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30 de Octubre de 2022

Tras 9 meses de guerra…

El ejército contrarrevolucionario de Moscú se empantana en el este de Ucrania

La juventud rusa se niega a morir por la guerra de Putin y sus socios oligarcas contrarrevolucionarios

El imperialismo yanqui y la OTAN preparan con Putin la “pax de los cementerios” y nuevos negocios

Los obreros y las masas ucranianas son los que ponen los muertos
Ellos deben tomar la dirección política y militar de la guerra

Van ya casi 9 trágicos meses de invasión rusa a Ucrania, que paga con su carne y sangre la clase obrera. Miles de refugiados, centenares de muertos, ciudades destruidas, no hacen más que profundizar los padecimientos de las castigadas masas ucranianas. Como si fuera poco, Rusia bombardeó durante varios días las principales ciudades, cómo Kiev, Lviv, Jarkiv, Zaporiya entre otras, con decenas de muertos, destruyendo edificios, hospitales, escuelas, y dejando a miles sin agua, electricidad ni calefacción, ante un crudo invierno que se avecina.

Semanas atrás, vimos a Putin firmar la anexión de las regiones ucranianas de Dontesk, Lugansk, Zaporiya, y Jersón (escudándose en un supuesto referendum amañando y a punta de pistola), profundizando una partición de la nación que ya comenzará en 2015/2016, con los pactos contrarrevolucionarios de Minsk, que dejaron Crimea para Putin, “Novorrosia” (el Donbass) para la burguesía pro-rusa y el oeste y Kiev bajo el mando de Poroshenko, el entonces presidente, títere del imperialismo.

La situación en Ucrania se vuelve cada vez más insoportable para las masas, tanto en las regiones anexionadas por Rusia, donde ya se aplican los planes de cierre de minas y establecimientos, como en el resto de Ucrania dónde además de padecer el asedio de Rusia, el presidente de Ucrania Zelensky, con la guerra y un "plan de reconstrucción" como excusas perfectas, ha decretado que las empresas puedan despedir sin causa y sin indemnización a los trabajadores, además de habilitar que no se paguen los salarios en el contexto de la cruel guerra.

Mientras tanto, el imperialismo yanqui ha entregado a su colonia ucraniana como un peón para ser masacrada, con el objetivo cada vez más claro de debilitar a la “Gran Rusia” para ir por sus negocios y romper la relación política y comercial de esta con la Europa imperialista de Maastricht.

Con la venta de armas de corto alcance a Ucrania, el imperialismo logra endeudar a esa nación mil veces más de lo que ya estaba, saqueada por el FMI.

Ucrania es una nación devastada, endeudada, con millones de refugiados, y un pueblo que defiende heroicamente su territorio contra las tropas invasoras.
La clase obrera pone los muertos. Ella, junto a la clase obrera europea y rusa, tiene la llave para impedir la partición y la colonización definitiva de Ucrania.

En Rusia y en el frente ucraniano, la juventud se niega a morir y a combatir por los oligarcas y el régimen asesino de Putin
Las tropas rusas se empantanan en el este y sur ucraniano. Son las masas y la juventud rusa las que lo logran

Ha sido en Rusia donde se ha puesto de pie el principal aliado de las masas ucranianas. Su negativa a enrolarse en el ejército de Putin, bendecido por los fascistas de la Iglesia Ortodoxa, es el “misil” más poderoso que recibieron las masas ucranianas para parar la invasión.
En el frente ucraniano, los soldados rasos no combaten. Hay repliegue e inclusive entrega de armamento para la nación que ocupan. ¿Por qué matar y morir en una nación hermana a beneficio de los supermillonarios y las pandillas burguesas de Putin asociadas en múltiples negocios con el imperialismo?

En la guerra ucraniana se abrieron los frentes, pero no son solamente Jerson, el Donbass, Zaporiya, sino también Moscú, los Urales, San Petersburgo, etc. Los hombres, como debe reconocer la prensa imperialista y rusa, no salen a la calle durante el día ni toman el metro ni buses para no ser reclutados al ejército blanco contrarrevolucionario asesino de Putin. Ni los presos aceptan ser reclutados.

