Los renegados del trotskismo una vez más cubren "por izquierda" a las direcciones traidoras Sobre el inicio de la revolución y el partido revolucionario


¡VIVA LA LUCHA REVOLUCIONARIA DE LOS OBREROS Y CAMPESINOS BOLIVIANOS!

CONGRESO NACIONAL DE DELEGADOS DE BASE DE LA COB Y LAS CENTRALES CAMPESINAS QUE ORGANICE UNA HUELGA GENERAL POLITICA CON CORTES DE RUTA, BLOQUEOS, PIQUETES Y MILICIAS OBRERAS HASTA QUE CAIGA MESA


1. El tercer capítulo de la heroica revolución boliviana ha comenzado. Los obreros y campesinos la iniciaron en Febrero de 2003 y la continuaron en Octubre del mismo año. Esta revolución quedó inconclusa por la acción de la dirección de la COB y de las centrales campesinas que le dieron el poder a Mesa y lo sostuvieron con su tregua.
"Si la burguesía no decide rápidamente y en un corto período esta cuestión, el crac y el estallido de la economía boliviana pueden ser un nuevo disparador de convulsiones entre las clases y todos los sectores de las clases", escribíamos en diciembre de 2003 en las tesis de "Bolivia: la revolución inconclusa".
Esto no tardó en mostrarse acertado. El ataque contra los trabajadores y el pueblo lanzado por el gobierno cipayo de Mesa con el "gazolinazo" anunciado el 30 de diciembre, detonó una crisis que produjo la división entre los distintos sectores burgueses, y por esa división se coló la respuesta de los obreros y campesinos pobres con un enorme paro general activo de 24 horas el lunes 10 de enero. Esta fue una medida de lucha política generalizada que las bases le impusieron a las direcciones de la tregua, a Solares de la COB, Quispe de la CSUTCB y otros, que jamás quisieron convocarlo.
El tercer capítulo de la revolución boliviana comenzó entonces con este paro general nacional, y con la huelga general de El Alto, que sumó a la lucha contra el gasolinazo la pelea por la expulsión de Aguas de Illimani, monopolio imperialista francés que se quedó con el negocio de la distribución del agua, volviendo a llenar de barricadas, de piquetes, de asambleas, de comités de huelga a esa ciudad obrera que viera en Octubre sus calles regadas de la sangre de los mejores hijos de la clase obrera y del pueblo.
Una vez más, la lucha contra el gasolinazo y por recuperar el gas, el petróleo, el agua y los recursos naturales de Bolivia expoliados por los monopolios imperialistas, la lucha contra la carestía de la vida y por trabajo y salarios dignos, por tierra para los campesinos, por el derecho a la siembra libre, son las demandas motoras en este tercer capítulo de la revolución boliviana que se ha iniciado, que empujan a los obreros y campesinos a la lucha política contra el gobierno cipayo de Mesa, el imperialismo y el régimen asesino y entregador de la Rosca.

2. Huelgas, cortes de rutas y caminos, tomas de tierras, fue la respuesta de las masas al ataque que Mesa se vio obligado a lanzar para reducir el déficit del tesoro e impedir el crac, el default y el colapso del estado semicolonial boliviano. Así, fue el propio gobierno el que, por derecha, rompió la tregua concertada con la dirección de la COB y de las centrales campesinas y que permitía que éstas lo sostuvieran luego de entregarle el poder en octubre de 2003.
Este ataque golpea al conjunto de la clase obrera y los campesinos, pero también ataca los intereses de sectores de la burguesía y provocó una enorme división en sus filas. Ningún sector burgués quiere ser el que pague los platos rotos de la crisis económica y del déficit del estado, aunque estén de acuerdo en que lo paguen las masas explotadas. El gasolinazo, aumentando el precio de todos los combustibles, le tira parte del costo de la crisis a los empresarios transportistas, agropecuarios, agroindustriales, provocando que sectores de la burguesía llegaran a pedir la renuncia de Mesa, como la burguesía de Santa Cruz, de Potosí, entre otras.
La discusión sobre la ley de hidrocarburos, que sigue abierta y trabada en el parlamento, expresa también las divisiones interburguesas que se han abierto. El imperialismo y los monopolios petroleros exigen una ley que les garantice sus enormes ganancias, dejando un magro 18% al estado en concepto de regalías; mientras un sector de la burguesía nativa apoya la ley impulsada por Evo Morales y el MAS (y que ha sido aprobada en general en el parlamento, pero todavía no promulgada), que define el monto de las regalías en un 50%.
Fue por entre estas enormes brechas y divisiones abiertas en las alturas, con cada sector de la burguesía tratando de salvarse y de lograr que sea el otro el que pague la crisis, que pudo volver a irrumpir el movimiento de masas, con el paro general activo y con la huelga y los piquetes en El Alto, abriendo el tercer capítulo de la revolución boliviana.

