Volver al índice Editorial Los renegados del trotskismo pilar fundamental de la política de colaboración de clases y de traición al proletariado de la dirección de la COB

 

BOLIVIA
¡Los obreros revolucionarios internacionalistas de pie junto a los heroicos mineros asalariados de Huanuni!

¡Fuera las fuerzas de choque contrarrevolucionarias de los patrones cooperativistas esclavistas, mandadas por el gobierno de Evo Morales y las transnacionales para dividir y masacrar a los mineros!

¡Basta de fraude de la “Revolución Bolivariana”!
¡Por la revolución obrera y campesina!

 

La heroica resistencia de los mineros de Huanuni hizo retroceder a las fuerzas contrarrevolucionarias de los cooperativistas, Villarroel y el gobierno de Morales

Con dos días de durísimos combates contra el ataque de las fuerzas contrarrevolucionarias de los pequeños patrones cooperativistas azuzados y armados por Walter Villarroel -el entonces ministro de minería del gobierno de Morales y también empresario cooperativista- y al precio de varios compañeros caídos en combate, los heroicos mineros de Huanuni impidieron que les arrebataran la mina. En inferioridad numérica, 500 mineros asalariados y las heroicas mujeres del Comité de amas de casa se enfrentaron a 2000 cooperativistas y defendieron la mina, sus casas, su pueblo, sus familias y conquistas.
El viernes 6 de octubre por la noche, y después de haber desaparecido durante dos días Evo Morales apareció dando una conferencia de presa en la televisión, y anunciando la destitución del ministro de Villarroel. La resistencia de los mineros de Huanuni provocó la primera crisis política en el gobierno de Morales, y desnudó cuál era el plan contrarrevolucionario del frente popular: permitir que los cooperativistas tomaran la mina y masacraran a los mineros asalariados, para que luego Evo mandara al ejército a “pacificar”.
De esta manera, mientras pactan con la burguesía fascista de la Media Luna y con las transnacionales en la Asamblea Constituyente fraudulenta, buscaban garantizar que las enormes reservas de estaño de la mina de Huanuni, y sobre todo las del cerro Posokoni –948 mil toneladas valuadas en 4000 millones de dólares- quedaran en manos de la rastrera burguesía nacional “cooperativista”, en momentos en que el precio del estaño en el mercado mundial pasó de U$S 4890 la tonelada métrica en 2003 a... U$S 7385 en 2006.
El ataque de los cooperativistas fue la respuesta del gobierno de Morales a la lucha de los mineros de Huanuni que, en común con los campesinos pobres, los desocupados e incluso un sector de los obreros explotados por los patrones de las cooperativas, venían de imponer un triunfo: conquistaron 1500 puestos de trabajo para Huanuni y obligaron al gobierno a prometer la creación de una empresa estatal de la Comibol para explotar el cerro Posokoni.
Este triunfo significó que miles de mineros desocupados y de obreros esclavizados por los patrones cooperativistas de todo el país, comenzaran a llegar a Huanuni con la esperanza de volver a entrar a trabajar en las minas del estado, recuperar sus derechos, sus conquistas y su dignidad.
El gobierno de frente popular de Morales, sirviente de las transnacionales, no podía permitir que se consolidara el triunfo de los obreros de Huanuni. Por eso, azuzaron y organizaron a los empresarios “cooperativistas” para que aplasten a sangre y fuego a los trabajadores de Huanuni.
Pero el plan de Morales se chocó con la heroica resistencia de los mineros y su autodefensa obrera, que lo hicieron fracasar. El viernes 6 de octubre por la noche, se firmó una tregua provisoria entre los mineros asalariados y los empresarios cooperativistas, y se abrieron negociaciones.
Durante el fin de semana siguiente, los mineros asalariados y los pobladores de Huanuni velaron y enterraron sus cinco compañeros caídos en el combate, y a los tres pobladores de Huanuni asesinados por la dinamita de los empresarios cooperativistas. ¡Gloria a los compañeros caídos!