De esto se trata la ofensiva ucraniana de las últimas semanas en los frentes y el retroceso de las tropas rusas: el heroísmo de un pueblo que se niega a ser sometido, y de la amplia mayoría del atacante que se niega a someterlo.

En Moscú ya se abren grietas y tendencias a la crisis política. El imperialismo yanqui anuncia que deben comenzar rápidamente negociaciones. Para EEUU es decisivo que esta aventura contrarrevolucionaria militar de Moscú no sea derrotada por las masas, puesto que abriría un escenario de tipo Vietnam para Rusia, que terminaría derrumbando al gendarme de sus negocios en toda Eurasia.
Una victoria de las masas ucranianas, que dejaron su vida en el campo de batalla y que pagaron con millones de refugiados que recorren hambrientos Europa, volvería imposible, para el imperialismo y los oligarcas ucranianos, controlar a sus esclavos e imponer la partición que preparan para la Ucrania martirizada y oprimida.
La sublevación de la juventud rusa y de los obreros ucranianos reabriría el camino a la única salida del atolladero histórico que impuso la traición del stalinismo en el ‘89, que no es otra que la revolución de los consejos obreros para conquistar una Ucrania Obrera Soviética Independiente y Unida, como se hizo en 1918.

Para dar un golpe decisivo a la invasión “Gran Rusa”, para terminar con el saqueo imperialista del FMI y la UE
La clase obrera ucraniana debe tomar la dirección política y militar de la guerra

¡Hay que poner en pie comités de obreros y soldados rasos! La heroica resistencia del pueblo ucraniano, que se desangra y deja los muertos en el campo de batalla y en las ciudades mientras la burguesía discute cómo se reparte los negocios, debe tomar en sus manos la dirección política y militar de la guerra, esto es en primer lugar, destituir y desconocer a la oficialidad burguesa y tomar el control de todo el armamento y el desarme de la burguesía por parte de los trabajadores. Para parar la invasión y la masacre: ¡Armamento generalizado del pueblo: un hombre, un fusil!

En cada territorio liberado hay que poner en pie consejos de trabajadores y soldados rasos, que pongan bajo su control a producir todas las fábricas y empresas para que el pueblo en guerra y hambriento coma, se vista y viva dignamente; para que sean los superoligarcas de Kiev los que paguen la guerra y no las masas desgarradas por la masacre de Moscú.
La puesta en pie de consejos de obreros y soldados debe imponer el control obrero en todas las empresas y en el comercio. Es el pueblo en armas el que debe tomar el control de los puertos, por donde la Cargill y Monsanto se llevan todas las riquezas de granos y alimentos de la tierra ucraniana en negocios espurios y sucios con Zelensky y su banda de oligarcas.
Ese es el camino para reunificar a la clase obrera ucraniana del Donbass a Kiev, para unirla con los obreros martirizados y superexplotados por el carnicero Putin en Rusia y en todas las ex repúblicas soviéticas donde este mantiene el control con manu militari.
Debe ser la revolución proletaria la que resuelva la crisis de esta guerra, que libere a la nación ucraniana de toda opresión y a la clase obrera de Rusia y de toda Europa de la explotación, el hambre y la miseria.

 

Nadia Briante, coautora del libro "Ucrania en Guerra"

Se inicia la rebelión de los de abajo en la “Gran Rusia” contrarrevolucionaria de Putin, gendarme de los negocios del imperialismo en Eurasia

Rusia está empantanada en Ucrania y no encuentra cómo salir del atolladero, a pesar de los pregoneros de que “Rusia es una potencia militar”. El ataque de artillería ruso ha fracasado, y el bombardeo a las  principales ciudades ucranianas, un chantaje duró apenas unos días pero que multiplicó los padecimientos de miles de explotados, deja al desnudo que Putin, que prometía una guerra corta que se ganaría fácilmente, tras 8 meses debe conformarse con negociar que le reconozcan las regiones de Ucrania que ya se ha rapiñado en el Donbass.
La economía rusa cruje por los gastos de la guerra, la caída en las ventas del petróleo ruso, la paralización de los gasoductos que alimentaban a Europa, etc., y avanza hacia la recesión. Una fracción de la burguesía rusa que ve perder sus negocios, mira a Putin con recelo. Recientemente el Consejo del Distrito de Smolninsky pidió que se acusara a Putin de traición, enviándola como solicitud al parlamento ruso, la Duma estatal. También el consejo de Lomonosovsky pidió la renuncia del mandatario ruso.

