner y a la podrida burocracia sindical de la CGT y el CTA.
Pero, sobre todo, el aliado de los obreros y explotados bolivianos, es el proletariado
norteamericano, y en particular, sus sectores más explotados, los obreros
negros, latinos, e inmigrantes tratados como parias por la burguesía
yanqui y por la burocracia sindical de la AFL-CIO. Sus aliados son los obreros
del Local 10 del Sindicato de los portuarios en Oakland, y los obreros negros
e inmigrantes que han puesto de pie en los Estados Unidos el Movimiento de la
Marcha del Millón de obreros contra la guerra, con un programa de lucha
clase contra clase y antiimperialista, y que llaman a recuperar el 1° de
Mayo como día de lucha mundial coordinada de toda la clase obrera. Son
los obreros portuarios que este 19 de marzo, a dos años del inicio de
la guerra de coloniaje imperialista contra Irak, salieron a la huelga negándose
a cargar y descargar barcos en toda la Bahía de San Francisco. ¡Estos
son los verdaderos aliados de la clase obrera y los campesinos de Bolivia y
de América Latina!
Se agudiza la
crisis de dirección revolucionaria del proletariado.
Es necesario luchar por que el proletariado ponga en pie, centralice y arme
sus organismos de doble poder, para que en ellos se forje y madure el partido
revolucionario que éste se merece
-XXI-
Este nuevo momento
de la revolución boliviana vuelve a mostrar con total crudeza, y a la
vez agudiza, la crisis de dirección revolucionaria del proletariado.
Por su causa, es decir, por la acción de la direcciones traidoras que
tiene a su frente, la clase obrera ya dejó escapar el poder en Octubre,
lo que hizo que la revolución quedara inconclusa y que a cada paso ésta
esté en peligro.
Así, lo sucedido en estos dos primeros meses de 2005, y en particular
en las últimas semanas, configura una nueva y enorme traición
del stalinismo y del castrismo -encarnado en la figura de Solares- a las heroicas
masas bolivianas. Por segunda vez en menos de dos años, el castrismo
juega el rol central de impedir que el proletariado boliviano avance decisivamente
hacia el triunfo de su revolución, en el camino de la preparación
de la insurrección y de la toma del poder. Estamos frente a una nueva
traición histórica del castrismo, del calibre de su traición
a la grandiosa revolución chilena de los Cordones Industriales en los
'70; o de la revolución centroamericana de los '80. ¡La clase obrera
boliviana y de toda América Latina tiene ya una nueva cuenta pendiente
que saldar con la burocracia castrista y con sus secuaces stalinistas en el
continente!
Pero el castrismo y las direcciones reformistas no podrían consumar su
traición impunemente, sin el concurso y la colaboración de los
renegados del trotskismo, en particular, del POR de Lora. Cuando se juegan horas
decisivas, de vida o muerte para los obreros y campesinos, el POR está
traicionando la tercera revolución boliviana: mientras se llena la boca
de fraseología revolucionaria hablando de "insurrección"
-sin hablar de milicias obreras, ni de armamento de las masas, sin plantear
un curso de acción a la vanguardia obrera-, en toda reunión obrera
dice que hay hacer un "Frente Revolucionario Antimperialista" como
en 1971... es decir, un frente con la burguesía nacional; pero eso sí,
fortaleciéndolo con un general "patriota" como fuera el general
Torres en el FRA de los '70.
Otros, como la LOR-CI -grupo satélite del PTS de Argentina- en el colmo
del cretinismo parlamentario y sindicalista, llaman a que la COB ponga en pie
un "instrumento político", un Partido de trabajadores. Es decir,
llaman a disolver a la COB, a la que los obreros y campesinos pobres le han
dado un carácter de organismo de semi-doble poder, en un partido reformista
con el que participar de las elecciones y de la Asamblea Constituyente que prepara
la burguesía.
La tercera revolución boliviana marca así la total bancarrota
de los renegados del trotskismo.
-XXII-
Se ha establecido
en Bolivia una carrera de velocidad entre el acercamiento de los combates decisivos,
los preparativos de las fuerzas de la reacción y la contrarrevolución
para tratar de abortar, de desviar, o en el futuro, de aplastar a sangre y fuego
la revolución; entre la lucha revolucionaria de las masas que pugnan
por romper el corset de las direcciones traidoras, y la inexistencia de un partido
revolucionario.
Lo único que puede ayudar a cerrar rápidamente esa brecha, es
que la clase obrera y los campesinos pongan en pie, centralicen y armen sus
organismos de democracia directa, los soviets -que es lo que más ha retrocedido
en la revolución boliviana, por la acción de las direcciones traidoras.
En esos organismos, las masas pueden hacer rápidamente la experiencia
y desembarazarse de las direcciones traidoras, porque en ellos se ponen a prueba
todos los días los programas y las políticas, y quedan al desnudo
las traiciones de las direcciones reformistas. Por esa razón, en esos
organismos, un pequeño núcleo de revolucionarios puede luchar
abiertamente por ganar a las masas, permitiendo que éstas se convenzan
de la justeza de su programa por su propia experiencia, a condición de
luchar inclaudicablemente contra las direcciones traidoras y de marcarles a
cada paso, quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos; y a
condición de combatir contra los liquidadores del trotskismo cuya total
bancarrota e impotencia se ha marcado al rojo vivo en la revolución boliviana.
Para ello, es indispensable que ese núcleo de revolucionarios sea parte
del combate por reagrupar internacionalmente a las fuerzas sanas del trotskismo,
enfrentando en todo el mundo a las direcciones traidoras y a los liquidadores
de la IV Internacional que las sostienen.
La agrupación obrera-estudiantil Octubre Rojo Internacionalista (integrante
de la FTI-CI), surgida al calor de la rebelión de los estudiantes de
la UTO de Oruro, ha tomado en sus manos esta lucha. Ayudar a ese cometido es
una tarea de todas las fuerzas sanas que peleamos por una Conferencia Internacional
de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias,
en el camino de volver a poner en pie el Partido mundial de la revolución
socialista que la clase obrera mundial necesita para vencer: la IV Internacional
regenerada y refundada.
Fracción
Trotskista Internacionalista - Cuarta Internacional
22 de marzo de 2005
¡Ni un centímetro cúbico de gas, ni una gota de petróleo deben salir de Bolivia para los monopolios imperialistas ni para las burguesías cipayas del continente, a través de Argentina, Chile, Perú, Brasil!
Lula y Kirchner
intervinieron directamente en la crisis política en Bolivia, sosteniendo
abiertamente a Mesa. No es casual: ambos son tan sirvientes de Bush y testaferros
de los monopolios imperialistas como lo es Mesa. Están al servicio de
que los monopolios puedan seguir saqueando el gas de Bolivia y haciendo jugosas
ganancias. Están al servicio de que esos monopolios roben el gas boliviano
y se lo vendan a precio vil a Argentina, Brasil, Chile, Perú, donde las
empresas imperialistas instaladas en esos países y sus socios menores
de las burguesías nativas necesitan garantizarse la provisión
de gas para mantener el ciclo de crecimiento y las enormes ganancias que están
realizando sobre la base de la superexplotación de la clase obrera y
la expoliación de esas naciones.