Después de haber masacrado en Huanuni, Evo Morales, la burguesía y sus cacatúas, quieren presentarse, cínicamente, como abanderados de la “pacificación”, cuando son ellos, junto a las transnacionales imperialistas, los que se roban las riquezas de Bolivia, hunden en la miseria a las masas y mandan a las bandas fascistas, al ejército, o a las hordas de empresarios cooperativistas a masacrar a los obreros.
Llegando al colmo del cinismo, Evo Morales salió a decir a la prensa que “comprendieran” estos “errores” que cometía por “inexperiencia” puesto que “nunca había gobernado” y que estaba “aprendiendo”. “Aprendiendo”... ¡sí, “aprendiendo” a matar obreros, como hacen los patrones, como hace todo gobierno burgués sirviente de las transnacionales y el imperialismo como el que él encabeza! No cabe dudas de que Morales ha resultado ser un “alumno” muy rápido: en apenas unos meses, asesinó en Oruro a un trabajador del Movimiento Sin Techo; en el Chapare a dos campesinos cocaleros, y ahora a los heroicos mineros asalariados de Huanuni.
Después de mandar a los cooperativistas a masacrar, Morales “denuncia” que todo se trataría de una “conspiración” contra su gobierno y agita el fantasma del “golpe de estado” que estaría preparando un “frente desestabilizador” integrado por oficiales de la policía y el ejército, la burguesía separatista de la Media Luna y... ¡el magisterio, los mineros asalariados, la COB y la COR El Alto, etc.!
¡Canallas! ¡La única “conspiración” es la del gobierno de Morales con Villarroel y los patrones cooperativistas para masacrar a los mineros de Huanuni y robarles la mina! ¡Son las transnacionales y la burguesía nativa las que conspiran contra las masas explotadas de Bolivia para robarles sus hidrocarburos y sus minerales! ¡Son el gobierno de colaboración de clases de Morales y los diputados del MAS junto con la burguesía fascista de la Media Luna, los que conspiran contra el pueblo y contra la revolución obrera y campesina en esa Asamblea Constituyente fraudulenta! ¡Fueron Evo Morales, el MAS y las direcciones colaboracionistas de las organizaciones obreras y campesinas las que en Octubre de 2003, conspirando a espaldas de las masas insurrectas, les expropiaron su triunfo de haber derrocado a Goni y le dieron el poder a su sucesor Mesa! ¡Y volvieron a conspirar en junio de 2005, cuando entre gallos y medianoche, en un parlamento ilegítimo reunido en Sucre y rodeado por las masas en lucha que habían tirado abajo a Mesa, le dieron el poder a Rodríguez!
El gobierno de Morales, como todo gobierno de colaboración de clases dirigido por la burguesía nativa asociada por múltiples negocios a las transnacionales y al capital financiero internacional, no ha movido un dedo y ni pasa por su cabeza enfrentar a la burguesía cruceña y de la Media Luna que es abiertamente secesionista, que a plena luz del día arma brigadas fascistas para masacrar obreros y campesinos.
Antes de asumir, Morales fue a Santa cruz a decirle a la oligarquía petrolera y terrateniente que “le enseñaran a gobernar” porque él se iba a encargar de controlar a las masas obreras y campesinas insurrectas. Aprende excelentemente de sus maestros, a matar obreros y campesinos pobres. Este es el gobierno que pacta con la burguesía secesionista de la Media Luna en la Asamblea Constituyente, mientras manda fuerzas contrarrevolucionarias a masacrar a los mineros. Ese es el nefasto rol del frente popular, de la vieja política stalinista de colaboración de clases con la que se estrangularon por décadas cientos de revoluciones y al proletariado mundial, política sostenida hoy por esa cueva de bandidos contrarrevolucionarios que es el Foro Social Mundial.
¡Abajo el pacto del gobierno antiobrero y represor de Morales y la burguesía nativa esclavista con la oligarquía cruceña! ¡Basta de poner al proletariado y a sus organizaciones de lucha a los pies de la burguesía! ¡Reagrupar las fuerzas ya alrededor de la heroica resistencia minera de Huanuni! La clase obrera boliviana necesita un programa y una estrategia para triunfar y volver a poner en pie la revolución que, a partir de octubre de 2003, le fuera arrebatada por el Foro Social Mundial.

