Volver al índice ¡Gloria a los compañeros caídos! ¡Vivan los mineros de Huanuni!

 

Sábado 7 de octubre de 2006, desde el distrito minero de Huanuni

¡Gloria a los compañeros caídos! ¡Vivan los mineros de Huanuni!

Luego de dos jornadas de heroica resistencia de los mineros sindicalizados de Huanuni contra las bandas contrarrevolucionarias de los patrones cooperativistas enviados por el gobierno para tomarse la empresa y así aplicarle una derrota a la vanguardia del proletariado boliviano, los mineros de Huanuni, tregua de por medio, comienzan los velatorios y entierros de cinco mártires de esta heroica autodefensa minera que ha escrito una nueva y gloriosa página en la historia de la clase obrera boliviana, orgullo del proletariado mundial.
Este día, todas las calles de la Huanuni revolucionaria, transitadas por mujeres de negro y mineros con sus heridas de combate a flor de piel, conducen al coliseo. Tantas veces convocante de grandes asambleas mineras para debatir el destino de los explotados, el coliseo hoy resguarda a los compañeros caídos para que la clase obrera les rinda su homenaje. Camino al coliseo se ven las calles regadas de vidrios rotos y casas resquebrajadas, que dan testimonio de la dureza del combate.
“¡Gloria a los compañeros caídos! ¡Vivan los mineros de Huanuni!”, estallan los gritos, como dinamitazos en medio del silencio de miles de mineros y sus familias frente a los ataúdes de los más heroicos combatientes de la autodefensa minera.
Las mujeres del Comité de Amas de Casa -que se mantuvieron en la primera línea de fuego durante las dos jornadas de enfrentamientos- muchas de ellas muy lastimadas, se encargan de garantizar la comida y la bebida para los familiares de los caídos y para todos los presentes.
De repente, comienzan a sonar las trompetas y bombos del Sindicato de Mineros de Huanuni. La multitud se pone de pie, se quitan los gorros, aprietan sus dientes y sus ojos llenos de lágrimas envuelven el ambiente de una mezcla de dolor, odio y orgullo. Terminan las trompetas y los bombos y nuevamente, se escucha una voz resquebrajada pero contundente “¡Gloria a los compañeros caídos de octubre! ¡Viva el distrito minero de Huanuni! ¡Fuera el gobierno asesino!”. La respuesta de los presentes hace temblar el auditorio.
“Nuestros compañeros no cayeron en vano”, se repetía una y otra vez entre los compañeros que días atrás habían estado en los bloqueos conquistando 1500 puestos de trabajo en la empresa. Apenas se enteraron del ataque de las bandas contrarrevolucionarias, fueron a la mina a defenderla con la vida, y así fue. “Le dispararon a un cuate en el pecho y cuando fuimos a rescatarlo, nuevamente dispararon y mataron a éste”, nos dicen señalando el ataúd y estallando en lagrimas. “Fuimos a defender el futuro de los hijos de todos los trabajadores de Bolivia”; “estos no son en vano”; “Vamos a defender la mina, así quede un solo minero de pie”.
En el centro del estadio, los caídos junto a sus familiares, eran abrazados fuertemente por cientos y cientos de compañeros y compañeras que se turnaban para rendir su homenaje. Nuevamente se escuchaban las trompetas y los bombos, y nuevamente todos de pie.
Huanuni está de luto: está enterrando a lo mejor de su clase. Los puestos de lucha de los caídos fueron rápidamente ocupados por quienes venían detrás. Huanuni está de luto, pero con la certeza de que su sangre minera impidió que la contrarrevolución avance y se tome la empresa.
Toda la noche se quedaron en el coliseo muchos compañeros velando y acompañando a las familias de los cinco caídos. A la mañana siguiente, miles de compañeros y sus familias comenzaron a concentrarse en el coliseo para marchar al cementerio. Nuevamente las trompetas y bombos hicieron retumbar todo el distrito “¡Gloria a los caídos! ¡Vivan los mineros de Huanuni! ¡Fuera el gobierno asesino!”. Con los ataúdes al frente y una verdadera multitud por detrás, comenzó la marcha. Esta vez, la mezcla de dolor, odio y orgullo se apoderó de la atmósfera de todo el distrito de Huanuni.
Todos aquellos que directa o indirectamente participaron de la defensa de la empresa, estaban presentes. Mientras las trompetas y los bombos no paraban de sonar, la larga marcha al cementerio susurraba anécdotas, reflexiones y conclusiones de lo ocurrido, mientras de las casas sólo se escuchaban aplausos. Todos los mineros saben que luego de enterrar a sus mártires, deberán tener la guardia en alto: la amenaza contrarrevolucionaria sigue latente, y éste es el centro del susurro que recorría el cortejo fúnebre. 
La movilización irrumpió en el cementerio. El dolor y el llanto se adueño de los familiares. Los mineros despidieron a sus compañeros al grito interminable de “¡Gloria a los caídos de octubre! ¡Viva los mineros de Huanuni! ¡Abajo el gobierno asesino!”
El proletariado internacional en su combate, sabrá tenerlos en sus banderas, y más temprano que tarde, los vengará.

Octubre Rojo Internacionalista (ORI) de Bolivia
Integrante de la Fracción Leninista Trotskista (FLT)