De todas maneras, y como la situación política sigue siendo muy
convulsiva en Bolivia, mientras sostienen abiertamente a Mesa, todos siguen
con un ojo y mantienen buenas relaciones con Morales (es decir, con el vocero
de la burguesía nacional que está regateando su tajada de la renta
petrolera). ¡No vaya a ser que mañana Evo Morales esté en
el gobierno, y les toque negociar directamente con él!
Así, Chávez lo invita a Venezuela y Tabaré Vázquez
lo invitó a su asunción. De vuelta de Uruguay, Evo Morales pasó
por Argentina y fue recibido en la Casa Rosada. Es más, cada dos por
tres, Kirchner lo manda a su agente, el burócrata piquetero D'Elía,
a visitar a Evo Morales y a pasearse con él por algún foro internacional.
Frente a esta santa alianza de monopolios imperialistas chupasangres y burguesías
cipayas para saquear los hidrocarburos bolivianos, los trabajadores argentinos,
peruanos, chilenos, brasileños y de toda Sudamérica, tenemos una
tarea internacionalista impostergable: levantar un grito de combate unificado
que diga que ¡Ni un centímetro cúbico de gas; ni una
gota de petróleo deben salir a través de nuestros países
para los monopolios ni para las burguesías cipayas! ¡Sólo
permitiremos que salgan cuando sea por decisión soberana de los obreros
y campesinos bolivianos en el poder!
¡Hay que exigirles e imponerles a todas las organizaciones obreras y campesinas
del continente que rompan toda subordinación a sus burguesías,
y organicen y coordinen una lucha continental unificada con paros, piquetes,
bloqueos de puertos y huelga general, para impedir el saqueo de los hidrocarburos
de nuestros hermanos bolivianos, y que pongan en pie un movimiento obrero y
campesino continental para enfrentar al imperialismo y a todos sus lacayos!
Hoy, cuando las direcciones
reformistas llevan a las masas revolucionarias obreras y campesinas de Bolivia
a los pies de la burguesía nacional, las corrientes de los renegados
del trotskismo, consecuentes con su rol de comparsa del Foro Social Mundial,
sostienen "por izquierda" la política traidora de Morales,
Quispe y Solares.
Así, el POR de Lora, que tiene un gran peso y una influencia decisiva
en la vanguardia obrera, desde el inicio mismo de la revolución se ha
ubicado cubriéndole el flanco izquierdo a Solares y la dirección
castrista de la COB. Los distintos momentos de la revolución han encontrado
al POR negándose a luchar por que se pongan en pie los organismos de
doble poder y por conquistar el armamento de las masas, y siempre a los pies
de la dirección de la COB. Todo sector radicalizado que tiende a romper
con la política de Solares, se encuentra con el POR que intenta llevarlo
nuevamente sus pies.
Hoy el POR lleva esta política hasta el final y se revela como el mejor
consejero del "Pacto Revolucionario de Unidad" firmado por Morales
-el vocero de los intereses de la burguesía nacional-, por Solares, Mamani,
Olivera, etc.
Así, por un lado, en su prensa escrita repite su habitual cantinela de
"insurrección" y "dictadura del proletariado" en
general -sin decir palabra, por supuesto, de la lucha por las milicias obreras
y campesinas, de la necesidad de dividir al ejército y llamar a los soldados
a organizarse en comités-, y mientras denuncia a Evo Morales, se calla
bien la boca sobre la traición de Solares y la dirección de la
COB que subordinan al proletariado a la burguesía nacional. Por otro
lado, los dirigentes y cuadros del POR Lora no pierden oportunidad, en los ampliados
de la COB y en cuanta reunión obrera puedan intervenir, de gritar a los
cuatro vientos que hay que hacer un "Frente Revolucionario Antiimperialista"
(FRA). Esto es, reeditar el FRA de 1971, conformado por el general Torres (que
había sido destituido de la presidencia por el golpe militar de Banzer)
y por los oficiales "patriotas" dirigidos por el mayor Sánchez
Valdivia, los partidos stalinistas y maoístas, por Lechín, el
burócrata de la COB, el MIR, el Partido Socialista... y el POR de Lora.
Es decir, un frente de colaboración de clases de sectores de la burguesía
nacional y militares "patriotas" como Torres, la burocracia de la
COB, el stalinismo en todas sus variantes y el POR.
El FRA se constituyó luego del triunfo del golpe militar de Banzer y
de la disolución y destrucción de la Asamblea Popular -un organismo
pre-soviético-, golpe que se impuso justamente porque todos los partidos
que luego se agruparon en el FRA, incluido el POR, se negaron a armar a la Asamblea
popular organizando las milicias, dividiendo al ejército y ganándose
a la base del ejército.
Hoy el POR Lora pretende repetir esta nefasta experiencia. Actúa como
consejero de Morales, Quispe y Solares, que con su "Pacto revolucionario
de unidad" en el que la clase obrera y los campesinos pobres están
subordinados a la burguesía nacional y a su programa, han puesto en pie
de hecho, precisamente, un "Frente Revolucionario Antiimperialista".
Lo que les dice el POR es que deben buscar un militar "nacionalista",
patriota, para que realmente el "Pacto de Unidad Revolucionaria",
es decir, el FRA que han conformado, sea creíble, se fortalezca, tenga
peso real y autoridad para que la burguesía nacional regatee su tajada
en mejores condiciones.
Así el POR de Lora, después de plantear durante décadas
la seudo teoría de la "excepcionalidad boliviana", de los supuestos
"oficiales rojos" con los que hay que hacer un frente revolucionario
antiimperialista, hoy ha roto toda amarra con el trotskismo y ha devenido de
hecho en una corriente con una estrategia etapista de buscar militares "patriotas"
y "progresistas", es decir, en una correa de transmisión de
la política stalinista. En ausencia de un partido stalinista de peso,
el POR Lora actúa como consejero "proletario" de la burocracia
de Solares y Quispe, y les aconseja sobre cuál es la mejor forma de engañar
a las masas y llevarlas al pantano de la conciliación de clases y los
acuerdos con la burguesía nacional. La traición del POR a la tercera
revolución boliviana ya es un hecho, ya se ha consumado, y con ella,
su bancarrota definitiva.
LOR-CI: el cretinismo parlamentario y sindicalista llevado hasta el ridículo
Otros grupos como
la LOR-CI -el grupo satélite del PTS de Argentina-, ya desde febrero
de 2003, han sido pioneros de la política menchevique de levantar, en
medio de la revolución, la lucha por una Asamblea Constituyente como
consigna central y estratégica para todo un período de la lucha
de clases.
Hoy repiten la misma política menchevique y pacifista. Hablan de luchar
por un gobierno obrero y campesino, de poner en pie una Asamblea Popular de
delegados de base de la COB y las centrales campesinas, de luchar por una Asamblea
Constituyente Revolucionaria convocada sobre las ruinas del actual régimen....
pero no dicen que no hay forma inclusive de imponer esa famosa Constituyente
revolucionaria -ni qué hablar de conquistar un gobierno obrero y campesino!-,
sin destruir a las fuerzas armadas, pilar del estado burgués, es decir,
sin poner en pie milicias obreras, sin dividir al ejército con comités
de soldados que den vuelta el fusil contra el oficial y se pasen con sus armas
del lado de los obreros y campesinos.