La dirección de la COB y la FSTMB llaman a “militarizar” Huanuni para subordinar a los obreros a los supuestos militares “patriotas” y entregarles el negocio del estaño

Con su lucha y su sangre, los heroicos mineros de Huanuni desbarataron el plan contrarrevolucionario del frente popular, lograron impedir que les robaran la mina y abrieron la perspectiva de que la revolución obrera y campesina expropiada se pusiera de pie, reconquistando –esta vez en Huanuni- su “cuartel general de la revolución” y volviendo a levantar sus demandas motoras de nacionalización sin pago y bajo control obrero de las minas y los hidrocarburos, expulsión de las transnacionales, expropiación de los terratenientes y tierra para los campesinos, pan y trabajo digno para todos los trabajadores, etc. Pero esa perspectiva fue y es bloqueada por las direcciones de las organizaciones obreras colaboracionistas con el gobierno burgués de Morales, como son Montes de la COB y los dirigentes de la FSTMB.
Frente al ataque contrarrevolucionario de los patrones cooperativistas contra los mineros asalariados de Huanuni, estas direcciones llamaron a la “pacificación” y le piden a su “amigo” Morales que, como la COMIBOL es propiedad del estado, pues entonces que mande a Huanuni a las fuerzas armadas para “defender” la mina. Es más, utilizaron como amenaza la posibilidad de un nuevo ataque por parte de los cooperativistas, para aterrorizar a los mineros y a sus familias y así, poniéndoles de hecho una pistola en la cabeza, obligarlos a aceptar su política de confiar en el ala “nacionalista” de la casta de oficiales asesinos para que los “defiendan”.
Montes y la dirección de la COB llaman a “su” gobierno, a “su” amigo Morales a que mande a la casta de oficiales supuestamente “nacionalista” que lo sostiene, a imponer orden ante el peligro de que el atalonamiento de los obreros de Huanuni signifique un reagrupamiento de todo el proletariado boliviano.
La de la dirección de la COB y la FSTMB no es más que otra pérfida política de colaboración de clases para seguir garantizando la división de las filas obreras, la subordinación del proletariado a la burguesía, y el estrangulamiento de la revolución obrera y campesina. Porque fueron estas mismas direcciones, y en primer lugar, la burocracia de la COB, las que dejaron librados a su suerte a miles de trabajadores desocupados, sin organizarlos, permitiendo así que fueran esclavizados y superexplotados por los patrones cooperativistas que hoy los utilizan como fuerza de choque contrarrevolucionaria contra los mineros sindicalizados de Huanuni. La burocracia de la COB –ayer con Solares, hoy con Montes- se dedicó a disolver los organismos de semi-doble poder que las masas pusieron en pie, y por dos veces, a entregarle el poder a la burguesía, primero a Mesa, luego a Rodríguez, y después llamando a apoyar al “amigo” Morales.
Hoy, exigiendo la “militarización” de Huanuni, Montes y la dirección de la Federación Minera no hace más que repetir la pérfida política lechinista de la burocracia de la COB de salir a buscar a los militares “patriotas”, “antiimperialistas”, “rojos”, a los cuales subordinar al proletariado para seguir profundizando la división de sus filas, impedirle que éste vuelva a soldar la alianza obrera y campesina, y mantenerlo sometido así al frente popular. Y en pago por ese “servicio”, le guiñan un ojo a las Fuerzas Armadas y les ofrecen que sea un sector de su casta de oficiales –el sector que responde a la burguesía nacional- la que se quede con el jugoso negocio del estaño.
Esta política de buscar “militares patriotas” ya la había levantado Solares durante mayo-junio de 2005, cuando salió a golpear las puertas de los cuarteles traicionando las jornadas revolucionarias complementarias con las que las masas terminaban de descalabrar todas las instituciones del poder burgués. Es la misma política con la cual Juan Lechín Oquendo de la COB, junto al stalinismo y el POR de Lora, traicionaron la revolución de 1971 poniéndola a los pies del general Torres –que hasta hablaba de “socialismo”-, y con el cual terminaran haciendo un “Frente Revolucionario Antiimperialista” mientras la feroz dictadura de Banzer masacraba a los obreros y los campesinos pobres.