3. No es casual que precisamente ahora Mesa se viera obligado a largar semejante ataque. Es que no pueden comprenderse los nuevos sucesos de Bolivia, si no es desde los cambios y las contradicciones del momento actual de la situación mundial.
La heroica e indomable resistencia iraquí, poniendo en cuestión el plan imperialista de legitimar ante las masas norteamericanas la masacre y la ocupación de Irak con el verso de la "libertad y la democracia", está provocando crisis y divisiones en la propia burguesía norteamericana. En Medio Oriente, la pelea por la sucesión de Arafat abrió también un escenario de crisis. Las consecuencias del tsunami en el Índico, dejó a los países afectados con regímenes debilitados y con masas desesperadas y hambrientas que pueden terminar levantándose y abriendo la revolución. Todo esto obligó al imperialismo yanqui a concentrar sus esfuerzos políticos, militares y económicos en Irak, Medio Oriente, y en el Índico.
Mientras concentra sus esfuerzos allí, el imperialismo yanqui apostaba a que la política de contención impuesta en su patio trasero, América Latina, resistiera, y que el incipiente ciclo económico de crecimiento logrado en el subcontinente sobre la base de redoblar la expoliación de las naciones y la superexplotación de la clase obrera, ayudara a ello. Es más, apoyado en esto, el imperialismo se dio el lujo de endurecer las condiciones para sus cipayos de las semicolonias, exigiendo mayores pagos al FMI y el redoblamiento del ataque contra las masas. Esto terminó por debilitar a los regímenes de contención, en particular y sobre todo en los dos eslabones más débiles de la cadena de dominio imperialista en América Latina, como son Argentina y Bolivia.

4. Ya a fines de 2004, el imperialismo y el FMI habían dejado bien claro que no habría asistencia financiera para Bolivia hasta tanto no se redujera el déficit, se aumentara el precio de los combustibles, se congelaran los salarios en 2005, y se impusiera la ley de hidrocarburos que exigen los monopolios. La amenaza del crac estaba nuevamente a las puertas, porque los problemas del estado semicolonial boliviano se venían postergando mediante más endeudamiento externo y no resolviendo los problemas de fondo de la economía. Mesa se vio obligado a lanzar el "gasolinazo" para evitar el crac económico, aún a riesgo de provocar divisiones y brechas en la burguesía, y de que por ellas se colara la lucha de las masas.
Es que, a diferencia de lo que sucedió en Argentina en 2001, donde primero golpeó el crac y luego irrumpieron las masas en respuesta al mismo y motorizadas por las penurias inauditas que éste impuso; en Bolivia fueron la clase obrera y los explotados los que golpearon antes de que llegara el crac, en dos magníficos embates revolucionarios, en febrero y octubre de 2003, obligando a la burguesía a retroceder en sus ataques y a postergarlos: en febrero, obligando a Goni a anular el impuesto del 12% a los salarios; y en octubre, derrocándolo e impidiendo el saqueo del gas por parte de los monopolios imperialistas.
Al irrumpir la revolución antes de que la burguesía descargara sobre los explotados los costos de la crisis, para permitir que los monopolios imperialistas saqueen el gas y el petróleo, y así darle a Bolivia una inserción definida en la división mundial del trabajo, el Estado tuvo que endeudarse creando un enorme déficit fiscal, esto dejó latentes y abiertas todas las contradicciones estructurales del capitalismo semicolonial boliviano, que lo puso nuevamente al borde del crac.

5. En esas condiciones, la respuesta de las masas irrumpiendo entre las brechas abiertas en las filas de la burguesía, abrió la posibilidad de que éstas impusieran una verdadera huelga general política con la que retomando el camino de febrero y octubre, terminaran irrumpiendo nuevamente en una acción histórica independiente, derrocando a Mesa y abriendo una crisis revolucionaria en las alturas.
Esto es, estuvo planteada la posibilidad de que se desarrollaran las "jornadas de abril" de la revolución boliviana -por analogía con el calendario de la revolución rusa de 1917-. Es decir, un nuevo embate y acción histórica independiente de las masas, realizando una verdadera revolución suplementaria para completar las tareas inconclusas de octubre, barriendo con el gobierno de Mesa y no dejando piedra sobre piedra del régimen infame y asesino de la Rosca, e instaurando con sus organismos de democracia directa armados un régimen de doble poder, preparatorio de la insurrección y de la toma del poder.
Se puso entonces a la orden del día en ese momento, la lucha por transformar el paro de 24 horas, con barricadas, piquetes, bloqueos de caminos y comités de huelga, en huelga general política triunfante que tirara abajo a Mesa y al plan del imperialismo e impusiera un gobierno de la COB y las centrales campesinas basado en las milicias obreras y campesinas, para que la crisis la paguen los gringos y los explotadores. Se puso a la orden del día la convocatoria de un Congreso de delegados de base de la COB y las centrales campesinas, que para garantizar la huelga general y su triunfo pusiera en pie las milicias obreras y que marchando sobre los cuarteles, llamara a la formación de comités de soldados, dividiendo al ejército asesino.

6. Sin embargo, por el momento, esta perspectiva fue impedida y la situación contenida por el accionar de las direcciones de la COB y de las centrales campesinas. Los Solares, Quispe y Morales que sostuvieron a Mesa desde octubre de 2003 mediante la tregua; ahora que el gobierno rompió la tregua y desató la irrupción espontánea de las masas que amenazaban con derrocarlo, se dieron la tarea y el objetivo central de impedir la caída de Mesa a manos de la lucha revolucionaria de los obreros y los campesinos pobres, y de evitar que éstos pongan en pie y centralicen sus organismos de democracia directa, y conquisten su armamento.
Por ello -a diferencia de octubre donde se vieron totalmente desbordados por las masas-, esta vez Morales, Solares y Quispe presurosos se ubicaron en la cresta de la ola de la lucha de la clase obrera y los campesinos, para contenerla y para garantizar que la respuesta no superara a un gran paro general nacional de 24 horas "de presión" sobre el gobierno para que éste retroceda del gasolinazo.
Querían que el paro actuara como válvula de escape y descomprimiera el odio y la disposición de las masas a una lucha decisiva, impidiendo su transformación en una verdadera huelga general política que terminara derrocando a Mesa y abriendo una crisis revolucionaria en las alturas.