Vuelven a demostrar así que, como todo menchevique, utilizan las consignas
democrático-revolucionarias no para impulsar la autoorganización
y el armamento de las masas, sino como un dogal al cuello del proletariado,
y vuelven a hacer gala de un pacifismo vergonzoso.
Pero hoy, sin embargo, la LOR-CI ha puesto el eje de su política en luchar
por que la dirección de la COB ponga en pie "... un instrumento
político de los trabajadores, para defender la independencia política
efectiva de la clase obrera, basado en la COB y los sindicatos, con la más
amplia democracia interna y libertad de tendencias" (Declaración
Política de la LOR-CI, 16 de marzo 2005).
Lo que está proponiendo es que la clase obrera boliviana se dedique a
poner en pie un PT, un Partido de Trabajadores. Esto ya es ridículo.
Para los trotskistas, el llamado a poner en pie un PT es sólo una táctica
circunstancial que puede ser aplicada en tal o cual país en determinadas
circunstancias, para que la clase obrera pese en la vida política nacional.
Pero, ¡el proletariado boliviano con la COB ya pesa enormemente en la
vida política de Bolivia! ¡El problema no es que no tenga un PT,
sino el carácter contrarrevolucionario de la dirección de la COB,
que le ata las manos y la subordina a la burguesía nacional!
La LOR-CI, con su política de PT, está llamando a disolver a la
COB - a la que a cada paso los obreros le han dado el carácter de organismo
de semi-doble poder- en un partido reformista para intervenir en la Asamblea
Constituyente y las elecciones que prepara la burguesía.
Está planteando hoy para Bolivia la misma política que tuvieron
a fines de los 70 y principios de los '80 en Brasil, la Iglesia y Lula, que
disolvieron el embrión de soviet que era la coordinadora de los comités
de fábrica que los obreros habían constituido, en la fundación
y puesta en pie del PT como partido obrero reformista.
Por eso no es casual que Solares haya salido a decir después del último
ampliado de la COB, que "prepara la conformación de un partido
político de los trabajadores" (Bolpress, 18/03/05). La política
de la LOR-CI le viene como anillo al dedo, y le cubre la espalda.
Jose Vidal
22 de Marzo de 2005
31 de Mayo de 2005.-
Las masas obreras
y campesinas bolivianas han iniciado un nuevo embate revolucionario. Este levantamiento
no es un rayo en cielo sereno en América Latina: se produce apenas semanas
después de que los trabajadores y los estudiantes ecuatorianos, con una
irrupción independiente de masas, derribaran al gobierno cipayo de Gutiérrez,
dirigiendo su grito de "Que se vayan todos" no sólo contra
las instituciones burguesas, el parlamento y los políticos patronales,
sino también contra las direcciones stalinistas, maoístas-castristas
que habían llevado a Gutiérrez a la presidencia y que, junto con
el Foro Social Mundial, lo sostuvieron.
El imperialismo yanqui logró imponer la derrota nacional a Irak y el
aplastamiento de la clase obrera y el pueblo palestino y, gracias a la acción
de las direcciones traidoras, una política de contención en América
Latina, estrangulando la lucha revolucionaria de las masas en Argentina y conteniéndola
en Bolivia. Una vez hecho esto, ha relanzado su ofensiva para ir por todo en
su patio trasero, para imponer nuevos estatutos de coloniaje con los TLC y el
CAFTA, para garantizarse el saqueo de los recursos naturales de las naciones
del continente y el pago de las deudas externas.
El reinicio de un levantamiento revolucionario de las masas en Ecuador y ahora
en Bolivia, la lucha obrera y estudiantil en Nicaragua y Costa Rica, la revuelta
estudiantil en Chile, el ascenso de las luchas obreras y estudiantiles en Argentina,
son la respuesta antiimperialista de las masas latinoamericanas a la redoblada
ofensiva imperialista. Los levantamientos revolucionarios en Bolivia y Ecuador
en América Latina; Kirguistán y Uzbekistán en Eurasia,
cuestionan la estabilidad lograda por el imperialismo con sus triunfos contrarrevolucionarios,
mientras se mantiene la heroica resistencia de las masas iraquíes y resurge
la lucha antiimperialista de las masas en Afganistán en el corazón
del nuevo protectorado yanqui.
Los acontecimientos de Bolivia se aceleran día a día. El gobierno
de Mesa no objetó la ley de hidrocarburos votada por el parlamento. Esta
ley quedó así automáticamente promulgada. Es indudable
que, ante el temor al levantamiento revolucionario de las masas, la burguesía
cede algunos puntos de regalías de los hidrocarburos, para mantener el
conjunto del negocio.
Esa es la política de Evo Morales: la de negociar los porcentajes de
las regalías, una discusión entre fracciones burguesas, donde
la burguesía nativa como socia menor de la explotación de las
riquezas de la nación boliviana, pide migajas de las enormes ganancias
del saqueo del gas y del petróleo, mientras el imperialismo se lleva
la parte del león.
Los obreros y campesinos, con los mineros en primera línea, vuelven a levantarse con un objetivo certero: "Nacionalización del gas sin indemnización, fuera Mesa, cierre del Parlamento"
Pero la promulgación
de la ley, lejos de calmar la situación, la agudizó. Desde el
lunes 16 de mayo, las masas revolucionarias de Bolivia han ganado las calles,
con piquetes, bloqueos, paros generales como el de los maestros, y barricadas,
imponen la consigna del momento: ¡nacionalización sin indemnización
del gas y el petróleo, abajo Mesa y cierre del parlamento sirviente de
las petroleras!
Desde el lunes 16 no cesan las manifestaciones en La Paz, con miles de obreros
y campesinos, ahora encabezados por los mineros, cercando el parlamento y protagonizando
batallas campales con la policía, respondiendo con "cachorros"
de dinamita a los balines y a los gases lacrimógenos. El Congreso de
la Federación de trabajadores mineros que se estaba realizando en Huanuni
suspendió sus sesiones, y los mineros ya están en La Paz a la
cabeza de la lucha. Los docentes urbanos y rurales han declarado la huelga indefinida.
El 20 de Mayo, El Alto paró por 24 horas, bloqueó la Autopista,
y nuevamente decenas de miles se movilizaron en La Paz con los mineros, ante
lo cual la burguesía, aterrorizada, desalojó el parlamento, mientras
prepara la huelga general indefinida que comenzará el lunes 23 de mayo
decidida por el ampliado de la COR de El Alto junto a los mineros, la COB, la
Fejuve, los estudiantes, el magisterio y otros sectores en lucha.
Como en febrero de 2003, con el grito de "Fusil, metralla, Bolivia no se
calla", como en octubre de 2003 con el de "El gas y el petróleo
para los bolivianos", con los constantes levantamientos de las masas éstas
van tomando consciencia, a partir de su experiencia, de las distintas maniobras
burguesas frente a la situación revolucionaria, sin embargo, sin la presencia
del factor subjetivo del partido marxista y lo que ello depara.
Con este grado de experiencia, las masas acorralan no solo al gobierno de Mesa
sino también a las propias direcciones traidoras de la COB y las centrales
campesinas. Las masas revolucionarias irrumpieron, a pesar de estas direcciones,
en febrero de 2003 y en octubre del mismo año derrocaron al gobierno
asesino de Goni. Las direcciones de la COB y las centrales campesinas, expropiando
la lucha de las masas insurrectas, le entregaron entonces el poder a Mesa, continuador
de Goni, un nuevo gobierno de la Rosca y las petroleras.