La imposición de esta nefasta política de la dirección colaboracionista del proletariado, significó expropiar del triunfo que los mineros habían conquistado con su lucha en común con los campesinos pobres y los desocupados, consiguiendo 1500 puestos de trabajo bajo convenio de COMIBOL. Es otra política de colaboración de clases que profundiza la división de las filas obreras: separa a los mineros asalariados de Huanuni –supuestamente “custodiados” por las fuerzas armadas- de los miles de mineros explotados por los cooperativistas dejándolos a merced de estos empresarios esclavistas para que los usen como fuerza de choque contra la clase obrera. Los separa también de los campesinos pobres, porque ¡cómo se va a unir a los mineros el campesino pobre que dejó a sus mártires asesinados por las fuerzas armadas asesinas en Octubre de 2003, o que a cada paso sufre la represión de las brigadas “antidroga” del ejército en el Chapare o los Yungas!
Precisamente con ese programa, exigiendo que se militarice Huanuni, es decir, arrodillando a los mineros y a la clase obrera ante otra criminal política de colaboración de clases con el sector supuestamente “nacionalista” de la casta de oficiales del ejército asesino, la COB llamó a un “paro nacional” para el 10 de octubre pasado. Esta medida –totalmente testimonial-, no fue seguida por la amplia mayoría de los trabajadores bolivianos que odian a la casta de oficiales asesina y todavía claman justicia por sus hermanos de clase masacrados en Octubre de 2003.
Pero una vez más, la dirección de la COB y de la FSTMB, contaron con la decisiva colaboración de los renegados del trotskismo para imponer esta política, en primer lugar, del POR de Lora que se unió al coro de los que pedían la militarización de Huanuni, aplicando su vieja política, calcada del arsenal del stalinismo, de buscar algún coronel “rojo” al que subordinar a los obreros.
La vieja política stalinista de buscar militares “patriotas” ya significó una tragedia para el proletariado latinoamericano. Así, en la gloriosa revolución chilena de los Cordones industriales de los ‘70, el Partido Socialista y el Partido Comunista -sostenidos ambos por la política contrarrevolucionaria de la burocracia castrista-, les hicieron creer a los obrero chilenos que se podía conseguir la “vía pacífica al socialismo”; les hicieron creer que, sin armarse, podían defender sus conquistas; que sin poner en pie un doble poder y sin destruir al ejército y a la casta de oficiales asesina, se podía lograr la liberación nacional. En centenares de revoluciones se probó ya esta política contrarrevolucionaria del stalinismo. En la tragedia chilena, el militar “patriota” que consiguieron y que fue puesto por Allende como Comandante en Jefe del Ejército, no fue otro que... Pinochet, el asesino y masacrador los obreros y campesinos pobres de Chile.
¡Basta de poner a las organizaciones obreras a los pies del gobierno de Morales y de sus pactos y negocios con la oligarquía cruceña! ¡Abajo la casta de oficiales asesina del ejército boliviano! ¡Por comités de soldados que democráticamente elijan a sus oficiales y que envíen delegados a todas las organizaciones obreras y campesinas!
Contra la política de Morales y la dirección castrista de la COB, los trotskistas decimos que el único camino para parar la masacre de Huanuni y aplastar al fascismo que se prepara, es seguir el camino de la heroica revolución boliviana de 1952 que destruyó al ejército y que puso en pie las milicias obreras y campesinas de la COB.
¡Fuera de las organizaciones obreras los alcahuetes de la patronal y la casta de oficiales asesina de las fuerzas armadas! ¡Todos a Huanuni! ¡Asambleas de todo el movimiento obrero y campesino para mandar ya delegados a Huanuni! La revolución boliviana merece ponerse de pie, volver a constituir su cuartel general, echar de sus entrañas a las direcciones traidoras colaboracionistas con el enemigo de clase, y retomar el camino de Octubre de 2003 y de la revolución boliviana de 1952.
Contra esa estafa que es la “Revolución bolivariana” pregonada por los sostenedores de los negocios de las burguesías nativas y sus socios mayores imperialistas en todo el continente; por los que sostienen a los gobiernos y regímenes del TLC como en México y en Chile contra la furia justiciera de las masas; por los que sostienen los negocios de las transnacionales y las burguesías cipayas en el Mercosur; contra los que ponen al proletariado a los pies de los Chávez que con su petróleo abastece la maquinaria de guerra angloyanqui que masacra en Irak y que junto con Fidel Castro se aprestan a restaurar el capitalismo en Cuba; en definitiva, contra esa cueva de bandidos traidores de la revolución que es el Foro Social Mundial, para honor de los obreros del mundo, la revolución boliviana deberá ponerse de pie y triunfar como revolución obrera y campesina, demoliendo y destruyendo la maquinaria del dominio burgués.