7. Por ahora, entonces, estas direcciones lograron su cometido: pudieron contener la situación y han impedido la caída de Mesa a manos de las masas revolucionarias. Este fue y es aún el cometido central de los Solares, Quispe y Morales.
Pero el tercer capítulo de la revolución boliviana no hizo más que comenzar; para nada se ha cerrado. Por el contrario, la situación se ha vuelto nuevamente revolucionaria: los de arriba ya no pueden seguir gobernando como hasta ahora; y los de abajo ya no están dispuestos a permitirlo.
La burguesía está dividida, con sectores cada vez más amplios de la misma que exigieron la renuncia de Mesa y elecciones anticipadas. El gobierno de Mesa está cada vez más débil, inclusive el intento de formar el bloque oficialista de los "tránsfugas"1 abortó y acaba de tener que votar en ese parlamento fantoche, en unanimidad con las demás bancadas, la exigencia a Mesa de que retroceda del gasolinazo. Y ante tanto abandono, Mesa se vio obligado a retroceder reduciendo, a modo de negociación, mediante un nuevo decreto el precio del diesel. Inclusive votaron leyes en el parlamento favoreciendo a distintos sectores burgueses, como a los de Potosí. Estos por su parte respondieron, más allá del lenguaje más o menos duro, diciendo en general que esto era "positivo", que había que aflojar las "medidas de presión" y abriendo canales de negociación. Ya se están repartiendo los costos y la principal preocupación pasa a ser desactivar a las masas que han quedado en posición de ofensiva, con sus enormes fuerzas y energías revolucionarias intactas y dispuestas al combate, como lo mostró el paro general y movilización en Cochabamba del viernes 14; la enorme movilización del lunes 17 de los trabajadores de El Alto hacia La Paz; el paro en la mina de Huanuni en Oruro el mismo día; los bloqueos de ruta de los cocaleros de las Yungas; las tomas de tierra por el Movimiento Sin Tierra, por poner tan sólo algunos ejemplos. Y como lo demuestra la toma de edificios de las prefecturas y los cortes de caminos, etc., sigue aún después de la rebaja del diesel.
El ataque generalizado del gobierno y la respuesta obrera y campesina al mismo, ha vuelto a imponer, en las calles y en la lucha, la alianza obrera y campesina que había sido debilitada al extremo por la tregua y la subordinación a la burguesía de Morales, Solares y Quispe. Ahora, la acción del gobierno y los sectores burgueses buscan dividirla nuevamente, para impedir que ésta se solidifique en el resurgimiento de los organismos de semi-doble poder de las masas en lucha -la COB y las centrales campesinas- que éstas han vuelto a poner como posibilidad en el centro de la escena nacional.
Es el momento en que las direcciones traidoras, Evo Morales, los castristas Solares y Quispe, están incómodos y les va mal: la respuesta obrera y campesina al ataque del gobierno las ha obligado a ponerse a la cabeza, a montarse en la cresta de la ola para contener, pero así quedan expuestas ante los ojos vigilantes de las masas.
Bajo estas condiciones, las masas, si en su espontaneidad logran romper el control y la contención de estas direcciones, pueden provocar un nuevo embate que con huelgas generales locales, barricadas, bloqueos de caminos, movilizaciones en las calles, enfrentamientos físicos con las fuerzas de represión, se transforme de hecho, nuevamente, en una seminsurrección espontánea como viéramos en febrero de 2003, que termine derrocando a Mesa, e imponiendo, con el resurgir, el fortalecimiento y la centralización de los organismos armados de democracia directa de las masas, un régimen de doble poder que abra el camino a la división del ejército y a preparar la insurrección y la toma del poder.

8. El objetivo central del imperialismo y de las distintas fracciones burguesas, y de sus sirvientes de las direcciones traidoras, es impedir que esto suceda. Es decir, impedir que Mesa caiga a manos de una huelga general o de una seminsurrección espontánea de masas.
Lo que están discutiendo hoy la embajada yanqui y las distintas fracciones de la burguesía, es cómo encauzar la crisis "institucionalmente" para impedir que irrumpan las masas en una nueva acción histórica independiente.
Para ello, están barajando distintas alternativas, y posicionando a sus agentes de las direcciones traidoras para ellas. Así, Evo Morales, después de haberle entregado el poder a Mesa en octubre, de haberlo sostenido y apoyado abiertamente, de haber apoyado su referéndum tramposo, e inclusive de haber salido hace pocos días atrás, cuando los obreros y campesinos paraban contra el gasolinazo, a denunciar complots y planes desestabilizadores contra Mesa; ahora se ha reacomodado, pide la renuncia de Mesa y el llamado a elecciones anticipadas, y sobre todo, que se realice la Asamblea Constituyente. Solares de la COB y Quispe de la CSUTCB, también vienen levantando la renuncia de Mesa y el llamamiento a elecciones anticipadas.
De esta manera, están preparando la posibilidad de que Mesa efectivamente renuncie, pero en forma acordada y pactada previamente con los distintos sectores burgueses, teniendo preparada de antemano una salida "institucional" de elecciones generales y a una Asamblea Constituyente, apostando por esa vía a desviar la lucha de las masas con una oleada "pacifista", y a abortar así la posibilidad de un nuevo embate de masas que barra con el gobierno y no deje ni rastros del régimen de la Rosca.
Pero para implementar una salida "institucional" a esta crisis, es claro que las distintas fracciones de la burguesía deben ponerse de acuerdo, establecer un pacto previo -a espaldas de las masas-, para sostener esa salida y darle algún tipo de legitimidad, ya que todas las instituciones -la institución presidencial, el parlamento, los partidos políticos, la justicia, etc.- han quedado en crisis y profundamente deslegitimadas ante las masas que arremetieron contra todas ellas en sus dos embates revolucionarios de febrero y octubre de 2003, y que no se recuperaron como lo demostraron tanto el referéndum tramposo, donde la abstención y el rechazo ganaron por abrumadora mayoría, más allá de lo que dijeron la prensa y el gobierno; como las elecciones municipales, donde hubo una alta abstención, pero además donde los viejos políticos para ser votados tuvieron que travestirse inventando partidos "nuevos" porque vieron venir el desastre electoral que luego sufrieron los partidos políticos tradicionales como el MNR y el MIR.