Durante un año y medio, se le dieron treguas y pactos al nuevo gobierno
de la Rosca. La burguesía nativa, con Evo Morales a la cabeza, utilizó
esta enorme movilización de masas para regatear su porción de
la torta hidrocarburífera.
Hoy, en este tercer levantamiento revolucionario de las masas, los obreros y
campesinos tienden a romper la conciliación con las distintas fracciones
burguesas que sus direcciones imponen, y polarizan toda la situación
boliviana y de América Latina.
Así, de un lado ha quedado la Rosca, con su gobierno y su parlamento
fantoche; la dirección castrista de la COB y el representante de la burguesía
nativa, Evo Morales regateando migajas de la expoliación de la nación
y de la explotación de la clase obrera y los campesinos bolivianos. Del
otro lado, en la barricada de enfrente, están las masas revolucionarias
obreras y campesinas al grito de "¡Fuera Mesa, abajo el parlamento
y nacionalización sin indemnización del gas y el petróleo!"
De la misma manera, de un lado han quedado los sirvientes del Foro Social Mundial,
sosteniendo a Mesa como ayer sostuvieron a Gutiérrez -el sirviente del
FMI- en Ecuador. Del otro, y junto a las masas obreras y campesinas en lucha,
los trotskistas internacionalistas, los revolucionarios latinoamericanos. Son
dos barricadas opuestas en la lucha de clases en Bolivia y en todo el continente.
La burguesía
se divide alrededor de cómo enfrentar a las masas que se levantan y reinician
la revolución
Las direcciones traidoras se ponen, una vez más, a su servicio.
Ante este nuevo
embate revolucionario de las masas, la burguesía se ha dividido. Por
un lado, resurgen las tendencias secesionistas de la burguesía de Santa
Cruz, Tarija y la Medialuna que tienen bajo sus pies la amplia mayoría
de las reservas de gas y petróleo boliviano y que, azuzadas por las petroleras
imperialistas, han convocado por su cuenta a un referéndum autonómico
para agosto. Por el otro, hay otras dos políticas burguesas para tratar
de impedir que las masas terminen tirando abajo a Mesa y no dejando piedra sobre
piedra del régimen de la Rosca.
Un sector de la burguesía, con Mesa y Evo Morales a la cabeza, impulsa
una salida de reacción democrática, tratando de desviar a las
masas a elecciones para una Asamblea Constituyente, elecciones de prefectos
y referéndum de autonomías, para salvar al régimen y al
estado burgués de conjunto, y que así las distintas fracciones
de la burguesía puedan discutir en estas instituciones del régimen
el reparto de la renta petrolera y de la plusvalía arrancada a la clase
obrera. Al servicio de esta política burguesa está, como ya dijéramos,
Evo Morales, que afirma que no quiere que caiga Mesa y que le aconsejara que
pusiera al ejército a ocupar los pozos petroleros ante la amenaza de
que éstos sean tomados por las masas en lucha. Quiere descomprimir la
lucha revolucionaria de los obreros y campesinos y desviarla hacia el terreno
de las elecciones y los referéndums, para salvar al gobierno de Mesa,
al régimen infame de la Rosca y a estado burgués que se derrumban
en Bolivia.
Otra fracción de la burguesía apuesta a abortar el levantamiento
revolucionario de las masas implementando una salida de tipo nacionalista burguesa.
Es decir, que se vaya Mesa y asuma algún militar que aparezca como "patriota",
que pueda expropiar la lucha antiimperialista y revolucionaria de las masas
bolivianas, como lo hiciera Chávez en Venezuela. Solares y la dirección
castrista de la COB están al servicio de esta otra salida que prepara
la burguesía, aunque presionados por las masas revolucionarias se hayan
visto obligados a plantear la necesidad de la renuncia de Mesa, el cierre del
parlamento y la renuncia de Mesa.
Así, Solares dijo que "Si hubiera un militar honesto como Hugo
Chávez, lo apoyaría" (Clarín, 20/05/05). Pero
la lección de Venezuela demuestra con claridad a los obreros y campesinos
de todo el continente que, de la mano de Chávez, el petróleo venezolano
es para que Bush alimente su maquinaria de guerra en Irak y para que la Repsol
haga superganancias. De la misma manera, de la mano de cualquier general o coronel
del ejército boliviano asesino, aunque Solares lo disfrace de "patriota",
el gas será para los yanquis, y no para los obreros y campesinos. Mientras
tanto, el POR de Bolivia -que ya renegó abiertamente del programa del
trotskismo- llama a convocar a una Asamblea Popular como en 1971; es decir,
para que a ella, como lo hiciera el general Torres en el '71, entre algún
militar supuestamente "patriota". El POR le da así una cobertura
programática a la política de colaboración de clases de
Solares y la dirección castrista de la COB.
El objetivo central de la dirección castrista de la COB y de Evo Morales
es impedir que las masas en su embate tiren abajo a Mesa, dejen destruido al
régimen de la Rosca y dividan al ejército ganándose a los
soldados rasos y que surja así un régimen de doble poder, preparatorio
de la insurrección.
Por eso, todas sus fuerzas están puestas en impedir que los mineros,
obreros, campesinos y estudiantes logren tomarse Plaza Murillo en La Paz -donde
se encuentra el edificio del parlamento- derrotando a la policía y al
ejército que la custodian, cuestión que desde hace diez días
pugnan por hacer.
Las direcciones traidoras temen como a la muerte que los obreros y campesinos
avancen por el camino que marcaron los trabajadores y los explotados de Ecuador.
Saben que si los obreros y campesinos toman la plaza y ocupan el parlamento,
el régimen de la Rosca y el estado burgués semicolonial boliviano
quedarían descalabrados, y se abriría un período de doble
poder donde las masas opondrían al estado burgués dislocado, su
propio poder, con sus organismos de lucha, democracia directa y autodefensa.
Por ello, en las distintas regiones y departamentos han decidido no marchar
masivamente hacia La Paz, sino enviar sólo delegaciones de las COD's
y COR's, de los Comités Cívicos, encabezadas por dirigentes burocráticos
cuya tarea es frenar a las masas y sacarlas de la Plaza Murillo. Todos los burócratas
de la COB, COD, COR's y comités Cívicos que se agolpan en La Paz,
aunque tiren algunos "cachorros" de dinamita, están con el
único objetivo de que las masas no tomen la Plaza Murillo y el parlamento.
Por eso, Evo Morales llamó a levantar los cortes y dio tregua hasta el
lunes 30 de mayo.
Un sector de la burguesía está tratando de reunir al parlamento
fantoche -que debe sesionar cercado por los mineros, obreros y campesinos que
han vuelto a ocupar La Paz y se enfrentan a la policía tratando de tomar
la Plaza Murrillo y la sede el Congreso-, para que éste conspire contra
las masas que se han levantado, ya sea adelantando las elecciones presidenciales,
impulsando referéndums o la convocatoria a una Asamblea Constituyente
amañada, para impedir que las masas, en su embate revolucionario, terminen
tirando abajo a Mesa y al propio parlamento, y abriendo una crisis revolucionaria
en las alturas.