¡Fuera de Huanuni la policía y el ejército asesinos de obreros!
¡Que todas las organizaciones obreras y de los campesinos pobres manden delegados de base a Huanuni!

La heroica resistencia minera puso un límite a la ofensiva del gobierno de colaboración de clases de Morales, sirviente de las transnacionales y de la burguesía nativa. Pero no puede quedar aislada. Ya han comenzado, por un lado, negociaciones en las que el enemigo de clase tratará de engañar a los obreros para que acepten la semiprivatización de Huanuni con la creación de una “empresa mixta” entre el estado y los empresarios cooperativistas, al tiempo que las transnacionales y la burguesía seguirán preparando y alistando sus bandas fascistas, sus fuerzas de choque contrarrevolucionarias, su casta de oficiales de las Fuerzas Armadas asesinas, para preparar nuevos y futuros golpes contra las masas.
¡No se puede dejar solos a los mineros de Huanuni! ¡Viva la autodefensa de los mineros sindicalizados de Huanuni! ¡Fuera de Huanuni la policía y el ejército asesinos de obreros! ¡Delegaciones ya de obreros, campesinos pobres y estudiantes combativos a Huanuni!
La COB y las COD deben convocar ya a todas las organizaciones obreras, de los campesinos pobres y los estudiantes combativos a votar delegados de base para un gran ampliado nacional de obreros, estudiantes y campesinos pobres en Huanuni, para fortalecer la autodefensa del cerro Posokoni; para imponer los 1500 puestos de empleo como mineros asalariados que conquistaron los mineros, los campesinos y los desocupados con su lucha, y organizar el combate por la refundación de la COMIBOL bajo control obrero. ¡Por la inmediata incorporación de todos los obreros esclavizados por los cooperativistas y de los cesantes a trabajar con todos los derechos de los obreros mineros sindicalizados! ¡Aumento de salarios de acuerdo al costo de la vida y reducción de la jornada laboral para que todas las manos disponibles se pongan a trabajar ya! ¡Bolsa de trabajo de la FSTMB, controlada por la base, para inscribir a todos los cesantes y obreros esclavizados por la patronal asesina de los cooperativistas! ¡Una sola clase una sola lucha!
Dotado de este programa, recuperando las organizaciones obreras de la COB y la COR para los obreros, rompiendo toda colaboración con el enemigo de clase, se le abrirá al proletariado el camino para extender y generalizar a todo el movimiento obrero y campesino de Bolivia la autodefensa de los mineros de Huanuni, para defender a las organizaciones obreras y de los campesinos pobres de las fuerzas de choque contrarrevolucionarias, de las bandas fascistas y del ejército asesino. Así se ganaría la clase obrera la autoridad para llamar a los soldados rasos –los hijos de los mineros, los campesinos pobres, los obreros, los desocupados- a destituir a sus oficiales de West Point, a organizarse en Comités de soldados y ponerse ellos y sus armas al servicio de los comités de autodefensa obreros y campesinos.
Cuando están por cumplirse tres años del comienzo de la revolución y el derrocamiento de Sánchez de Lozada, siguen libres e impunes los asesinos de más de 100 mártires obreros y campesinos, al tiempo que los comuneros de Ayo Ayo continúan presos en las mazmorras del régimen de la Rosca y del gobierno de Morales, y que la justicia patronal se apresta a enjuiciar a los dirigentes del Movimiento Sin Techo (MST). ¡La muerte de los mineros asalariados de Huanuni y de los mártires obreros y populares no puede quedar impune! Hay que imponer tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a todos los autores materiales e intelectuales de los crímenes contra el pueblo. ¡Cárcel para ellos, y libertad a los compañeros de Ayo Ayo y a todos los presos políticos.

¡Basta de direcciones colaboracionistas con el gobierno masacrador de obreros y con la casta de oficiales asesina!
¡Por una dirección revolucionaria para el heroico proletariado boliviano!

La coalición de la dirección del proletariado con la burguesía permitió la expropiación de la revolución boliviana, y hoy la pone nuevamente al borde del abismo. La subordinación de la clase obrera al frente popular, al gobierno de Morales, a los militares supuestamente “nacionalistas” del ejército que esa dirección impone, somete al proletariado y lo deja inerme frente a los ataques de la contrarrevolución como en Huanuni, rompe la alianza obrera y campesina, y prepara el camino para que la burguesía lo aplaste a sangre y fuego.
Para que la heroica revolución boliviana vuelva a ponerse de pie, hay que terminar con el sometimiento de la clase obrera a la burguesía, desembarazarse de las direcciones colaboracionistas y conquistar una dirección revolucionaria para el proletariado boliviano. ¡Basta de direcciones colaboracionistas! ¡Hay que imponer la ruptura de todas las organizaciones obreras con la burguesía! ¡Por la independencia de las organizaciones de lucha de la clase obrera del gobierno y el estado! Porque como fue inscripto en el estandarte de lucha de los obreros y explotados en las heroicas jornadas de mayo-junio de 2005, ¡la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos!
Sólo en este camino, rompiendo toda subordinación a la burguesía, podrá el proletariado enfrentar efectivamente a la Asamblea Constituyente fraudulenta y expropiadora de la revolución, y al pacto de Evo Morales con la burguesía fascista de Santa Cruz y las transnacionales, en contra de los obreros y los campesinos pobres. Sólo así podrá retomar la “Agenda de Octubre”, esto es, la lucha por la nacionalización sin pago y bajo control obrero del Mutún y toda la minería, de los hidrocarburos y de todas las empresas capitalizadas; por dar tierra, maquinarias y créditos baratos a los campesinos pobres y sin tierra, expropiando a los latifundistas, expropiando a la banca privada y nacionalizándola, creando un banco estatal único bajo control de los trabajadores; y por el pan, el trabajo y los salarios dignos para todos los trabajadores.
Terminar con la subordinación de la clase obrera al frente popular y a la burguesía; luchar por volver a poner en pie en Huanuni el cuartel general de la revolución, levantar las demandas revolucionarias de Octubre de 2003 y mayo-junio de 2005, es el camino para pelear por una dirección revolucionaria de la clase obrera boliviana, sobre la base de su programa histórico, las Tesis de Pulcayo.
Sólo así, bajo un programa y una dirección revolucionaria, podrá el proletariado boliviano volver a unir sus filas divididas por el accionar de las direcciones colaboracionistas; disputarle a la burguesía la dirección del campesino pobre y, demostrando en el combate y en las calles que está dispuesto a ir hasta el final en su lucha para sacar a Bolivia de la postración, restablecer la alianza obrera y campesina y volver a constituir sus organismos de poder obrero y campesino y de autodefensa.
Sólo así podrá ponerse nuevamente de pie la heroica revolución boliviana que hoy ha sido expropiada: con el proletariado y los explotados poniendo en pie un régimen pleno de doble poder, preparatorio de la insurrección y de la toma del poder, es decir, de la imposición de un gobierno obrero y campesino sostenido en la autorganización y el armamento de las masas explotadas.