9. Mientras discuten cuál es la salida institucional a esta crisis, ante la eventualidad de que finalmente las masas logren romper el control y la contención que les imponen sus direcciones, y terminen derrocando a Mesa ya se alista, tanto con Evo Morales por un lado, como con la conformación del "Pacto Revolucionario de Unidad" entre la COB (Solares) y la CSUTCB de Quispe por otro, la emergencia de un frente popular o algún engendro de colaboración de clases que pueda adormecer y engañar a las masas, con salidas "democráticas" y "capitalismos humanizados", etc.. Mientras al mismo tiempo, el gran capital y la Rosca alistan a su casta de oficiales asesinos, preparándose para futuras salidas represivas (korniloviadas) para aplastar a las masas a sangre y fuego en el caso de que fracasen en abortar la revolución mediante los "cantos de sirena del frente popular", como lo muestra el reciente decreto de Mesa autorizando a las Fuerzas Armadas a masacrar al pueblo con armas de fuego y el retraso del licenciamiento de los soldados que finalizaron la conscripción a fines de 2004.
Es necesario sacar lecciones revolucionarias de tragedias como, por ejemplo, la de 1971, cuando la dirección de la COB y el stalinismo, con la colaboración del POR, llevaron a la clase obrera y a la Asamblea Popular a subordinarse al general Torres y a sus cantos de sirena de "antiimperialismo" y hasta de "socialismo", mientras el imperialismo y la burguesía prepararon el golpe sangriento de Banzer.

10. La tarea inmediata entonces, es la convocatoria a un Congreso Nacional de delegados de base con mandato de la COB, las Centrales Campesinas y las organizaciones en lucha. Los Solares, Quispe, etc. tienen que romper su alianza con la burguesía y el gobierno y convocar ese congreso que prepare y organice con la huelga general política, con barricadas, bloqueos de caminos y piquetes, el derrocamiento de Mesa. Basta de tregua. ¡Abajo Mesa! Gobierno provisional revolucionario de la COB y las organizaciones Campesinas que imponga un programa obrero y campesino de salida a la crisis.
Es seguro que ante esta perspectiva el gobierno, el imperialismo y la burguesía boliviana apelarán a la represión fascista para impedirlo. Hay que garantizar la huelga y defender el Congreso Obrero y Campesino: ¡piquetes de autodefensa armados (milicias obreras y campesinas) que garanticen y defiendan los cortes de rutas, los paros, los bloqueos, las tomas de tierras, etc. Al mismo tiempo, es necesario marchar a rodear los cuarteles y llamar a los soldados -conscriptos- a desconocer a sus oficiales, formar comités de soldados e incorporarse al congreso obrero y campesino.
La política de Solares y la dirección de la COB, que convocan "a la tropa policial" y a "los militares patriotas a unirse al movimiento popular" (Resolución del ampliado de la COB del 4/01/05), y que ante el decreto de Mesa que autoriza a las fuerzas armadas a masacrar al pueblo, se limitó a decir "... queremos indicarle (al presidente, NdR) que no le tenemos miedo al ejército ni a la policía y vamos a salir con todas nuestras fuerzas a defender nuestros derechos" (Bolpress, 18/01/05) es poco menos que criminal si no llama al armamento de los trabajadores y los campesinos para defenderse. ¡Juegan con la vida de los explotados! De lo que se trata es de defender la vida de la única clase productora de riqueza; de no tener que dejar más mártires obreros en las calles, de saldar cuentas con la policía y con la casta de oficiales asesina de las Fuerzas Armadas. ¡Milicias obreras, comité de soldados y dividir al ejército, son tareas de vida o muerte para los obreros y los campesinos, para impedir que las fuerzas armadas asesinas, ahora autorizadas por el decreto de Mesa, vuelvan a masacrar al pueblo!
¡Hay que volver a las barricadas, a los piquetes, a los comités de huelga, como en Octubre! ¡Hay que hacer realidad el grito de febrero "Fusil, metralla, Bolivia no se calla", poniendo en pie ya las milicias obreras y campesinas!
Ese Congreso con sus milicias y sus comités de soldados es el que puede preparar y organizar la huelga general política que, con barricadas, piquetes, milicias obreras y comités de soldados, derroque a Mesa, barra con el régimen de la Rosca, e imponga un gobierno provisional revolucionario obrero y campesino de la COB y las centrales campesinas, el único que puede imponer un plan económico obrero y campesino para salir de la crisis. Plan económico obrero y campesino que comienza por romper con el FMI, recuperar el gas, el petróleo, el agua, la electricidad, nacionalizándolos sin pago y bajo control obrero; resolver el problema de la tierra para los campesinos , terminar con la desocupación y la carestía de la vida con la escala móvil de salarios y de horas de trabajo -como plantean las Tesis de Pulacayo-, garantizar créditos baratos para los campesinos nacionalizando la banca y creando una banca estatal única, como primeras medidas de emergencia para que la crisis la pague la burguesía, los gringos y el FMI.
¡Abajo la trampa de una "salida institucional" pactada con Mesa y elecciones anticipadas, con la que preparan con nueva envoSura la misma dictadura del capital y del mismo régimen asesino, pro imperialista y entregador de la Rosca! ¡Abajo Mesa, y abajo el parlamento fantoche! Que los diputados del MAS y del MIP renuncien ya a esa cueva de enemigos del pueblo, y convoquen al Congreso Obrero y campesino.
Toda Asamblea Constituyente convocada y organizada por este régimen infame y asesino de la Rosca, como la que preparan, será totalmente antidemocrática y amañada. Por el contrario, no habría nada más democrático que un Congreso nacional de delegados obreros y campesinos de la COB y las centrales campesinas, que sería representativo de las más amplias masas explotadas. Ese Congreso tendría mil veces más autoridad que el parlamento fantoche, y que la Constituyente amañada que preparan.
Un gobierno provisional revolucionario de la COB y las centrales campesinas, sobre la base de los organismos democráticos de las masas, de las milicias y los comités de soldados, es lo que puede resolver las demandas acuciantes de las masas, e inclusive, es el que podría convocar una Asamblea Constituyente verdaderamente democrática, sobre las ruinas del régimen asesino de la Rosca.
En síntesis, no serán las salidas amañadas de conciliación de clases y tregua con los burgueses que ahora, ante el retroceso parcial de Mesa en el gasolinazo, ya están diciendo que hay que negociar y frenar a las masas. ¡Ninguna tregua ni acuerdo con ellos! Ya recibieron su parte y ahora quieren negociar la continuidad de Mesa y la aplicación del plan imperialista. Mañana, por sus negocios, y si lo necesitan, no dudarán en apoyar la represión sangrienta contra los obreros y campesinos, o partir a Bolivia en mil pedazos.
El nuevo decreto de Mesa rebajando el aumento muestra su Sdebilidad, no es hora de aflojar sino de pasar a la ofensiva. Todo el que plantea hoy que el nuevo decreto es una medida "progresiva" o "saludable" quiere salvarlo a Mesa y preparar nuevos tarifazos para descargarlos sobre las espaldas de las masas.
La COB y las centrales campesinas deben romper con la burguesía, repudiar la trampa de las elecciones anticipadas y la Constituyente, y convocar el Congreso de delegados obreros y campesinos de la COB y las centrales campesinas, que se apoye en las milicias obreras y comités de soldados, para garantizar la huelga general política que imponga el derrocamiento de Mesa y que no deje rastros del régimen de la Rosca. El triunfo de la clase obrera en éstas, que son las tareas del momento, impondría un régimen de doble poder y con ello, las condiciones para preparar y organizar una insurrección triunfante que lleve al proletariado, como caudillo de la nación oprimida, al poder.