Mientras tanto, la casta de oficiales de las Fuerzas Armadas asesinas alerta
sobre el "peligro de la desintegración". ¡Qué
falacia!: la verdadera desintegración de la nación boliviana la
han provocado las pandillas capitalistas, las petroleras y la burguesía
nativa. La han provocado las burguesías nativas de América Latina
que, colgadas de los faldones de las empresas petroleras como la Repsol, la
Petrobras, la British Petroleum, la Totalfina, intentan ser parte del saqueo
de las riquezas naturales de Bolivia expoliadas a través de Brasil, Argentina
y Chile. La desintegración es el programa de las burguesías nativas
de Santa Cruz, Tarija y la Medialuna, que están paradas sobre la mayor
parte de las reservas del gas y el petróleo de Bolivia, mientras el 80%
de la población de Bolivia tiene que usar leña, carbón
y hasta bosta seca para cocinar y combatir el frío.
Es la sed insaciable de ganancias y de lucro de los monopolios imperialistas
y de la burguesía nativa las que hunden a cada paso a la nación
boliviana oprimida. La única clase que unirá a la nación
y la salvará de la opresión y la desintegración, es la
clase obrera, acaudillando al campesinado pobre, imponiendo su gobierno, con
sus propias milicias, retomando las mejores tradiciones de la heroica revolución
de 1952.
Las Fuerzas Armadas, por el momento, se mantienen expectantes, y se preservan
como pilar del estado burgués y salvaguarda de su continuidad, preparándose
para ahogar a la revolución en un baño de sangre si no logran
contener y desviar la lucha revolucionaria de las masas. Pero la burguesía
sólo apelará a esta salida en última instancia, porque
es bien consciente de que, por ahora, si saca el ejército a las calles
a masacrar como hiciera Goni, corre el riesgo de que las masas revolucionarias
se ganen a los soldados conscriptos, y de esta manera las fuerzas armadas se
dividan y las masas destruyan a su casta de oficiales. Pero, de todas maneras,
este es el mayor peligro latente que se cierne sobre el levantamiento revolucionario
de las masas, puesto que, en última instancia, éste se definirá
en qué clase se gana a la base del ejército: si la burguesía,
para que aplastar a sangre y fuego a los obreros y campesinos; o si la clase
obrera y los campesinos pobres para poner en pie las milicias obreras y los
comités de soldados.
¡Viva el programa revolucionario del ampliado de la COR de El Alto y los mineros: abajo Mesa, disolución del parlamento fantoche, milicias obreras y gobierno provisional obrero y campesino para nacionalizar el gas y el petróleo, e imponer todas las demandas de la clase obrera y el pueblo boliviano!
La enorme gesta
revolucionaria que se ha reiniciado en Bolivia, debe triunfar. Solo un gobierno
provisional revolucionario obrero y campesino apoyado en los organismos de democracia
directa de las masas y en las milicias obreras y los comités de soldados,
podrá llevar al triunfo las más elementales demandas nacionales
de la clase obrera y el pueblo bolivianos, sobre las ruinas del régimen
de la Rosca del imperialismo y sus socios nativos, que son los verdaderos expropiadores
de las riquezas naturales de la Bolivia mil y una veces ultrajada y de toda
América Latina.
Las masas, traicionadas por las treguas y pactos de sus direcciones que sostuvieron
al sirviente de las petroleras Mesa, hoy se ponen de pie con un nuevo levantamiento
revolucionario. En el sentido inverso a la política de Morales y a la
de Solares, los obreros y explotados de El Alto revolucionario, marcan con claridad
el camino para llevar al triunfo este levantamiento de las masas. El 17 de mayo,
el ampliado de la COR de El Alto reunido junto a los mineros, los maestros,
las juntas vecinales, los estudiantes, votó como su programa la lucha
por abajo Mesa, disolución del parlamento fantoche, milicias obreras
y gobierno provisional obrero y campesino para nacionalizar el gas y el petróleo,
e imponer todas las demandas de la clase obrera y el pueblo boliviano, y
lo reafirmó en un nuevo ampliado el 25 de mayo. ¡Viva el programa
revolucionario de El Alto, que marca un claro curso de acción para la
preparación de una lucha revolucionaria decisiva que no deje piedra sobre
piedra del gobierno de Mesa y del régimen de la Rosca!
Esta resolución y este programa votados por la COR El Alto es una cachetada
a todos los liquidadores del trotskismo y a toda la izquierda reformista de
América Latina y del mundo, que afirman que el problema que tiene la
clase obrera es su "crisis de la subjetividad", "el atraso de
su conciencia", y no la sobreabundancia de direcciones traidoras. Porque
los hechos han demostrado que levantando en febrero de 2003 "Fusil, metralla,
Bolivia no se calla"; luego en octubre "Fuera Goni, el gas para los
bolivianos", y ahora el programa de la COR El Alto, con "nacionalización
del gas y los recursos naturales, gobierno obrero y campesino y milicias obreras",
la clase obrera ha marcado en Bolivia jalones de socialismo para toda la clase
obrera mundial.
Hace algunos meses, durante los acontecimientos de marzo, la burguesía
alertaba que en El Alto había "un soviet bien estructurado".
Y no se equivocaba: la COR de El Alto, coordinando y representando a los obreros,
a los mineros, a los estudiantes, maestros, gremiales, choferes y al conjunto
de las masas en lucha de esa ciudad revolucionaria, con sus resoluciones soberanas,
con su llamamiento a la huelga general indefinida, a poner en pie los piquetes
y las milicias -llamamiento que está siendo tomado ya por la COD de Oruro
y de otras ciudades- se está transformando en un organismo de las más
amplias masas en lucha, con una enorme autoridad. Es sin duda el punto más
alto alcanzado por la llama del doble poder que está viva en Bolivia,
que comienza a fortalecerse y a extenderse. No hay entonces tarea más
urgente que desarrollar, extender y centralizar los organismos de autodeterminación
y autodefensa de las masas en lucha, preparatorios de la insurrección
y la toma del poder. ¡Que las COD, las organizaciones campesinas que
están marchando desde Caracollo hacia La Paz, y todas las organizaciones
obreras, campesinas y estudiantiles en lucha elijan y envíen sus delegados
de base, revocables y con mandato a la COR de El Alto!
En el cartucho de dinamita del minero, en la piedra del bloqueador ya está
el embrión de la milicia obre ra, tal como lo plantea la resolución
de El Alto. Es necesario ponerlas de pie, porque cuando los generales asesinos
del ejército alertan sobre la "desintegración de Bolivia",
alertan contra la amenaza que la revolución significa para los bolsillos
de las petroleras y de los grandes capitalistas. Ellos están preparando
otro baño de sangre contra los obreros y campesinos. Pero también,
y como ya lo hicieran en Octubre de 2003, no les temblará el pulso para
asesinar a los soldados rasos -los hijos de los obreros y campesinos bajo armas-
que se negarán a reprimir a sus hermanos de clase.¡Hay que rodear
los cuarteles para traer al lado del pueblo a los soldados rasos, hijos de los
obreros y campesinos! ¡Hay que llamarlos a poner en pie comités
de soldados armados, y a enviar sus delegados a la COR de El Alto! ¡Por
la destitución de la casta de oficiales de las Fuerzas Armadas, asesina
del pueblo! ¡Que sean los comités de soldados los que designen
a sus jefes!