La ofensiva rusa ya está en un atolladero, en primer lugar porque los trabajadores rusos se niegan a ir a matar a sus hermanos ucranianos: los soldados rasos no quieren morir ni pelear.
Ante el anuncio de Putin de movilización de 300 mil reservistas entre la población civil, hubo protestas en toda Rusia y miles de detenidos. Los aeropuertos y rutas colapsaron por la cantidad de rusos que intentan huir de la leva forzada. Ya más de 260 mil explotados han escapado de Rusia. "Prefiero ir preso y ser torturado, e incluso morir en una celda en prisión, antes que morir en el frente" declaran. Se atacaron cuarteles de reclutamiento y en Daguestán las masas enfrentaron la leva en las calles, con las mujeres encabezando el choque con la policía para impedir que sus hijos y maridos vayan a la guerra. Como en 2015, cuando el gobierno títere de la OTAN de Poroshenko quería enviar a los obreros de Kiev a matar a sus hermanos sublevados del Donbass, las masas se niegan a ir a una guerra fratricida, hoy también con las mujeres rodeando los cuarteles de reclutamiento. ¡El gran aliado de las masas ucranianas es el trabajador y soldado ruso que se niega a la guerra fratricida!

Los obreros rusos, ya comienzan a enfrentar al régimen odiado del carnicero Putin, con sus demandas de NO A LA GUERRA, y también trabajo y salarios dignos. Su sublevación contra la guerra es decisiva para derrotar a Putin y sus fuerzas contrarrevolucionarias. Son los trabajadores de Rusia los que tienen en sus manos paralizar la maquinaria de guerra contrarrevolucionaria de Putin, el sanguinario guardián de los negocios del imperialismo en Eurasia.
Por ello, hoy más que nunca los trabajadores de Ucrania deben llamar a los soldados rasos de Rusia y a los que forzosamente fueron movilizados, a desertar y dar la vuelta el fusil contra el carnicero Putin y su propia burguesía. Por lo mismo deben los explotados de Ucrania, tomar como suya la demanda de libertad a los miles de presos políticos, encerrados, torturados y reprimidos por Putin y sus perros de presa, por enfrentarse a la guerra, y negarse a la movilización forzosa de la que intentan escapar arriesgando al vida, porque no quieren ir a una guerra fratricida con sus hermanos de Ucrania.
Ucrania ya amenaza con convertirse en un nuevo Vietnam para Rusia. El levantamiento de los explotados de Rusia y las naciones que la "Gran Rusia" oprime, así como los explotados de Bielorrusia que tienen muchas cuentas que saldar con el asesino Putin y sus lacayos, son el principal aliado y el misil más poderosos de la clase obrera ucraniano. ¡Unidad de los obreros de Ucrania, Rusia, Bielorrusia, para derrotar a los Putin, los Zelensky, los Lukashenko, y a todos los regímenes y gobiernos hambreadores de la región!

Nadia Briante, coautora del libro “Ucrania en Guerra”

 

 


En Daguestan las mujeres a la cabeza de los enfrentamientos contra la leva forzosa

 


El exodo de más de 260 mil rusos que huyen del reclutamiento forzado porque se niegan a ir a una guerra fraticida

 


Detenidos en las protestas contra la guerra son forzados a enlistarse

 


Equipos abandonados

 

 

 

 

 


Soldados rusos negándose a ser parte de la invasión a Ucrania

 


Masivas protestas en Rusia contra la invasión a Ucrania

 


Detenidos durante las protestas contra la guerra en Rusia

 


Mariupol. Fosas comunes de civiles asesinados por las tropas rusas

 

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