11. En la revolución boliviana no hace más que ponerse al rojo vivo la crisis de dirección revolucionaria del proletariado, es decir, el carácter contrarrevolucionario de las direcciones que las masas tienen a su frente, y la bancarrota completa y definitiva de los liquidadores del trotskismo que se subordinan a ellas.
Se establece entonces una carrera de velocidad entre, el acercamiento de los combates decisivos, los preparativos de las fuerzas de la contrarrevolución para tratar de abortar, o de aplastar a sangre y fuego la revolución, la lucha revolucionaria de las masas que pugnan por romper el corset de las direcciones traidoras, y la inexistencia del partido revolucionario e internacionalista que la heroica clase obrera boliviana se merece y necesita para llevar al triunfo su revolución. ¿Cómo cerrar esa brecha, cómo lograr tiempo para que madure y se forje ese partido revolucionario?
La clave para ello, y la tarea central de los revolucionarios, es luchar incansablemente por que el proletariado y los explotados, en su combate actual, desarrollen, centralicen y armen sus organismos de democracia directa y sus milicias, esto es, los soviets, preparatorios de la insurrección y la toma del poder. Es en esos organismos donde los obreros y los campesinos pobres pueden unir sus filas, multiplicar sus energías, y desembarazarse rápidamente de sus direcciones traidoras. Porque en esos organismos, bajo los ojos vigilantes de las masas armadas, se ponen a prueba todos los días los programas y las políticas, quedan al desnudo las traiciones de las direcciones reformistas y la cobardía de los centristas que les cubren el flanco izquierdo. Por esa razón, en esos organismos, un pequeño núcleo de revolucionarios puede luchar abiertamente por ganar a las masas, permitiendo que éstas se convenzan de la justeza de su programa por su propia experiencia, a condición de luchar inclaudicablemente contra las direcciones traidoras y sus laderos los liquidadores del trotskismo, y de marcarles con claridad y a cada paso, quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos.
Pero para ello, es condición que ese núcleo de revolucionarios sea parte del combate internacionalista por reagrupar a las fuerzas sanas del trotskismo, enfrentando en todo el mundo a las direcciones traidoras y a los liquidadores del trotskismo que las sostienen. Esta lucha comienza hoy por dar una pelea implacable contra el Foro Social Mundial (FSM), esa verdadera internacional contrarrevolucionaria, que se reúne en Porto Alegre en los próximos días y donde discutirán como desviar y abortar la revolución Boliviana, como antes hicieron con la revolución Argentina y con cada proceso de lucha de las masas, siguiendo las órdenes de sus jefes de la burocracia restauracionista castrista, los traidores del lulismo petista, etc.
Es desde el programa para la revolución boliviana que desde la FTI-CI enfrentaremos a los claudicadores del PSTU y otros renegados del trotskismo en Brasil, que pugnan por arrastrar a lo mejor de la vanguardia obrera brasilera agrupado en la CONLUTAS, al interior de ese engendro contrarrevolucionario que es el Foro. Es desde el programa para los tests ácidos de la lucha de clases mundial como la revolución boliviana, como Irak, Palestina, etc., que enfrentaremos a las direcciones traidoras, y también a los renegados del trotskismo que en Chile, Perú, Argentina, etc., quieren llevar a la vanguardia obrera que dio las mejores luchas a subordinarse al Foro Social Mundial, como quieren hacer en Argentina con los trabajadores de Brukman, de subterráneos, telefónicos, ferroviarios, etc. Desde esta perspectiva es que, también al interior del Comité de Enlace por una Conferencia Internacional de los trotskistas principistas, al que pertenecemos daremos la pelea contra todos aquellos que rompiendo con los acuerdos de su constitución, levanten que es posible construir agrupamientos revolucionarios al interior de esa cueva de contrarrevolucionarios que es el FSM.
Es desde esta lucha que daremos batalla por el programa revolucionario para Bolivia y junto a nuestra organización hermana en Bolivia, la agrupación obrera-estudiantil Octubre Rojo Internacionalista, surgida al calor de la rebelión de los estudiantes de la UTO de Oruro, que ha tomado en sus manos la lucha por refundar al trotskismo principista en Bolivia, sabiendo que las fuerzas para ello ya existen y se han destacado en lo mejor de la vanguardia obrera, campesina y estudiantil boliviana que se prueba todos los días en el fuego de los cortes de ruta, las huelgas, los bloqueos y los piquetes. Confluyendo con estas fuerzas, luchando por derrotar ante la vanguardia a los liquidadores del trotskismo, la ORI podrá encarar la lucha por refundar al trotskismo principista en Bolivia, para dotar a las masas de la dirección necesaria para el triunfo de la revolución en este país. Ayudar a ese cometido es una tarea de todas las fuerzas sanas que peleamos por volver a poner en pie el Partido mundial de la revolución socialista que, para quienes integramos la FTI-CI, no puede ser otro que la IV Internacional regenerada y refundada.