Con miles de delegados de base de los obreros y campesinos en lucha reunidos
en El Alto, se pondría en pie un organismo de las masas en lucha que
sería la única autoridad legítima y democrática
de la amplia mayoría del pueblo boliviano. Ese organismo sería
el único con legitimidad para imponer un gobierno provisional revolucionario
obrero y campesino apoyado en los organismos de democracia directa de las masas
y en las milicias obreras y los comités de soldados, para imponer de
forma inmediata, como primera medida, la nacionalización sin indemnización
y bajo control de los trabajadores del gas, del petróleo y de las minas;
la ruptura con el FMI, la entrega de las mejores tierras a los campesinos pobres;
la nacionalización de la banca sin pago y bajo control de los trabajadores,
la creación de un banco estatal único que otorgue créditos
baratos a los pequeños campesinos; un aumento general de salarios y la
escala móvil de salarios y de horas de trabajo, y salud y educación
públicas, gratuitas y de calidad para los trabajadores y el pueblo.
Este gobierno obrero y campesino revolucionario es el único que puede
garantizar la unidad de la nación boliviana, e inclusive el único
que puede convocar la instancia más democrática de la democracia
burguesa, como es una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana,
para que los campesinos terminen de agotar su experiencia y demostrarles que
aún la más democrática de las repúblicas burguesas
no es otra cosa que la envoltura de la feroz dictadura del capital, y que la
República Obrera, basada en la autoorganización y el armamento
de los obreros y campesinos en lucha, es la única que puede resolver
sus demandas, el problema de la tierra y la ruptura con el imperialismo.
Poner en pie, centralizar y armar los organismos de doble poder, para que en ellos se forje el partido revolucionario insurreccionalista que el proletariado necesita para vencer
Ante el nuevo embate
de las masas bolivianas, la crisis de dirección revolucionaria del proletariado
se agudiza al máximo. Se exacerba la acción de las direcciones
contrarrevolucionarias, sale plenamente a la luz la bancarrota de los renegados
del trotskismo que colaboran con ellas. El POR de Lora, que en 1952 terminara
apoyando al burgués "progresista" Paz Estenssoro y al MNR;
que en 1971 apoyara al general Torres y terminara en un frente de colaboración
de clases en el FRA, tampoco pasa hoy la prueba de la tercera revolución
boliviana. Ya ha roto toda amarra con la estrategia y el programa del trotskismo.
Estamos a las puertas de combates decisivos; la lucha revolucionaria de las
masas comienza a romper el corset de las direcciones traidoras, y las fuerzas
de la contrarrevolución se aprestan nuevamente para tratar de abortarla
o de aplastarla. Se ha establecido una carrera de velocidad entre estas condiciones
que se agudizan, y la inexistencia de un partido revolucionario internacionalista
que pueda conducir al triunfo a los obreros y campesinos.
Para cerrar esa brecha, para permitir que el verdadero partido de los proletarios
revolucionarios se ponga de pie, la clave es luchar por que la clase obrera
y los campesinos, como ya lo están haciendo en El Alto, constituyan,
extiendan, centralicen y armen sus organismos de democracia directa, de doble
poder. En esos organismos para la lucha, donde bajo los ojos vigilantes de las
masas se prueban todos los días los programas y las estrategias de las
organizaciones que dicen representar a la clase obrera y sus intereses, es donde
los obreros y campesinos pueden rápidamente hacer la experiencia y desembarazarse
de las direcciones traidoras. En esos organismos es donde puede soldarse la
alianza de la clase obrera con los campesinos pobres para acaudillarlos, y para
ello deberá romper toda subordinación a las distintas fracciones
burguesas. Es en esos organismos también donde un pequeño núcleo
de revolucionarios, luchando inclaudicablemente contra las direcciones traidoras,
marcándoles a cada paso a las masas quiénes son sus aliados y
quiénes sus enemigos y permitiendo que las éstas se convenzan
de la justeza del programa de los revolucionarios por su propia experiencia,
puede luchar abiertamente por ganar a las masas, y así ponerse de pie
el estado mayor revolucionario que éstas necesitan para triunfar.
Las fuerzas para conquistar ese estado mayor revolucionario, ya están:
son los mineros, los obreros, campesinos pobres y estudiantes revolucionarios
de El Alto que conquistaron ese programa. Son los mineros, los obreros y los
campesinos que en Oruro, en Cochabamba, en cada ciudad, cada toma de tierras,
en cada mina, se han reconocido en el programa de El Alto y buscan centralizar
y unificar su combate. El lugar de los revolucionarios internacionalistas está
con ellos, para confluir con estas fuerzas que ya se han destacado y poner en
pie así en Bolivia al trotskismo internacionalista, lucha que es inseparable
del combate por reagrupar internacionalmente a las fuerzas sanas del trotskismo,
enfrentando en todo el mundo a las direcciones traidoras y a los liquidadores
de la IV Internacional que las sostienen.
Un grito de lucha unificado de la clase obrera latinoamericana: ¡Ni un centímetro cúbico de gas ni petróleo boliviano deben salir de ese país, si no es autorizado por un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino!
Las burguesías
cipayas de Argentina, Brasil y Chile dicen que a causa de la lucha de las masas
bolivianas, aumentará el precio del gas. ¡Mentiras, son ellas,
las empresas petroleras y los gobiernos capitalistas de América Latina
los que, para obtener superganancias, hacen subir los precios de las riquezas
que se roban de sus propias naciones, en complicidad con los monopolios imperialistas!
¡Ni un centímetro cúbico de gas ni petróleo boliviano
deben salir de ese país, si no es autorizado por un gobierno provisional
revolucionario obrero y campesino! ¡Este debe ser el grito de lucha de
la clase obrera de Chile, Argentina, Brasil, y de todo el continente!
La lucha y el combate de nuestros hermanos de clase de Bolivia es una cachetada
a Chávez, que ha decidido que el petróleo venezolano no es para
los venezolanos, sino para Bush que alimenta con él la maquinaria de
guerra con la que masacra en Irak y Medio Oriente, y para la Repsol de la Corona
española.
La burocracia castrista -que les ha abierto de par en par, a las empresas imperialistas,
las puertas de Cuba, el primer Estado obrero latinoamericano- se ha ubicado,
al lado de Chávez y la Repsol, de Kirchner, Lula y Tabaré Vázquez,
en la barricada de enfrente de la revolución boliviana, de la misma manera
que ya lo hiciera en 1973 predicando la "vía pacífica al
socialismo" en Chile, y en los '80 entregando la heroica revolución
nicaragüense, salvadoreña y centroamericana con los pactos de Esquipulas
y Contadora. Estos "acuerdos de paz" significaron la sumisión
de Centroamérica que hoy está siendo recolonizada y asimilada
por el imperialismo yanqui al NAFTA, a través de los TLC y del CAFTA,
mientras los antiguos "comandantes" sandinistas y del FMLN se han
transformado en "yuppies" y en alcaldes aplicadores de los planes
del FMI y en comandantes de los ejércitos burgueses, como sucede en Nicaragua
y El Salvador.