La tarea del momento: conquistar un reagrupamiento revolucionario de la vanguardia obrera, en el camino de poner en pie un partido trotskista internacionalista que pueda llevar a la revolución obrera y campesina al triunfo

La revolución boliviana ha sido expropiada y está siendo estrangulada: mientras el frente popular adormece a las masas, se prepara la casta de oficiales del ejército y las bandas fascistas para aplastar al proletariado. El frente popular por un lado, el fascismo por el otro, son dos puntas de la misma soga en manos del estado mayor de las transnacionales para estrangular a la revolución boliviana.
El imperialismo y las burguesías latinoamericanas necesitan resolver ya a su favor la situación en Bolivia. Es de vida o muerte para ellos estrangular la revolución y aplastar a la clase obrera, porque necesitan ya, ahora, los hidrocarburos para garantizar la producción en Chile y el Mercosur; porque necesitan ya, ahora, el hierro y el estaño para alimentar a los monopolios en China.
En el destino de la revolución obrera y campesina en Bolivia que hoy ha sido expropiada se juega hoy el futuro de todos los explotados de América Latina. Todas las fuerzas de la clase obrera en el continente tienen que estar al servicio de los heroicos mineros de Huanuni y de que vuelva a ponerse de pie la revolución boliviana.
Las fuerzas de los mineros de Huanuni y de la revolución hoy expropiada están en los obreros y los explotados de todo el continente. Están en las barricadas y los combates que, desde Arica hasta Punta Arenas y de la Cordillera al Pacífico, están llevando adelante los obreros, los mineros, los jóvenes trabajadores y los estudiantes combativos en Chile. Allí, las masas explotadas están protagonizando un ascenso obrero y estudiantil que enfrenta directamente al régimen pinochetista y a Bachelet, y también al Partido Comunista –el abanderado y personero de la “revolución bolivariana”- que los sostiene y que actúa como quintacolumna apaleando a los jóvenes y obreros en lucha que con perspicacia y con justeza los han bautizado “pacos (policías) rojos”.
Pero sobre todo, las fuerzas de los mineros de Huanuni están hoy en la heroica Comuna obrera y campesina de Oaxaca, en México, que a miles de kilómetros del Altiplano hoy canta como grito de guerra: “Tanques y metralla, Oaxaca no se calla”, y que debe triunfar. ¡Allí están las fuerzas de los mineros de Huanuni, y no en los personeros de la “revolución bolivariana”, en los Chávez, Castro, Lula, burocracias sindicales y partidos reformistas del Foro Social Mundial, que son sus enemigos!
El ataque contrarrevolucionario contra los mineros de Huanuni reabrió la fase de guerra civil en la revolución boliviana, cuestión que se resolverá ya en la alternativa comunismo o fascismo, que se ha vuelto inmediata y presente en Bolivia.
Una vez más en tres años la dirección colaboracionista del proletariado, en coalición con la burguesía, pone a la clase obrera y los explotados al borde del abismo. El frente popular, incapaz de resolver una sola de las demandas de las masas –puesto que no pueden resolverse sin derrocar a la burguesía- adormece a las masas con ilusiones parlamentarias, paraliza su voluntad y prepara así las condiciones para la victoria del fascismo. Al mismo tiempo, las masas presionan para que les dé sus demandas al que consideran “su” gobierno, entorpeciendo así el funcionamiento del régimen y del propio estado burgués. Esto acelera la entrada a escena del otro agente del estado mayor de la burguesía, las bandas fascistas, y también las fuerzas de choque de los cooperativistas.