21 de Enero de 2005.-

Notas:
1 Se llama así a los parlamentarios de varios partidos -liderados por Filemón Escóbar del MAS- que intentaron formar un bloque parlamentario en defensa de Mesa llamado de los "transversales".


LOS RENEGADOS DEL TROTSKISMO UNA VEZ MAS
CUBREN POR "IZQUIERDA" A LAS DIRECCIONES TRAIDORAS

Que se ha iniciado el tercer capítulo de la revolución boliviana, significa que los tiempos de la definición se aceleran, que se aproximan acontecimientos decisivos donde la clase obrera puede encontrarse nuevamente, de un momento a otro, ante el problema del poder; donde las fuerzas de la contrarrevolución, la burguesía y las direcciones traidoras, comienzan a preparar los cantos de sirena del frente popular, y alistar a sus castas de oficiales para futuras korniloviadas, etc.
Los renegados del trotskismo del POR (Lora), y otros como la LORCI, el grupo del PTS argentino en Bolivia, no prepararon este nuevo capítulo de la revolución, y no preparan hoy a la clase obrera y los campesinos pobres para los nuevos y decisivos combates de clases que se aproximan y que ya se están desarrollando.
Así, el POR se ha ubicado, desde el inicio mismo de la revolución, cubriéndole el flanco izquierdo a Solares y la dirección castrista de la COB. Los distintos momentos de la revolución han encontrado al POR negándose a luchar por que se pongan en pie los organismos de doble poder y por conquistar el armamento de las masas, y siempre a los pies de la dirección de la COB. Frente al derrocamiento de Sánchez de Lozada en octubre de 2003, se negó a plantear la exigencia de que la COB y las centrales campesinas tomaran el poder, único camino para evitar la traición de Morales, Quispe y Solares que le entregaban el poder a Mesa.
Luego, se dedicaron a cubrirle la espalda a Solares, diciendo, igual que él, que lo que había que hacer era una Asamblea Popular como la de 1971, para así ocultar que las masas revolucionarias ya habían puesto en pie a la COB y a las centrales campesinas como organismos de semi-doble poder, y que de lo que se trataba era de armarlos, con milicias obreras y comités de soldados, para que se transformaran en soviets maduros en condiciones de disputar el poder.
En el referéndum de julio del 2004 el POR dividió a la clase obrera y los campesinos con su llamado a no votar, votar nulo o quemar ánforas, entregándolos a la política del gobierno, callando la nueva traición de Solares que había salido a decir que era necesario llamar al boicot y que no hizo nada para imponerlo.
Meses más tarde, ante la gran rebelión de los estudiantes de la UTO de Oruro que tendía a romper la tregua, el eje de la política del POR fue llevar a los estudiantes a la negociación, tratando de convencerlos de que el rector de la rosca garantizaría el acuerdo, es decir, actuó intentando a cada momento llevar a los estudiantes nuevamente a los pies de Solares y de la tregua.
Después de haber sido entonces el sostén de la tregua por izquierda y por lo mismo, de no haber preparado a la vanguardia para el tercer capítulo de la revolución que se ha abierto, hoy el POR, en medio del paro general de 24 horas y de la huelga general en El Alto, ha sacado un boletín que en su portada plantea "¡¡INSURRECCION!! Revolución social contra la crisis capitalista, no simple recambio burgués", en el que habla de "revolución social" e "implantación del socialismo", "insurrección popular", "obreros al poder", etc., etc.
Nadie que se precie de revolucionario podrá estar en contra, en general, de hablar de "insurrección", de "revolución social", etc., como ningún médico puede estar en contra de curar una enfermedad. Pero, de un médico que pretende curar el cáncer con aspirinas, o de un cirujano que opera a un paciente sin preparar dicha intervención quirúrgica, cualquiera dirá que es un curandero, si no un criminal que lleva al paciente a la muerte.
El POR juega a las escondidas con la "insurrección", para esconder detrás de esta fraseología incendiaria que es un curandero que en medio de la respuesta obrera y campesina al gasolinazo, y en nombre de una revolución futura, eludió la lucha presente por que esa respuesta se transformara en una verdadera huelga general política que tirara abajo a Mesa y barriera con el régimen de la Rosca, imponiendo un régimen de doble poder, que era y es lo único que puede abrir el camino y las condiciones para preparar la insurrección.