El levantamiento revolucionario de las masas en Bolivia y la acción ejemplar
de las masas ecuatorianas, vuelven a poner a la orden del día para la
clase obrera y los explotados de toda América Latina, la necesidad de
unir sus demandas contra el saqueo imperialista, contra la explotación
y la esclavitud, y en primer lugar, de hacer suya la demanda de los obreros
y campesinos bolivianos: porque la lucha por que ni un centímetro cúbico
de gas ni de petróleo salgan de Bolivia para los monopolios, es la lucha
por la nacionalización sin pago y bajo control obrero del gas, el petróleo,
los minerales y todas las riquezas naturales de las naciones del continente,
expoliadas por el imperialismo.
Para ello, la tarea más importante del proletariado y los explotados
de América Latina, es enfrentar y crear las condiciones para derrotar
a los regímenes y gobiernos sirvientes del FMI, como el de Lula, Kirchner,
Tabaré Vázquez, Toledo y Lagos que sostienen a Mesa y a la política
imperialista del FMI y de las multinacionales en América Latina, y seguir
por el camino que marcaron nuestros hermanos de clase de Ecuador.
Lo que necesitan los explotados de Bolivia y de Ecuador, y de toda América
Latina, es que la clase obrera del continente salde cuentas con todas las burocracias
colaboracionistas vendidas de las organizaciones obreras y de masas, para poder
poner en pie un movimiento obrero y campesino continental que le presente una
batalla coordinada y centralizada en todo el continente al imperialismo y a
sus regímenes y gobiernos lacayos.
Frente al levantamiento revolucionario en Bolivia, con los obreros y campesinos
de El Alto llamando a poner en pie las milicias obreras, se alista la casta
de oficiales del ejército boliviano; se alistan las burguesías
cipayas de América Latina para responder, si es necesario, al amo yanqui
y a la cueva de bandidos de la OEA y poner a su servicio los ejércitos
burgueses de la región para "defender el orden constitucional"
en Bolivia contra los obreros y campesinos, y se alistan también las
bases militares yanquis en el propio Chapare boliviano, en Manta en Ecuador,
en Colombia, etc.
Los revolucionarios internacionalistas alertamos de esta amenaza a la clase
obrera de toda América Latina y la llamamos a luchar por ¡Fuera
las bases militares imperialistas del Chapare, de Manta, de Malvinas y de todo
el continente! ¡Fuera inmediatamente las tropas gurkas chilenas, brasileñas
y argentinas al servicio del imperialismo yanqui en Haití! Llamamos
en primer lugar a las organizaciones obreras y antiimperialistas de Venezuela
a luchar desde ya por que los 100.000 fusiles Kalashnikov que Chávez
viene de comprar, se pongan inmediatamente al servicio de las milicias obreras
que la COR y las organizaciones obreras y campesinas en lucha en El Alto llaman
a poner en pie en Bolivia. En manos de la burguesía nacional chavista
esos fusiles estarán al servicio de impedir el triunfo de la revolución
boliviana, y al servicio de imponer el más férreo control contra
las masas antiimperialistas de Venezuela y de América Latina.
Es necesario que la clase obrera chilena -cuya burguesía le expropiara
la salida al mar a Bolivia-, tome en sus manos la lucha por los derechos territoriales
de Bolivia, que sólo podrán ser conquistados con la derrota del
régimen cívico-militar y con la imposición de un gobierno
obrero y campesino en Chile. Sólo así, con la clase obrera y los
explotados en el poder en Chile y en Bolivia, podrán ambos pueblos establecer
relaciones de cooperación y de fraternidad.
Las organizaciones que firmamos esta declaración nos comprometemos, por
nuestro honor de revolucionarios internacionalistas, a volcar el 100% de nuestras
fuerzas a la lucha por que triunfe la lucha revolucionaria de los obreros y
campesinos bolivianos, y a llevar a las organizaciones obreras y de masas en
los países en los actuamos la propuesta y la moción de que hagan
suya la lucha por que ni un centímetro cúbico de gas ni de petróleo
salgan de Bolivia para los monopolios imperialistas, y que hagan suyo y tomen
en sus manos el programa revolucionario de los obreros y campesinos de El Alto,
para estar a la altura de su heroico combate.
¡Viva
el levantamiento de las masas en Afganistán, Kirguistán y Uzbekistán!
¡Viva la heroica resistencia iraquí y el despertar de la clase
obrera norteamericana! ¡Viva el levantamiento revolucionario de las masas
de Ecuador!
¡Por el triunfo de la revolución en Bolivia, Ecuador y en toda
América Latina! ¡Por una Federación de Repúblicas
Obrero-campesinas de Sud y Centroamérica!
El levantamiento
revolucionario de las masas bolivianas no está solo: sus aliados son
los obreros y estudiantes de Ecuador que, como ayer a Bucaram y a Mahuad, hoy
mandaron al basurero de la historia al cipayo Gutiérrez, el niño
mimado del Foro Social Mundial. Son los obreros y campesinos que amenazan con
levantarse nuevamente en Ilave, Perú. Son las revueltas obreras y estudiantiles
en Nicaragua, y en Chile.
Sus aliados están dentro de los Estados Unidos, en la vanguardia obrera
combativa que se agrupa en el Movimiento de la Marcha del Millón de Obreros
contra la guerra del carnicero Bush.
Son las masas antiimperialistas afganas que se han levantado en contra de las
humillaciones y vejaciones a las que son sometidos por el carnicero Bush y sus
tropas asesinas los luchadores antiimperialistas de Medio Oriente que están
presos en la cárcel de Guantánamo. Son las masas iraquíes
que mantienen una vigorosa y heroica resistencia contra la ocupación
imperialista y contra su gobierno colonial títere.
Los aliados del proletariado y los explotados de Bolivia son los obreros y campesinos
insurrectos en Kirguistán y en Uzbekistán -naciones de la ex URSS
entregadas a la restauración capitalista por la burocracia stalinista
que se recicló en burguesía socia menor del imperialismo-, haciendo
necesaria la lucha por un partido revolucionario y un programa de demandas transicionales
que abra el camino a poner a la orden del día la lucha por la restauración
de la dictadura del proletariado bajo formas revolucionarias en los ex estados
obreros. Los obreros y los explotados se levantan allí contra regímenes
y gobiernos dictatoriales, pinochetistas, encabezados, como en el caso de Uzbekistán,
por el antiguo jefe de la KGB en esa nación y miembro de la burocracia
stalinista, hoy devenido en burgués, que mandó al ejército
a reprimir a sangre y fuego el levantamiento, masacrando a más de 700
obreros y campesinos.
La clase obrera y los explotados de América Latina, de los Estados Unidos,
de Medio Oriente y de Asia Central, ¡esos son los aliados de los obreros
y campesinos bolivianos que retoman el camino revolucionario de octubre!
El reinicio de los levantamientos revolucionarios de las masas en Ecuador y
Bolivia pone a la orden del día una lucha continental de los trabajadores
y campesinos de América Latina. Estos dos grandes combates de masas en
América Latina ponen al rojo vivo que la única solución
contra el saqueo, el hambre y la esclavitud, es la conquista de una Federación
de Repúblicas Obrero-campesinas de Sud y Centroamérica. El proletariado
norteamericano, y también el de las potencias imperialistas europeas,
son los que tendrán la llave para consolidar el triunfo de sus hermanos
de clase de América Latina, golpeando al corazón mismo de sus
propias burguesías imperialistas que saquean la región, tomando
en sus propias manos la lucha por la expulsión y expropiación
de la British Petroleum, la Exxon, Totalfina, Repsol, y demás monopolios
petroleros expoliadores y asesinos de los trabajadores y el pueblo de Bolivia
y de América Latina, y enfrentando el plan de saqueo del FMI, el Banco
Mundial y el capital financiero internacional.
Volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista, para dotar a la clase obrera boliviana, ecuatoriana, de América Latina y el mundo, de la dirección revolucionaria que se merece
Para que las revoluciones
ecuatoriana y boliviana triunfen y se extiendan como un reguero de pólvora,
las masas necesitan un partido revolucionario mundial. Hoy, todos los liquidadores
del trotskismo y de la IV Internacional se han puesto bajo la disciplina de
Chávez, Fidel Castro y el Foro Social Mundial, y sostienen por izquierda
a los regímenes y gobiernos sirvientes del FMI como el de Lula, Kirchner,
Lagos, Toledo, Tabaré Vázquez.
La liquidación de la IV Internacional por el stalinismo comenzó
en 1948 con la adaptación del pablismo a Tito al que denominaban "trotksista
inconsciente", y luego con el ingreso de los pablistas a los partidos comunistas.
Hoy, los liquidadores del trotskismo se han subordinado a la burocracia castrista
que ha constituido un ala pública de la misma encabezada por la dirigente
del PC Cubano Celia Hart Santamaría que, con la colaboración y
el apoyo de las corrientes renegadas del trotskismo, apela al legado de León
Trotsky, falsificándolo, para encubrir la política continental
de colaboración de clases del castrismo y la preparación de la
consumación de la restauración capitalista en Cuba.
Los liquidadores de la IV Internacional han abandonado el combate por la revolución
socialista. Algunos tan abiertamente que, como el Secretariado Unificado en
Brasil, le ha dado al gobierno cipayo, antiobrero y represor de Lula su ministro
de la reforma agraria, es decir, el ministro encargado de que continúe
la masacre de los campesinos sin tierra. Otros, la proclaman en los días
de fiesta, pero la traicionan día a día, sometiéndose a
las direcciones traidoras de todo pelaje y color.
Hoy, el programa y la declaración de la COR de El Alto marcan una nueva
prueba y una divisoria de aguas entre reformistas, liquidadores de la IV Internacional
y revolucionarios. Porque o se está en la barricada de El Alto, luchando
porque el curso de acción revolucionario que marcan sus resoluciones
se imponga, que las masas derroten al gobierno y que, como en 1952, surja un
régimen de doble poder armado que ponga a la orden del día la
toma del poder; o, por el contrario, se está en la barricada de enfrente,
de rodillas ante los que buscan generales "patriotas" o los que se
suman, con políticas de remozamiento del parlamento burgués y
Asambleas constituyentes, al salvataje del régimen de la Rosca que se
derrumba.
La teoría y el programa del trotskismo han pasado la prueba. Los oportunistas
y liquidadores de la IV Internacional se han pasado al campo del Foro Social
Mundial.
Las fuerzas sanas del trotskismo y las organizaciones obreras revolucionarias,
comenzamos a alistar nuestras fuerzas y a reagruparnos en el Comité de
Enlace por una Conferencia Internacional. El objetivo no podrá ser otro
que el de volver a poner en pie el partido mundial de la revolución socialista
sobre la base del programa de la Cuarta Internacional de sus fundadores en 1938-40,
para dotar a la clase obrera boliviana, ecuatoriana, de América Latina
y el mundo, de la dirección revolucionaria que se merece, con verdaderos
partidos insurreccionalistas de combate que expresen los objetivos históricos
de la clase obrera y que la lleve al triunfo.
Ecuador y Bolivia dan cuenta de la actualidad del programa revolucionario. Las
masas en el combate demuestran todo su heroísmo y ya distinguen, cada
vez con mayor claridad, a su enemigo. El programa y la actitud frente a las
revoluciones ecuatoriana y boliviana que comienzan nuevamente a desplegarse,
son y serán una palanca para reagrupar a los trotskistas internacionalistas.
Las organizaciones revolucionarias que firmamos esta declaración hacemos
un llamamiento a todas las fuerzas sanas del trotskismo a volcar el 100% de
nuestras fuerzas para que triunfe la revolución boliviana y a reagruparnos
para hacer realidad ya una Conferencia Internacional que, sobre la base de lecciones
revolucionarias y un programa claro, ponga en pie un centro internacional transitorio
de los trotskistas principistas y las organizaciones obreras revolucionarias
que se proponga el objetivo de luchar por la construcción del partido
mundial de la revolución socialista, enfrentando en forma centralizada
a las direcciones contrarrevolucionarias y a los liquidadores de la IV Internacional..
.
*¡Viva la
lucha revolucionaria de los obreros y los explotados en Ecuador y en Bolivia!
¡Viva el levantamiento de las masas en Afganistán, Kirguistán
y Uzbekistán! ¡Viva la heroica resistencia iraquí!
*¡Viva la resolución revolucionaria de los obreros y campesinos
de El Alto! ¡Abajo Mesa, disolución del parlamento fantoche, milicias
obreras y gobierno provisional obrero y campesino para nacionalizar el gas y
el petróleo, e imponer todas las demandas de la clase obrera y el pueblo
boliviano! ¡Que todas las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles
en lucha elijan y envíen sus delegados de base, revocables y con mandato
a la COR de El Alto!
*¡Abajo las treguas, pactos y la colaboración de clases con los
gobiernos burgueses de Lula, Kirchner, Lagos, Tabaré Vázquez,
Toledo! ¡Todos ellos deben mirarse en el espejo de Gutiérrez: todos
ellos deben caer a manos de la revolución proletaria!
*¡Ni un centímetro cúbico de gas ni de petróleo bolivianos
para la Repsol, la Petrobras, la Totalfina, la British, ni para sus socios menores
de las burguesías nativas de América Latina!
*¡Abajo el TLC, el NAFTA, el CAFTA y el Mercosur de los explotadores!
¡Por una Federación de Repúblicas Obrero-Campesinas de Sud
y Centroamérica!
*¡Viva la lucha antiimperialista contra la guerra de Bush, de los obreros
portuarios de Oakland en los Estados Unidos, porque en el despertar de la clase
obrera norteamericana vive la posibilidad del triunfo definitivo de la revolución
en Sud y Centroamérica!
* Contra el stalinismo, la socialdemocracia, contra toda la izquierda reformista
y los liquidadores del trotskismo, ¡pongamos en pie una Conferencia Internacional
de las fuerzas sanas del trotskismo y las organizaciones obreras revolucionarias!
31 de Mayo de 2005.-
Fracción
Trotskista, Brasil
Communist Workers Group (CWG-Grupo de Obreros Comunistas), Nueva Zelanda
Agrupación Obrera Estudiantil Octubre Rojo Internacionalista, Bolivia
(integrante de la FTI-CI)
Comité Organizador del Partido Obrero Internacionalista, Chile (integrante
de la FTI-CI)
Liga Trotskista Internacionalista, Perú (integrante de la FTI-CI)
Liga Obrera Internacionalista (CI)-Democracia Obrera, Argentina (integrante
de la FTI-CI)