Maniatada por la política colaboracionista de sus direcciones, las masas no logran responder a la altura de las circunstancias. De esta manera, el frente popular –que tiene pavor a las masas explotadas y no al fascismo, con el que negocia en la Asamblea Constituyente- prepara las condiciones para que el proletariado sea aplastado por el fascismo, por la casta de oficiales del ejército, o por una combinación de ambos.
Esta es la encrucijada actual de la revolución boliviana. Su causa: la crisis de dirección revolucionaria del proletariado. La heroica espontaneidad de las masas ya dio todo de sí en tres magníficos embates revolucionarios en febrero y octubre de 2003, y en mayo-junio de 2005. Sin derrotar a las direcciones traidoras y a los renegados del trotskismo –devenidos hoy en reformistas y stalinistas confesos, como el POR- y sin un partido revolucionario a su frente, todo nuevo y heroico intento de la clase obrera y los explotados, toda acción revolucionaria espontánea es y será inmediatamente abortada por el accionar del frente popular. Lo único que puede redimir y hacer triunfar los heroicos combates de Octubre y mayo-junio, es una insurrección triunfante organizada y dirigida por un partido revolucionario, que derrotando a la dirección colaboracionista de las masas, derroque a la burguesía y la expropie, e imponga la dictadura del proletariado.
Por ello, no hay tarea más urgente en Bolivia que impulsar un reagrupamiento revolucionario de la vanguardia, bajo lecciones y un programa a la altura de los candentes acontecimientos, en el camino de poner en pie un nuevo partido revolucionario trotskista internacionalista que se proponga organizar y preparar conscientemente una insurrección triunfante para llevar a la clase obrera al poder.
Las actuales condiciones en las que la alternativa comunismo o fascismo se ha vuelto inmediata, ponen a prueba todos los días las políticas, los programas, las estrategias de todas las organizaciones que hablan en nombre del proletariado. La traición de la dirección colaboracionista de la clase obrera; la bancarrota de los renegados del trotskismo, se vuelven más y más evidentes, y provocan y provocarán, más temprano que tarde escisiones y reagrupamientos en las corrientes y organizaciones que hablan en nombre de la clase obrera, y una cristalización de la vanguardia revolucionaria capaz de sentar la bases para avanzar a poner en pie el nuevo partido revolucionario, trotskista e internacionalista que la heroica clase obrera boliviana necesita y se merece.
El proletariado tiene ya un programa fundacional para poner en pie ese partido, en las Tesis de Pulacayo y en las lecciones revolucionarias del combate del proletariado internacional de los últimos años. Pero dotar a la clase obrera boliviana de la dirección revolucionaria que se merece, es una tarea que sólo puede realizarse como parte del combate por reagrupar a las fuerzas sanas del trotskismo y a las organizaciones obreras revolucionarias en una Conferencia Internacional, y por conquistar un único partido revolucionario, trotskista e internacionalista latinoamericano constituido sobre las bases de granito del Congreso de fundación de la IV Internacional en 1938, que pueda centralizar en todo el continente el combate contra las direcciones traidoras de todo pelaje y los renegados del trotskismo agrupados en el Foro Social Mundial, personeros de la nefasta “revolución bolivariana”. Porque la revolución boliviana es un episodio de una única revolución latinoamericana y enfrenta una misma política contrarrevolucionaria centralizada a nivel continental.
No hay tiempo que perder: el destino del proletariado boliviano y de su heroica revolución, depende ahora de la vanguardia revolucionaria del proletariado latinoamericano y mundial. La tarea de la FLT y de todas las fuerzas sanas del trotskismo a nivel internacional se resume en un único grito de lucha: ¡el 100% de las fuerzas de los trotskistas internacionalistas a Bolivia!