Porque la insurrección es un momento preciso de la revolución, su momento culminante. Así la definía León Trotsky: "La fase suprema de la revolución es la insurrección, la que decide el poder. La insurrección siempre va precedida de un período de organización y de preparación con base en una campaña política determinada. Por regla general, el momento de la insurrección es breve, pero es un momento decisivo en el curso de la revolución (…) Como marxistas, debemos saber y comprender que no basta con querer la insurrección para realizarla. Hay que hacerla cuando las condiciones objetivas la hacen posible, pues no se hace sola. (…) … los postulados políticos indispensables para el éxito de la insurrección residen en el quebrantamiento del aparato gubernamental y en el apoyo decidido que dan a la vanguardia revolucionaria la mayoría de los trabajadores de los principales centros y regiones del país (…) La organización de los soviets será luego un medio eventual de verificar las relaciones de fuerzas, y partiendo de ahí, establecer si las condiciones para desencadenar la insurrección son las adecuadas…" ("Doctrina militar y marxismo")
Está claro que éstas no son hoy las condiciones en Bolivia: ni hay un quebrantamiento del aparato gubernamental, ni la mayoría de los trabajadores apoyan a "la vanguardia revolucionaria".
Por ello el POR, aunque vocifere "insurrección", se ha demostrado una vez más como enemigo de la misma, porque se negó a luchar por la huelga general política que era la que planteaba el derrocamiento revolucionario de Mesa, la puesta en pie de los organismos de doble poder, de milicias obreras y la división del ejército. Es decir, la huelga general política triunfante, derrocando a Mesa y destruyendo al régimen de la Rosca, es la que abre el camino a la preparación de la insurrección.
Porque es claro que, para que efectivamente se abra el camino y las condiciones para preparar la insurrección y la toma del poder, la tarea que hoy tienen planteada la clase obrera y los explotados de Bolivia es culminar las tareas que quedaron inconclusas y que los Morales, Quispe y Solares no les dejan terminar: tirar abajo a Mesa, no dejar ni rastros del régimen de la Rosca, con los soviets y las milicias obreras dividir al ejército y ganarse a los soldados, es decir, "quebrantar el aparato gubernamental", imponiendo un régimen de doble poder que abra el camino y plantee la preparación de la insurrección como arte para que el proletariado se haga del poder.
Por ello, en el momento actual en Bolivia, no lucha por la insurrección y por la toma del poder, aunque las declame, las vocifere y las escriba en letras tamaño catástrofe -como hace el POR- quien no lucha por un Congreso nacional de delegados de la COB y las centrales campesinas que organice la huelga general política, con barricadas, piquetes, y milicias obreras y poniendo en pie comités de soldados, que derroque a Mesa e imponga un gobierno provisional revolucionario de la COB y las centrales campesinas.
El POR, en forma criminal e irresponsable, habla en general de "levantamiento armado", pero no muestra un curso de acción a seguir a los obreros y campesinos para conquistar su armamento: no dice una palabra de poner en pie milicias obreras, ni de dividir al ejército conformando comités de soldados, ni siquiera teniendo ante sus ojos el decreto de Mesa autorizando a las fuerzas armadas a masacrar al pueblo con armas de fuego. Esto no es casual, puesto que el POR -al igual que el castrista Solares- se ha pasado décadas buscando y llamando a las masas a confiar en los supuestos "militares patriotas" de "Vivo Rojo", y en los policías que como son trabajadores públicos, se pasarán del lado del pueblo. ¡Cuando son los que masacraron a los obreros y campesinos en Octubre, y asesinaron a los soldados que se negaban a reprimir!
No lucha por la insurrección y por la toma del poder el que, como el POR, no lucha por derrotar a las direcciones traidoras que las masas tienen a su frente, a Morales, a Solares, a Quispe, que a cada paso imponen treguas, deshacen lo que las masas construyen con su lucha, la llevan a la subordinación a la burguesía. El POR se limita a denunciar en general el "cretinismo reformista de burócratas y politiqueros", pero se negó y se niega a exigirle a las direcciones concretas de carne y hueso, a Solares, a Quispe, que rompan sus acuerdos con la burguesía, convoque a un Congreso de delegados de base, basado en las milicias obreras y campesinas y preparen la huelga general política para derrocar a Mesa.
Es que la verdadera política del POR, mientras habla de "insurrección" y "revolución", es entretener a las masas luchando por las alcaldías y por "cabildos abiertos permanentes" mientras Evo Morales, Solares y Quispe negocian con la burguesía la salida a la actual crisis ya sea con elecciones anticipadas, Constituyente o una combinación de ambas.

LOR-CI: Pacifismo y cretinismo parlamentario

No menos nefasta es la política de la LORCI. Ya desde febrero de 2003, fueron pioneros de la política menchevique de levantar, en medio de la revolución, la lucha por una Asamblea Constituyente como consigna central y estratégica para todo un período de la lucha de clases en Bolivia central. Así, en febrero, mientras las masas se levantaban al grito de "Fusil, metralla, Bolivia no se calla", ellos decían…Asamblea Constituyente. Octubre de 2003: guerra civil en las calles, proceso semiinsurreccional en El Alto, barricadas, enfrentamientos con el ejército, cae Goni, las direcciones traidoras le dan el poder a Mesa, y la LORCI planteaba… Asamblea Constituyente. Julio de 2004, frente a la trampa del referéndum, las condiciones están dadas para organizar el boicot al mismo, Morales llama a participar, Solares llama de palabra al boicot pero se niega a organizarlo, la LORCI dice…Asamblea Constituyente nacional y soberana.
Al igual que el POR, decían que la clase obrera y los campesinos necesitaban dotarse de una "Asamblea Popular como la de 1971", dándole la espalda así a los verdaderos organismos semi-soviéticos que las masas pusieron en pie, la COB y las centrales campesinas, y salvándole así la ropa a la burocracia de la COB.
Pero ahora, frente al inicio del tercer capítulo de la revolución boliviana, frente a la respuesta obrera y campesina al ataque lanzado por Mesa, como la "Asamblea Popular del 71" no existe, la LORCI se ve obligada a dirigirse a la COB -reconociéndola así de hecho como el verdadero organismo que las masas en lucha han puesto de pie- para exigirle… ¿que luche por tirar abajo a Mesa, que convoque a un Congreso nacional de delegados obreros y campesinos, que ponga en pie las milicias obreras, que rompan con la burguesía e impongan un gobierno provisional de la COB y las centrales campesinas…? No, ¡nada de eso!, sino exigirle que ponga en pie un "instrumento político de los trabajadores" para intervenir en "la constituyente que prepara el gobierno". (Volante de la LORCI, 19/01/05). Entonces, "plan de lucha que culmine en la huelga general política", "programa obrero de salida a la crisis" en boca de esta gente, es fraseología vacía porque la política de la LORCI es que siga Mesa en el gobierno, presionarlo con un plan de lucha para que retroceda del gasolinazo, y llevar a las masas a participar de la trampa de la Asamblea Constituyente eso sí… "preservando la independencia de clase".
Por supuesto que, mientras Mesa firma un decreto autorizando a las fuerzas armadas a masacrar a la clase obrera y al pueblo, la LORCI se calla la boca, y no dice ni una palabra de la necesidad urgente de poner en pie las milicias obreras para defender y garantizar la huelga general política que pregonan, ni menos que menos de la necesidad de luchar por dividir al ejército, poniendo en pie los comités de soldados y destruyendo la casta de oficiales, haciendo gala, una vez más, de un pacifismo de la peor especie.


SOBRE EL INICIO DE LA REVOLUCION
Y EL PARTIDO REVOLUCIONARIO

La revolución boliviana pone muy duramente a prueba a aquellos grupos y corrientes que se reivindican del trotskismo como por ejemplo el POR de Argentina, y que afirman que no puede comenzar una revolución en tal o cual país si no existe un partido revolucionario. Contra esa concepción ultrasubjetivista, el marxismo revolucionario define que la existencia de un partido revolucionario es condición indispensable para que una revolución triunfe, pero no para que ella se inicie.
Estos grupos, consecuentemente, definen que a pesar de la semiinsurrección de febrero de 2003 y del derrocamiento de Goni en octubre, en Bolivia no se inició una revolución, puesto que la condición indispensable para ello es que haya un partido revolucionario, y éste hoy no existe.
Critican entonces a quienes hemos definido el inicio de la revolución boliviana en octubre de 2003 -esto es, el inicio de todo un período donde lo que tiene planteado la clase obrera es la lucha por el derrocamiento de la burguesía y por la toma del poder-, diciendo que tenemos 45 grados de fiebre, que vemos revoluciones por todas partes, y que confundimos el quinto mes de un embarazo con el noveno mes.
Afirmamos que es un grave error confundir el quinto mes de embarazo con el noveno. Pero no menos grave es negarse a ver que el embarazo ya ha superado los nueve meses, y que si el parto no se produce, el niño morirá sin llegar a nacer.
Porque hoy, cuando el ataque lanzado por el gobierno de Mesa, las enormes divisiones interburguesas, y la gran respuesta obrera y campesina que abre el tercer capítulo de esta revolución, plantean que comienzan a ponerse a la orden del día la emergencia del frente popular, el alistamiento de las castas de oficiales para preparar el aplastamiento de las masas en caso de no poder controlarlas, es decir, cuando se preparan y se aproximan combates decisivos entre revolución y contrarrevolución, que decidirán la vida o la muerte del proletariado y de los explotados, seguir afirmando que no hay una revolución en curso porque no existe un partido revolucionario, es cerrar los ojos para no ver la realidad, es negar el veredicto de la vida misma, es no prepararse y no preparar a la clase obrera para esos combates decisivos.

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