Los renegados del trotskismo, pilar fundamental de la nefasta política de colaboración de clases y de traición al proletariado de la dirección de la COB

Frente a los sucesos de Huanuni, el POR de Lora volvió a jugar el mismo papel que viene llevando adelante desde octubre de 2003: el de ser sostén fundamental de la burocracia castrista de la COB, ayer de Solares, hoy de Montes.
Porque el POR dirige sindicatos como el del magisterio urbano de La Paz, el de rentistas (jubilados) mineros de Cochabamba, centros de estudiantes de distintas universidades de Bolivia, etc. Podría mandar a Huanuni decenas de delegados votados y mandatados por asambleas de base de las organizaciones que dirige, en apoyo a los mineros asalariados. Esas fuerzas, junto con los mineros de Huanuni, podrían llamar a las organizaciones obreras de El Alto a romper con la dirección colaboracionista de Patana y Mamani y a poner en pie de nuevo el cuartel general de la revolución boliviana. Nada de esto ha hecho.
Lejos de ello, el POR plantea en su periódico que el gobierno de Morales “Frente a la inminencia de hechos de sangre debido al sistemático avasallamiento de los cooperativistas cuyo objetivo es controlar todo el cerro Posokoni, se negó a usar la fuerza pública para impedir el enfrentamiento, y cuando se suscitaron los hechos de sangre, demostró total incapacidad para impedir mayores muertes, transfiriendo su responsabilidad a Derechos Humanos, a la Defensoría del Pueblo y al clero”. (Masas N° 2012, 13/10/06, negritas nuestras). Es decir, que el POR de Lora, al igual que Montes de la COB y los dirigentes de la FSTMB, responsabiliza a Evo... por no haber mandado a la “fuerza pública” –es decir, a la policía y a las fuerzas armadas asesinas- a Huanuni. No es para sorprenderse: es la vieja política del POR de decirles a los trabajadores que hay que aliarse con los “oficiales rojos” del ejército, a los que ese partido desde hace décadas “organiza” en la agrupación “Vivo Rojo”. Hoy pregona la misma política con la que hace 35 años contribuyera decisivamente al estrangulamiento del proceso revolución de 1971, apoyando –junto a la burocracia de la COB y al stalinismo- al general Torrez, el presidente de Bolivia al que presentaban como un militar “antiimperialista” y hasta “socialista”. Así, mientras la dirección de la COB, los stalinistas, el POR y demás se dedicaban a discutir horas y horas en la Asamblea Popular, se negaron a organizar las milicias obreras y campesinas para enfrentar al golpe militar que Banzer preparaba abiertamente. El resultado: las masas obreras y campesinas fueron aplastadas y masacradas, mientras Lechín de la COB, Lora del POR, el stalinismo y el depuesto general Torrez, conformaban “en el exilio” un “Frente Revolucionario Antiimperialista” que se proponía tomar el poder e instaurar el socialismo en Bolivia!!!
Pero aquí no termina la nefasta política del POR. Además, plantea: “... los mineros asalariados, en esta lucha, encarnan los intereses de Bolivia y es inconcebible que el Estado no asuma su responsabilidad de preservar su patrimonio (...) La lucha de los mineros asalariados es la lucha de todo el país, se trata de destino de la economía nacional y por tanto corresponde una gran movilización de todos los explotados para obligar a este gobierno a fortalecer la minería estatal que significa restituir a la COMIBOL el control de los yacimientos mineros más importantes, hoy en manos de la minería privada (mediana y grande) y de las transnacionales” (ídem, negritas nuestras)
Más claro, imposible: el POR de Lora llama a presionar sobre el gobierno de frente popular y el estado burgués, alimentando así ilusiones en que ese gobierno burgués, sirviente de las transnacionales, el mismo que viene de entregarles el Mutún, el mismo que mandó a las fuerzas de choque fascistas de los cooperativistas, puede resolver las demandas de los mineros y de la clase obrera boliviana de nacionalización sin pago y bajo control obrero de toda la minería.
El POR volvió a mostrarse como lo que es: un eslabón decisivo de la política de Montes de subordinar al proletariado primero al frente popular y a Evo; y ahora a los milicos “patriotas” del ejército asesino de la Rosca. Por ello, sus figuras públicas y los dirigentes de las organizaciones obreras que el POR encabeza, no dudaron en hacerse presentes en la movilización que los dirigentes de la COB y la FSTMB realizaron el 10 de octubre con el objetivo de exigir... la militarización de Huanuni.
El POR demuestra ser el partido de la burocracia castrista en la revolución boliviana, como lo son en todo el continente todos los liquidadores del trotskismo que han puesto las banderas de la IV Internacional a los pies del stalinismo.
Como quinta rueda del carro de esta política nefasta de colaboración de clases, está también el PTS de Argentina y su grupo satélite en Bolivia, la LOR (CI). Así, el PTS tiene la caradurez de decir que “los mineros asalariados han conseguido la solidaridad no sólo de su comunidad sino también de otros trabajadores mineros, estudiantes y sectores populares de Oruro. La Central Obrera Boliviana (COB) marchó el martes por las calles de La Paz en solidaridad con Huanuni y sus demandas” (LVO 208, 12/10/06), ocultando la política de Montes de “militarización”, y lavándole la cara y sosteniendo a esta dirección colaboracionista con la burguesía.
Al PTS y a sus satélites, estas cuestiones que hacen a la vida y a la muerte del proletariado, no les interesan: ellos ya tienen su Constituyente, la que pregonaron desde 2003 para que se instalara en Bolivia. Para ellos, las masas estarían “haciendo su experiencia con la democracia burguesa”. Ya les fracasó su IPT y su coqueteo con Solares y la burocracia de la COB. Y son la quinta rueda del carro, un eslabón inútil del reformismo en Bolivia. Pero siempre colgados a los faldones de la burocracia cobista, entregadora de la revolución boliviana.
¿Programa para enfrentar al fascismo, con una táctica de frente único obrero de todas las organizaciones obreras y de lucha de Bolivia? Silencio. ¿Una política para remover de sus cimientos a la traidora dirección de la COB, de mandar delegados a combatir a Huanuni y reagrupar a las filas obreras? Silencio. ¿Qué vayan las fuerzas armadas “nacionales” a “defender” a los mineros, como pregonan Montes y el POR? Silencio.... silencio...